Discusiones-entre-un-protestante-y-los-catolico-romanos

38 MOCHES CON LOS ROMANISTAS.
—Mas es muy diferente—añadió—la razón por que
prohiben las Sagradas Escritoras. No es porque sean
difíciles, sino inás bien,
porque hablando de ciertas
prácticas de la iglesia romana, son tan claras y explícitas,
que seguramente el pueblo las abandonaría si
leyera la Biblia; por eso la iglesia romana prohibe su
lectura.
Mucho sorprendieron á los concurrentes estas palabras:
nunca habian leido la
Biblia, porque tantas veces
y con tanto calor el sacerdote les habia dicho que
no la entenderían, que acabaron por creerle y no leerla.
Dieron, pues, su consentimiento al ministro, para
que les explicase más el
sentido de sus palabras.
Este manifestó, que sin necesidad de vagas declamaciones,
prácticamente les iba á hacer ver la facilidad
de las Escrituras, leyéndoles algunos pasajes de
las mismas.
Leyóles, pues, los siguientes, que ponen muy en
claro el derecho que todos tienen á la lectura de las
Sagradas Escrituras.
«Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán
sobre tu corazón, y las repetirás á tus hijos, y hablarás
de ellas estando en tu casa, y andando por el
camino, y al acostarte y cuando te levantes. Y has
de atarlas por señal en tu mano, y estarán
por frontales
entre tus ojos, y las escribirás
en los postes de
tu casa, y en tus portadas.» (Deuteronomio 6. 6-9.)
Ved aquí consignado el deber de leer las Escrituras
y de enseñarlas á todos, incluso los niños.
«Y escribió Moisés esta ley, y dióla á los sacerdotes,
hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de
Jehová, y á todos los ancianos de Israel. Y mandóles