Discusiones-entre-un-protestante-y-los-catolico-romanos

EL CULTO DE LOS SANTOS. 161
halló que los paganos no oponían resistencia, si se les
pertnitia dar culto privado á sus divinidades tutelares:
esta concesión se creyó ser una medida muy sabia
y uu golpe de profunda política, y se les concedió
lo que deseaban, con sola la condición de sustituir el
nombre de Júpiter con Pedro, el de Juno con María,
el de Mercurio con Pablo, etc. Continuaron, pues,
adorando sus antiguas divinidades, y aun las mismas
imágenes de ellas bajo nombres nuevos, y áun en algunas
ni hubo esta mudanza de nombre, pues
nadie
ignora que el S. Pómulo y S. Remigio que se adoran
en Italia son el Pómulo y Perno fundadores de Poma,
y
¡el mismo Baco es adorado bajo el nombre eclesiástico
de S. Baco! Esto nos dice la historia; esto nos
dicen los escritos de aquellos tiempos, y esto nos explica
el origen del culto de los santos. Si pues el
principio y la práctica de la Roma papal son idénticos
á los de la Roma pagana, y á esta segunda llaman
idólatra los romanos, no se quejen de que nosotros
les demos el mismo nombre, pues adoptan los mismos
principios, y siguen la misma práctica.
Ahora, no pudiendo los católico-romanos eludir la
fuerza de este argumento, ni
resignarse á las consecuencias,
nos distinguen tres géneros de culto, que
llaman latría, dulía, é hiperdulía. El primero es el
verdadero culto divino, que á sólo Dios se tributa:
á la Virgen y á los santos dánse solamente los
inferiores.
No tenemos, dicen, á estos ni por dioses, ni por
semidioses, por consiguiente, no somos idólatras: los
tenemos por lo que son, hombres nada más, pero hombres
favoritos de Dios, que no pueden favorecernos por
sí mismos, pero que pueden interceder por nosotros.
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