Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes
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Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |70|<br />
|71| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />
1|4 Otra mirada a la primera generación de la ENBA:<br />
cinco sobresalientes pintoras<br />
La obligación, el requisito o la práctica de que todo graduado en la ENBA debía exponer<br />
individualmente en la Galería Nacional o en otro lugar elegido por el egresado o<br />
la egresada fue parte del activismo que acompañó la política cultural impulsada durante<br />
el período de los cuarenta. Con esa modalidad se apadrinaba al joven talento, proyectándolo<br />
y comprometiéndolo de varias maneras: consigo mismo, con el medio social y<br />
con la modernidad que un buen número de intelectuales (Contín Aybar,Valldeperes,<br />
Tanasescu, Ugarte,...) promovían con entusiasmo. Empero, su adhesión y el fervor hacia<br />
el modernismo artístico era un aliento que se manifestaba en el sector intelectual.<br />
Este era sobre todo un sentimiento que directamente se asociaba al foco que integraban<br />
el profesorado y los alumnos de Bellas Artes. A propósito, una opinión señalaba:<br />
Noemí Mella|La calavera de caballo|Óleo/tela|42 x 54 cms.|1952|Col. Museo de Arte Moderno.<br />
«La fundación de la Escuela de Bellas Artes (…) resultó un éxito rotundo. Es necesario<br />
haber vivido aquellos tiempos para darse cuenta de la alegría con que los jóvenes –y los<br />
menos jóvenes– acudían diariamente a sus aulas.Y entre aquellos grupos de ávidos aspirantes<br />
a artista se contaban numerosas mujeres. Jóvenes, solteras, amas de casa, estudiantes<br />
universitarias, todas ellas con aspiraciones que hasta entonces no habían podido<br />
aflorar, se inscribieron en la Escuela y siguieron con dedicación y disciplina las enseñanzas<br />
que se les impartían. Siempre he creído que aquel movimiento cultural funcionó a<br />
modo de escape de las angustias a que el pueblo dominicano estaba sometido y como<br />
un paliativo a la ausencia de libertad que se padecía bajo un régimen tirano y omnipotente.<br />
Excelentes profesores, nacionales y extranjeros, imbuidos como sus alumnos de<br />
gran fervor artístico, hicieron de ese centro docente, un foco de entusiasmo que contagió<br />
a gran parte de la sociedad. Un considerable número de egresados de las primeras<br />
promociones fueron mujeres, en su mayoría pintoras quienes correctamente encauzadas<br />
por su maestros, se lanzaron sin miedo a proyectarse en exposiciones y concursos.Y<br />
triunfaron».|48|<br />
El testimonio citado es de María Ugarte, quien considera el 1949 como «un año de<br />
auge de las mujeres artistas,|49|resaltando que ellas constituían el núcleo más fuerte<br />
de los alumnos de la Escuela de Bellas Artes. Ellas, igualmente dominaban en las últimas<br />
promociones registradas hasta la fecha. Un ejemplo referido por la crítica era la<br />
exposición del Gran Premio Trujillo, celebrada en la Galería de Bellas Artes, en la cual<br />
el predominio numérico de la mujer es abrumador. De cinco artistas presentados,<br />
cuatro son muchachas. Ella alude a Noemí Mella, Elsa Di Vanna, Nidia Serra y Clara<br />
Ledesma, quienes con Marianela Jiménez reservan dentro de desiguales condiciones<br />
sociales, la innegable permanencia como representantes de la generación a la que pertenecen.<br />
Ellas son las notables mujeres de los 1940, no sólo porque recae sobre sus<br />
obras la atención y un augurio que se cumple en unas más que en otras, sino porque<br />
en las de fuerte carácter artístico es ininterrumpido el camino de producir y de reconfirmarse<br />
en el arte. Aunque eran diferentes en temperamento y producción artística,<br />
sus nombres resultaban inseparables, a tal nivel que mencionar a una de ellas es<br />
asociar a las otras.<br />
NOEMÍ MELLA, nacida en Santo Domingo en 1926, atrajo la opinión crítica entusiasmada<br />
en los años durante los cuales figura como una de las jóvenes pintoras.Al egresar<br />
de la Escuela Nacional, en 1948, ella sobresale al obtener el «Gran Premio Trujillo de<br />
Pintura», al producir un paisaje «de méritos notablemente superiores», por el dramatismo<br />
del color, los matices mezclados con habilidad, la composición segura, sus fuertes líneas<br />
|48|<br />
Ugarte, María.<br />
Op. Cit.<br />
Pags. 26-27.<br />
|49|<br />
Idem.<br />
Pag. 28.