15.11.2014 Views

Discusiones-entre-un-protestante-y-los-catolico-romanos

Discusiones-entre-un-protestante-y-los-catolico-romanos

Discusiones-entre-un-protestante-y-los-catolico-romanos

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

NOCHES CON LOS BOMANI8TA8.<br />

sus; el<strong>los</strong> no decían «ahora pasa,» sino «pasó el Señor,»<br />

y nosotros decimos: «no se quebranta ó destroza ó<br />

muere ahora,» sino «fue quebrantado y destrozado el<br />

cuerpo del Señor.»<br />

HL<br />

Después de esto, descendiendo ahora al terreno<br />

de la razón natural y de la práctica, no argüiremos,<br />

como alg<strong>un</strong>os, diciendo que la transustanciacion<br />

•se opone á la razón y al sentido común, pues n<strong>un</strong>ca<br />

<strong>un</strong>a y otro podrán admitir que <strong>un</strong>a hostia ó pedazo de<br />

pan se convierta en sustancia real y verdadera de<br />

Dios, de modo que venga á ser el gran Dios y Criador<br />

de todo cuanto existe; porque podrán respondernos, y<br />

con razón, que en eso consiste la fe, en creer lo que<br />

enseña la Iglesia, por más opuesto que parezca á la<br />

razón y al sentido común. Pero sí diremos que es contrario<br />

á <strong>los</strong> sentidos corporales, al sentido de la vista,<br />

del tacto, del olfato y del gusto.<br />

Permítasenos referir aquí <strong>un</strong>a curiosa anécdota de<br />

que fue protagonista el célebre Buckingham. Se hallaba<br />

éste enfermo y en cama; alg<strong>un</strong>os sacerdotes, sabedores<br />

de esto, intentaron convertirle, y él se propuso<br />

divertirse á sus expensas. Dió entrada en su aposento<br />

á <strong>un</strong> capellán, que en tono muy sério le hizo <strong>un</strong>a exhortación<br />

sobre la muerte, el arrepentimiento y <strong>los</strong><br />

sacramentos. El enfermo afectó <strong>un</strong>a especie de -extravío<br />

mental, y teniendo en la mano <strong>un</strong> corcho, empezó<br />

á decir al sacerdote: «Este es mi caballo favorito,» y<br />

le daba palmadas en <strong>los</strong> ijares y frotaba suavemente<br />

sus crines. El confesor, compadecido del extravío<br />

mental del enfermo, le aseguraba que todo aquello no<br />

era <strong>un</strong> caballo, sino <strong>un</strong> corcho; mas Buckingham continuaba<br />

en su manía. Entonces el sacerdote, como su-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!