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Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes

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Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |228|<br />

|229| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

2|3 El arte de nuestro tiempo en el trasfondo<br />

de muchos emergentes del 50<br />

Mario Lockward|La Sagrada Familia|Óleo/tela|162 x 102 cms.|1981|Col. del artista.<br />

El credo de la modernidad dominicana, que en las artes visuales era la bandera de muchos<br />

animadores y gestores decisivos, localizados en el decenio 1940, siguió fortaleciéndose<br />

en el proceso del 1950. El discurso protocolar del funcionario vinculado al área<br />

de las Bellas Artes, e igualmente los críticos más autorizados, pero sobre todo los artistas<br />

de mayor ruptura conceptual, no hacen otra cosa que insistir en una orientación<br />

moderna. Es aceptar y formar fila en «el arte de nuestro tiempo», frase acuñada por Manuel<br />

Valldeperes para su libro publicado en 1958, en el cual, a manera de prólogo comienza<br />

señalando que: «A medida que el mundo avanza y que la civilización progresa<br />

–y progresa pese a la influencia de la fuerza coercitiva de la tradición histórica–, las formas<br />

literarias y artísticas sufren transformaciones fundamentales tanto en el fondo como<br />

en la forma. Cuando el hombre vivía en la caverna, el arte, que desde entonces ha<br />

sido una manifestación espontánea de las reacciones del espíritu humano, era cavernícola,<br />

que, en tal caso, quiere decir rudimentario. Después, con la evolución del hombre<br />

y de la manera de vivir del hombre, el arte y la literatura evolucionaron a su vez y la<br />

pintura, la escultura y la arquitectura –al igual que la música y la poesía– estuvieron a<br />

tono con la época –con su época–, porque pese a que la obra de arte es siempre un paso<br />

hacia el futuro, tienen su base en el presente».<br />

En esta reflexión agrega el crítico: «Sólo los genios de todos los tiempos han logrado<br />

sustraerse a la influencia de su época, situándose fuera del radio de acción de las masas<br />

para adentrarse en un mundo ideal –su mundo interior–, que corta de raíz las exigencias<br />

e influencias de las multitudes sobre la obra de arte, teniendo en cuenta que el<br />

hombre es más fácil a las reacciones emocionales que a las de la inteligencia. Pero el arte<br />

en su aspecto general, está sometido, por encima de todas las circunstancias de orden<br />

espiritual, al ambiente que le rodea».|247|<br />

Enfocando el ambiente,Valldeperes observa que este constituye un lastre para la obra<br />

artística cuando de manera involuntaria el artista la somete a las exigencias de la sociedad.<br />

Solo cuando se rebela contra esta verdad, se eleva hasta su mundo ideal, individualista,<br />

interior. «El mundo interior del artista está siempre en oposición con el<br />

mundo real. La posición individualista de Picasso, de Klee, de Matisse, de Kandinsky,<br />

se basa precisamente en esta oposición constructiva, evolucionadora. Si cada uno de<br />

estos genios hubiera realizado su obra de manera servil, su influencia hubiera resultado<br />

inútil. Es decir, no hubiera existido tal influencia. Ellos se acercaron a las masas sin<br />

pretender la generalización del arte; pero buscaron al pueblo para hacerle partícipe de<br />

sus emociones, de sus reacciones.Y cuando las multitudes entraron en el mundo interior<br />

que ellos, artistas –y por consiguiente creadores–, habían mostrado bellamente<br />

al vulgo para atraerle hacia los ideales nuevos, quedando hecho el milagro de la personalidad.Y<br />

el arte se independizó».|248| En base a esta condición liberadora, el esteta<br />

y crítico de arte postula una serie de consideraciones, que se desglosan a continuación:<br />

|«Lo que hace al artista es su indomable deseo de evasión: la fuga que de su presente<br />

descubrimos en todos los grandes artistas de ayer y de hoy».|249|<br />

|«No incumbe al arte ser estrictamente humano, sino proyectarse hacia lo sobrehumano.Y<br />

esto, claro está, sin traicionar la herencia del pasado, sin dejar de ser fieles a la tradición.<br />

El arte es dualismo, metafísica. Acaso la única metafísica aceptable después del<br />

oscurecimiento universal de las religiones positivas».|250|<br />

|247|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel<br />

El Arte de Nuestro<br />

Tiempo, Pág. 15.<br />

|248|<br />

Idem.<br />

Pág. 15-16.<br />

|249|<br />

Idem.<br />

Pág. 21.<br />

|250|<br />

Idem.<br />

Pág. 23.

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