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Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes

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Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |232|<br />

|233| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|255|<br />

Idem.<br />

Pág. 41.<br />

ciencia ética. Sustentar que «el arte es estilo y no política», ante la cual debe marginarse<br />

el artista, porque el arte no es demagogia y la misión artística «es luchar contra las<br />

deformaciones de la verdad», es indudablemente una valiente orientación de compromiso<br />

que pudo acarrearle al crítico alguna situación incómoda o riesgosa, aunque tales<br />

sentencias o consideraciones realmente formaban parte de un largo discurso, además dirigido<br />

a un sector minoritario como era el vinculado a las artes nacionales.<br />

Libro dedicado al dictador, su nombre vuelve a citarse en el texto cuando el autor ofrece<br />

como apéndice una síntesis panorámica del arte en Santo Domingo, hasta el 1957,<br />

año en el cual reconoce Valldeperes que el nuevo arte dominicano «se caracteriza hoy,<br />

principalmente por una profunda expresión abstracta y universal».Al enumerar los factores<br />

que han contribuido a esta nueva condición, reconoce que la Escuela Nacional de<br />

Bellas Artes ha sido el semillero de los nuevos pintores y escultores, pero «es bueno no<br />

olvidar que han sido las Bienales de Artes Plásticas, las que han estimulado la creación<br />

moderna dominicana desposeída ya de lo meramente tipicista y arraigada en la conciencia<br />

de los jóvenes artistas que, con su obra, están construyendo para las generaciones futuras,<br />

la tradición plástica dominicana».|258| Precisamente en 1958, en ocasión de la<br />

apertura de la Novena Exposición Bienal, Héctor Incháustegui Cabral, entonces Director<br />

General de Bellas Artes, pronuncia un discurso cuyo argumento central es la significación<br />

de la modernidad en el arte dominicano.<br />

Pondera el poeta Incháustegui: «Al desaparecer el fondo de las pinturas, en el momento<br />

en que la perspectiva no cuenta, cuando al fin ya no se retrata en templete del Parque<br />

Independencia ni paleta en mano nadie persigue a los tipos populares, que es una<br />

señal de idolatría a lo tonto y a lo feo, nuestra pintura se hace grande, cual que fuere la<br />

escuela preferida del momento./ (…) El movimiento solo es posible cuando madura el<br />

fruto cuyo árbol hay que buscarlo en la Escuela de Bellas Artes (…), y por donde pasaron<br />

casi todos los que exponen aquí. Sin el rigor del aula y sin el celo de los maestros,<br />

estas vocaciones que se desarrollaron, estas facultades que se aguzaron, se hubieran perdido<br />

en embarre de pobre criollismo mal entendido, cálidas notas de una tambora en<br />

un patio en fiesta barrida por el viento».<br />

Al igual que Valldeperes, el poeta considera: «Todo arte tiene que ser arte de su tiempo<br />

y desde el momento en que lo es mantiene una relación indestructible con la realidad<br />

de donde procede (…), porque el artista es un producto del medio en que alienta, una<br />

expresión viva./El arte, repito, tiene que ser arte de su tiempo. Porque fueron hermosas<br />

no estamos obligados a llevar gorgueras almidonadas. Porque el minué es gentil no<br />

tenemos la obligación de bailarlo ahora en los salones. El hombre no es un vegetal sola<br />

experiencia de la vida –no ya con la vida misma– y, partiendo de ella, ir más allá: descubrir<br />

ese mundo nuevo –nuestro mundo esotérico–, cuya búsqueda consiste en relacionar<br />

a cabalidad un análisis introspectivo del ser, arcano de toda originalidad».|255|<br />

|«En el arte de nuestro presente se perfilan dos tendencias igualmente poderosas y, en lo<br />

fundamental, afines. El primer paso se dio en el campo del estilo objetivo. El artista se<br />

apartó de lo histórico y romántico, así como de las tendencias religiosas caducas para presentar<br />

una realidad palpitante (…), pero a causa de su objetividad lo esencialmente artístico<br />

corre el riesgo de perderse en las zonas demagógicas. Esta tendencia ha sido suplantada<br />

por una nueva abstracción, tanto en lo poético como en lo pictórico, en lo escultórico<br />

como en lo musical. Es una nueva forma que más allá de todo lo objetivo, existe<br />

como pura imagen de forma. La nueva vida se transforma en arte nuevo».|256|<br />

|258|<br />

Idem,<br />

Pág. 138-140.<br />

|256|<br />

Idem.<br />

Pág. 31.<br />

|257|<br />

Idem.<br />

Pág. 21.<br />

«El arte de nuestro tiempo, pues, no tiene más actualidad que la que deriva de un proceso<br />

evolutivo natural en el hombre y que polariza las experiencias individuales en un<br />

mundo liberado de tiempo y espacio».|257|<br />

Texto concientizador para los artistas, sus reflexiones, como puede apreciarse, no se enajenan<br />

de la relación arte y política, lo cual, más que una osadía intelectual de Valldeperes,<br />

se constituye en una postura en la cual se equilibran el credo estético con la con-<br />

Milán Lora|Camino del oeste|Óleo/cartón piedra|63 x 48 cms.|1955|Col. del artista.<br />

Eridania Mir|Noche en el cañaveral|Óleo/cartón|57 x 47 cms.|1986|Col. del artista.

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