Educación y políticas sociales Sinergias para la inclusion
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Introducción<br />
Aun el país menos desigual del área, presenta un Gini igual o superior<br />
al promedio de otras regiones. Dichos valores alcanzan en<br />
promedio <strong>para</strong> los países de <strong>la</strong> OCDE a 0.313, 0.378 <strong>para</strong> EE.UU.<br />
y 0.520 <strong>para</strong> 18 países de <strong>la</strong> región. En América Latina, los valores<br />
de menor desigualdad corresponden a <strong>la</strong> República Bolivariana de<br />
Venezue<strong>la</strong>, Uruguay y Perú, y los de mayor desigualdad son los de<br />
Colombia, Honduras y Guatema<strong>la</strong>. Hopenhayn (Hopenhayn, 2013),<br />
por su parte, seña<strong>la</strong> que <strong>la</strong> desigualdad en América Latina es resultante<br />
de <strong>la</strong> heterogeneidad estructural, fábrica de <strong>la</strong> desigualdad de<br />
ingresos, de género y de etnia, en línea con el análisis del Panorama<br />
social de América Latina 2011 (CEPAL, 2011). En otro texto, Hopenhayn<br />
(Hopenhayn, 2012) seña<strong>la</strong> el mantenimiento de un patrón<br />
diferencial de acceso a <strong>la</strong> educación por generación, en el que sube<br />
el piso educativo pero se mantienen <strong>la</strong>s brechas.<br />
Por su parte, el Panorama social de América Latina 2013 (CEPAL,<br />
2013) ilustra los datos de pobreza <strong>para</strong> <strong>la</strong>s cuatro últimas décadas<br />
en <strong>la</strong> región. Desde 1980 en ade<strong>la</strong>nte, como porcentaje del total de<br />
<strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción, dicho valor osciló desde el 40.5% en esa fecha a una<br />
estimación del 27.8% <strong>para</strong> 2013. Esta disminución, sin embargo,<br />
no es constante a lo <strong>la</strong>rgo del período ya que en 1990 alcanza el<br />
porcentaje más alto de <strong>la</strong> distribución de 48.5%, <strong>para</strong> disminuir en<br />
1999, aumentar nuevamente en 2002 e iniciar desde ese momento<br />
una consistente aunque lenta tendencia descendente. Por otro<br />
<strong>la</strong>do, medida en millones de personas, en valores absolutos alcanza<br />
en el año 2002 a 225 millones de afectados. Para nuestro interés<br />
específico, es necesario seña<strong>la</strong>r dos elementos: uno que el porcentaje<br />
incluye tanto a los pobres como a los indigentes; y el otro, que<br />
<strong>la</strong> pobreza afecta a <strong>la</strong>s personas de manera diferente según su edad<br />
y sexo: “Las tasas de pobreza de los menores de 15 años se ubican<br />
entre 1,2 y 2,0 veces por encima de <strong>la</strong> correspondiente a <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción,<br />
total, registrándose <strong>la</strong>s mayores diferencias en los países con<br />
menores niveles de pobreza” (pág. 58).<br />
Como ya mencionamos, <strong>la</strong> tendencia al desarrollo de los sistemas<br />
educativos fue siempre creciente. El At<strong>la</strong>s de <strong>la</strong>s desigualdades<br />
educativas en América Latina (SITEAL) analiza <strong>la</strong> expansión<br />
educativa <strong>para</strong> primaria y media desde mediados del siglo XX. Entre<br />
los datos que presenta, seña<strong>la</strong> que <strong>para</strong> 1955 <strong>la</strong> proporción<br />
EDUCACIÓN Y POLÍTICAS SOCIALES<br />
SINERGIAS PARA LA INCLUSIÓN<br />
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