Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
Gardner, John - Para ser novelista (Ensayo)
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Dave Smith cuando dice: «Mi propósito es descubrir ahora<br />
aquello de lo que mis alumnos se avergonzarán dentro de diez<br />
años cuando lean su poesía.» Su propósito, dicho de otro<br />
modo, no es imponer un estricto criterio personal sino poder<br />
darse cuenta, según las leyes implícitas del criterio del<br />
alumno, lo que no resistirá el paso del tiempo. El profesor de<br />
poesía que a la fuerza intenta que un poeta ligero, lírico y<br />
anapéstico componga odas en los abruptos ritmos anglosajones,<br />
el profesor de narrativa reacio a tolerar la escritura<br />
experimental que no le gusta leer –el profesor que, consciente<br />
o inconscientemente, pretende cambios fundamentales en la<br />
personalidad del alumno– es, al menos para ese alumno<br />
concreto, inadecuado cuando no decididamente perjudicial.<br />
Otro defecto de los malos talleres es su falta de criterios<br />
de calidad. Ya he señalado anteriormente una <strong>ser</strong>ie de características<br />
comunes a toda buena novela: creación de un sueño<br />
vívido y continuo, generosidad por parte del autor, contenido<br />
intelectual y fuerza emotiva, elegancia y eficacia, e intervención<br />
de lo extraño. Puede haber profesores que defiendan<br />
otros valores estéticos, pero confío en que la mayoría admitiría<br />
la validez general de éstos. Si el profesor no marca unas<br />
pautas fundamentales, difícilmente las establecerá la clase y<br />
los comentarios que se hagan se basarán puramente en<br />
cuestiones de preferencia u opinión. Los alumnos no tendrán<br />
nada a lo que aspirar o resistirse, nada sólido sobre lo que<br />
juzgar. Como ya he dicho, el exceso de rigidez puede <strong>ser</strong><br />
destructivo, pero una <strong>ser</strong>ie de normas estrictas, si quedan<br />
claras y son más o menos válidas, pueden <strong>ser</strong> útiles como<br />
acicate para el estudiante. En la creación del estilo intervienen<br />
tanto la resistencia como la emulación. Los alumnos del<br />
profesor que se niega a fijar pautas corren el peligro de caer<br />
en el error, error de incultura, de creer que todo éxito literario<br />
es cosa de la suerte o de los caprichos del público. En dicha<br />
clase, el alumno que escriba un excelente relato de pescadores<br />
y delfines está a merced de quien quiera poner objeciones a<br />
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