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Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes

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Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |466|<br />

|467| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|489|<br />

Sardá, Bienvenida.<br />

El Siglo,<br />

7 de diciembre<br />

de 1989.<br />

Pág. C-5.<br />

de los 8 hasta los 15 años. «Ahí es que nace mi vocación de colorista»./ El Gallo, La<br />

Villa de París y otras importantes tienda de Santiago, adquirían su pequeña producción<br />

de juguetes, favorecido por la escasez de juguetes importados en el mercado, a consecuencia<br />

de la II Guerra Mundial».|489|<br />

Guillermo Pérez, llamado «Guillo» familiarmente, creció entre el color de la guayaba,<br />

la pintura de los artesanales juguetes y el juego de beisbol, cuando este deporte se profesionaliza<br />

en el país desde el final de los 1930 y contagia a la muchachada de barrios<br />

y escuelas donde surgen equipos de aficionados. Si bien el deporte también fogueaba<br />

los años formativos de la escolaridad, otras aspiraciones se debatían vocacionalmente.<br />

Quiso ser religioso e ingresó al convento del Santo Cerro hasta darse cuenta de que lo<br />

suyo no era ser cura católico. Estudió música durante seis años, concentrándose en el<br />

violín|490|cuyo manejo le permite ser integrante del «Conjunto Mozart» que dirige<br />

Julio Cesar Curiel y en el que figuran otros músicos santiaguenses, entre ellos Apolinar<br />

Bueno,Andrés Regalado y alumnos como Domínica Eloy, Miguel Angel Feliú y Arnoldo<br />

Stern.|491|<br />

Guillo Pérez era violinista activo en 1950. Contaba con 24 años de edad cuando el interés<br />

hacía la pintura se convierte en nueva posibilidad artística que se reconfirma al ingresar<br />

en la academia de Yoryi Morel. Solo bastaron tres trazos para que su maestro Mario<br />

Grullon afirmara: «Guillo, tú eres pintor», y a partir de entonces la dedicación, la investigación<br />

y la evolución artística.|492|<br />

|490|<br />

Córdova, Cuqui.<br />

Listín Diario,<br />

9 de enero<br />

de 1996.<br />

|491|<br />

Programa del<br />

concierto del<br />

conjunto Mozart,<br />

21 de noviembre<br />

de 1950.<br />

Vinculado a la academia que dirige Yoryi, normal era que las primeras obras de Guillo<br />

Pérez coincidieran con el lineamiento de la Escuela de Santiago, llena de color y tema-<br />

|492|<br />

Sardá, Bienvenida.<br />

Op. Cit.<br />

rio negronalista y citadino, pautados por un grupo de pintores que le precedían: Gómez,<br />

Izquierdo, Morel, Negro Disla y Grullón. Pero él necesita probarse a sí mismo, frente a<br />

su padre, frente a quienes lo rodean y lo combaten por haber decidido ser pintor. En<br />

1954, impulsivamente decide abordar una «cheíta» –nombre de la populosa guagua de<br />

transportación por carretera–, trasladándose a la ciudad capital. Ese impulso responde a<br />

la necesidad de un espacio social más amplio para crecer y trabajar a la vez. El reconfir-<br />

Guillo Pérez|Personaje con armadura|Mixto/tela/cartón|104 x 46 cms.|C.1960|Col. Aney Muñoz.<br />

Guillo Pérez|Abstracto|Mixta/tela|45 x 71 cms.|1965|Col. Banco Popular.<br />

Guillo Pérez|Cabeza Nº 6|Mixta/cartón|43.18 x 21.59 cms.|1964|Col. Familia De los Santos-Almonte.

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