Misioneros Oblatos de María Inmaculada Normas Generales para la ...

NORMAS GENERALES PARA LA FORMACIÓN OBLATA
que prestar especial atención a aquellos cuya primera obediencia es a
una misión de otro país.
275 Los años críticos de la media edad es un tiempo en el que se
busca una nueva integración mediante la renovación de las opciones
fundamentales, esta vez con mayor hondura y lucidez ante el riesgo
de la rutina y el posible desaliento. Viene después un período de
plena madurez en el que, "purificados algunos aspectos de la personalidad",
como el individualismo, y fenómenos de rigidez, de egocentrismo
y de relajación, "el ofrecimiento de sí se eleva a Dios con
mayor pureza y generosidad, y revierte en los hermanos y hermanas
de manera más sosegada y discreta, a la vez que más transparente y
rica de gracia" (cf. VC 70).
276 La así llamada "tercera edad" que a menudo coincide con una
jubilación aceptada y problemas de salud, es un período en el que el
oblato se centra no tanto en lo que puede hacer como en lo que puede
llegar a ser en Cristo Salvador.
277 Existen diversas situaciones que no tienen nada que ver con la
edad y que determinarán una específica formación permanente. Es el
caso de un oblato al que le asignan nuevas funciones (R. 69b), p. ej.,
las de superior, provincial, formador; o al que se le asigna un ministerio
especial, como la enseñanza, la capellanía de cárcel, etc. Esto se
aplica también a aquellos que se encuentran en situaciones críticas
bien a causa de diversos factores externos como se describen en VC
70. Se aplica igualmente a los oblatos que han de insertarse en una
cultura nueva, con la desorientación que eso acarrea y el tener que
aprender una nueva forma de vida; a los misioneros que vuelven a su
provincia de origen y la encuentran tan cambiada después de tantos
años de ausencia; a oblatos que han estado mucho tiempo ausentes
de la provincia por razones de estudio u otras causas.
6.4 Contenido
278 La formación permanente se extiende y abarca los dos aspectos
de nuestras vidas, el personal y el comunitario, integrándolos en
el marco del carisma oblato.
279 Puesto que las necesidades son diferentes según las personas,
los programas de formación permanente deberán reflejar dichas dife-
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