Misioneros Oblatos de María Inmaculada Normas Generales para la ...

NORMAS GENERALES PARA LA FORMACIÓN OBLATA
cultural de los otros, y la conciencia de pertenecer a un organismo
internacional.
152 "Nota esencial de la espiritualidad misionera es la comunión
íntima con Cristo" (RM 88); "El misionero es auténticamente misionero
si se esfuerza en el camino de la santidad" (RM 90). Se iniciará
progresivamente a los formandos en la oración personal silenciosa y
a la contemplación. Corresponde a los formadores que los candidatos
se familiaricen con los principios que han inspirado a los grandes
maestros de la oración en la tradición de la Iglesia. Una vida de auténtica
unión con Dios puede ser la fuente de nuevas formas de oración;
sobre esta última cuestión, habrá que remitirse a las disposiciones
de la R. 33a.
153 Partiendo de su experiencia concreta y de la vida que comparten
con los miembros de la comunidad y con otros, los formandos
descubren la acción continua del Señor en medio de ellos. Se hacen
"contemplativos en la acción", considerando a Jesucristo en los pobres,
en los que comparten, en los que esperan. "Nuestra vida entera
es oración para que el Reino venga a nosotros y por nosotros"
(C. 32). La C. 33 y las Reglas que precisan sus consecuencias prácticas
son suficientemente ricas y explícitas.
154 Tendrán también ocasión de participar en la oración del pueblo
cristiano y en nuevos movimientos espirituales, descubriendo así
su sentido y su valor y capacitándose para animarlos pero sin dejar
pasar la oportunidad de tener una reflexión teológica crítica sobre lo
que están viviendo. El programa de formación determinará los detalles
de tales experiencias (duración, evaluación periódica, persona
responsable, etc.).
5.4 Las etapas de la Formación Primera
155 La formación primera ha llegado a ser con el tiempo una sucesión
de etapas claramente definidas, denominadas generalmente
prenoviciado, noviciado y post-noviciado. Cada una de estas etapas
tiene sus fines y objetivos, y juntas constituyen un proceso que "tiende
al crecimiento integral de la persona... La formación implica una
conversión constante al evangelio, y nos mantiene siempre dispues-
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