Misioneros Oblatos de María Inmaculada Normas Generales para la ...

PROCEDIMIENTOS
dad de concienciar y educar a los oblatos en formación a un uso del
alcohol que sea compatible con nuestra vida y ministerio oblatos.
Algunos de los candidatos que llamarán a nuestras puertas tendrán ya
la costumbre o serán más propensos que otros a hacer uso del alcohol.
La moderación en el uso de las bebidas alcohólicas es uno de
los criterios para la admisión de los formandos a los votos y a las
órdenes. El caso del candidato alcohólico es especial, es decir, el que
es adicto al alcohol.
El alcoholismo es un desorden adictivo que inutiliza a la persona. Se
caracteriza por el consumo compulsivo e incontrolado de alcohol a
pesar del nefasto efecto sobre la persona que bebe: sobre su salud,
sus relaciones y sobre su posición social. Causas diversas pueden
llevar a la dependencia del alcohol: una disposición genética, causas
psíquicas, el ambiente social, y/o una crisis de fe o de vocación.
A fin de ayudar al alcohólico, hay que darse cuenta de que la dependencia
del alcohol es una enfermedad. Ésta, si se deja sin control,
progresará hasta el punto de ser perjudicial para el cumplimiento de
los deberes religiosos del formando, y una vergüenza y deshonra
para la congregación misma. Si el formando alcohólico no muestra
voluntad de cambiar el curso de la enfermedad -en una palabra, si se
niega al tratamiento y/o se resiste a seguir toda clase de rehabilitación
- sería razón suficiente para no admitirlo a la renovación de los
votos o a las órdenes. Esta negativa no es un juicio o un castigo, sino
una medida necesaria, porque un alcohólico no rehabilitado no es
apto para la vida religiosa y para el ministerio; es también una medida
para preservar la reputación de la congregación y de la Iglesia.
No se conoce tratamiento contra el alcoholismo que pueda suprimir
del todo la propensión a la bebida. Pero se puede tratar la enfermedad
y, con el tratamiento y cuidado del convaleciente, éste puede
recuperar por completo la salud física, mental y espiritual. A pesar
del tratamiento, el formando alcohólico puede recaer fácilmente,
especialmente si no es fiel durante toda su vida a los principios del
programa de rehabilitación. Por otra parte, un tratamiento apropiado
y la fidelidad a estos principios reducirán considerablemente el peligro
de recaída hasta el punto de ser insignificante. Por lo que se re-
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