Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes

Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |210| |211| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2
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Liz, Domingo,
Maestros
Dominicanos (...)
Catálogo. 1980.
Agrega Liz: «En el trabajo continuo, y con el entusiasmo del niño que maneja un juguete
nuevo, asimilábamos hora a hora, esa sustancia de contenidos iluminadores que
nos trajo la personalidad de Colson, las manos y los planos de color dejaron de ser esa
cosa diluida, sin principios ni fin, que se disolvía para terminar en ese inefable surco negro
en el que se detenía inexplicablemente todo valor tonal. La línea dejó de ser un cerco
inflexible, y recortante, para evidenciar por sí misma un universo donde las posibilidades
de la vida orgánica podían hacerse tangibles por la presencia del surco sentido,
diferenciado y penetrado de ritmo».|245|
Fue decisiva e importante la presencia de Jaime Colson durante una etapa de definiciones
dominicanas y modernas del arte nacional. Decisiva, aunque el maestro provocara
reacciones en su contra al ser nombrado Director General de Bellas Artes y especial-
la misma vida que siempre había llevado, sin cambiar nada en mis costumbres; y esto,
en verdad, no era compatible con las altas funciones que tenía que desempeñar. No es
posible ser un alto funcionario y bohemio a un tiempo mismo... / Desde muy joven
me había acostumbrado a la vida independiente sin preocuparme para nada del amenazante
qué dirán; y no era cosa de cambiar totalmente de la noche a la mañana. Así,
lo que para mí era cosa sin importancia, causaba escándalo a los ojos de los demás. Una
distancia moral semejante a la que separa a Santo Domingo y París me separaba del
medio en que tenía que desenvolverme. Por esto, sin duda, al abandonar el puesto me
encontré en el mayor desamparo y solo en todos los aspectos. Nadie quiso creer que
voluntariamente yo renunciaba al cargo que desempeñaba, sino que había sido «botado»
como descaradamente solía decirse comúnmente de aquellos que caían en desgra-
mente con el estilo de vida personal carente de hipocresía, libre, bohemia, desinhibida
y un tanto escandalosa para el medio social, de acuerdo a sus palabras: «Por mi larga ausencia,
en mi propio país me sentía extraño, y también muchos de mis compatriotas me
miraban como tal cuando así les convenía. Por esto y muchos otros motivos no fue difícil
que no tuviera éxito en la Dirección General de Bellas Artes.
Al llegar a la República, a pesar del alto cargo que se me confiara, continué llevando
cia. Entonces, por aquellos días, hasta mi talento artístico fue puesto en tela de juicio.
como si en este oscuro país hubiera habido alguien capacitado para juzgar mi obra...
/ Por otra parte, yo mismo fui culpable de que al fin se me tratase de tal manera, pues
por innata modestia, nunca quise hacer valer mis méritos en la forma que debí haberlo
hecho. Al tratar de igual a igual con aquellos que pretendían ser mis «colegas»,ingenuamente
les abrí el camino para que me desconsideraran. Muy tarde, demasiado
Jaime Colson|Sin título|Óleo/tela|72 x 53 cms.|1943|Col. Museo Bellapart.
Jaime Colson|Baquiní y la Ciguapa del Camú|Gouache/papel|50 x 32.5 cms.|1949|Col. Museo Bellapart.
Jaime Colson|Bailarines. Serie haitiana|Mixta/papel|32.5 x 24.5 cms.|1957|Col. Museo Bellapart.
Jaime Colson|Iniciación para un rito vudú|Tinta/papel|32.5 x 24.5 cms.|1959|Col. Museo Bellapart.