Diálogo intercultural - Ediciones Universitarias

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14.11.2014 Views

IBEROdiálogo intercultural_examen 10 _El sistema educativo que tenemos actualmente es un sistema caduco. Es como “un traje viejo” que fue diseñado hace cien años para un proyecto de nación homogéneo lingüística y culturalmente. XX: desechar errores y capitalizar los aciertos. Uno de los errores que tiene que enmendar es el de la represión y exclusión de las lenguas mexicanas en el ámbito educativo. De aquí en adelante todos los mexicanos necesitamos cultivar el orgullo por nuestras lenguas, porque son nuestras, constituyen el patrimonio lingüístico y la memoria milenaria de todos los mexicanos. A diferencia de hace 100 años, los mexicanos de hoy tenemos una lengua común que es el español o castellano, que antes no había llegado a las comunidades y los pueblos más apartados del país. Actualmente, el español ya es nuestro. Llegó con la Conquista y durante cinco siglos lo hemos cultivado hasta mexicanizarlo con vocablos como tomate, petate, aguacate, quelite, corunda, pibil, etcétera. O los nombres de los pueblos y ciudades que denominan el territorio nacional: México, Tampico, Chihuahua, Querétaro, Campeche, Acapulco, Michoacán, Tehuantepec, etcétera. Necesitamos abrir la mente y el corazón de los niños y jóvenes para que disfruten el aprendizaje de las lenguas locales, según la región del país, para que sientan el orgullo de la lengua de su comunidad junto con una lengua extranjera, que puede ser el inglés, alemán, francés o chino. El futuro deseable para todos los mexicanos es que seamos multilingües a nivel individual: lengua local, español y una o más lenguas extranjeras. La lengua local para atarnos a nuestra tierra mexicana, a su memoria ancestral, a la historia particular de cada pueblo, y la lengua extranjera para participar en el mundo globalizado y para acceder a las nuevas tecnologías. Los grandes humanistas del siglo XVII y XVIII en nuestro país, ya nos señalaron el camino: Don Miguel Hidalgo, el Padre de la Patria, habló griego, latín, francés, español, purépecha, otomí y náhuatl. Francisco Javier Clavijero, autor de la Historia antigua de México, libro que en gran medida sustenta nuestra mexicanidad, fue también multilingüe, quien además de las lenguas clásicas, habló mixteco, náhuatl y otomí. Mi maestro, el doctor Miguel León-Portilla, profesor emérito de la UNAM y humanista contemporáneo, es también multilingüe, además del español, habla el inglés, francés, alemán y náhuatl. Sus obras en lengua náhuatl, hoy en día, son un referente cultural y lingüístico a nivel mundial. No obstante las adversidades, el escenario social, lingüístico y cultural de los pueblos originarios de México empieza a cambiar. A pesar de las políticas públicas y, en particular, del sistema educativo homogéneo y cerrado al multiculturalismo y la interculturalidad, en muchos casos, las nuevas generaciones de jóvenes de estos pueblos han trascendido hacia el trilingüismo, esto es, mantienen la lengua de su pueblo, han adquirido el español como lengua común y han accedido a una lengua extranjera. Éste es el escenario deseable para todo México. Éste es el sueño que el sistema educativo debe propugnar para hacer realidad el postulado que se expresa actualmente en el artículo segundo constitucional, que reafirma, desde el año 2001, que México es una nación pluricultural sustentada originalmente en los pueblos indígenas. Para ello, la SEP debe promover el aprendizaje de los idiomas mexicanos desde el preescolar hasta la universidad, para todos los alumnos, indígenas y mestizos, según la región de que se trate, junto con el aprendizaje de una lengua extranjera. Esto superaría el prejuicio y la frustración de que no es posible aprender una lengua extranjera si los niños y jóvenes de las comunidades no renuncian a la lengua de su comunidad. Sobre esta propuesta existen varias experiencias comunitarias y de ONGs novedosas. En mi caso comento, brevemente, la experiencia de la Fundación Cultural Macuilxochitl, A. C., que, desde el 2009, inició el curso de lengua náhuatl-inglés, en períodos cortos, en la comunidad de Lomas del Dorado, Ixhuatlán de Madero, Veracruz, con alumnos de secundaria. La experiencia ha sido muy gratificante. Los alumnos han recuperado el aprecio y orgullo por la lengua náhuatl de la comunidad, su autoestima ha aumentado y son los mejores alumnos de inglés en la escuela secundaria donde cursan sus estudios regularmente. Es tiempo pues, de que la SEP deje de ser un espacio exclusivo para cultivar el español como única lengua de todos los mexicanos. Urge que se abra a la diversidad y a la interculturalidad para que seamos capaces de competir en la aldea global manteniendo nuestras lenguas, nuestra memoria ancestral y accediendo a idiomas más amplios como el chino, el inglés, el francés o el alemán. Si hacemos esto, dejaremos de ver a los pueblos originarios de México como rémoras del pasado, para empezar a reconocer en ellos el potencial milenario que tiene México para su proyecto de nación multicultural del siglo XXI. El ejemplo de China puede darnos luces para enfrentar el desafío de ser modernos y desarrollados, manteniendo las raíces ancestrales 9 . Hay que empezar a cambiar la mirada única hacia occidente, que ha sido la única opción para nuestro proyecto de desarrollo durante cinco siglos, para encontrar nuevos paradigmas con base en lo que han logrado países como China y Japón, entre otros ejemplos. 1 Sobre este tema léase Nuestra Diversidad Creativa, Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo de la Unesco, Correo de la Unesco, Librería México, 1997. 2 Shirley Brice Heath, La política del lenguaje en México: de la Colonia a la nación, Instituto Nacional Indigenista, 2ª reimpresión, México, 1986. 3 Regina Martínez Casas, Diversidad y educación intercultural, en Multiculturalismo: desafíos y perspectivas, Daniel Gutiérrez, compilador, El Colegio de México/Siglo XXI, México, 2006. 4 Rafael Ramírez, Cómo dar a todo México un idioma, Biblioteca del Maestro Rural Mexicano, Vol. IV, SEP, México, 1928. 5 Miguel León-Portilla, El destino de las lenguas indígenas de México, estudio introductorio; en El despertar de nuestras lenguas, Natalio Hernández, Diana, México, 2002. 6 Natalio Hernández, De la exclusión al diálogo intercultural con los pueblos indígenas, Plaza y Valdés, México, 2009. 7 Respecto a este tema léase a Raimundo Panikkar, Sobre el diálogo intercultural, Editorial San Sebastián, Salamanca, España, 1990. 8 Reflexiones de Raúl Fornet-Betancourt Sobre el concepto de interculturalidad, editado por el Consorcio Intercultural integrado por la Asociación Alemana para la Educación de los Adultos, CREFAL, CGEIB y otras instituciones, México, 2004. 9 Víctor López Villafañe, La modernidad de China, Siglo XXI, México, 2012.

IBEROdiálogo <strong>intercultural</strong>_examen<br />

10<br />

_El sistema educativo que tenemos<br />

actualmente es un sistema caduco.<br />

Es como “un traje viejo” que fue<br />

diseñado hace cien años para un proyecto<br />

de nación homogéneo lingüística y<br />

culturalmente.<br />

XX: desechar errores y capitalizar los aciertos. Uno de los errores<br />

que tiene que enmendar es el de la represión y exclusión de las<br />

lenguas mexicanas en el ámbito educativo. De aquí en adelante<br />

todos los mexicanos necesitamos cultivar el orgullo por nuestras<br />

lenguas, porque son nuestras, constituyen el patrimonio lingüístico<br />

y la memoria milenaria de todos los mexicanos.<br />

A diferencia de hace 100 años, los mexicanos de hoy tenemos<br />

una lengua común que es el español o castellano, que antes no<br />

había llegado a las comunidades y los pueblos más apartados del<br />

país. Actualmente, el español ya es nuestro. Llegó con la Conquista<br />

y durante cinco siglos lo hemos cultivado hasta mexicanizarlo con<br />

vocablos como tomate, petate, aguacate, quelite, corunda, pibil,<br />

etcétera. O los nombres de los pueblos y ciudades que denominan<br />

el territorio nacional: México, Tampico, Chihuahua, Querétaro,<br />

Campeche, Acapulco, Michoacán, Tehuantepec, etcétera.<br />

Necesitamos abrir la mente y el corazón de los niños y jóvenes<br />

para que disfruten el aprendizaje de las lenguas locales, según la<br />

región del país, para que sientan el orgullo de la lengua de su<br />

comunidad junto con una lengua extranjera, que puede ser el<br />

inglés, alemán, francés o chino. El futuro deseable para todos los<br />

mexicanos es que seamos multilingües a nivel individual: lengua<br />

local, español y una o más lenguas extranjeras. La lengua local<br />

para atarnos a nuestra tierra mexicana, a su memoria ancestral, a<br />

la historia particular de cada pueblo, y la lengua extranjera para<br />

participar en el mundo globalizado y para acceder a las nuevas<br />

tecnologías. Los grandes humanistas del siglo XVII y XVIII en<br />

nuestro país, ya nos señalaron el camino: Don Miguel Hidalgo,<br />

el Padre de la Patria, habló griego, latín, francés, español, purépecha,<br />

otomí y náhuatl. Francisco Javier Clavijero, autor de la<br />

Historia antigua de México, libro que en gran medida sustenta<br />

nuestra mexicanidad, fue también multilingüe, quien además de<br />

las lenguas clásicas, habló mixteco, náhuatl y otomí. Mi maestro,<br />

el doctor Miguel León-Portilla, profesor emérito de la UNAM<br />

y humanista contemporáneo, es también multilingüe, además del<br />

español, habla el inglés, francés, alemán y náhuatl. Sus obras en<br />

lengua náhuatl, hoy en día, son un referente cultural y lingüístico<br />

a nivel mundial.<br />

No obstante las adversidades, el escenario social, lingüístico y<br />

cultural de los pueblos originarios de México empieza a cambiar.<br />

A pesar de las políticas públicas y, en particular, del sistema<br />

educativo homogéneo y cerrado al multiculturalismo y la <strong>intercultural</strong>idad,<br />

en muchos casos, las nuevas generaciones de jóvenes<br />

de estos pueblos han trascendido hacia el trilingüismo, esto es,<br />

mantienen la lengua de su pueblo, han adquirido el español como<br />

lengua común y han accedido a una lengua extranjera. Éste es el<br />

escenario deseable para todo México. Éste es el sueño que el sistema<br />

educativo debe propugnar para hacer realidad el postulado<br />

que se expresa actualmente en el artículo segundo constitucional,<br />

que reafirma, desde el año 2001, que México es una nación pluricultural<br />

sustentada originalmente en los pueblos indígenas.<br />

Para ello, la SEP debe promover el aprendizaje de los idiomas<br />

mexicanos desde el preescolar hasta la universidad, para todos los<br />

alumnos, indígenas y mestizos, según la región de que se trate,<br />

junto con el aprendizaje de una lengua extranjera. Esto superaría<br />

el prejuicio y la frustración de que no es posible aprender una<br />

lengua extranjera si los niños y jóvenes de las comunidades no<br />

renuncian a la lengua de su comunidad. Sobre esta propuesta existen<br />

varias experiencias comunitarias y de ONGs novedosas. En mi<br />

caso comento, brevemente, la experiencia de la Fundación Cultural<br />

Macuilxochitl, A. C., que, desde el 2009, inició el curso de lengua<br />

náhuatl-inglés, en períodos cortos, en la comunidad de Lomas del<br />

Dorado, Ixhuatlán de Madero, Veracruz, con alumnos de secundaria.<br />

La experiencia ha sido muy gratificante. Los alumnos han recuperado<br />

el aprecio y orgullo por la lengua náhuatl de la comunidad,<br />

su autoestima ha aumentado y son los mejores alumnos de inglés<br />

en la escuela secundaria donde cursan sus estudios regularmente.<br />

Es tiempo pues, de que la SEP deje de ser un espacio exclusivo<br />

para cultivar el español como única lengua de todos los mexicanos.<br />

Urge que se abra a la diversidad y a la <strong>intercultural</strong>idad para<br />

que seamos capaces de competir en la aldea global manteniendo<br />

nuestras lenguas, nuestra memoria ancestral y accediendo a idiomas<br />

más amplios como el chino, el inglés, el francés o el alemán.<br />

Si hacemos esto, dejaremos de ver a los pueblos originarios de<br />

México como rémoras del pasado, para empezar a reconocer en<br />

ellos el potencial milenario que tiene México para su proyecto de<br />

nación multicultural del siglo XXI. El ejemplo de China puede<br />

darnos luces para enfrentar el desafío de ser modernos y desarrollados,<br />

manteniendo las raíces ancestrales 9 . Hay que empezar<br />

a cambiar la mirada única hacia occidente, que ha sido la única<br />

opción para nuestro proyecto de desarrollo durante cinco siglos,<br />

para encontrar nuevos paradigmas con base en lo que han logrado<br />

países como China y Japón, entre otros ejemplos.<br />

1 Sobre este tema léase Nuestra Diversidad Creativa, Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo de la Unesco, Correo de la Unesco, Librería México, 1997.<br />

2 Shirley Brice Heath, La política del lenguaje en México: de la Colonia a la nación, Instituto Nacional Indigenista, 2ª reimpresión, México, 1986.<br />

3 Regina Martínez Casas, Diversidad y educación <strong>intercultural</strong>, en Multiculturalismo: desafíos y perspectivas, Daniel Gutiérrez, compilador, El Colegio de México/Siglo XXI,<br />

México, 2006.<br />

4 Rafael Ramírez, Cómo dar a todo México un idioma, Biblioteca del Maestro Rural Mexicano, Vol. IV, SEP, México, 1928.<br />

5 Miguel León-Portilla, El destino de las lenguas indígenas de México, estudio introductorio; en El despertar de nuestras lenguas, Natalio Hernández, Diana, México, 2002.<br />

6 Natalio Hernández, De la exclusión al diálogo <strong>intercultural</strong> con los pueblos indígenas, Plaza y Valdés, México, 2009.<br />

7 Respecto a este tema léase a Raimundo Panikkar, Sobre el diálogo <strong>intercultural</strong>, Editorial San Sebastián, Salamanca, España, 1990.<br />

8 Reflexiones de Raúl Fornet-Betancourt Sobre el concepto de <strong>intercultural</strong>idad, editado por el Consorcio Intercultural integrado por la Asociación Alemana para la Educación<br />

de los Adultos, CREFAL, CGEIB y otras instituciones, México, 2004.<br />

9 Víctor López Villafañe, La modernidad de China, Siglo XXI, México, 2012.

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