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Discusiones-entre-un-protestante-y-los-catolico-romanos

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122 ROCHES CON LOS ROMANISTAS.<br />

al oido de <strong>un</strong> confidente, del hombre más peligroso<br />

del m<strong>un</strong>do, á saber: del soltero confidente de <strong>un</strong>a mujer<br />

casada, del hombre que está sentado en el confesonario.<br />

Allí se sienta ese ser misterioso <strong>entre</strong> el marido<br />

y la esposa, sabiendo más de sub confidencias<br />

íntimas, de la vida y sentimientos de cada cual, que<br />

el <strong>un</strong>o del otro, sabedor quizá de la secreta infidelidad<br />

de ambos, y teniéndo<strong>los</strong> así en su poder, para<br />

hacer de el<strong>los</strong> el uso que quiera. Es verdad,<br />

que allí<br />

se sienta alg<strong>un</strong>as veces como buen consejero, pero<br />

otras como lascivo seductor. Allí se sienta el representante<br />

de la escena triste del Paraíso: el hombre y<br />

la mujer fueron dichosos, mientras estuvieron so<strong>los</strong>;<br />

pero otro tercero se interpuso <strong>entre</strong> ambos, silbó palabras<br />

de seducción al oido de la mujer, y ella<br />

cayó! ¡Hé ahí el tipo del confesonario!

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