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Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes

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Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |150|<br />

|151| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|157|<br />

Liz, Domingo,<br />

citado por María<br />

Antonienta<br />

Rosario, op. cit.<br />

|158|<br />

Liz, Domingo,<br />

citado por<br />

Delia Blanco,<br />

Listín Diario,<br />

15 de diciembre,<br />

de 1998.<br />

aprovechado esa libertad dogmática para hacer lo que ha querido hacer «sin tener que<br />

satisfacer los gustos de otros»;|157|también para establecer las relaciones visuales con el<br />

entorno social, con los espacios concretos y marginales frente a los cuales se coloca como<br />

un observador y conjugador al mismo tiempo. Los espacios los conforma, en primer<br />

lugar, el paisaje habitacional y ribereño del Ozama que contempla desde la margen<br />

opuesta en donde reside. Sobre esta vivencia, la explicación pertinente: «Las formas<br />

son para mí datos que se imponen a la vista y con los que puedo, y me gusta jugar horas<br />

enteras hasta que yo logre darle mi propia vuelta a esos cubículos que parten de lo<br />

que hay de frente; las tengo amontonadas, apretadas, como esa intensidad con que la<br />

gente pobre sabe construir barrios en desorden, improvisando, anchando, empujando.<br />

Yo también puede ser que haga lo mismo, pero muchas veces me detengo y remeneo<br />

adentro, entonces me inspiran una forma donde se encajan cosas y por eso me permite<br />

crear elementos muy distintos en una misma tela».|158|<br />

año. Deja una profesión lucrativa con el fin de realizar una obra artística en un medio<br />

en donde no existe entonces el aficionado comprador de obras de arte».|160|<br />

Con la base educativa adquirida, Hernández Ortega ingresa a la ENBA cubriendo los<br />

años formativos (1942-1945), en los que volvió a tener como maestra a la Woss y Gil,<br />

así como a los artistas refugiados que completaban el cuerpo docente. Fernández Spencer,<br />

poeta y militante de la Poesía Sorprendida, movimiento al que se asocia el pintor,<br />

explica los fundamentaciones formativas que obtiene de sus maestros:<br />

«Con Manolo Pascual le llega el arte del dibujo inspirado en el esquematismo de las figuras<br />

de los vasos helénicos; pero antes había pasado por las lecciones del desnudo sorprendente<br />

en los cuadros y en los dibujos de Celeste Woss y Gil. Con Gausachs, la experiencia<br />

fue extraordinaria, pues ese maestro catalán iba, desde su arribo al país, a in-<br />

|160|<br />

Fernández<br />

Spencer, Antonio.<br />

La Noticia,<br />

suplemento<br />

cultural, 14 de<br />

enero de 1974.<br />

|159|<br />

Liz, Domingo,<br />

texto del 15 de<br />

septiembre de<br />

1930, en catalogo<br />

GAM, 27/10/80.<br />

Artista de una gran conciencia, su discurso visual ha estado acompañado del postulado<br />

reflexivo de la palabra. Cuando se le ha preguntado qué es el arte, se ha autodebatido<br />

en disquisiciones, alegando la dificultad de la definición, pero diciendo: «Arte es comunicación»,<br />

aclarando de inmediato: «Y la primera condición del arte genuino es la sinceridad.<br />

Solamente a través del individuo que ha llegado a tener identidad propia puede<br />

integrarse una comunidad armónica en la cual él haga sin mistificaciones el trabajo<br />

que le corresponde.Tenemos que ser conscientes y no dejarnos fascinar por cantos de<br />

sirenas ni dejarnos arrastrar por voces que nos confunden las vivencias que se mueven<br />

en el fondo de nosotros mismos».|159|<br />

Domingo Liz llena a cabalidad y sin desniveles los campos de la escultura, del dibujo y<br />

de la pintura.A este último arte se asocian dos personalidades que pueden ser consideradas<br />

pintores puros, ya que se desarrollaron como tales desde el 1945 en adelante y así<br />

son reconocidos a lo largo de las trayectorias personales durante las cuales definen sus<br />

respectivos espacios, estilos y obras. Uno de ellos es Gilberto Hernández Ortega y el<br />

otro, Eligio Pichardo.<br />

GILBERTO HERNÁNDEZ ORTEGA tenía seis meses de nacido en Baní, en<br />

1923, cuando es trasladado a la capital de la República, en donde crece, corretea por los<br />

espacios viales, nada en el río Ozama en edad juvenil, debatiéndose cuando tiene que<br />

decidir entre dos opciones de trabajo: la de ser pintor o ingeniero-arquitecto. Para este<br />

momento ya había tenido la experiencia de asistir a la academia semioficial establecida<br />

por Celeste Woss Gil desde los años del 1930. Posiblemente esta experiencia fue decisiva.<br />

«Para realizar su carrera de pintor abandona los estudios de ingeniería en el tercer<br />

tegrar su arte pictórico a la morfología de la negra y de la mulata dominicana, al mundo<br />

mágico que la rodea y a la naturaleza del trópico, no contemplada a la manera naturalista<br />

del expresionismo del maestro alemán Hausdorf, sino más bien con pupilas de<br />

hechicero».<br />

Con esos maestros a Hernández Ortega le llega la mejor tradición del arte europeo.Todo<br />

el renacimiento en el dibujo de proyecciones helénicas de Manolo Pascual. Con él<br />

Tuto Báez|Retrato de Gilberto Hernández Ortega|Tinta/papel|28 x 23 cms.|1949|Col. Ramón Francisco.<br />

Gilberto Hernández Ortega|Los amantes|Tinta/tela|84 x 69 cms.|1946|Col. Banco Popular.

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