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Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes

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Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |200|<br />

|201| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|225|<br />

Incháustegui<br />

Cabral, Héctor.<br />

Escritores y<br />

Artistas<br />

Dominicanos.<br />

Pág. 405.<br />

|226|<br />

Contín Aybar,<br />

Pedro René, El<br />

Caribe, enero 20<br />

de 1957. Pág. 11.<br />

|227|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

|228|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel. El Arte de<br />

Nuestro Tiempo.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 151.<br />

|229|<br />

Areán, Carlos.<br />

El Caribe, enero<br />

20 de 1979.<br />

Pág. 12.<br />

que sumado es nuestra vida, el cotidiano existir. «La universalidad por el origen»... es<br />

suficiente».|225|<br />

Durante los años 1950, Clara Ledesma es una activista de primera línea. Su matrimonio<br />

con el boliviano Walter Terrazas, «un escultor abstraccionista que la indujo a la simplicidad,<br />

a lo sobrio, a la síntesis», opina Aybar quien resalta la feminidad y decorativismo<br />

como atributos de su carácter pictórico, que además autorrefleja deleitosamente en<br />

sus estilizadas negritas, a manera de Marie Laurencin».|226| Al parecer, un viaje a Haití,así<br />

como su conciencia de mujer mulata, hacen que el tema se relacione a un escenario<br />

isleño, del trópico antillano, para producir un discurso alegre, candoroso, mágico<br />

y optimista en relación a la etnia neo-africana.<br />

Otro artista que opera una rotunda transformación definitoria es Eligio Pichardo, a<br />

quien la crítica Ugarte define en 1950 como un dibujante que «tiende a la excesiva<br />

acentuación de los contornos, llegando incluso a la caricatura».|227| Después de involucrarse<br />

en la pintura muralista, simultánea a un discurso de dramatismo humano, de<br />

contextura barroca,|228| logra viajar a España donde realiza un post-grado. A su regreso<br />

al país (1954), en pocos años su discurso resume su múltiple experiencia artística:<br />

formación en la ENBA (Gausachs,Vela Zanetti, Pascual, Lothar,...), su contacto con<br />

pintores criollos de mucho impacto (Suro, Colson y su estilo neocubista); la conexión<br />

con más de un artista en la península ibérica y la tendencia estilística un tanto personal<br />

de remarcar los temas como un caricaturista (Ugarte), más bien como un expresionista;<br />

y su vínculo con Giudicelli, un poderoso colega contemporáneo que sentó<br />

cátedra visual desde 1953. El resultado de todas las experiencias de Pichardo es una<br />

síntesis discursiva caracterizada por fuertes esquemas y planos, con figuraciones abstraccionistas<br />

y simbologías, todo lo cual le permite asumir una oratoria visual barroquista,<br />

asociada al expresionismo y a un temario sociopopular tratado con desgarramiento<br />

lírico. Convertido en «expresionista integral, hay en su obras humor macabro,<br />

deformación de los rostros fieramente caracterizados y dominio seguro de la caligrafía<br />

y el ritmo».|229|<br />

mujer, revelando violencia interior en sus temas.|230| La Roques, activa todavía hacia<br />

mediados del decenio, es notable participante de muestras colectivas en las que se aparta<br />

del duro trabajo de escultora para concentrarse en el arte de los pinceles. «Retrato de mi<br />

Hermana» (óleo 1950), expuesto en la V Exposición Bienal, y «La Virgen y el Niño» (óleo<br />

1954), mostrado en la V Colectiva de Arte Católico, organizada por la Sociedad Ábside,<br />

son obras que manifiestan el vigor de una mujer marcada por la demencia. Otra mujer artista<br />

muy activa es la refugiada Mounia André, quien celebra consecutivas muestras con<br />

las cuales reconfirma su mundo de figuraciones imaginativas de carácter expresionista.<br />

Un artista joven, notable por su tendencia hacia la innovación o búsqueda vanguardista<br />

durante el período, es Antonio Toribio, «fácil captador del movimiento y del ritmo<br />

de la línea en la obra escultórica»;|231| pero además pintor y dibujante cuyas «Máscaras»<br />

(dibujo 1953) es «una composición (…) que se destaca sobre todo por ser una versión<br />

original de un tema del cual se ha abusado bastante en la pintura local».|232| Tras<br />

el alcance de la originalidad personal, a lo largo de la década en la que celebra cuatro<br />

individuales, su sumersión en el vanguardismo le llevan de la figuración al abstraccionismo<br />

y a la elaboración de esculturas experimentales, con residuos de sus personales<br />

obras, con alambres y en hierro forjado. El se convierte en vanguardista neto.<br />

Otros cuatro jóvenes artistas que alternan la producción escultórica con la pintura, son<br />

Prats Ventós, Martínez Richiez, Mejía y Liz, quienes son figuras de primera línea en la<br />

proyección del arte dominicano, e incluso para los críticos de la época en la cual emergen<br />

y ofrecen perfiles definitorios. A inicio de la etapa 1950 Prats Ventós es un escultor<br />

que deja a un lado el hacer pictórico, «escalando, rápidamente, un puesto de vanguardia<br />

entre los artistas de hoy.Vigoroso, sigue las líneas puras de un clasicismo moderno<br />

y produce obras bellas en materiales nobles, recogiendo a veces suaves ondulaciones<br />

de un cuerpo femenino, y otras los rasgos firmes, severos y enigmáticos de la<br />

raza negra»,|233| visibles en grandes rostros tallados de mujeres y en su «Cabeza de<br />

Zombie» (1953), revelando esta última el inicio de un proceso de evolución que había<br />

de conducir a Prats Ventós hacia su «Maternidad», primer premio de escultura en<br />

la Bienal de 1954. En efecto, en esta obra existe una evidente relación entre su forma<br />

humanística precedente y la «Cósmica de Ondina» (1958), figura que posee singulares<br />

intuiciones plásticas de carácter subjetivo.|234| El escultor procesa, a partir de entonces,<br />

la formulación de la tridimensionalidad abstraccionista, lenguaje con el cual también<br />

incursiona en la pintura.<br />

Martínez Richiez es, en la opinión de María Ugarte, «laborioso, constante, se afana en<br />

aprender, en renovarse, en alcanzar la meta. Sus esculturas, sus tallas, sus relieves, son pa-<br />

|230|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe,<br />

diciembre<br />

7 de 1952.<br />

|231|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

|232|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe, abril 26,<br />

de 1953. Pág. 9.<br />

|233|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

|234|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel. El Caribe,<br />

septiembre<br />

24 de 1966.<br />

Desenvolviéndose en el territorio nacional, otros artistas también se definen como temperamentos,<br />

consolidando, como el caso de Eligio Pichardo, los respectivos derroteros estilísticos.<br />

Sucede con Marianela Jiménez, Noemí Mella,Aida Roques, Nidia Serra, pintoras<br />

que se reafirman en los discursos personales. La Jiménez registra su reaparición celebrando<br />

su primera muestra personal (1952), en la que exhibe 70 obras que reconfirman<br />

su tono objetivo y lírico en un múltiple temario. Noemí Mella, quien también celebra<br />

individual mostrando cien obras (1952), revela una calidad enérgica bastante rara en una

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