Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes

Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |76|
|77| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1
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Valldeperes,
Manuel.
Op. Cit.
de su óleo más reciente «Muchacha» (1957). Noemí Mella entró con seguridad en las
zonas más expuestas y peligrosas del arte, después de haber descubierto cuál es el fondo,
en sentido creador, de la pintura actual.|56|
State University, en donde laboró. Igualmente ejerció en el Instituto Morris Bernstein
haciendo aplicación del arte como terapia para pacientes. Noemí Mella relacionó su experiencia
pictórica y su formación en otras profesiones para servir como artista docente.Al
retornar al país con la intención de fijar residencia definitiva (1982) se dedica a la
enseñanza de la acuarela en tanto prepara una muestra personal que celebra en 1983,
en el Museo de Arte Moderno. En la introducción del catálogo, ella explica su manera
de asumir la pintura:
«Considero el proceso de pintar no como una experiencia esotérica ni mística, sino más
bien como la expresión de experiencias existenciales plasmadas en una superficie, y como
tal, nace de una urgencia de integrar lo vivido con la realidad del presente».
«Como no impongo a mi disciplina pictórica un patrón de rigidez conceptual premeditada,
los llamados temas, los materiales, la técnica y los resultados, cambian. La intensidad
emotiva de la obra queda definida por el contenido afectivo del proceso».
«Trabajo dentro de un marco de secuencias emotivas. En esas secuencias, el material y
medios empleados, así como su manipulación tiene gran significación en términos de
la potencialidad expresiva que posean. Dejo al color el resto…».
«Una perenne curiosidad anima mis diarias búsquedas y produce los hallazgos. Persisto
en tratar de lograr la unidad dentro de una variedad que me permita mantener la espontaneidad
capaz de situarme dentro de un plano de amplia libertad de expresión que
garantice una constante autodeterminación pictórica».|57|
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Mella, Noemí.
Catálogo.
19 de octubre
1983.
Cofundadora del Círculo Nacional de Artistas, la primera asociación en su género que
intentó organizar a pintores y escultores locales, Noemí Mella asumió un liderazgo que
le convirtió en columnista de «El Caribe». En este diario escribió sobre temas históricos
y técnicos, marchándose tiempo después a los Estados Unidos. En esta nación participa
en múltiples exposiciones colectivas registradas en Long Island, New York, en
donde también celebra tres de las ocho muestras personales que asumió durante su carrera
artística.
Ubicada en esta metrópoli, obtiene una maestría en Trabajo Social de la Stony Brook
En la referida muestra, constituida por cuarenta obras trabajadas con variadas técnicas
(gouache, creyón, acuarela y mixta), ella reafirmó atributos de su estilo personal. En el
conjunto campearon las obras en donde el collage es manejado con una maestría agresiva
y elegante. Extremadamente facturado en condiciones emotivas, libres y sombrías.
Una sobrecarga de expresionismo abstracto, compacta pero controlada, subraya formas,
materias y visiones acogidas en formatos no grandilocuentes.
Dibujante de punzante simplicidad y pintora densa e intensa, Noemí Mella retornó al
país muy curtida por los avatares de la vida. Con la experiencia entrecogida al filo de
los sentimientos dolorosos, ella buscó el país de sus orígenes –existencial y artístico– para
reformularse como recreadora en pos de un nuevo capítulo que resultó ser el penúltimo.También
en 1983, ella celebró otra muestra personal que reunió 64 obras que antologaban
desigualmente producciones de diferentes fechas. Esta exposición retrospectiva
fue el preámbulo de una partida que resultó definitiva. El disgusto con un pariente,
la impulsó nuevamente a ausentarse del país. En Nueva York, posiblemente la depresión
y el alcohol minaron su existencia. Ella falleció en la década de 1990.
Noemí Mella|Patio de pobres|Mixta/papel|38 x 46 cms.|1947|Col. Ceballos Estrella.