Misioneros Oblatos de María Inmaculada Normas Generales para la ...

NORMAS GENERALES PARA LA FORMACIÓN OBLATA
TCA 32). La energía y la generosidad que se despliega en este campo
son un indicio inequívoco de la autenticidad de la propia vocación
oblata.
145 El programa de la comunidad de formación debe abarcar,
desde el comienzo y progresivamente a lo largo de toda la formación,
todas las dimensiones de la vida oblata, es decir, una vivencia práctica
de la vida en común, de la iniciación al apostolado, de nuestra
consagración religiosa, de nuestra vida de oración, y de todo lo que
aparece en la primera parte de nuestras Constituciones, con una especial
preocupación hacia la iniciación a la oración que es a la vez
contemplativa y misionera.
146 Nuestras comunidades de formación por tanto buscan asegurarse
de que sus miembros participan de las dimensiones humana,
espiritual, intelectual, pastoral y misionera de su vida. Las comunidades
deberían crear un ambiente en el que cada miembro pudiera
crecer en todas estas dimensiones según sus propios talentos y personalidad.
Por su sentido de pertenencia a la comunidad y de corresponsabilidad
cada miembro se convierte en un co-formador de su
hermano en vistas al bien común. (Las disposiciones de las CC 37-43
y las RR. que les siguen se aplican también a la organización de las
comunidades de formación.)
147 Para enfatizar la centralidad de Cristo en las comunidades de
formación cada casa de formación tiene su propia capilla donde se
celebra y reserva la Eucaristía y se desarrolla la oración silenciosa
ante el Santísimo. Es el centro de la oración de la comunidad y el
lugar de encuentros personales frecuentes con el Señor. La liturgia
diaria de la Eucaristía, fuente y cumbre de nuestra vida, es preparada
cuidadosamente y celebrada. Este se aplica, de un modo especial a
partir del noviciado, a la celebración regular de la liturgia de las Horas
(C. 33). Será necesario un renovado esfuerzo para integrar la
celebración comunitaria del sacramento de la Reconciliación en el
progreso de la vida espiritual. Podrán organizarse celebraciones penitenciales
especiales en los tiempos fuertes del año litúrgico.
148 Contar la historia de la propia vida es un modo de compartir
su experiencia personal a un nivel muy profundo. Durante el proceso
de la formación, puede ser un medio importante que puede utilizarse
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