Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes

Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |104|
|105| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1
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Tanasescu, Horia.
El Caribe, 16 de
mayo de 1955.
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La República
Dominicana,
Op. Cit.
Pág. 223.
pintura. Irónica a veces, juguetona a menudo, pero muy cuidadosa en la elaboración de
sus cuadros, esta pintora introduce en el panorama artístico nacional una alegría de vivir
muy en contraste con la solemnidad de la mayor parte de sus compañeros de arte».|90|
En un libro general sobre el país se establece que «Clara Ledesma es, sin duda, la más
sobresaliente de entre las mujeres. Su obra está saturada de lirismo. Sus figuras extrañas,
sus colores brillantes aportan un sentido ritualista a la actual pintura dominicana. Ella
mezcla el trópico a la más pura fantasía, ofreciendo en sus cuadros una visión muy personal
del ambiente dominicano. Después de un viaje a España y de un largo recorrido
por Europa, ha retornado al país con un caudal acrecentado. Su expresión ha llegado a
la síntesis más perfecta. Nada falta en sus cuadros, nada sobra. Su color es más seguro.
Sus líneas están llenas de gracia y de movimiento.|91|
les son característicos, sino por su tendencia hacia la intensificación de la simplicidad y
de la síntesis», que se expresan en obras relativamente distantes. Una de ellas «Jungla»
(óleo 1953), realizada en Madrid, y «Ozama», primer premio de pintura de la Bienal
Nacional de 1956. En este tránsito, ella produce otras pinturas abstractas y surreales que
denotan la conexión con artistas que la impactan, sobre todo, los pintores de la escuela
flamenca y contemporáneos, como Chagal, Miró y Klee. Ellos fueron parte de una vivencia
y captación, por lo que se evidencian en el discurso de Ledesma como huellas
pictóricas no conceptuales o esenciales, ya que «ella es una pintora fundamentalmente
dominicana», argumenta Valldeperes, para quien esa cualidad –la de su origen nacional–
la define «el clima de espíritu (…) la visión emocional que revela su procedencia y además,
el instinto como factor influyente en la obra pictórica. Se trata de una pintura in-
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Valldeperes,
Manuel.
El Caribe.
22 de septiembre
de 1968.
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Nelken, Margarita,
citada por
Rubén Suro,
Op. Cit.
Pág. 66.
Como evidencian los comentarios referidos, la artista fue durante el período del 1950
una decidida activista del quehacer pictórico, fortalecido además por su corta estadía
europea, en donde su obra adquiere una tendencia más universalista, con influencia de
pintores europeos y suramericanos, pero sin pérdida de su raíz cultural y geográfica.
«Pintora temperamental que se ha hecho a sí misma, –como la juzga Valldeperes–, su
obra ofrece un mayor sostenimiento no tanto de sus formas abreviadas y deformes que
tuitiva que como la infantil –la más pura– por la fuerza del instinto adquiere conciencia
de sus posibilidades».|92|
A través de una vitalidad recreativa circunscrita a la segunda mitad del decenio 1950,
Clara Ledesma entró en un mundo mezclado de abstracciones y figuraciones, de visiones
mágicas y tropicales del que se percata Margarita Nelken cuando escribe que
la pintora afirma una intensidad de proyección tropical muy sugestiva y fascinan-
Clara Ledesma|Negrita|Óleo/tela|52 x 43 cms.|1956|Col. Ramón Francisco.
Clara Ledesma|Negrita lavando|Tinta/papel|35 x 28 cms.|1956|Col. Ramón Francisco.
Clara Ledesma|Autorretrato|Mixta/papel|C.1946|Isla Abierta, Suplemento del Periódico Hoy.
Clara Ledesma|Negritas|Óleo/cartón|62 x 37 cms.|C.1955|Col. Eridania Mir.