Misioneros Oblatos de María Inmaculada Normas Generales para la ...

PRINCIPIOS
continuidad que debe darse entre las distintas instituciones de formación,
además de la transición a la Formación Permanente durante los
años que siguen a la Formación Primera.
3. Los formadores
3.1 El ministerio de la formación
(VC 66; PI 30-32)
40 La tarea de los formadores en la Iglesia es un verdadero ministerio.
Los formadores están llamados a imitar a Cristo que formó a
sus apóstoles. Ayudan a discernir la llamada a la vida oblata y asistir
a aquellos que han sido llamados a descubrir las riquezas de su vocación
y a responder a ella con sabiduría y generosidad. Acompañan a
cada candidato personalmente, así como al grupo. Hacen a los superiores
mayores sus recomendaciones en cuanto a la admisión a los
votos o a las órdenes.
41 El ministerio de la formación tiene prioridad sobre cualquier
otro ministerio en el que puedan estar comprometidos los oblatos que
trabajan en la formación. Para la mayoría debería ser su principal y/o
único ministerio. En vistas a una continuidad en la tarea de la formación,
los formadores no deberían ser cambiados con demasiada frecuencia.
Por tanto, los superiores mayores deberían establecer un
plan a largo plazo para sus equipos de formación.
42 El ministerio de la formación requiere personas que sean los
testigos y guardianes del carisma oblato; este papel compromete a
fondo a cada uno de los formadores. Están llamados a vivir, en las
circunstancias que les son propias, el ideal religioso y misionero de
los oblatos, a fin de poder transmitirlo a los miembros en formación
tanto por su modo de ser y de actuar como por su palabra y su enseñanza
(cf. C. 45).
3.2 Las cualidades del formador
43 Un formador es un hombre bien integrado de buen juicio, con
sentido de las personas; un hombre disponible y accesible. Es alguien
que se esfuerza por cultivar "una sólida vida de fe y oración", sin la
cual es imposible testimoniar el ideal religioso y misionero, y discer-
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