Misioneros Oblatos de María Inmaculada Normas Generales para la ...

NORMAS GENERALES PARA LA FORMACIÓN OBLATA
17 Aquí también, nuestro modelo es Jesucristo. Él compartió las
angustias de la gente de su tiempo. Escuchó los interrogantes de los
diferentes grupos sociales y les dio una respuesta. Estuvo al lado de
los que buscaban, de los pobres a quienes acogió y defendió. Al
mismo tiempo, conservó su libertad interior y proclamó las Bienaventuranzas,
al precio de lo que fuera. Sopesamos, por tanto, todo en
presencia del Hijo del Hombre.
18 Entre otros asuntos de suma importancia en nuestro mundo
contemporáneo, la formación Oblata debería preparar a nuestros
formandos para que respondan a los retos actuales tales como el multiculturalismo,
el pluralismo, el ecumenismo, el diálogo entre las
Religiones, el secularismo, la paz y el desarrollo, la integridad de la
creación y la globalización, el papel y el trato a la mujer en la sociedad,
etc. (cf. ETM 5).
19 "La Regla 9a de nuestras Constituciones y Reglas dice que "la
acción a favor de la Justicia es una parte integral de la evangelización".
De aquí que el compromiso en la lucha por la justicia y la paz
es una parte no-negociable del ministerio de cada Oblato." (ETM
16). Reconociendo que las necesidades para la formación en el campo
de la Justicia, Paz e Integridad de la Creación no quedan satisfechos
en los planes de estudio universitarios, cada etapa de formación
debería proveer al formando con un programa adecuado que les ayude
a desarrollar una sensibilidad y una conciencia sobre las mismas
(para un programa sobre JPIC, ver no. 397).
20 Los estudios especializados, así como la doctrina social de la
Iglesia, guían nuestros esfuerzos para formar oblatos misioneros
capaces de comprender las aspiraciones del mundo y de responder
con el corazón de Cristo. –Buscamos que nuestros formandos desarrollen
una imaginación misionera que les permita llevar el Evangelio
allí donde aún no ha sido escuchado y puedan así llegar hasta las
personas que se encuentran más allá de las estructuras ordinarias de
la Iglesia (para un programa de misionología ver no. 398).
21 Las necesidades de nuestra vida oblata común, la complejidad
de la sociedad en la que vivimos, y nuestro testimonio requieren una
comprensión básica sobre la administración y el uso prudente de los
bienes materiales. Los estudios académicos por sí solos no preparan
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