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7 - Chinchilla de Montearagón

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tras los dos fuimos alcal<strong>de</strong>s, entre las que se encontraba el litigio con el<br />

Ministerio <strong>de</strong> Defensa por la expropiación <strong>de</strong> la Sierra Procomunal, yo en<br />

muchas ocasiones le <strong>de</strong>cía, con cierto humor pero sobre todo con cariño,<br />

que él era mi alcal<strong>de</strong>, pues lo era <strong>de</strong> <strong>Chinchilla</strong>, y Albacete en la antigüedad<br />

no había sido sino una pedanía <strong>de</strong> su pueblo formada con los vecinos<br />

que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el monte bajaron al llano. Yo creo que ante mi broma sus<br />

ojos brillaban con orgullo chinchillano.<br />

En 1983 yo <strong>de</strong>jé la actividad política y ya no me presenté a las elecciones<br />

municipales <strong>de</strong> aquel año. Paco siguió como alcal<strong>de</strong> en la siguiente<br />

Corporación, pero a pesar <strong>de</strong> ello seguimos en contacto y él disfrutaba<br />

contándome, con palabra fácil –muchas veces, casi sin darse cuenta, con<br />

un estilo oratorio propio <strong>de</strong> un buen parlamentario- los logros <strong>de</strong> su<br />

Ayuntamiento para mejorar <strong>Chinchilla</strong> y, sobre todo, la calidad <strong>de</strong> vida<br />

<strong>de</strong> sus vecinos; a muchos <strong>de</strong> los cuales me nombraba con nombre y apellidos<br />

como si yo los conociera a todos, como pienso que a él le ocurría.<br />

Cuando cesó como alcal<strong>de</strong>, y tuvo más tiempo para él, seguimos viéndonos<br />

casi todas las semanas, pues solía venir a mi <strong>de</strong>spacho los jueves<br />

por la tar<strong>de</strong> para que nos acercásemos a un bar cercano a tomar un café,<br />

me traía entonces sus colaboraciones en una revista chinchillana y charlábamos<br />

un rato sobre lo divino y <strong>de</strong> lo humano. Para Paco lo humano era<br />

su familia, su mujer y sus cuatro hijos <strong>de</strong> los que estaba muy orgulloso<br />

(me hablaba <strong>de</strong>l hijo médico en el Hospital <strong>de</strong> la Princesa en Madrid, <strong>de</strong> la<br />

hija matemática en la Universidad <strong>de</strong> Castilla-La Mancha, y <strong>de</strong> los dos más<br />

pequeños). Lo casi divino era su amor a <strong>Chinchilla</strong> y su impenitente vocación<br />

política. En aquellos jueves me hablaba con respeto <strong>de</strong> Azaña, <strong>de</strong><br />

Indalecio Prieto, <strong>de</strong> Julián Besteiro o <strong>de</strong> Fernando <strong>de</strong> los Ríos, <strong>de</strong> quienes<br />

había oído hablar en su niñez al calor <strong>de</strong> la chimenea <strong>de</strong> la posada que en<br />

<strong>Chinchilla</strong> tenía su abuela. Yo le pedía y él me suministraba información<br />

sobre los Cano Manuel, próceres chinchillanos <strong>de</strong>l siglo XIX, que fueron,<br />

entre otros cargos, el primer y el tercer presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> nuestro Tribunal<br />

Supremo, como reza en la lapida <strong>de</strong> mármol que hay en su vestíbulo.<br />

Un jueves faltó a la cita y a la semana siguiente moría Paco. Moría el<br />

entrañable amigo, el buen alcal<strong>de</strong> y mejor persona.<br />

Es <strong>de</strong> justicia que, ahora, el Ayuntamiento <strong>de</strong> <strong>Chinchilla</strong>, en homenaje<br />

a Francisco García <strong>de</strong> la Encarnación, le ponga su nombre al Poli<strong>de</strong>portivo<br />

que se construyó siendo él alcal<strong>de</strong>.

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