Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes

Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |346|
|347| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2
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Idem.
Págs. 104-105.
|351|
Idem.
Pág. 105.
|352|
Troncoso,
Wenceslao,
Op. Cit.
Pág. 173.
duce cuentos. Sigue en todas sus obras literarias los pasos del surrealismo y las elabora
con materiales que le proporciona el subconsciente. Es lector apasionado de Freud y
admirador de los cuadros de Salvador Dalí./ Su producción principal, la novela «Anadel»,
que se afirma él prefería llamar Trigarthon, es obra publicada póstumamente (…)
Trigarthon es el personaje principal de la novela, mientras que Anadel es la playa del
noroeste del país, admirada y visitada por turistas, que le sirve de escenario.Veamos cómo
describe el propio autor la naturaleza en la cual se desarrolla y a la cual se enfrenta
su imaginario héroe: «El artista que fabrica y hace funcionar todo lo que está debajo de
la bóveda celeste, había pintado un óleo de extraordinarias dimensiones en aquella esquina
del mundo, escondrijo de mares asustados, de ciclones bandoleros, terremotos
epilépticos, aguaceros enajenados, nubes licuefacientes, lunas elásticas y maleables, chorreando
maleficios».|350|
damente diferenciado de las figuras «Microgénitas», ambiguas, larvadas y elucubradas
desde el sueño.Al parecer, es en la etapa de los 1950 en la que Vega Batlle produce un
mayor número de cuadros del insólito, peculiar y solitario surrealismo. Se trata de una
pintura que representa una faceta muy íntima de su sentido de la vida recreadora.Aunque
no era en la etapa referida un pintor desconocido –Aída Cartagena afirma su participación
en Exposiciones Bienales Nacionales–,|353| realmente sus pinturas pertenecen
a colecciones particulares, conservadas con cierto olvido y desconocidas casi en
la totalidad. Se afirma que este pintor asume decididamente la pintura, luego de un encuentro
en Londres con Salvador Dalí.
Partidario del buen arte en todos sus aspectos y siempre de buen y sano humor,Vega
Batlle sufrió un infarto un jueves de la Semana Mayor Cristiana. «Viernes Santo, buen
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Cartagena
Portalatín, Aida.
Galería de Bellas
Artes, Catálogo.
Pág. 100.
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Vega Batlle, Julio,
citado por
W. Troncoso,
Op. Cit.
Experto en gastronomía, la novela «Anadel» ratifica la pericia de Vega Batlle como gran
«gourmet», inventor de su propia cocina. Otra obra narrativa suya, «Los Imbeles», es «también
de corte surreal y de forma poemática. Imbeles, semanticamente significa incapaces
de guerrear, de defenderse; débiles, flacos, sin fuerzas ni resistencia».|351| La narrativa de
este original autor resulta una de las facetas de su postura existencial surrealizante, llena
de humor risueño imponiéndose sobre su carácter en ocasiones enérgico y definido.Wenceslao
Troncoso le describe diciendo: «Pocos hombres han reunido tantas y variadas aptitudes
como él acumuló en su personalidad difícil de igualar./Resalta en primer término,
en la multiplicidad de colores del prisma mental que siempre lo inspiró, la originalidad de
estilo. Nunca se podrá decir que remeda el estilo de este o de aquel, habrá que decir, quizá,
de otros que siguen el estilo de Julio Vega./ Su biografía tendrá que dividirse en varios
capítulos, cual de ellos de mayor interés. En efecto, se distinguió en todas las disciplinas y
las supo hacer bien. Ejerció la profesión académica de abogado, que con el estudio de notaría
fue ejemplo de organización, método y nitidez, aun cuando no le dejó mucho provecho;
«Déjenme con mi pobreza, eso me basta para mí, mi mujer y mis hijos», dijo al rechazar
el ofrecimiento de una defensa que consideró innoble. Su mujer y sus hijos, en el
calor de un hogar formado por él, lleno de amor y dignidad».|352|
día para morir», musitó al sobrevivir muchas horas después. Pero no murió ese viernes,
sino el Domingo de la resurrección del 1973, refiere Wenceslao Troncoso.|354|
Julio Vega Batlle tuvo tres hijos con Teresa Boyrie de Moya: Bernardo, Eddy y Wenceslao.
Su desenvolvimiento como diplomático en Londres,Washington, La Habana y
Río de Janeiro, le permitieron encontrar tiempo para la inquietud pictórica, consecuentemente
surreal. Con este lenguaje tan afín a su temperamento fantasioso, ejecuta
cuadros en los cuales la escritura es un espectro muy lírico de la condición psíquica.
En este caso el autorretrato londinense (?), escueto, figurativo, preciso y extrema-
Al margen de los pintores que se asocian como autodidactas e informales se enfoca a
Albertina Serrallés, Enrique Coiscou y Aliro Paulino. Son otras tres individualidades
vinculadas al período de los años 50. La primera, ALBERTINA SERRALLÉS, nació
en San Pedro de Macorís en 1922, estudiando pintura en la Escuela de Bellas Artes
Albertina Serrallés|Marinero español|Óleo/cartón|57 x 41 cms.|1975|Col. de la artista.
Albertina Serrallés|Autorretrato|Óleo/tela|104 x 79 cms.|1974|Col. de la artista.