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E S P E C I A L 2 4 / 7 CUADERNOS DE BDSM - nº 7
juegos a su esclava; y como esas descritas pueden ser otras cientos que
pueden surgir entorno a un café. Creo que esto es común para todos los que
gustamos del BDSM, poder practicar libremente en espacios públicos, una
forma de hedonismo armonioso con la naturaleza y la sensación de libertad
que provee no estar rodeado de paredes.
No queremos
mostrar
la
convivencia 24/7
de forma estática,
donde todo está
preescrito,
inventado, definido
y repetido, porque
no lo es. El día a día
exige atender lo
cotidiano, lo
imprevisto y las
nuevas situaciones,
dar respuesta a
necesidades que surgen, pensar en futuro, despertarnos del cansancio y la
pereza, apartarnos de los tedios, buscar nuevas motivaciones, e involucrarnos
en una relación dinámica que permita crecer y avanzar, explorar nuevas
posibilidades y sobrepasar nuevos límites. Por ejemplo, después de cinco años
son más prácticas las pautas generales para según qué espacios y ambientes;
igual las formas de servidumbre; tenemos un mejor enfoque sobre la
humillación y hemos alcanzado nuevas barreras relativas al dolor físico y
emocional a través de las disciplinas y los castigos.
En conversaciones acerca de nuestras fantasías nos hemos preguntado y
respondido más de una vez si sería posible - y cómo sería posible - añadir a
otra u otras personas, algo desde el principio implícitamente aceptado en el
actual vínculo Amo – esclava de modo que nuestra relación es exclusiva pero
el vínculo no es excluyente. En la heurística de los escenarios posibles, solo
tenemos experiencia sobre el que quizá resulta menos comprometido, aquél
de encontrarse puntual o frecuentemente con una misma persona o pareja
con la que compartir juegos y disciplinas de dominación – sumisión sin más
consecuencias que el encuentro de amigos con mismos gustos y el disfrute del
placer.
Últimamente tenemos muchas dudas acerca de hacia dónde camina la
Comunidad BDSM, cuestión que se torna precaución cuando se trata de
desear el acercamiento hacia nuevas personas que dicen ser practicantes. Si
en algo nos interesa sentirnos parte de una Comunidad es la posibilidad de
compartir y la necesidad de aprender y crecer, pero cada día echamos más
en falta la práctica de un BDSM serio, amenazado constantemente por la
frugalidad de los vínculos de Internet, de aquellos que se limitan a contemplar
imágenes gráficas de más o menos índole pornográfica que sólo les sirven
para satisfacer sus necesidades sexuales y sobre todo que no piensan que al
otro lado hay personas que están deseando comunicar sus fantasías y darse
una oportunidad para su vida.
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