Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes

Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |394|
|395| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3
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Giudicelli, Paul,
referido por
J. Miller, Op. Cit.
Pág. 77.
celliano representa un caso único y muy personal, frente al procedimiento del muralismo
tradicional impulsado a partir de Vela Zanetti y otros compatriotas. Convertido
en pionero de la cerámica artística, Giudicelli reconoce, incluso, la influencia que este
recurso ejerce en su obra pictórica: «Comencé mis experimentos por el año 1956,
cuando expuse para la inauguración de la Galería de Arte Moderno (Auffant) un «Paneau»
de mosaicos. Mis primeras obras fueron realizadas sobre azulejos. Hago significar
la marcada influencia de la cerámica sobre mi pintura. En mi primera exposición
en el año 1953, hice los primeros intentos. Como se habrá podido notar en mis primeros
mosaicos (1954-1956), éstos son esquemáticos (algunos coloreados) aprovechando
el blanco de los azulejos. Los fondos blanco-grisáceos que aparecen posteriormente
en mis cuadros son debidos a esa influencia (Véase «Lavanderas del Yaque», galaba
el drama existencial, la abstracción semántica y cuyos medios y técnicas se alejaban
de las cromatizaciones. Es posible que frente a esta limitación y ante la asfixia que provocaba
el régimen trujillista, demandante de la obra de propaganda, buscara Giudicelli
emigrar, aspirando al beneficio de una beca. En el 1959, fue becado por el gobierno de
Francia para realizar estudio especializado en pintura mural; sin embargo, no pudo beneficiarse
de la beca por que se le negó el pasaporte. Esta negativa oficial se debía a que
su hijo mayor, Pablo, asignado en la embajada dominicana de Costa Rica, había desobedecido
una orden de Trujillo de asesinar a otro funcionario.|406| La desgracia política
en que cayó el hijo afectó al padre, quien además fue cancelado como profesor y
subdirector de la ENBA, en 1960.
Las adversidades socio-políticas no amilanaron el fuerte temperamento de Paul Giudicelli,
autosometido al trabajo vehemente de los temas que depuraba «en su esencia
hasta dar a la obra la sensación espiritualizada»|407|de engendros, personajes, seres
o sujetos reinventados sin ninguna complacencia, excepto la de reinterpretar a
profundidad la realidad intuida, pero solo dando las vibraciones a través del celaje referencial
de la etno-cultura dominicana. En una mirada a distancia, el crítico español
Carlos Areán traza la siguiente apreciación del pintor: «Otro inventor de monstruos,
pero también abstracto en algunas ocasiones, es Paul Giudicelli (…), en cuyas
composiciones abstractas de ritmos triangulares o heliocoidales se adivina unas veces
o se identifica en otras algún extraño engendro agresivo y esquematizado. Sabe
obtener cuando le interesa notables efectos expresivos de su dominio de la materia.
Fue un pintor de vocación tardía, que vaciló muy a menudo entre un desgañitamiento
del trazo y un recorte neto de la forma. En él se determinan las soluciones de
compromiso...»|408|
|406|
Dinhofer, Al
San Juan Star,
marzo 23 de
1963, referencia
en Jeannette
Miller, Idem.
Pág. 33.
|407|
Valldeperes,
Manuel.
Testimonio No. 7
Revista agosto
1967. Pág. 49.
|408|
Areán, Carlos.
El Caribe, enero
20 de 1979.
Pintor vigoroso, Giudicelli representa uno de los hitos excepcionales del arte dominicano,
al ser una conciencia que hace y siente auténticamente su obra, además ceñida a
la referencia vivencial frente a la cual se ubica como el filósofo-pintor, especulativo y
traductor visual del hombre situado frente al sentido trágico de la existencia. Declarando
que de la vida y de las cosas sólo le interesan las condiciones esenciales, definía su
discurso como resultado de un «abstraccionismo existencial socio-sicológico, que brotaba
de su libertad como un impulso biológico». El completa esta declaración señalando:
«La complejidad y misterio son cosas que integran el arte y que se manifiestan en
todos los aspectos que circundan. No en vano dijo Emerson –si no me traiciona la memoria–
que «el arte es la visión suprema del espíritu y que sólo la supera la visión divina».Todo
artista verdadero conoce como por instinto su misión. Los que la ignoran
lería permanente del Palacio de Bellas Artes, en el 1956). En cerámica he realizado
varios murales de tamaño heroico…»|405|
En la monografía «Paul Giudicelli Sobreviviente de una Epoca Oscura», su autora, Jeannette
Miller, sostiene que el artista buscó con afán viajar al exterior, con el deseo de
proyectar su obra, realmente difícil o revolucionaria para una sociedad cuyas élites preferían
el retrato, la estampa o la pintura de género. Es decir, rechazaba la obra que reve-
Paul Giudicelli|Autorretrato|Tinta/papel|1980|Calendario Banco de Reservas de la República Dominicana.
Paul Giudicelli|Baño de hojas|Tinta/papel|66 x 48 cms.|1958|Col. Museo de Arte Moderno.