universidad de buenos a i r e s fa c u ltad de odonto l o g i a

hemorragia; esta es espontánea, periódica y persistente;
una vez producida consume al punto las fuerzas de
los enfermos: en una palabra, es una hemorragia como
no se ha observado nunca en las afecciones locales
o r d i n a r i a s .
La salida brusca y en gran cantidad de sangre después
de la extracción de un diente no es un signo suficiente
para determinar la existencia de un aneurisma;
puede producirse en esas condiciones por la lesión de la
arteria milohioidea (Cryer), o la lingual (Golyer), y por
una anomalía de disposición del conducto dentario y de
la raíz de los dientes, los tejidos dentarios, el cemento
sobre todo, envolviendo o formando un conducto a la
arteria dentaria que se desgarra fatalmente en el
momento de la erupción del diente (caso de Rose, de
Fribourg, y caso muy reciente del profesor Vo r s l u n d -
K j a e r, publicado en el Dental Cosmos, octubre de 1908).
La forma de producirse la hemorragia apartaba en
nuestro caso la idea de una hemofilia, ya que en ésta la
sangre fluye siempre en napas y su salida no pone en
absoluto en peligro la vida.
Los movimientos pulsátiles que se producen siempre
alrededor de los aneurismas han sido observados en
los casos Rufz y Heyfelder.Es de lamentar que nuestro
sujeto no haya sido nunca examinado por un práctico
instruido, que pudo haber constatado la presencia o la
ausencia de ese síntoma. Pero debemos recordar que
el enfermo dijo a los internos que su diente se alargaba
y le producía malestar; por otro lado, si tenemos presentes
las alteraciones profundas del tejido óseo y si
pensamos que los dos molares reposaban sobre alvéolos
incompletos, tenemos todo el derecho de suponer
que se producían en la zona enferma pulsaciones isócronas
con la sístole cardiaca.
Este movimiento pulsátil pudo haber sido percibido
por la vista, por el tacto, y también registrado por el tambor
de Marey. Afortunadamente tenemos con la radiografía
un medio excelente de diagnóstico. Sospechando,
ante un caso clínico, la existencia de un aneurisma,
la radiografía nos mostrará los detalles más
minuciosos de las lesiones óseas.
¿Qué debemos hacer en presencia de un enfermo
que nos viene a consultar con un aneurisma de la arteria
dentaria y que está debilitado por la sangre que
mana poco a poco a través de la encía?
Hemos visto el peligro que significa tocar los dientes
comprometidos en la zona afectada. La extensión de
las lesiones de la misma arteria lleva a pensar en un tratamiento
local. La ligadura de la arteria dentaria en su
origen sería una intervención muy grave y absolutamente
inútil,
Sabemos ya a qué atenernos sobre el valor de la ligadura
de la carótida externa para contener las hemorragias
bucales. Casi siempre es un medio poco seguro,
ya que la hemorragia se mantiene por las anastomosis
arteriales. Rosenthal, en su tesis sobre las hemorragias
consecutivas a la extracción de los dientes, informa de
tres casos de ligadura de la carótida para los hemofílicos.
De estos tres casos, sólo uno fue exitoso. Por mi
pare, conozco dos ejemplos sin ningún resultado. En
todo caso, no será sino un medio paliativo.
Más confianza para tratar una hemorragia alveolar
me merece la inyección subcutánea de serum-gelatina,
con la que he visto verdaderas resurrecciones en las
circunstancias en las que otro medio hubiera fracasado.
Si tuviera que tratar un caso de aneurisma de la arteria
dentaria inferior, aconsejaría la resección de la porción
afectada del maxilar, seguida de prótesis inmediata. Es
sin duda una operación muy seria y que dejará para
siempre una importante deformación pero es la única
que, a mi parecer, puede ofrecer posibilidades de curación
radical. La radiografía servirá también para orientar
al cirujano sobre la extensión de la intervención.
En la Revue de Stomatologie, de noviembre de
1900, puede leerse la historia de un caso informado
por el Dr.Delaunay, a la Sociedad de Estomatología,
caso en el que el nervio dentario se hallaba comprimido
en un hoyo que formaban las raíces de la muela de
juicio. Por consiguiente la arteria y el nervio poseían
cada cual un conducto propio, ya que el autor no menciona
el derrame sanguíneo, que habría sido muy
grave si la arteria hubiese estado alojada en el mismo
conducto que el nervio.
(*) “Quelques considerations sur un cas
d/aneurisme de l/artère dentaire inferieure”
Traducción: Orestes W. Siutti
PANORAMA ODONTOLOGICO
El periódico de Levin cumple 45 años. Resulta un placer destacar este singular medio de información para
la profesión odontológica, en sus múltiples facetas: el informe sobre cursos y conferencias; actividades
docentes de las Facultades oficiales y privadas. las novedades que aparecen en materiales dentales; los aniversarios
de las promociones, y un sinnúmero de noticias de diverso tono y valor. Sin dejar de mencionar las
“fotos del mes”, un ingrediente que refleja las muy importantes actividades docentes y profesionales del
medio. A muestro estimado colega y amigo Ernesto Levin, expresión veterana y altamente eficiente del periodismo
odontológico, y a sus colaboradores, felicitaciones en este aniversario.
Revista del Museo - Año 22 Nº 39 - Diciembre de 2007
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