Diálogo intercultural - Ediciones Universitarias
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IBEROdiálogo <strong>intercultural</strong>_examen<br />
08<br />
entre ellos Justo Sierra, quien fue Ministro de Educación durante<br />
la dictadura de Porfirio Díaz y también después del triunfo de la<br />
Revolución, junto con José Vasconcelos y Gregorio Torres Quintero,<br />
propusieron una castellanización compulsiva en detrimento<br />
de las lenguas originarias de nuestro país. Uno de los principales<br />
protagonistas de este proyecto de castellanización fue el maestro<br />
Rafael Ramírez, pionero de la escuela rural mexicana, quien<br />
adoctrinaba a los maestros rurales en los siguientes términos:<br />
“Si tú, para darles nuestra ciencia y nuestro saber, les hablas en<br />
su idioma, perderemos la fe que en ti teníamos, porque corres el<br />
peligro de ser tú el incorporado. Comenzarás por habituarte a<br />
emplear el idioma de los niños, después irás tomando sin darte<br />
cuenta las costumbres del grupo social étnico a que ellos pertenecen,<br />
luego sus formas inferiores de vida, y finalmente, tú mismo<br />
te volverás un indio, es decir, una unidad más a quien incorporar.<br />
Esto que te digo no es una chanza para reír, sino una cosa seria” 4 .<br />
Por su parte, Justo Sierra compartía esta tesis al afirmar que “la<br />
poliglosia (pluralidad lingüística) de nuestro país es un obstáculo<br />
a la propagación de la cultura y la formación plena de la conciencia<br />
de la patria (...) Ello os dará la clave de por qué los autores<br />
de la primitiva ley de instrucción pública llamamos al castellano<br />
lengua nacional (...) siendo la sola lengua escolar llegará a atrofiar<br />
y destruir los idiomas locales y así la unificación del habla nacional,<br />
vehículo inapreciable de la unificación social, será un hecho” 5 .<br />
Con base en esta ideología se sustentó el actual sistema educativo<br />
nacional que se originó en 1921 con la creación de la Secretaría de<br />
Educación Pública, cuyo primer titular fue José Vasconcelos, quien<br />
propugnó por el mestizaje, a través de sus tesis La raza cósmica, en<br />
detrimento de las identidades de los pueblos que dan historia, raíz<br />
y memoria a la nación que hoy tenemos los mexicanos.<br />
_Necesitamos abrir la mente y el<br />
corazón de los niños y jóvenes para<br />
que disfruten el aprendizaje de las<br />
lenguas locales, según la región del país,<br />
para que sientan el orgullo de la lengua<br />
de su comunidad junto con una lengua<br />
extranjera.<br />
Reconocimiento constitucional de la nación<br />
multicultural<br />
El reconocimiento jurídico de la presencia contemporánea de<br />
los pueblos originarios de nuestro país que dan raíz y sustento a la<br />
nación mexicana es muy reciente. Y este hecho aconteció como<br />
resultado de la movilización continental de los pueblos originarios<br />
de América en el contexto del Quinto Centenario del Encuentro<br />
de dos Mundos o del “encontronazo” como le denominaron<br />
los propios pueblos y algunos estudiosos comprometidos con<br />
las luchas de los pueblos originarios de México. Como consecuencia<br />
de estos acontecimientos se reformó, en 1992, el artículo<br />
cuarto de la Constitución política para reconocer que “México es<br />
una nación pluricultural sustentada originalmente en los pueblos<br />
indígenas...” Este reconocimiento del carácter pluricultural de la<br />
nación se reafirmó en la reforma constitucional del 2001 y quedó<br />
establecido en el artículo segundo de la propia Constitución.<br />
A pesar de la importancia y trascendencia de esta reforma, debido<br />
a que se cancelaba un proyecto de nación homogéneo que<br />
ha perdurado desde la Colonia hasta nuestros días, las políticas<br />
públicas del Estado mexicano reflejan muy poco el carácter pluricultural<br />
y multilingüe de nuestra nación en sus programas y<br />
proyectos. En mi opinión, se debe a la inercia que arrastramos<br />
de que, con frecuencia, nuestros políticos y legisladores parecen<br />
acuñar la frase “fírmese aunque no se cumpla”. Así, nuestro país,<br />
ha firmado convenios internacionales sin que tengan aplicación<br />
concreta, como es el caso del Convenio 169 de la OIT y la Convención<br />
de la Unesco sobre la Diversidad Cultural.<br />
El diálogo <strong>intercultural</strong> y el Estado-nación<br />
pluricultural<br />
Ya en otros momentos he hablado de los dos intentos de<br />
diálogo que, históricamente, México ha tenido con los pueblos<br />
originarios. Uno fue el que se realizó durante la Colonia entre<br />
los misioneros franciscanos y los tlamatinimeh, sabios del pueblo<br />
náhuatl, recién conquistado 6 .<br />
El otro intento de diálogo fue el que se desarrolló a raíz del<br />
levantamiento armado del EZLN en enero de 1994 en Chiapas.<br />
Después del estallido de las armas vino la palabra, el diálogo. El<br />
Ejecutivo federal y los legisladores instalaron las mesas de diálogo<br />
para escuchar a los hermanos zapatistas que en diferentes comunicados<br />
habían interpelado a la sociedad nacional en los siguientes<br />
términos: “La nación nos ha olvidado, nos ha abandonado. No<br />
aparecemos en la historia oficial. Nuestras lenguas son despreciadas<br />
y excluidas. Requerimos de una educación en donde todos<br />
los mexicanos sepan de nuestras lenguas y culturas, de nuestra<br />
historia, de nuestra visión del mundo. Queremos una nación que<br />
nos incluya, una nación de muchos rostros, de muchas miradas,<br />
de muchos colores”. Palabras más, palabras menos, fueron éstas las<br />
que quedaron plasmadas en muchísimos documentos que se recogieron<br />
en las Mesas de Diálogo de San Andrés Larrainzar, Chiapas.<br />
Uno de los temas que emergieron fue el de la educación <strong>intercultural</strong><br />
bilingüe para todos los mexicanos. Una educación que<br />
propicie el diálogo equitativo, horizontal entre las lenguas y las<br />
culturas 7 . Una educación que promueva el diálogo de los saberes<br />
de los pueblos con el acervo que aporta la educación escolar,<br />
producto de nuestro proceso colonial de cinco siglos.<br />
Quince años después de la firma de los Acuerdos de San Andrés,<br />
poco ha sido el avance. A pesar de las reformas constitucionales<br />
de 1994 y 2001, el Estado mexicano sigue funcionando con la<br />
ideología política del Estado nacional homogéneo, monolítico y<br />
monocultural que promovieron Justo Sierra y José Vasconcelos.<br />
Todo marcha igual en nuestro país en este siglo XXI, como si<br />
nada hubiera ocurrido en enero de 1994, cuando los hermanos<br />
del EZLN demandaron el diálogo y la inclusión de nuestros pue-