Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes

Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |366|
|367| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3
|384|
Yunén, R. Emilio.
Reseña de
Sumihiro
Kawabata,
julio 2004.
nía formación artística– los cuales mostraba al próspero hombre de negocios Albert
Oquet, cuya parentela localizada en Santiago, aprovecha su entusiasmo por el artista, así
como una visita suya a la ciudad santiaguense y le solicita la ejecución de un retrato del
cabeza de familia, el Sr. Oquet, quien le induce a asumir además el paisaje dominicano,
ya que sus cuadros rememoraban las referencias del país de origen, aunque con una caligrafía
moderna.
Sumihiro Kawabata regularmente viajaba a Santiago a mercadear la producción y prontamente
estableció atelier, entrando en relación con algunos pintores, entre ellos con
Yoryi Morel. Siempre con el entusiasmado respaldo de la familia Oquet, la producción
de este pintor fue presentada públicamente en una exposición individual realizada en el
Ateneo Amantes de la Luz.|384|
y ella 18. MAMORO MATSUNAGA (n. 1934) arribó al país en 1958 «motivado
por su hermano mayor y acompañado de cinco familias de pescadores|385|que fueron
establecidos en Manzanillo. Desde los 13 años se había convertido en un experto
en artes marciales obteniendo en el Japón diversos grados. El recuerda que en Manzanillo
existía una compañía exportadora de bananos llamada Granada Company y que
por las noches les proyectaba películas a los obreros que allí laboraban. Estos llevaban
bancos de madera, pero luego me los llevaban a mí para que los rompiera con un golpe
de karate y ya la película no tenía interés para ellos, quedaban todos asombrados».|386|
Este hecho se propaga y en 1958 le contratan como instructor de defensa
personal de los organismos militares, ofreciendo orientaciones diversas y dirigiendo
el Departamento de Operaciones Especiales. Difusor del judo en la República Domi-
|385|
Castro, Julio E.
El Caribe,
enero de 2004.
|386|
Mamoro,
Matzunaga,
referido por Julio
E. Castro, Idem.
Después de vivir varios años en el país dominicano Sumihiro Kawabata regresa al Japón,
manteniendo contacto con sus amigos los Oquet y con los compatriotas Mamoro y Michiko
Matsunaga, quienes también llegaron al país como inmigrantes agrícolas en los
años 1956-1958, respectivamente, asumiendo también la pintura entre otras actividades.
Los Matsunaga son una pareja matrimonial ampliamente conocida entre los dominicanos.
Cuando arribaron al país, donde establecen residencia definitiva, él tenía 22 años
Sumihiro Kawabata|Lirio en bosque|Acrílica/madera|32 x 40 cms.|1977|Col. Mamoro Matsunaga.
Mamoro Matsunaga|Los Tablones, Jarabacoa|Acrílica/tela|77 x 91 cms.|1997|Col. del artista.