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Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)

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es perfecto (se puede salir a repartir al mediodía). Y por el<br />

bien de su arte, tiene que aprender a vivir dentro de los límites<br />

que le marca la singular existencia que lleva. Si el escritor<br />

ansía poseer todo lo que ve en la televisión, más le vale<br />

renunciar y tomarse en <strong>ser</strong>io lo de ganar dinero, y si no, que<br />

deje la televisión para los pobres de espíritu.<br />

La manera más fácil de huir del efecto debilitador de una<br />

cultura que entroniza la competitividad y el consumismo es<br />

abandonarla, irse a vivir a México, a Portugal o a Creta. Y<br />

esto es exactamente lo que hacen muchos escritores, pero el<br />

precio que hay que pagar para poder vivir con menos dinero<br />

puede <strong>ser</strong> mayor de lo que en principio se cree. Además,<br />

abandonando la propia cultura puede quedarse uno sin tema<br />

para escribir. La expatriación puede dar resultado en el caso<br />

del fabulista, del escritor no realista. Pero ha habido muchos<br />

casos de escritores que habiendo abandonado lo que mejor<br />

conocían –la cultura de la que provenían–, se han encontrado<br />

posteriormente con que también habían dejado atrás el manantial<br />

de su arte. Así, el <strong>novelista</strong> inglés Arnold Bennett,<br />

cuando dejó su hogar rural por la vida mundana de Londres,<br />

se dio cuenta de que su calidad como escritor había descendido<br />

notablemente. Y se podrían citar muchos otros ejemplos<br />

como éste. Claro que también hay escritores que medran con<br />

el trasplante. Leslie Fiedler afirma que, para él, Missoula,<br />

Montana, fue durante veinte años el mejor sitio para vivir,<br />

porque las diferencias entre Missoula y Nueva York le<br />

estimulaban la imaginación; además, las noches eran largas<br />

y no podía hacer gran cosa aparte de escribir. El choque con<br />

una cultura ajena también fue beneficioso para Malcolm<br />

Lowry, Graham Greene y Henry James, por no hablar de<br />

Dante. Pero el riesgo existe y hay que estar prevenido.<br />

Muchos escritores consideran que les perjudica tener que<br />

vivir –generalmente, por haber obtenido una plaza de profesor–<br />

en sitios radicalmente distintos de su lugar de origen (los<br />

oriundos de Nueva Inglaterra en el sur de California, los<br />

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