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E S P E C I A L 2 4 / 7 CUADERNOS DE BDSM - nº 7<br />
¿Quiénes somos?<br />
Somos una pareja estable en la cuarentena; ambos con experiencias anteriores y con<br />
hijos que conviven en el domicilio familiar. Llevamos ya nueve años juntos y -con<br />
permiso de los dioses, que siempre nos escuchan- podemos considerarnos como muy<br />
felices.<br />
Los dos tenemos una carrera profesional en ejercicio que cada día nos obliga a tratar<br />
con un gran número de personas. Vivimos en una provincia, Asturias, que continúa su<br />
ya larga trayectoria de decadencia. Provincia que no alcanza el millón de habitantes y<br />
que concentra su mayor parte en la llamada “zona centro”: el triángulo formado por las<br />
ciudades de Oviedo, Gijón y Avilés.<br />
En esta breve presentación pretendo mostrar el contexto vital en el que nos movemos:<br />
pareja con hijos, que trabaja cara al público en una pequeña comunidad española no<br />
caracterizada precisamente por su ambiente liberal. En este reducido espacio se<br />
desarrolla nuestra convivencia.<br />
Los comienzos<br />
Cuando conocí a mi perra maría, me di cuenta enseguida de que había en ella ese don,<br />
esa manera de ser especial que caracteriza a las sumisas. Nuestras relaciones anteriores<br />
las podemos encuadrar como “vainillas”, aunque en mi caso, el sentimiento dominante<br />
ha estado presente ya desde las primeras fantasías adolescentes e incluso antes.<br />
Al comienzo de nuestra relación, disponíamos de un lugar cómodo y bastante apropiado<br />
para nuestros encuentros. Ella había roto con su pareja varios años antes y vivía con su<br />
hijo, yo acababa de salir de un divorcio y vivía solo en un apartamento.<br />
En ese período, me dediqué a liberar la sumisa que creí vislumbrar: modifiqué<br />
totalmente su forma de vestir –aún recuerdo la primera vez que fue a comprase un tanga<br />
y un liguero-, le descubrí el placer del dolor y la satisfacción de una entrega que va más<br />
allá de lo comúnmente aceptado como<br />
razonable y políticamente correcto.<br />
Conmigo comenzó a trasgredir barreras<br />
que yo, como Amo, sabía que deseaba<br />
romper: la enseñé a mostrar su cuerpo y<br />
exhibirse en público, a gozar –si era mi<br />
deseo- mostrando su placer ante extraños,<br />
a disfrutar con la turbación que su<br />
presencia podía producir en los demás, a<br />
sentir dolor, a convertirse en un objeto de<br />
placer para mí, entregarse, en suma, como<br />
nunca se había entregado a nadie. A través<br />
de su cuerpo, yo aspiraba -y aún aspiro- a<br />
poseer su más profundo e íntimo ser, a convertirme en algo imprescindible y siempre<br />
presente que regula hasta su más mínima decisión.<br />
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