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Tomo Completo 60.8 MB - Grupo Leon Jimenes

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VOLUMEN<br />

1940 19503


Danilo<br />

De los Santos<br />

EMORIA DE<br />

LA PINTURA<br />

DOMINICANA<br />

MConvergencia de Generaciones<br />

3<br />

1940 1950<br />

´<br />

COLECCION<br />

CENTENARIO<br />

G R U P O<br />

´<br />

LEON JIMENES


´<br />

COLECCION<br />

CENTENARIO<br />

Contenido<br />

G R U P O<br />

´ LEON JIMENES<br />

De los Santos, Danilo, 1944-<br />

Memoria de la pintura dominicana / Danilo De los Santos.–<br />

Santo Domingo : <strong>Grupo</strong> León <strong>Jimenes</strong>, 2003.<br />

8v. : il.– (Colección Centenario <strong>Grupo</strong> León <strong>Jimenes</strong>)<br />

Contenido: v. 1 Raíces e impulso nacional 2000 a. c.–<br />

1924.— v.2 Impulso y desarrollo moderno 1920-1950.–<br />

v.3 Convergencia de generaciones 1940-1950<br />

1. Pintura dominicana – Historia 2. Pintores dominicanos I.Título<br />

759.97293<br />

S237m<br />

CEP / Centro León<br />

©2004 <strong>Grupo</strong> León <strong>Jimenes</strong><br />

ISBN 99934-913-6-5<br />

Todos los Derechos Reservados.<br />

Registro de Propiedad Intelectual.<br />

Este libro es propiedad del Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida<br />

en ninguna forma o medio sin el permiso escrito del propietario,<br />

excepto para la inclusión de citas en una reseña o revista.<br />

COORDINACIÓN EDITORIAL<br />

Félix Fernández<br />

DIGITACIÓN<br />

Josefina Soriano Tallaj<br />

ÍNDICE BIBLIOGRÁFICO Y ONOMÁSTICO<br />

Luis Córdova<br />

FOTOGRAFÍA<br />

Mariano Hernández<br />

Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

DISEÑO Y PRODUCCIÓN<br />

Lourdes Saleme y Asociados<br />

Directora de arte / Lourdes Saleme<br />

Diseñadora asociada / Kirsis Santana<br />

IMPRESIÓN<br />

Vistacolor ®<br />

Santiago de los Caballeros,<br />

República Dominicana<br />

2004<br />

CUBIERTA<br />

Paul Giudicelli. Pelea de gatos.<br />

Clara Ledesma. Amantes (detalle).<br />

PÁGINA 1<br />

Gilberto Hernández Ortega. Composición.<br />

1<br />

2<br />

EL TRÁNSITO DE<br />

LA DÉCADA DE 1940 A 1950<br />

1|1 Arte, trujillismo<br />

y vanagloria 7<br />

1|2 Los primeros egresados<br />

de la ENBA: pasos perdidos<br />

y rastros encontrados 20<br />

1|3 Un núcleo de independientes<br />

y desolvidados 56<br />

1|4 Otra mirada a la primera<br />

generación de la ENBA:<br />

cinco sobresalientes pintoras 70<br />

1|5 Más activistas de la primera<br />

generación: seis notables<br />

artistas hombres 114<br />

LA CONFLUENCIA DE<br />

LAS GENERACIONES<br />

EN LA DÉCADA DE 1950<br />

2|1 La modernidad<br />

y la orientación de<br />

los artistas más notables 181<br />

2|2 Una visión general<br />

del período 1951-1960 206<br />

2|3 El arte de nuestro<br />

tiempo en el trasfondo<br />

de muchos emergentes<br />

del 50 228<br />

2|4 Seis pintores del norte<br />

en el género nativo 254<br />

2|5 Dos variables<br />

de la generación:<br />

independientes<br />

y autodidactas 282<br />

3<br />

LA CONFLUYENTE<br />

CONTINUACIÓN<br />

DE UN DECENIO<br />

3|1 La grandilocuencia de<br />

un aniversario: arquitectura,<br />

artistas, celebraciones<br />

y decadencia 353<br />

3|2 Cinco artistas notables<br />

de la generación del 1950:<br />

Giudicelli, Peña Defilló,<br />

Silvano, Balcácer<br />

y Gaspar Mario 378<br />

3|3 La proyección de otros<br />

cinco sobresalientes:<br />

Faxas, Dionisio Pichardo,<br />

Guillo, Cestero y Azar 440<br />

Bibliografía 472<br />

Índice onomástico 480<br />

Índice de ilustraciones 485


1|1 Arte, trujillismo y vanagloria<br />

1E L TRÁNSITO DE LA<br />

década de 1940 a 1950<br />

Históricamente, en la década del 1940 se desarrolla otro florecimiento cultural solamente<br />

comparable con el de aquella etapa del cambio de las estructuras económicas,<br />

políticas y sociales, que comienza en el decenio 1870 bajo el impulso de los liberales,<br />

con Luperón a la cabeza, y en el que se destaca la poderosa influencia educativa de Hostos.<br />

Es un impulso caracterizado por la aparición de los primeros grandes poetas, narradores<br />

y ensayistas, quienes conforman junto a músicos y artistas visuales un círculo cultural<br />

vitalizador de una espiritualidad nacional que trasciende.Aglutinantes de este círculo<br />

resultan las sociedades civilistas, culturales y recreativas, e igualmente los medios<br />

editoriales y periodísticos. Ese primer florecimiento de aliento romántico y positivista,<br />

de búsqueda del progreso y de animación social generalizada, terminó coincidiendo<br />

Yoryi Morel|Los estudiantes (cuarteto)|Óleo/tela|38 x 34 cms.|Sin fecha|Col. Banco Popular.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |8|<br />

|9| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|1|<br />

Galíndez, Jesús de.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 244.<br />

con la llamada «dictadura criolla» de Ulises Heureaux y los predominios caudillescos sucesivos<br />

que culminan con la dictadura militar, que representa la intervención estadounidense<br />

de 1916-1924.<br />

El nuevo florecimiento cultural que se produce durante los años del 1940 se caracteriza<br />

por la confluencia de respuestas nacionales registradas con independencia al nacionalismo<br />

político que adviene con la consolidación de la dictadura de Trujillo y el florecimiento<br />

moderno de las artes, de la educación y de las letras. Este otro renacimiento dominicano<br />

es limitado frente a la triple asociación del capitalismo personalizado, capitalización burocrática<br />

y capital territorial monopólica. Empero, representa una renovación de alcances<br />

sostenidos, moviéndose entre una cierta libertad artística a niveles colaterales y la negación<br />

política de esa libertad en otros aspectos esenciales de los derechos civiles.<br />

permite el restablecimiento de la Facultad de Filosofía (1940) y la construcción de modernos<br />

edificios de la Ciudad Universitaria. La matrícula estudiantil refleja un aumento<br />

creciente: en el 1936-37 el total de estudiantes universitarios fue de 328, en el curso<br />

1941-42 aumentó a 900, en el curso 1946-47 a 1,558 y en el curso 1951-52 llegó a<br />

2,449. La intensificación de la enseñanza primaria y secundaria se relaciona con el aumento<br />

de la matrícula universitaria. Sobre este aspecto comenta: «Sin contar las escuelas<br />

de emergencias para combatir el analfabetismo adulto, las cifras comparativas ofrecen los<br />

siguientes datos: de 898 escuelas en 1936-37 a 2,747 en 1951-52».También se refiere al<br />

programa de las Escuelas Especiales que se implementa durante el régimen. En este programa<br />

figuran la Escuela Nacional de Bellas Artes, el Liceo Musical, la Escuela Diplomática<br />

y Consular y la Escuela de Oficio. Galíndez resalta la atención que merecen las ins-<br />

|2|<br />

Idem.<br />

Págs. 224-225.<br />

Quizás lo correcto es entender este proceso de florecimiento producido durante los años<br />

del 1940 a la luz del enfoque apreciativo de Jesús de Galíndez, quien al referirse a las políticas<br />

culturales de la dictadura, señala: «Aunque sea menos llamativo, también cabe anotar<br />

en el haber del régimen trujillista un cierto progreso cultural, ya que no espiritual. Es<br />

decir, el aumento de instituciones de cultura en su aspecto material».|1| De Galíndez<br />

detalla los aspectos que cualifican este progreso enfocado a la Universidad, cuyo apoyo<br />

tituciones culturales de distinta índole, creadas y reorganizadas, como la Orquesta Sinfónica<br />

Nacional, el Archivo Nacional, la Biblioteca de la Universidad y la proyectada Galería<br />

de Bellas Artes,… así como el fomento prestado a los pintores, escultores y literatos.<br />

Finalmente menciona la publicación de dos periódicos: «El Caribe» y «La Nación»,así<br />

como el establecimiento de la estación radio-televisora «La Voz Dominicana», lo cual supone<br />

un progreso aunque esté disminuido su alcance por la tendenciosa propaganda».|2|<br />

José Vela Zanetti|Sin título (Bodegón)|Óleo/cartón|87 x 175 cms.|1948|Col. Cándido Bidó.<br />

Manolo Pascual|Atleta|Tinta/papel|31 x 18 cms.|Sin fecha|Col. Banco Popular.<br />

Ernesto Lothar|Retrato de la señora M|Mixta/papel|1941|Catálogo Exposición Nacional.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |10|<br />

|11| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

Como el dictador Trujillo era el primero en todo: primer caudillo, primer general, primer<br />

maestro, primer constructor, etc., la tendencia era reconocer que todo se debía a<br />

su iniciativa y decisión. Independientemente de una voluntad megalómana, personalista<br />

y controladora, las iniciativas procedían de funcionarios con claras visiones de las necesidades<br />

de la nación. Fue el caso de Rafael Díaz Niese, quien al retornar al país fue<br />

requerido por Trujillo en atención a su formación, sobre todo de políglota y hombre<br />

cosmopolita. Con gran visión moderna e interesado por la cultura, Díaz Niese aceptó<br />

ser funcionario del régimen y desde esa posición influyó directamente en el proyecto<br />

de animación y educación de las Bellas Artes, convirtiéndose en orientador e ideólogo<br />

decisivo.<br />

Díaz Niese era un gestor moderno e igualmente lo eran los arquitectos que se asocia-<br />

dominicano y coadyuvan positivamente en la orientación moderna (Gausachs, Pascual,<br />

Granell, Lothar,Vela Zanetti,…), orientación también pautada de manera directa por los<br />

artistas Celeste Woss y Gil,Yoryi Morel, Darío Suro y de forma indirecta por Tito Cánepa<br />

y Jaime Colson, residentes en el extranjero.<br />

El florecimiento de la década del 1940 se relacionó con otras manifestaciones, como la<br />

música, consagrándose un buen número de compositores nacionales (Pancho García,<br />

Ravelo, Hernández, Ignacio,…), llevados al nivel sinfónico por el Maestro Casals Chapí.<br />

También el teatro, animado por un sector del exilio antifascista y republicano de Santo<br />

Domingo. Este exilio trajo al país, además de artistas de todo género, narradores, técnicos,<br />

periodistas, poetas, juristas, historiadores, filósofos y académicos universitarios con<br />

quienes sufre el medio capitalino una alteración innovadora en términos socioculturales.<br />

ban como generación a Guillermo González y José Antonio Caro, una generación que<br />

trascendía con sus iniciativas y obras al hecho situacional de diseñar y construir principalmente<br />

para un régimen que los colocaba temporalmente en el anonimato porque el<br />

único «arquitecto» de la República era el tirano. Estos primeros maestros de la moderna<br />

arquitectura funcional conforman un eje de florecimiento de los años 1940 y con<br />

posterioridad a ese decenio. Igualmente lo son los artistas exiliados que hacen camino<br />

Darío Suro|Choza campesina|Óleo/tela|25 x 38 cms.|1937|Col. Wenceslao Vega.<br />

Joseph Fulop|Paisaje|Óleo/tela|20 x 27cms.|1949|Col. J. A. Wittkop.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |12|<br />

|13| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|3|<br />

Idem,<br />

Pág. 225.<br />

|4|<br />

Lebrón Saviñón,<br />

Mariano.<br />

Historia<br />

de la Cultura<br />

Dominicana,<br />

<strong>Tomo</strong> IV. 1982.<br />

Págs. 7-14.<br />

Frecuentes exposiciones de artes visuales y conciertos promovidos dentro y fuera de los<br />

límites capitalinos, conferencias, tertulias y espectáculos de teatro definen un singular activismo,<br />

al que se suma el quehacer de la literatura nacional con numerosas publicaciones,<br />

notables grupos de poetas, el impulso de la crítica de arte y la aparición de movimientos<br />

o tendencias literarias que forman parte de un quehacer cultural de doble confluencia<br />

como es la oficial y la privada. En relación al ambiente cultural de estos años,<br />

escribe Galíndez: «No todas estas manifestaciones culturales de los últimos años han surgido<br />

de un impulso gubernamental.A su lado hay que mencionar con elogio la labor de<br />

librerías de propiedad privada: «La Librería Dominicana» organiza conferencias culturales.<br />

<strong>Grupo</strong>s de poetas como «La Poesía Sorprendida» y poetas individuales como Moreno<br />

Jiménez, Incháustegui, Mieses Burgos, Carmen Natalia y Oscar Pacheco; novelistas<br />

como Marrero Aristy, Damirón y López Penha, cuentistas como Juan Bosch; quienes a<br />

veces han terminado por someterse al régimen, y alguna otra vez han tenido que partir<br />

al destierro. Centros de divulgación cultural como «Amantes de la Luz» en Santiago de<br />

los Caballeros. Colegios privados como el «Instituto Escuela» y alguno religioso».|3|<br />

Las citadas apreciaciones sobre Contín Aybar las emite Mariano Lebrón Saviñón, un<br />

integrante del movimiento de La Poesía Sorprendida, cuya revista homónima desarrolló<br />

una labor difusora, crítica y de repudio tácito a la dictadura con una escritura<br />

muchas veces de doble significado, recubierta si se quiere, aunque decididamente asumió<br />

la denuncia social en textos como «Clima de Eternidad», de Franklin Mieses<br />

Burgos, y «Vlía», de Freddy Gatón Arce.|5| Con desenvolvimiento durante tres años<br />

(1943-1946), las revistas y los cuadernos son relevados por otras publicaciones asociadas<br />

al movimiento. Durante el año 1947 aparece «Entre las Soledades», órgano dirigido<br />

por Fernández Spencer, seguido durante el decenio 1950 de «La Isla Necesaria»,<br />

una colección de publicaciones dirigidas por varios poetas sorprendidos. Entre los<br />

números publicados figura «Como Naciendo Aún», un texto de Lupo Hernández<br />

|5|<br />

Rueda, Manuel.<br />

Dos Siglos<br />

de Literatura (…).<br />

Poesía (1), 1996.<br />

Uno de los medios notables de difusión cultural fueron los Cuadernos Dominicanos de<br />

Cultura, una revista con labor entre 1943 y 1952, animada por un grupo de intelectuales<br />

oficiales y en la que se publicaba un material diverso: ensayos, investigaciones históricas,<br />

documentos gubernativos y una variedad de textos literarios (poesía, ensayo, teatro<br />

y cuento), a veces publicados íntegramente o de manera parcial. En ediciones de estos<br />

cuadernos aparecerían con frecuencia reproducciones artísticas, en su mayoría de<br />

pintores nacionales. Sus directores eran intelectuales modernos, entre ellos Pedro René<br />

Contín Aybar, definido como «un gran esteta: poeta, ensayista, crítico de arte, dramaturgo<br />

y admirable causser», quien se convirtió en una figura fundamental del quehacer artístico<br />

y literario durante las décadas del cuarenta y del cincuenta. Él difundió a grandes<br />

poetas casi desconocidos por los dominicanos (Lorca, Neruda,Vallejo,…). Fue de<br />

los primeros en reconocer los méritos de Domingo Moreno Jiménez y su Postumismo<br />

e igualmente dio a conocer en Santo Domingo la labor creadora de Jaime Colson. Se<br />

distinguía, además, como conferencista de atención social y de sustentaciones osadas.<br />

Contín publicó en 1945 la «Antología Poética Dominicana, un valioso libro en el que<br />

dejó fuera a muchos encumbrados e incluyó algunos poetas desafectos al régimen y<br />

otros que aparentemente conspiraban desde el exilio (…). La osadía de Contín fue<br />

grande (…) en su antología (…) incluye no sólo los poemas revolucionarios de Incháustegui<br />

Cabral, Mariano Lebrón, Pedro Mir y Rubén Suro, sino que incluye poetas<br />

prohibidos como Emilio Morel y Lucas Pichardo».|4|<br />

Celeste Woss y Gil|Cinco ritmos lineales: Andante|Dibujo|Dic. 1943|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 3.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |14| |15| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|6|<br />

Alcántara<br />

Almánzar, José.<br />

Estudio de Poesía<br />

Dominicana.<br />

1978. Pág.18.<br />

Rueda, integrante de una generación de nuevos poetas que se dan a conocer a partir<br />

de 1948, los cuales recogen la herencia de las dos tendencias poéticas principales de<br />

la época, «la Poesía Sorprendida, universalista, influida por el surrealismo y la Poesía<br />

Independiente, de intención social y neorrealista».|6| A esta última tendencia pertenecían<br />

Tomás Hernández Franco, Pedro Mir, Manuel del Cabral y Héctor Incháustegui<br />

Cabral.<br />

Los integrantes de la Generación de 1948 –explica Baeza Flores– «viven una etapa de<br />

identificación y agrupamiento generacional, que ocurre desde las páginas de «El Caribe»<br />

que dirige María Ugarte y desde Cuadernos de Cultura Dominicana, que es la única<br />

revista literaria que existe entonces, cuando estos poetas aparecen, y no tienen otra<br />

donde ir».|7| Cohesionados más por determinados fenómenos generacionales que<br />

1960), Rafael Lara Cintrón (n. 1931), Luis Alfredo Torres (n. 1935), Juan Alberto Peña<br />

Lebrón (n. 1930), Rafael Valera Benítez (n. 1928),Abelardo Vicioso (n. 1930) y Víctor<br />

Villegas (n. 1924), el desenvolvimiento de estos poetas se produce dentro de circunstancias<br />

que parecen variar la dirección del sistema trujillista. Una de esas situaciones<br />

es la estrategia del régimen en cuanto a permitir la formación y el activismo<br />

de grupos políticos de oposición, hecho que estimula la salida del Movimiento Obrero<br />

Dominicano, el cual promovió una huelga en los campos azucareros de San Pedro<br />

de Macorís y La Romana. Este rejuego de apariencia democrática concluyó con las<br />

acciones opresoras que incluso produjeron el asesinato de algunos líderes. Otra circunstancia<br />

fue la invasión de Luperón de 1949, comandada por Horacio Ornes Coiscou.<br />

Estos hechos y otros que se asociaron a prácticas arriesgadas (escuchar la radio<br />

|9|<br />

Hernández Rueda,<br />

Lupo.<br />

La Generación<br />

del 48. <strong>Tomo</strong> I.<br />

Págs. 31-32.<br />

|7|<br />

Baeza Flores, A.<br />

La Poesía<br />

Dominicana (…).<br />

<strong>Tomo</strong> IV, 1986.<br />

Pág. 92.<br />

|8|<br />

Rueda, M.<br />

Op. Cit.<br />

Págs. 30-32.<br />

por edades a tomar en cuenta (sus integrantes nacen entre 1924 y 1931), los nuevos<br />

poetas convierten los hogares de Mieses Burgos y Manuel Rueda en centro de sus<br />

operaciones. «El lema que identifica a la generación: Poesía con lo Dominicano Universal,<br />

reinterpreta o repite el fundamento de La Poesía Sorprendida».|8| Conformado<br />

por Lupo Hernández Rueda (n. 1930), Máximo Avilés Blonda (n. 1931), Ramón<br />

Cifré Navarro (n. 1926),Abel Fernández Mejía (n. 1931), Juan Carlos Jiménez (1930-<br />

clandestina, efectuar lecturas prohibidas, …) crearon una conciencia antitrujillista y de<br />

combate poético, indirecto –a la manera de Los Sorprendidos–, cauteloso y a veces<br />

oscuro en los pronunciamientos.|9|<br />

Rebeldes por razones políticas, los jóvenes escritores de la Generación del 48 asumen<br />

un concepto poético del español Miguel Hernández para identificar sus ediciones bibliográficas.<br />

Se trata del verso «El Silbo Vulnerable». «Con esta señal de identidad publi-<br />

Celeste Woss y Gil|Cinco ritmos lineales: Scherzo|Dibujo|Dic. 1943|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 3.<br />

Celeste Woss y Gil|Cinco ritmos lineales: Adagio|Dibujo|Dic. 1943|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 3.<br />

Celeste Woss y Gil|Cinco ritmos lineales: Allegro|Dibujo|Dic. 1943|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 3.<br />

Celeste Woss y Gil|Cinco ritmos lineales: Sinfonía|Dibujo|Dic. 1943|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 3.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |16|<br />

|17| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|10|<br />

Idem.<br />

Pág. 33.<br />

can «Trío» (1957), en cuya solapa plantean que toda manifestación del arte dominicano<br />

debe partir de las raíces de nuestras colectividad, lo cual como objetivo debe alcanzarse<br />

mediante la búsqueda e identificación con nuestras más plausibles esencias, como<br />

único medio para arribar a la expresión de las dimensiones universales del ser dominicano.<br />

Como meta prioritaria, El Silbo se propone garantizar el rumbo de ciertas manifestaciones<br />

fundamentales del proceso cultural dominicano, teniendo al hombre como<br />

único ser sujeto de destino y la única criatura susceptible de plantearse el problema de<br />

su tránsito por el mundo».|10|<br />

que se vive bajo un sistema tiránico, bajo una dictadura con un control poderoso, férreo,<br />

unipersonal, con el Benefactor de la Patria como cumbre de la pirámide. Está, además,<br />

la Fortaleza Militar junto al Ozama, donde van a parar los desafectos al régimen.<br />

Estos poetas de 1948 dicen, expresan su protesta, pero deben cuidar la forma de hacerla<br />

llegar a los capaces de recibirla.Y las referencias religiosas –Dios– son elementos y<br />

símbolos de este lenguaje».|11|<br />

|11|<br />

Baeza Flores, A.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 92.<br />

Los poetas del 48 apenas esbozaban su punto de partida cuando se produce la expedición<br />

armada de exiliados antitrujillistas del 19 de junio de 1949. Buscando derrocar el<br />

régimen que oprimía al pueblo dominicano, un buen número de expatriados se habían<br />

organizado alrededor de Juan Rodríguez García, entrenándose militarmente en Guatemala<br />

con el apoyo del Presidente Juan José Arévalo, partidario de la causa antitrujillis-<br />

La Generación del 48 propugna por una poesía responsable, artística y testimonial, basada<br />

en la belleza y en la verdad; pero poesía con el hombre dominicano unida a la conquista<br />

integral de la libertad. Con un desenvolvimiento registrado, sobre todo, en el período<br />

marcado por los años del 1950, a partir de los cuales maduran sus voces, esta generación<br />

provoca el siguiente punto de vista de Baeza Flores: «Estos poetas buscan lo<br />

nacional desde varias vías que van desde el neorrealismo y un neobarroquismo. Procuran<br />

en idioma poético propio identificable que sea participable y cuidadoso, esmerado,<br />

filtrado, pero que pueda contener, simbólicamente –y de ahí el barroquismo– las intenciones<br />

políticas anti-tiránicas que los animan. Son protestatarios, pero hay que recordar<br />

Gilberto Hernández Ortega|Viñeta para «6 Cantos» de Franklin Mieses Burgos|Mayo 1948|Cuadernos Dominicanos<br />

de Cultura Nº 5.<br />

Jaime Colson|Viñeta para «Cibao» de Tomás Hernández Franco|1951.<br />

Darío Suro|Viñeta para «La Vida Itinerante» de Rafael Díaz Niese|Marzo 1944|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 7.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |18| |19| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

2,121,000 habitantes,|12| Trujillo era el hombre más rico de la isla y el gobernante<br />

con más poder en la región caribeña. Este amplio poderío le permitía inmiscuirse indirectamente<br />

en asuntos de otros países periféricos, extendiendo la criminalidad para<br />

eliminar todo enemigo o para promover las iniciativas propagandísticas que elevaran<br />

favorablemente su imagen de estadista, promotor y protector de todo desarrollo material,<br />

público y espiritual.<br />

El 1950 es el año en el cual el Estado trujillista entra en la senda de su apogeo y crisis.<br />

También en este año las artes ofrecen una floración de muchos elementos, entre ellos<br />

los grupos generacionales que integran los nuevos nombres artísticos. Estos los definen<br />

básicamente los egresados de la ENBA cuyos nombres comienzan a trascender desde las<br />

aulas, celebrando individualidades cuando se titulan y participando en importantes cota.Tres<br />

naves aéreas se habían preparado para la expedición lo suficientemente abastecida<br />

de pertrechos para armar cientos de hombres que conformaban la resistencia clandestina<br />

en el país. De todas las naves, sólo el hidroavión comandado por Ornes Coiscou<br />

pudo descender en la rada de Luperón en donde las milicias trujillistas aguardaban,<br />

ya que las fuerzas de seguridad de la dictadura tenían las informaciones precisas sobre<br />

la incursión armada. Gran parte de los expedicionarios fueron eliminados y de igual<br />

manera los miembros del frente interno, quienes también cayeron víctimas del compromiso<br />

y de la labor de los espías conocidos como «calieses». El aumento de la opresión<br />

política fue consecuencia simultánea a la vanagloria de un sistema que se sentía infalible,<br />

insustituible y todopoderoso.<br />

Dominando un país cuya población, de acuerdo al Censo Oficial del 1950, era de<br />

|12|<br />

Galíndez, Jesús de<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 225.<br />

lectivas junto a sus maestros. Son generaciones comprendidas entre 1940 y 1960 en las<br />

que incluyen nombres de provincias: autodidactas, informales y asociados a escuelas locales<br />

y foráneas.<br />

Eugenio Fernández Granell|Torero nostálgico|Tinta/papel|28 x 33 cms.|1944|Col. Román Ramos.<br />

Jaime Colson|Bon Jour M’sie Colson|Tinta/papel|29 x 21 cms.|Sin fecha|Col. Banco Popular.<br />

José Gausachs|Composición|Acuarela/papel|29 x 22 cms.|Sin fecha|Col. Banco Popular.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |20|<br />

|21| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|13|<br />

Memoria<br />

del Año 1942.<br />

Pág. 224.<br />

1|2 Los primeros egresados de la ENBA:<br />

pasos perdidos y rastros encontrados<br />

En agosto de 1942 se inauguró la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA), con un programa<br />

concebido para formar profesionalmente vocaciones artísticas con alcance docente.<br />

Si para la creación de este plantel Jaime Colson había elaborado un proyecto que de<br />

acuerdo a su testimonio remitió a la instancia gubernativa en el período del 1930; en conocimiento<br />

o no de esa propuesta, la fundación de la ENBA se asocia a la gestión de Rafael<br />

Díaz Niese y a los artistas que con esmerado celo fueron elegidos como docentes:<br />

los reputados artistas Manolo Pascual, escultor, a quien se le encomendó la dirección, Celeste<br />

Woss y Gil, profesora de dibujo y pintura, José Gausachs Armengol, profesor de dibujo,<br />

pintura y paisaje y George Hausdorf, profesor de artes gráficas.|13|<br />

La ENBA fue fundada de acuerdo a las Ordenanzas No. 619-42 y 620-42 del Consejo<br />

Nidia Serra|Retrato del maestro Gausachs|Óleo/cartón|93 x 74 cms.|1960|Col. de la artista.<br />

Nacional de Educación. De conformidad con el plan, «los estudios se dividen en dos<br />

años académicos y su enseñanza comprende: Dibujo del Antiguo, Pintura Decorativa y<br />

Elementos de Perspectiva, Dibujo Aplicado, Modelado del Antiguo y Teoría e Historia<br />

del Arte, en el primer año; y Dibujo del Natural, Pintura del Natural, Dibujo Aplicado,<br />

Modelado del Natural, Colorido y Composición, Grabado y Teoría e Historia del Arte,<br />

en el segundo año».|14| El programa e igualmente el personal docente fue ampliado<br />

conforme a las necesidades del crecimiento formativo. En el 1944, se inició, «por<br />

primera vez en la historia dominicana, el estudio del dibujo y del modelado con modelos<br />

vivos».|15| En la Memoria de la Dirección General de Bellas Artes de 1945, se<br />

aborda el tema del desarrollo pedagógico-artístico de la Escuela Nacional: Merece especial<br />

mención la intensificación del estudio del Dibujo del Natural, la utilización de<br />

16 modelos (10 hombres, 4 mujeres y 2 niños) para beneficio de los estudiantes y la<br />

orientación objetiva de la clase de Anatomía Artística, así como los cursos de Historia<br />

del Arte. Además, la docencia se complementa con la adquisición de unos 30 modelos<br />

en yeso de famosas esculturas clásicas que sirven de base a sus «labores dentro del interés<br />

serio y culto a los principios estéticos y verdad artística que debe ser característica<br />

de la institución», escribe Díaz Niese, |16|quien agrega que se ensayan «las formas nuevas<br />

en varios de sus programas», siendo parte del profesorado, el muralista José Vela Zanetti.<br />

Este no fue el único artista incorporado al grupo de docentes que se asocian como<br />

fundadores de la Escuela Nacional, durante la década del 1940 (Pascual,Woss y Gil,<br />

Gausachs y Hausdorf). Además de Vela Zanetti, fue contratado Ernesto Lothar, pintor<br />

también exiliado e igualmente varios profesionales formados en diferentes carreras:<br />

Mairení Cabral Navarro (médico), Oscar Robles Toledano (sacerdote) y José Amable<br />

Frómeta (arquitecto). Para el momento en el cual el personal docente aumenta, el programa<br />

formativo fue ampliado a tres cursos, los cuales comprendían una serie de asignaturas<br />

distribuidas de la forma siguiente:<br />

|Primer Año|Dibujo del Antiguo; Artes Aplicadas; Modelado del Antiguo; Teoría e<br />

Historia de las Bellas Artes y Anatomía Artística.<br />

|Segundo Año|Dibujo del Antiguo;Artes Aplicadas; Modelado del Antiguo;Teoría e<br />

Historia de las Bellas Artes; Anatomía Artística; Perspectiva y Pintura Decorativa.<br />

|Tercer Año|Dibujo del Natural;Artes Aplicadas; Modelado del Natural;Teoría e Historia<br />

de las Bellas Artes; Colorido y Composición;Anatomía Artística y Pintura del Natural.<br />

La ENBA había reemplazado a la Academia Nacional de Dibujo y Pintura que laboró en<br />

Santo Domingo durante la etapa 1931-1942, de manera semi-oficial, bajo la dirección de<br />

su fundadora, la notable pintora Celeste Woss y Gil.Tal reemplazo escolar conllevó que<br />

|14|<br />

Idem,<br />

Pág. 223.<br />

|15|<br />

Díaz Niese,<br />

Un Lustro (…),<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 16.<br />

|16|<br />

Memorias<br />

del Año 1945.<br />

Pág. 105.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |22|<br />

|23| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

algunos de los estudiantes que habían iniciado la orientación artística en el plantel de la<br />

referida pintora concluyeran su formación en Bellas Artes. Este doble vínculo es lo que<br />

asocia a Luis José Alvarez Del Monte, Gilberto Fernández Diez y Rafael Pina Melero,<br />

quienes se distinguen en los años en que se forman al ser escogidos para figurar en exposiciones<br />

relevantes (bienales y muestras ambulantes). Otro aspecto asociativo es que ellos<br />

forman parte del primer núcleo de egresados de la ENBA, al graduarse entre 1945-1946.<br />

LUIS JOSÉ ALVAREZ DEL MONTE, oriundo de la ciudad capital (n. 1922), es<br />

seleccionado para figurar en la «Exposición de Autorretratos», con la cual se inaugura la<br />

Galería Nacional de Bellas Artes (1943), al igual que merece la distinción de ser admitido<br />

en la Segunda Bienal Nacional (1944), a la que concurre con cinco obras de temario<br />

paisajístico, realizadas al óleo y a la acuarela.Además de ser incluido en las muestras<br />

itinerantes que recorren el país en diferentes años del decenio 1940, es tomado en<br />

cuenta para que pinturas suyas ingresen a la pinacoteca del Estado.<br />

Premiado en la Tercera Bienal Nacional, de 1946, por un óleo de tonos fríos: «Marina<br />

en Honduras», Alvarez Del Monte presenta en ese año la primera muestra individual,<br />

integrada por óleos, temples y acuarelas. Esta muestra pictórica provoca la reflexión crítica<br />

del poeta sorprendido, Franklin Mieses Burgos, quien escribe:<br />

«La nueva realidad, recién venida ahora, extiende y defiende su presencia levantando el<br />

más vivo contorno de su última conquista: el color. Estamos en el territorio que por<br />

fuerza y pasión de soledad le pertenece, y hemos penetrado en él, con los ojos puestos<br />

a los trastornos maravillosos de la vigilia y el sueño.<br />

¿Pero, no es acaso la realidad una furiosa imposición de la que sólo nos es posible liberarnos<br />

por el sueño? (…)<br />

Intencionalmente no hemos querido hablar aquí, con tecnicismo, de los valores pictóricos<br />

de este joven artista a quien sólo queremos apreciar en la angustia íntima de su<br />

mundo poético y mejor: en ese clima subjetivo, misterioso siempre, en el que se salva<br />

mediante la diafanidad de un verde tierno esperanzado y el amarillo meridiano de un<br />

sol únicamente posible de suponer, irradiando, vigorosamente en los lúcidos cielos de<br />

la poesía o del sueño.<br />

Como artista, Luis José Alvarez es la libertad que instaura su propia determinación sobre<br />

el abatimiento de cuanto sea, o signifique ser, límite para la voluntad de predominio<br />

que le impulsa y le requiere un esfuerzo mayor dentro de su orbe mágico de creación<br />

y de belleza. (…)<br />

Ninguna forma en él puede ni debe ser tradicional conforme al patrón externo de la<br />

naturaleza: árbol, paisaje, cabeza, manos, piernas, etcétera.<br />

Su mundo pictórico es, precisamente, de ese modo, por ser precisamente un mundo<br />

pictórico salido de la propia entraña de su ser y edificado por él en la casi eterna superficie<br />

de la luz y del color».|17|<br />

Hacia inicios del decenio 1950, Luis José Alvarez había establecido residencia en Estados<br />

Unidos, en donde se dedicó a la decoración. En un breve texto sobre Arte Dominicano,<br />

se le recuerda por una «Susana en el Baño», cuadro que sometió al concurso<br />

escolar del Premio Trujillo para estudiantes de Bellas Artes y cuya ejecución<br />

atrevida, directa y libre determinó la exclusión por parte del Jurado. En su pintura,<br />

era valorada la fantasía y el colorido de una brillantez acristalada. Su manera de resolver<br />

los problemas pictóricos «le daba un puesto distinguido en la actual generación<br />

dominicana».|18|<br />

Luis José Álvarez Del Monte|Marina en Honduras|Óleo/tela|58 x 83 cms.|1946|Col. Museo Arte Moderno.<br />

|17|<br />

Mieses Burgos, F.<br />

«Luis José<br />

Álvarez».<br />

La Poesía<br />

Sorprendida,<br />

diciembre 1946.<br />

|18|<br />

La República<br />

Dominicana,<br />

1954,<br />

Pág. 223.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |24| |25| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

RAFAEL PINA MELERO, nacido en Santo Domingo en 1921, concurrió a la Exposición<br />

de Autorretratos en la que participaron las figuras destacadas de la pintura dominicana<br />

para inicios de la década del 1940, siendo además seleccionado entre los 26<br />

participantes de la Segunda Bienal Nacional, celebrada entre febrero y marzo de 1944.<br />

En este evento expone dos paisajes y cuatro retratos al pastel.<br />

Valorado como joven pintor moderno, condición que le permitió participar en exposiciones<br />

nacionales cuando era un estudiante de la Escuela de Bellas Artes –lo mismo<br />

ocurre con Álvarez Del Monte–, su pintura era más objetiva que subjetiva, preferenciando<br />

el campo del retrato.<br />

Pina Melero fue uno de los cuatro galardonados con el Gran Premio Trujillo, concedido<br />

a jóvenes estudiantes de arte, en 1945. De la Escuela Nacional egresa en 1946, cele-<br />

Luis José Álvarez Del Monte|Susana en el baño|Óleo/tela|98 x 82 cms.|1945|Col. Museo Arte Moderno.<br />

Rafael Pina Melero|Susana en el baño|Óleo/tela|98 x 79 cms.|1945|Colección Museo Arte Moderno.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |26| |27| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|19|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

Obra Crítica I,<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 98.<br />

brando con ese motivo la primera exposición personal, constituida por 80 obras entre<br />

óleos y dibujos. Una nota crítica del 1954 anota con brevedad las condiciones de sus<br />

«Bellos óleos claros» y las «figuras deliciosas» seguramente en referencia a sus retratos.<br />

Después de residir durante varios años en Estados Unidos, celebra una muestra en 1963,<br />

en el Palacio de Bellas Artes, desenvolviéndose además como docente de diseño y decoración<br />

del centro escolar en donde se había graduado. Además, ofreció clases de dibujo<br />

y pintura en el Instituto Domínico-Americano de Santo Domingo. A propósito<br />

de la muestra presentada, el crítico Valldeperes ponderó la sustitución de su expresionismo<br />

humano de antaño (etapa 1940 y posterior) por la abstracción lírica de hoy.A propósito,<br />

escribe en un breve texto:<br />

«La obra que exhibe (…) el pintor dominicano Pina Melero es ajena totalmente a la<br />

La materia yuxtapuesta como base de una elaboración de suaves matizaciones, predomina<br />

en el discurso del pintor. Igualmente, una luminosidad interior fortaleciendo los<br />

contrastes de verdes, azules y amarillos, y los negros esquemas conceptualizando el lirismo<br />

rítmico como tono general. Al enfocarlo, el crítico Valldeperes le considera «un<br />

pintor joven de extraordinario valor para el arte dominicano», y cuando se refiere a los<br />

pintores dominicanos perdidos en el vaivén del mundo, también reconoce que en la<br />

obra de Pina Melero lo dominicano está presente sin literatura, sin engaño, sin griteríos<br />

y sin poses, por lo cual es de los artistas que no pueden ser olvidados.|20|<br />

|20|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe.<br />

Noviembre 16 de<br />

1968,<br />

GILBERTO FERNÁNDEZ DIEZ, nacido en 1922 en Santo Domingo, hijo de un<br />

matrimonio español, es el tercero de los pintores que pasan de la escuela de Celeste<br />

Woss y Gil a la Escuela Nacional de Bellas Artes. La formación adquirida para el año<br />

que conocíamos en él antes de su viaje a los Estados Unidos, de un acusado e impresionante<br />

expresionismo objetivo cargado de sentimiento. Pina Melero prescinde ahora,<br />

de manera absoluta, de la referencia al objeto y nos presenta una serie de esquemas sintéticos<br />

a los cuales sólo tienen acceso el color y los ritmos. Prácticamente se ha quedado<br />

solo con estos elementos y su poesía, lo que da por resultado una pintura esencialmente<br />

decorativa».|19|<br />

Rafael Pina Melero|Campanario de Iglesia|Linoleum/papel|1945|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 23.<br />

Luis José Álvarez Del Monte|Noche|Linoleum/papel|1945|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 23.<br />

Gilberto Fernández Diez|Bautismo del Cacique Guaticaga|Óleo/tela|73 x 93 cms.|1990|Col. Museo Sacro<br />

Catedral Inmaculada Concepción de La Vega.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |28|<br />

|29| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

en que pasa de un plantel a otro (1942), le permitió gozar de las ventajas de participar<br />

en los principales eventos nacionales de arte, que se registran durante el período de los<br />

cuarenta. Su participación en la Segunda Bienal Nacional (1944) le permite obtener<br />

distinción del Jurado: un premio adicional por el óleo «Camino del Pueblo».<br />

Expositor junto a los grandes artistas que concurren a la importante muestra de autorretratos<br />

(Cánepa, Morel, Suro, Gausachs,Vela Zanetti,…) celebrada en 1943, Fernández<br />

Diez se titula en la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1945. Cuatro años después<br />

(1949), al trasladarse a España, registra su primera individual en la Universidad de Oviedo,<br />

Asturias. En esta localidad monta su taller y establece residencia, convirtiéndose en<br />

un pintor perteneciente a dos realidades como son la de sus ancestros y la de su formación<br />

dominicana. En 1956 concurre a la Octava Exposición Bienal de Artes Plásticas,<br />

Gilberto Fernández Diez|Naturaleza muerta|Óleo/madera|27 x 36 cms.|Sin fecha|Col. Giuseppe Bonarelli.<br />

Gilberto Fernández Diez|Retrato de Francisco Gausachs|Óleo/cartón|46 x 38 cms.|C.1945|Col. Privada.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |30|<br />

|31| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|21|<br />

La República<br />

Dominicana,<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 223.<br />

presentando un conjunto de obras que expresan fidelidad a una estilística académica.<br />

Seguidor de la escuela clásica, «sus óleos conservan una hermosa ingenuidad. Su dibujo<br />

es casi perfecto. Gusta de hacer los motivos religiosos.Y es decorador también».|21|<br />

da pintando a la Virgen de la Altagracia. Por lo menos he hecho 50 cuadros con ese tema,<br />

contándose entre ellos los que fueron enviados a los Papas Pío XII y Juan XXIII».|22|<br />

En este temario, sobresalen dos grandes cuadros realizados en 1976 para la Capilla del Rosario<br />

del Convento Dominico. En uno recrea la revelación sobrenatural del Papa Pío V,<br />

así como el triunfo cristiano en la batalla de Lepanto. En el otro cuadro, el tema de la Revelación<br />

de la Virgen del Rosario a Santo Domingo. De composición horizontal, tales<br />

pinturas realizadas sobre telas se inspiran en obras clásicas de la pintura española, acogiéndose<br />

a un tratamiento realista, ya que «muchos de los rostros de los personajes responden<br />

a modelos contemporáneos», escribe María Ugarte en relación a la segunda pintura.<br />

Pese a residir en España, Fernández Diez mantiene una estrecha relación con el medio<br />

dominicano, trayendo las obras que gozan de la demanda de sus relacionados o ejecutándolas<br />

durante las estadías en la República.<br />

Para la Catedral de la Vega ejecuta numerosos retratos eclesiásticos e igualmente recrea<br />

escenas relacionadas con la historia hispánica y colonial.<br />

Un cuarto pintor que estaba asociado a la escuela semi-oficial de Woss y Gil, y que también<br />

ingresa a la ENBA, es Gilberto Hernández Ortega, quien aspiraba a cursar carrera<br />

de Arquitectura antes de decidirse por la formación pictórica teniendo menos de 20<br />

años de edad. Otras individualidades que se vinculan a esta experiencia de transitar de<br />

un centro a otro son mujeres: Elsa Gruning y Purita Barón, quienes, al igual que otros<br />

nombres femeninos, producen la impresión de que las artes se desarrollan mayoritariamente<br />

a expensas de este sector debido a que su matrícula en la ENBA es mucho mayor,<br />

pese a que no todas logran graduarse.<br />

Tomando en cuenta el activismo de quienes trazan una sostenida línea productiva, en unas<br />

más públicas que otras, se indican a continuación las y los representantes más destacados<br />

de la generación de 1940 que tiene que ver con la Escuela Nacional de Bellas Artes.<br />

Egresadas: Marianela Jiménez,Ana Francia Bonnet, Belkis Adrover, Clara Ledesma, Elsa<br />

Gruning, Pura Barón, Luz María Castillo, Aida Roques y Elsa Di Vanna, a las cuales<br />

se agregan otras que se perdieron de vista: Consolación Jiménez, Ana Delgado, Josefa<br />

Sánchez, Ellen Weiss,…<br />

Egresados: Gilberto Hernández Ortega, Rafael Pina Melero, Gilberto Fernández Diez,<br />

Luis José Alvarez Del Monte, Eligio Pichardo, Juan Antonio Frías, Marcial Schotborgh,<br />

Radhamés Mejía, Mario Grullón, Luichy Martínez Richiez, Domingo Liz,Antonio Toribio<br />

y Antonio Prats-Ventós. Este último asiste a la ENBA por una temporada, formándose<br />

con cierta independencia. Otros nombres se pierden en el silencio.<br />

Las principales fuentes bibliográficas que se editan y circulan en los dos primeros dece-<br />

|22|<br />

Ugarte, María<br />

El Caribe.<br />

14 de febrero<br />

de 1976.<br />

Autodefiniéndose como pintor «conservador» y «un poco impresionista cuando se trata<br />

de paisajes»,Fernández Diez es un artista que aparte de cultivar el paisajismo, sus realizaciones<br />

enfocan flores y bodegones, los temas que más se conocen en el medio nacional.<br />

Sin embargo, el tema humano como en los casos de «Camino del Pueblo» (óleo 1944),<br />

«Rogelia» (óleo 1944), «Maternidad» (dibujo 1954), ha sido tratado con cierta libertad de<br />

soluciones como en el caso del retrato (los de Concepción Bona, José Reyes, General<br />

Santana, óleos de 1944) o específicamente cuando ha tenido que responder al asunto religioso:<br />

«Soy un beato –confiesa– y me gusta hacer pintura religiosa. Me he pasado la vi-<br />

Gilberto Fernández Diez|Florero|Óleo/tela|30 x 28 cms.|1987|Col. Javier Rufino.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |32|<br />

|33| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

nios que se relacionan al quehacer de las artes plásticas nacionales ofrecen las referencias<br />

de los artistas que se suman a los nombres más o menos consagrados. Estas nuevas<br />

individualidades son objeto de una promoción que se constata cuando obras suyas ilustran<br />

textos de historia, artículos, ensayos generales, críticas y composiciones poéticas.<br />

También cuando esas imágenes dibujísticas y pictóricas son iconos de un libro oficial<br />

que busca ofrecer una visión detallada de los logros nacionales bajo el régimen Trujillista<br />

e incluyen el tema concerniente a las artes plásticas. Un buen ejemplo bibliográfico,<br />

por su connotación propagandística y por los datos sobre el arte y los artistas dominicanos<br />

que son referidos, resulta el titulado «República Dominicana», editado en<br />

1954. En base a esta fuente documental y a otros medios bibliográficos, se aborda el tema<br />

de las mujeres artistas, enfocando principalmente a las que tienen un desenvolvi-<br />

1945, tres obras suyas se reproducen como ilustraciones: «Bodegón» (linoleum), «Iglesia<br />

de las Mercedes» (linoleum) y «Cabeza» (terracota).<br />

En 1949 participa en una muestra colectiva, presentando «unas flores de colores violáceos<br />

y grises muy acertados. Es una pintura amable, esencialmente decorativa, que revela<br />

de inmediato una delicada mano femenina».|23| En 1954, esta artista expone activamente<br />

y es definida con el siguiente comentario: «Aida Roques es escultora.Sus obras<br />

revelan un carácter firme. Para elogiarla habría que recurrir a la socorrida frase de que sus<br />

obras parecen ejecutadas por una mano varonil».|24|<br />

Era conocido entre algunos condiscípulos el hermafroditismo de Aida Roques, condición<br />

que al parecer la impulsó en ocasiones a buscar el suicidio en el mar, localizado a poca<br />

distancia del plantel. Mas a esa angustia personal se añadía el repudio de la parentela mas-<br />

|23|<br />

Ugarte, María,<br />

en Mujer y Arte<br />

Dominicano.<br />

Pág. 31.<br />

|24|<br />

La República<br />

Dominicana.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 223.<br />

miento enmarcado en el primer tiempo de ebullición de la Escuela Nacional de Bellas<br />

Artes. Las más sobresalientes son: Aida Roques, Pura Barón y Elsa Gruning.<br />

AIDA ROQUES (n. 19?) fue notable desde el inicio de su formación en la ENBA,<br />

donde acaparó la atención por la disposición para desenvolverse en las diferentes disciplinas<br />

y por una angustiada personalidad que en ocasiones desequilibraba el comportamiento.<br />

Cuando Díaz Niese publicó la memoria «Un Lustro de Esfuerzo Artístico»,en<br />

culina por el hecho de asumir la carrera artística.Aida Roques fue obligada a abandonar<br />

el hogar, siendo expulsada también la madre por el hecho de respaldarla. Ambas mujeres<br />

descendieron de la comodidad social a la indigencia y la joven artista terminó enloqueciendo,<br />

deambulando en edad envejeciente por la zona intramuros de la ciudad capital.<br />

PURA BARÓN, nacida en 1924, había obtenido su formación básica con Celeste<br />

Woss y Gil, llegando a ser considerada egresada de la «Academia de Dibujo y Pintura»<br />

Aida Roques|Bodegón|Linoleum/papel|1945|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 23.<br />

Aida Roques|Iglesia de Las Mercedes|Linoleúm/papel|1945|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 23.<br />

Pura Barón|Autorretrato|Óleo/tela|20 x 16 cms.|C.1943|Col. Salvador y Roberta Alba Barón.<br />

Pura Barón|Retrato de Marianela Jiménez|Carboncillo/papel|45 x 31 cms.|1945|Col. Marianela Jiménez.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |34|<br />

|35| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

que fundara la artista orientadora, en la ciudad capital. El traslado de Purita Barón a la<br />

Escuela Nacional de Bellas Artes en 1942 le permitía ser una alumna sobresaliente. Así<br />

lo demuestra su participación en la memorable Exposición de Autorretratos, con la cual<br />

se inaugura la Galería Nacional de Bellas Artes (1943) y en la que participan sólo tres<br />

mujeres: la consagrada Woss y Gil, otra joven promesa llamada Aida Roques y ella, también<br />

seleccionada entre los alumnos notables, cuyas obras son tomadas en cuenta para<br />

conformar las muestras itinerantes que recorren las regiones del país, entre 1943 y 1946.<br />

Para esos años, pinturas suyas, con el tema de las ruinas coloniales, habían sido difundidas<br />

en los Cuadernos Dominicanos de Cultura.<br />

Egresada de la ENBA, Purita Barón se destacaba sobre todo como pintora que llegó a expresar<br />

sus dominios y vuelos tanto en exposiciones colectivas como en la individual que<br />

de la Woss y Gil, cuando fue establecida la Escuela Nacional, en donde continuó formándose<br />

hasta graduarse, probablemente entre 1945-1949. Casada con Andrés Espaillat,<br />

y sin descendencia, posiblemente el matrimonio u otras razones la alejan del quehacer<br />

pictórico después de una sostenida formación. Mucho tiempo después, ella reasume<br />

la pintura, como respuesta a una experiencia que le vincula al sistema meditativo,<br />

austero, espiritual y de autocontrol yoga.<br />

Es el vínculo con la autorrealización yoga el que la lleva a ella tanto a plasmar visiones<br />

no terrenas como también a asumir muestras personales que sobre todo se registran en<br />

el decenio de 1980, esto es, cuando existencialmente se encuentra en la madurez de la<br />

vida o cuando ha encontrado el elemento trascendente de sus búsquedas. En esta situación,<br />

las apreciaciones sobre su quehacer pictórico apuntan hacia una misma dirección<br />

|25|<br />

Guerrero, Myrna,<br />

en Mujer y Arte<br />

Dominicano (…)<br />

1995.<br />

Pág. 140.<br />

|26|<br />

Rotellini, citado<br />

por Bienvenida<br />

Polanco, Listín<br />

Diario, 11 de<br />

octubre 1986.<br />

presentó una vez graduada en 1945.Persiguiendo un camino artístico más amplio,ella abandonó<br />

la ciudad natal –Santo Domingo–, viajando a la urbe newyorkina en donde su vida<br />

terminó bajo un precipitado ascensor que encontró su cuerpo perdido en el vacío.Antes de<br />

morir trágicamente en 1956, había participado en una muestra del «Riverside Museum».<br />

ELSA GRUNING, oriunda de la capital del país (n. 1923), es la más pequeña de seis<br />

hijos procreados por Alberto Gruning y Mercedes Maduro. Ella también era discípula<br />

interpretativa. De acuerdo a un cotejo bibliográfico, «ha presentado 7 individuales. Pintora<br />

metafísica, ha realizado obras para grupos de su misma creencia, en Venezuela, Colombia,<br />

Guatemala, Puerto Rico, Estados Unidos y la República Dominicana».|25|<br />

Con su pintura, ella «trasciende la representación transportando al espectador a planos<br />

espirituales, que, unidos al dominio de los medios académicos, la hacen una artista de<br />

vuelo y exquisita exponencia»,|26| opinándose además que «no es el arte por el arte,<br />

Pura Barón|Mujer pensante|Óleo/cartón|43 x 40.6 cms.|Sin fecha|Col. Salvador y Roberta Alba Barón.<br />

Pura Barón|Patio español de la casa de los Woss y Gil|Óleo/tela|45.7 x 41.9 cms.|1941|Col. Salvador y Roberta<br />

Alba Barón.<br />

Elsa Gruning|Mujer del caracol|Óleo/tela|61.2 x 46 cms.|1983|Col. Ceballos Estrella.<br />

Elsa Gruning|Cristo|Óleo/tela|60 x 76 cms.|1978|Col. Ivonne Nader.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |36|<br />

|37| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

Elsa Gruning|Retrato de Luz Gruning|Óleo/tela|73 x 61 cms.|C.1940|Col. Mercedes Gruning.<br />

la concentración en el manejo de los elemento plásticos «per se», la intención de Elsa<br />

Gruning (…), sino la ilustración de las vivencias y los simbolismos de una forma de religiosidad<br />

que se caracteriza por el sincretismo de elementos cristianos-orientales (sic),<br />

dentro de una orientación profundamente mística».|27|<br />

Una de las últimas exposiciones de Elsa Gruning fue celebrada en 1986 con el título<br />

«Vivencias y Símbolos». Fallecida en la década de 1990, su obra abordó varios temas, a<br />

veces decorativos, otras veces con un simbolismo que fluctúa entre abstracción, expresionismo<br />

y figuración. Su mayor interés lo representan sus enfoques de figuras espirituales,<br />

entre ellas, Cristo, Krishna, Buda y otros sujetos visualizados con los caracteres<br />

que establecen conexión con la iconografía tradicional de tipo venerativo.<br />

Aunque reencontrada, Elsa Gruning es una típica representante de muchas mujeres cuyos<br />

pasos se pierden en el silencio, en la discontinuidad de una producción recreativa que<br />

se quedó en el ámbito del centro formativo –la ENBA–, con contados registros en exposiciones<br />

de índole estudiantil o externas, como las bienales o las muestras ambulantes que<br />

recorren la nación. El matrimonio, la muerte prematura, la mudanza en el exterior, son<br />

también aspectos de esos pasos perdidos de los que quedan rastros nebulosos como las<br />

biografías y las obras apenas conocidas. Es la situación que se enfrenta con las siguientes<br />

mujeres artistas quienes pudieron alcanzar, tal vez, más trascendencia que la poca o situacionalmente<br />

lograda en la década del 1940 y durante algunos años más:<br />

LUZ MARÍA CASTILLO (19..?-2002) dejó bien establecida su capacidad para los<br />

manejos en la escultura y la pintura. Con motivo de la V Bienal de Artes Plásticas, su<br />

nombre es citado entre los nueve escultores que se destacan por sus excelentes trabajos,|28|<br />

siendo ella la única mujer en el grupo. Como pintora, un excelente «Retrato»<br />

(óleo 1945), seleccionado para ilustrar el memorial de Díaz Niese, es un buen ejemplo<br />

de quien era conocida también como Mariluz de Bosch, aludiendo a la condición de<br />

casada. Con residencia en Chile, en donde se desenvolvió como Agregada Cultural durante<br />

cinco años, se trasladó a Nueva York a mediados del decenio 1950, desconociéndose<br />

si continuó su labor artística, aunque estuvo vinculada por mucho tiempo al taller<br />

de diseño del modisto Oscar de la Renta.<br />

ANA FRANCIA BONNET, nativa de Barahona (n. 19..?), egresa de la ENBA en 1946,<br />

obteniendo en ese año el Gran Premio Presidente Trujillo, una distinción anual que otorgaba<br />

la escuela como resultado de un concurso organizado para estudiantes del último año<br />

de formación. Ella obtuvo el premio como escultora, aunque sobresalía también como dibujante<br />

y pintora. El registro de una obra suya en una exposición colectiva celebrada en<br />

1949 produjo el siguiente comentario de María Ugarte: «La escultura como ocurre siem-<br />

|27|<br />

Gil, Laura.<br />

19 de octubre<br />

de 1985.<br />

|28|<br />

Lockward,<br />

Jaime A.<br />

La Nación.<br />

27 de agosto de<br />

1950,


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |38|<br />

|39| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|29|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 31.<br />

pre en nuestro medio artístico, está escasamente representada. Francia Bonnet ofrece una<br />

cabeza en terracota, que revela pericia y técnica avanzada. Dentro de las tendencias academicistas<br />

a las que la mayoría de los escultores se ciñen, la obra tiene carácter, personalidad<br />

y, sobre todo, un equilibrio perfecto. Francia es, por el momento, una promesa».|29|<br />

Asociada también a obras escenográficas junto a Nidia Serra y a Silvano Lora, la Bonnet<br />

decidió marcharse a Estados Unidos en donde fijó residencia a partir de la década del 1950.<br />

BELKIS ADRÓVER (1920-1995), hija del español Frank Adróver Mercadal, polifacético<br />

artista establecido en el país hacia el final del siglo XIX, ella asumió las inquietudes<br />

familiares –su hermano mayor fue dibujante y poeta–, dedicándose a las artes, a las<br />

letras, a la militancia feminista y a la animación sociocultural. Ingresó en la Escuela Nacional<br />

de Bellas Artes en donde cultivó con preferencia la escultura, graduándose en<br />

ELLEN WEISS. De datos biográficos desconocidos, es un nombre que tiene relación<br />

con la primera generación que estudia en la Escuela Nacional de Bellas Artes (enba).<br />

Su nombre se recuerda sobre todo por la difusión de sus grabados, en los cuales el tratamiento<br />

técnico y el temario de excelente encuadre la familiarizan con notables maestro<br />

de la gráfica durante la década 1940, a saber: Manolo Pascual, José Vela Zanetti, Ernesto<br />

Lothar y George Hausdorf.A estos últimos artistas se vincula triplemente: la procedencia<br />

europea, la raíz judía y el discipulado que igualmente se establece con INGE<br />

GODESTIANU, de quien también se conoce una serie de linoleum.<br />

La obra de Godestianu y de la Weiss fueron elegidas para ilustrar la memoria que Díaz<br />

Niese publica en los Cuadernos Dominicanos de Cultura, del año 1945. En este informe<br />

también se reproducen grabados de Luis Álvarez Del Monte,Ana Francia Bonnett,<br />

1946. Casada, residió en España, y a su regreso se dedicó al magisterio. Dedicó largos<br />

años a la captación de fuentes documentales que le sirvieron para publicar, en 1974, una<br />

monografía sobre Abelardo Rodríguez Urdaneta. Cuando murió, seguía presidiendo<br />

«Ábside», una sociedad cultural que acogió, entre sus muchas actividades, exposiciones<br />

de arte. Igualmente, esa entidad organizó muestras sobre arte católico, en las cuales se<br />

exhiben pinturas de la Adróver.<br />

Ana Francia Bonnet|Iglesia de la Altagracia|Linoleum/papel|1945|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 23.<br />

Belkis Adróver|Autorretrato|Lápiz/papel|29 x 22 cms.|1949|Col. Ilonka Nacidit Perdomo.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |40|<br />

|41| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

Gilberto Fernández Diez, Aida C. Roques y Rafael Pina Melero, entre otros jóvenes<br />

que empezaban a descollar en el arte dominicano.<br />

CONSOLACIÓN JIMÉNEZ (n. 1923) figuraba en 1939 entre el alumnado de la<br />

Academia Nacional de Dibujo y Pintura, dirigida por Celeste Woss y Gil. Al crearse la<br />

ENBA ingresa, al igual que su hermana Marianela, obteniendo una distinción en el Concurso<br />

de Carteles del 1946, cuyo tema era la propuesta del Traje Típico Nacional. Expositora<br />

de colectivas, se graduó en 1947, retirándose de toda participación pública al<br />

contraer enlace matrimonial. Ocasionalmente expone en muestras grupales.<br />

Otros nombres femeninos trasiegan el camino de la vocación artística, aunque no el de<br />

la vida como ocurrió con Josefa Sánchez, quien resolvió la personal ambivalencia existencial,<br />

transformándose –se cuenta– en un adánico personaje en la babel de hierro a<br />

sa Di Vanna, Nidia Serra y Clara Ledesma, en un círculo femenino vigente, que es también<br />

el alcance que retienen sus compañeros de generación más sobresalientes. Entre<br />

ellos se incluye Juan Antonio Frías, a partir del cual se enfocan los nombres masculinos<br />

que transitan durante el mismo decenio y quienes, al igual que muchas mujeres, se hacen<br />

reconocer para luego esfumarse en el anonimato de la inactividad artística o de la<br />

evasión hacia otras labores.También esfumados como el rastro perdido que conlleva la<br />

emigración hacia playas extranjeras y en el silencio que incluso establece la muerte, sin<br />

que sepamos dónde, cuándo y de qué murieron.<br />

JUAN ANTONIO FRÍAS, oriundo de San Francisco de Macorís (1925-1952), fue<br />

una vocación artística fallecida en una etapa joven y prometedora.Tenía 27 años de edad<br />

cuando la muerte, «más importante que uno mismo», como escribe un poeta nacio-<br />

|30|<br />

Hernández Rueda,<br />

Lupo.<br />

«Si Enfermaras,<br />

Muerte». 1960.<br />

donde emigró. Asociada a ese nombre de retención humana y libérrima existe un débito<br />

de mujeres sobre las que es posible, tal vez, hurgar en la memoria escondida: Gladys<br />

Fiallo, Diana Lebrón, Alma Delgado, Irma Hungría, María Palacín, Ellen Weiss, Rosa<br />

Amelia Jiménez, Julia Díaz,Alma Delgado y otras que al resultar excepcionales demandan<br />

capítulo aparte. El hecho de una trayectoria sostenida bajo la luz de sus personales<br />

proyecciones en el medio nacional, convierten a Marianela Jiménez, Noemí Mella, Elnal,|30|<br />

cortó la trayectoria con su carga de visiones recreadas. Aún así, él tuvo tiempo<br />

de reafirmarse.<br />

Frías es uno de los primeros alumnos que se matriculan cuando queda establecida la Escuela<br />

Nacional de Bellas Artes, en 1942. Es probable que al ingresar al referido plantel<br />

poseyera instrucción en el dibujo, en el manejo del color o que realmente sus aptitudes<br />

artísticas fueran sobresalientes, ya que en 1943 figura en el núcleo de los jóvenes cuyos<br />

Ellen Weiss|Paisaje|Linoleum/papel|1945|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 23.<br />

Ellen Weiss|Paisaje|Linoleum/papel|1945|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 23.<br />

Inge Godestianu|Paisaje|Linoleum/papel|1945|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 23.<br />

Inge Godestianu|Paisaje|Linoleum/papel|1945|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 23.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |42|<br />

|43| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|31|<br />

Diario El Caribe,<br />

«Fallece Joven<br />

Pintor en Ciudad<br />

Trujillo», 18 de<br />

junio de 1952,<br />

autorretratos se incluyen en la muestra inaugural de la Galería de Bellas Artes; muestra<br />

en la que figuran pintores veteranos, tales como Rodríguez Urdaneta, además de García-Godoy,<br />

Piñeyro,Vela Zanetti, Hausdorf,Woss y Gil e Izquierdo, entre otros. A partir<br />

de esa participación, Frías es seleccionado para otras muestras celebradas en el país y<br />

en el extranjero.<br />

Graduado en 1946, Juan Antonio Frías obtiene en ese año el Primer Premio del Concurso<br />

Nacional de Carteles; celebra posteriormente algunas muestras personales, entre<br />

ellas la auspiciada por el Círculo Nacional de Artistas. Hacia el año en que muere,<br />

«casi todas sus obras denotan un marcado carácter surrealista y una tendencia definida<br />

por el sensualismo».|31| Se le recuerda por la fuerte carga erótica visualizada<br />

en su pintura.<br />

Cecilio Pérez y Leo Schult Leitmann). No ocurre lo mismo con otros expositores de<br />

los años del 1940, quienes dejan el rastro de sus vidas y de sus obras. Entre ellos, Carmencita<br />

Hernández, María Luisa Sosa (1897-1947), Ramírez Duval, Antonio Malagón<br />

y Federico Villanueva, frente a los cuales resultan de más proyección: Francisco Gausachs,<br />

Marcial Schotborgh, Mario Grullón,…<br />

FRANCISCO GAUSACHS AISA nace en Barcelona en 1922. Los avatares de la<br />

Guerra Civil de su país, España, le llevaron a asumir el exilio junto a su padre, José Gausachs,<br />

con quien fue internado en Francia, en un campo de concentración, antes de que<br />

ambos recibieran ayuda para trasladarse al país dominicano en 1940.<br />

Integrante joven del núcleo de refugiados republicanos que se desenvuelve sobre todo<br />

en la capital de la República, Francisco Gausachs aparece entre los primeros estu-<br />

La prensa refiere la desaparición física de Juan Antonio Frías, ocurrida en 1952 debido<br />

a la enfermedad que padecía silenciosamente, ya que se le recuerda como un temperamento<br />

introvertido, descuidado en el aseo y de manos frías, sudorosas. La muerte interrumpió<br />

a este dotado joven en un momento en que otros coetános se ausentaron del<br />

medio artístico, aún cuando fueron tomadas en cuenta sus obras (Rafael González C. e<br />

Inge Godestianu) o exponen en bienales como la celebrada en 1950 (Enrique Brens,<br />

diantes de la ENBA, en donde se matricula poseyendo la vivencia artística que obtiene<br />

junto a su padre, pintor de amplias relaciones tanto en Cataluña, de donde procedía,<br />

como en el medio parisino. Esa vivencia, además instructiva u orientada por un maestro<br />

paterno, le permitió ser un escolar aventajado durante los años de la educación formal.<br />

Como alumno sobresaliente de la ENBA concurre a la Exposición de Autorretratos<br />

de 1943 y, al año siguiente (1944), su nombre figura entre los veintiséis participan-<br />

Ellen Weiss|Rincón capitaleño|Linoleum/papel|1945|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 23.<br />

Francisco Gausachs|Campo de caña|Óleo/tela|51 x 90 cms.|Sin fecha|Col. Familia Gausachs.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |44|<br />

|45| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

tes de la Exposición de Artes Plásticas que conmemora el Primer Centenario de la República.<br />

«El hijo del pintor, pintor él también»,|32| es el rejuego verbal con el cual se identifica<br />

a Gausachs Aisa. Con preferencia se sumerge en el paisajismo como materia de su hacer<br />

pictórico, además sometido a un replegamiento expositivo y a un desenvolvimiento<br />

docente que no lo apartaron, sin embargo, de la profesión artística. Con una fuerte devoción<br />

hacia el padre quien muere en 1959, le sumergió en el ámbito de la familia y del<br />

silencio, hasta que reaparece en 1993, celebrando una muestra personal. El pintor reunió<br />

un buen número de óleos que en parte le dieron a la muestra un carácter retrospectivo,<br />

ya que fueron expuestos cuadros que datan de la década del 1940. La visión del conjunto,<br />

si bien estableció cierta influencia y vínculo con el Gausachs padre, por otra parte pre-<br />

|32|<br />

La República<br />

Dominicana,<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 223.<br />

senta de cuerpo entero a un Gausachs Aisa, rehecho entre el color, la frescura y la libertad<br />

en los asuntos predominantes de su haber: el bodegón y sobre todo el paisaje lleno<br />

del trópico, así como de las percepciones alimentadas en el terruño insular convertido en<br />

nueva patria de un caminante que encontró un espacio para quedarse.<br />

Francisco Gausachs forma familia en tierra isleña al casarse con María Dorca y procrear<br />

dos hijos.También se dedica a la docencia y pinta hasta el momento de su fallecimien-<br />

Francisco Gausachs|Bosque|Óleo/tela|34.5 x 44 cms.|1994|Col. Familia Gausachs.<br />

Francisco Gausachs|Bodegón|Acrílica/tela|76 x 52 cms.|Sin fecha|Col. Privada.<br />

Francisco Gausachs|Los jarros|Acrílica/tela|52 x 33 cms.|1988|Col. Privada.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |46|<br />

|47| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|33|<br />

Gil, Laura.<br />

Catálogo de<br />

Francisco<br />

Gausachs,<br />

diciembre<br />

16 de 1993.<br />

to ocurrido en el 2001.A propósito de su producción escriben Laura Gil e Ignacio Nova,<br />

respectivamente. La primera señala que «Francisco Gausachs se ha desempeñado como<br />

profesor de pintura, al mismo tiempo que ha realizado una extensa obra plástica en<br />

que el bodegón y el paisaje son motivos predominantes./ La influencia paterna es evidente<br />

en estos trabajos, donde no obstante, también sobresale la frescura de la ejecución<br />

y una vivacidad que sólo es propia a la creación genuina (…). Composición es la palabra<br />

clave para la valoración exacta de estos bodegones donde un trazo nervioso y ágil<br />

distribuye los espacios según una estética de la asimetría, finamente equilibrada y estructurada<br />

y que recorta y simplifica las formas».|33|<br />

to ampuloso por la belleza, incluso recóndita de esos paisajes solitarios en los que el sentimiento<br />

de este hombre se retrata con tanta idoneidad (…)./Es claro el alejamiento ex<br />

profeso de lo servil de estos paisajes. Es decir, de lo agradable por fuerza./De la obra<br />

que tenemos ante nosotros, el paisaje es lo absoluto. En él, Francisco Gausachs expone<br />

las dotes de artista que ha ocultado –o mejor dicho, adiestrado–, durante años de soledad,<br />

de pintar casi para autoconsumo, de trashumante de la isla».|34|<br />

|34|<br />

Nova, Ignacio.<br />

Catálogo de<br />

Francisco<br />

Gausachs.<br />

Idem.<br />

MARCIAL SCHOTBORGH, oriundo de la zona del Ingenio Quisqueya (San Pedro<br />

de Macorís, 1931) y graduado en la ENBA en 1949, se acoge también a un silencio<br />

expositivo de casi 20 años, pero sin olvido del ejercicio artístico. Después de esporádicas<br />

participaciones en colectivas, celebra dos muestras personales con anterioridad al 1976,<br />

cuando registra la tercera individual.<br />

La opinión de Nova resalta: «El de Francisco Gausachs es un paisaje hecho de verdades.<br />

Una verdad que brota del apego al paisaje mismo, del amor a los lugares, del sentimien-<br />

Francisco Gausachs|El bote|Óleo/tela|48 x 62 cms.|1994|Col. Familia Gausachs.<br />

Marcial Schotborgh|Siesta|Óleo/tela|89 x 77 cms.|1948|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |48|<br />

|49| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

Conocido como activista del Dibujo ya que se vincula al diseño gráfico en la Universidad<br />

Autónoma de Santo Domingo (1966) y produce para la Fundación Dominicana<br />

de Desarrollo, una serie de plumillas con el tema de arquitecturas coloniales (1975)<br />

y por la que es reconocido. Schotborgh había recibido algunos galardones, entre ellos,<br />

un premio por la obra «La Angustia de Sordo» (tinta/papel 1967), en el Tercer Concurso<br />

de Arte Eduardo León <strong>Jimenes</strong>. En ese dibujo figurativo queda expresada la recurrencia<br />

hacia el realismo, del cual no excluye un tratamiento moderno –observa Soto<br />

Ricart–|35|, no exento de narrativa costumbrista o de la descripción de tipos populares.<br />

Pintor que amplió su horizonte artístico con el maestro Colson, con quien tomó un<br />

postgrado a inicio del decenio 1950, Marcial Schotborgh es un pintor que a veces ha in-<br />

|35|<br />

Soto Ricart,<br />

Humberto.<br />

El Nacional,<br />

14 de enero<br />

de 1976.<br />

Marcial Schotborgh|Meditación del hombre|Óleo/cartón|55 x 42 cms.|1968|Col. Eridania Mir.<br />

Marcial Schotborgh|Paisaje|Óleo/cartón|45 x 55 cms.|C. 1980|Col. Ricardo O. Méndez Mir.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |50|<br />

|51| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|36|<br />

Schotborgh,<br />

referido por<br />

Soto Ricart,<br />

Op. Cit.<br />

|37|<br />

Schotborgh,<br />

referencia en nota<br />

de prensa, Hoy,<br />

junio 17 de 1996.<br />

|38|<br />

Soto Ricart,<br />

Humberto.<br />

Op. Cit.<br />

|39|<br />

Tolentino,<br />

Marianne de<br />

Listín Diario,<br />

diciembre<br />

27 de 1975.<br />

cursionado en la abstracción, aunque prefiere expresarse dentro del realismo, alegando<br />

que es lo que entiende el pueblo.|36| Con una diversificación de motivos o de temas,<br />

es una condición artística suya reafirmar más el dibujo que la pintura. En 1996, una cuarta<br />

muestra personal, Oferta al Alma Criolla, reconfirma sus destrezas artísticas, exponiendo<br />

bodegones, paisajes bucólicos, recreaciones costumbristas, vistas de antiguos monumentos<br />

y retratos. A propósito de esta muestra, él reitera su consideración de lo típico<br />

como una modalidad insuperable en el afianzamiento de valores estéticos y éticos por la<br />

fuerza tradicional de este tipo de expresión, aunque aprecia y realiza otra corriente de<br />

las artes plásticas.|37| A propósito, citamos a Soto Ricart, quien escribe: «El expositor<br />

recurre al realismo, sin excluir sus intentos en variadas formas modernas (…). Es innegable<br />

que Marcial Schotborgh mantiene su apego al costumbrismo y sin falsedades. Es<br />

un exponente de lo local con mucho calor humano, con raíces muy populares».|38|<br />

Considerando que este artista afirma la superioridad dibujística sobre la pintura, de Tolentino<br />

considera que él se excede en la amplitud del campo pictórico» movido por una<br />

excesiva conciencia profesional y por motivos temáticos y lingüísticos, puesto que abstracción,<br />

costumbrismo, naturalismo, expresionismo y su realidad cualifican muchas de<br />

las obras que expone en 1975. La citada crítica discurre sobre esta variedad, agregando<br />

que «sus incursiones excepcionales en la abstracción o en la alegoría no le convienen<br />

aunque traduzcan intenciones acordes con la «moda» y la modernidad. Es mientras plasma<br />

fielmente tipos populares y describe actitudes de la vida cotidiana o aspectos de la<br />

naturaleza que obtiene sus mejores logros».|39|<br />

MARIO GRULLÓN (1918-1996) sintió el estímulo artístico cuando, casi adolescente,<br />

acompañaba a su padre, un decorador de espacios festivos y urbanos. Simultáneamente<br />

mostró habilidad como rotulista, lo que le permite entrar en relación con Yoryi Morel, ingresando<br />

en la Academia semi-oficial que laboraba en el nativo Santiago de los Caballeros.<br />

Después, una beca municipal le permite ingresar a la ENBA, en donde alcanza la formación<br />

requerida para concurrir a la IV Exposición Bienal (1948) y a la celebrada en 1950.<br />

En esta última bienal las pinturas «Gente» (óleo 1950) y «Casa de Juego» (óleo 1950) no<br />

representan los caracteres que acusará luego en un primer ciclo estilístico: alargamiento<br />

de las formas figuradas, como acopio de la estilización tropicalista que sobre todo pautan<br />

algunos temas de José Gausachs, entre ellas la «Garratcha» (óleo 1948), que este maestro<br />

presentara, precisamente en la IV Bienal en donde por primera vez se registra Grullón.<br />

En otras bienales correspondientes a los años 1952 y 1956, Mario Francisco Grullón<br />

–nombre completo de su inicial registro de artista– presenta obras en donde resulta inconfundible<br />

una temática centrada en lo femenino (mujeres de cuellos largos), matizados<br />

por marrones y verdes. La aguatera o «Mujer con Calabazo» (óleo 1952) es una obra<br />

representativa de su conexión con el Cibao, con el maestro Yoryi Morel y con el nativo<br />

Santiago de los Caballeros en donde se ubica para desenvolverse como pintor. El matrimonio<br />

con una joven enfermera mulata le lleva a compartir su producción de caballete<br />

con la práctica de realizar grandes pancartas regularmente demandadas para la propaganda<br />

trujillista.Tareas como la señalada y como la de su diestro ejercicio de pendolista,<br />

desviaron una producción prometedora que, aunque no desapareció del todo, realmente<br />

limitó al pintor. Sin embargo, Grullón se recupera como uno de los soportes de<br />

la Escuela Santiaguense, varios años después de haber caído la dictadura.<br />

Si el trabajo propagandístico asimiló obligadamente a Mario Grullón, hasta el extremo<br />

de casi no trascender como varios de sus compañeros de Bellas Artes, la compensación<br />

la encontró orientando a algunos muchachos (Danicel, entre ellos), así como incorporándose<br />

a la docencia de la Academia Yoryi y después a la Escuela Municipal de Arte,<br />

de la que fue Director. Esta compensación también la canaliza en una obra ocasional,<br />

de encargo, a través de la cual fue acentuando una definición, así como su acomodo a<br />

la normativa de la Escuela de Santiago, sumándose a Juan Bautista Gómez,Yoryi Morel<br />

y Federico Izquierdo.<br />

Mario Grullón|Palmeras|Óleo/tela|91 x 76 cms.|1970|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Mario Grullón|Tres aguateras hacia el río|Óleo/tela|66 x 48 cms.|1964|Col. Yolanda Grullón de Morel.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |52|<br />

|53| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

Dos factores tienen que ver con el ajuste de Grullón a la Escuela de Santiago. Uno es<br />

su retorno al ámbito regional en el que se localiza permanentemente y el otro, su estrecha<br />

relación con Yoryi, a quien se une en profunda amistad, recogiendo de paso lo<br />

mejor del virtuosismo pictórico moreliano. Independientemente de estos factores, debemos<br />

considerar la entrañable identificación emocional de un hombre hacia su provincia,<br />

que es un mundo chico que opera en la conciencia con todas las ligazones e<br />

imágenes. Estas fuerzas las representaban en parte las tradiciones locales, los colorismos<br />

tipicistas y populares, así como un entorno con vivencias barriales y sembradíos, rinconadas<br />

y bosques. Es esta identificación emocional la que le hace volver a la provincia y<br />

de ella ofrecer el reflejo de las costumbres y de la luz.<br />

Los principales pintores del círculo de Santiago definen la escuela transcribiendo el<br />

paisaje circundante y las costumbres pueblerinas, mantenidas con cierta tradición, en<br />

celebraciones y tipos pintorescos.A estos elementos temáticos se añaden las fórmulas<br />

del impresionismo, desde el punto de vista de la ideología estética y de la técnica.<br />

Como integrante y soporte importante de la Escuela, Grullón nos resulta incuestionable<br />

y distintivo. La distinción se aprecia en su estilo costumbrista, en el esquema de un<br />

diseño figurativo que descubre una tendencia a alargar las formas y algunas áreas o asun-<br />

Mario Grullón|Misterio|Óleo/tela|70 x 152 cms.|1991|Col. Marcel Morel.<br />

Mario Grullón|Fantasia tropical|Óleo/tela|30 x 24 cms.|1970|Col. Yolanda Grullón de Morel.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |54|<br />

|55| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

tos. Cuando el diseño forma una sincronía paisajística, el alargamiento puede ser un detalle<br />

que parece romper la composición. Esta última evita la simetría absoluta, la capacidad<br />

abierta, porque a lo largo y lo ancho del soporte, los enfoques del pintor son angulares.<br />

Sin embargo, el color sometido a un juego de efectos de luz y sombra, de la claridad<br />

sobre lo claro, de una pincelada vibratoria, que no es puntullismo ni masa compacta,<br />

distinguen a ese pintor, a quien consideramos un estupendo conjugador cuando<br />

se sumerge en la más denotada posibilidad de su paleta. Como añadidura de sus reinterpretaciones<br />

temáticas, sobre todo humanas, señalamos la tendencia a la deformación,<br />

al enfoque social, anecdótico y caricaturesco.<br />

Paisajista cargado de verdores tupidos de luz y adepto de un temario negrista regularmente<br />

fundido en la magia y en la copiosa vegetación, su escritura deformativa de la<br />

realidad, incluso del costumbrismo social, enfoca prototipos femeninos, ancianos, marchantas<br />

o aborda escenas laborales, como sus numerosas lavanderas de río, concebidas<br />

con liberrima imprecisión, de tono expresionista también apreciable en sus flamboyanes<br />

rebosantes del rojo característico.<br />

Mario Grullón|La mulata con paño entre helechos|Óleo/tela|161 x 76.2 cms.|1978|Col. Familia Cordero Espaillat.<br />

Mario Grullón|Negra enfadada|Óleo/tela|91 x 76.5 cms.|1982|Col. Rafael Del Monte.<br />

Mario Grullón|Girasoles|Óleo/tela|161 x 76.2 cms.|1978|Col. Familia Cordero Espaillat.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |56|<br />

|57| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

1|3 Un núcleo de independientes y desolvidados<br />

Al margen de los registros oficiales o públicos de las artes, y en muchos casos figurando en<br />

los eventos como sorpresivos co-protagonistas, se mueven otras individualidades cuyos pasos<br />

también se pierden, pero son recuperables gracias a las fuentes documentales (catálogos,<br />

periódicos, revistas y obras en sí mismas). Es un grupo diferente del núcleo de jóvenes artistas<br />

que egresan de la ENBA a partir de 1945, y cuya familiaridad formativa y aire moderno<br />

los convierte en foco de atención (Luis J. Álvarez, Pina Melero, Fernández Diez, Aida<br />

Roques, Purita Barón, Francisco Gausachs, …), aunque dejaron de ser percibidos porque<br />

casi todos se marcharon al extranjero, cubriéndose además de silencios. Existen condiciones<br />

sociales comunes y diferentes para este grupo, en comparación con ese otro al que se<br />

dirige la mirada con la denominación de «Núcleo de Independientes y Desolvidados».<br />

Antonio Malagón|El merengue|Dibujo/papel|1944|Catálogo II Exposición de Artes Plásticas.<br />

a| No son egresados de la Escuela Nacional de Bellas Artes.<br />

b| Casi todos pertenecen a los márgenes provinciales.<br />

c| Muchos de ellos se registran en exposiciones nacionales como transeúntes momentáneos.<br />

En cambio, otros preservan una presencia más sostenida e igualmente la producción<br />

artística.<br />

ch| La «independencia» que los asocia es sinónimo de aislamiento localista, marginalidad<br />

social y distanciamiento entre ellos, inclusive.<br />

d| Es un grupo integrado por individualidades de diferentes edades, con experiencias<br />

formativas desiguales, moviéndose en campos artísticos variados y con una proyección<br />

limitada, subyacentes en el desconocimiento social, aunque todos desolvidados por los<br />

que conocen en cierta medida sus obras y pueden trazar algunos datos existenciales o<br />

profesionales sobre ellos.<br />

JOSÉ ANTONIO ESPÍNOLA REYES, nacido en La Vega en 1898, es una de esas<br />

figuras provinciales un tanto desconocida y casi olvidada en su comunidad nativa, así<br />

como en los registros nacionales de las artes. Perteneciente a una familia de la cual sobresalen<br />

varios miembros, él manifiesta desde muy joven interés hacia la escultura, exponiendo<br />

algunas de sus obras en una muestra vegana (1926) e igualmente en la Feria<br />

Nacional e Interantillana, montada para 1927 en Santiago de los Caballeros.<br />

Pío Espinola, nombre con el cual se le reconoce artísticamente, fue becado por el gobierno<br />

nacional del Presidente Horacio Vásquez, posiblemente hacia el 1928; beca que<br />

le permitió estudiar en Europa, especialmente en Francia. Sin embargo, con el ascenso<br />

gubernativo de Trujillo ese beneficio oficial le fue suspendido, razón por la cual la familia<br />

tuvo que vender varias propiedades para que el artista pudiese terminar su formación.<br />

Este artista cibaeño retornó al país al principio de la década de 1930, concentrándose<br />

en la comunidad oriunda en donde ejerce docencia de manera esporádica y en donde<br />

laboró como orfebre y modelador. Aquí sobrevive automarginado por disgustos de la<br />

familia con el régimen trujillista y, aunque esculpió para éste algunas piezas en mármol<br />

criollo, realmente no fue tomado en cuenta como figura artística cuando comenzaron<br />

a organizarse las exposiciones nacionales del decenio de 1940. Esto no ocurrió por<br />

ejemplo con Joaquín Priego, localizado en La Vega, en donde era maestro de la Escuela<br />

de Arte y Oficio, como tampoco con otros veganos, entre ellos Enrique García Godoy,<br />

Darío Suro y Rafael Augusto Fernández Álvarez.<br />

FERNÁNDEZ ÁLVAREZ se destacaba en el medio vegano como autor de caricaturas<br />

que reproducen periódicos cibaeños, cuando fue invitado a participar en la mues-


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |58|<br />

|59| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

tra nacional del 1941. En este año expone individualmente en San Pedro de Macorís,<br />

en donde también exhibe una serie de dibujos o caricaturas que tratan tipos populares<br />

identificados con el apellido Fernández, como rúbrica artística.<br />

Por las breves referencias citadas sobre el caricaturista vegano, al parecer su protagonismo<br />

público no trascendió vía otros registros; lo mismo ocurre con Porfirio Vásquez y<br />

Juan Antonio Vicioso hijo, quienes también se registran en la significativa muestra del<br />

1941, en la que se dan cita muchos nombres importantes del arte dominicano de hechura<br />

moderna.<br />

PORFIRIO VÁSQUEZ, nacido en la capital del país, cultiva desde la infancia el<br />

dibujo y la pintura, señalándose entre sus datos que no ha tenido maestros en el<br />

aprendizaje de esas expresiones. En la muestra nacional del 1941 expone dos obras<br />

muestra del 1941.Vicioso hijo tenía formación alcanzada en la Academia de Abelardo<br />

en donde estudió durante tres años. Era nativo de Santo Domingo.<br />

Capitaleño también es RAFAEL CASADO SOLER, quien había nacido en 1917,<br />

y siendo un autodidacta participa en la Segunda Muestra Nacional de Artes Plásticas,<br />

correspondiente al 1944, exposición que tiene rango de segunda bienal de arte dominicano.<br />

De acuerdo al catálogo, este pintor expone seis acuarelas decorativas en las que<br />

se preferencia el tema femenino.<br />

Asociado al medio capitalino donde arriba en 1919 traído por sus padres, ENRIQUE<br />

TORAZONA hijo crece y se forma en la República Dominicana, en donde reside<br />

desde los dos años de edad. Hijo del artista inmigrante Enrique Tarazona Pérez y de Josefina<br />

Hervas Rubió, nació en Nueva York en 1917, mostrando con el tiempo afición<br />

realizadas al pastel: «Lluvia» e «Impresiones de Montaña», ofreciendo la primera una<br />

vista de transeúntes con paraguas en una vía estrecha dominada por estructuras arquitectónicas.<br />

Como el anterior, JUAN ANTONIO VICIOSO hijo asume también el tema arquitectural<br />

en una visión en perspectiva de un bloque de rascacielos enfocados desde lo alto.<br />

El autor lo titula «Vértigo». Es parte de cinco dibujos con los que participa en la<br />

por el dibujo que aprendió, seguramente en contacto con el padre, experimentado ilustrador<br />

gráfico, caricaturista y, sobre todo, notable pintor vinculado a las decoraciones del<br />

Teatro Colón de San Pedro de Macorís (1912) y posteriormente a labores en diarios así<br />

como a encargos de obras eclesiásticas.<br />

Cumplidos los veinticinco años de edad,Tarazona hijo asume más de lleno el dibujo,<br />

orientándose a la producción caricaturesca que publica desde 1932 en el diario «La<br />

Rafael A. Fernández Álvarez|El agraviado|Tinta/papel|1941|Catálogo Exposición Nacional.<br />

Porfirio Vázquez|Lluvia|Pastel/papel|1941|Catálogo Exposición Nacional.<br />

Juan Antonio Vicioso hijo|Vértigo|Tinta/papel|1941|Catálogo Exposición Nacional.<br />

Rafael Casado Soler|Bibelot|Acuarela/papel|1944|Catálogo II Exposición Nacional de Artes Plásticas.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |60|<br />

|61| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

Opinión» y en la revista «Patria Nueva». Este trabajo dibujístico queda al margen cuando<br />

asume distintas funciones en el sector público, ya en posesión de la nacionalidad dominicana.<br />

La mayoría de sus obras caricaturescas enfocan personalidades dominicanas<br />

(Arturo Logroño, Osvaldo Báez Soler, Oscar Robles Toledano,Amiama Gómez, …), pero<br />

también personajes populares en muchos anuncios e ilustraciones, ya que también<br />

produce viñetas y diseña portadas de libros.<br />

Otra individualidad foránea: alemán de filiación nazi, según personas consultadas, aunque<br />

ciudadano americano, es ERNESTO SCOTT, vinculado al servicio de inteligencia<br />

del régimen de Trujillo, aparte de ser artista con exposiciones registradas en la<br />

Galería Nacional de Bellas Artes en los años 1944 y 1945. Cultivador de la acuarela, el<br />

dibujo y de una pintura vernacular reproducida muchas veces en las «guaguas» urbanas,<br />

las reseñas periodísticas favorecen sus caricaturas y los asuntos que reflejan costumbres<br />

y tipos nacionales. Scott, quien regularmente pintaba en el recinto militar, forma hogar<br />

en nuestra tierra y adopta la ciudadanía dominicana después de largos años de vivir en<br />

el país. Él se esfuma al producirse la caída de la dictadura.<br />

BIENVENIDO TAVÁREZ (n. 19..?) es un pintor aislado y desconocido casi absolutamente,<br />

pero su curiosa individualidad es demostrativa de un artista naif que precede<br />

a los pocos nombres que en esa corriente del arte moderno se conocen en el país.<br />

Este ingenuo recreador era natural de Santo Domingo de donde emigra al Cibao, en<br />

edad adulta, ubicándose en la zona campestre de Licey, en donde establece hogar con<br />

Ana Mercedes Tavárez. Se dedica a realizar decoraciones de tinajas, placas de automóviles<br />

y simultáneamente pinta pequeños cuadros que, además de responder a un tem-<br />

Enrique Tarazona, hijo|Ilustración portada «Trementina, clerén y bongó», de Julio González Herrera|1943.<br />

Enrique Tarazona, hijo|Ilustración «Trementina, clerén y bongó», de Julio González Herrera |1943.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |62|<br />

|63| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|40|<br />

Catálogo<br />

29 de febrero<br />

de 1944.<br />

peramento espontáneo e imaginativo, resultan obras que vende para mantener a la familia.<br />

En este sentido él se constituye en un pintor marginado y silencioso que logra<br />

una clientela alrededor de su ámbito y de otras zonas; clientela a la cual conquistan sus<br />

imágenes pintorescas, refrescantes, ilusionistas y vivenciales. En algunos casos el hábitat<br />

rural promueve las formas arcaicas de una pintura puntualizada con el negro. En otros<br />

casos, la memoria concibe la imagen barrial, portuaria y urbana en composiciones tan<br />

deliciosas e ingenuas como la del pequeño cuadro en la que un barco corta transversalmente<br />

la perspectiva, imponiéndose al primer plano con casas y calles.<br />

Pintor representativo del naif dominicano, Bienvenido Tavárez se desenvuelve a partir<br />

de los 1940, años durante los cuales ejecutan sus tomas fotográficas los santiaguenses<br />

Santiago Bueno y William Federico Lithgow, excelentes cultores de la lente y quienes<br />

encuentran tiempo exploratorio para compartir este arte con el ejercicio de la medicina.<br />

Provinciales son también otras tres individualidades que aparecen como expositores<br />

del período: Antonio Malagón, Ramírez Duval y Federico Villanueva.<br />

que aborda un temario diverso: bodegones, desnudos, escenas históricas, paisajes y retratos.|42|<br />

ANTONIO MALAGÓN MONTESANO es otro de los jóvenes que se dan a conocer<br />

en el período del 1940. Había nacido en 1926, en la villa de Sánchez, residiendo<br />

desde corta edad en Santiago de los Caballeros, en donde hizo sus primeros estudios<br />

pictóricos con el artista Yoryi Morel. Con excelentes condiciones para el trazo, para la<br />

transcripción de escenas callejeras interpretadas con alegre humorismo, fue seleccionado<br />

para participar en la Segunda Exposición Nacional de Artes Plásticas, celebrada en<br />

1944, con motivo del Primer Centenario de la República. En la muestra, él tuvo la<br />

oportunidad de exhibir siete dibujos humorísticos: El Merengue, Los Jugadores, El Ventarrón,<br />

La Litera, Día de los Inocentes, Día de San Andrés y Escena Callejera.|43|<br />

|42|<br />

La Nación,<br />

30 de junio<br />

de 1944.<br />

|41|<br />

Goico Castro, M.<br />

La Nación.<br />

5 de junio de<br />

1944. Pág. 12.<br />

|43|<br />

Catálogo de 1944,<br />

Op. Cit.<br />

W. RAMÍREZ DUVAL, nativo de San Juan de la Maguana, fue conocido como pintor<br />

al incluirse una obra suya de grandes dimensiones en la Segunda Exposición Nacional<br />

de Artes Plásticas (Bienal del 1944). Residía entonces en la capital del país con<br />

el propósito de «concluir sus estudios superiores y, a la vez, en busca de mayores horizontes<br />

para su arte». Esta búsqueda permite que sea realizador de numerosos dibujos decorativos.<br />

Es su gran cuadro «El Grito de Independencia»,(óleo 1943),|40|el que lo sitúa<br />

frente a la atención y al debate. «El óleo representa un momento digno de reverencia<br />

de nuestra historia. Está concebido y perpetuado con el realismo que caracteriza a<br />

este tipo de obra. Sus detractores afirman que Sánchez sostiene una «bandera de zinc»<br />

entre las manos, porque carece por completo de movimiento».<br />

A propósito de esta participación se señala que «es un joven pintor que está dotado de<br />

ciertas posibilidades dignas de consideración, para hacerlo acreedor de que su nombre<br />

sea incorporado al movimiento pictórico actual (…) se preocupa por la posesión de un<br />

estilo personal y por el dominio de una técnica de buena calidad. En su estudio se puede<br />

apreciar que al artista le preocupa el cultivo de la llamada «pintura histórica» y que<br />

ha realizado una serie de «retratos con un realismo sorprendente a pesar de todo eso,<br />

Ramírez Duval sigue siendo para muchos un desconocido».|41|<br />

Llamado «Pintor del Sur» por Manuel de Jesús Goico Castro, las anotaciones citadas<br />

corresponden a un artículo suyo, en el que anuncia que el pintor celebrará su primera<br />

individual en la Galería de Bellas Artes. Esta muestra fue registrada en el Ateneo<br />

Dominicano (julio 1944) exponiendo el pintor 35 obras –dibujos y óleos–, con los<br />

Antonio Malagón|Domingo de quiniela|Acrílica/tela|66.1 x 81.4 cms.|1985|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |64|<br />

|65| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

Después de ese registro, Malagón participa en otros eventos similares, como fueron las<br />

bienales del 1946 y 1948. Concentrado en el medio santiaguense, su producción se sometió<br />

a los caracteres regionales del tema y del color, ocurriendo una discreta posición<br />

frente a otros representantes de la escuela citadina, debido a que alternó su ejercicio de<br />

pintor con el campo profesional de la banca financiera. Pero nunca deja de pintar, ofreciendo<br />

espléndidas telas paisajísticas y prefiriendo el cultivo de singulares escenas del<br />

popularismo barrial y costumbrista, captadas en la estampa de un caricaturismo alegre<br />

y socarrón. Con la fidelidad que le proyecta hacia el tiempo venidero, a Toño Malagón<br />

se le identifica como un pintor del norte del país, perteneciente al núcleo de Santiago,<br />

en donde registra en 1972 una exposición personal. Localizado en Miami, Florida,<br />

desde el final de la década de 1980, fallece en esta ciudad a los pocos años (2004).<br />

FEDERICO VILLANUEVA (1920-1988) también se vincula, al igual que Malagón, a<br />

la ciudad de Santiago, en donde fue designado –año 1942– maestro de Dibujo y Repujado<br />

en la Escuela de Artes Manuales «Presidente Trujillo», en donde también asumió la<br />

enseñanza de Modelado, materia de su preferencia, ya que sobresale como escultor. El nace<br />

posiblemente entre 1920-1925, en Laguna Salada, Santiago, siendo conocido artísticamente<br />

por sus participaciones en bienales nacionales. Un primer registro de importancia<br />

es la selección de obras suyas tituladas «Autorretrato», «Cabeza del Generalísimo Trujillo»<br />

y «Cabeza de Rafael Perdomo hijo», con las cuales figura en la muestra nacional de 1944.<br />

MERCEDES RODRÍGUEZ es otra protagonista del norte que consigue atención<br />

con sus proyecciones expositivas. Bautizada Carmen Damiana Mercedes Rodríguez, nació<br />

en Santiago de los Caballeros en 1925, siendo la cuarta hija de los esposos Juan Ro-<br />

dríguez L’ Oficial y Candelaria Luciano. Pictóricamente recibió la primera orientación<br />

del primo Federico Izquierdo, viajando con la madre de éste a Nueva York, en 1944. En<br />

esta urbe cursa estudios con el pintor español Benito Nuno y asiste a la «Art School»,<br />

concurriendo a diversas colectivas que dan cuenta de sus méritos participativos. Dentro<br />

de un convencionalismo afín con el tema, sus cuadros subrayan el carácter simbólico de<br />

sus obras.<br />

Antonio Malagón|Glorieta Parque Duarte|Óleo/tela|96 x 122 cms.|1977|Col. Familia Guzmán Klang.<br />

Mercedes Rodríguez|Orillas de un río|Óleo/tela|49 x 39 cms.|1947|Col. Norma Rodríguez de Casals.<br />

Mercedes Rodríguez|Florencia|Óleo/tela|50.5 x 39 cms.|Sin fecha|Col. Norma Rodríguez de Casals.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |66|<br />

|67| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|44|<br />

Nuno, Benito.<br />

Presentación<br />

catálogo de<br />

Mercedes<br />

Rodríguez,<br />

1951.<br />

En 1951 realiza la pintora su primera individual, montada en «Barbizon» Plaza Galleries,<br />

con el auspicio de la Embajada Dominicana. Constituida por 26 cuadros que encabeza<br />

la obra «Mi jefe» (retrato de Trujillo), esta muestra es acogida por los medios de<br />

comunicación newyorquinos y dominicanos. La revista «The art digest» (octubre 15-<br />

1951) la califica de impresionista, en tanto su maestro Nuno juzga que su arte «a pesar<br />

se no hallarse falto de fuerza, hace pensar en cierta cualidad imaginativa que puede ser<br />

definida como grácil belleza. Su obra combina, en balance admirable, humanismo con<br />

simbolismo».|44|<br />

participar como artista dominicana en la II Bienal Hispanoamericana de Arte, celebrada<br />

en La Habana (1954).<br />

La pintora murió repentinamente en 1978 en el Condado de Queens, siendo enterrados<br />

sus restos en la ciudad nativa. Ella había escrito: «Nada vivirá sin la verdad con base<br />

de inspiración. Las falsedades del momento pasarán de largo y el arte como expresión<br />

de la vida, vivirá eternamente. Este debe ser el anhelo del artista, y su triunfo depende<br />

del grado en que logre alcanzarlo».|45|<br />

|45|<br />

Rodríguez, M.<br />

referida por<br />

Marilio Ventura,<br />

La Información,<br />

8 de agosto 2003.<br />

VIOLETA ESPAILLAT es otro de los nombres recuperables del olvido, pese a una<br />

producción pictórica al parecer abandonada, luego de contraer matrimonio con un petromacorisano<br />

de fortuna. Esta pintora nacida en La Vega, posiblemente se forma en la<br />

Academia de Enrique García Godoy o tal vez estableció nexo con el taller Darío Suro,<br />

Diversos temas definen el discurso expositivo de Mercedes Rodríguez, a quien el escultor<br />

E. Ducig tomó como modelo para un busto que figura en la muestra individual.<br />

Proyectándose en el país natal en donde siempre deseó exponer, ella fue elegida para<br />

Mercedes Rodríguez|Rincón cubano|Óleo/tela|59 x 88 cms.|Sin fecha|Col. Norma Rodríguez de Casals.<br />

Mercedes Rodríguez|La maja moderna|Óleo/tela|59 x 88 cms.|Sin fecha|Col. Norma Rodríguez de Casals.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |68|<br />

|69| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

ya que ella –por las obras que se conocen- ofrece una visión paisajística que tiene relación<br />

con la obra inicial del último pintor citado. Esta pintora enfoca paisajes o recodos<br />

de la ciudad nativa con una paleta fría y diluida en verdores. Se trata de una obra pictórica<br />

de pequeño formato. El matrimonio la reubica en San Francisco de Macorís,<br />

donde nace su hija Violetica Bergés.<br />

Veganos también como Violeta Espaillat son Marcos Batista Caravallo (n.1922) y Miguel<br />

Hipólito Cordero (1922-1972). El primero estudia en la Academia de Darío Suro,<br />

desarrollando una habilidad dibujística que le permite ejecutar retratos instantáneos<br />

al crayón, de acuerdo a Hernández Figueroa, quien agrega que «gracias a sus cuadros los<br />

veganos pueden conocer los diferentes ángulos y la arquitectura de la antigua Catedral,<br />

así como (...) la evolución del paisaje urbano citadino». |46|<br />

|46|<br />

Hernández<br />

Figueroa,<br />

Alfredo Rafael.<br />

Las Artes<br />

Visuales<br />

en la Vega.<br />

Pag. 32.<br />

|47|<br />

Idem.<br />

Pag. 33.<br />

Hipólito Cordero sobresale como un notable caricaturista que aprovecha su momentos<br />

de ocio para ejecutar sus obras de trazo fácil, «logrando un gran parecido con los personajes<br />

reales. Al ocurrir su muerte se expusieron sus caricaturas como homenaje póstumo.<br />

|47|<br />

Violeta Espaillat|Parque de la Vega|Óleo/tela|56 x 41 cms.|Década 1940|Col. Ramón Francisco.<br />

Violeta Espaillat|Casitas campesinas|Óleo/madera|34 x 55 cms.|C.1940|Col. Ramón Francisco.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |70|<br />

|71| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

1|4 Otra mirada a la primera generación de la ENBA:<br />

cinco sobresalientes pintoras<br />

La obligación, el requisito o la práctica de que todo graduado en la ENBA debía exponer<br />

individualmente en la Galería Nacional o en otro lugar elegido por el egresado o<br />

la egresada fue parte del activismo que acompañó la política cultural impulsada durante<br />

el período de los cuarenta. Con esa modalidad se apadrinaba al joven talento, proyectándolo<br />

y comprometiéndolo de varias maneras: consigo mismo, con el medio social y<br />

con la modernidad que un buen número de intelectuales (Contín Aybar,Valldeperes,<br />

Tanasescu, Ugarte,...) promovían con entusiasmo. Empero, su adhesión y el fervor hacia<br />

el modernismo artístico era un aliento que se manifestaba en el sector intelectual.<br />

Este era sobre todo un sentimiento que directamente se asociaba al foco que integraban<br />

el profesorado y los alumnos de Bellas Artes. A propósito, una opinión señalaba:<br />

Noemí Mella|La calavera de caballo|Óleo/tela|42 x 54 cms.|1952|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

«La fundación de la Escuela de Bellas Artes (…) resultó un éxito rotundo. Es necesario<br />

haber vivido aquellos tiempos para darse cuenta de la alegría con que los jóvenes –y los<br />

menos jóvenes– acudían diariamente a sus aulas.Y entre aquellos grupos de ávidos aspirantes<br />

a artista se contaban numerosas mujeres. Jóvenes, solteras, amas de casa, estudiantes<br />

universitarias, todas ellas con aspiraciones que hasta entonces no habían podido<br />

aflorar, se inscribieron en la Escuela y siguieron con dedicación y disciplina las enseñanzas<br />

que se les impartían. Siempre he creído que aquel movimiento cultural funcionó a<br />

modo de escape de las angustias a que el pueblo dominicano estaba sometido y como<br />

un paliativo a la ausencia de libertad que se padecía bajo un régimen tirano y omnipotente.<br />

Excelentes profesores, nacionales y extranjeros, imbuidos como sus alumnos de<br />

gran fervor artístico, hicieron de ese centro docente, un foco de entusiasmo que contagió<br />

a gran parte de la sociedad. Un considerable número de egresados de las primeras<br />

promociones fueron mujeres, en su mayoría pintoras quienes correctamente encauzadas<br />

por su maestros, se lanzaron sin miedo a proyectarse en exposiciones y concursos.Y<br />

triunfaron».|48|<br />

El testimonio citado es de María Ugarte, quien considera el 1949 como «un año de<br />

auge de las mujeres artistas,|49|resaltando que ellas constituían el núcleo más fuerte<br />

de los alumnos de la Escuela de Bellas Artes. Ellas, igualmente dominaban en las últimas<br />

promociones registradas hasta la fecha. Un ejemplo referido por la crítica era la<br />

exposición del Gran Premio Trujillo, celebrada en la Galería de Bellas Artes, en la cual<br />

el predominio numérico de la mujer es abrumador. De cinco artistas presentados,<br />

cuatro son muchachas. Ella alude a Noemí Mella, Elsa Di Vanna, Nidia Serra y Clara<br />

Ledesma, quienes con Marianela Jiménez reservan dentro de desiguales condiciones<br />

sociales, la innegable permanencia como representantes de la generación a la que pertenecen.<br />

Ellas son las notables mujeres de los 1940, no sólo porque recae sobre sus<br />

obras la atención y un augurio que se cumple en unas más que en otras, sino porque<br />

en las de fuerte carácter artístico es ininterrumpido el camino de producir y de reconfirmarse<br />

en el arte. Aunque eran diferentes en temperamento y producción artística,<br />

sus nombres resultaban inseparables, a tal nivel que mencionar a una de ellas es<br />

asociar a las otras.<br />

NOEMÍ MELLA, nacida en Santo Domingo en 1926, atrajo la opinión crítica entusiasmada<br />

en los años durante los cuales figura como una de las jóvenes pintoras.Al egresar<br />

de la Escuela Nacional, en 1948, ella sobresale al obtener el «Gran Premio Trujillo de<br />

Pintura», al producir un paisaje «de méritos notablemente superiores», por el dramatismo<br />

del color, los matices mezclados con habilidad, la composición segura, sus fuertes líneas<br />

|48|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

Pags. 26-27.<br />

|49|<br />

Idem.<br />

Pag. 28.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |72|<br />

|73| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|50|<br />

Idem.<br />

Págs. 28-29.<br />

|51|<br />

Idem.<br />

Pág. 31.<br />

|52|<br />

Tanasescu,<br />

Horia.<br />

El Caribe,<br />

diciembre<br />

7 de 1952.<br />

negras y «un empeño de hacer viril su pintura, de darle fuerza y vigor, de escapar de lo<br />

femenino y lo frágil».|50| Con la obra premiada e igualmente con otras se pronunciaba<br />

esta artista como una peculiar paisajista, además de mostrar la posesión de un estilo.<br />

Ella «como siempre se expresa mediante masas de color limitadas por líneas de trazo firme<br />

y definido (…) su peculiar estilo logra interesantes efectos al encerrar sus colores preferidos<br />

–naranjas, azules, rosáceos–, en las fronteras de una línea firme y dura».|51|<br />

Otro crítico aprecia esta firmeza señalando que «Noemí Mella a través de sus obras (…)<br />

revela una calidad bastante rara en una mujer: la energía (…) todavía cargada de inconformismo.<br />

Sus temas reflejan cierta violencia interior».|52|<br />

El maestro Colson, dedicado también a la crítica, escribe: «Noemí Mella, cuyo nombre<br />

evoca proceras, hazañas, nos invita a entrar en el mundo que está germinando en su men-<br />

te y lentamente transmigra a la tela para convertirse en saludables melodías cromáticas. Una<br />

embriaguez de aromas indostánicas, canela, nuez moscada, miel y bija nos entran por los<br />

ojos y halagan nuestro olfato;y sin embargo esta pintura tiene calidades metálicas,de la sensación<br />

de timbres, voces de clarines y cobres jocundos, de tamborileos bojieños y chuines<br />

lejanos.Yo no creo que Noemí Mella haya visto bañarse a la ciguapa del río Camú de Guainamoca,<br />

pero las gamas de su paleta me recuerdan los montes y las charcas de los guros (sic)<br />

Noemí Mella|Paisaje del lago del fondo|Óleo/tela|66 x 55 cms.|1952|Col. Aída Bonnelly.<br />

Noemí Mella|Calle|Óleo/tela|66 x 51 cms.|1948|Col. Aída Bonnelly.<br />

Noemí Mella|Sin título|Óleo/cartón|Sin fecha|52 x 42 cms.|Col. Privada.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |74|<br />

|75| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|53|<br />

Colson, Jaime.<br />

El Caribe,<br />

septiembre<br />

24 de 1950.<br />

Pág. 11.<br />

originalidad», argumenta el crítico Manuel Valldeperes, al referirse a la intensidad emotiva<br />

en la pintora, galardonada en 1948, y dos años después con el Primer Premio del concurso<br />

para ilustrar la obra «Toeya», novela de Virginia Peña de Bordas.También en 1950, fue<br />

beneficiada con las adquisiciones oficiales de las obras que presentó en la V Bienal. Después<br />

sumó en bienales sucesivas un premio en pintura (1952) y otro en dibujo (1954).<br />

Pintora muy activa durante el período 1950, Noemí Mella celebra la primera exposición<br />

individual en la Galería de la Unión Panamericana (Washington, 1952), a invitación de<br />

su director, José Gómez Sicre. En posesión de su estilística, ofreció un conjunto de obras<br />

que expresaban «raíces verdaderamente nacionalistas», opina Darío Suro, quien resalta la<br />

solidez de su técnica caracterizada por gruesos empastes y soluciones cromáticas, imaginativas<br />

y escriturales que «dejan ver claramente su mensaje expresionista y cubista al misde<br />

Puerto Plata. Porque esta pintora, al igual que muchos jóvenes artistas dominicanos, va<br />

descubriendo a través de una innegable influencia mexicana (importada sin duda por Darío<br />

Suro) el color de Quisqueya, a la que si tuviéramos que personificar no vacilaríamos en<br />

pintarla del color de Noemí (…). La obra de esta muchacha tan inteligente y sosegada puede<br />

ya ser considerada como una hermosa realidad y esperamos que el estudio y la experiencia<br />

le enseñen lo que aún pueda faltarle.|53|<br />

|55|<br />

Suro, Darío.<br />

Arte Dominicano.<br />

Pág. 63.<br />

|54|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe.<br />

13 de octubre<br />

de 1963.<br />

Valldeperes establece que «preocupaba a la artista, en sus obras iniciales (…) la solución<br />

de los más sutiles problemas pictóricos y esta preocupación es la que ha hecho posible<br />

la rápida integración de la artista a un mundo pictórico que, en cierto modo, le pertenece<br />

totalmente».|54|<br />

La aparición artística de Noemí Mella, o más bien, la presentación de sus obras en expo-<br />

siciones colectivas e individuales constató el impulso de una mirada personal, antepuesta a<br />

la visión de la realidad. Se trataba de una mirada lúcida, un tanto fría, pero emotiva, sacada<br />

desde dentro; mirada que se manifiesta claramente hacia el 1952, cuando «exhibió,entre<br />

otras obras similares, el paisaje «Lago del Fondo», en el cual, sin pretendida trascendencia<br />

metafísica, la visión pictórica ya no es la simple mirada, sino la invención de otra mirada<br />

nueva. Es un cuadro realmente significativo dentro de su proceso de integración y de<br />

mo tiempo».|55| Hacia esta mezcla de lenguajes evidenciados sobre gruesos empastes,<br />

transita la pintora de manera ordenada y tranquila.<br />

Una observación anota que la pintora dotó a su obra de amplias posibilidades. Sin embargo,<br />

artista inteligente, avanzó con cautela por el peligroso campo de las conquistas<br />

formales. Su «Naturaleza Muerta» (1953) y su «Muñeca de Trapo» (1954) son la evidencia<br />

de ello, a pesar de que en este último ya se advierte cierto cambio hacia la manera<br />

Noemí Mella|Retrato|Gouache/papel|1952|64 x 50 cms.|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Noemí Mella|La fábrica|Óleo/tela|79 x 100 cms.|1948|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Noemí Mella|Cabeza|Óleo/cartón|31.5 x 25.5 cms.|1950|Col. Museo Bellapart.<br />

Noemí Mella |Composición|Óleo|98 x 76 cms.|1950|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |76|<br />

|77| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|56|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

Op. Cit.<br />

de su óleo más reciente «Muchacha» (1957). Noemí Mella entró con seguridad en las<br />

zonas más expuestas y peligrosas del arte, después de haber descubierto cuál es el fondo,<br />

en sentido creador, de la pintura actual.|56|<br />

State University, en donde laboró. Igualmente ejerció en el Instituto Morris Bernstein<br />

haciendo aplicación del arte como terapia para pacientes. Noemí Mella relacionó su experiencia<br />

pictórica y su formación en otras profesiones para servir como artista docente.Al<br />

retornar al país con la intención de fijar residencia definitiva (1982) se dedica a la<br />

enseñanza de la acuarela en tanto prepara una muestra personal que celebra en 1983,<br />

en el Museo de Arte Moderno. En la introducción del catálogo, ella explica su manera<br />

de asumir la pintura:<br />

«Considero el proceso de pintar no como una experiencia esotérica ni mística, sino más<br />

bien como la expresión de experiencias existenciales plasmadas en una superficie, y como<br />

tal, nace de una urgencia de integrar lo vivido con la realidad del presente».<br />

«Como no impongo a mi disciplina pictórica un patrón de rigidez conceptual premeditada,<br />

los llamados temas, los materiales, la técnica y los resultados, cambian. La intensidad<br />

emotiva de la obra queda definida por el contenido afectivo del proceso».<br />

«Trabajo dentro de un marco de secuencias emotivas. En esas secuencias, el material y<br />

medios empleados, así como su manipulación tiene gran significación en términos de<br />

la potencialidad expresiva que posean. Dejo al color el resto…».<br />

«Una perenne curiosidad anima mis diarias búsquedas y produce los hallazgos. Persisto<br />

en tratar de lograr la unidad dentro de una variedad que me permita mantener la espontaneidad<br />

capaz de situarme dentro de un plano de amplia libertad de expresión que<br />

garantice una constante autodeterminación pictórica».|57|<br />

|57|<br />

Mella, Noemí.<br />

Catálogo.<br />

19 de octubre<br />

1983.<br />

Cofundadora del Círculo Nacional de Artistas, la primera asociación en su género que<br />

intentó organizar a pintores y escultores locales, Noemí Mella asumió un liderazgo que<br />

le convirtió en columnista de «El Caribe». En este diario escribió sobre temas históricos<br />

y técnicos, marchándose tiempo después a los Estados Unidos. En esta nación participa<br />

en múltiples exposiciones colectivas registradas en Long Island, New York, en<br />

donde también celebra tres de las ocho muestras personales que asumió durante su carrera<br />

artística.<br />

Ubicada en esta metrópoli, obtiene una maestría en Trabajo Social de la Stony Brook<br />

En la referida muestra, constituida por cuarenta obras trabajadas con variadas técnicas<br />

(gouache, creyón, acuarela y mixta), ella reafirmó atributos de su estilo personal. En el<br />

conjunto campearon las obras en donde el collage es manejado con una maestría agresiva<br />

y elegante. Extremadamente facturado en condiciones emotivas, libres y sombrías.<br />

Una sobrecarga de expresionismo abstracto, compacta pero controlada, subraya formas,<br />

materias y visiones acogidas en formatos no grandilocuentes.<br />

Dibujante de punzante simplicidad y pintora densa e intensa, Noemí Mella retornó al<br />

país muy curtida por los avatares de la vida. Con la experiencia entrecogida al filo de<br />

los sentimientos dolorosos, ella buscó el país de sus orígenes –existencial y artístico– para<br />

reformularse como recreadora en pos de un nuevo capítulo que resultó ser el penúltimo.También<br />

en 1983, ella celebró otra muestra personal que reunió 64 obras que antologaban<br />

desigualmente producciones de diferentes fechas. Esta exposición retrospectiva<br />

fue el preámbulo de una partida que resultó definitiva. El disgusto con un pariente,<br />

la impulsó nuevamente a ausentarse del país. En Nueva York, posiblemente la depresión<br />

y el alcohol minaron su existencia. Ella falleció en la década de 1990.<br />

Noemí Mella|Patio de pobres|Mixta/papel|38 x 46 cms.|1947|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |78|<br />

|79| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

NIDIA SERRA (Santo Domingo, 1928) es merecedora también de la ponderación que<br />

le reconoce un pulso dibujístico excelente por encima de algunas variables naturales a un<br />

desenvolvimiento joven de mujer en búsqueda de la reafirmación artística.En 1949 se emiten<br />

los siguientes comentarios sobre su participación en el concurso del «Premio Trujillo»<br />

para estudiantes sobresalientes de la Escuela Nacional, así como en otra muestra colectiva:<br />

Nidia Serra es, entre las artistas de este grupo, la que tiene más oficio. Su técnica es buena,<br />

pero abusa de los colores complementarios buscando el efectismo. Esto le da brillantez<br />

y la acerca a escuelas impresionistas. (…) es artista que escoge la hora de pintura.<br />

La obra presentada al concurso es brillante en el color, consecuencia de la práctica<br />

apuntada.Yuxtapone tonos vivos y obtiene efecto.|58| En opinión emitida en 1949, su<br />

autora considera que «en el retrato tiene un acierto del parecido y está hecho a base de<br />

|58|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 29.<br />

planos cortados». En otro comentario se enfocan dos obras de señalados méritos. Pertenece<br />

una de ellas a una joven pintora dominicana, Nidia Serra, y otra, a un maduro<br />

artista europeo, Joseph Fulop./ Nidia ofrece un paisaje lleno de encanto y de calidad<br />

pictórica. La artista marca con él un proceso de evolución en su formación estética.Trata<br />

el tema sin resabios ni exageraciones, ni estridencias. Muestra aquí un dominio perfecto<br />

de la línea y el color obteniendo una unidad llena de armonía y una interpreta-<br />

Nidia Serra|Retrato de Mirella|Óleo/tela|61 x 46 cms.|1945|Col. de la artista.<br />

Nidia Serra|Autorretrato|Guache/papel|55.5 x 40.5 cms.|1957|Col. de la artista.<br />

Nidia Serra|Autorretrato psicológico|Pintura/cera/cartón|58.5 x 45.5 cms.|1971|Col. de la artista.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |80|<br />

|81| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

ción acertada del motivo (…). La obra es modernista, pero de un modernismo sobrio<br />

sin rebuscamiento, pletórico de vibración y de inquietud».|59|<br />

Hija del electricista Amadeo Abigaíl Serra y Mercedes Velásquez, quienes procrearon 7 vástagos,<br />

Nidia, la tercera, recibió el apoyo del padre para formarse artísticamente. Este respaldo<br />

provoca fricciones que llegan al borde del divorcio cuando Amadeo pagó RD$25.00<br />

por un estuche de pintura, suma que equivalía a dos meses de comida para la familia en la<br />

década de 1940. Entrevistada, confiesa Nidia Serra que desde pequeña prefirió el dibujo a<br />

las muñecas. Explica que se ponía a copiar cuadros y retratos de sus artistas preferidos del<br />

cine. Cuando ingresó a Bellas Artes, Manolo Pascual buscó orientarla hacia la escultura basado<br />

en la fuerza que poseía su dibujo. Ella tendió hacia la pintura de la que fue José Gausachs,<br />

su orientador, al igual que Hausdorf, de quien aprendió grabado en agua fuerte y<br />

|59|<br />

Idem.<br />

Págs. 30-31.<br />

|60|<br />

Moanack, Gloria.<br />

Listín Diario.<br />

marzo 5 de 1963.<br />

|61|<br />

Valldeperes, M.<br />

El Caribe, 5 de<br />

marzo de 1963.<br />

punta seca.|60| Graduada en la ENBA, se proyecta como pintora dentro de exposiciones<br />

colectivas registradas entre 1949-1960. Su pintura inicial reflejaba soluciones propias del<br />

sintetismo post impresionista como se evidencia en la obra «Mujer» (óleo 1958), que es un<br />

retrato de Clara Ledesma; sin embargo, se aparta del radicalismo moderno, preservando un<br />

nexo con fórmulas del Impresionismo.|61| El modo de asumir el paisaje y los efectos luminosos<br />

de su discurso pictórico alrededor del tema refieren ese vínculo.<br />

Nidia Serra|Orilla del Ozama|Mixta|45.5 x 34 cms.|1949|Col. de la artista.<br />

Nidia Serra|Matahambre|Mixta|54 x 39 cms.|1946|Col. de la artista.<br />

Nidia Serra|Matahambre II|Mixta|54.5 x 37.5 cms.|1947|Col. de la artista.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |82|<br />

|83| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|62|<br />

Crítico<br />

desconocido.<br />

Revista Alma<br />

Latina, septiembre<br />

de 1970.<br />

Considerada la «inefable del paisaje», se ha percibido en su tratamiento una gran emoción<br />

expresada fácilmente por líneas ondulantes y precisas. Tal apreciación es emitida<br />

por un crítico puertorriqueño, a raíz de la primera individual que la pintora registra en<br />

la isla borinqueña. En este tenor, el crítico explica que «Nidia Serra arquea sus líneas,<br />

levanta las raíces, las deja mondas, parecen garras que quieren soltar el fango de la tierra.Todo<br />

ondula, como en los sueños, en esas líneas recias, retorcidas, claras…/ Nidia<br />

Serra siente el paisaje, lo lleva metido en los ojos y en el alma, y lo expresa como lo ve<br />

y lo siente, en desbordamiento de sinceridad. La naturaleza es cosa viva, que se mueve<br />

en la arboleda de sus rincones tropicales».|62|<br />

gue la «época de las mulatas», a seguidas de la cual, reasume el paisaje urbano del sector<br />

colonial.|65|<br />

Con el tema «Mulata» (creyón 1960), obtuvo el premio único en dibujo, en la Décima<br />

Bienal de Artes Plásticas. Este galardón se añadió a otros obtenidos durante sus años de<br />

formación. Entre ellos, los premios en Cartel (1946), en acuarela, escenografía e ilustración<br />

(1947). Después obtiene diploma de participación en la exposición femenina de<br />

Río de Janeiro, celebrada en 1948. En este año egresa de Bellas Artes para emprender<br />

un camino diferenciado y de línea recta, en cuanto al estilo de una artista mujer que<br />

añade al quehacer pictórico, las tareas de madre y de animadora de talleres de creatividad<br />

infantil, en la que sobresale y por los que es reconocida.<br />

Con 26 exposiciones individuales registradas entre 1963 y 1992, incluidas aquellas que<br />

|65|<br />

Moanack, Gloria.<br />

Op. Cit.<br />

|63|<br />

Idem.<br />

|64|<br />

Ugarte, María.<br />

El Caribe.<br />

27 de diciembre<br />

de 1969.<br />

Esa transcripción sincera del paisaje, al mismo tiempo fluida e íntima, determina la cercanía<br />

de Nidia Serra al espíritu de la naturaleza enfrentado con mirada objetiva, no muy<br />

alejada de la concepción tradicional. De igual manera, mirada y tratamiento se vuelcan<br />

sobre las flores, las frutas y los retratos que versan en su mayoría sobre féminas mulatas.<br />

En los mismos, «Nidia Serra expresa como nadie el sensualismo tropical».|63| De trazo<br />

enérgico y firmes rasgos psicológicos, tales retratos «presentan una faceta distinta del<br />

temperamento artístico de esta pintora, advirtiéndose a diferencia de otra producción<br />

suya, la influencia de Gausachs».|64| Después del temario paisajístico, la pintora distin-<br />

han tenido un carácter itinerante o montadas en diversas provincia del país, así como<br />

las que rotaba en el «Centro del Arte», una galería y escuela a la vez fundada en una casona<br />

colonial de Santo Domingo en el 1969.Al inaugurar el centro, Nidia Serra colgó<br />

una muestra personal en la que algunas de las obras recordaban «técnicas de vitral, no<br />

sólo en su estructura sino también, especialmente, en la transparencia muy conseguida<br />

de los colores». Dos décadas después presentó otra exposición personal, reuniendo dos<br />

Nidia Serra|Cabeza de mulata|Dibujo/papel|50 x 37 cms.|1959|Col. Ramón Francisco.<br />

Nidia Serra|Retrato de Juan José Cestero|Carboncillo/papel|49.3 x 38.5 cms.|1961|Col. de la artista.<br />

Nidia Serra|Arboleda|Acuarela/papel|62 x 47 cms.|1999|Col. de la artista.<br />

Nidia Serra|Retrato del abuelo Juan José Serra|Crayon/papel|42 x 27 cms.|1945|Col. de la artista.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |84|<br />

|85| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|66|<br />

Ugarte, María.<br />

Presentación<br />

Catálogo Vitrales<br />

de Nidia Serra.<br />

1981.<br />

colecciones producidas con técnicas distintas: acuarela y repujado en papel metálico.<br />

Con estos procedimientos se concentró en el tema de los vitrales asumidos como reproducciones<br />

de las vidrieras de la Iglesia de San Pedro Apóstol, de San Pedro de Macorís.<br />

El resultado del esfuerzo de la artista resultó espectacular. Comenta María Ugarte<br />

que este empeño «supone un reconocimiento hacia los valores de los vitrales, arte<br />

que tiene actualmente un reconocimiento y al que, incluso, se le han agregado proyecciones<br />

nuevas y temáticas acordes con las tendencias estéticas modernas (…). Nidia Serra<br />

ha realizado una espléndida aportación a la plástica dominicana con estas colecciones<br />

en las que, pasando por encima de todos los prejuicios de un artista, ha tenido la valentía<br />

de aplicar sus aptitudes y sus conocimientos a reflejar fielmente la obra creada por<br />

desconocidos artífices extranjeros de un pasado cercano».|66|<br />

Atada como la Serra a una producción descriptiva, que se relaciona a la naturaleza paisajística,<br />

al retrato y a otros motivos pictóricos tratados con las soluciones asimiladas en<br />

la academia, se desenvuelve Elsa Di Vanna. Es también una pintora de un activismo registrado<br />

principalmente en los años de 1950 y con un estilo unitario, no desviado del<br />

lineamiento de un discurso objetivo.<br />

ELSA DI VANNA nació en Cosenza, Italia, en 1927. Cuando apenas tenía un año de<br />

edad, su familia se traslada a Santo Domingo, en donde crece integrada al medio social.<br />

Con estudio pictórico iniciado en la Academia particular de George Hausdorf, se inscribe<br />

luego en la ENBA, diplomándose en 1948. En este año participa en la IV Bienal<br />

de Artes Plásticas, mereciendo un premio de pintura, y además sus obras son seleccionadas<br />

para la Exposición Femenina de Río de Janeiro (1948), la muestra latinoameri-<br />

cana de Long Beach, California (1949), la Primera Bienal de Arte Hispanoamericano,<br />

de Madrid (1951), y la Bienal de Sao Paulo (1951).<br />

Premiada nuevamente en la V Bienal Nacional (1950), la Di Vanna se convirtió en<br />

conservadora de la Galería Nacional y en profesora de Dibujo de la Escuela Nacional<br />

de Bellas Artes. De temperamento tranquilo, se aferró al quehacer pictórico en la intimidad<br />

de su taller, soñando con viajar a Europa y proyectándose como expositora.A<br />

Nidia Serra|Paisaje de Israel|Pintura/cera/papel|45.5 x 60.5 cms.|1978|Col. de la artista.<br />

Elsa Di Vanna|Bodegón|Óleo/tela|62 x 74 cms.|1979|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |86|<br />

|87| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

continuación un juicio sobre el quehacer de la pintora: «Elsa Di Vanna obtuvo un diploma<br />

de mérito con un paisaje de vegetación tropical con luz nórdica. En la pintura,<br />

Elsa resolvió con éxito las hojas del primer plano pero falló en la solución de los<br />

motivos del fondo. Su «Colegiala», obra de reducidas dimensiones, es el mayor logro<br />

de la exposición. Hay en ella unidad, buena construcción, acierto de color y –extraño<br />

en ella, una captación exacta de la luz del trópico. No es fotografía ni obra academicista.<br />

Hay vida por el dibujo y en ella existe materia. «Techos» –un nocturno tropical<br />

con luz nórdica– y «El Pueblo», son pinturas que el color salva el conjunto. Elsa<br />

tiende sin duda, a la originalidad, cualidad que busca con inquieta insistencia».|67|<br />

En 1955, la Di Vanna se marcha al viejo continente, residiendo durante varios años en<br />

Francia e Italia. Este viaje, asociado al enlace matrimonial con un primo hermano, re-<br />

|67|<br />

Ugarte, María.<br />

Mujer y Arte<br />

Dominicano,<br />

Pág. 29.<br />

Elsa Di Vanna|Sacrificio|Óleo/tela|101 x 76 cms.|1950|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Elsa Di Vanna|Troncos|Óleo/tela|72 x 79 cms.|1948|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |88|<br />

|89| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

plegó la proyección de su obra. Ausente por mucho tiempo del ambiente artístico,<br />

reaparece en 1969 celebrando una exposición retrospectiva, en la que exhibe óleos,<br />

guaches y dibujos. Al crítico Valldeperes le entusiasma esta reaparición, escribiendo<br />

que «teníamos de la pintora Di Vanna un recuerdo bastante vago, después de haberse<br />

auto-impuesto un largo silencio. Sin embargo, la sensibilidad de la artista –lo advertimos<br />

en la unidad expresiva de obras de distintos períodos de producción–, sigue<br />

siendo francamente colorista y contenida, en general dentro de un depurado afinamiento.<br />

Su pintura está integrada o mejor, dominada, por los acordes más íntimos y<br />

sosegados. / Di Vanna es poseedora, a pesar de su reciente y extenso mutismo, de suficiente<br />

calidad intrínseca para ser tomada en cuenta entre los valores actuales de<br />

nuestra pintura, sobre todo entre los situados en lo que llamaremos el mundo de los<br />

sentidos, eso es, los que confían la mayor verdad de su creación a sus sentimientos. /<br />

Elsa Di Vanna es una pintora clara, de acordes quietos (…). Hay un párpado luminoso<br />

en muchos de sus cuadros; pero esa fluctuación de la luz es la que contribuye, precisamente,<br />

a que advirtamos la precisión descriptiva, eso es que las cosas se hallan en<br />

su lugar, sin posibilidad alguna de anfibología, sino todo lo contrario (…).Además, la<br />

artista es objetiva en su lenguaje y raramente se traiciona al escoger el medio adecua-<br />

Elsa Di Vanna|Autorretrato|Óleo/tela|62 x 51 cms.|1952|Col. Blanca Di Vanna.<br />

Elsa Di Vanna|Atardecer|Óleo/cartón|51 x 61 cms.|1979|Col. Blanca Di Vanna.<br />

do de expresión (…). Por eso Elsa Di Vanna es nuestro aplauso. Es una artista fácil de<br />

comprender…»|68|<br />

De lenguaje preciso, sobrio, descriptivo, sustentado en un dibujo sintético, suave y con<br />

tendencia a la esquematización, la obra de Elsa Di Vanna se destaca como paisajista escueta,<br />

sin detallismos y sin la presencia del individuo. Sus cuadros premiados, «Troncos»<br />

(óleo 1948) y «Bosque» (óleo 1950), expresan esa peculiaridad. Cultivadora además de<br />

naturalezas muertas y de retratos, también asume al sujeto humano, expresando el drama<br />

–«El Incendio», óleo 1950– u ofreciendo espléndidos desnudos enmarcados en ambientes<br />

sin rebuscamientos.<br />

Desde el inicio se percibió en Di Vanna una relación con la obra de Gilberto Hernández<br />

Ortega, «una decidida influencia», observó la crítica Ugarte en 1949, reconociéndole<br />

la superioridad del dibujo y la limpieza respecto al pintor, más original y atrevido<br />

que ella,|69| sin embargo. Esa relación se constata cuando la pintora vuelve a exponer<br />

individualmente en 1982. «En su mundo personal»,título de la muestra que reúne 53<br />

obras de temas variados, ella incluye una secuencia de seres femeninos que revelan empatía<br />

generacional, hermandad o huella de soluciones gilbertonianas. La muestra celebrada<br />

después de otro largo período de alejamiento, permitió reencontrar a una Elsa Di<br />

Vanna fiel al estilo y al temperamento sosegado.<br />

Hacia el 1955, alude el crítico Tanasescu al activismo femenino en el arte argumentando<br />

que «sorprende el gran número de mujeres dominicanas que se han dedicado a la<br />

pintura. Más aún, se puede decir que ellas desarrollan una actividad pública más tenaz<br />

y más intensa que muchos de sus compañeros de arte. Nidia Serra, Noemí Mella, Marianela<br />

Jiménez, Elsa Di Vanna, Mounia L. André, Clara Ledesma, Celeste Woss y Gil,<br />

Delia Weber, Belkis Adróver de Cibrián y otras, raramente faltan en las exposiciones oficiales<br />

y particulares donde cada una de ellas demuestra ser dueña de estilos y de tendencias<br />

personales bien determinados».|70| Hasta el 1955, una de las pintoras citadas,<br />

Marianela Jiménez, ha realizado un buen número de muestras personales, ha concurrido<br />

a las principales colectivas nacionales, figurando su obra en eventos internacionales,<br />

a lo que se añaden varias distinciones: primer premio de la Escuela Nacional, por la obra<br />

«Campesino» (óleo 1946), segundo premio de la VII Bienal, por un «Paisaje» (óleo 1950)<br />

y un galardón en la Bienal de 1954, correspondiente a un trabajo en acuarela. En 1955<br />

registra la quinta individual en San Cristóbal, después de haber expuesto en tres ocasiones<br />

en la Galería Nacional y en San Francisco de Macorís.<br />

Miembra de una familia curtida en lo criollo y lo espiritual, MARIANELA JIMÉNEZ<br />

nació en 1925, en Mao, para entonces comunidad perteneciente a la provincia santiague-<br />

|68|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe. 17 de<br />

mayo del 1969.<br />

|69|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 31.<br />

|70|<br />

Tanasescu,<br />

Horia.<br />

El Caribe.<br />

16 de mayo<br />

de 1955.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |90|<br />

|91| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|71|<br />

Jiménez,<br />

Marianela, citada<br />

por Karyna Font-<br />

Bernard, Listín<br />

Diario, 5 de julio<br />

de 1997.<br />

ra. Ubicada con sus parientes en la capital del país desde 1930, encuentra la oportunidad<br />

de estudiar pintura, campo hacia el que manifiesta fuerte vocación desde los siete años.<br />

En los vecindarios en los cuales crece encuentra el camino del aprendizaje formal, de<br />

acuerdo a su testimonio: «Vivía en la calle Arzobispo Nouel. Enfrente había una escuela<br />

infantil de pintura dirigida por Carmencita Hernández. Como me gustaba pintar, todas<br />

las tardes me cruzaban. Un día en que me atreví a cruzar sola, me golpeó un carro<br />

y me quitaron. Estando pequeña, residí en otros barrios, siendo mi padre el Secretario<br />

de Educación. Fue residiendo en la calle Duarte casi esquina Hostos que asistí a las clases<br />

que impartía Hausdorf en su taller. / Hausdorf daba clases de pintura (…). Un día<br />

el profesor me mandó a hacer una acuarela de unos indios en mi casa y cuando se la<br />

llevé después, me dijo que estaba muy bonita pero que yo no la había hecho. Pero yo<br />

yo método se basaba en temas naturales (frutas) y copias de láminas. Con él aprendió a<br />

manejar las técnicas de acuarela, gouache, a precisar el dibujo y a introducirse en el uso<br />

del óleo, en tanto observaba al artista refugiado realizar su obra personal. Cuando fue<br />

establecida la ENBA, ingresó con una generación de colegas que habían pasado ya por<br />

los talleres de Hausdorf y Celeste Woss y Gil. «Allí estaban Purita Barón, Gilberto Hernández<br />

Ortega, Luz María Castillo y Fernández Diez. Con este grupo es que se hace la<br />

primera exposición colectiva de graduados de Bellas artes, en 1946»,|72| año en el que<br />

ella obtiene el Gran Premio Trujillo.<br />

Con el pulso dibujístico desarrollado desde la infancia y acentuado bajo la orientación<br />

del pintor alemán Hausdorf y de otros maestros de Bellas Artes, Marianela Jiménez se fue<br />

convirtiendo en el prototipo de pintora rigurosa, segura y provocadora de la admiración<br />

|72|<br />

Jiménez,<br />

Marianela,<br />

citada por Cecilia<br />

Casamajor, en<br />

Tiempos del<br />

Mundo, No. 27,<br />

9 de julio de 1998,<br />

insistí en que me la dejara hacer de nuevo delante de él y así fue. No tuvo más remedio<br />

que aceptar que se había equivocado en su percepción, inclusive me dijo que estaba<br />

imitando a Van Gogh (…). En realidad en esa época yo no sabía quién era ese pintor.<br />

Más tarde pasó a ser uno de los que más admiro.Van Gogh es uno de mis preferidos».|71|<br />

de condiscípulos menos experimentados que ella, en términos formativos. Cuando egresó<br />

de la ENBA su lenguaje abordaba giros del impresionismo así como procedimientos<br />

postimpresionistas. La luz, connatural a la condición de pintora del trópico, y además<br />

pautada por pintores modernos (Bautista Gómez,Woss y Gil,Yoryi, Suro, Ibarra, Hausdorf,<br />

…), la luminosidad comenzó a aparecer en su estilo discursivo, caracterizado también<br />

por libres empastes de indicio vangoghiano. Iluminación y pasta cromática se ma-<br />

En edad juvenil (1940-1942), Marianela Jiménez estudió con el maestro Hausdorf cu-<br />

Marianela Jiménez|El florero blanco|Óleo/tela|38 x 40 cms.|1952|Col. de la artista.<br />

Marianela Jiménez|Retrato cabeza de mulato|Óleo/madera|30 x 26 cms.|1943|Col. de la artista.<br />

Marianela Jiménez|Flores y cristal|Óleo/cartón|50 x 47 cms.|1960|Col. de la artista.<br />

Marianela Jiménez|Muchacha con flores|Mixta/cartón|62 x 36 cms.|1996|Col. Familia De los Santos.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |92|<br />

|93| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

nifestaban sobre todo en el paisaje, tema predominante de la primera muestra personal.<br />

Ella habla de esta exposición indicando que la misma «fue en 1952, en la Galería del Gobierno<br />

(…) y la apadrinó Joaquín Balaguer (…). En aquella época las exposiciones tenían<br />

un padrino en vez de tener solo un catálogo. En mi exposición Balaguer dictó un<br />

discurso bellísimo (…). La temática fue libre, aunque primaron los paisajes. Expuse alrededor<br />

de cien obras y recibí muchas críticas, entre ellas las de Fernández Granell, quien<br />

dijo que yo era una niña pero que pintaba como un hombre».|73|<br />

La pintora se había casado en 1950, radicándose por varios años en San Francisco de Macorís,<br />

en donde registra la cuarta individual (1954) y promueve exposiciones de otros colegas.<br />

De cara a los bosques, a los plantíos y a las montañas del Cibao, ella, que había nacido<br />

en la región, fortaleció esa preferencia hacia el paisaje que cultiva con objetividad<br />

|73|<br />

Jiménez,<br />

Marianela, citada<br />

por Karyna<br />

Font-Bernard.<br />

Op. Cit.<br />

Marianela Jiménez|Paisaje|Óleo/tela|52 x 40 cms.|1951|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Marianela Jiménez|Paisaje marítimo|Acuarela/papel|46 x 69.5 cms.|1988|Col. Familia De los Santos.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |94|<br />

|95| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|74|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Arte de<br />

Nuestro Tiempo.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 153.<br />

emotiva, como da a entender Valldeperes en un comentario de 1956 en el cual reconoce<br />

que «objetiva, pero influida por un tropicalismo sin amaneramiento, Marianela Jiménez<br />

reconstruye la naturaleza con amor, penetrando en su espíritu. Su objetividad no es,<br />

pues, limitativa. Sus montañas, sus árboles, sus cielos llevan impresa la proporción del<br />

hombre, envuelto éste en una atmósfera sutil. Podríamos decir que la sola voz que trasciende<br />

de la pintura de Marianela Jiménez es una voz poética y que sus símbolos –los<br />

símbolos pictóricos– son también símbolos humanos. En los paisajes de la joven pintora<br />

hay una mental injerencia y de esta injerencia suya trasciende lo que hay de atmosférico<br />

en sus lienzos, en los que el color, de tonos vivos, tiene singular importancia».|74|<br />

que la artista, valiéndose de una simplificación de los elementos reales de los que se nutre<br />

su obra, ha llegado a la síntesis actual, tan sugerente y tan intensa y, al mismo tiempo,<br />

tan personal. Hay algo, sin embargo, que queremos poner en evidencia ante el observador<br />

indocto y es que la densidad de materia es lo que hace palpitante el clima de<br />

motivaciones de su pintura. Una pintura que a pesar de estar planteada desde su base<br />

estética, no pierde la fuerza de la objetividad».|76|<br />

|76|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe.<br />

18 de agosto<br />

de 1963.<br />

|75|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe.<br />

7 de junio<br />

de 1964.<br />

Siendo de las primeras artistas pintoras que asume el tratamiento de la espátula, su obra<br />

adquirió mucho más «fuerza expresiva y recia factura», observa Peña Defilló, al referirse<br />

a su paisajismo de alma naturalista, llevado a telas bravías y de gran formato, el cual<br />

impacta por la agresividad de ejecución. A tales apreciaciones el citado crítico agrega<br />

que «el cromatismo abiertamente fauvista y el ritmo turbulento de árboles y ríos re-<br />

|77|<br />

Peña Defilló,<br />

Fernando.<br />

El Caribe.<br />

5 de mayo<br />

de 1973.<br />

Valldeperes, quien le dio un detenido seguimiento al paisajismo de la pintora y a su trayectoria,<br />

establece que «sus primeras obras eran violentas en el contraste de los tonos<br />

cromáticos, y en lo que a la captación del color tropical se refiere».|75| En este sentido,<br />

ella pintaba «desde las exigencias absolutistas del tema» perfilando su capacidad de<br />

pintora en base a la excesiva cromatización. Hacia principios de la década de 1960, siguiendo<br />

una línea bien probada, pero asistemática y desapegada de todo formulismo,<br />

produce un cambio recreativo que la crítica observa: «La pintura más reciente de Marianela<br />

Jiménez es una pintura trascendida, para algunos demasiado fácil. Lo cierto es<br />

cuerdan más al impresionismo sorollesco y español en general, que a los impresionistas<br />

franceses./A mi entender es Marianela Jiménez quien se identifica más sinceramente<br />

con estos movimientos pictóricos universales, de todos los pintores dominicanos».|77|<br />

Con dominio en diversos medios técnicos (acuarela, dibujo, gouache, óleo, …), esta pintora<br />

es reconocida como paisajista fundamental, aunque su paleta también se desenvuelve<br />

con acierto en otros temarios, como son el floral, el folklórico y el que la sumerge<br />

Marianela Jiménez|Verano I|Óleo/tela|101.5 x 76.2 cms.|1994|Col. de la artista.<br />

Marianela Jiménez|Calle Isabel la Católica|Óleo/madera|49 x 38 cms.|1944|Col. de la artista.<br />

Marianela Jiménez|Figuras de mujer|Óleo/tela|152 x 127 cms.|2001|Col. Banco Popular.<br />

Marianela Jiménez|Flores del sol|Óleo/tela|61 x 50.8 cms.|2001|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |96|<br />

|97| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|78|<br />

Jiménez,<br />

Marianela,<br />

citada por Karyna<br />

Font-Bernard,<br />

Op. Cit.<br />

|79|<br />

Suro, Darío.<br />

Arte Dominicano.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 67.<br />

en la preocupación social o la concentra en el protagonista humano. Al respecto ella<br />

confiesa que sus «temas eternos –como yo los llamo– son las flores, los paisajes y los retratos».|78|<br />

Si en las reproducciones florales o naturalezas muertas se advierte –algunas<br />

veces– un pulso expresionista, una explosiva abundancia victoriana, sus retratos resultan<br />

un capítulo aparte. Darío Suro describe las cualidades de la pintora como retratista<br />

cuando resalta que ella «es la pintora dominicana que con más fervor se ha dedicado al<br />

retrato.Asimiló de su maestro Hausdorf una técnica precisa y un dibujo que palpita en<br />

el campo de lo representativo.Técnicamente se podría decir, sin lugar a dudas, que ella<br />

integra uno de los mejores momentos académicos de la pintura dominicana. La mayoría<br />

de sus obras gozan de la presencia y el parecido que debe tener todo buen retrato.<br />

Su penetración psicológica es también intensa…»|79|<br />

Artista cabal, intensa, trabajadora y solidaria con su clase –la artística–, ella ha recorrido<br />

la modernidad del arte nacional, con un activismo permanente que incluye labor docente,<br />

pero que sobre todo testimonia fidelidad al estilo y «sentimiento firmemente<br />

afincado en lo dominicano».|80| Este atributo no es solamente sumersión en la geografía,<br />

en la flora y en otros aspectos de la realidad a la que pertenece, ya que con entrañable<br />

sentimentalidad ha sabido reconocer, vía su pintura, los valores artísticos dominicanos.<br />

Sus homenajes a diferentes pintores (Colson, Gausachs, Morel, Peña Defilló,<br />

Severino y otros) expresan la conciencia e identidad de una artista mujer que se reafirma<br />

diciendo: «Pinto mi entorno.Yo me refugio en lo de todos los días, pero vivo en un<br />

mundo en movimiento».|81| «Algunos dicen que yo soy expresionista, yo digo que hay<br />

un poco de lo que quiero cuando pinto. No me gusta que me encasillen en un estilo,<br />

porque soy más bien libre. Creo que esto tiene que ver con mi crianza y la personalidad».|82|<br />

|80|<br />

Peña Defilló,<br />

Fernando.<br />

Op. Cit.<br />

|81|<br />

Jiménez,<br />

Marianela,<br />

citada por<br />

Cecilia<br />

Casamajor,<br />

Op. Cit.<br />

|82|<br />

Jiménez,<br />

Marianela,<br />

citada por Karyna<br />

Font-Bernard,<br />

Op. Cit.<br />

Del grupo de las mujeres más permanentes de la generación de los 1940, Marianela Jiménez<br />

fue la primera en graduarse en Bellas Artes (1946), aunque no la primera en exponer<br />

individualmente, ya que ese registro se le atribuye a Clara Ledesma, quien exhibe<br />

en 1949. Oriunda de Santiago de los Caballeros (n. 1924), esta artista mujer explica<br />

que en edad infantil tendía a concretizar sus conceptos imaginativos:<br />

«Desde niña sentí que tenía que hacer algo.Tenía como una ansiedad, un deseo de crear<br />

cosas que me sacaran de la vida de todos los días (…). Me ponía a pintar cuando estaba<br />

comiendo un bizcochito (…), pero en vez de comerme toda la galletita como lo hubiera<br />

hecho un niño normal, yo me distraía con el dibujo y no estaba contenta hasta<br />

terminarlo. ¡Dibujar me gustaba más que disfrutar las golosinas que adora la infancia! Al<br />

ver esto mi mamá predijo que iba a ser artista. Bueno, ella también lo era, pues confeccionaba<br />

trajes de noche muy hermosos e incluso, modelos de alta costura.Yo siempre<br />

insistía en ayudarla y así aprendí a coserme mi propia ropa,…»|83| «Desde que tengo<br />

uso de razón he sentido una irresistible atracción por la pintura,…»|84|<br />

|83|<br />

Ledesma, Clara,<br />

citada por<br />

Philipson,<br />

Lorrin. Revista<br />

Fascinación No. 6.<br />

|84|<br />

Ledesma, Clara,<br />

referida por<br />

Reginaldo Atanay.<br />

El Diario<br />

La Prensa,<br />

agosto 2 de 1958.<br />

CLARA LEDESMA recibió la primera orientación pictórica en la ciudad natal, asistiendo<br />

a la academia que fundara Yoryi Morel, la cual funcionaba como escuela semioficial<br />

hacia los años del 1940, etapa en la que decide trasladarse a la ciudad capital, ingresando<br />

en la ENBA y convirtiéndose en alumna predilecta de José Gausachs, con<br />

quien establece una atadura sentimental:<br />

«…En cuanto a mí, puedo decir que si hay algún mérito en mi pintura a él se lo debo.<br />

Fue mi maestro, y con esto creo que lo digo todo, porque la palabra maestro encierra<br />

muchas cosas: compartir la labor, el entusiasmo, las alegrías, los desalientos, las penas, los<br />

Marianela Jiménez|Calle El Conde|Óleo/tela|41 x 49 cms.|1941|Col. Servicios Profesionales de Museo S.A.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |98|<br />

|99| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|85|<br />

Ledesma, Clara,<br />

citada por Carlos<br />

Curiel, El Caribe,<br />

2 de agosto<br />

del 1959.<br />

|86|<br />

Ledesma, Clara<br />

en Atanay,<br />

Reginaldo.<br />

Op. Cit.<br />

éxitos y los fracasos; en suma, comprensión y confianza entre dos espíritus. Me enorgullece<br />

saber que el Maestro Gausachs tuviera confianza en mí».|85|<br />

De temperamento sosegado y desinhibido, Clara Ledesma poseía los atributos de la mulata<br />

criolla que tanto cautivaron al maestro catalán. En tanto ella fue modelo fisonómico<br />

para algunas de sus obras, él la impulsó hacia la búsqueda de la libertad existencial y<br />

discursiva. En este sentido, sus primeras obras se vinculan relativamente al paisajismo del<br />

maestro, a la predilección de él por el paisaje –expresa ella–|86|quien consigue transcribirlo<br />

no como es realmente, sino trastocándolo mediante cromatizaciones arbitrarias,<br />

regularmente, sin que deje de ser paisaje objetivo. Aun esta condición en una pintora<br />

joven e influida, la Ledesma no tiene una definición pictórica personal hacia el año<br />

1949, en el cual expone en colectivas e individualmente. Para tal fecha, María Ugarte<br />

Clara Ledesma|Sin título|Óleo/tela|46 x 61 cms.|1940|Col. Museo Bellapart.<br />

Clara Ledesma|Estibadores|Óleo/tela|76 x 61 cms.|1949|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |100|<br />

|101| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|87|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 29.<br />

capta esa carencia cuando señala que ella «se encuentra en una etapa de indecisión y de<br />

inquietud. No está segura de sí misma.Y, sin embargo, hay un aspecto en el cual podría<br />

obtener resultados maravillosos: los temas sociales. Sus obras «Puerto y Construcción»,<br />

esta última una acuarela, poseen una ingenua originalidad y un sentido profundo de lo<br />

humano. Son muy superiores a los paisajes y al retrato que presenta. En el «Artista, Embo<br />

y Quebrada», es demasiado intelectual, demasiado cerebral. Su influencia literaria<br />

resta encanto y belleza a la expresión artística».|87|<br />

de un amorío transitorio, porque la más vital razón de su existencia era el arte. Al recordar<br />

su época de estudiante de la ENBA, ella expresa su pasión artística:<br />

«Hicimos del arte un culto al que rendíamos honor día y noche. Era solidaridad en<br />

compañía espiritual. Creo que originamos ese movimiento de trabajo en conjunto. Era<br />

un placer ir a Bellas Artes, las clases las oíamos con tal deleite, que los profesores se encantaban.<br />

/ Hubo comunión espiritual entre alumnos y profesores. En esa época estábamos<br />

juntos Marianela Jiménez, Nidia Serra, Elsa Di Vanna, Noemí Mella, Luis Martínez<br />

Richiez, Hernández Ortega (…),Antonio Toribio, Eligio Pichardo. El entusiasmo<br />

mío, el nuestro, era tal que yo hice un año de más…, y yo no quería irme! Iba de mañana,<br />

de tarde, de noche».|88|<br />

|88|<br />

Ledesma, Clara,<br />

referida por<br />

Reginaldo<br />

Atanay.<br />

Op. Cit.<br />

Una faceta de la personalidad de Clara Ledesma era su relación con la bohemia capitalina,<br />

en la que poetas, artistas y escritores se acostumbraron a las tertulias nocturnas, introducidas<br />

en los cafés por los refugiados europeos. Ajena a toda suspicacia social, ella<br />

era una protagonista fuera de todo convencionalismo, independiente y colmada por más<br />

En 1951, establece Clara Ledesma una galería taller en la que exhibe obras suyas y de<br />

otros colegas. Fue la primera entidad en su género fundada en el país, pero su duración<br />

fue circunstancial, ya que la pintora tuvo que cerrarla al viajar a Europa a ampliar su formación.<br />

Este viaje fue posible al producir un récord de ventas de sus obras en ocasión<br />

de celebrar la segunda muestra personal en 1952. En Madrid y Barcelona, hizo estudios<br />

avanzados de pintura, exponiendo en las galerías «Alcor» y «Vagra» durante 1953, e igualmente<br />

en el Instituto de Cultura Hispánica, de la capital española, en donde frecuentó<br />

Clara Ledesma|Sin título|Óleo/tela|130 x 180.3 cms.|1958|Col. Banco Central de la República Dominicana.<br />

Clara Ledesma|Retrato|Tinta/papel|45 x 31 cms.|1954|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Clara Ledesma|Dos figuras|Acuarela/tinta/papel|29.5 x 23 cms.|1957|Col. Familia Duluc Ledesma.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |102|<br />

|103| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|89|<br />

Lockward, J. A.<br />

La Nación. 4 de<br />

julio de 1956.<br />

los museos, así como los de Lisboa y París. Estando en Europa, conoció al artista boliviano<br />

Walter Terrazas (n. 1928), quien le acompaña de vuelta a Santo Domingo, en 1954.<br />

Muchas muestras personales y en compañía del esposo –escultor y pintor– revelan la decisiva<br />

transformación de la Ledesma, nombrada subdirectora de la ENBA, en 1955.Algunos<br />

críticos ofrecen apreciaciones relacionadas con su entorno. Jaime Lockward escribe<br />

que «después de dos años de su regreso de Europa (España y Francia) Clara Ledesma se<br />

ofrece en su pintura con una nueva y sólida evolución (…) / Clara Ledesma viene ahora<br />

inmersa en ciertas abstracciones, sin estar en el absoluto abandono de lo figurativo (…)<br />

conserva en su nueva obra la alegría del color, la esticidad (sic) de la línea y el equilibrio<br />

de la composición.Ahora sus composiciones, consideradas globalmente, son más puras y<br />

más maduramente realizadas conforme a las tendencias actuales de la plástica».|89|<br />

A su vez Horia Tanasascu escribe que «Clara Ledesma es actualmente la más dinámica y<br />

fecunda pintora dominicana. Dotada de un gran sentido del color y del movimiento, esta<br />

artista ha sabido pasar por todas las etapas de su evolución con notable gracia y desenvoltura.<br />

Empezando bajo la influencia directa de José Gausachs y Hernández Ortega, Clara<br />

Ledesma abarca hoy día un vasto campo de imaginación desde el expresionismo hasta<br />

el abstraccionismo, sin despreciar tampoco las posibilidades puramente decorativas de la<br />

Clara Ledesma|La siesta|Mixta/papel|28 x 22 cms.|1952|Col. Familia Duluc Ledesma.<br />

Clara Ledesma|Sin título|Mixta/tela|76 x 50 cms.|1956|Col. Bernardo Vega.<br />

Clara Ledesma|Medusa de las mariposas|Óleo/tinta/tela|88 x 61 cms.|1983|Col. familia Duluc Ledesma.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |104|<br />

|105| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|90|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe, 16 de<br />

mayo de 1955.<br />

|91|<br />

La República<br />

Dominicana,<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 223.<br />

pintura. Irónica a veces, juguetona a menudo, pero muy cuidadosa en la elaboración de<br />

sus cuadros, esta pintora introduce en el panorama artístico nacional una alegría de vivir<br />

muy en contraste con la solemnidad de la mayor parte de sus compañeros de arte».|90|<br />

En un libro general sobre el país se establece que «Clara Ledesma es, sin duda, la más<br />

sobresaliente de entre las mujeres. Su obra está saturada de lirismo. Sus figuras extrañas,<br />

sus colores brillantes aportan un sentido ritualista a la actual pintura dominicana. Ella<br />

mezcla el trópico a la más pura fantasía, ofreciendo en sus cuadros una visión muy personal<br />

del ambiente dominicano. Después de un viaje a España y de un largo recorrido<br />

por Europa, ha retornado al país con un caudal acrecentado. Su expresión ha llegado a<br />

la síntesis más perfecta. Nada falta en sus cuadros, nada sobra. Su color es más seguro.<br />

Sus líneas están llenas de gracia y de movimiento.|91|<br />

les son característicos, sino por su tendencia hacia la intensificación de la simplicidad y<br />

de la síntesis», que se expresan en obras relativamente distantes. Una de ellas «Jungla»<br />

(óleo 1953), realizada en Madrid, y «Ozama», primer premio de pintura de la Bienal<br />

Nacional de 1956. En este tránsito, ella produce otras pinturas abstractas y surreales que<br />

denotan la conexión con artistas que la impactan, sobre todo, los pintores de la escuela<br />

flamenca y contemporáneos, como Chagal, Miró y Klee. Ellos fueron parte de una vivencia<br />

y captación, por lo que se evidencian en el discurso de Ledesma como huellas<br />

pictóricas no conceptuales o esenciales, ya que «ella es una pintora fundamentalmente<br />

dominicana», argumenta Valldeperes, para quien esa cualidad –la de su origen nacional–<br />

la define «el clima de espíritu (…) la visión emocional que revela su procedencia y además,<br />

el instinto como factor influyente en la obra pictórica. Se trata de una pintura in-<br />

|92|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe.<br />

22 de septiembre<br />

de 1968.<br />

|93|<br />

Nelken, Margarita,<br />

citada por<br />

Rubén Suro,<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 66.<br />

Como evidencian los comentarios referidos, la artista fue durante el período del 1950<br />

una decidida activista del quehacer pictórico, fortalecido además por su corta estadía<br />

europea, en donde su obra adquiere una tendencia más universalista, con influencia de<br />

pintores europeos y suramericanos, pero sin pérdida de su raíz cultural y geográfica.<br />

«Pintora temperamental que se ha hecho a sí misma, –como la juzga Valldeperes–, su<br />

obra ofrece un mayor sostenimiento no tanto de sus formas abreviadas y deformes que<br />

tuitiva que como la infantil –la más pura– por la fuerza del instinto adquiere conciencia<br />

de sus posibilidades».|92|<br />

A través de una vitalidad recreativa circunscrita a la segunda mitad del decenio 1950,<br />

Clara Ledesma entró en un mundo mezclado de abstracciones y figuraciones, de visiones<br />

mágicas y tropicales del que se percata Margarita Nelken cuando escribe que<br />

la pintora afirma una intensidad de proyección tropical muy sugestiva y fascinan-<br />

Clara Ledesma|Negrita|Óleo/tela|52 x 43 cms.|1956|Col. Ramón Francisco.<br />

Clara Ledesma|Negrita lavando|Tinta/papel|35 x 28 cms.|1956|Col. Ramón Francisco.<br />

Clara Ledesma|Autorretrato|Mixta/papel|C.1946|Isla Abierta, Suplemento del Periódico Hoy.<br />

Clara Ledesma|Negritas|Óleo/cartón|62 x 37 cms.|C.1955|Col. Eridania Mir.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |106|<br />

|107| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|94|<br />

Philipson,<br />

Lorrin.<br />

Op. Cit.<br />

|95|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe,<br />

22 de septiembre<br />

de 1963.<br />

|96|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe.<br />

18 de octubre<br />

de 1964.<br />

te».|93| Este punto de vista se relaciona a la muestra personal que celebrara en Ciudad<br />

México (1957), en un momento de significativo lirismo patentizado en «Autorretrato<br />

con Lagarto» (óleo 1955) y «Autorretrato con Pez» (óleo 1955) así como en<br />

otras obras de marcada surrealidad, incluido un mural decorativo realizado en el Hotel<br />

Hispaniola, con signos que recordaban a Joan Miró. Es durante este período que<br />

un corto viaje al vecino Haití especifica más fuertemente sus estimables condiciones<br />

coloristas, expresadas, por ejemplo, en el cuadro de las tres negras cargadoras, de estilizadas<br />

formas y primoroso decorativismo (óleo sin título, 1960, del Museo Bellapart);<br />

cuadro este que plantea una singular tipología femenina, resultado de identificación e<br />

idealismo. /«Una de sus etapas más curiosas fue en la que produjo una serie de retratos<br />

llamados «Negritas». Los cuadros son óleos en fondo de hojas de oro o sobre dorado.<br />

La serie tuvo un gran éxito en República Dominicana (…) Los retratos son de<br />

muchachas sencillas, doncellas de servicio, mujeres con cesta de pajas en la cabeza…»|94|<br />

Aunaba la pintora los elementos, condiciones y signos como definiciones para un universo<br />

visual, personalísimo, cuando decide marcharse a Nueva York (1961) acompañando<br />

a su esposo,Walter Terrazas, con quien procrea tres hijos (Galo, Lacho y Mayra). En<br />

esta urbe exponen ambos y desde allá se proyectan hacia otras realidades, incluido el país<br />

dominicano. En 1963, regresa Clara Ledesma, concurriendo a la XI Exposición Bienal<br />

de Artes Plásticas e igualmente registrando una muestra individual. En la bienal presenta<br />

varias obras, entre ellas «Casetas», «Personajes Orbitando» y «Universo Marino», óleos<br />

en los cuales ofrece una síntesis gráfica y un enriquecimiento mayor del estilo, a pesar<br />

de estar influidos por señales de Miró y de Paul Klee.|95| Con las obras «Casetas»<br />

(óleo) y «Fragmento» (tinta), obtuvo segundo premio de pintura y primero de dibujo,<br />

respectivamente.Tales obras anticipaban, además, una decidida entrada a la acumulación<br />

de figuras en relación al mundo terrenal y cósmico, buscando sin renunciar a la raíz, la<br />

universalidad y el influjo de la ascendencia personal.<br />

Valiéndose de la línea, que es su palabra, y del color, que es su energía,|96| Clara Ledesma<br />

comienza a concebir un mundo idealizado y mágico, trazado con una pureza infantil<br />

y en el cual alternan o confluyen varios lenguajes: abstracción, surrealidad, neoconstructivismo,<br />

entre otros. Sobre este tema de la variedad lingüística, se traen a colación<br />

las opiniones críticas de Carlos Areán (1979), Manuel Valldeperes (1965) y Peña<br />

Defilló (1986). El primero de los tres, Arean, establece que ella es «una pintora que se<br />

interesó asimismo por una recepción moderada de las corrientes no imitativas fue (…)<br />

a pesar de ser figurativa con implicaciones a veces, expresionistas. El crítico agrega que<br />

Clara Ledesma|Negrita con canasta y flores|Óleo/cartón piedra|54 x 45 cms.|1963|Col. Privada.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |108|<br />

|109| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|97|<br />

Areán, Carlos.<br />

El Caribe.<br />

20 de enero<br />

de 1979.<br />

Ledesma «organizó algunas de sus composiciones en un sistema de triangulaciones espacialmente<br />

abstractas y notablemente rítmicas».|97|<br />

Valldeperes agrega que «la raíz es lo que hace biológicamente representativa, podríamos<br />

decir personal, su pintura. Su relación actual con lo que podríamos llamar neoconstructivismo,<br />

sus figuras primarias y su concepción del ser y de las cosas –la naturaleza– en<br />

su sentido biológico, podrían indicar –así ya en muchas de sus obras–, la intención de<br />

la artista de ofrecernos una pintura vinculada a ese misterioso mundo aún no totalmente<br />

revelado de las culturas aborígenes americanas».|98|<br />

proyección y laborando incansablemente, sobre todo en horas nocturnas, como testifica<br />

en más de una entrevista ...«suelo pensar en la cama, porque es donde me puedo relajar<br />

verdaderamente.Y pinto por la noche, a eso de las tres o las cuatro de la madrugada,<br />

porque todo está en silencio y yo tengo familia, aunque mis hijos ya son mayores.<br />

Cuando eran pequeños solía levantarme a trabajar por la noche y descubrí que realmente<br />

me gustaba. El color es diferente y las expresiones faciales de las figuras que pinto<br />

lucen distintas. En la noche reina la magia y me gusta moverme en esa atmósfera<br />

poética».|100|<br />

|100|<br />

Ledesma, Clara.<br />

en Philipson,<br />

Lorrrin, Op. Cit.<br />

|98|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe, 18 de<br />

abril de 1965.<br />

|101|<br />

Ledesma, Clara.<br />

citada por Concha<br />

Alzola, Vanidades,<br />

Revista No. 25,<br />

diciembre<br />

8 de 1981.<br />

|99|<br />

Peña Defilló,<br />

Fernando.<br />

Isla Abierta,<br />

Suplemento de<br />

Hoy. 14 de junio<br />

de 1986.<br />

Finalmente, Peña Defilló, quien pondera que «su lenguaje, con mucho de abstracto y surrealista,<br />

se mantiene sin embargo en la neutralidad, utilizando de ambas tendencias lo<br />

que se integra a su estilo con algo también de la corriente sicodélica-figurativa (sic) de<br />

«La noche, la soledad, el arte, …nos hace sentir muy cerca de Dios.Y Dios es fuente de<br />

toda belleza».|101|<br />

En Nueva York, estableció la artista su «Galería Ledesma», dedicándose al diseño de<br />

los años 60, de un mundo de flores y pájaros, peces, amor, naturaleza y sensaciones –de<br />

la cual se puede decir que Clara Ledesma fue precursora– pues desde sus comienzos, mucho<br />

antes de que se estableciera esta corriente, ya vivía ella dentro de ese universo».|99|<br />

estampado de tela y a una intensa producción de dibujos que comercializaba como<br />

obra menuda; dibujos a veces con aguadas de acuarela y en los que ella se desbordaba<br />

manejando elocuentemente la plumilla para lograr unos cantos gráficos semejantes<br />

a filigranas. En el manejo dibujístico acciona como una autómata fantasiosa, haciendo<br />

brotar con la tinta los diversos motivos de un mundo expuesto, en este caso<br />

límpidamente. En relación a este tipo de obra, las autodefiniciones son relevantes:<br />

Creadora de una obra muy personal, Clara Ledesma llegó a multiplicarse como madre<br />

de cuatro hijos, resultado de dos enlaces matrimoniales. Ellos crecieron más en el medio<br />

newyorkino que en Montreal, en donde vivió un buen tiempo, ocupándose de la<br />

Clara Ledesma|Mujer espacial|Óleo/tela|81 x 61 cms.|1976|Col. Nidia Serra.<br />

Clara Ledesma|Amantes|Acrílica/lienzo|61 x 123 cms.|1976|Col. Ivonne Nader.<br />

Clara Ledesma|Universo dual|Óleo/tela|152 x 127 cms.|1978|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |110|<br />

|111| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

Clara Ledesma|Sin título|Óleo/tela|76 x 61 cms.|1977|Col. Cándido Bidó.<br />

«Hay pintores cerebrales; yo soy emocional. Si hago el dibujo completo, no hago el<br />

cuadro. Si le pongo mi emoción al dibujo, cuando pinto, ya no tengo inspiración;<br />

cuando termino mis obras, las contemplo; veo lo que he hecho; es una sensación agradable<br />

esa acción, es como un éxtasis…»|102|<br />

«Nunca he sido partidaria de lo grotesco, ni de las pinturas demasiado fuertes, demasiado<br />

intensas en el mensaje. Por eso no he pintado muertes ni revoluciones.Tampoco<br />

la obra, a mi entender, debe ser demasiado intelectual: hay que dar paso al sentimiento,<br />

al origen, desahogar un poco el subconsciente».|103|/«Yo creo que el propósito<br />

del arte es hacer a la gente feliz. Si estamos solos y vemos un cuadro hermoso,<br />

nos sentimos de inmediato acompañados. Sin embargo, respeto a los artistas que<br />

pintan lo feo de la vida. Ellos tienen derecho a pintar lo que sienten y expresar lo que<br />

ven. Pero lo que yo deseo es hacer que la gente vea la vida de la forma mejor posible».|104|<br />

Artista-mujer cuyas visiones brotan de los sueños, Clara Ledesma terminó apartándose,<br />

en Nueva York, del desenvolvimiento ordinario, concentrándose en la soledad de la producción,<br />

atenta a sus vínculos familiares y con la nostalgia de la isla, que alimentaba en<br />

lo esencial ese universo suyo: de criaturas con rostros de luna y especies configuradas en<br />

un cosmos dulcificado, mitológico y paradisíaco. El terruño era un espacio inmenso en<br />

su conciencia de acuerdo al siguiente testimonio: «Yo siento a mi país muy profundamente<br />

(…) amo su paisaje y el azul de su cielo. Jamás he visto aguas de un color azul<br />

más intenso que el del mar que baña las costas de la República Dominicana (…). El color<br />

ocre del mar me impresiona profundamente. El océano me ha inspirado muchos<br />

cuadros y uno de ellos, «Marina», ganó un premio en la «Exposición Interamericana de<br />

Mujeres» que se celebró en Río de Janeiro en 1952 (…) Tal vez me gusta tanto pintar<br />

peces porque soy una «Piscis».|105|<br />

Hacia los años 1970, divorciada, vuelta a casar con otro boliviano (Rodolfo Calderón)<br />

y nuevamente madre (su cuarto hijo es Gustavo), la Ledesma confesaba tener<br />

muchísimo material en la mente, que traduce sobre grandes telas que elabora directamente,<br />

sin bocetos previos, tan sólo con su imaginación entrecogida entre la fantasía<br />

y la mística cosmogónica. Un cuadro fue preámbulo de unos universos más amplios<br />

y referenciales de su personal visión, el titulado «Creación» (óleo, 19..?) con el<br />

que establece una reorientación estilística de grandilocuencia poética y concibe un<br />

universo expositivo: para celebrar una memorable muestra con la que regresó al país<br />

como tantas veces lo hacía de manera física o mediante la obra; porque era una artista<br />

incansable, maniática con el pincel y la plumilla que no abandonó ni cuando las ca-<br />

|102|<br />

Ledesma, Clara.<br />

referida<br />

Reginaldo Atanay.<br />

Op. Cit.<br />

|103|<br />

Ledesma, Clara.<br />

citada por Concha<br />

Alzola, Op. Cit.<br />

|104|<br />

Ledesma, Clara.<br />

en Philipson,<br />

Lorrin, Op. Cit.<br />

|105|<br />

Idem.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |112|<br />

|113| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

taratas amenazaron la visión que le llevaron a producir una pintura de tenue cromatismo<br />

y trazo grueso, remarcador, pero sin pérdida de la maravillosa alegría pictórica<br />

que transpiran sus textos, que siguieron brotando hasta la muerte (1999) de los sueños<br />

personales y nocturnales.<br />

Con notables diferencias en las personalidades y hasta en las maneras como terminaban<br />

perfilando el hacer artístico, indudablemente se dan puntos comunes en Clara Ledesma,<br />

Marianela Jiménez, Elsa Di Vanna, Nidia Serra y Noemí Mella, quienes deben ser<br />

consideradas las primeras artistas mujeres de importancia que egresan de la Escuela Nacional<br />

de Bellas Artes. Son, por consiguiente, los primeros nombres femeninos que trascienden<br />

de una generación que, como la del decenio 1940, bebió en las vitales aguas<br />

formativas que asoció a grandes maestros de la modernidad del arte dominicano, tanto<br />

a nivel ideológico como a nivel de enseñanza escolar.Abordando sin rodeos las relaciones,<br />

se enumeran a continuación las siguientes:<br />

1| Casi todas expresan desde la edad infantil una preferencia hacia el arte.<br />

2| A pesar de la influencia de determinados pintores docentes: Hausdorf en Marianela<br />

Jiménez; Gilberto Hernández Ortega en la Di Vanna; Gausachs en Nidia Serra y Clara<br />

Ledesma, la influencia de este referido pintor catalán se da en todas ellas.<br />

3| Todas se desarrollaron notablemente en el paisaje, aunque las más sobresalientes fueron<br />

Nidia Serra, Noemí Mella y Marianela Jiménez.<br />

4| Todas han sido docentes destacadas, después de graduarse de la ENBA.<br />

5| Han descollado las cuatro como dibujantes y, al mismo tiempo, como pintoras.<br />

6| Casi todas han cultivado el retrato con mucho vigor. La excepción corresponde a<br />

Clara Ledesma, de quien se conocen los autopersonales.<br />

7| Unas más que otras han abordado los temas sociales y la negritud.<br />

8| Por razones de formación académica, han sido pintoras descriptivas, narrativas y figurativas,<br />

individualizándose al encontrar los estilos personales.<br />

9| Casi todas fueron afectadas o limitadas por el desenvolvimiento matrimonial.<br />

10| Aunque en principio demostraron poseer un fuerte pulso pictórico –viril decían<br />

los críticos– que las asoció con lineamiento expresionista, gráfico y matérico, algunas<br />

cultivan ese lenguaje de forma distintiva (Jiménez y Mella), coinciden al asumir la abstracción<br />

como parte de las soluciones visuales (Ledesma y Mella) o ciertas composiciones<br />

cuasi constructivistas, más bien sometidas a la geometrización (Ledesma, Serra y<br />

Mella).<br />

Clara Ledesma|Las hermanas|Mixta/papel|36 x 25 cms.|1965|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |114|<br />

|115| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

1|5 Más activistas de la primera generación:<br />

seis notables artistas hombres<br />

La singular hermandad que se da entre los integrantes de la generación de los 1940, apreciable<br />

sobre todo en las figuras del activismo más visible o permanente, es resultado de<br />

la mística formativa y de las preocupaciones estéticas y temáticas que se proyectan como<br />

pronunciamientos visuales en las artes.A pesar de esa hermandad generacional, las diferencias<br />

no sólo quedan expresadas con las personalidades, sino también con los sectores<br />

que representan las mujeres y los hombres. Exceptuando el aire familiar que los asocia a<br />

lo más granado de la docencia moderna dominicana (orientadores, críticos, estetas,...) y<br />

exceptuando también la notabilidad que retienen los docentes, en la generación del 40<br />

los artistas hombres expresan menos relaciones que las que ofrecen ellas, las artistas mujeres,<br />

realmente hasta más bulliciosas en el activismo productivo y en la proyección pública.<br />

Si aparte de quedar asociados a Noemí Mella, Elsa Di Vanna, Marianela Jiménez,<br />

Nidia Serra y Clara Ledesma, se dan vínculos específicos entre Radhamés Mejía,Antonio<br />

Prats-Ventós, Luis Martínez Richiez, Antonio Toribio, Eligio Pichardo y Gilberto<br />

Hernández Ortega. Un nexo es la de ser casi todos escultores y pintores. Sin embargo,<br />

la mayor relación que se da entre ellos es la fuerte personalidad que acusan individualmente<br />

como artistas decisivos y vitales.<br />

RADHAMÉS MEJÍA ESTEVEZ, nacido en Santiago de los Caballeros en 1925, fue<br />

orientado inicialmente por Yoryi Morel, en la ciudad natal, asumiendo los fundamentos<br />

pronunciados de un localismo inicial expresado en la tipología y el color ambiental.<br />

Cuando se traslada a la capital del país e ingresa en la Escuela Nacional, ya cuenta con la<br />

habilidad dibujística y del modelado para sustraerse en las bocetaciones escultóricas que<br />

Radhamés Mejía|Desnudo (fragmento)|Acuarela/papel|61 x 38 cms.|C.1970|Col. Rafael Del Monte.<br />

Radhamés Mejía|Matanza de los haitianos|Óleo/tela|89 x 112 cms.|Sin fecha|Col. Ramón Francisco.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |116|<br />

|117| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

violencia que segó las vidas de miles de haitianos cuando la dictadura ordenó el llamado<br />

«corte» y grupos de asesinos lo perpetraron. El enfoque geometrizante de la composición<br />

y el fiero movimiento de las tres figuras principales, sumergidas en un sórdido tratamiento,<br />

hacen de esta pintura un documento inigualado y al mismo tiempo significativo como<br />

denuncia social y obra de arte. Se sostiene que el pintor tuvo que esconder la obra al<br />

realizarla, pero, como muchos la conocían, fue intimidado hasta sentirse en ocasiones con<br />

delirio de persecución. Se ha de presumir que debido al compromiso que entrañó la obra,<br />

Radhamés Mejía fue lacónicamente citado en los textos oficiales que refieren a los artistas<br />

dominicanos; incluso se conoce que fue apresado y torturado por los esbirros del trujillato.<br />

Sobre este particular hecho escribe Judet Hasbun, esplicando que «…impúberes,<br />

adultos, profesionales y artistas cruzaron los umbrales de La 40. /Unos sobrevivieron pa-<br />

le asocian a Manolo Pascual, quien le orienta dejándole la influencia de las precisiones esquematizantes<br />

que se advierten también en sus pinturas. El uso directo de modelos femeninos<br />

y una preferencia del temario le llevaron a producir telas en donde el realismo sensual<br />

ofrece matices idealizantes. En algunos de sus cuadros el cuerpo de la mujer se eleva<br />

con el tratamiento colosalista que ofrece el realismo racial y social de Darío Suro (etapa<br />

mexicana), muy elocuente también en pinturas de Vela Zanetti y en grabados de Pascual.<br />

En posesión de un realismo sugestivo, Radhamés Mejía se desenvolvió como artista de<br />

bienales y colectivas, a partir del momento en que egresa de la ENBA, en 1948. Dos años<br />

después, en ocasión de la V Exposición Bienal de Artes Plásticas, obtiene un segundo<br />

premio de escultura.<br />

Artista silencioso, regularmente sumergido en el escape alcohólico, asume una transformación<br />

en el lenguaje pictórico cuando la abstracción y el cubismo colonial entran como<br />

giros en la plástica nacional. Las mejores obras producidas por Mejía durante el decenio<br />

que se extiende entre 1950-1960, están marcadas por tales lenguajes, resultando ejemplares<br />

las obras «Nacencia» (guache, 1960) y «Matanza de los haitianos» (óleo 195...).Abstracta<br />

en su planteamiento formal, con la primera obra obtiene un premio especial en la<br />

Décima Bienal. En cuanto a la segunda, se trata de un dramático óleo que patentiza la<br />

Radhamés Mejía|Canillita|Óleo/madera|93 x 63 cms.|1970|Col. Ramón Francisco.<br />

Radhamés Mejía|Sin título|Óleo/madera|41 x 28 cms.|Sin fecha|Col. Museo Bellapart.<br />

Radhamés Mejía|Desnudo|Carboncillo/papel|48 x 44 cms.|Sin fecha|Col. Ramón Francisco.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |118|<br />

|119| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|106|<br />

Hasbún E., Judet.<br />

Notas sobre las<br />

Artes Plásticas<br />

Dominicanas.<br />

Pág. 29.<br />

|107|<br />

Idem.<br />

Pág. 30.<br />

ra contarlo, otros para plasmarlo literal o pictóricamente, mientras que la mayoría desapareció<br />

para siempre. /Entre los que por suerte pudieron escapar a un destino trágico, estaba<br />

el escultor Radhamés Mejía. Su cruda y dolorosa experiencia adquirida en ese diabólico<br />

recinto, la sintetizó por medio de la espátula y no del cincel. /Tal vez el mármol, el<br />

metal o la piedra, no le brindaron la dimensión apropiada para manifestar su expresión, la<br />

cual más que objetiva debía ser visual. /Porque hay sentimientos como el dolor y la angustia<br />

que no se pueden modelar o definir en la piedra, con el poder expresivo que se<br />

puede lograr en la pintura. /Y esa fue la intención de Radhamés Mejía cuando representó<br />

en el lienzo los personajes que conoció en el centro de tortura.|106|<br />

Hasbún Espinal, para quien la obra «La Tortura» (óleo 1962) es una «deprimente composición»<br />

que agrupa nueve figuras como «si fueran animales en un redil, totalmente desnudos»,<br />

además señala que su autor «intencionalmente usa su espátula cargada de pintura<br />

al óleo, con un color parecido lo más posible a la piel humana (…). Sus cabezas calvas<br />

simbolizan el rigor del ambiente y las cuencas desprovistas de ojos dotan a las figuras<br />

de un aspecto cadavérico que las despoja de toda espiritualidad, indicando que allí<br />

nada se puede ver.Algunas no tienen la boca, señalando el silencio que había que guardar<br />

para conservar la vida».|107|<br />

Radhamés Mejía|Familia desamparada|Mixta/tela|74 x 56 cms.|C.1960|Col. Privada. Radhamés Mejía|Barquero|Óleo/tela|59 x 41 cms.|Sin fecha|Col. Familia T. S.<br />

Radhamés Mejía|Presidiario de Indoamerica|Óleo/tela|69 x 68 cms.|Sin fecha|Col. Familia T. S.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |120|<br />

|121| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

Radhamés Mejía|Nacencia|Óleo/papel|60 x 45 cms.|1960|Col. Ramón Francisco.<br />

Obra descarnada, expresionista y golpeante, «La Tortura» integra, al parecer, una serie de<br />

obras pictóricas en donde tales caracteres manifiestan un tono de opresión vivida y al<br />

mismo tiempo de denuncia social.A esta serie pertenece otro cuadro titulado «La Familia»<br />

(óleo), en el cual el desamparo, la marginalidad y el hambre se sobreentienden, sin<br />

que el tema sea un panfleto sociopolítico. Autor de obras sobrecogedoras, Radhamés<br />

Mejía puede colocarse entre los expresionistas que encabezan Darío Suro y Lothar a inicios<br />

del decenio 1950. El representa un caso singular junto a Eligio Pichardo, Giudicelli,<br />

Noemí Mella,... encabezando al mismo tiempo el expresionismo figurativo y social<br />

de los 1960.<br />

Con ejecuciones ornamentales para edificaciones oficiales y privadas, se ha sustentado<br />

que Radhamés Mejía provocó «la expectativa de una gran promesa nacional (…) sin<br />

haber realizado una obra de significación»;|108| sin embargo, las esculturas y las pinturas<br />

conocidas como suyas expresan todo lo contrario, aunque él no fuera un productor<br />

obsesivo, ni dado a frecuentes participaciones en eventos expositivos, ni afanoso de la<br />

autoproyección. Mejía, quien realizó un curso complementario en la Ciudad de México<br />

hacia el 1970, ofreció para entonces un retorno hacia el idealismo realista y romántico,<br />

ofreciendo la versión personal, de un «Duarte Joven» (óleo 1975), ejecutando trabajos<br />

murales y de igual manera obras de temas religiosos. Sin embargo, sobresale por<br />

su enfoque de mulatas desnudas, con un acabado fino, límpido y vibrante. Además, la<br />

contemplación pictórica del artista, desatada hacia asuntos más populares, capta como<br />

ninguna otra mirada el movimiento que un pambiche melodioso provoca en las cinturas<br />

de estilizados bailadores. El llega con su estampa del merengue, resuelto con economía<br />

de recursos, a un clima adentrado de dominicanidad, sin rebuscamientos ni formulismos,<br />

porque regularmente fue un pintor de pronunciamiento objetivo. Así se le reconocía<br />

también en sus ejecuciones escultóricas, hasta el momento de su fallecimiento<br />

ocurrido en 1977.<br />

Reconocido, sobre todo como escultor, pero además pintor como Radhamés Mejía,<br />

otro artista de la generación del 1940 es ANTONIO PRATS-VENTÓS, quien<br />

ofrece una sobresaliente proyección desde los años formativos, básicamente en el seno<br />

de la familia, asistiendo por brevísimo tiempo a la ENBA. Sobre todo, él aprovecha las<br />

relaciones con Manolo Pascual, Dorado Martín y Pascual Palacios, quienes contribuyen<br />

a su desarrollo artístico. Nieto de un escultor, hijo de un tallador e hijastro de un tercer<br />

artista, él se autoconfiesa diciendo «que todo el mundo sabe que yo nací en Barcelona.<br />

Mi familia estaba formada por artistas, pero no con el concepto que hoy se tiene<br />

de los artistas. Mi padre era tallista y con el tiempo la gente llegó a decir que él era un<br />

|108|<br />

Opinión en<br />

Catálogo Maestros<br />

Dominicanos.<br />

Exposición, 1980.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |122|<br />

|123| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

excelente tallista a pesar de que nunca hizo exposiciones. Mi hermano Ramón y yo nos<br />

criamos en el taller, con pedazos de madera y metal (…). Ocurrieron hechos en la familia<br />

que determinaron que mis padres se divorciaran y mi madre se casara con un gran<br />

pintor, Shum. Después de la muerte de mi padre continuamos viviendo en un ambiente<br />

de arte, escuchando diariamente comentarios de auténtico arte, con amigos de la casa./No<br />

recuerdo ninguna época de mi vida en la que no me haya movido en un ambiente<br />

de creatividad, pues incluso mi abuelo materno era escultor y en un viaje reciente<br />

tuve la satisfacción de ver un Cristo realizado por él. Sin embargo, no creo que el<br />

ambiente sea determinante para otorgar talento creativo, pero sí creo, que en el caso de<br />

nosotros, fue muy importante la exigencia de una disciplina en el aprendizaje del dibujo.<br />

Mi segundo padre siempre nos exigía a mi hermano y a mí hacer un dibujo diario<br />

al natural (…). Recuerdo que antes de aprender a escribir, para pedir algo lo dibujábamos.<br />

Fue una excelente práctica…»|109|<br />

Nacido en Barcelona en 1925, Prats-Ventós arribó a Santo Domingo al final de la década<br />

de 1930, formando parte de una familia de refugiados de la Guerra Civil Española.Alfonso<br />

Vila, un destacado ilustrado conocido como «Shum», presidía el grupo familiar<br />

que llegó a enfrentar hambre física, razón por la cual tuvieron que trasladarse a La<br />

Vega, en donde Tony Prats fue profesor de primaria|110|y asumió el modelado.A propósito,<br />

una declaración rememorativa: «Yo viene muy joven al país, tenía 14 años (…).<br />

De esa época recuerdo un hecho que me llena de orgullo. Quería tallar bien en madera,<br />

pero en el país no había herramientas adecuadas. El único que las tenía era un gran<br />

ebanista, que considero era todo un artista, llamado Pascual Palacios. Corría el año 1939<br />

|109|<br />

Prats-Ventós,<br />

Antonio,<br />

entrevista de<br />

Luis Lama.<br />

El Caribe. 18 de<br />

agosto de 1979.<br />

|110|<br />

De Prentice,<br />

Victoria.<br />

El Nacional.<br />

Suplemento<br />

Dominical, 31 de<br />

agosto de 1969.<br />

y fue un momento en que pasamos penurias extraordinarias. Basta pensar que en ese<br />

entonces llegaron al país 6 mil refugiados españoles. Mis padres marcharon a La Vega y<br />

yo permanecía en el Taller de Palacios, quien me enseñó el manejo de las herramientas.<br />

/Permanecía en la Capital todo el tiempo que pude y luego me fui a La Vega donde<br />

seguí haciendo figuras de barro (…).Yo sacaba el barro, lo amasaba y lo quemaba en<br />

una alfarería que existía en la finca de los Despradel. Después de un tiempo regresamos<br />

Antonio Prats-Ventós|Pareja amorosa|Óleo/cartón|65 x 85 cms.|Sin fecha|Col. Ceballos Estrella.<br />

Antonio Prats-Ventós|Tropical abstracto (fragmento)|Mixta/tela|124.5 x 45.7 cms.|1992|Col. Privada.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |124|<br />

|125| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

a la Capital y mi familia salió del país.Yo me quedé solo a los 16 años, trabajando como<br />

delineante, aprendiendo muchísimo./(…) el arte no se enseña, se aprende.Y yo me<br />

dediqué a aprender técnicas como el vaciado, la talla en piedra, la cera perdida, que<br />

aprendí con Dorado Martín, y que en ese entonces constituía un hecho excepcional<br />

que en el país se fundiera en esta técnica dominada en la zona sólo en Estado Unidos.<br />

/Continué aprendiendo y viajando por el país. En Azua conocí a Rosa María que fue<br />

todo un acontecimiento en mi vida».|111|<br />

Hacia el 1942, Prats-Ventós se había matriculado en Bellas Artes, pero al no poseer los<br />

medios necesarios para sostenerse, tuvo que abandonar el centro, empleándose como dibujante<br />

en una compañía norteamericana asociada al petróleo. El empleo fue decisivo<br />

porque pudo hacer estudios por todo el sur, conociendo la naturaleza y el ambiente en<br />

|111|<br />

Entrevista de Luis<br />

Lama, Op. Cit.<br />

Antonio Prats-Ventós|Negritas entre caballos blancos|Óleo/tela|123 x 93 cms.|Sin fecha|Col. Ricardo Koening.<br />

Prats-Ventós|Abstracto verde|Acrílica/tela|40.6 x 40.6 cms.|1994|Col. Privada.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |126|<br />

|127| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|112|<br />

Ugarte, María.<br />

El Caribe.<br />

25 de marzo<br />

de 1995.<br />

que vivía, estableciendo una fuerte identidad atípica, isleña por dentro de «su recia fisonomía<br />

de catalán de pro» –como le define María Ugarte– «de voz grave, profunda, de hablar<br />

pausado y firme (…) de un carácter que permanece inalterable».|112| Los vínculos<br />

con el país de adopción le permitían esa otra identificación que reiteraba orgullosamente<br />

cuando dice «soy un hombre del sur; me identifico con el salitre y las palmeras».|113|<br />

de 1946). En 1950, sumergido en la producción de la que vive milagrosamente como<br />

artista, ingresa como profesor de la Escuela Nacional, cosechando durante este período<br />

numerosos galardones como escultor: Primer Premio V Bienal (1950), Primer Premio<br />

en la Bienal de 1952, así como en las correspondientes a los años 1954 y 1956. Las apreciaciones<br />

de esos años ofrecen en torno a la obra y la personalidad del artista comentarios<br />

que a continuación se citan. En su libro sobre el país, ilustrado y de excelente edición,<br />

el enfoque señala que «Antonio Prats-Ventós es escultor de gran fuerza. Puede<br />

asegurase que se ha formado en el país. Muy joven (…) comenzó tallando las duras maderas<br />

dominicanas y copiando las figuras mulatas. Sus obras tienen monumentalidad.<br />

Muchas de ellas adornan los frentes de varios de los modernos edificios construidos para<br />

alojar las escuelas nacionales.Trabaja incesantemente y demuestra en sus trabajos una<br />

fuerte vitalidad creadora.|116|<br />

|116|<br />

La República<br />

Dominicana,<br />

Op. Cit. Pág. 224.<br />

|113|<br />

Miller, Jeannette.<br />

Geomundo.<br />

Julio 1981.<br />

Págs. 44-48.<br />

|114|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

…Yo conozco muy bien nuestra naturaleza, la de nuestra isla; sé que a veces es muy<br />

agresiva y que en ella crecen cactus, espinas y flores maravillosas, porque no hay flores<br />

más bellas que las de la selva.Y nosotros tenemos miniselvas tupidas e inhóspitas, que<br />

forman parte del paisaje criollo.|112| «Yo llegué a este país con apenas 14 años de edad,<br />

me formé aquí, me nutrí de las cosas que veía, que oía.Además, aquí cabe el dicho que padre<br />

no es el que crea, sino el que cría».|115|<br />

|117|<br />

Tanasescu,<br />

Horia.<br />

Op. Cit.<br />

|118|<br />

Ugarte, María.<br />

El Caribe.<br />

25 de marzo<br />

de 1995.<br />

Horia Tanasescu, importante crítico del decenio de 1950, reconoce que «Prats-Ventós es<br />

prácticamente el artista que al lado de Manolo Pascual introduce en el país el estudio sistemático<br />

de la escultura, tanto en lo que se refiere a experiencia técnica como a mentalidad<br />

plástica moderna. Español de nacimiento, la imaginación de este escultor ofrece una<br />

extraña mezcla de mitología taína y mediterránea, de primitivismo y de refinamiento, de<br />

academicismo y de modernismo.A pesar de que la mayor parte de sus obras son de factura<br />

monumental, dada su específica funcionalidad, Antonio Prats-Ventós sabe hallar a<br />

menudo la armonía sin estilización y el dinamismo sin la superficialidad de los movimientos<br />

característicos. Cultiva también la pintura con un espíritu de investigación técnica<br />

y de introspección que es como una reacción a su manifiesta expansión espiritual<br />

de sus obras escultóricas».|117|<br />

Identificado sobre todo como escultor por los críticos nacionales y extranjeros, Prats-<br />

Ventós también se autodefine como tal. «Yo soy escultor antes que nada, reconfirma<br />

siempre y alega cuando presenta una exposición de sus pinturas».Aún esa negativa, regularmente<br />

producía obras de caballete, considerando que pintar era una deliciosa manera<br />

de descansar de la ruda tarea de tallista.|118|<br />

|115|<br />

Prats-Ventós,<br />

citado por<br />

Francia Guerrero.<br />

Diario Hoy.<br />

17 de febrero<br />

de 1997.<br />

El trabajo de la compañía petrolera le permitió a Prats-Ventós ascender como empleado,<br />

viajar a Cuba por breve tiempo (1945) y ahorrar dinero para poder vivir. Fue cuando<br />

decidió retornar a Azua, contrayendo nupcias con Rosa María Bidó y dedicándose<br />

enteramente a la producción escultórica. En 1948 registra la primera muestra personal<br />

en la Galería de Bellas Artes, obteniendo en ese año la única distinción en escultura que<br />

otorga el jurado de la IV Bienal Nacional, el cual se suma a un premio anterior (Bienal<br />

Con la temprana producción del autorretrato (1943), entre otras obras, el trabajo pictórico<br />

de Prats-Ventós, adecuado como la escultura a un dibujo bien ejercitado y preciso,<br />

ofrece desde los 1940 la patente vinculación al temario nativo. Sobre todo la mujer,<br />

que se encandila en su sensibilidad con el encantador modelo de su mujer, Rosa<br />

María, tema presencial de una pintura fresca, espontánea, que se asocia a juveniles obras<br />

con las que figura en muestras colectivas. De la misma manera que las gubias y los cinceles<br />

espiritualizan la materia arrojando una escultura abstracta, la paleta y los pinceles<br />

Prats-Ventós|Abstracto|Acrílica/tela|40.6 x 40.6 cms.|1987|Col. Privada.<br />

Prats-Ventós|Niños en cañaveral|Acrílica/tela|122 x 181.3 cms.|Sin fecha|Col. Román Ramos.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |128|<br />

|129| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|119|<br />

Lama, Luis.<br />

Op. Cit.<br />

|120|<br />

Guerrero,<br />

Francia.<br />

Op. Cit.<br />

llegan a la cosecha de telas en las cuales expresa la figuración variada o un abstraccionismo<br />

mesurado y de grandes planos que ofrecen sobre todo una cálida elaboración.<br />

Pintura abstracta de los 1950 y 1960, el escultor de los escapes hacia este otro arte ofrece<br />

además variado temario que incluye bodegones, arboledas, ángeles, grupos de damas<br />

espectrantes o bajo la lluvia, así como las hieráticas vírgenes, niñas y mujeres del trópico.<br />

En ese variado y alternativo temario, la maestría artesanal, las precisiones formales<br />

en diseño y color, así como la belleza llevada al agrado más puro y de atención inevitable<br />

resultan las características más pronunciadas. Esta otra faceta de su arte que revela<br />

ingenuismo y nexo con formas catalanas, también se transfiere como cantos policromados<br />

trasbordados hacia diferentes conjuntos escultóricos o viceversa.<br />

Un rasgo significativo de la personalidad de Prats-Ventós es su filosofía estética, producto<br />

tanto de su ejercicio de artista como de la labor docente que asumió en Bellas Artes<br />

(1950-1967) y en el medio universitario (1966-1999). El sustenta que «la obra de arte debe<br />

ser una verdad sentida», una respuesta a la experiencia humana, a la documentación visual<br />

que se tiene dentro del ambiente en donde uno se mueve y «al sentimiento inexplicable<br />

que sólo puede ser trasladado a las formas».|119| Tal opinión es una crítica a quienes<br />

buscan fuentes y referencias de lo que se hace en otros lugares, lo cual es un principio<br />

equivocado. En este sentido, hay algunas opiniones personales. Para este creador el arte<br />

es una respuesta bella a una experiencia humana.Arte es espíritu concretizado, esa concretización<br />

puede ser a través del color, del sonido o del movimiento. Cualquier expresión<br />

artística tiene que ver con el espíritu concretizado.|120|/El arte, agrega, «es encontrar<br />

caminos nuevos, cosas nuevas, no repetir lo que se ha hecho.Yo digo a menudo y hay<br />

gente que no entiende que cuando un arte se convierte por ejemplo en estilo, deja de ser<br />

arte (…). El estilo ya tiene un canon, soluciones hechas, el arte es búsqueda».|121|<br />

De acuerdo a sus palabras, «me sentía dominicano, echaba de menos el trópico …con sus<br />

colores y sus guayacanes, con sus caobas y sus ébanos, con todo ese material virgen que<br />

había hecho surgir en mis necesidades de estructura y de forma. Mi mujer es de Azua (…)<br />

Creo que ella es parte de mi obra y que mi obra está íntimamente ligada a ella, no únicamente<br />

a su persona física o emotiva, sino a lo que ella simboliza: el trópico, la apertura,<br />

la alegría, lo rotundo de las formas y de la realidad, el delirio de la luz».|125|<br />

|125|<br />

Jeannette Miller,<br />

Geomundo,<br />

julio 1981,<br />

Págs. 44-45.<br />

|121|<br />

Ortega,<br />

Francisco.<br />

El Caribe.<br />

8 de enero<br />

de 1982.<br />

La añoranza como condición sentimental de un arraigado estado de conciencia determinó<br />

que, formalmente, el artista se nacionalizara dominicano y así murió, el 13 de mayo<br />

de 1999, ya reconfirmado para siempre como uno de los creadores más vitales del arte<br />

nacional y el más elocuente y variado en cuanto a la escultura dominicana se refiere.<br />

Un tercer nombre reconocido como artista sobresaliente de la generación a la que pertene-<br />

|122|<br />

Prentice,<br />

Victoria de.<br />

Op. Cit.<br />

|123|<br />

Ugarte, María.<br />

Cita en Catálogo,<br />

29 de julio 1999.<br />

|124|<br />

Azcoaga,<br />

Enrique<br />

en Catálogo,<br />

29 de julio 1999.<br />

En cuanto al oficio, el conocimiento de este «es indispensable, pero no es el arte mismo<br />

(…) Cuando la cabeza manda y las manos obedecen, el dominio del oficio está presente.<br />

Cuando la cabeza y las manos trabajan dirigidas por el corazón, entonces comienza<br />

el arte».|122|<br />

Antonio Prats-Ventós se hizo artista «sin tener cerca museos de arte que mirar».|123| El<br />

se sumergió en la naturaleza dominicana y pudo crear, inspirándose en ella. Este fuerte<br />

nexo entre creación y medio ambiente no sólo permite que se le identifique como «todo<br />

un dominicano con innegables raíces españolas», sino que se le considera un «legítimo<br />

artista local», como bien afirma Enrique Azcoaga.|124| Pero esta identificación convertida<br />

en fuerte añoranza se manifiesta cuando el artista retorna a Cataluña, su lar nativo,<br />

tras muchos años de ausencia.Allí extrañó lo que había acondicionado su vida y su obra.<br />

Luichy Martínez Richiez|Desnudo|Óleo/tela|128 x 153 cms.|1974|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |130|<br />

|131| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

cen Radhamés Mejía y Antonio Prats-Ventós, además asociado al quehacer de la pintura y<br />

de la escultura, es LUICHY MARTÍNEZ RICHIEZ, oriundo de San Pedro de Macorís<br />

(n. 1928). Hijo de artistas –su madre era soprano y el padre poeta–, al decidir la familia<br />

trasladarse a la ciudad capital, en donde su progenitor estableció librería, fue empleado en<br />

el bufete de los abogados José Cassá Logroño, Carlos Curiel y Pedro Mir.|126| Era un mozalbete<br />

para entonces: «En realidad –recuerda– me pasaba la mayor parte del tiempo dibujando<br />

en la libreta que me entregaron para anotar los futuros clientes del bufete».|127|<br />

Siendo un adolescente se convierte en uno de los primeros alumnos de la ENBA,cubriendo<br />

el ciclo formativo durante los años 1942-1945. Al graduarse tenía 17 años de<br />

edad, mereciendo la designación oficial de vaciador de la escuela. La siguiente reseña<br />

periodística del 1946 ofrece un perfil ponderativo del joven artista:<br />

|126|<br />

Comarazamy,<br />

Eduardo.<br />

Diario Hoy, 8 de<br />

enero de 1986.<br />

|127|<br />

Martínez Richiez,<br />

L. citado por<br />

Giovanni Ferrúa.<br />

El Caribe. 18 de<br />

julio de 1981.<br />

«Aún siendo bien sabido que la Escuela Nacional de Bellas Artes puede vanagloriarse justamente<br />

de poseer un conjunto de alumnos de ambos sexos de gran capacidad y de excelentes<br />

cualidades, debe señalarse que Luis Martínez Richiez es uno de los más aprovechados<br />

estudiantes de aquella. Dibujante, pintor, escultor, para todas estas actividades artísticas<br />

tiene tiempo, entusiasmo y aptitudes este joven que tal vez en un futuro no lejano se<br />

convierta en una de las glorias artísticas dominicanas (…) /Luis Martínez Richiez cursó<br />

Luichy Martínez Richiez|Bañista|Acrílico/tela|98 x 78 cms.|1982|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Luichy Martínez Richiez|De la serie Erótico-Fantástico|Aguada/tinta/papel|47 x 30.5 cms.|198?|Col. Familia De los Santos.<br />

Luichy Martínez Richiez|Guitarra|Mixta/papel|68 x 49.5 cms.|1958|Col. Román Ramos.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |132|<br />

|133| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|128|<br />

Diario<br />

La Nación, 19 de<br />

enero de 1946.<br />

estudios en la misma escuela en la cual pasará (…) a prestar sus servicios profesionales.<br />

Siendo uno de los más aventajados alumnos de las clases de escultura que orienta el director<br />

de dicho centro, el famoso escultor Manolo Pascual, se presentó no hace mucho<br />

para optar por el Gran Premio Trujillo (…), compitiendo entre cuatro aventajados estudiantes<br />

de escultura de la Escuela, obtuvo el alto galardón del segundo premio».|128|<br />

turo una obra de nobles calidades (…)./ Martínez Richiez se solaza con la maravilla de<br />

las formas dolorosamente lanzadas a la vida del espacio. Sus esculturas son el brote de<br />

una naturaleza sana que no ignora la angustia del hombre. La mirada de este artista tiene<br />

mucho de la de Heráclito: todo lo ve, hasta el presente, en movimiento. Sus esculturas<br />

se mueven, parece que van a penetrar el espacio en que transcurre nuestro cotidiano<br />

vivir. Sin embargo, conservando la unidad de su espacio ideal».|131|<br />

|131|<br />

Cuadernos<br />

de la Poesía<br />

Sorprendida.<br />

Noviembre 1947.<br />

|129|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Arte de Nuestro<br />

Tiempo. Op. Cit.,<br />

Pág. 150.<br />

Con una formación basada en el modelo directo y por igual en la liberación imaginativa,<br />

Martínez Richiez, al igual que sus compañeros de la escultura, ofrece para el período<br />

del 1940 una producción centrada en la figura humana. No obstante, él especula,<br />

tiende a la grandilocuencia, a la morbidez sensual y a la carga de elementos deslumbrantes.<br />

De acuerdo a Valldeperes, el artista «trata de volúmenes con elasticidad y reconstruye<br />

la figura amorosamente, ofreciendo una delectación tropical que lo une a su as-<br />

Después de realizar un postgrado y haber expuesto en Buenos Aires, a donde viajó en<br />

1950 invitado por el Gobierno Argentino, optó por una beca ofertada por Francia para<br />

estudiar escultura y pintura en la Escuela Superior de Bellas Artes de París. Se le exigió<br />

tener un dominio coloquial del francés, que practicó con el crítico Carlos Curiel, aprendiéndose<br />

de memoria las letras de las canciones más populares de entonces como «La Vie<br />

|132|<br />

Ferrúa, Giovanny.<br />

Op. Cit.<br />

|130|<br />

Diario La Nación.<br />

13 de junio<br />

de 1947.<br />

cendencia y que da cierta peculiaridad a su obra».|129| En la misma dirección se encuentran<br />

el dibujo y la pintura que produce para esta etapa, en la cual registra la muestra<br />

personal (1947), considerada la primera exposición individual de escultura de un escultor<br />

dominicano.|130| Un comentario posiblemente de Antonio Fernández Spencer,<br />

escrito para ese año, resalta cualidades del artista cuando señala que «es, para la crítica<br />

consciente, el más maduro de nuestros escultores y el único que ofrece para el fuen<br />

Rose», «Sous le Ponts de París», entre otras. Obtuvo la beca, pero «antes de viajar hizo<br />

varias reproducciones en madera en tamaño monumental de obras taínas para el Instituto<br />

de Investigación Antropológica de la Universidad de Santo Domingo».|132|<br />

Luichy Martínez Richiez se trasladó a Francia en 1952, en donde refuerza la formación<br />

adquirida en su país. Durante seis años asiste a la academia parisina, aprovechando el<br />

tiempo para visitar los grandes museos y sumergirse en una producción en la cual bro-<br />

Luichy Martínez Richiez|Desnudo vibrando en azul|Acrílico/tela|153 x 102 cms.|1996|Col. Ceballos Estrella.<br />

Luichy Martínez Richiez|Desnudo fantástico I|Mixta/tela|102 x 76 cms.|1989|Col. Ceballos Estrella.<br />

Yoryi Morel y Martínez Richiez|Luichy|Óleo/tela|57 x 46 cms.|1949|Col. Museo Bellapart.<br />

Luichy Martínez Richiez|Desnudo fantástico II|Mixta/tela|102 x 76 cms.|1989|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |134|<br />

|135| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|133|<br />

Martínez Richiez,<br />

Luichy.<br />

«Autorretrato»…<br />

Diario Hoy,<br />

7 de diciembre<br />

de 1982.<br />

tan las referencias culturales de su origen geográfico. Las continuas apariciones de sus<br />

obras en salones parisinos, durante el período 1953-1959, le permiten obtener en el último<br />

año, una de las distinciones de la Primera Bienal de París. En un texto que subscribe,<br />

el artista esboza su trayectoria, de la cual se extraen algunos testimonios:<br />

«…Hijo de José Martínez Richiez Conde, madrileño, y Luz Richiez, petromacorisana,<br />

a los 14 años fue fundador de la Escuela Nacional de Bellas Artes, después de pasar el<br />

examen de admisión, siendo alumno preferido de los profesores Manolo Pascual y José<br />

Gausachs (…) /Posteriormente hice un postgrado en la Escuela Superior de Bellas<br />

Artes «Ernesto de la Carcoba», de Buenos Aires,Argentina, teniendo como profesores a<br />

Soto Avendaño, Fioraventi y Larrañaga (1950-1951). /En 1952 ingresé a la Escuela Superior<br />

de Bellas Artes de París, con los profesores Saupique y Louis Leygue. /En este<br />

primer centro artístico del mundo participé en varias exposiciones individuales y colectivas,<br />

entre éstas la principal fue la de «El Salón de la Joven Escultura» (…) /En 1959,<br />

al efectuarse la primera bienal de París, obtuve el primer premio en escultura (…). Entre<br />

los miembros del jurado internacional se encontraban 13 figuras notables (…) como<br />

Henry Moore (…) Ossippe Zadquini (…) y Rufino Tamayo. (…)<br />

Comenzando por lo académico, he evolucionado simplificando las líneas de composición<br />

hasta llegar a la abstracción, de allí pasé al estilo creado por mí y el cual yo llamo<br />

«Erótico-Fantástico» en el que pueden apreciarse en una misma escultura o cuadro, varias<br />

cabezas, varios sexos y otras formas no menos sugestivas».|133|<br />

genio del Renacimiento, esta no era otra cosa que una comprobación de sus dotes escultóricas.<br />

Pero el caso de Martínez Richiez es otro: su pintura es un campo paralelo<br />

con escasa referencia a su trabajo de escultor que está hecho de pasión y de cálculo. El<br />

artista que no se desprende de un dramatismo original, se expresa aquí con una inocencia<br />

sorprendente. Pinta en medio de la naturaleza humana como un pájaro cantaría desde<br />

una rama, dando testimonio tanto de la noche como de la alborada, mezclando a la<br />

densidad de la sombra la luminosidad del cielo (…) /Escultura y pintura son para nuestro<br />

artista dos polos operantes dentro de un mismo núcleo vivo que lejos de excluirse<br />

dan significado al conjunto. Admirable ejemplo de acomodación a dos actitudes diferentes<br />

que poseen un significado congruente, cada una por separado y las dos juntas,<br />

como una esplendorosa unidad de espíritu».|136|<br />

|136|<br />

Rueda, Manuel.<br />

Presentación<br />

Catálogo Expo<br />

Banco Popular,<br />

sin fecha.<br />

|134|<br />

Suro, Darío.<br />

Presentación<br />

Catálogo,<br />

8 de diciembre<br />

de 1982.<br />

|135|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe. 2 de<br />

agosto de 1964.<br />

Se resalta en las propuestas del escultor Luichy Martínez Richiez, la discursiva coherencia.<br />

Suro escribe a propósito que «una simbiosis domínico-europea ha caracterizado su obra<br />

desde que dejó su tierra y pisó la playa milenaria de la cultura europea. No hay que tener<br />

vidrios de aumento para ver claramente su unidad formal, su unidad espacial y la nobleza<br />

(…) de sus tallas en madera o en mármol, condición que nos muestra la lucha entablada<br />

por el artista para crear formas nacidas de un maridaje perfecto entre la idea, la forma y la<br />

materia».|134| El referido crítico reconoce que Martínez Richiez, aparte de no quedarse<br />

dentro de la fórmula académica moderna de predecesores como Arp, Brancusi o Moore,<br />

saca de los materiales palpitaciones de vida propia y no de vida prestada. «Su escultura está<br />

firmemente vinculada al origen del artista» –observa Valldeperes–,|135| lo cual puede<br />

decirse en relación a la pintura suya, sobre la que reflexiona el poeta Manuel Rueda:<br />

«Siempre he pensado que el arte de Martínez Richiez, tanto en la escultura como en la<br />

pintura, refleja, como ideal profundo, las compensaciones de sus respectivas materias (…)<br />

¿Cuál es aquí el lugar del pintor, qué papel desempeña en la veracidad de este trabajo?<br />

Si pensamos en la pintura de Miguel Angel, comprendemos de inmediato que para ese<br />

Luichy Martínez Richiez|Bañista|Óleo|139 x 102 cms.|1986|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |136|<br />

|137| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|137|<br />

Ferrúa,<br />

Giovanni.<br />

Op. Cit.<br />

|138|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

Op. Cit.<br />

Frente a sus compañeros escultores de la generación, Luichy Martínez Richiez resulta<br />

caso excepcional, puesto que la pintura no es para él razón de descanso frente al esfuerzo<br />

que supone el tallado, ni una producción sustituta, ni más fácil, ni asumida a intervalos<br />

e intrascendentes.Aunque se le reconoce como gran escultor, la obra pictórica suya<br />

ha sido cultivada a plenitud, con destellos distintivos y mediante soluciones que van<br />

de lo académico naturalista a la geometrización cuasi cubista de las formas, para desembocar<br />

en la semiabstracción o el planteo semifigurativo. El habla en relación a esa pintura<br />

de un «estilo dinámico».|137| El crítico Manuel Valldeperes explica la cualidad de<br />

ese estilismo, explicando que «las guachas, tantas y tan alucinantes (…) son magníficos<br />

estudios de movimiento o situaciones de masas en el espacio y podemos apreciar en<br />

ellas una persistencia en la dualidad cromática –cromatismo violento y cromatismo austero–<br />

que produce el efecto de un desbordante lirismo de color. ¿Influencia tropical?<br />

Sin duda. Pero también podemos ver en esas guachas un reflejo mironiano; sobre todo<br />

en esa rara poesía que proviene del juego de formas y colores cuyas líneas tienden a<br />

evadirse sin renunciar de manera absoluta a la figuración».<br />

El trópico huracanado, la antillanidad vibrante, lo uno y lo otro internalizado con sentido<br />

de pertenencia, traducido como despojo del instinto vía las líneas y las cromatizaciones,<br />

resultan de paso las cartas visuales de quien declara «la violencia de los colores<br />

y el ritmo cambiante en que se expresan deben sin duda su inspiración a mi nacimiento<br />

en la naturaleza exótica del trópico».|138| A esta naturaleza geográfica o territorial<br />

retorna Luichy Martínez Richiez, físicamente, después de haber residido en Francia por<br />

casi treinta años (1956-1981), pero sin dejar durante este tiempo, de estar presente con<br />

sus obras en exhibiciones individuales y colectivas.<br />

Tan joven como era Martínez Richiez cuando ingresó a Bellas Artes, lo es ANTO-<br />

NIO TORIBIO, quien también posee las cualidades de ser denotado escultor y pintor<br />

de permanencia, con exilio voluntario en Estados Unidos en donde fija residencia<br />

durante largos años, dejando una estela de buen artista y buen varón. Hasta algunos de<br />

sus compañeros le recordaban por su apuesta figura. Era, además, jovial, de temperamento<br />

abierto y asentado en las firmezas artísticas.<br />

Antonio Toribio, vinculado al Cibao, es descendiente de una familia domínico-libanesa.<br />

Oriundo de Cayetano Germosén (Moca), en donde nació en 1932. Cuando niño,<br />

allí fue un ayudante en la fabricación de objetos artesanales, colaborando con su abuela<br />

María Canaán en la realización de tapices. En el 1942, los padres deciden trasladarse<br />

a Santiago de los Caballeros, donde se dedica a elaborar máscaras de carnaval y típicas<br />

caretas de lechones, sintiéndose atraído por las ejecuciones que para entonces –1944–<br />

Antonio Toribio|Toque de queda|Relieve|121 x 65 cms.|1962|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |138|<br />

|139| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|139|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe. 24 de<br />

agosto de 1952.<br />

realiza un joven escultor citadino llamado Joaquín Priego, quien vivía en la ruta de la<br />

escuela a la que asistía con puntualidad en los días laborales.<br />

Con más de los citados estímulos de la edad infantil, llega al medio capitalino cuando<br />

los padres deciden nueva mudanza. Un año más tarde, en 1946,Toribio, que tiene 14<br />

años de edad, ingresa en la ENBA, en donde se convierte en otro de los discípulos de<br />

Manolo Pascual, de quien tomó el rigor disciplinario de la escultura, liberándose diferenciadamente.<br />

En 1949 se gradúa, asumiendo brevemente la función docente, para dedicarse<br />

a producir los primeros proyectos escultóricos, entre ellos «Los Tamboreros»,<br />

conjunto con el cual concurre a la bienal del 1950. Este registro es el punto de partida<br />

en el que sigue reflexionando y bocetando en torno a la materia tridimensional y sus<br />

posibles propuestas personales. En 1952 somete una nueva escultura, «Mujer Cayéndo-<br />

ra orquestación anatómica,Toribio entra de golpe con sus «Tamboreros», premiados en<br />

la última bienal, en la etapa que siempre ha de sobrevenir en todo temperamento auténticamente<br />

creador, la inyección en los medios expresivos de ese trastorno del orden<br />

temporal y espacial que rige el mundo de las cosas cotidianas, para adentrarse en la<br />

transmutación constitutiva del logro creador, que es lo que informa la única verdad y la<br />

razón eterna de la obra de arte».|140|<br />

|140|<br />

Valera Benítez,<br />

Rafael. El Caribe.<br />

18 de agosto<br />

de 1952.<br />

|141|<br />

Idem.<br />

De acuerdo a la apreciación de Valera Benítez, la intensividad humana palpita en sus figuras<br />

como sincera humanidad que reclama para sus seres sitio aparte, traducido en intenso<br />

lirismo que va, desde lo grave a lo patético, hasta la gama más pura de su euforia<br />

lineal».|141|<br />

La apreciación, si bien toma en cuenta los títulos de algunas tallas («cabeza de tormen-<br />

se», «la cual atrae por la dimensionalidad, el tratamiento del asunto», libre del acostumbrado<br />

caligrafismo literario, sea porque presenta un tema realista con cierta soltura y<br />

movimiento».|139| Igualmente en el 1952, presenta la primera muestra personal en el<br />

«Estudio Ledesma». Sobre esta presentación escribe Rafael Valera Benítez, poeta perteneciente<br />

al colectivo Generación del 48, que «después de sus primeros trabajos en los<br />

cuales una casta sensorialidad domina los contornos, realizados estos a través de una pu-<br />

Antonio Toribio|Hablando con una mujer (serie cromática)|Acrílico/tela|100.5 x 76.2 cms.|1995|Catálogo Toribio.<br />

Antonio Toribio|Espacio funcional (serie cromática)|Acrílico/tela|76.3 x 101.5 cms.|1995|Catálogo Toribio.<br />

Antonio Toribio|Fricción espacial (serie óptica)|Acrílico/tela|127 x 101.5 cms.|1995|Catálogo Toribio.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |140|<br />

|141| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

Antonio Toribio|Negro sobre negro|Relieve|183 x 107 cms.|1962|Col. Museo Arte Moderno.<br />

to», «Masquarade», «La de los Brazos Muertos», «Pereza»), es el carácter de la línea eufórica,<br />

remarcadora y reiterativa en el discurso tridimensional lo que se convierte en un<br />

poder en la plástica inquietante de Antonio Toribio, quien se transforma en el decenio<br />

del 1950 en un artista notablemente diferenciado y activista en grado sumo.Autor de relieves<br />

y piezas experimentales sobre arte taíno, realiza exposiciones individuales en el<br />

club de música (1953), en la Alianza Francesa (1954), en el Instituto Cultural Dominico<br />

Americano (1956), participando además en eventos colectivos: VII bienal nacional (2º<br />

premio de escultura, 1954), en México (1955) y en Sao Paulo, Brasil, en cuya V Bienal<br />

presenta 10 esculturas en hierro forjado (1959), a las que se dedica con propuesta abstracta<br />

e indicadores africanistas. Este fogoso activismo le permite ser invitado por Gómez<br />

Sicre para exponer en la Unión Panamericana (Washington D.C., 1959), al mismo<br />

tiempo que se declara en permanente búsqueda de definiciones artísticas personales.<br />

Pablo Golibart sustenta que Toribio «en la década de los 50, era una de las figuras jóvenes<br />

más interesantes que había en el medio artístico nacional.Ya en esta época se revelaba<br />

como un escultor de una personalidad muy propia que, aunque formado dentro<br />

del academicismo formal, buscaba un lenguaje distinto de lo que imperaba entonces para<br />

expresar su individualismo creativo.<br />

El academicismo está presente en los relieves murales del Centro de los Héroes, hechos<br />

en 1954, y en uno interior que adorna la sede central del Banco de Reservas, hecho en<br />

1952. Estas obras, aunque buenas, no reflejan el verdadero espíritu de este artista, ya que<br />

fueron hechas por encargo. /El verdadero Toribio, el Toribio cincelador de su propia<br />

personalidad artística, lo veíamos en aquellos relieves constructivistas en negro sobre negro<br />

que ya hacía en esos lejanos días».|142|<br />

Audaz y coherente, el escultor Antonio Toribio también conducía con descollante don<br />

al pintor investigativo, poco complaciente y vanguardista inusitado. Excelente bocetador<br />

de sus visiones, en 1959 comienza un ciclo de pinturas bajo el principio «Luz Negra<br />

Especial», en donde explora a base del disímil tratamiento del negro y de otros medios<br />

como el barniz, iluminaciones parciales y totales. Más que una obra óptica o abstracta,<br />

el canon de esa pintura era el negro como espesura y como masa, como textura<br />

y como relieve que acogía la iluminación ambiental o esta era pronunciada con la tenue<br />

acentuación del blanco u otras gamas.<br />

Antes de iniciar tal ciclo pictórico, el discurso de Antonio Toribio se centraba en formas<br />

simples y puras. Cultivaba una pintura caracterizada por lo austero o imaginativo,<br />

con cierta realización con su escultura, determinada precisamente por el sintetismo de<br />

las formas y la gradual tendencia a la iluminación de lo superfluo.|143| Es una pintu-<br />

|142|<br />

Golibart, Pablo.<br />

El Caribe, 8 de<br />

marzo de 1986.<br />

|143|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe, 15 de<br />

abril de 1964.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |142|<br />

|143| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|144|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe,<br />

15 de abril<br />

de 1964.<br />

|145|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe, 6 de<br />

mayo de 1967.<br />

ra de esencia expresionista como su dibujo fluctuando en el equilibrio de lo real y lo<br />

mental, sostiene Valldeperes al comentar una muestra suya, de 1964, fecha en la que tiene<br />

cinco años residiendo en Nueva York, en donde participa en exposiciones colectivas<br />

del Riverside Museun (1959) y la galería Aenlle (1961), entre otras.<br />

Volviendo a los comentarios de Valldeperes, suscitados por exposiciones individuales del<br />

1964 (Palacio de Bellas Artes) y 1967 (Centro Domínico Americano), se ofrece una sucinta<br />

caracterización de Toribio a quien califica como un «pintor y escultor marcado<br />

por una imaginación que capta un mundo alucinante y monstruoso».|144| La mayoría<br />

de sus cuadros, debido a su vigor y hondura, crean la sensación de que necesitan más<br />

espacio, triunfando en ellos, regularmente el subconsciente, una irrealidad gigantesca,<br />

porque, «sin abandonar los directos valores plásticos, recrea lo real en una transformatida<br />

a la aventura de la creación en vigilia transformadora. Artista apasionado e inquieto,<br />

en el medio estadounidense se casó y procreó dos hijas. En aquella geografía siguió escribiendo<br />

sus registros, hasta que decidió retornar a la tierra de nacimiento, mucho más curtido<br />

y decididamente más artista con altura de maestro. Su presencia en el país, desde<br />

1981, ofrece grandes lecciones visuales en escultura y pintura hasta el momento en que<br />

el corazón en falla y no le permitió despertar del sueño, el 24 de mayo del 1996.<br />

DOMINGO LIZ: Con estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, durante los<br />

años 1947-1950, reúne también las cualidades de ser sobresaliente escultor y pintor,<br />

campos en los que se autodebate o fluctúa, respondiendo tanto a necesidades temperamentales<br />

como a circunstancias del medio social. Nacido en Santo Domingo en 1931,<br />

sus palabras extraídas de varias declaraciones trazan con sencillez algunos datos autobio-<br />

ción que mantiene equilibrio entre lo anecdótico y un primitivismo vanguardista terriblemente<br />

sincero. Desde este último punto de vista –su vanguardismo– Antonio Toribio<br />

resulta un contemporáneo excepcional y el solo hecho de ser singular ya constituye<br />

un mérito grande».|145|<br />

Después de largos años residiendo en los Estados Unidos, ubicado primero en Nueva York<br />

y después en Miami,Antonio Toribio fortalece su personalidad permanentemente some-<br />

Antonio Toribio|Placer extenso (serie cromática)|Acrílico/tela|127 x 101.5 cms.|1995|Catálogo Toribio.<br />

Antonio Toribio|Sacrificio de la razón (serie cromática)|Acrílico/tela|101.5 x 76.3 cms.|1995|Catálogo Toribio.<br />

Domingo Liz|Muchacha afroantillana|Tinta/papel|59.5 x 56.5 cms.|1959|Col. Familia De los Santos.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |144|<br />

|145| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|146|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel. El Caribe,<br />

15 de abril<br />

de 1964.<br />

|147|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel. El Caribe,<br />

abril 15-1964 y<br />

mayo 6-1967.<br />

|148|<br />

Liz, Domingo<br />

citado por María<br />

Antonietta<br />

Ronzino, Listín<br />

Diario, 14 de<br />

junio de 1980.<br />

gráficos: «...Nací en un medio pobre, pero siempre tuve que estar en actividad para superarme<br />

a mí mismo, tenía necesidad y aunque las manifestaciones artísticas no eran<br />

evidentes y el medio no las desarrollaba eran una vigencia interna y las busqué».|146|<br />

«A los catorce años, cuando inicié mi período de aprendizaje en la Escuela Nacional de<br />

Bellas Artes, los rendimientos primarios de conocimiento que tenía necesariamente limitaban<br />

mi conciencia para percibir la categoría de los profesores –en su mayoría inmigrantes<br />

españoles– que constituían el cuerpo docente de la escuela durante mis años<br />

de permanencia, de 1947 a 1950. Nuestra mayor valoración provenía, pues de particular<br />

aspecto que se relacionaba con el entrenamiento que recibíamos para el dominio de<br />

los instrumentos técnicos de la representación y de la creatividad primaria, en las distintas<br />

áreas de las artes plásticas (…)/ Personalmente, y especialmente en lo que con-<br />

Fue en el año de 1951, ya egresado de la ENBA, que Domingo Liz asumió un curso de<br />

postgrado, especializándose en pintura bajo la orientación del maestro Colson, con<br />

quien tuvo la experiencia de aplicar técnicas del fresco. Para entonces se le reconocía<br />

como un dibujante de cualidades excepcionales, además de un pintor de callada y modesta<br />

personalidad. «Expuso por primera vez (...) en la V Exposición Nacional de Artes<br />

Plásticas en 1950, en la cual obtuvo el premio que el ateneo de San Cristóbal otorgó<br />

en dicha exposición».|149| La obra premiada es un óleo titulado «Los Caballos»,<br />

de asimétrica composición, centrada en un grupo de potros al lado de los cuales se enfoca<br />

un joven sentado. Bajo un tratamiento de mesurada precisión, su pintura asumió<br />

ese temario resuelto irrealmente con los específicos tonos cromáticos. Cuando el neohumanismo<br />

colsonario posibilitó la proyección de su personal vivencia interior, Liz<br />

|149|<br />

Liz, Domingo.<br />

Testimonio en<br />

Catálogo Arte<br />

Dominicano,<br />

Artistas Españoles<br />

(...), 9 de octubre,<br />

de 1996. Pág. 72.<br />

cierne a la escultura, fue Manolo Pascual quien más influyó con su personalidad en el<br />

desarrollo de mis capacidades correspondientes a esa etapa de mi vida artística.|147|<br />

definió un ciclo de espléndidos dibujos cuyos protagonistas son niños, adolescentes y<br />

jóvenes mulatas resuelto con una cursiva caligrafía y filigránica al mismo tiempo irradiante<br />

en su hechura. En conexión con el maestro, los textos son visiones líricas de la<br />

negritud antillana, al mismo tiempo personales como el rostro «Anaybercá» (Tinta<br />

1956), con la que obtiene el segundo premio de dibujo de la Octava Bienal Nacional.<br />

En relación a todas estas obras, se escribe que «Domingo Liz tiene una pintura exqui-<br />

(…) he tenido la valiosa orientación del consagrado pintor nacional Jaime Colson de<br />

quien he aprendido aspectos esenciales del arte hasta el punto de sentirme mayor encaminado<br />

en mi trabajo y más firme dentro de las corrientes tradicionales y actuales de<br />

la plástica.|148|<br />

Domingo Liz|Dibujo|Tinta/papel|49 x 68 cms.|1964|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Domingo Liz|Las maestras|Tinta/papel|56.5 x 38 cms.|1970|Col. Cuqui Batista y Rosa Idalia García.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |146|<br />

|147| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|150|<br />

La República<br />

Dominicana,<br />

Op. Cit.,<br />

Pág. 223.<br />

|151|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe, 1952.<br />

|152|<br />

Lora Cintrón,<br />

Rafael. El Caribe,<br />

29 de diciembre<br />

de 1958 (?).<br />

|153|<br />

Liz, Domingo<br />

citado por Lara<br />

Cintrón, Idem.<br />

sita. sus óleos llaman poderosamente la atención. La poesía de su imaginación es encantadora,<br />

maneja con gran soltura el claro oscuros. sus caballos, sus niños, sus mujeres<br />

tienen una atrayente belleza. Como dibujante, posiblemente marcha a la cabeza de sus<br />

compañeros. De una gran modestia no tiene la fama de los demás. A veces parece ignorado,<br />

pero un cuadro suyo en una exposición colectiva, adquiere siempre una personalidad<br />

reveladora.|150|<br />

A ese comentario emitido en 1954, viene bien añadir las consideraciones de Horia Tanasescu,|151|quien<br />

estima que Liz es un dibujante de sensibilidad no rebuscada ni retórica;<br />

un artista que ha logrado ser original sin rarezas ni violencias, honrado consigo<br />

mismo, «con una gracia y una poesía que son las características y el mayor atractivo de<br />

sus obras».Aparte de referir la realidad dominicana, el citado crítico comenta la participación<br />

del artista en la VI Bienal, una de las tantas colectivas en que se registra durante<br />

el decenio, sin decidirse a una exposición individual. Aparte de participar en casi todas<br />

las exposiciones oficiales de los años cincuenta, es invitado a representar el país en muestras<br />

internacionales. Entre ellas están la exhibición de pintura dominicana en la academia<br />

de Long Beach, California (1950), la muestra de arte latinoamericana celebrada en<br />

la Universidad de Florida (1950), a la que concurre junto a Colson, José Gausachs y Hernández<br />

Ortega; y la bienal de Sao Paulo, donde participa como escultor, exhibiendo<br />

obras en bronce (1958).<br />

Hacia el final de la década 1950, «Domingo Liz abandona el pincel por la escultura (…)<br />

convencido de que su temperamento y aptitudes están en ese campo.|152| Este viraje<br />

repentino, pero decisivo, le permite reasumir las técnicas aprendidas con el maestro Manolo<br />

Pascual e, igualmente como tridimensionalista, dar muestra de una elocuencia personal<br />

en el manejo de la materia. «Todo escultor –declara– debe emplear los diferentes<br />

materiales que tiene a su disposición, usándolos de acuerdo a las necesidades específicas<br />

de cada obra las que generalmente por su forma, su tema y sus fines piden determinada<br />

materia».|153|<br />

Con la creencia y la práctica de que las maquetas modeladas o talladas en material blando<br />

resultan un acercamiento al concepto mental y un punto de partida para la ejecución,<br />

Liz llena un momento crucial de búsqueda, definiciones y concreción en la materia<br />

pura. Relieves vaciados en granito, tallas en madera, modelados llevados al bronce<br />

y otros procedimientos definen a un gran escultor dominicano, informado sobre la escultura<br />

moderna, pero en nada parecido a otro escultor nacional, y como si no hubiera<br />

relación entre su pintura y su escultura, exceptuando el rigor.Valldeperes se refiere a<br />

ambas condiciones al establecer que «Domingo Liz comenzó siendo pintor, sentía una<br />

Domingo Liz|Caballos|Óleo/tela|83 x 67 cms.|1951|Col. del artista.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |148|<br />

|149| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|154|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe,<br />

diciembre<br />

29 de 1963.<br />

íntima deleitación por las formas humanas. La figura era objeto de su preferencia. Una<br />

figura de líneas acentuadas que poco a poco se iba transformando, desfigurando, retorciendo.Apuntaba<br />

en ella finalmente, cierto cauce hacia la abstracción. /De pronto cambia<br />

Liz el pincel por las herramientas del escultor y aparece un artista aparentemente de<br />

concepción nueva.Y decimos aparentemente porque el escultor se estaba gestando en<br />

la pintura o, más exactamente, en la multiforme tentación de temas simbólicos o ideogramas<br />

de su pintura (...). /Anotemos además la sugestión y el valor dinámico de sus<br />

dibujos, que en cierto modo, son la base sobre la cual descansa la concepción formal de<br />

las esculturas (…) síntesis agudísimas cuyas formas abstractas nos conducen siempre a<br />

algo concreto».|154|<br />

Liz es uno de los más genuinos artistas dominicanos empeñado en realizarse en su medio,<br />

renuncia a los posibles beneficios de viajes de contactos con ambientes universales.<br />

A juzgar por los resultados, su convencimiento es acertado, al menos en su caso. (…) En<br />

un país como el nuestro, donde abundan los buenos dibujantes, comparte con unos pocos<br />

artistas más –Colson y Ada Balcácer, entre ellos– las posiciones no solo más cimeras,<br />

sino las más definitivamente enraizadas con su medio ambiente, dentro de la técnica<br />

de la línea...». En su análisis, agrega Peña Defilló que «Domingo Liz hace realidad<br />

una nueva visión personal y veraz, dentro de la plástica dominicana, reafirmando su potencia<br />

y su condición de maestro».|156|<br />

|156|<br />

Peña Defilló,<br />

Fernando.<br />

El Caribe, 30 de<br />

octubre de 1971.<br />

|155|<br />

Liz, Domingo<br />

referido en<br />

Revista Ahora,<br />

1968.<br />

Inconfundible, maestro como artista y como docente ejercitado, esta última tarea le ha<br />

permitido liberarse «de la necesidad de utilizar el arte como medio de subsistencia».Ha<br />

La producción escultórica de Liz, abstracta, constructiva, geométrica, orgánica..., cubrió<br />

un período extendido hasta lo largo del 1960; período en el que se inicia como<br />

docente de la ENBA (1961) y de la Universidad de Santo Domingo (1962). Es una etapa<br />

de grandes obras y de reconocimientos en bienales y concursos alrededor de la materia<br />

escultórica, frente a la que alterna un nuevo ciclo iconográfico cuyo primer repunte<br />

es un texto que ofrece la visión de tres lánguidos o fantásticos «Pescadores»<br />

(Tinta 1964), con el cual merece el primer premio de dibujo en el I Concurso Anual<br />

de Arte E. León <strong>Jimenes</strong>. Pese a una notable proyección alcanzada, el artista se niega a<br />

exponer individualmente ¿Razones?... Las explica diciendo: «Para mí todo el trabajo<br />

realizado en el pasado ha sido en su mayor parte un trabajo de estudio, un proceso para<br />

adquirir conciencia de mis posibilidades de expresión y adecuar los medios para realizarlas.<br />

Por tanto nunca sentí la necesidad de exponer en medio de un proceso en el<br />

cual yo no me sentía conforme.Además estaba inmerso en una etapa en la cual racionalizaba<br />

más de lo conveniente (…). De todos modos soy de los que cree que una exposición<br />

es una selección de trabajos ya realizados, no un compromiso de trabajos por<br />

realizar. No se puede trabajar a la carrera, porque tal día, de tal mes haya que hacer una<br />

exposición...»|155|<br />

La paulatina vuelta hacia la producción dibujística y hacia la pintura fue quitándole<br />

tiempo a su campo escultórico, posiblemente por ser un arte que exige inversión en todos<br />

los sentidos (esfuerzo, tiempo,...) o porque encontró el momento y las visiones para<br />

sacar a flote un universo distinto basado en «un nuevo y personal lenguaje gráfico»,<br />

explica Peña Defilló, para quien Liz consigue llegar a la posesión de un estilo y una voz<br />

inconfundibles. El citado artista y crítico considera que en su estilo «sus personajes son<br />

buscados directamente en el pueblo y colocados con visible ternura en un mundo que,<br />

con ser personal, es autentico y de profundas raíces nacionalistas.<br />

Domingo Liz|Secreto. Niños jugando con pelota|Mixta/papel|37.5 x 52.5 cms.|1979|Col. Centro Cultural Eduardo<br />

León <strong>Jimenes</strong>.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |150|<br />

|151| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|157|<br />

Liz, Domingo,<br />

citado por María<br />

Antonienta<br />

Rosario, op. cit.<br />

|158|<br />

Liz, Domingo,<br />

citado por<br />

Delia Blanco,<br />

Listín Diario,<br />

15 de diciembre,<br />

de 1998.<br />

aprovechado esa libertad dogmática para hacer lo que ha querido hacer «sin tener que<br />

satisfacer los gustos de otros»;|157|también para establecer las relaciones visuales con el<br />

entorno social, con los espacios concretos y marginales frente a los cuales se coloca como<br />

un observador y conjugador al mismo tiempo. Los espacios los conforma, en primer<br />

lugar, el paisaje habitacional y ribereño del Ozama que contempla desde la margen<br />

opuesta en donde reside. Sobre esta vivencia, la explicación pertinente: «Las formas<br />

son para mí datos que se imponen a la vista y con los que puedo, y me gusta jugar horas<br />

enteras hasta que yo logre darle mi propia vuelta a esos cubículos que parten de lo<br />

que hay de frente; las tengo amontonadas, apretadas, como esa intensidad con que la<br />

gente pobre sabe construir barrios en desorden, improvisando, anchando, empujando.<br />

Yo también puede ser que haga lo mismo, pero muchas veces me detengo y remeneo<br />

adentro, entonces me inspiran una forma donde se encajan cosas y por eso me permite<br />

crear elementos muy distintos en una misma tela».|158|<br />

año. Deja una profesión lucrativa con el fin de realizar una obra artística en un medio<br />

en donde no existe entonces el aficionado comprador de obras de arte».|160|<br />

Con la base educativa adquirida, Hernández Ortega ingresa a la ENBA cubriendo los<br />

años formativos (1942-1945), en los que volvió a tener como maestra a la Woss y Gil,<br />

así como a los artistas refugiados que completaban el cuerpo docente. Fernández Spencer,<br />

poeta y militante de la Poesía Sorprendida, movimiento al que se asocia el pintor,<br />

explica los fundamentaciones formativas que obtiene de sus maestros:<br />

«Con Manolo Pascual le llega el arte del dibujo inspirado en el esquematismo de las figuras<br />

de los vasos helénicos; pero antes había pasado por las lecciones del desnudo sorprendente<br />

en los cuadros y en los dibujos de Celeste Woss y Gil. Con Gausachs, la experiencia<br />

fue extraordinaria, pues ese maestro catalán iba, desde su arribo al país, a in-<br />

|160|<br />

Fernández<br />

Spencer, Antonio.<br />

La Noticia,<br />

suplemento<br />

cultural, 14 de<br />

enero de 1974.<br />

|159|<br />

Liz, Domingo,<br />

texto del 15 de<br />

septiembre de<br />

1930, en catalogo<br />

GAM, 27/10/80.<br />

Artista de una gran conciencia, su discurso visual ha estado acompañado del postulado<br />

reflexivo de la palabra. Cuando se le ha preguntado qué es el arte, se ha autodebatido<br />

en disquisiciones, alegando la dificultad de la definición, pero diciendo: «Arte es comunicación»,<br />

aclarando de inmediato: «Y la primera condición del arte genuino es la sinceridad.<br />

Solamente a través del individuo que ha llegado a tener identidad propia puede<br />

integrarse una comunidad armónica en la cual él haga sin mistificaciones el trabajo<br />

que le corresponde.Tenemos que ser conscientes y no dejarnos fascinar por cantos de<br />

sirenas ni dejarnos arrastrar por voces que nos confunden las vivencias que se mueven<br />

en el fondo de nosotros mismos».|159|<br />

Domingo Liz llena a cabalidad y sin desniveles los campos de la escultura, del dibujo y<br />

de la pintura.A este último arte se asocian dos personalidades que pueden ser consideradas<br />

pintores puros, ya que se desarrollaron como tales desde el 1945 en adelante y así<br />

son reconocidos a lo largo de las trayectorias personales durante las cuales definen sus<br />

respectivos espacios, estilos y obras. Uno de ellos es Gilberto Hernández Ortega y el<br />

otro, Eligio Pichardo.<br />

GILBERTO HERNÁNDEZ ORTEGA tenía seis meses de nacido en Baní, en<br />

1923, cuando es trasladado a la capital de la República, en donde crece, corretea por los<br />

espacios viales, nada en el río Ozama en edad juvenil, debatiéndose cuando tiene que<br />

decidir entre dos opciones de trabajo: la de ser pintor o ingeniero-arquitecto. Para este<br />

momento ya había tenido la experiencia de asistir a la academia semioficial establecida<br />

por Celeste Woss Gil desde los años del 1930. Posiblemente esta experiencia fue decisiva.<br />

«Para realizar su carrera de pintor abandona los estudios de ingeniería en el tercer<br />

tegrar su arte pictórico a la morfología de la negra y de la mulata dominicana, al mundo<br />

mágico que la rodea y a la naturaleza del trópico, no contemplada a la manera naturalista<br />

del expresionismo del maestro alemán Hausdorf, sino más bien con pupilas de<br />

hechicero».<br />

Con esos maestros a Hernández Ortega le llega la mejor tradición del arte europeo.Todo<br />

el renacimiento en el dibujo de proyecciones helénicas de Manolo Pascual. Con él<br />

Tuto Báez|Retrato de Gilberto Hernández Ortega|Tinta/papel|28 x 23 cms.|1949|Col. Ramón Francisco.<br />

Gilberto Hernández Ortega|Los amantes|Tinta/tela|84 x 69 cms.|1946|Col. Banco Popular.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |152|<br />

|153| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|161|<br />

Idem,<br />

Pág. 3-A.<br />

|162|<br />

Idem.<br />

aprende a modelar en la practica de la escultura y esa lección de modelado había de reflejarse<br />

en algunos de sus mejores cuadros. De doña Celeste Woss y Gil recibe, como ya<br />

le dije, la lección del desnudo de la mujer mulata dominicana y ese fue el camino para<br />

un corto encuentro con Paul Gauguin. De Hausdorf aprende la ruta que pudo conducirlo<br />

a Van Gogh, y que no fue emprendida. De Gausachs obtiene toda una enseñanza<br />

surrealista y mágica; pero asimilada al hombre y al contorno dominicano».|161|<br />

Instituido el «Premio Trujillo» para los jóvenes a punto de egresar de Bellas Artes, es<br />

Hernández Ortega el merecedor del galardón en escultura, en 1945. El, «será pues artista<br />

triunfante antes que pintor, pero con ese premio se cierra su actividad escultórica»,<br />

establece Fernández Spencer quien, no obstante, insiste en establecer la conexión<br />

de la lección dibujística de Manolo Pascual, «la cual permanecerá (…) como un canon<br />

y estará siempre en el fondo de todos sus cuadros. Evitará que el artista no encaje bien<br />

una figura en un espacio pictórico».|162|<br />

Graduado como profesor de dibujo a los 22 años, el joven artista nacido en Baní pasa<br />

a formar parte del cuerpo docente de la ENBA. En ese año, 1946, celebra la primera<br />

muestra personal, a partir de la cual añade casi sucesivamente otras individuales y<br />

participaciones en muestras colectivas en las que reafirma su talento recreativo en re-<br />

Gilberto Hernández Ortega|Tres mujeres|Óleo/tela|61 x 51 cms.|1946|Col. Museo Bellapart.<br />

Gilberto Hernández Ortega|Mujer abrazada a un árbol|Óleo/tela|50.8 x 40.6 cms.|C.1946|Col.Museo Bellapart.<br />

Gilberto Hernández Ortega|Niños jugando|Gouache/tinta/papel|61 x 51 cms.|1950|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |154|<br />

|155| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|163|<br />

La Poesía<br />

Sorprendida,<br />

Nº XVIII,<br />

agosto 1946.<br />

Págs. 12-13.<br />

lación tanto con modernos postulados del arte, como con la traducción visual de lo<br />

dominicano a partir del nivel ontológico, es decir, del ser isleño como condición inevitable.<br />

En 1949, la segunda muestra individual expresa tal orientación, reconfirmada<br />

en 1950, al celebrar su tercera exhibición. En este año en que obtiene el primer premio<br />

de pintura de la V Bienal Nacional. «Niños en el Mar» (óleo 1950) es el cuadro<br />

con el que merece el galardón. En 1951 celebra otra exposición personal en Caracas,<br />

Venezuela, y tres años después (1954), una quinta exhibición que corona un decisivo<br />

proceso de definiciones pronunciativas llevadas a una firme, mágica y real visión pictórica.<br />

Convertido en viñetista (1946) de la revista «La Poesía Sorprendida», Gilberto Hernández<br />

Ortega es objeto, para entonces, de diversos juicios por ser joven: «Su juventud, ape-<br />

Hernández Ortega aspira a un estilo figural abstracto buscando en la figura no solo un<br />

sentido renovador de la forma, sino también un sentimiento nuevo de la vida. En este<br />

sentido quizás haya ido más allá de lo exclusivamente pictórico, insinuando una emoción<br />

nueva».|164|<br />

|164|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe,<br />

19 de mayo<br />

de 1963.<br />

Los comentarios de Valldeperes señalan además la forma escultórica, los tonos grises y<br />

opacos, la ausencia de inspiración visual y la raíz imaginativa en un conjunto en el que<br />

cita las obras: «Los Amantes» (óleo), «La Cita» (óleo), «Figuras Descansando» (óleo),<br />

«Exodo» (óleo), «El Espíritu de la Noche» (óleo) y los retratos de Mariano Eckert y<br />

Vela Zanetti. Considerándolo un pintor analizado, para los años del 1940, con criterios<br />

escolares, Fernández Spencer reacciona contra Valldeperes señalando que «para ese<br />

crítico, la atmósfera en esos cuadros es la misma.Y eso le parece un defecto, cuando<br />

nas veintitrés años –se apunta– no es óbice para que se le tenga entre los más importantes<br />

representantes del actual movimiento pictórico dominicano (…).Trabajador infatigable,<br />

va conquistando día a día una evidente libertad sin estridencias. En su aparición<br />

no está salvar obstáculos sino conquistarlos.|163| Ante otras relaciones expositivas,<br />

como son la primera individual y la participación en la Tercera Bienal Nacional,<br />

Valldeperes comenta que en su obra de 1946 «quizás sin advertirlo, instintivamente,<br />

Gilberto Hernández Ortega|Niños del mar|Óleo/tela|98 x 77 cms.|1950|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Gilberto Hernández Ortega|La niña que se perdió en el bosque|Óleo|122 x 102 cms.|1965|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Gilberto Hernández Ortega|La ciega|Óleo/tela|93 x 76 cms.|1949|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |156|<br />

|157| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|165|<br />

Fernández<br />

Spencer, Antonio.<br />

Op. Cit.<br />

debió ver en ella la tendencia a la unidad en la expresión del espacio que será la característica<br />

del pintor en todo el desarrollo de su carrera pictórica. (…). /Esas primeras<br />

obras de Hernández Ortega tenían que ser vistas por la crítica de la época con un<br />

criterio escolar y de protección al artista. El que ganase el gran premio en escultura en<br />

1945 hizo pensar, equivocadamente, que sus dotes eran de escultor y que no estaba llamado<br />

a emprender una actividad pictórica que culminase en un gran triunfo artístico.<br />

El criterio escolar de la crítica de ese lapso no supo ver que el modelado de las figuras<br />

surgía de la voluntad de pintar con serenidad de un artista que estaba llamado a la<br />

grandeza pictórica».|165|<br />

blemas del hombre. Sus figuras no representan la vida exterior; sino que van más allá». Son<br />

figuras que se sienten «llenas de esa vida que flota oculta en la sangre y en los sueños».<br />

Además son personajes visuales moviéndose en un espacio peculiar, cuyos cuerpos sensibles,<br />

finos, se transmutan y «con apariencia están regidos por un ambiente de melancólica<br />

ternura».|166| Cuadros significativos de este período son «Los Amantes» (óleo 1946)<br />

de dibujo sensible y tonalidades delicadas, pero firmes; y «Dos Mujeres» (óleo 1947), cuyo<br />

tema asocia a una negra desnuda y a una mulata vestida. Marcadamente dibujadas, predominan<br />

en ellas los colores volumétricos. Las figuras están bien encajadas en el espacio,<br />

«pero el artista realiza algunos cortes en la figura de la joven», observa Fernández Spencer,|167|<br />

quien considera este cuadro «una fiesta de color (…) una obra temprana, de juventud»,<br />

en donde quedan expresados los peculiares rostros de un gran pintor.<br />

|166|<br />

Idem<br />

|167|<br />

Idem.<br />

En un período que se extiende hasta 1950, en el cual registra sus tres primeras individuales,<br />

produce el pintor los temas de un mundo pictórico que se mete «a fondo en los pro-<br />

Mucho más sumergido en el drama humano, Hernández Ortega produce otras dos<br />

obras de envergadura en el año 1947. Una es «Pordiosera», un óleo sencillo pero poderoso<br />

en su tratamiento sombrío, en su visión de una anciana mujer comunicándose con<br />

la poética desamparada de las manos. Empero, más dramático es «Ecce Homo», compuesto<br />

con un dramatismo asombroso de la desolación social, en medio de la cual el<br />

pintor se autorretrata como un testigo. Cuadro de denuncia o de severo simbolismo pa-<br />

Gilberto Hernández Ortega|Mujer en el balcón|Óleo/cartón piedra|73 x 57 cms.|1955|Col. Banco Popular.<br />

Gilberto Hernández Ortega|Tropico I|Óleo/cartón piedra|74 x 59 cms.|1957|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Gilberto Hernández Ortega|Las lloronas |Gouache/papel|63.5 x 51 cms.|1953|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |158|<br />

|159| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

ra la época en que fue realizado, el mismo originó una polémica en la que participó el<br />

clero, el cual encontró el tema atrevido por estar enfocada como danzante la figura de<br />

Cristo. A tales cuadros se añade «Barajita» (óleo, 19…) que, aparte de tratar uno de los<br />

grandes personajes populares de nuestro medio social, «es un retrato irónico y mágico<br />

de gran expresividad. Hay en él un reposo que parece venir de muy lejos, probablemente<br />

de los ancestros de la mujer negra», comenta Fernández Spencer.|168| A los ancestros<br />

se asocia también «La Odalisca» (guache 1949), que representa una desnuda mujer<br />

negra, cuyo rostro es realmente una máscara.<br />

Es a partir de iconos, como «La Odalisca», que Hernández Ortega se adentra a un mundo<br />

de antillanidad con fuerte tipología negroide y al mismo tiempo con indicadores<br />

mágicos, mitológicos y populares. «Niña con Toro», «Niños en la Playa» –su premio de<br />

|168|<br />

Fernández<br />

Spencer, Antonio.<br />

Idem.<br />

la V Bienal–, «Niña con Muñeca», «Las Brujas» y «Perro Ladrándole a la Luna», cuadros<br />

todos de inicio del decenio 1950, permiten que sea juzgado indistintamente. Héctor<br />

Incháustegui Cabral escribe que «Hernández Ortega es un pintor turbulento. Fue escultor<br />

y es poeta. Asustó a los niños y a los viejos con brujas de su propia invención,<br />

medias lunas de todos los colores o simples colores puros, como salen del tubo (…). Para<br />

él como para todos los artistas de gran concepto, la pintura es una (…). Lo que sí<br />

Gilberto Hernández Ortega|Baño de hojas|Óleo/madera|79 x 64 cms.|1955|Col. Ramón Francisco.<br />

Gilberto Hernández Ortega|Niño con flauta|Óleo/masonite|60.9 x 48.3 cms.|Sin fecha|Col. Román Ramos.<br />

Gilberto Hernández Ortega|Desnudo en el bosque|Mixta/papel|66 x 52 cms.|Sin fecha|Col. Román Ramos.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |160|<br />

|161| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|169|<br />

Incháustegui<br />

Cabral, Héctor.<br />

Escritores y<br />

Artistas (…)<br />

1978.<br />

Págs. 423-24.<br />

puedo adelantar es que estamos frente a la tarea seria de un artista que se ha tomado en<br />

serio a sí mismo y a su arte, que es un gran arte».|169|<br />

Mieses Burgos opina que «Gilberto Hernández Ortega es un pintor mágico, misterioso<br />

y de tan valiosas calidades en su lenguaje pictórico, que es necesario estudiarlo más<br />

larga y detenidamente, para poder llegar hasta el verdadero sentido de su oculto mensaje.<br />

¡De ese mensaje suyo, tan humano y tan hondo, que por ser tan hondo y tan humano,<br />

es angustioso y terrible como un grito!»|170|<br />

herméticos de nuestra cultura que el artista, como muy pocos en el país, ha sabido sacarlos<br />

de ese estado subyacente en el que se mantienen. /(…) así como en el caso del<br />

pintor cubano, el contexto de la obra de Hernández es nuestra isla con su demoniología<br />

y el universo mágico que lo ha creado. /Lam es más hombre de exorcismo que de<br />

conjuración y el artista dominicano es precisamente lo contrario al dedicarse a la exaltación<br />

de nuestros propios demonios».|174|<br />

|174|<br />

Lama, Luis.<br />

El Caribe. 6 de<br />

enero de 1979.<br />

|170|<br />

Mieses Burgos,<br />

Franklyn.<br />

El Caribe. 4 de<br />

junio de 19…<br />

Con un poderoso sentido de la creatividad,|171| Gilberto Hernández Ortega reúne<br />

influencias que procesa como un alucinado de la vida, como un hechicero de la interioridad<br />

al mismo tiempo hechizado, razón por la cual no asume asuntos cotidianos,<br />

folklóricas visiones, ni tipicismos superficiales e ilustrativos en su pintura que «parece<br />

mezclar todas las tendencias –anota la prensa venezolana–, ya que nadie, ni siquiera él<br />

mismo, podría decir a qué escuela pertenece».|172| Más que seguir un lineamiento escolar,<br />

él responde a una condición personal, asegura Peña Defilló, para quien «Gilberto<br />

Hernández Ortega (…) es el pintor dominicano más sólidamente ligado a un mundo<br />

síquico-poético y el que mayor necesidad siente en proyectarlo, y la parte más valiosa<br />

de su obra, a nuestro entender, es precisamente la que da rienda a la fantasía. /No es éste<br />

un pintor de realidades; sus motivos plásticos son utilizados como excusa para dejar<br />

fluir el sentimiento poético que lo define. /Su producción está marcada por la calidad<br />

de la factura y la hondura temática en sus lucubraciones afroantillanas (…), la fuerza telúrica<br />

que domina su trabajo».|173|<br />

El momento inicial de explosión de este universo mágico-isleño o síquico-poético<br />

(1954) es saludado por el maestro Jaime Colson, quien sitúa a Hernández Ortega «entre<br />

los primeros heraldos del movimiento artístico dominicano (…) por la sincera fuerza<br />

y el ímpetu con que se manifiesta (…), mirando en torno suyo, escrutando en las<br />

mismas entrañas de una raza ebulliciente, sumergiéndose placenteramente en la oscu-<br />

|171|<br />

Ugarte, María.<br />

El Caribe. 4 de<br />

julio de 1982,<br />

|172|<br />

El Nacional.<br />

Caracas. Octubre<br />

8 de 1951,<br />

referencia en hoja<br />

académica G.H.O.<br />

1965.<br />

|173|<br />

Peña Defilló,<br />

Fernando.<br />

El Caribe.<br />

Marzo de 1974.<br />

Hacia mediados de los 50, el artista es portador de un discurso trascendido, que refleja<br />

la referencia de sus relaciones con la Poesía Sorprendida –sobre todo con el «Trópico<br />

Íntimo», de Mieses Burgos–; también sus coincidencias con Gausachs y con el cubano<br />

Wilfredo Lam, aparte de las honduras conceptuales y visionarias que acumula su trayectoria<br />

personal hasta el momento; sendero que le permite llegar a la etapa más local, contextualizada<br />

insularmente en un universo biomórfico y mágico. El crítico Luis Lama<br />

hace una interpretación de esta etapa, apoyándose en Lam, quien «vino al país y no se<br />

sabe exactamente qué suerte de atracción ejerce su pintura sobre Hernández Ortega,<br />

quien desarrolla una de sus etapas más logradas, evolucionando hacia una liberación de<br />

la figuración al elaborar sus estructuras a base de los elementos de la etnografía antillanada,<br />

pero alejada de todo tipo de exotismo. Es un trópico de controlado cromatismo,<br />

imbuido de una violencia mística que es recreada por el agudo dibujo que rompe la tradicional<br />

sintaxis compositiva de la época. Son las formas biomórficas, familiares y a la<br />

vez extrañas, que entablan el proceso comunicador con la percepción; son los símbolos<br />

ra magia, en el temible embrujo del trópico acribillado de presentimientos e inocentes<br />

locuras (…), agenciándose un caudal de formas, de recursos expresivos, que en cada<br />

manifestación suya se definen más autónomas, más antillanas». En sus consideraciones<br />

Colson reconoce que el artista «pudo advertir a tiempo que a su misma vera, al alcance<br />

de sus ojos estaban danzando los ritmos y retumbando con enjundioso estrépito,<br />

los roncos tambores del tam-tam. Así, le fue dado encontrar en el propio etnos lo<br />

Gilberto Hernández Ortega|Barcas en el río Ozama|Óleo/tela|80 x 104 cms.|Sin fecha|Col. Familia T. S.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |162|<br />

|163| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|175|<br />

Colson, Jaime.<br />

La Nación. 27 de<br />

junio de 1954.<br />

que otros aún buscan en la contemplación de ajenas obras o de bastardas reconstrucciones».|175|<br />

En el año 1954, prorrumpe Hernández Ortega con las señales de su etapa mágico-insular<br />

y que es denominada «etapa Lam», calificativo impropio utilizado por críticos de enanos<br />

alcances valorativos y acostumbrados a enjuiciar con pérdida de perspectiva contextualizadora.<br />

Con esta etapa el artista define una obra vital para el arte dominicano, llenando<br />

un rotundo capítulo personal y, además, colocándose en el sitial de joven maestro<br />

de la pintura nacional, posición que reconfirma progresivamente y de diversas maneras.<br />

A más de docente de la ENBA, en donde ejerce una decidida influencia, nunca dejó de<br />

reconocer su relación con José Gausachs de quien dice «mi maestro Gausachs, amigo<br />

inolvidable. Fui su discípulo durante diecisiete años. Disfruté del aprendizaje de su sódismo<br />

figurativo, que había sido objeto del ataque y del cuestionamiento de Suro –a la<br />

vez contraatacado por sus duras críticas–, era tan sólo un decisivo camino que le había<br />

conducido al submundo de tallos y hojas fantasmales, caras de brujos y animales nocturnos.|177|<br />

Es decir, la etapa mágico-real, con indicadores del surrealismo de un pintor<br />

de visiones y opiniones alucinadas, por lo demás inestable por los candentes amoríos<br />

que fueron muchos dentro y fuera de la ENBA. Con tres matrimonios formales, de<br />

los que tuvo dos hijos, su fuerte personalidad responde a la bohemia y sobre todo al arte.Asiduo<br />

contertuliano, hallaba en los encuentros con versificadores al poeta que muchas<br />

veces redactó sus propios cantos entre bebentinas, pues la bohemia con cantos de<br />

guitarra y otros cantos se acompañaba de libaciones. Hernández Ortega hizo de la bebida<br />

un rito. Establece un horario dentro del cual recorría un trazado que juntaba las<br />

|177|<br />

Rueda, Manuel.<br />

Isla Abierta,<br />

Suplemento Hoy.<br />

1985.<br />

|176|<br />

Hernández Ortega,<br />

Gilberto, citado<br />

por Carlos Curiel,<br />

El Caribe. 2 de<br />

agosto de 1959.<br />

lida preparación técnica y tuve el privilegio de ver de cerca al gran artista (…). De Gausachs<br />

aprendimos que el trópico no es sólo ranchos y árboles calcinados por el sol, él<br />

nos enseñó el camino a un trópico más hondo, mágico y misterioso, nuestra verdadera<br />

entraña».|176|<br />

barras a las que acudía puntualmente, pidiendo el trago de la botella guardada, en tramería,<br />

con su nombre artístico. Consumía una o dos copas y se ajustaba al tiempo programado.<br />

Cuando el ritual no se daba estaba perdido en alguna falda o estaba pintando,<br />

porque si no pintaba –confesaba– «se sentía un imbécil». En un texto que redacta y<br />

publica en 1950, con motivo de la tercera exhibición individual, manifiesta su pasión<br />

hacia el quehacer pictórico cuando proclama «mi ocupación favorita es la pintura». /De<br />

Con Gausachs, Colson y Clara Ledesma, integró Hernández Ortega el <strong>Grupo</strong> «Los<br />

Cuatro», ocupando entonces (1954) la subdirección de la ENBA. En ese año, su tremen-<br />

Gilberto Hernández Ortega|Mujer desnuda con jaula|Mixta/papel|66.5 x 48.8 cms.|1964|Col. Centro Cultural Eduardo<br />

León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Gilberto Hernández Ortega|Composición|Óleo/cartón|91 x 152 cms.|1957|Col. Museo de Arte moderno.<br />

Gilberto Hernández Ortega|Dibujo de la serie mágica|Carboncillo/papel|63.5 x 47.7 cms.|1957|Col. Centro Cultural<br />

Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |164|<br />

|165| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|178|<br />

Declaratoria de<br />

Hernández Ortega,<br />

en Jeannette<br />

Miller.<br />

Monografía sobre<br />

el Pintor, 1978.<br />

Págs. 10-11.<br />

no ser pintor me hubiera gustado ser pintor, por si no lo soy ahora. /De no haber nacido<br />

ahora me hubiera gustado nacer en el siglo XXV. /La originalidad en sentido general,<br />

es la nota más sobresaliente de mi personalidad. /Mi mayor defecto es la terquedad.<br />

/Mi mayor ambición es que mi pintura sea comprendida por todos los pueblos.<br />

/Mi diversión favorita es la pintura.|178|<br />

posición, tiene calidades pictóricas: hay en él materia artística. Pero el color es sucio y<br />

busca el dibujo fácil, exento de problemas.Acentúa las líneas llevándolas a la caricatura,<br />

no desdibujándolas. Con ello, lo que gana en movimiento lo pierde en belleza. Su obra<br />

de concurso presenta aspectos cubistas ya pasados de moda. Recuerda a Duffy en un<br />

momento intempestivo. El color es deficiente, confuso. /«Su Piladora de Café», es una<br />

estampa ilustrativa. Sin colores, podría aparecer en cualquier revista. En «El Barbero» hay<br />

un acierto de intención y es la obra en que Pichardo ha obtenido un color más puro.<br />

El retrato del señor Carlos González, pobre en recursos cromáticos, es ponderable en el<br />

aspecto psicológico por la penetración de la mirada».|182|<br />

|182|<br />

Ugarte, María,<br />

en Mujer y Arte<br />

Dominicano Hoy.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 29.<br />

|179|<br />

Ugarte, María.<br />

El Caribe. 6 de<br />

diciembre de<br />

1975.<br />

Hernández Ortega es una personalidad de conducta excéntrica, lo cual es una rareza,<br />

en un individuo que asumía la guitarra, el canto y la poesía, extrovertía buen humor,<br />

extravagancia e ingenio. En una entrevista se empeñó en decir que era del planeta Marte.Al<br />

pedírsele que aclarara esa procedencia argumentó: «Yo vivo en mis cuadros, no en<br />

esta tierra, pero absorbiendo todo el ambiente (…) es como una esponja: se llena y luego<br />

se exprime en la soledad».|179| Para él, pintar era un acto hecho en secreto, en el<br />

que no se acordaba siquiera de su nombre. «También pintar o escribir versos (…) es algo<br />

compulsivo, «algo biológico como dormir o comer».<br />

Asegurando de manera rotunda que «la única razón de ser de la vida es el arte», se definía<br />

como un devoto de la espiritualidad. «Yo siempre he sido un místico –declara–.<br />

Soy Rosacruz. Cristo me descubrió a mí: una luz al final de la calle (…) Pero siempre<br />

vivo a un tiempo real y mágico…»|180|<br />

|180|<br />

Hernández Ortega,<br />

Gilberto, citado<br />

por María Ugarte.<br />

Idem.<br />

El citado enjuiciamiento sobre el joven Pichardo tiene que ver con la participación suya<br />

en la exposición del Gran Premio Trujillo, en la que es galardonado. Las obras que<br />

|181|<br />

Areán, Carlos.<br />

El Caribe. 20 de<br />

enero de 1979.<br />

Gilberto Hernández Ortega se convierte en el pintor líder de su generación antes y por<br />

encima de otros. Su personalidad carismática y polifacética desata sentimientos favorables<br />

más que lo contrario. Dentro y fuera, su obra levanta comentarios reconocedores<br />

como en el caso del español Carlos Areán, para quien algunas de sus obras, entre ellas<br />

«Composición en Azul», de 1958, eran con sus formas de recorte y su composición agobiada,<br />

íntegramente abstractas. Creemos, no obstante, que su más rica aportación consiste<br />

en la invención personalísima de un expresionismo demoníaco, en el que sus monstruos<br />

desquiciados se hallan servidos por unos colores ardientes que, unidos a la ferocidad<br />

de la forma, garantizan la eficacia del choque emotivo y son, como recordó Suro,<br />

«dramáticos y oscuros, integrados en un mundo pictórico, alucinado y convulso».|181|<br />

ELIGIO PICHARDO es otro gran pintor de la generación, aunque no trasciende<br />

tan rápidamente como Hernández Ortega, quizás debido a un temperamento introvertido,<br />

solitario y con alguna otra complejidad que tenía que ver con su complexión delgada<br />

y menuda. Había estudiado en la ENBA durante el período 1945-1948, egresando<br />

en este último año en el que obtiene un premio de la escuela. En esta etapa inicial, ofrece<br />

los desniveles, más bien características de un pintor muy joven, sin la gran definición<br />

personal, excepto la de ser un artista en proyección. La opinión de María Ugarte es reveladora<br />

de este momento: Eligio Pichardo, «el único participante masculino en la ex-<br />

Eligio Pichardo|Ninfa (fragmento mural)|Óleo/plywood|66 x 64 cms.|1951|Col. Banco Popular.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |166|<br />

|167| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

presenta en esa muestra (Piladora de Café, El Barbero…), tratan la relación humana y<br />

popular, con un enfoque dramático que no prescinde de una ligera propensión a lo<br />

meramente literario.|183| En esta fase pictórica, su obra se emparenta, en algunos casos,<br />

con las soluciones neoclásicas de Vela Zanetti o de Jaime Colson, pero sobre todo<br />

con el realismo social de Darío Suro, quien inclusive, en un desenlace expresionista,<br />

influye en jóvenes pintores que transitan desde final del decenio 1940 hacia los años<br />

1950. Entre ellos, Pichardo hace transpirar en sus obras la atmósfera densa, a veces sórdida,<br />

acentuando narrativas que delatan sus personajes. En este sentido, la iconografía<br />

carece de la estilización y radiación tropicalistas que revelan casi todos los pintores coetáneos.<br />

Frente a ellos, Eligio asume en la proyección de joven pintor la excepcionalidad,<br />

incluso cuando se le encomienda oficialmente la tarea de realizar pintura mural<br />

|183|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Arte de<br />

Nuestro Tiempo.<br />

Op. Cit. Pág. 151.<br />

en diferentes escuelas públicas que se edifican en la ciudad capital. En relación a esta<br />

obra mural, escribe Tanasescu: «Eligio Pichardo (Oscar Darío Pichardo) es uno de los<br />

más jóvenes pintores dominicanos (nació en 1930) y uno de los más ambiciosos.Animado<br />

por una impresionante voluntad y fuerza de trabajo, este joven pintor ha realizado<br />

hasta la fecha numerosos murales en las escuelas inauguradas en los últimos años<br />

por el Gobierno. Su mérito es notable ya que en el camino de la reciente pintura mu-<br />

Eligio Pichardo|Mujeres en el baño|Óleo/madera|101.3 x 91.4 cms.|1950|Col. Román Ramos.<br />

Eligio Pichardo|Tres figuras y un ángel (fragmento de mural)|Óleo/plywood|64 x 134 cms.|1951|Col. Banco Popular.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |168|<br />

|169| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|184|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe. 16 de<br />

mayo de 1955.<br />

ral dominicana, Pichardo es el primero en seguir la senda trazada por su maestro, José<br />

Vela Zanetti».|184|<br />

Con el criterio de que ilustrar a Don Quijote es una tarea sumamente difícil, el crítico<br />

Tanasescu escribe sobre los murales que, basados en los personajes de Cervantes, realizó<br />

Eligio Pichardo: unos personajes que «se mantienen entre lo grotesco y lo trágico en un<br />

equilibrio tan sutil que, sin advertirlo, a veces grandes artistas (…) se han dejado tentar<br />

por el lado cómico exclusivamente, exagerando la nota humorística que campea en el<br />

gran libro». Este no fue el caso del pintor dominicano, quien sin predecesores locales en<br />

el enfoque del tema cervantino, tuvo que luchar para realizar sus visiones en los muros<br />

del Liceo Estados Unidos de América, reconociendo el crítico que los «rasgos de tal lucha<br />

son visibles en sus trabajos. A veces, él sigue la tradición pero otras, se aleja de ella<br />

violentamente dando a las fisonomías facciones de máscaras antiguas y a las escenas típicas<br />

y casi obligatorias, interpretaciones peligrosamente distintas. Otras veces, realismo y<br />

fantasía se mezclan en el mismo cuadro, tratando él algunos de los elementos de una manera<br />

esquemática y caricaturesca y otros con toda la aplicación cuidadosa de un estudio<br />

académico. /Con todo eso, los murales del Liceo «Estados Unidos de América»,son capaces<br />

de estimular la mejor imaginación de los alumnos que desarrollarán sus labores cotidianas<br />

bajo el símbolo más impresionante del genio español…»|185|<br />

|185|<br />

Idem. El Caribe.<br />

1952 (¿?)<br />

Eligio Pichardo, hijo de una humilde pareja de Salcedo, fue marcado por la desavenencia<br />

y separación familiar que lo alejó, sobre todo, de su padre, quien ejercía el oficio de<br />

zapatero. Esta ruptura ocasionó que se acentuara el tímido temperamento, además de<br />

que fue sometido al vaivén de algunas mudanzas que lo llevaron a San Francisco de Ma-<br />

Eligio Pichardo|Madre peinando a su hija|Gouache/papel|78 x 52 cms.|1953|Col. Eridania Mir.<br />

Eligio Pichardo|Bodegón con langosta|Óleo/tela|67 x 88 cms.|1954|Col. Ramón Francisco.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |170|<br />

|171| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|187|<br />

Hasbún, Judet.<br />

El Caribe.<br />

10 de noviembre<br />

de 1984.<br />

|188|<br />

Pichardo, Eligio.<br />

Entrevista<br />

en Cultura,<br />

Suplemento<br />

El Nacional, 31 de<br />

mayo de 1981.<br />

corís, La Romana y San José, comunidad montañosa esta última a donde fue trasladado<br />

por una tía.|186| De acuerdo a declaraciones del artista, la crianza y crecimiento le<br />

relacionan a la provincia macorisana del Cibao. Esta relación se aprecia en sus palabras:<br />

«Nací en Salcedo y me crié en San Francisco de Macorís desde los cuatro años, el cual<br />

considero mi segundo pueblo (…) porque allí estudié (…), se formó una especie de<br />

idiosincrasia macorisana en mi persona (…) allí nació mi vocación en lo que se refiere<br />

a las artes plásticas (…). A mi casa visitaba un muchacho amigo (…) me enseñaba dibujos<br />

de vaqueros que él dibujaba, y yo insistía en que me los dibujara una y otras veces<br />

(…) eso realmente impactó en mí porque fue una cosa tan sorprendente (…) ver<br />

que él podía ser capaz de dibujar, que insistía yo siempre en que me enseñara a hacerlo,<br />

eso realmente fue importante en mi niñez».|187|<br />

Esta experiencia infantil relacionada con un temperamento desde entonces callado y<br />

solitario, provocó la necesidad de la comunicación espiritual, imaginaria o visual sobresaliendo<br />

entre sus compañeros por su habilidad en el dibujo, lo que provocó la admiración<br />

de sus maestros, quienes en un acto de altruismo lograron recoger las firmas de los<br />

principales de la localidad, para conseguirle una beca en la Escuela de Bellas Artes.|188|<br />

Se afirma que para entonces vivía en San José de Ocoa y, aunque su crianza ocurrió en<br />

Eligio Pichardo|De la serie «Sacrificio del chivo»|Óleo/cartón piedra|151 x 108 cms.|1961|Col. Museo Bellapart.<br />

Eligio Pichardo|Pareja comiendo|Mixta/papel|98 x 66 cms.|1959|Col. Bernando Vega.<br />

Eligio Pichardo|Gato en bicicleta|Óleo/tela|101 x 76 cms.|1959|Col. Banco Central de la República Dominicana.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |172|<br />

|173| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|189|<br />

Entrevista<br />

El Nacional.<br />

Op. Cit.<br />

San Francisco de Macorís, vivió luego en La Romana, de donde pasó definitivamente<br />

a la Capital, en el año 1944. Referido a la ENBA, la reglamentación escolar le obligó a<br />

esperar un año para cumplir la edad requerida.|189|<br />

de su valiente espíritu creador. Es atrevido en sus realizaciones. Su concepción del<br />

mundo, expresada en sus cuadros hechos en la intimidad de su taller, ofrece a la consideración<br />

de quienes la admiran bellas realidades sorprendidas por un ojo amoroso y<br />

artista. Su fantasía es inacabable. De pocas palabras, él expresa su mundo interior pintando».|190|<br />

|190|<br />

La República<br />

Dominicana,<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 223.<br />

Al igual que sus principales compañeros de generación (Ledesma, Hernández Ortega,<br />

Liz, Jiménez, Toribio, …), Eligio Pichardo registró su nombre y sus obras en las<br />

principales bienales de Hispanoamérica y España, celebradas en la década de 1950. En<br />

la Primera Bienal de Madrid, celebrada en 1951, la obra «Romería» (óleo 1950) le<br />

permite un galardón (Premio Nicaragua), lo que probablemente determinó que obtuviera<br />

una beca del Instituto de Cultura Hispánica (1954) para estudiar en la capital<br />

española. Reconocido por la crítica y la oficialidad debido a la obra ejecutada, el texto<br />

siguiente ofrece esa constancia: «Eligio Pichardo, uno de los más jóvenes, ha reali-<br />

La beca concedida por el Gobierno Español fue beneficiosa para el pintor dominicano<br />

quien, a los veinticinco años de edad, estaba dotado de las técnicas y los acopios recreativos<br />

que el ejercicio pictórico permite. Los requerimientos de la gran dimensión<br />

compositiva y el elevado esquema dibujístico del trabajo mural eran condiciones favorables<br />

para un sujeto con una gran interioridad, además solitario y propenso a desbordarla<br />

más esencialmente y con un gran sentido de la identidad geográfica.<br />

|191|<br />

Pérez Reyes, V.<br />

La Pintura<br />

Española del<br />

Siglo XX.<br />

Pág. 29.<br />

|192|<br />

Entrevista<br />

El Nacional.<br />

Op. Cit.<br />

zado la más fuerte y estimable labor. Orientado en la decoración mural, por encargo<br />

de la Secretaría de Estado de Educación y Bellas Artes, ha pintado sobre los muros de<br />

las escuelas de Ciudad Trujillo, grandes extensiones de pared, reproduciendo la historia<br />

nacional, la vida del Quijote, el pasado indígena, etc. /También hace pintura de<br />

caballete y dibuja. Emplea todas las formas: óleo, acuarela, témpera, pastel, crayón.Trabaja<br />

incansablemente. Su figura, menuda, delgadísima, no permite suponer la fuerza<br />

En el medio madrileño, en donde museos y galerías de arte mostraban a los principales<br />

artistas del pasado o del presente, Eligio Pichardo asimila directamente a algunos pintores.<br />

Entre ellos, posiblemente, a Antonio Clavé (n. 1913), quien «hacía una mezcla de<br />

expresionismo y neocubismo de grandes efectos»,|191| poseyendo su estilo otras referencias<br />

vanguardistas como ha de ocurrir en su obra después de la estadía europea. En<br />

esa relación, él admite la influencia de Picasso y de Jean Dubuffet.|192|<br />

Eligio Pichardo|Crepúsculo en una aldea|Mixta/tela|69 x 110 cms.|1960|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Eligio Pichardo|Embiste|Óleo/tela|72 x 117 cms.|1960|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |174|<br />

|175| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|193|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe. 11 de<br />

agosto de 1963.<br />

|194|<br />

Suro, Darío.<br />

Arte Dominicano,<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 90.<br />

La foránea vivencia de Pichardo durante el tiempo que pasó en el viejo continente<br />

le permitió la ingestión que asume toda conciencia con clara identificación del origen<br />

o sin pérdida de las esencias pertenecientes. Esa entremezcla, procesada por un<br />

espíritu de energía íntima, le llevó a «la heroicidad que en arte consiste en la entrega<br />

que el artista hace de sí mismo».|193| Este rasgo de entrega heroica se acentúa en la<br />

decisiva obra que el artista comienza a producir cuando retorna a Santo Domingo. El<br />

drama prevalece como línea conductora y francamente pronunciada en sus pinturas<br />

anteriores, como en el caso de «Mujeres Arrodilladas» (óleo 1951); pero esa tensión<br />

se contextualiza en una cosmovisión de la realidad como síntesis que es a la vez pronunciación<br />

de un nuevo uso lingüístico.Varios lenguajes asoman y se refunden en los<br />

distintos temas: abstracción, primitivismo, surrealidad y expresionismo, siendo este úlción<br />

a este último aspecto el discurso exploraba determinadas costumbres nacionales,<br />

pero interpretadas sin que las recreaciones ofrecieran los despeñaderos que, de acuerdo<br />

al poeta Incháustegui Cabral, ofrecen las expresiones pictóricas ornamental y popular.<br />

En este sentido las explicaciones de este escritor: «El arte pictorico, como tal, tiene<br />

dos despeñaderos: las expresiones populares propias o ajenas y la ornamental. /De la mina<br />

de cuanto se hizo o se hace anónimamente el pintor extrae cuanto es grato al turista.Vivimos<br />

la época del turista, ángel motorizado con los bolsillos teóricamente llenos<br />

de dólares. /Hay que ganarse al posible cliente y el procedimiento no exige tantas concesiones<br />

como otros. Ponga un gallo, una palmera, un poco de mar, un bohío con gallinas<br />

escarbando y la pelea estará ganada. /Del otro lado la obra ornamental. Es la punta<br />

de lanza del país encantado de los nuevos ricos. Ellos hacen sus casas caras, y las ca-<br />

timo el que convierte a Eligio Pichardo en un pintor expresionista por los cuatro costados».|194|<br />

De vuelta al país, Eligio Pichardo entra de lleno en un discurso difícil y moderno. En<br />

nada complaciente con su figuración descompuesta por esquemas, grafías, masas y planos<br />

que fortalecen las representaciones elocuentemente populares y a veces llenas de<br />

humor visceral, regularmente mágicas y con frecuencia asociadas al folklore. En rela-<br />

sas caras y las baratas, tienen paredes. Las paredes hay que cubrirlas, pero todos estamos<br />

en el secreto: ni un solo cromo. Esto que parece una tontería es ya bastante consolador.<br />

/Eligio Pichardo es de los que no ha sucumbido a las tentaciones.Todavía no ha comenzado<br />

a engordar, ardiendo en su propia llama, dándonos un mundo que es suyo, casi<br />

de su invención si desde arriba no estuviera Dios guiando sus pasos, como los de toda<br />

esta generación a que pertenece y que ha preferido la indiferencia a la entrega, la<br />

Eligio Pichardo|Peces|Óleo/cartón|30.5 x 46 cms.|1959|Col. Museo Bellapart.<br />

Eligio Pichardo|Sin título|Óleo/cartón|62 x 50 cms.|1960|Col. Museo Bellapart.<br />

Eligio Pichardo|Sin título|Mixta/papel|68.4 x 35.5 cms.|1960|Col. Ramón Ramos.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |176|<br />

|177| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|195|<br />

Incháustegui<br />

Cabral, Héctor.<br />

Op. Cit.<br />

Págs. 421-422.<br />

burla a la comodidad, el sarcasmo a ponerse al servicio de los que ni saben ni sienten<br />

lo que hace y lo que pretende. /Su arte es arte en grande: oficio y sentimiento, técnica<br />

y preocupaciones, las manos hábiles y la cabeza llena de sueños. Es nada más que pintor<br />

y por eso todo le interesa, todo lo indaga, se mete hasta en lo que no le importa.<br />

Sólo aquellos que no se incurran en sí mismos se encuentran y Pichardo sabe qué es lo<br />

que quiere».|195|<br />

asimilan los ismos vanguardistas bajo selectivas influencias que son reasumidas con<br />

una inequívoca dominicanidad interpretativa. En base a estas relaciones, anota también<br />

Incháustegui que «Pichardo no llega solo. Jamás un gran artista es un producto<br />

aislado y solitario. Es parte de un conjunto, consecuencia y suma de esfuerzos, los suyos<br />

y los de sus contemporáneos, de su generación y de las que en el tiempo le precedieron…»|196|<br />

|196|<br />

Idem.<br />

Pág. 22.<br />

|197|<br />

Suro, Darío.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 92.<br />

Incháustegui Cabral escribe siendo el Director General de Bellas Artes hacia el segundo<br />

quinquenio de los años 1950. Sus conceptos forman parte de un breve discurso<br />

que escribiera para presentar una muestra personal de Eligio Pichardo, quien forma<br />

parte del más descollante grupo de artistas modernos, los cuales decididamente<br />

son orientados en primer lugar por maestros de igual condición moderna, y además<br />

Muy activo, el pintor Eligio Pichardo logró, en poco tiempo, potencializar un discurso<br />

diferenciado desde sí mismo, paradigmático en la decidida modernidad que reviste y<br />

además testimonial por los grados de provocación que levantan las denuncias iracundas,<br />

conmovedoras e irónicas que pronuncian los textos iconográficos. /En uno de sus mejores<br />

cuadros, «El Sacrificio del Chivo»(…), Pichardo pone de relieve sus dotes imaginativas<br />

y su sentido claro y preciso de la composición. Sus deformaciones expresionistas<br />

son visibles, con la ayuda de los mejores momentos del expresionismo de Picasso<br />

(Guérnica) y Portinari». Esta apreciación es de Suro, quien agrega que «cierto lirismo<br />

de Tamayo ha sido asimilado también, en una forma original. En este cuadro, como en<br />

la mayoría de sus obras pintadas en la República Dominicana, Eligio Pichardo muestra<br />

abiertamente su ironía pictórica con un fondo social; la figura humana es un pretexto<br />

para vaciar todo el contenido de protesta que ha caracterizado siempre su arte».|197|<br />

|198|<br />

Cartagena<br />

Portalatín, Aída.<br />

Isla Abierta,<br />

Suplemento<br />

de Hoy. 20 de<br />

noviembre<br />

de 1982.<br />

|199|<br />

Cartegana<br />

Portalatín, Aída.<br />

La Nación.<br />

9 de septiembre<br />

de 1958.<br />

En 1958 escribe Aída Cartagena P. que «nuestro Eligio Pichardo pinta con sus peculiares<br />

combinaciones de grises y negro ««Hombre con Violín». En general las motivaciones<br />

de Eligio son dominicanas. Su lenguaje pictórico lo ubica entre los maestros consagrados<br />

de nuestra plástica, y pretendiendo escribir poco alargamos el comentario al<br />

recordar al Ministro de Cultura de Francia,Andrés Malraux, quien al estrechar mi mano<br />

de dominicana me dijo: Nada tiene que envidiar un pintor como Pichardo». Frase<br />

breve y consagratoria».|198|<br />

Fue «El Sacrificio del Chivo», primer premio de pintura de la Bienal del 1958, un repunte<br />

importante para la trayectoria de Eligio Pichardo, ya que es una obra que «responde<br />

a la estatura de un pintor de meritorios logros». El presentó en dicho certamen<br />

nacional tres obras que «caben dentro de la mejor pintura moderna», cualquiera de las<br />

cuales pudo haber sido el premio debido a la calidad, a la cosmovisión y «al valor de toda<br />

verdadera creación artística», afirma Cartagena Portalatín,|199|declarándose no sorprendida<br />

por el galardón. Las otras pinturas eran «Ciclita» y «Títere Cruxificado», dos<br />

imponentes manifiestos visuales, de mensaje crítico o satirizado; pero ninguno tan contundente<br />

y representativo como «El Sacrificio del Chivo», uno de los iconos fundamentales<br />

del arte dominicano. En esta obra se reitera el humor macabro, la deformación de<br />

Eligio Pichardo|Miseria|Óleo/plywood|66 x 50.9 cms.|1959|Col. Román Ramos.


Capítulo 1 | El tránsito de la década de 1940 a 1950 |178|<br />

|179| El tránsito de la década de 1940 a 1950 | Capítulo 1<br />

|200|<br />

New York<br />

Herald Tribune,<br />

7 de abril de<br />

1962.<br />

|201|<br />

New York Journal<br />

American, 7 de<br />

abril de 1962.<br />

los rostros vistos como máscaras o fieramente caracterizados y además del rito, el simbolismo<br />

del animal, tal vez político adjunto a un presagio sentido respecto a la realidad<br />

y a la época en que fue realizada.<br />

Pichardo asumió, a lo largo de los años del 1950, un apretado desenvolvimiento, interrumpido<br />

por su estadía en España. A su regreso fue nombrado profesor de la ENBA y<br />

aparte de concurrir a las principales colectivas nacionales, celebró tres individuales en<br />

el Palacio de Bellas Artes y otra en el interior del país (Santiago de los Caballeros). Después<br />

expuso en la Alianza Francesa (Santo Domingo, 1960), siendo convencido por el<br />

negociante en arte Eugene Gilbert, para que viajara y expusiera en Nueva York, bajo<br />

contrato con la Galería «The Contemporaries». Ubicado en la nueva capital del arte<br />

mundial desde 1961, realiza, en el siguiente año, la primera exhibición newyorkina, la<br />

cual fue reseñada por prestigiosos medios periodísticos que ofrecieron las siguientes<br />

opiniones. El New York Herald Tribune publica que «Eligio Pichardo, un joven dominicano<br />

salvajemente talentoso, cuyos punzantes, desentrañantes, abultantes, conmovedoras<br />

y despalmadoras figuras, deberían ser amedrentantes. Sin embargo, tienen un mañana<br />

regocijante».|200|<br />

nación. Aunque no le gustaba hablar de su pintura, llegó a escribir que cuando se enfrentaba<br />

a una tela en blanco, «lo fundamental es la «idea», sincronizada a una experiencia<br />

técnica que es lo que la hace realidad. Siempre tomo en cuenta el hábitat en que<br />

trabajo sin confundir lo telúrico con lo graciosamente folklórico (…). Dentro del arte<br />

trato de fusionar lo universal con lo telúrico bajo un concepto ecléctico, es decir, tomando<br />

de todo ese legado de las Artes Plásticas Contemporáneas que es lo que hace<br />

que una obra de arte pueda comunicar en cualquier latitud. Una de las cosas importantes<br />

para mí es la coherencia, siempre trato de mantener homogeneidad tanto en la técnica<br />

como en el lenguaje (…) Siempre pinto al óleo (…). Me importa poco el título<br />

de la obra porque entonces ubica al espectador y lo interesante es desubicarlo para dar<br />

cabida a lo insólito».|203|<br />

|203|<br />

Pichardo, Eligio.<br />

Escritura<br />

en Isla Abierta,<br />

Suplemento Hoy.<br />

7 de mayo de<br />

1983<br />

|202|<br />

The New York<br />

Times. 8 de abril<br />

de 1962.<br />

En el Journal American se califica de «joven imaginativo, Eligio Pichardo, un pintor expresionista-surrealista<br />

que surge de la República Dominicana, y hace su debut en los<br />

Estados Unidos en el Contemporaries. Color rico y fantasía son frecuentes, como en<br />

su león con un ramo de flores por melena».|201|<br />

En un tercer diario,The New York Times, se resalta: «Eligio Pichardo, un artista de República<br />

Dominicana, pintor semi-abstracto, de frenético y salvaje humor y de suspicaz<br />

morbidez. Un verdadero expresionista, tiene un tipo de gusto salvaje que trata asuntos<br />

de vida o muerte, con una inquietante alegría, un tipo de humor de zombie, que puede<br />

no complacer a todo el mundo. Sin embargo, es difícil resistir su combinación de<br />

Dubuffet y primitivismo».|202|<br />

Artista de una sencillez que algunos compañeros consideran producto de la complejidad<br />

de no ser atractivo ni robusto, él pintaba calladamente y era el primero en sorprenderse<br />

de las reacciones positivas que producían sus obras. Comentando la primera exposición<br />

newyorkina, señala que su sorpresa fue grandísima cuando, al abordar un «subway»,<br />

compra un periódico donde descubre que en la primera página de arte aparece<br />

reproducido el cuadro «Pájaro Nocturno», a lo que se añade que en el «Journal American»<br />

se juzgaba la exposición como una de las mejores 25 realizadas en la urbe.Dedicado<br />

exclusivamente al hacer pictórico, sin mujer e hijos conocidos, se encerraba por largo<br />

tiempo en el taller a dar rienda suelta a las visualidades que moraban en su imagi-<br />

Eligio Pichardo|Estilización del perro|Óleo/masonite|50.8 x 76.2 cms.|1958-60|Col. Román Ramos.


2|1 La modernidad y la orientación<br />

de los artistas más notables<br />

2LA CONFLUENCIA DE LAS<br />

generaciones en la década de 1950<br />

Al iniciarse el 1951, escribe María Ugarte un artículo en el cual ofrece una panorámica<br />

de los principales nombres que tienen que ver con la producción moderna de pintura<br />

y escultura. Colson, Suro,Woss y Gil, Pascual, Gausachs,Vela Zanetti,Yoryi Morel,<br />

Fulop, Hans Paap y Mounia André son enfocados en atención a la veteranía que poseen;<br />

pero, sin discrimen y sin economía de juicio, también enfoca a las jóvenes personalidades<br />

que le merecen un comentario preferencial: Hernández Ortega, Ledesma, Di<br />

Vanna, Serra, Noemí Mella, Liz, Francia Bonnet,Toribio, Martínez Richiez, Prats Ventós,<br />

Pichardo, Marianela Jiménez. La crítica citada completa la nómina ofreciendo los<br />

nombres de otros jóvenes, salidos de la Escuela Nacional de Bellas Artes: Marcial Schotborgh,<br />

Radhamés Mejía, Gilberto Fernández Diez, Irma Hungría, Elsa Gruning y, al<br />

Mario Grullón|Flores (fragmento)|Óleo/yutex|92 x 72 cms.|1970|Col. Yolanda Grullón de Morel.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |182|<br />

|183| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|204|<br />

Ugarte, María,<br />

Norte, Revista<br />

No. 3, Vol. X,<br />

enero 1951.<br />

mencionar otros pocos nombres cultivadores del «divino arte de la escultura», no olvida<br />

a «López Glass, autodidacta encomiable».|204| A más de la nómina y de los juicios<br />

críticos que emite con brevedad sobre casi todos esos protagonistas, la Ugarte ofrece una<br />

evaluación del arte dominicano, tomando en cuenta las manifestaciones de la pintura y<br />

la escultura. Dada su importancia, se desglosa esta mirada evaluativa:<br />

«Lleno de bríos, el movimiento artístico de la República Dominicana está en manos de<br />

una muchedumbre joven, entusiasta y renovadora».<br />

«En unos cuantos años –muy pocos si se toma en cuenta que la Historia del Arte evoluciona<br />

lentamente–, se ha desarrollado, con una intensidad sin precedentes, una inquietud<br />

artística plasmada en exposiciones, en creación de planteles de enseñanzas y en apasionados<br />

debates artísticos».<br />

escultura ha alcanzado, comparativamente, un desarrollo mucho menor en el medio–,<br />

proceden de muy distintos orígenes: Algunos nacidos en la República tienen una formación<br />

totalmente europea. Otros llegaron del extranjero ya formados y el medio apenas<br />

influyó sobre su estilo, ni su estilo ejerció la más mínima influencia sobre el medio.<br />

Unos pocos proceden de fuera, pero su madurez artística la alcanzaron en el trópico y<br />

en su obra se combinan y entremezclan, lo aprendido lejos y lo captado aquí».<br />

«Hay elementos criollos que se proyectan insistentemente hacia el exterior y menosprecian<br />

o ignoran lo autóctono, tratando de asimilar lo extraño. La mayoría artística, sin<br />

embargo, está constituida por una juventud dominicana, verdadera juventud en años y<br />

en espíritu que, dando muestras de originalidad, audacia y entusiasmo, avanza con paso<br />

firme, sin desmayar nunca, buscándose a sí misma, los ojos fijos en un perfeccionamien-<br />

|205|<br />

Idem.<br />

«A pesar de la intensidad, no puede hablarse de una corriente uniforme, de una escuela<br />

pictórica o de unos principios característicos de tal o cual tendencia».<br />

«Las influencias son múltiples y, en ocasiones, esporádicas. Cada artista sigue un derrotero<br />

distinto, se inspira en escuelas diferentes y se esfuerza por encontrarse a sí mismo,<br />

ignorando en lo posible a los demás».<br />

«Los pintores dominicanos que laboran hoy día en el país –y se dice pintores porque la<br />

to que obtiene poco a poco. Cuando esta juventud alcance la madurez (...) las tendencias<br />

se fundirán (...) en un arte netamente nacional sin que se menoscabe por ello la<br />

personalidad del individuo».|205|<br />

La trascendencia que alcanzan, poco a poco, los artistas más jóvenes, es prueba de muchos<br />

factores de animación cultural y de activismos en las artes, como bien anota María<br />

Ugarte.Tales factores tienen como gestor principal a Díaz Niese y como soporte a<br />

Clara Ledesma|Gladiolos|Óleo/madera|80.3 x 61 cms.|1958|Col. Ruth Ledesma.<br />

José Vela Zanetti|Arrodillado frente a la bandera|Óleo/tela|101.6 x 76.2 cms.|1946|Col. Román Ramos.<br />

José Gausachs|Negrita de perfil|Gouache/papel|66 x 51 cms.|Sin fecha|Col. Román Ramos.<br />

Milán Lora|Colección Indios de América|Pastel|51 x 36 cms.|1963|Col. del artista.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |184|<br />

|185| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

la inevitable dictadura que gobierna al país. Son los años del 1950 que registran los importantes<br />

resultados de tales iniciativas. En consecuencia, el período connota un apogeo<br />

que combina simultáneamente la aglutinación y multiplicación de sus protagonistas<br />

que, aparte de alcanzar claras definiciones casi todos ellos, infunden auténticos cambios<br />

innovadores en lo estético y visual, no exentos de fricciones y debates. En esta transformación<br />

se van imponiendo los artistas que representan el protagonismo de las artes plásticas<br />

modernas sin distinción alguna, acogidas ellas dentro de una sociedad con condiciones<br />

específicas. Por consiguiente, es una modernidad dominicana gestándose en estricto,<br />

de manera particular con las referencias pertinentes. Esto es, con las conexiones<br />

e influencias; con ciertos aspectos que la asocian sobre todo a la modernidad latinoamericana,<br />

más bien antillana, pero, que al ser privativa porque se cuece con sus natura-<br />

plazados por los primeros, no en términos de vigencia, sino en cuanto a la atención y<br />

promoción estimativa que se vuelca sobre ellos, por ser nuevos, prometedores, talentosos<br />

y además formados dentro de un régimen que los aprovecha para cantaletear sus logros<br />

en el desarrollo de las artes. En este sentido ha de entenderse el texto siguiente,<br />

publicado por un funcionario: «Esa tendencia que se revela, exuberante, como una primavera<br />

artística, no puede ser sino la consecuencia de la influencia ejercida en el medio,<br />

de quien, como el Generalísimo Trujillo, ha hecho de las Bellas Artes una función<br />

gubernamental (…). /Ya en las manifestaciones del arte pictórico o en las artes gráficas,<br />

la Escuela objetiva de las exposiciones derrama sus benéficas luces, ya deleitando el<br />

espíritu, ora estremeciéndolo y haciendo nacer en él vocaciones dormidas.|206|<br />

Con independencia de toda demagogia trujillizadora y por encima de la atención que se<br />

|206|<br />

Pacheco,<br />

Armando Oscar.<br />

Trujillo en las<br />

Bellas Artes (...)<br />

Pág. 16 y 17.<br />

les ingredientes (artistas, geografía, cultura...), es ante todo un desarrollo moderno nacional.<br />

La multiplicación de recreadores o artistas durante el período es un factor que provoca<br />

mayor apertura y nivelada interacción entre los jóvenes artistas y aquellos que son reconocidos<br />

como los maestros (Gausachs, Morel, Pascual, Woss y Gil, Colson,Vela Zanetti,...).<br />

Realmente los veteranos gestores de la modernidad son paulatinamente des-<br />

George Hausdorf|Marchanta|Grabado/papel|15 x 12 cms.|Sin fecha|Col. Banco Popular.<br />

Nidia Serra|La calle El Conde|Mixta/papel|44.5 x 40 cms.|1947|Col. de la artista.<br />

Marianela Jiménez|Bailarina|Acuarela/papel|48 x 36 cms.|1954|Col. Eridania Mir.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |186|<br />

|187| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

les presta como sujetos de la vanagloria política, ellos, los jóvenes artistas, asumen definiciones<br />

discursivas personales, plásticas y visuales que indican autonomía más o menos<br />

frente a las decisivas influencias que recibieron de sus maestros, en las aulas y los talleres<br />

del plantel de Bellas Artes. Ciertamente, esa liberación no es tajante, porque queda la relación<br />

que muchas veces prosigue fuera del proceso de la escolaridad; pero en esta otra<br />

relación debe entenderse que se dan mutuas influencias ya que artistas jóvenes y artistas<br />

veteranos interactúan a nivel de igualdad, como los artistas que son, olvidándose de las<br />

edades, de la vieja relación maestro-alumno y de otras diferencias. Como ejemplos típicos<br />

de este vínculo se dan en los años del 1950 varias experiencias grupales. Una la integra<br />

el veterano José Gausachs, quien no sólo concibe un curso de postgrado, reclutando<br />

a Hernández Ortega, Clara Ledesma y Marianela Jiménez (egresados del 1940), sino<br />

que además establece un fuerte vínculo de taller con los dos primeros, razón por la cual,<br />

lo que se entiende como marcada influencia del maestro catalán sobre los artistas dominicanos,<br />

se transforma en un diálogo interactuante de tres pintores sobre asuntos comunes.<br />

Esta interacción se reconfirma cuando Gausachs, Ledesma y Hernández Ortega integran<br />

con Jaime Colson el grupo Los Cuatro.<br />

Un segundo grupo interactuante lo protagonizan José Vela Zanetti y varios jóvenes<br />

Yoryi Morel|Paisaje con flamboyan en primer plano (fragmento)|Óleo/tela|59 x 74 cms.|1967|Col. Rafael Del Monte.<br />

Jacinto Domínguez|Paisaje|Ólea/tela|46 x 41 cms.|Sin fecha|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

alumnos que le asisten en los trabajos murales (Milán Lora, Jacinto Domínguez, entre<br />

ellos). En este grupo se da una labor de familia, probablemente de soluciones en común,<br />

aunque resulte difícil saber qué aportó cada uno de esos jóvenes asistentes respecto<br />

a las obras en las que fueron también ejecutantes y cuya autoría le corresponde al<br />

maestro iberodominicano, quien no sólo se desarrolla como pintor en el país donde adquirió<br />

renombre, sino que tras bastidores recibió la orientación de Díaz Niese, su maestro<br />

ideológico del mural.<br />

La última asociación se da entre Jaime Colson y un nutrido grupo de jóvenes que han<br />

egresado de la ENBA o que estudian durante la década 1950, período del retorno y la<br />

ubicación definitiva en el país de este veterano pintor de formación europea.A su alrededor<br />

se conforman cursos, tertulias y talleres que hacen visibles la gran influencia del<br />

maestro, pero también el aterrizaje localista de su discurso, que tiene relación con los<br />

planteamientos de una modernidad lingüística y temática en los que indudablemente él<br />

ayuda, pero no solamente. La relación entre el maestro y los jóvenes pintores produce<br />

una adhesión mutua, que, si bien marca fuertemente los temperamentos de Domingo<br />

Liz y Rafael Faxas, entre otros, ayuda a que el veterano pintor se sumergiera en planteos<br />

de estética pictórica que se relacionan con la realidad isleña o nacional. Es decir, al<br />

regresar al país natal, Colson deja de ser el artista trashumante, deja de ser un colonizado<br />

europeo, parisino e internacionalista, propendiendo al autorredescubrimiento de la<br />

antillanidad discursiva.Victoria de Pretince escribe a propósito que «de 1954 a 1957<br />

Colson recae en lo que él llama neo-cubismo. Pero un viaje a Haití en 1957 y la permanencia<br />

durante varios meses en aquel país le reafirman en el neo-humanismo que<br />

será la característica predominante de su pintura. El elemento étnico africano existente<br />

en todo antillano adquiere extraordinaria importancia en sus figuras humanas. Él mismo<br />

lo explica en una entrevista para el «Heraldo», de Caracas, en 1957».|207| A continuación<br />

sus palabras: «A mi regreso de Europa sufrí el inevitable choque con el mundo<br />

Negro Antillano. Emocionado, sacudido por el hallazgo, de entonces a hoy mi pintura<br />

se ha enriquecido con una sustancia humana, más densa, con un contenido vital<br />

nuevo que yo trato de buscar siempre allí. Me siento antillano y quisiera volver a los<br />

gérmenes primitivos de esa humanidad que bulle en el Caribe».|208|<br />

La localización de Jaime Colson en el período de los 1950 se convirtió en el soporte<br />

que faltaba, directo y vivencial, para el cauce moderno del arte nacional que se había<br />

planteado, decididamente, desde el 1920 con el manifiesto postumista, con Woss y Gil,<br />

Bautista Gómez, García Godoy y más directamente con Yoryi Morel y Darío Suro, embebidos<br />

ambos en el paisajismo cibaeño. A esa modernidad contribuyeron varios artis-<br />

|207|<br />

De Prentice,<br />

Victoria.<br />

El Nacional,<br />

Suplemento<br />

Dominical, enero<br />

18 de 1969.<br />

|208|<br />

Colson, Jaime,<br />

citado por Victoria<br />

de Pretince, Idem.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |188|<br />

|189| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

tas inmigrados: Gausachs, Hausdorf, Lothar y Pascual, pero sobre todo el primero quien<br />

era estimado por los críticos por su excepcionalidad. La siguiente opinión avala que este<br />

maestro parece haber sido educado fuera de toda escuela. Quizás sea esa circunstancia<br />

lo que le permite dar a su arte esa riqueza de invención (…) –¿Cómo decirlo?– ese<br />

empape exquisito de la realidad».|209|<br />

Hacia los años del cincuenta el pintor José Gausachs expone «después de varios años de<br />

silencio total, pero de intensa actividad», escribe Tanasescu, quien además anota que «exhibe<br />

30 obras que son 30 enfoques distintos y armónicos de un momento espiritual (…),<br />

provisoriedad e inestabilidad caracterizan gran parte de las obras: un pez solitario que<br />

se asoma y al mismo tiempo desaparece entre las sombras de un escenario; una guanábana<br />

que se deshace y se mineraliza como un fruto de mar; dos sombras en trajes am-<br />

|209|<br />

Díaz Niese,<br />

Rafael. La Nación,<br />

enero 30 de 1944.<br />

Pág. 7.<br />

Paul Giudicelli|Dos figuras|Gouache/papel|60 x 40 cms.|1960|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Jaime Colson|Bodegón cubista|Mixta/cartón|60 x 49.5 cms.|1938|Col. Román Ramos.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |190|<br />

|191| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|210|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe.<br />

Diciembre<br />

27 de 1953.<br />

|211|<br />

Idem, El Caribe,<br />

mayo 16 de 1955.<br />

plios que se deslizan rápidamente (Mujeres en la Playa); una cromática explosión pluridimensional<br />

(Vegetación); el cuchicheo silencioso de unos cuerpos vibrátiles y casi invisibles<br />

(Coloquio)».|210|<br />

Considerando que la referida exposición (Dic. 1953) no es culminación, sino una experiencia<br />

artística más,Tanasescu, en 1955, enfoca la trayectoria del artista señalando que<br />

«es probable que ninguno de los pintores dominicanos o extranjeros residentes en el<br />

país ofrezca como José Gausachs, una obra más variada y sorprendente: representación<br />

lírica del paisaje tropical; abstracciones; fantasías fauvistas o surrealistas; retratos de profundización<br />

psicológica con una economía de medios casi clásica y la reconstrucción<br />

del arte primitivo o negroide con toda su energía de colores y líneas. Gausachs mantiene<br />

frente a la naturaleza una posición de no esforzada receptividad, por lo cual, su espíritu<br />

no se cansa ni se repite y sus obras respiran siempre una atmósfera inconfundible<br />

de salud moral».|211|<br />

5|Los integrantes de las generaciones citadas inauguran la verdadera pintura moderna<br />

dominicana que había sido iniciada por Colson en París y por Suro desde México y<br />

más tarde en Santo Domingo, España y Nueva York.|213|<br />

6|Realmente los artistas nacidos en las décadas del 1920 y 1930 (los cuales tienen desenvolvimiento<br />

en los decenios del 1940 y 1950) asumen la modernidad dominicana<br />

que tiene como gran orientador a Rafael Díaz Niese, ya «que contra viento y marea<br />

(...) puso la bandera del arte moderno en el sitio que le correspondía. Sus cátedras y sus<br />

actividades marcaron a todos los artistas nacionales un nuevo camino que recorrer y los<br />

ojos de la juventud comenzaron a tener un nuevo y amplio campo para su visión».|214|<br />

|213|<br />

Idem,<br />

Págs. 11-12.<br />

|214|<br />

Idem,<br />

Págs. 35-36.<br />

|212|<br />

Suro, Darío,<br />

Arte Dominicano.<br />

Pág. 11.<br />

Aceptando como significativos los criterios de Suro en relación a los impulsos ideoló-<br />

En el grupo de los inmigrantes, José Gausachs trascendía a la consideración de que los<br />

artistas extranjeros solamente «aportan la base técnica, pero no la ideología».|212| En<br />

el caso específico, él aporta lo primero y ofrece, sobre todo, un fundamento ideológico<br />

tan vital que olvidando su estirpe española es difícil determinar cuáles aspectos representan<br />

lo hispánico dentro de la producción tan cargada de esencias dominicanas y antillanas<br />

como es la relacionada al ciclo existencial de Santo Domingo.<br />

Es Darío Suro el que sustenta que los artistas refugiados sólo influyen en la técnica<br />

cuando discurre sobre el impulso del arte dominicano como ideología y alcance moderno.Autoestimándose<br />

entre los protagonistas de tal impulso (influido por el nacionalismo<br />

racial de la pintura mexicana), el maestro vegano establece otros hechos contributivos,<br />

los cuales merecen atención:<br />

1|El impulso que representa el costumbrismo de Yoryi Morel.<br />

2|El impulso que se asocia a los artistas nacidos alrededor del 1920: Hernández Ortega,<br />

Noemí Mella, Clara Ledesma, Martínez Richiez, Giudicelli y Prats Ventós, e igualmente<br />

aquellos que nacen alrededor del 1930, entre ellos Peña Defilló, Eligio Pichardo,Toribio,<br />

Domingo Liz,Ada Balcácer y Gaspar Mario Cruz, añadiendo también a Pina<br />

Melero, Nidia Serra, Elsa Di Vanna, Mariano Eckert, Marianela Jiménez y Gilberto<br />

Fernández Diez.<br />

gicos de lo dominicano y la modernidad en el arte nacional, es discutible la exclusión<br />

de los artistas refugiados que, aparte de hacer una obra dominicana, fueron influyentes<br />

en la ideología moderna; algunos, vía la enseñanza y también vía las obras en un diálogo<br />

de conciencia temática y de rupturas con colegas locales, sobre todo jóvenes. Sin<br />

embargo, es comprensible la sustentación nacionalista del maestro vegano, quien coincide<br />

con una corriente de historiografía cultural que, en nombre de lo nacional, exclu-<br />

3| Las enseñanzas de lo aprendido en Europa por Jaime Colson, y que adopta como<br />

experiencia en nuestro suelo en la década 1950-1960, con un grupo de alumnos.<br />

4|La base ideológica que nace con la lucha temática y psicológica de muchos artistas<br />

dominicanos, como los que integran las generaciones nacidas alrededor del 1920 y 1930.<br />

Radhamés Mejía|Retrato de Eridania Mir|55 x 44 cms.|1962|Col. Eridania Mir.<br />

Celeste Woss y Gil|Retrato de anciana|Óleo/tela|39 x 35.5 cms.|Sin fecha|Col. Román Ramos.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |192| |193| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

ye cualquier presencia foránea contributiva, a no ser que la misma adquiera una gran<br />

dimensión internacional o esté formada localmente, como es el caso de Antonio Prats<br />

Ventós, español pero también dominicano en crecimiento, proyección, vinculaciones<br />

docentes, obras, familia y nacionalidad, tanto emocional como legal.<br />

Prats Ventós se asoció en los años del 1950 a la corriente de la abstracción, lenguaje que<br />

es introducido por un artista refugiado, Joseph Fulop, provocando la ampliación comunicativa<br />

de las visualidades pictóricas y escultóricas, especialmente. Suro también contribuye<br />

al impulso del arte abstracto, al retornar de España en 1953. Existe más de un<br />

enfoque relacionado al regreso y a la transformación pronunciativa de este importante<br />

maestro nacional, evaluaciones que se citan en seguida. Una de ellas,Tanasescu, quien<br />

escribe: «Su refinada y vasta cultura estética, sus numerosos y bien aprovechados viajes<br />

al exterior y su continua actitud de artista sincero y sensible colocan a Darío Suro en<br />

un sitio de primera categoría en el panorama de las artes plásticas dominicanas. Su obra,<br />

dividida hasta ahora en tres grandes fases (líricodramática, expresionista y abstracta), revela<br />

el incansable proceso evolutivo de este artista profundamente introspectivo y animado<br />

por un sentimiento dramático de la vida, sin tendenciosidades ni convulsiones».|215|<br />

También escribe el veterano Valldeperes: «La raíz dominicana del arte de Suro se manifiesta<br />

(…), por cierta resonancia nostálgica circunscrita a la atmósfera de sus cuadros<br />

y por una discreta insinuación de los elementos característicos. Es una pintura<br />

expresionista con la que se acerca más a su auténtica raíz como hubo de reconocerlo<br />

Vivancos al comentar la obra que presentó Suro en la I Bienal Hispanoamericana<br />

|215|<br />

Tanasescu, Horia,<br />

El Caribe, Mayo<br />

16 de 1955.<br />

Darío Suro|Plañideras|Óleo/tela|72 x 57 cms.|1950|Col. Banco Popular.<br />

Eligio Pichardo|Músico|Óleo/tela|98 x 105.5 cms.|1961|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |194|<br />

|195| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|216|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel, El Caribe,<br />

septiembre 1ro.<br />

de 1963.<br />

(1951). «Suro –dijo– conjuga en su lienzo primitivismo y expresionismo. Son figuras<br />

de raza negra tratadas con lo que podríamos llamar un expresionismo típicamente<br />

tropical que ha perdido sus ímpetus pesimistas y ha llegado a adquirir una cierta exaltación<br />

jubilosa». /Realmente, al través de su plástica de colores vivos –enterizos–, Suro<br />

añade nuevos colores a su paleta en esta época, nos plantea un problema de espíritu<br />

(…) y quizás para expresarse con mayor autenticidad el artista se decide después<br />

por la abstracción pura que es la época de los números (1953-1958), esencialmente<br />

americana (…). /Originalidad es la que busca tenazmente Suro desde su época impresionista,<br />

como lo demuestran las dos pinturas exhibidas en la XI Bienal de Artes<br />

Plásticas, correspondiente a su período español, que comienza en 1958 y que absorbe<br />

en sí lo profundamente dramático de la raza española. Pintura fundamentalmente<br />

telúrica, humana, esencial, en la que, como se ha señalado con acierto en Herald Tribune,<br />

el artista se manifiesta, en sus óleos y collage, «en colores silenciosos intensamente<br />

saboreados con elementos textuales reminiscentes de lo que concierne a lo español<br />

en la tierra». /Con esta obra, fuerte e intrépida, entra Suro en su plena madurez<br />

y nos ofrece su radiante sinceridad».|216|<br />

miento, él debe a la naturaleza del Cibao gran parte de sus temas así como su colorido<br />

vivaz y abundante. Muy apreciado como paisajista y retratista,Yoryi Morel se ha afirmado<br />

como uno de los más fieles intérpretes de lo típico dominicano. No obstante, este<br />

artista no se ha aislado en un academicismo hostil a las nuevas corrientes de la pintura,<br />

sino que frecuentemente ha asumido en su arte actitudes más libres y hasta atrevidas».|217|<br />

Tales actitudes significan influencias que «en el pintor son escasas, indeterminadas<br />

e imprecisas», anota Valldeperes, al observar que su pintura «tiene cierta relación<br />

con el expresionismo; en Yoryi Morel lo más característico en su obra es la profunda<br />

dominicanidad que la inspira y la trasciende».|218|<br />

|217|<br />

Tanasescu, Horia,<br />

Op. Cit.<br />

|218|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel, El Caribe,<br />

mayo 3 de 1963.<br />

|219|<br />

Ugarte, María.<br />

Revista Norte.<br />

Vol X, No. 3,<br />

enero 1951.<br />

Exceptuando su relación con soluciones post-impresionistas, Celeste Woss y Gil no asume<br />

los ismos que irrumpen en la pintura nacional, manteniéndose sobre todo dentro<br />

Los creadores mayores de la pintura dominicana moderna se vinculan a las definiciones<br />

de los lenguajes que enriquecen el discurso colectivo de las artes. En este sentido,<br />

durante el período de los cincuenta se impulsan o definen cuatro vertientes lingüísticas<br />

fundamentales: 1|Expresionismo, a partir de Lothar y de Darío Suro; 2|Neo-Cubismo,<br />

con Jaime Colson; 3|La Abstracción, con Fulop y Suro, en tanto en Europa es<br />

asumido por el joven Fernando Peña Defilló, relacionado al «Informalismo español»;<br />

4|y la del Sintetismo, la abierta solución expresiva de José Gausachs, en la cual erosiona<br />

varios lenguajes como solución de mezcla pronunciativa o polisíntesis. Estos nuevos<br />

lenguajes se añaden a la formulación del Impresionismo localista (Ibarra,Amiama,<br />

Yoryi, Suro, Hausdorf...), a la efervescente aparición del Surrealismo en la isla, con<br />

Granell (1943) y al Realismo Social, con Suro y Vela Zanetti (1946), entre otros, cuya<br />

secuela permite apreciar desde 1948 el flujo del temario primitivista de orientación<br />

neo-africana, convertido en casi lenguaje temático por un buen número de jóvenes artistas<br />

connotados.<br />

El rastreo de otras individualidades, que siguen siendo protagonistas muy activos del arte<br />

dominicano durante el período, hace recaer la atención en Yoryi Morel quien, en la<br />

del «naturalismo lírico, agradable y académico», en el que se estaciona con su paleta delicada<br />

y suave, más sensible, menos original frente a otras pintoras que han sido sus<br />

alumnas, pero en comparación su técnica sigue siendo «segura, depurada, de mano experta».|219|<br />

Protagonista en las exposiciones colectivas de Ábside, de las bienales y del Círculo Nacional<br />

de Artistas, su vitalidad docente marca a un buen número de jóvenes mujeres a<br />

VI Bienal, correspondiente al 1952, obtiene el primer premio de pintura y quien, en la<br />

mirilla del crítico Horia Tanasescu, origina el comentario siguiente: «Puede ser considerado<br />

como uno de los precursores de la pintura dominicana. Santiaguero de naci-<br />

Fernando Peña Defilló|Romería|Óleo/tela|67 x 51 cms.|1954|Col. Pilar Peña de Pellerano.<br />

Eridania Mir|Rostros|Óleo/cartón|62 x 71 cms.|1971|Col. de la artista.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |196|<br />

|197| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|220|<br />

Idem.<br />

las que enseña a asumir el arte sin nimiedades, sin aparcelamiento sexista o complejo de<br />

género. Para ella lo que seguía importando era el arte y el ser artístico.<br />

Se entiende como normalidad social que frente a los artistas más establecidos muchos<br />

jóvenes se hagan partidarios de la avanzada, de los cambios y de las novedades que amplían<br />

el arte y la cultura en general. Con actitud abierta y por tanto receptora, los jóvenes<br />

artistas más decididos, no sólo captan, digieren y asimilan la contemporaneidad<br />

correspondiente, sino que a expensas de ella postulan las definiciones personales con las<br />

que buscan autorreconocerse en el arte con la posibilidad de perpetuarse en la historia<br />

espiritual de la sociedad a la que pertenecen. Esta necesidad la siguen expresando los<br />

notables de las confluyentes generaciones del 1940 y 1950, a expensas de varios factores<br />

incidentes en unos y otros:<br />

a| La docencia catalizadora del maestro José Gausachs, quien como ningún otro pintor<br />

ejerce la influencia más continua y más profunda sobre los artistas dominicanos. Esta<br />

influencia, que abarca los últimos 19 años de la existencia del pintor en tierra dominicana,<br />

la recorren sus brillantes alumnos: Hernández Ortega, Eligio Pichardo, Clara<br />

Ledesma, Paul Guidicelli, Marianela Jiménez,...<br />

b|El liderazgo artístico de Jaime Colson quien, al ubicarse definitivamente en el país<br />

nativo, logra una influyente entronización o partidarismo estético en jóvenes sobresalientes:<br />

Rafael Faxas, Domingo Liz, Eligio Pichardo, Marcial Schotborgh, Cecilio Pérez,<br />

José Eugenio Rosa, Julio Susana,...<br />

c|Las rupturas artísticas que asume Darío Suro y que resultan determinantes, sobre todo<br />

para las orientaciones visuales de colegas menos veteranos o con limitada visión<br />

mundana, entre ellos Radhamés Mejía, Antonio Prats Ventós,...<br />

ch|La oportunidad que encuentran varios artistas de viajar al exterior, en donde asimilan<br />

corrientes vanguardistas: Clara Ledesma, Eligio Pichardo, Fernando Peña Defilló,<br />

Luichi Martínez Richiez, Rafael Faxas, Ada Balcácer, Antonio Toribio, Silvano Lora,<br />

Noemí Mella,...<br />

d|La influencia ideológica o mental de las propuestas visuales de Hernández Ortega.<br />

Hacia el inicio de la década, es Hernández Ortega uno de los jóvenes valores de la pintura.<br />

Se perfila original, audaz, constante en un estilo propio (…). Puede achacársele, sin<br />

que ello se reproche, repetición de motivos, imitación de colores de artistas exóticos,<br />

exceso de audacia, pero nadie pone en duda que es un artista con personalidad propia,<br />

definida, fuerte.|220| En permanente estado de inquietud espiritual o creativa, sus desenlaces<br />

despiertan el interés de colegas artistas y de críticos. En 1953, Horia Tanasescu<br />

establece que el pintor ha pasado por tres etapas: 1|Un largo período figurativo im-<br />

Mariano Eckert|Vendedor de mangos|Óleo/tela|92 x 71 cms.|1967|Col. Privada.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |198|<br />

|199| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|221|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe. Abril 5<br />

de 1953. Pág. 13.<br />

pregnado de tendencias polémicas en el cual concibe escenas y figuras tratadas no como<br />

realidad en sí, sino como prototipo de la realidad; 2|Un corto período inmediato<br />

a su participación en el «Salón de Primavera» (1951) y en el cual sus prototipos asumen<br />

rápidamente aspectos de símbolos; 3|El momento (1953), en el que convierte dichos<br />

símbolos «en valores puramente plásticos, los que, si no se resuelven en decorativismo<br />

(…) le harán entrar de lleno en la abstracción»|221| El 1954 desemboca en un discurso<br />

imaginativo, bestialista, espectral y mágico; discurso que nuevamente determina la<br />

opinión de Tanasescu: «la voluntad de crearse un estilo personal inconfundible, aun a<br />

costa de provocar contrariedades, Hernández Ortega ha sabido mantener por muchos<br />

años en torno a sí una atmósfera de expectativa y de curiosidad que todavía perdura.<br />

La nueva generación de pintores debe a Hernández Ortega muchos de sus mejores haarte<br />

de nadie, aún cuando se trate de una joven artista como Clara Ledesma cuya fuerza<br />

de asimilación jamás se ha ocultado bajo un falso concepto de la originalidad, cuando<br />

se ha encontrado frente a un espíritu afín al suyo».|224| Kandinsky, Paul Klee, Chagall,<br />

Miró,Terrazas, Hernández Ortega, Gausachs..., se inscriben en esta empatía o ingestión<br />

de la pintora, preocupada por el valor expresivo más bien que por las reglas generales<br />

del discurso. Todas las referencias empáticas las purifica Clara Ledesma en una<br />

línea de lúcida concentración áspera, deforme, instintiva y sintetizada. El abstraccionismo<br />

caracteriza el discurso que ofrece en diferentes exposiciones entre 1954 y 1956, una<br />

de las cuales presenta Héctor Incháustegui Cabral quien señala: «Ayer quise que Clara<br />

pusiera las cartas sobre la mesa y neciamente la sometí a un interrogatorio para tener<br />

material para estas palabras y evitarme los malos entendidos, porque si soy libre para ex-<br />

|224|<br />

Contín Aybar,<br />

Pedro René, El<br />

Caribe, enero 20<br />

de 1957, Pág. 11.<br />

|222|<br />

Idem,<br />

El Caribe.<br />

Mayo 15 de 1955.<br />

|223|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

llazgos y lo que aún es más importante, una nueva orientación mental frente a lo que<br />

se puede expresar mediante la pintura».|222|<br />

presar lo que pienso de su arte, y pienso bien, mis manos están atadas por la seguridad<br />

de que nadie más que el creador sabe a lo que aspira, los recursos con que cuenta, las<br />

limitaciones que percibe, la comprensión, o falta de comprensión en que se mueve.<br />

/Quedamos en que ella busca lo universal, partiendo de su propio origen acendrando<br />

herencias, refinando cuanto ve, procurando una síntesis de su mundo de ella, que es<br />

nuestro mundo, el que nos hace soñar, el que gobierna en sus facilidades negativas lo<br />

Definida como pintora voluble e influida por agentes externos,|223| la pintora Clara<br />

Ledesma asume una discursiva transformación en base a esas condiciones y a su experiencia<br />

de viajar a Europa: «año y medio de contacto con España y seis meses de vida<br />

en París no es una temporada suficientemente larga para dejar huellas profundas en el<br />

Hilario Rodríguez|Platanero|Pastel/papel|28 x 40.6 cms.|1986|Col. Román Ramos.<br />

Plutarco Andújar|Escena familiar|Acrílica/tela|76.5 x 103 cms.|1992|Col. Román Ramos.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |200|<br />

|201| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|225|<br />

Incháustegui<br />

Cabral, Héctor.<br />

Escritores y<br />

Artistas<br />

Dominicanos.<br />

Pág. 405.<br />

|226|<br />

Contín Aybar,<br />

Pedro René, El<br />

Caribe, enero 20<br />

de 1957. Pág. 11.<br />

|227|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

|228|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel. El Arte de<br />

Nuestro Tiempo.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 151.<br />

|229|<br />

Areán, Carlos.<br />

El Caribe, enero<br />

20 de 1979.<br />

Pág. 12.<br />

que sumado es nuestra vida, el cotidiano existir. «La universalidad por el origen»... es<br />

suficiente».|225|<br />

Durante los años 1950, Clara Ledesma es una activista de primera línea. Su matrimonio<br />

con el boliviano Walter Terrazas, «un escultor abstraccionista que la indujo a la simplicidad,<br />

a lo sobrio, a la síntesis», opina Aybar quien resalta la feminidad y decorativismo<br />

como atributos de su carácter pictórico, que además autorrefleja deleitosamente en<br />

sus estilizadas negritas, a manera de Marie Laurencin».|226| Al parecer, un viaje a Haití,así<br />

como su conciencia de mujer mulata, hacen que el tema se relacione a un escenario<br />

isleño, del trópico antillano, para producir un discurso alegre, candoroso, mágico<br />

y optimista en relación a la etnia neo-africana.<br />

Otro artista que opera una rotunda transformación definitoria es Eligio Pichardo, a<br />

quien la crítica Ugarte define en 1950 como un dibujante que «tiende a la excesiva<br />

acentuación de los contornos, llegando incluso a la caricatura».|227| Después de involucrarse<br />

en la pintura muralista, simultánea a un discurso de dramatismo humano, de<br />

contextura barroca,|228| logra viajar a España donde realiza un post-grado. A su regreso<br />

al país (1954), en pocos años su discurso resume su múltiple experiencia artística:<br />

formación en la ENBA (Gausachs,Vela Zanetti, Pascual, Lothar,...), su contacto con<br />

pintores criollos de mucho impacto (Suro, Colson y su estilo neocubista); la conexión<br />

con más de un artista en la península ibérica y la tendencia estilística un tanto personal<br />

de remarcar los temas como un caricaturista (Ugarte), más bien como un expresionista;<br />

y su vínculo con Giudicelli, un poderoso colega contemporáneo que sentó<br />

cátedra visual desde 1953. El resultado de todas las experiencias de Pichardo es una<br />

síntesis discursiva caracterizada por fuertes esquemas y planos, con figuraciones abstraccionistas<br />

y simbologías, todo lo cual le permite asumir una oratoria visual barroquista,<br />

asociada al expresionismo y a un temario sociopopular tratado con desgarramiento<br />

lírico. Convertido en «expresionista integral, hay en su obras humor macabro,<br />

deformación de los rostros fieramente caracterizados y dominio seguro de la caligrafía<br />

y el ritmo».|229|<br />

mujer, revelando violencia interior en sus temas.|230| La Roques, activa todavía hacia<br />

mediados del decenio, es notable participante de muestras colectivas en las que se aparta<br />

del duro trabajo de escultora para concentrarse en el arte de los pinceles. «Retrato de mi<br />

Hermana» (óleo 1950), expuesto en la V Exposición Bienal, y «La Virgen y el Niño» (óleo<br />

1954), mostrado en la V Colectiva de Arte Católico, organizada por la Sociedad Ábside,<br />

son obras que manifiestan el vigor de una mujer marcada por la demencia. Otra mujer artista<br />

muy activa es la refugiada Mounia André, quien celebra consecutivas muestras con<br />

las cuales reconfirma su mundo de figuraciones imaginativas de carácter expresionista.<br />

Un artista joven, notable por su tendencia hacia la innovación o búsqueda vanguardista<br />

durante el período, es Antonio Toribio, «fácil captador del movimiento y del ritmo<br />

de la línea en la obra escultórica»;|231| pero además pintor y dibujante cuyas «Máscaras»<br />

(dibujo 1953) es «una composición (…) que se destaca sobre todo por ser una versión<br />

original de un tema del cual se ha abusado bastante en la pintura local».|232| Tras<br />

el alcance de la originalidad personal, a lo largo de la década en la que celebra cuatro<br />

individuales, su sumersión en el vanguardismo le llevan de la figuración al abstraccionismo<br />

y a la elaboración de esculturas experimentales, con residuos de sus personales<br />

obras, con alambres y en hierro forjado. El se convierte en vanguardista neto.<br />

Otros cuatro jóvenes artistas que alternan la producción escultórica con la pintura, son<br />

Prats Ventós, Martínez Richiez, Mejía y Liz, quienes son figuras de primera línea en la<br />

proyección del arte dominicano, e incluso para los críticos de la época en la cual emergen<br />

y ofrecen perfiles definitorios. A inicio de la etapa 1950 Prats Ventós es un escultor<br />

que deja a un lado el hacer pictórico, «escalando, rápidamente, un puesto de vanguardia<br />

entre los artistas de hoy.Vigoroso, sigue las líneas puras de un clasicismo moderno<br />

y produce obras bellas en materiales nobles, recogiendo a veces suaves ondulaciones<br />

de un cuerpo femenino, y otras los rasgos firmes, severos y enigmáticos de la<br />

raza negra»,|233| visibles en grandes rostros tallados de mujeres y en su «Cabeza de<br />

Zombie» (1953), revelando esta última el inicio de un proceso de evolución que había<br />

de conducir a Prats Ventós hacia su «Maternidad», primer premio de escultura en<br />

la Bienal de 1954. En efecto, en esta obra existe una evidente relación entre su forma<br />

humanística precedente y la «Cósmica de Ondina» (1958), figura que posee singulares<br />

intuiciones plásticas de carácter subjetivo.|234| El escultor procesa, a partir de entonces,<br />

la formulación de la tridimensionalidad abstraccionista, lenguaje con el cual también<br />

incursiona en la pintura.<br />

Martínez Richiez es, en la opinión de María Ugarte, «laborioso, constante, se afana en<br />

aprender, en renovarse, en alcanzar la meta. Sus esculturas, sus tallas, sus relieves, son pa-<br />

|230|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe,<br />

diciembre<br />

7 de 1952.<br />

|231|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

|232|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe, abril 26,<br />

de 1953. Pág. 9.<br />

|233|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

|234|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel. El Caribe,<br />

septiembre<br />

24 de 1966.<br />

Desenvolviéndose en el territorio nacional, otros artistas también se definen como temperamentos,<br />

consolidando, como el caso de Eligio Pichardo, los respectivos derroteros estilísticos.<br />

Sucede con Marianela Jiménez, Noemí Mella,Aida Roques, Nidia Serra, pintoras<br />

que se reafirman en los discursos personales. La Jiménez registra su reaparición celebrando<br />

su primera muestra personal (1952), en la que exhibe 70 obras que reconfirman<br />

su tono objetivo y lírico en un múltiple temario. Noemí Mella, quien también celebra<br />

individual mostrando cien obras (1952), revela una calidad enérgica bastante rara en una


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |202|<br />

|203| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|235|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

sos indecisos todavía, pero promisores y dotados de un sello personal, bien pronunciado».|235|<br />

Esta apreciación fechada en 1951 precede a la experiencia becaria del escultor,<br />

también pintor beneficiado para estudiar en la Argentina. A su regreso en 1952 celebra<br />

una muestra en «La Boutique» del Estudio Ledesma que abriera Flor Trujillo, en<br />

donde exhibe esculturas en madera, terracota y yeso, e igualmente un conjunto de 30<br />

dibujos a tinta y colores, hechos en Buenos Aires, los cuales en su mayor parte son desnudos.<br />

«La nota característica de Martínez Richiez es el vigor: corta y dibuja casi con<br />

violencia, despreocupándose de las posibilidades líricas del tema. No quiere demostrar<br />

nada, sino sencillamente representar formas sentadas, formas yacentes y casi aplastadas<br />

contra el suelo.Aún cuando su dibujo no aspira a ser anatómicamente perfecto, su línea<br />

es segura, de manera que se impone al espectador con la fuerza de una cosa real».|236|<br />

te.|237| Durante el decenio de los 1950, se aferra con preferencia al temario negroide,<br />

ofreciendo obras ejemplares, entre ellas «Baile» (acuarela 1956), obra con la que participa<br />

en la VIII Bienal de Artes Plásticas. La máscara afro de los personajes, el movimiento<br />

que domina en la escena ritual y, sobre todo, los esquemas geometrizados de la<br />

escritura visual orientan al pintor hacia una línea de abstracción figurativa situacional o<br />

en consonancia con la etapa marcada por los nuevos lenguajes (Cubismo, Abstracción,<br />

Expresionismo,...) y las polisíntesis. Sin que se sepa la razón del desafecto frente al trujillato,<br />

Mejía llega a ser encerrado y torturado en la cárcel La 40.<br />

Enfocado como individualidad extremadamente joven, acabada de surgir al primer plano<br />

de la vida artística dominicana, Domingo Liz suscita la atención de los críticos, entre<br />

ellos María Ugarte, quien escribe que «sus caballos de la última exposición bienal de<br />

|237|<br />

Ugarte, María,<br />

Op. Cit.<br />

|236|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe. 1952.<br />

|238|<br />

Idem.<br />

Otra beca otorgada por el gobierno de Francia permite que Martínez Richiez se ubique<br />

en París, en donde su producción asume la experiencia del cubismo, de la abstracción<br />

orgánica y la reinterpretación del legado visual taíno.<br />

Sin registros de muestras personales y menos visibles para los críticos, Radhamés Mejía<br />

(El Viejo) es un expositor de las bienales, en donde aparcela sus obras de escultor, dibujante<br />

y pintor encauzado por el Arte de los Murales, de acuerdo a la crítica Ugar-<br />

artes plásticas son un prodigio de color y de composición. Matices que sólo El Greco,<br />

se atreviera a emplear, son manejados con soltura por este muchacho. El encanto del tema,<br />

el dominio de la técnica, la firmeza del dibujo, imprimen calidad y revelan talento<br />

en el expositor.|238| En la referida bienal en donde el artista presenta los Caballos<br />

(óleo 1951), también exhibe una Cabeza (escultura 1951) como prueba de su alterna<br />

inquietud hacia los campos artísticos, influida sobre todo por Colson. Este nexo lo ob-<br />

Guillo Pérez|Ola negra|Óleo/tela|90.5 x 106.6 cms.|1969|Col. Banco Central de la República Dominicana.<br />

Dionisio Pichardo|Los Trinitarios|Óleo/lienzo|73 x 92 cms.|1985|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |204|<br />

|205| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|239|<br />

Torres, Oscar<br />

Antonio.<br />

El Caribe,<br />

mayo 13 de 1951.<br />

|240|<br />

Areán, Carlos.<br />

El Caribe, enero<br />

20 de 1979.<br />

Pág. 12.<br />

|241|<br />

Manzano, Rafael;<br />

Rojas, Carlos.<br />

Enciclopedia del<br />

Arte Gassó.<br />

Pág. 316.<br />

serva Oscar A. Torres al referirse a «las figuras de Liz que amalgaman las técnicas del<br />

maestro con el tragicismo», |239| la acusada asexualidad prototípica de la visión neohumanística<br />

a la que Liz le añade, luego de cierto acopio, la condición afro y un tratamiento<br />

peculiarizado con la plumilla. Privilegiando más el dibujo que la pintura, asume<br />

el hacer escultórico en un momento de gran demanda oficial para el escenario público<br />

que se prepara alrededor del cuarto de siglo del gobierno trujillista. La tendencia<br />

neoclasicista de Colson también se expresa en la estatuaria de bulto y en los relieves que<br />

produce.<br />

De los jóvenes novísimos que emergen en la década del 1950, varios de ellos atraen la<br />

atención crítica al ofrecer definiciones que obedecen a adhesiones e influencias personales<br />

de cada quien. Estos novísimos, al compartir en un mismo período las inquietudes<br />

de un arte nuevo con otros jóvenes que les preceden, realmente conforman un solo<br />

cuerpo generacional. Los novisimos del cincuenta a los que se hace referencia son los<br />

siguientes:<br />

|Paul Giudicelli, quien al exponer por primera vez, individualmente ofrece unas condiciones<br />

plásticas reveladoras, trazando desde 1953 una trayectoria crecida y personal<br />

que lo colocan entre los principales artistas nacionales.<br />

|Fernando Peña Defilló, el cual inicia su formación artística en el país, prosiguiéndola<br />

en España. De acuerdo a Carlos Areán, es «uno de los primeros abstractos hispanoamericanos»<br />

vinculado al informalismo español y autor de óleos con composiciones geométricas,<br />

se anticipa con algunos otros a «las ordenaciones de tipo serialista».|240|<br />

|Silvano Lora, inquieta personalidad asociada a la literatura, produciendo poemas juveniles,<br />

se da a conocer con una obra dibujística distintiva por la soltura de sus trazos ilustrativos<br />

y por pinturas que van de la figuración a la abstracción. En la segunda versión<br />

de la Bienal Hispanoamericana celebrada en La Habana (1954) obtiene una distinción|241|<br />

e igualmente premio de pintura en VIII Bienal Nacional, celebrada en 1958.<br />

|Gaspar Mario Cruz, sobresaliente escultor de estilo primitivo, también dibujante y<br />

pintor, cuyos temas guardan relación con el arte que más le distingue: la talla en madera.<br />

|Guillermo Pérez (Guillo) milita inicialmente en la Escuela de Santiago en donde es<br />

paisajista local, asumiendo a partir de 1955 un cambio mucho más moderno y consecuentemente<br />

ascendente al ponerse en contacto sobre todo con Paul Giudicelli y Eligio<br />

Pichardo.<br />

Gilberto Hernández Ortega|Florero|Óleo/tela|78 x 62 cms.|Sin fecha|Col. Pedro y Alexis Haché.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |206|<br />

|207| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

2|2 La modernidad y la orientación<br />

de los artistas más notables<br />

En 1951, un excelente crítico y cineasta formado en Italia, Oscar Antonio Torres, escribe<br />

un texto en el que comienza explicando: «En el escenario pictórico dominicano, cada<br />

artista (los que han logrado definirse, por supuesto) ha alcanzado en la cristalización<br />

de su empeño, ciertas características propias que permiten identificarlo con un determinado<br />

estado de ánimo, una realidad social, una intención artificiosa y hasta con un<br />

ente físico./ La acritud lineal de un Hernández Ortega, por ejemplo, trasluce una amargura<br />

no exenta de cierta morbosidad, proyectada a lo social. La obra de Yoryi Morel se<br />

identifica con el colorido del paisaje criollo, mientras Suro escarba en la tristeza ingénita<br />

de nuestros pueblos y la traslada al lienzo en su vibrante cacofonía trágica./ Otros<br />

de nuestros artistas, las pintoras, sobre todo, se han embarcado en la risueña «Tournée»<br />

Jaime Colson|Portada (fragmento) «Teatro Dominicano», de Jaime Lockward|Ilustración|1959.<br />

de una agradable fantasía, mientras algunas han buscado en el elemento humano y el<br />

nerviosismo citadino, nuevas rutas a su inquietud./ Pero entre todos ellos, ¿Cómo puede<br />

identificarse a Jaime Colson?…»|242|<br />

La pregunta que formula el crítico Torres se debe a que el texto que redacta y publica<br />

en el diario «El Caribe» se relaciona a la exposición individual que registra Colson en<br />

la Galería Nacional con un carácter de retrospectiva, ya que exhibe obras comprendidas<br />

entre 1923 y 1951. En este último año fungía como Director General de Bellas Artes.<br />

Sin embargo, esta posición fue pasajera, debido a las intrigas y fricciones que provocó<br />

en la ENBA ese nombramiento, en realidad frustratorio para él, ya que había aceptado<br />

el cargo con el mejor deseo de servir como artista de gran experiencia profesional.<br />

El deseaba contribuir al desarrollo formativo de sus compatriotas, especialmente<br />

con su especialidad, ya que consideraba que «en la República Dominicana los problemas<br />

del arte revisten importancia sorprendente y dada la inquietud que se manifiesta<br />

podemos augurar grandes realizaciones».|243|<br />

Ubicado en Santo Domingo, donde la prensa reseñó ampliamente su presencia, Jaime<br />

Colson se sumergió de lleno en el ambiente artístico nacional, promoviendo la formula<br />

grupal como manera de cohesionar el activismo de los colegas. De esta manera incidió<br />

en la organización del Círculo Nacional de Artistas, teniendo como referencia el<br />

modelo gremial que había conocido durante su estancia en México. Presidido por Noemí<br />

Mella, el Círculo registró muchas exposiciones de sus integrantes a partir del 1953,<br />

teniendo como metas la solidaridad artística y la promoción productiva del arte.<br />

Colson también se asoció como participante de Los Cuatro, primera fórmula grupal de<br />

artistas visuales, integrada además por José Gausachs, Gilberto Hernández Ortega y Clara<br />

Ledesma. Este grupo asumió la tarea de organizar exhibiciones populares en sectores<br />

barriales, para el proletariado. Con este propósito «llevan su obra a los barrios marginados,<br />

quitando el velo de exclusividad que cubría las exhibiciones de pintura. Se inician<br />

con una Exposición Homenaje a Matisse en el Viejo local de la Alianza Francesa (1954)<br />

frente al Parque Independencia; luego (1955) exponen en el Centro Obrero y en el<br />

Consejo Local de Mujeres».|244| A esta otra iniciativa de animación emprendida por<br />

Colson se suma el ejercicio crítico y teórico, escribiendo en los medios periodísticos<br />

capitalinos. Sin embargo, su más decisivo impacto fue en el salón de clases, en donde sus<br />

enseñanzas sobre Estética, Historia del Arte y Técnicas Pictóricas ejercen una gran influencia.<br />

Uno de sus alumnos, Domingo Liz, testimonia con sus palabras el significativo<br />

papel del maestro. En su testimonio señala: «Cuando Colson llegó de Europa para<br />

permanecer definitivamente entre nosotros, ya el primer núcleo de los artistas jóvenes<br />

|242|<br />

Torres, Oscar<br />

Antonio. El Caribe,<br />

febrero 25 de<br />

1951, Pág. 17.<br />

|243|<br />

Colson, Jaime,<br />

citado por Jaime<br />

Lockward,<br />

La Nación,<br />

junio 27 de 1950.<br />

|244|<br />

Miller, Jeannette,<br />

Monografía<br />

Gilberto<br />

Hernández Ortega<br />

(...), Pág. 18.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |208|<br />

|209| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

que se manifestaban con características de artistas genuinos habían dado sus primeros<br />

pasos en el laberinto atrayente y no explorado, donde el color era magia y las formas<br />

un lenguaje que explotaba y hería los sentimientos para hacernos vislumbrar hallazgos<br />

sorprendentes. Se empezaba a sentir que todo un universo visual con características<br />

nuevas quería cobrar formas. Bullía en las mentes un afán para crear. Se evidenciaba la<br />

necesidad de crear instrumentos técnicos y expresivos que nos permitieran decir lo<br />

nuestro con medios propios.Y en ese momento, en ese preciso instante, cuando las meras<br />

esperanzas podían empezar a constituirse en realidades permanentes, Colson, que<br />

venía con una larga experiencia y con vivencias que podían tener el poder de conectar<br />

nuestro mundo, aún aislado, con las tradiciones más genuinas, empezó a dar las lecciones<br />

y los conocimientos que iniciarían el período en el que se despejaron muchos<br />

de los velos que impedían nuestro avance (...) los cursos de post-graduados con los cuales<br />

dio inicio por los años de 1951 a sus actividades en ese campo, fueron la base fundamental<br />

para el desarrollo de un estado de receptividad para el conocimiento de los<br />

problemas esenciales que enfrentábamos un grupo de estudiantes que ya habíamos decidido<br />

seguir adelante contra todas las dificultades. En ellos como norma principal nos<br />

iniciamos en la disciplina para el manejo de nuestros instrumentos; el análisis riguroso<br />

de las formas y las estructura, fundamentalmente la humana; y el manejo de los medios<br />

para concretar esos análisis. Las estructuras que antes eran nebulosas se evidenciaban con<br />

fuerza.Toda una gama infinita de posibilidades para la exploración incrementaron nuestro<br />

dominio de la técnica y en consecuencia, se ampliaron nuestras posibilidades para la<br />

proyección de nuestras vivencias interiores».<br />

Jaime Colson|Negro desnudo|Mixta/papel|44 x 29 cms.|1960|Col. Servicios Profesionales de Museo, S.A.<br />

Jaime Colson|El Comte Arnau|Óleo/tela|116 x 89 cms.|1947|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |210| |211| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|245|<br />

Liz, Domingo,<br />

Maestros<br />

Dominicanos (...)<br />

Catálogo. 1980.<br />

Agrega Liz: «En el trabajo continuo, y con el entusiasmo del niño que maneja un juguete<br />

nuevo, asimilábamos hora a hora, esa sustancia de contenidos iluminadores que<br />

nos trajo la personalidad de Colson, las manos y los planos de color dejaron de ser esa<br />

cosa diluida, sin principios ni fin, que se disolvía para terminar en ese inefable surco negro<br />

en el que se detenía inexplicablemente todo valor tonal. La línea dejó de ser un cerco<br />

inflexible, y recortante, para evidenciar por sí misma un universo donde las posibilidades<br />

de la vida orgánica podían hacerse tangibles por la presencia del surco sentido,<br />

diferenciado y penetrado de ritmo».|245|<br />

Fue decisiva e importante la presencia de Jaime Colson durante una etapa de definiciones<br />

dominicanas y modernas del arte nacional. Decisiva, aunque el maestro provocara<br />

reacciones en su contra al ser nombrado Director General de Bellas Artes y especial-<br />

la misma vida que siempre había llevado, sin cambiar nada en mis costumbres; y esto,<br />

en verdad, no era compatible con las altas funciones que tenía que desempeñar. No es<br />

posible ser un alto funcionario y bohemio a un tiempo mismo... / Desde muy joven<br />

me había acostumbrado a la vida independiente sin preocuparme para nada del amenazante<br />

qué dirán; y no era cosa de cambiar totalmente de la noche a la mañana. Así,<br />

lo que para mí era cosa sin importancia, causaba escándalo a los ojos de los demás. Una<br />

distancia moral semejante a la que separa a Santo Domingo y París me separaba del<br />

medio en que tenía que desenvolverme. Por esto, sin duda, al abandonar el puesto me<br />

encontré en el mayor desamparo y solo en todos los aspectos. Nadie quiso creer que<br />

voluntariamente yo renunciaba al cargo que desempeñaba, sino que había sido «botado»<br />

como descaradamente solía decirse comúnmente de aquellos que caían en desgra-<br />

mente con el estilo de vida personal carente de hipocresía, libre, bohemia, desinhibida<br />

y un tanto escandalosa para el medio social, de acuerdo a sus palabras: «Por mi larga ausencia,<br />

en mi propio país me sentía extraño, y también muchos de mis compatriotas me<br />

miraban como tal cuando así les convenía. Por esto y muchos otros motivos no fue difícil<br />

que no tuviera éxito en la Dirección General de Bellas Artes.<br />

Al llegar a la República, a pesar del alto cargo que se me confiara, continué llevando<br />

cia. Entonces, por aquellos días, hasta mi talento artístico fue puesto en tela de juicio.<br />

como si en este oscuro país hubiera habido alguien capacitado para juzgar mi obra...<br />

/ Por otra parte, yo mismo fui culpable de que al fin se me tratase de tal manera, pues<br />

por innata modestia, nunca quise hacer valer mis méritos en la forma que debí haberlo<br />

hecho. Al tratar de igual a igual con aquellos que pretendían ser mis «colegas»,ingenuamente<br />

les abrí el camino para que me desconsideraran. Muy tarde, demasiado<br />

Jaime Colson|Sin título|Óleo/tela|72 x 53 cms.|1943|Col. Museo Bellapart.<br />

Jaime Colson|Baquiní y la Ciguapa del Camú|Gouache/papel|50 x 32.5 cms.|1949|Col. Museo Bellapart.<br />

Jaime Colson|Bailarines. Serie haitiana|Mixta/papel|32.5 x 24.5 cms.|1957|Col. Museo Bellapart.<br />

Jaime Colson|Iniciación para un rito vudú|Tinta/papel|32.5 x 24.5 cms.|1959|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |212| |213| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

Jaime Colson|Fragmento para mural|Óleo/tela|169.5 x 90.5 cms.|1953|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

tarde, fue cuando llegué a comprender que con tales gentes no debí andar con miramientos».|246|<br />

Era un riesgo político renunciarle al gobierno de Trujillo, a no ser que la renuncia fuera<br />

requerida, forzada o presentada con cuidadosas «loas» por quien tuviera que dejar una<br />

posición por razones conflictivas o por las intrigas que provocaban las competencias o<br />

la lucha de clases, reflejadas en el sector de los artistas. En muchos casos la «renuncia»<br />

no impedía encarar cierta desgracia social que igualmente ocurría cuando el cargo se<br />

perdía por cancelación emanada del gobierno, como ocurrió con Manolo Pascual,<br />

quien fungía como director de la ENBA en 1950. Las fricciones que se producían en el<br />

sector artístico durante el período provocaron que Pascual fuera denunciado ante Trujillo,<br />

a causa de una hija suya a quien había logrado traer desde Rusia y la cual llegó a<br />

criticar, públicamente, algunas de las normas del país que chocaban con su formación<br />

revolucionaria. Fue Vela Zanetti el denunciante de la hija «marxista» del escultor, a quien<br />

se le impuso un corto plazo para que se marchara del país, al igual que su familia. El reconocido<br />

muralista fue nombrado en sustitución del colega cancelado en 1951.<br />

Otra cancelación fue la de Liliana García Cambier, quien se desempeñaba como docente<br />

del citado plantel. Ella fue separada del cargo a causa de su matrimonio con un<br />

ciudadano cubano, de acuerdo a los corrillos que explicaban el hecho.<br />

La García Cambier encabezaba el grupo de los nuevos egresados de la ENBA, cuyo cuadro<br />

docente tiende a incorporar durante la década un mayor número de individualidades<br />

formadas con su programa. En el 1952, los viejos profesores eran José Gausachs, Celeste<br />

Woss y Gil, Robles Toledano, Mairení Cabral, José A . Frómeta y Joseph Fulop. En<br />

ese año,Yoryi Morel era el director interino (sustituía a Vela Zanetti) y también eran<br />

docentes de la escuela Gilberto Hernández Ortega, Eligio Pichardo y Antonio Prats<br />

Ventós (sustituto de Pascual en los cursos de escultura). En lo adelante fueron nombrados<br />

Clara Ledesma, Marianela Jiménez, Manolo Quiroz,...<br />

En el período de los 1950, se da un flujo mayor de nombres artísticos, algunos de los<br />

cuales rotundamente son reconocidos desde el momento en que registran sus individuales<br />

como sucede con Rafael Faxas, Paul Giudicelli y Silvano Lora. El resto mayoritario<br />

ofrece las dos variables concurrentes frente al futuro artístico: muchos abandonan<br />

la posibilidad de desarrollarse y otros aseguran la proyección sumergidos en el arte con<br />

sus personales experiencias.<br />

El colectivo que puede llamarse «Generación de los cincuenta» se desenvuelve con las<br />

variaciones sociales pertinentes. Una de ellas es la que protagonizan los hacedores alternos<br />

–muchos de ellos autodidactas– quienes asumen profesiones preferenciales, además<br />

|246|<br />

Colson, Jaime.<br />

Memorias de<br />

un Pintor (...),<br />

Op. Cit.,<br />

Pág. 122-24.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |214|<br />

|215| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

Jaime Colson|Sin título. De la serie «Long Beach»|Óleo/tela|61 x 50 cms.|1968|Col. Museo Bellapart.<br />

de cultivar el arte.A este núcleo se asocian Cecilia Cortiña (modista y pintora), Miguel<br />

de Moya (diplomático y pintor), Juana García de Concepción (docente de música y<br />

pintora), Julio Vega Batlle (abogado y pintor), Aliro Paulino (diplomático, editor y pintor),<br />

Manuel del Cabral (poeta y pintor), Chito Zouain (decorador y pintor), Horacio<br />

Read (odontólogo y pintor), Hipólito Cordero (comerciante y caricaturista), Enrique<br />

Coiscou Weber (médico, dibujante e hilógrafo).<br />

Una segunda varible la define un núcleo que, aún formado en la ENBA, se margina por<br />

diversas razones sin desvincularse de una producción pictórica, como ocurre con Albertina<br />

Serrallés, Milagros Jiménez y Eridania Mir. Frente a ellas se añade Flavio Jiménez, una<br />

promesa truncada por la garra trujillista, e igualmente las individualidades que asumen el<br />

silencio después de vincularse a la referida escuela nacional. Nos referimos a Rafael Enrique<br />

Brens, Hipólito de la Cruz, Gladys Dietsch, Irma Hungría, Cecilio Pérez, José Eugenio<br />

Rosa, Leo Schult, Julio César Pérez, Castro del Río, Bienvenido de la Rosa y Pedro<br />

de los Santos, entre otros.<br />

Los egresados de la ENBA conforman, en cambio, un grupo de individualiades que se<br />

convierten en artistas reconocidos: Plutarco Andújar (pintor), Andrés Julio Araújo (escultor),<br />

Aquiles Azar García (dibujante), Ada Balcácer (pintora), José Cestero (pintor),<br />

Gaspar Mario Cruz (escultor), Jacinto Domínguez (pintor), Rafael Faxas (pintor), Dionisio<br />

Pichardo (pintor), Paul Giudicelli (pintor), Hilario Rodríguez (pintor) y Silvano<br />

Lora (pintor).<br />

Variación se aprecia en las individualidades que atrajeron la atención durante la década<br />

y se pierden de vista por razones diversas: Liliana Garcia Cambier (se ubica en el<br />

exterior), Gloria Montilla (familia y docencia), Mario Lockward (ubicado en el Cibao),<br />

Manolo Quiroz (dedicado a la tv) y Eduardo Martínez de Ubago (destino desconocido).<br />

En la nómina generacional aparecen nuevos cultivadores del arte de la lente, unos fotorreporteros<br />

y otros como aficionados: Nelson Rodríguez, vinculado a diversos medios,<br />

provoca la opinión crítica de Contín Aybar y el músico Jacinto Gimbernard (n.<br />

1931) celebra muestra personal fotográfica en el Palacio de Bellas Artes. Otros que se<br />

registran: Santiago Lamela Geler, Nestor E. Sánchez,Vicente Sangiovanni y Juan Ulises<br />

García, participan en certámenes que son celebrados durante el período en el cual Max<br />

Pou muestra estatura de gran fotografo, realizador de documentales cinematográficos,<br />

algunos de ellos asociado a Oscar Antonio Torres.<br />

También expcional es la variante que ofrecen algunos jóvenes que registran exposiciones<br />

personales y que más claramente son asociados a generaciones posteriores. Se refieren<br />

los casos de Virgilio García, quien expone en Salcedo (1958), y Julio Sussana, protagonista<br />

de una «individual estudiantil» (1958).<br />

Otra variante a tomarse en cuenta es la relacionada con núcleos de inmigrantes (españoles<br />

y japoneses) que se ubican en el país durante la década, y de los cuales surge el<br />

aporte de nombres artísticos que producen una obra dominicana: García de Villena, Sumihiro<br />

Kawabata y Mamoro Matsunaga, principalmente.<br />

Los pintores que emergen y se desenvuelven en los municipios provinciales definen otra<br />

representación generacional. Son muchos los nombres aportados por las academias que<br />

se localizan en Santiago, La Vega, Puerto Plata y San Pedro de Macorís, aunque la mirada<br />

recaiga solamente en Marco Batista Caraballo,Violeta Espaillat, Elías Delgado, Guillo<br />

Pérez y Luisa Bordas.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |216|<br />

|217| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

Finalmente, la variación que conforman las individualidades que emigran al exterior<br />

después de recibir orientación artística en el país nativo. Además de la excepción que<br />

representa el autodidacta Jorge Noceda Sánchez, completan formación en Estados Unidos<br />

de Norteamérica y Europa: Glauco Castellanos, Carlos de Mena, Luis Oscar Romero,<br />

Mercedes Rodríguez, Margarita Vidal, Eugenia Vásquez, Rosario Puente Julia,<br />

Fernando Peña Defilló y Oscar Renta Fiallo, quien es focalizado a continuación:<br />

OSCAR RENTA FIALLO, nacido en Santo Domingo (1939), es de los jóvenes que<br />

emigran después de la iniciación formativa en la ENBA, época en la cual participa en<br />

muestras colectivas que hacen recaer la atención sobre su obra juvenil. Oscar Antonio<br />

Torres lo enfoca junto a Fernando Peña Defilló, a propósito de una muestra del 1951:<br />

Promisoria resulta la revelación de dos grandes talentos que brindan con su seguridad<br />

técnica un suave y patético tratamiento de la figura y el paisaje (…) Oscar Renta Fiallo<br />

presenta una «calle, cuya nerviosa perspectiva denuncia una visualización meditada<br />

en un trazado consciente».<br />

A mediados de la década de 50, Renta Fiallo viaja a Europa e ingresa a la Academia San<br />

Fernando, de Madrid, para continuar su formación pictórica. Esta meta cambia al conocer<br />

a Cristóbal Balenciaga (1895-1972), el célebre modisto español asociado a la alta<br />

costura del medio parisino a donde Oscar también se traslada, convencido del vínculo<br />

entre el arte y la moda. El resultado de este viraje creativo es la consagración internacional<br />

de un diseñador identificado con su nombre: Oscar de la Renta.<br />

En tanto Oscar Renta Fiallo se reorientó de la pintura al diseño, otro coetáneo: MAR-<br />

CIO VELOZ MAGGIOLO cambia pincel y tela por papel y teclado mecanográfico.<br />

Nacido en Santo Domingo (1936), su vocación le enfrentaba al campo de la creación<br />

diversificada, incluido el arte, la antropología y la literatura, las tres grandes pasiones<br />

de un autor reflexivo y laborioso que alcanza estatura nacional de maestro por sus<br />

grandes conocimientos y aporte sobre la dominicanidad.<br />

Más reconocido por sus investigaciones y sus obras literarias que abarcan el ensayo, la<br />

narración y la poesía, colateralmente asume la pintura como alternativa de conjugar silencios<br />

y soledades. Productor que aprendió con la cocina moderna de los grandes<br />

maestros de la Escuela Nacional de Bellas Artes, su pintura elaborada como gozo, ofrece<br />

densidades cromáticas tan jugosas como la sumatoria lingüística que evidencia abastracción,<br />

expresionismo, surrealidad, sin límite entre ellas. Se trata de una pintura expresada<br />

como catarsis y canto circunstancial íntimo y subyacente, entonado por un sujeto<br />

sensible y polifacético.<br />

Asociados a centros formativos nacionales y del exterior, el colectivo generacional de<br />

Jaime Colson|De la serie haitiana|Mixta/papel|35 x 29 cms.|1957|Col. Guiseppe Bonarelli.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |218|<br />

|219| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

los cincuenta es diverso en relación a las edades de quienes se subscriben como integrantes,<br />

ya que hay individualidades muy maduras (Rosario Puente, Horacio Read,Vega<br />

Batlle,…) en comparación con los muy jóvenes (Faxas, Domínguez, Lora,...). Pero<br />

este aspecto no es tan marcado, como tampoco el de la experiencia educativa de unos<br />

y otros en lo referente al arte. Independientemente de la formación académica o del autodidactismo,<br />

la generación posee casi totalmente una cultura artística promedio, y en<br />

la mayoría de los casos, muy alta. Los vinculados a la ENBA egresan con una educación<br />

a la vez intelectual y técnica. Los que viajan aprovechan las instituciones (academias, galerías<br />

y museos) para ampliar sus conocimientos. Los que permanecen en el país logran<br />

diferentes niveles en base al ejercicio artístico y otros sensibles complementos. En el caso<br />

de los autodidactas, casi todos han realizado carreras universitarias, y los que no, se<br />

destacan como literatos.<br />

Emergiendo en un período en el que se consagra la modernidad con su carga simultánea<br />

de ismos y sus conjugaciones dentro y allende el océano, la generación es partícipe<br />

de tales condiciones frente a las cuales cada quien ofrece su respuesta visual. Individualmente,<br />

como ocurre con toda generación, varios integrantes se autodefinen con rapidez<br />

acaparando la atención estimativa, en tanto otros permanecen en los amagos y unos terceros<br />

autogestan una proyección que no se manifiesta dentro de la década del 1950, sino<br />

con posterioridad a ella, como se ha anotado en el correspondiente cuadro generacional.<br />

Para obtener una perspectiva generalizada del comportamiento cultural o socioartístico<br />

de la etapa, se ofrece a continuación una cronología de registros de los años 1951-1960.<br />

CRONOLOGÍA<br />

CULTURAL<br />

Desde 1951 | Hasta 1960<br />

Año 1951<br />

Egresados de la ENBA, Paul Giudicelli,<br />

Manolo Quiroz, Ada Balcácer, Hipólito<br />

de la Cruz,…<br />

Carlos Ramírez Guerra, pintor dominicano<br />

con amplia labor en Santiago<br />

de Cuba, donde era un conocido autor<br />

de temas urbanos, fallece a la<br />

edad de 70 años.<br />

Darío Suro participa en el «Salón de<br />

los Once», organizada por el crítico y<br />

filósofo Eugenio D’Ors, en Madrid.<br />

Año 1951 |cont.|<br />

Salón de Primavera: Exposición organizada<br />

por el Círculo Nacional de Artistas,<br />

en el Instituto Cultural Dominico-Americano.<br />

Entre los expositores<br />

figuran: Mounia André, Gladys Dietch,<br />

Fernando Peña Defilló, Oscar Renta<br />

Fiallo, Noemí Mella, Jaime Colson, Elsa<br />

Di Vanna, Cecilio Pérez, Nidia Serra,<br />

Eridania Mir, Juan Frías, Hernández<br />

Ortega, Domingo Liz, Rosario<br />

Puente y Marcial Schotborgh.<br />

Vela Zanetti viaja a Puerto Rico en<br />

donde realiza murales para edificios<br />

públicos, exponiendo también individualmente<br />

en la universidad puertorriqueña.<br />

Viaja también a Nueva York<br />

al obtener la Beca Hispanoamericana<br />

de la Fundación Guggenhein.<br />

Año 1951 |cont.|<br />

Segunda Exposición Arte Católico,<br />

colectiva organizada por Ábside.<br />

En el Ledesma Studio se inaugura<br />

una «Boutique» (14 de septiembre)<br />

localizado en el Edificio Ocaña, en los<br />

apartamentos 204, 205 y 206, bajo la<br />

dirección de doña Flor de Oro Trujillo.<br />

Ledesma asume el cargo de Directora<br />

Artística. El establecimiento de arte<br />

abre con una exposición colectiva en<br />

la que participan Clara Ledesma, Noemí<br />

Mella, Elsa Di Vanna, Nidia Serra,<br />

José Gausachs, Paul Giudicelli, Yoryi<br />

Morel y Luis Martínez Richiez, entre<br />

otros.<br />

Año 1951 |cont.|<br />

Individual de Luichy Martínez Richiez<br />

en el «Ledesma Studio». El artista expone<br />

30 dibujos a tinta y gamas de<br />

colores, e igualmente 9 esculturas.<br />

La Primera Bienal Hispanoamericana,<br />

es celebrada en Madrid, en la cual se<br />

reparten más de 40 galardones, entre<br />

ellos los premios «Presidente Trujillo»<br />

para escultura y para pintura. En esta<br />

bienal internacional se exhiben obras<br />

de Liliana García Cambier, de Fernando<br />

Peña Defilló, de Darío Suro, e igualmente<br />

de Clara Ledesma, Manuel del<br />

Cabral y Eligio Pichardo, entre otros.<br />

Pichardo obtiene Premio y Medalla de<br />

Oro de la República de Nicaragua.<br />

Fernando Peña Defilló viaja a España,<br />

matriculándose en la Academia de<br />

San Fernando (Madrid).<br />

La RKO Radio Pictures auspicia concurso<br />

para aficionados a la fotografía<br />

con jurado constituido por Jaime<br />

Colson, Luis E. Mañón Valdéz, Tomás


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |220|<br />

|221| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

Año 1951 |cont.|<br />

Año 1952<br />

Año 1952 |cont.|<br />

Año 1952 |cont.|<br />

Año 1952|cont.|<br />

Año 1952 |cont.|<br />

Sanlley Gómez y Arturo Solmson,<br />

otorgaron premios a Santiago Lamela<br />

Geler (1º), Vicente Sangiovanni (2º),<br />

Néstor E. Sánchez (3º) y reconocieron<br />

además a J. B. Martínez y Marino<br />

Pérez Miniño.<br />

Se publican las siguientes libros: Los<br />

Huéspedes Secretos, Carta Rubén,<br />

Segunda Antología Tierra 1930-1951<br />

y Veinte Cuentos, de Manuel del Cabral;<br />

Presencia de los días, de Franklin<br />

Mieses Burgos; Muerte en El<br />

Edén, de Héctor Incháustegui Cabral<br />

y La Isla de la Tortuga, de Manuel<br />

Arturo Peña Batlle.<br />

Con ilustraciones de Jaime Colson,<br />

se edita la obra narrativa Cibao, de<br />

Tomas Hernández Franco.<br />

El 28 de junio, siendo Yoryi Morel y<br />

José Gausachs director y subdirector<br />

interinos, respectivamente, es celebrada<br />

la Undécima Exposición de la<br />

ENBA en la que participan 44 alumnos<br />

orientados por Celeste Woss y<br />

Gil, Gilberto Hernández Ortega, Joseph<br />

Fulop, Antonio Prats Ventós, Eligio<br />

Pichardo, Oscar Robles Toledano,<br />

Mairení Cabral y José A. Frómeta,<br />

quienes integran el cuerpo docente.<br />

Los alumnos expositores son: Rafael<br />

Alonso, Guillermo Aguasanta, Rafael<br />

Añez Bergés, Pedro Antonio Amorós,<br />

Miguel Amengual, Milagros Batista,<br />

José Ramón Báez, Betania Bobea,<br />

Héctor Betancourt, Marino Castillo,<br />

María Mireya de Pool, Rafael Faxas,<br />

María Estela Francis, Cristola Gutierrez,<br />

Osiris R. Gómez, Marja Terttu<br />

Hytonen, Milagros Jiménez, Flavio Jiménez,<br />

Silvano Lora, Miguel Liz, Mi-<br />

lán Lora, Mario Lockward, Gloria<br />

Montilla, Pedro E. Molian, Margarita<br />

Moreta, José Jaime Pichardo, Ramón<br />

A. Prestol, José Socrates Pérez, Oscar<br />

Renta Fiallo, Isabel Ramírez, José<br />

Dionisio Rodríguez, Bienvenido de la<br />

Rosa, Napoleón Rosario, Nirca Silva,<br />

Virginia Simón, Frank Tamares, José<br />

Tallaj y Aidé A. Tallaj.<br />

La VI Exposición Bienal de Artes Plásticas<br />

reúne 51 pinturas, 10 dibujos y<br />

7 esculturas correspondientes a 35<br />

participantes. Los galardones otorgados<br />

fueron los siguientes: Pintura:<br />

Primer Premio: El Pescador (óleo) de<br />

Yoryi Morel. Segundo Premio: «Gisela»<br />

(Guache) de José Gausachs. Escultura:<br />

Primer Premio: Declarado desierto.<br />

Segundo Premio: «Antillana»<br />

(cemento) de Antonio Prats Ventós.<br />

Dibujo: Declarada desierto por haber<br />

considerado el Jurado que los dibujos<br />

no reúnen los necesarios méritos para<br />

el otorgamiento de los premios estipulados<br />

en la base. En cambio el Jurado<br />

recomienda las siguientes adquisiciones<br />

de obras de pintura: Retrato<br />

(Guache), de Marianela Jiménez, e Interior<br />

con Cabeza de Caballo (óleo) de<br />

Noemí Mella. El premio San Cristóbal<br />

correspondió a Día de Máscara (óleo)<br />

de Gilberto Hernández Ortega. (El Caribe,<br />

30/8/52)<br />

Egresados de la ENBA: Gaspar Mario<br />

Cruz, Silvano Lora, Eduardo Martínez<br />

de Ubago...<br />

Marianela Jiménez celebra la Primera<br />

Exposición Individual en la Galería<br />

Nacional de Bellas Artes (14 de noviembre).<br />

Presentó 70 obras.<br />

Juan Antonio Frías, joven pintor egresado<br />

de la ENBA, fallece el 17 de junio.<br />

Noemí Mella celebra muestra personal<br />

en la Galería Nacional. Expone<br />

100 obras. Ella se convierte en la primera<br />

artista dominicana que expone<br />

en la Galería de la Unión Panamericana,<br />

Washington, D. C., en donde registró<br />

su primera individual.<br />

Eligio Pichardo realiza murales en la<br />

Escuela Primaria de Niñas «Julia Molina».<br />

En el plantel se ubica «Pegaso<br />

y la Sabiduría», escultura de Antonio<br />

Prats Ventós.<br />

Horia Tanasescu, crítico rumano radicado<br />

en el país, se pregunta: ¿Es la<br />

fotografía un arte? en un artículo del<br />

Diario El Caribe, que incluye una foto<br />

de Juan Ulises García.<br />

Clara Ledesma registra la segunda individual,<br />

en la Galería Nacional de Bellas<br />

Artes.<br />

Darío Suro realiza exposición personal<br />

en la Galería Caralt, de Barcelona (España).<br />

También concurre a las exhibiciones<br />

de pintores contemporáneos<br />

de Pittsburgh y San Francisco, en<br />

Estados Unidos.<br />

Fernando Peña Defilló trabaja en el<br />

Taller de Daniel Vásquez Díaz, en Madrid,<br />

donde se encuentra ubicado<br />

desde 1951.<br />

Año 1952 |cont.|<br />

Año 1952 |cont.|<br />

Año 1953<br />

Año 1953 |cont.|<br />

Año 1953 |cont.|<br />

Año 1953 |cont.|<br />

Es celebrada la Segunda Exposición<br />

Circulante de Reproducciones de pinturas,<br />

de la UNESCO, en la Galería<br />

Nacional de Bellas Artes.<br />

José Vela Zanetti empieza los lienzos<br />

murales del Monumento de la Paz de<br />

Santiago de los Caballeros. Es elegido<br />

para realizar mural en la ONU, al<br />

igual que el pintor noruego Krohg, el<br />

francés Leger y el brasileño Portinari.<br />

El poeta Manuel Del Cabral presenta<br />

en Galerías Xarga, de Madrid, España,<br />

una exposición personal antológica<br />

conformada por 50 óleos.<br />

Tercera Muestra Arte Católico, auspiciada<br />

por Ábside, con la primera participación<br />

expositiva de Paul Giudicelli.<br />

Las Décimas de Juan Antonio Alix,<br />

son reunidas y prologadas por Joaquín<br />

Balaguer.<br />

Otras obras literarias publicadas en<br />

1952: Antología Poética de Franklin<br />

Mieses Burgos, selección y prólogo<br />

de Freddy Gatón Arce; Las Insulas Estrañas<br />

y Casi de Ayer de Héctor Incháustegui<br />

Cabral; Contracanto a<br />

Walt Whitman, de Pedro Mir; Centro<br />

del Mundo, de Máximo Avilés Blonda;<br />

La Leyenda de la Muchacha, de<br />

Freddy Gatón Arce; Ensayos en Busca<br />

de Nuestra Expresión, de Pedro Henríquez<br />

Ureña.<br />

La Voz Dominicana –(Antiguamente<br />

Voz del Yuna, Bonao 1942)– instala el<br />

moderno invento de la TELEVISION<br />

(Agosto 1952).<br />

En mayo 25 registra Joseph Fulop<br />

una muestra individual que marca de<br />

manera decidida y definitiva la introducción<br />

del arte abstracto en el país.<br />

En diciembre, vuelve a celebrar una<br />

segunda muestra también abstracta.<br />

Egresados de la ENBA: Rafael Faxas y<br />

José Eugenio Rosa.<br />

Darío Suro regresa al país desde Europa<br />

y realiza exposición retrospectiva<br />

en el Instituto Domínico-Americano,<br />

presentando, entre otras, un conjunto<br />

de obras abstractas.<br />

Silvano Lora realiza su primera exposición<br />

personal. Presenta 14 pinturas<br />

en el Instituto Domínico-Americano.<br />

Paul Giudicelli registra la primera exposición<br />

individual en la Galería Nacional<br />

de Bellas Artes, exhibiendo 70<br />

obras, favorablemente comentadas<br />

por la crítica.<br />

Fernando Peña Defilló celebra<br />

exposición personal en la Sala Abril,<br />

de Madrid.<br />

Después de varios años de silencio<br />

expositivo, José Gausachs celebra individual,<br />

mostrando 30 obras de enfoques<br />

distintos en el Instituto Domínico-Americano.<br />

Marcel Fort (francés), conocido como el<br />

«pintor marinero» por su excursión pictórica<br />

por las Antillas, celebra individual<br />

en el Instituto Domínico-Americano.<br />

Cuarta Exposición de Arte Católico organizada<br />

por Ábside en la Galería de<br />

Bellas Artes. Participan Jaime Colson,<br />

Mounia André, Gilberto Fernández<br />

Diez, José Gausach, Paul Giudicelli,<br />

Elsa Di Vanna, Liliana García, Silvano<br />

Lora, Eligio Pichardo, Belkis Adróver,<br />

Antonio Prats Ventós y Manolo Quiroz.<br />

Desvelizamiento en Nueva York del<br />

Mural de las Naciones Unidas, realizado<br />

por Vela Zanetti, quien además<br />

es invitado por Gómez Sicre a exponer<br />

los bocetos de ese mural en la<br />

Unión Panamericana. El pintor también<br />

realiza murales en edificios de<br />

Bogotá, Colombia.<br />

Mounia André celebra el «Tercer Salón»<br />

individual, en la Galería Nacional<br />

de Bellas Artes.<br />

El Círculo Nacional de Artistas inicia<br />

sus actividades expositivas en el Salón<br />

de Lectura de la Alianza Francesa.<br />

Celebra cuatro primeras muestras en<br />

febrero, marzo, abril y mayo con la<br />

participación de los afiliados: Noemí<br />

Mella, Elsa Di Vanna, Celeste Woss y<br />

Gil, Nidia Serra, José Gausachs, Gilberto<br />

Hernández Ortega, Mounia André,<br />

Yoryi Morel, Joseph Fulop, Domingo<br />

Liz, Marcial Schotborgh, Antonio<br />

Prats Ventós, Antonio Toribio y<br />

Silvano Lora, quien se incorpora como<br />

miembro No. 14, a partir de la<br />

Tercera Muestra (Abril 1953).


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |222|<br />

|223| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

Año 1953 |cont.|<br />

Año 1953 |cont.|<br />

Año 1954<br />

Año 1954 |cont.|<br />

Año 1954 |cont.|<br />

Año 1954 |cont.|<br />

Pedro René Contín Aybar publica la<br />

segunda edición de su Antología Poética<br />

Dominicana; y Pedro Mir publica<br />

Seis Momentos de Esperanza. Otras<br />

obras publicadas son: Mi Mundo, El<br />

Mar y Una Mujer Está Sola, de Aída<br />

Cartagena Portalatín; Las Noches, de<br />

Manuel Rueda; Cuatro Cuentos y Doña<br />

Endrina de Catalayud, de Hilma<br />

Contreras, y Bajo la Luz del Día, premio<br />

Adonais 1952, de Antonio Fernández<br />

Spencer, quien además prepara<br />

la antología Nueva Poesía Dominicana<br />

(Ediciones Instituto Cultura Hispánica,<br />

Madrid).Otros libros publicados<br />

son: Como Naciendo Aún, de Lupo<br />

Hernández Rueda; Orbita Inviolable,<br />

de Juan Alberto Lebrón Lebrón;<br />

Ruta de Nuestra Poesía, de Flérida de<br />

Nolasco.<br />

Es fundada la Sociedad Pro-Arte, para<br />

el fomento de la actividad musical.<br />

Presidida por Ninón Lapereita, ofrece<br />

durante el período de los cincuenta<br />

conciertos y recitales con importantes<br />

artistas criollos y extranjeros.<br />

Rafael Bello Peguero funda la Schola<br />

Cantorum, coro de voces masculinas<br />

adscrita a la iglesia del Convento de<br />

los Dominicos, de Santo Domingo.<br />

La Séptima Exposición Bienal de Artes<br />

Plásticas reúne un total de 65 obras,<br />

entre ellas 46 pinturas, 5 dibujos y 14<br />

esculturas. El Director General de Bellas<br />

Artes, Aris Azar, inaugura el evento<br />

el 16 de agosto. Los participantes son:<br />

Jaime Colson, Félix Disla Guillén, Mariano<br />

Eckert, Rafael Faxas, Gilberto Fernández<br />

Diez, José Fulop, Liliana García<br />

Cambier, José Gausachs, Paul Giudicelli,<br />

Mario Grullón, Domingo Ramos,<br />

Clara Ledesma, Silvano Lora, Rosario<br />

Puente, Milán Lora, Hipólito de la Cruz,<br />

Noemí Mella, Antonio Prats Ventós,<br />

Antonio Toribio, Mounia André, Federico<br />

Villanueva, Ramón Prats Ventós, y<br />

Vela Zanetti (Fuera de Concurso). El<br />

Jurado de la Bienal lo integran: Pedro<br />

Troncoso Sánchez, Emile Boyrie de<br />

Moya, Manuel Valldeperes, Andrés<br />

Avelino y Carlos González N. Su veredicto<br />

fue el siguiente: Pintura: Primer<br />

Premio: Bosquejos de Mural (óleo), de<br />

Jaime Colson; Segundo Premio: Inspiración<br />

No. 27 (óleo), de Joseph Fulop;<br />

Dibujo: Primer Premio: Retrato (tinta),<br />

de Clara Ledesma; Segundo Premio:<br />

Cabeza de Mujer ( ), de Noemí Mella;<br />

Escultura: Primer Premio: Maternidad<br />

(caoba), de Antonio Prats Ventós; Segundo<br />

Premio: El Flautista Ingenuo<br />

(Caoba), de Antonio Toribio; Premio<br />

Especial Diario «El Caribe»: Máscara<br />

(pintura), de Rafael Faxas;<br />

El <strong>Grupo</strong> Los Cuatro, que integran<br />

Colson, Gausachs, Ledesma y Gilberto<br />

Hernández Ortega, presenta muestra<br />

conjunta en la Alianza Francesa.<br />

Jaime Colson realiza muestra personal<br />

en la Galería Nacional de Bellas<br />

Artes. Expone 25 gouaches de la serie<br />

«La Catharsis», obras de los años<br />

1927-1952.<br />

Clara Ledesma celebra la tercera exposición<br />

personal en la Galería Nacional<br />

de Bellas Artes.<br />

Fernando Peña Defilló expone individualmente<br />

en el Instituto Hispanoamericano<br />

(España).<br />

Eligio Pichardo viaja a Madrid, becado<br />

por el Instituto de Cultura Hispánica.<br />

Auspiciada por la Agrupación Cultural<br />

Ábside es celebrada la Primera «Exposición<br />

Pictórica Femenina Nacional»,<br />

en la Galería de Bellas Artes<br />

(marzo 17).<br />

Príamo Morel celebra exposición personal<br />

de caricaturas en la Alianza<br />

Francesa. «La humanización humorística<br />

de los frutos nacionales», es el<br />

tema de la muestra.<br />

Exposición del Círculo Nacional de<br />

Artistas en los Salones de la Alianza<br />

Francesa.<br />

XII Exposición de la Escuela Nacional<br />

de Bellas Artes, en la que se muestran<br />

obras de Rafael Faxas, Jacinto<br />

Domínguez, Milán Lora, Bienvenido<br />

de la Rosa, Dionisio Pichardo, Felipe<br />

Rondón, Gloria Montilla, Margot<br />

Méndez y Guillermo Aguasanta, entre<br />

otros.<br />

Año 1954 |cont.|<br />

Año 1954|cont.|<br />

Año 1954 |cont.|<br />

Año 1955<br />

Año 1955 |cont.|<br />

Año 1955 |cont.|<br />

Mounia André celebra el «Cuarto Salón<br />

Personal» exposición celebrada<br />

en el Instituto Dominico-Americano.<br />

Hilario Rodríguez realiza murales en el<br />

Jardín de Infancia <strong>Leon</strong>idas Radhamés.<br />

Seri Zugasti, pintora argentina de visita<br />

en el país, realiza retratos de Angelita<br />

y Flor de Oro Trujillo.<br />

Las viñetas antisoviéticas de Joaquín<br />

Del Alba, caricaturista español conocido<br />

como KIN, se presentan en una<br />

individual de la Galería Nacional de<br />

Bellas Artes.<br />

Expo Retrospectiva de José Gausachs<br />

en la Alianza Francesa, incluyendo<br />

obras de los años 1949-1954.<br />

V Exposición de Arte Católico, organizada<br />

por Ábside, curada por Celeste<br />

Woss y Gil, celebrada en la Galería<br />

Nacional de Bellas Artes con la participación<br />

de Aida Roques, Belkis Adrover,<br />

Hipólito de la Cruz, Manolo Quiroz<br />

y Martínez De Ubago, entre otros.<br />

Tercera muestra individual de Hernández<br />

Ortega, en la Galería Nacional<br />

de Bellas Artes.<br />

30 gouaches de Vela Zanetti, realizados<br />

durante la estadía en París y Venecia,<br />

son presentados en muestra<br />

individual celebrada en la Alianza<br />

Francesa.<br />

Exposición regional, organizada por<br />

la Alcoa Steamship Company, en la<br />

que Paul Giudicelli es distinguido con<br />

un primer premio.<br />

La segunda versión de la Bienal Hispanoamericana<br />

de Arte tiene lugar en<br />

La Habana. Cuatro premios de 200<br />

pesos fueron divididos entre el artista<br />

nicaragüense Armando Morales, el<br />

pintor dominicano Silvano Lora, la<br />

paisajista norteamericana Marion<br />

Terry y el haitiano Dieudonné L. Cedor.<br />

Entre los artistas dominicanos<br />

participantes también figura Antonio<br />

Prats Ventós y Mercedes Rodríguez.<br />

Aparecen en 1954 las siguientes<br />

obras: El Héroe, de Franklin Mieses<br />

Burgos; José Vela Zanetti (Monografía),<br />

de Aida Cartagena Portalatín;<br />

Brumas, de Juan Sánchez Lamouth;<br />

Edad Hacia la Vida, de Juan Carlos Jiménez;<br />

Poesía Completas (1910-<br />

1954), de Víctor Garrido; Del Hogar a<br />

los Caminos (París), de Andrés Julio<br />

Aybar; y Breve Historia del Modernismo,<br />

de Max Henríquez Ureña.<br />

Un grupo de artistas europeos, españoles<br />

en la casi totalidad, llega al país<br />

para realizar trabajos en relación a los<br />

25 años de la Era Trujillista. Integran<br />

el <strong>Grupo</strong> Juan Cuevas Martínez (pintor),<br />

Juan Orcera (escultor), Saúl Rodríguez<br />

de Quiroga (escultor), Gonzalo<br />

Briones (pintor), Pedro García de<br />

Villena (pintor).<br />

Es celebrada la tercera y última Bienal<br />

Hispanoamericana de Arte. El Gran<br />

Premio de Dibujo, valorado en 25,000<br />

pesetas, recayó por unanimidad en el<br />

dominicano José Vela Zanetti y Miguel<br />

Villa fue galardonado con el premio<br />

de 1.000 dólares, de la República<br />

Dominicana. Aparte de Vela Zanetti,<br />

concurrieron a la bienal Darío Suro<br />

(en calidad de integrante del Jurado<br />

de Premiaciones), Antonio Prats Ventós,<br />

Silvano Lora, Marianela Jiménez,<br />

Paul Giudicelli, Mario Grullón, José<br />

Fulop y Mounia André.<br />

Egresan de la ENBA Jacinto Domínguez<br />

y Gloria Montilla.<br />

José Eugenio Rosa celebra exposición<br />

individual en la sede del Partido<br />

Dominicano, de Santiago de los Caballeros.<br />

Darío Suro es invitado a la Muestra<br />

Internacional de Collage, organizada<br />

por Rose Fried Gallery, de Nueva<br />

York.<br />

Elsa Di Vanna viaja a Europa, residiendo<br />

tanto en Francia como en Italia,<br />

en donde nació en 1927.<br />

El poeta Juan Sánchez Lamouth publica<br />

Elegía de las Hojas Caídas y 19<br />

Palmas Sin Importancia.<br />

Juan Bosch publica en el exilio los siguientes<br />

libros: Cuba, La Isla Fascinante,<br />

Judas Iscariote, El Calumniado<br />

y La Muchacha de la Guaira.<br />

El Gobierno establece el Coro Nacional,<br />

dirigiéndolo el maestro español<br />

Juan Urteaga, quien es asistido por<br />

Luis Frías Sandoval.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |224|<br />

|225| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

Año 1956<br />

Año 1956 |cont.|<br />

Año 1956 |cont.|<br />

Año 1956 |cont.|<br />

Año 1957<br />

Año 1957 |cont.|<br />

La Octava Exposición Bienal de Artes<br />

Plásticas reúne 112 obras de casi 60<br />

autores. Un Jurado constituido por<br />

Horacio Vicioso, Juan Francisco Sánchez,<br />

Manuel Valldeperes, Pedro René<br />

Contín Aybar y José Antonio Caro, galardonó<br />

las siguientes obras: Ozama<br />

(óleo), de Clara Ledesma, Primer Premio<br />

de Pintura; Pintura (óleo), de Silvano<br />

Lora, Segundo Premio de Pintura;<br />

El Llanto del Bakiní (talla en madera),<br />

de Gaspar Mario Cruz, Primer Premio<br />

de Escultura; Ondina (talla en madera),<br />

de Antonio Prats Ventós, Segundo<br />

Premio de Escultura; La Isla<br />

Solitaria, de Jaime Colson, Primer Premio<br />

de Dibujo; Anayberca, de Domingo<br />

Liz, Segundo Premio de Dibujo.<br />

Es inaugurado el Palacio de Bellas Artes.<br />

Se exhibe una exposición Nacional<br />

titulada Pinturas y Esculturas Do-<br />

minicanas. Los expositores son 14<br />

pintores: Joaquín de Alba, Luis José<br />

Alvarez, Mounia André, Jaime Colson,<br />

Félix Disla Guillén, Mariano Eckert,<br />

Josep Fulop, Paul Giudicelli, José<br />

Gausachs, Gilberto Hernández Ortega,<br />

Federico Izquierdo, Marianela Jiménez,<br />

Clara Ledesma, Noemí Mella, Enrique<br />

Morel, Yoryi Morel, Eligio Pichardo,<br />

Darío Suro y José Vela Zanetti.<br />

Además 14 expositores con obras<br />

tridimensionales: Guillermo Aguasanta,<br />

Gaspar Mario Cruz, Mario Lockward,<br />

Gloria Montilla, Manolo Pascual,<br />

Antonio Prats Ventós, Juan Plutarco<br />

y Leopoldo Pérez.<br />

Clara Ledesma y Walter Terraza realizan<br />

exposición conjunta en la Alianza<br />

Francesa de Santo Domingo.<br />

Rafael Faxas realiza su primera exposición<br />

individual en la Alianza Francesa<br />

(mayo 25).<br />

Mounia André celebra la sexta exposición<br />

personal en Santo Domingo.<br />

Fernando Peña Defilló registra muestra<br />

individual en la Galería Clan, de<br />

Madrid, España.<br />

Delia Weber celebra individual en el<br />

Instituto Cultural Domínico-Americano.<br />

Egresa de la ENBA: Andre Julio Araújo.<br />

Exposición regional caribeña, organizada<br />

por la Alcoa Stearnship Company.<br />

Entre otros artistas participa Liliana<br />

García Cambier.<br />

Manuel Del Cabral publica las siguientes<br />

obras: 30 parábolas (1) Sexo<br />

y Alma, Dos Cantos Continentales<br />

y Unos Temas Aternos y Antología<br />

Clave 1930-1956. También se publican<br />

los siguientes libros: Rebelión<br />

Vegetal, de Héctor Incháustegui Cabral;<br />

200 Versos para una sola rosa,<br />

de Juan Sánchez Lamouth; Narajillo,<br />

de Francisco E. Moscoso Puello;<br />

Cuento de Navidad, de Juan Bosch<br />

(exiliado); y Evolución Poética Dominicana,<br />

de Carlos Federico Pérez y<br />

Pérez.<br />

Egresan de la ENBA Milán Lora y Plutarco<br />

Andújar.<br />

Jaime Colson viaja a Caracas, Venezuela,<br />

dirigiéndose luego a Haití, donde<br />

permanece varios meses. En Puerto<br />

Príncipe, registra una muestra personal.<br />

Jorge Noceda celebra exposición personal<br />

en el Palacio de Bellas Artes, en<br />

donde exhibe 18 obras surrealistas.<br />

Marianela Jiménez presenta 27 óleos,<br />

11 acuarelas y dos gouaches al celebrar<br />

su quinta exposición personal en<br />

San Cristóbal.<br />

Gilberto Hernández Ortega expone individualmente<br />

en el Palacio de Bellas<br />

Artes.<br />

Mariano Eckert viaja desde Washington,<br />

en donde reside, y celebra en<br />

Santo Domingo su primera exposición<br />

individual celebrada en el Palacio<br />

de Bellas Artes.<br />

Virgilio García registra primera individual<br />

en Salcedo, la comunidad natal.<br />

Durante la primera quincena de julio,<br />

el Palacio de Bellas Artes acoge una<br />

exposición de pintores brasileños<br />

contemporáneos.<br />

Una exposición circulante de miniaturas<br />

persas es montada en el Palacio<br />

de Bellas Artes.<br />

Paul Giudicelli es seleccionado para<br />

figurar en la «Exposición del Trabajo»,<br />

celebrada en Ginebra (Suiza). El<br />

Año 1957 |cont.|<br />

Año 1957 |cont.|<br />

Año 1957 |cont.|<br />

Año 1958<br />

Año 1958 |cont.|<br />

Año 1958 |cont.|<br />

también presenta la segunda individual<br />

en Bellas Artes.<br />

Dionisio Pichardo celebra Primera Exposición<br />

individual, en la Alianza<br />

Francesa. Presentado por su profesor<br />

Jaime Colson, exhibe 18 cuadros.<br />

Nelson Rodríguez, fotógrafo, es enfocado<br />

en artículo titulado Un lente avizor,<br />

(El Caribe, 21 de abril de 1957),<br />

por Pedro René Contín Aybar. El artículo<br />

es ilustrado con fotografías de<br />

espectáculos de Radio Televisión Dominicana.<br />

Exposición individual de Clara Ledesma,<br />

en Santo Domingo en la que exhibe<br />

obras abstracto-surreales.<br />

La Galería Auffant es abierta al públi-<br />

co en la Calle de El Conde 111. Fundada<br />

por la empresa El Arte Moderno,<br />

organiza una exposición colectiva<br />

para la apertura (junio 1957) en la<br />

que participan: Jaime Colson, Hipólito<br />

de la Cruz, Gilberto Hernández Ortega,<br />

Clara Ledesma, José Gausachs,<br />

Domingo Liz, Rafael Faxas, Eligio Pichardo,<br />

Yoryi Morel, Paul Giudicelli,<br />

Marianela Jiménez, Nidia Serra, Gilberto<br />

Fernández Diez, Plutarco Andújar,<br />

Antonio Prats Ventós, Gaspar Mario<br />

Cruz y Walter Terrazas, entre<br />

otros.<br />

La IV Bienal de Sao Paulo es inaugurada<br />

en septiembre 22 con la asistencia<br />

de expositores de América. Un total<br />

de 15 artistas representan a la República<br />

Dominicana, entre ellos Silva-<br />

no Lora, merecedor de una mención<br />

honorífica.<br />

Mallo López, pintor argentino, exhibe<br />

individualmente en el Palacio de Bellas<br />

Artes.<br />

Liliana García Cambier celebra muestra<br />

personal en el Palacio de Bellas<br />

Artes.<br />

Festival de Arte en Santiago de los<br />

Caballeros, evento oficial organizado<br />

en esta ciudad, en la sede municipal<br />

de Bellas Artes, en donde se exhiben<br />

pinturas y esculturas dominicanas.<br />

Inauguración del Salón Permanente<br />

del Palacio de Bellas Artes.<br />

Se publican las siguientes obras en<br />

1957: Raíz y Biel el Marino, de Pedro<br />

René Contín Aybar; La Trinitaria Blanca,<br />

de Manuel Rueda; Trío, de Rafael<br />

Valera Benítez, Máximo Avilés Blonda<br />

y Lupo Hernández Rueda; La Luz Sacudida,<br />

de Abelardo Vicioso; El Sol y<br />

las Cosas, de Marcio Veloz Maggiolo;<br />

El Cuento en Santo Domingo (antología),<br />

de Sócrates Nolasco; Santo Domingo<br />

en el Folklore Universal y<br />

Grandes Momentos de la Historia de<br />

la Música, de Flérida de Nolasco; y<br />

Sándalo, de Néstor Caro.<br />

Juana García de Concepción presenta<br />

la primera individual de pintura, en<br />

Biblioteca Pública de la Vega.<br />

IX Exposición Bienal de Artes Plásticas.<br />

Un jurado integrado por Héctor<br />

Incháustegui Cabral, José Antonio<br />

Caro, Manuel Valldeperes, Emile Boyrie<br />

de Moya, Pedro René Contín Aybar<br />

y Frank G. Naescher, al juzgar 54<br />

pinturas, 15 esculturas y 10 dibujos,<br />

correspondientes a 26 expositores,<br />

formuló el siguiente veredicto: Pintura:<br />

Primer Premio: Sacrificio del Chivo<br />

(óleo), de Eligio Pichardo; Segundo<br />

Premio: Composición (óleo), de<br />

Gilberto Hernández Ortega. En Escultura:<br />

Primer Premio: Amantes (Talla<br />

en Caoba), de Gaspar Mario Cruz; Segundo<br />

Premio: Composición (Talla en<br />

madera), de Domingo Liz; En Dibujo:<br />

Unico Premio: El Baño de las Hojas,<br />

de Paul Giudicelli.<br />

Otros premios fueron auspiciados por<br />

instituciones oficiales y empresas<br />

particulares: Premio Universidad de<br />

Santo Domingo: La Madonna del Sol<br />

(óleo), de Mariano Eckert; Premio<br />

Ayuntamiento de San Cristóbal: Boca<br />

Chica (óleo), de Marianela Jiménez;<br />

Premio «Carretera Dominicana<br />

C. por A.»: Naturaleza Muerta en un<br />

Domingo por la Tarde (óleo), de Rafael<br />

Faxas; Premio Editora del Caribe:<br />

Mar Adentro (óleo), de Guillo Pérez.<br />

Aparte de los galardonados, participaron<br />

en la Bienal: Joaquín de Alba,<br />

Plutarco Andújar, Félix Disla Guillén,<br />

Pedro García de Villena, José Gausachs,<br />

Federico Izquierdo, Clara Ledesma,<br />

Julio César Pérez, Dionisio Pichardo<br />

(pintura), Pedro de los Santos<br />

(Dibujo), Juan Orcena, Antonio Prats<br />

Ventós y Antonio Toribio (escultura).


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |226|<br />

|227| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

Año 1958 |cont.|<br />

Año 1958 |cont.|<br />

Año 1958 |cont.|<br />

Año 1959<br />

Año 1959 |cont.|<br />

Año 1959 |cont.|<br />

Eligio Pichardo celebra individuales<br />

en San Cristóbal (febrero 27) y en Bellas<br />

Artes de Santiago de los Caballeros<br />

(8 de marzo).<br />

Expositores dominicanos en muestra<br />

de Gramerly Park 15 de Nueva York:<br />

Clara Ledesma, Rafael Faxas, Gilberto<br />

Hernández Ortega y Jorge Noceda<br />

Sánchez exhiben cuadros remitidos<br />

por la Dirección General de Bellas Artes<br />

a The National Art Club, organizadora<br />

de la muestra celebrada el 14 de<br />

septiembre.<br />

Exposición Alumnos de la ENBA, del<br />

curso 1957-1958: Eurídice Canaán,<br />

Mario Morillo, Hilario Rodríguez,<br />

Bienvenido de la Rosa, Ivan Tovar,<br />

Leopoldo Pérez, Virgilio Méndez y<br />

Augusta de Alfaro, entre otros. La EN-<br />

BA es dirigida por Clara Ledesma.<br />

Guillo Pérez celebra exposición individual<br />

en San Cristóbal. Exhibe 25<br />

óleos en el Palacio del Partido Dominicano.<br />

Julio Susana, estudiante de la ENBA,<br />

realiza exposición individual en el Instituto<br />

Benefactor Trujillo, de Santo<br />

Domingo. Expone esculturas, gouaches<br />

y dibujos al creyón.<br />

Egresan de la ENBA Hilario Rodríguez<br />

y Mario Lockward.<br />

Glauco Castellanos registra exposición<br />

personal, en Besbec City, Arizona.<br />

Se publican las siguientes obras literarias:<br />

Colón, Precursor Literario, de<br />

Joaquín Balaguer; Pedrada Planetaria<br />

y Carta para un Fósforo No Usado y<br />

otras Cartas, de Manuel del Cabral;<br />

Memorial de los Bosques, de Juan<br />

Sánchez Lamouth; Guazábara, de Alfredo<br />

Fernández Simó; Un Día Cualquiera,<br />

de Virgilio Díaz Grullón; y Alabanza<br />

de la Memoria de Rafael Lara<br />

Cintrón.<br />

Juan Bosch publica en el exilio sus<br />

Apuntes sobre el Arte de Escribir<br />

Cuentos.<br />

Franklin Domínguez publica las obras<br />

de teatro: Un Amigo Desconocido<br />

Nos Espera (1), El Ultimo Instante (2)<br />

y La Broma del Senador (3)<br />

Guillo Pérez registra segunda exposición<br />

personal.<br />

Bienvenido de la Rosa realiza exposición<br />

individual.<br />

Luichy Martínez Richiez, residente en<br />

Francia desde 1952, participa en la<br />

Primera Bienal de París celebrada en<br />

el Museo de Arte Moderno cuyo tema<br />

general era el arte joven del mundo<br />

producido por artistas menores de 35<br />

años. Aparte de los primeros galardones,<br />

la bienal otorgó recompensas a<br />

artistas franceses o extranjeros con<br />

residencia. Martínez Richiez fue uno<br />

de los recompensados con 200,000<br />

francos.<br />

Clara Ledesma registra exposición individual<br />

en Santo Domingo, dominada<br />

por una franca geometrización de<br />

las formas figurativas. Arlequines y<br />

temas negros: «Santeros» (óleo),<br />

Campesinas Haitianas (óleo) y Mujer<br />

Reclinada (óleo) sobresalen en el<br />

conjunto reseñado por el diario El<br />

Caribe (30 de Agosto de 1959).<br />

Eligio Pichardo expone en el Instituto<br />

Cultural Dominico-Americano, un<br />

conjunto de 19 óleos y dos dibujos<br />

fechados entre 1956-1959. En la<br />

muestra figuran las obras «La Gira»<br />

(pareja hambrienta) y Niña con un arma<br />

extraña en Cuarto Amarillo (ver El<br />

Caribe 30 de agosto de 1959).<br />

José Vela Zanetti presenta 50 obras,<br />

en muestra personal celebrada en<br />

«Galería Ayesa», de ciudad México.<br />

Paul Giudicelli realiza exposiciones y<br />

murales. En Bellas Artes celebra la<br />

Tercera Muestra Personal (23 de enero)<br />

presentando 94 obras, registrando<br />

meses después (mayo 19) la<br />

Cuarta Exhibición individual en San<br />

Cristóbal, en donde presenta 75<br />

obras, entre ellas una gran cantidad<br />

de cerámicas, en las cuales se apoya<br />

para inician murales heroicos en<br />

Ayuntamientos de Luperón, Oviedo y<br />

Nagua, entre otros.<br />

Año 1959 |cont.|<br />

Año 1959 |cont.|<br />

Año 1960<br />

Año 1960|cont.|<br />

Año 1960|cont.|<br />

Se publican las siguientes obras:<br />

Llanto Sin Término por el Hijo Nunca<br />

Llegado, de Carmen Natalia; Parábolas<br />

del Viaje, de Enriquillo Rojas<br />

Abreu; Canto a las Legiones de Trujillo<br />

(1), Los Perros (2) y Otoño y Poesía<br />

(3), de Juan Sánchez Lamouth;<br />

Las Manos Vacías (Teatro), de Máximo<br />

Avilés Blonda; Linterna Sorda, de<br />

Luis Alfredo Torres; Canto a la Ceiba<br />

de Colón (1) y Santa Bárbara y Otros<br />

Poemas (2), de Domingo Moreno Jiménez;<br />

Cuentos Cimarrones, de Sócrates<br />

Nolasco; Semblanzas a Media<br />

Tinta, de Carlos Curiel; El Candado,<br />

de José Manuel Sanz Lajara; El Hombre<br />

de Piedra, de Ramón Lacay Polanco;<br />

y La Espera (Teatro), de Franklin<br />

Domínguez.<br />

Manuel Simó es nombrado director<br />

titular de la Orquesta Sinfónica Nacional,<br />

convirtiéndose en el primer dominicano<br />

en alcanzar esa distinción.<br />

Hasta 1959 dirigía la OSN el italiano<br />

Roberto Caggiano, figura emblemática<br />

de la vida musical en la capital del<br />

país.<br />

Décima Exposición Bienal de Artes<br />

Plásticas con el registro de cuarenta y<br />

una pinturas, doce esculturas y cuatro<br />

dibujos, correspondientes a 29<br />

expositores, algunos de ellos fuera de<br />

concurso. Los expositores son: Jaime<br />

Colson, Manolo Quiroz, Gilberto Hernández<br />

Ortega, Livia Ertl de Petheo,<br />

Eligio Pichardo, Joaquín de Alba<br />

Santiago, Paul Giudicelli, Leopoldo<br />

Pérez, Marianela Jiménez, Marcial<br />

Schotborg, Guillermo Pérez, Aliro<br />

Paulino hijo, Nidia Serra, Rosa María<br />

García, Jorge Noceda Sánchez, Rafael<br />

Marión -Landais, Gloria Montilla, L.<br />

Echavarría, Radhamés Mejía, Julio<br />

César Pérez, Federico Izquierdo, Antonio<br />

Prat Ventós, Hilario Rodríguez,<br />

Carmen Omega Peláez, Domingo Liz,<br />

Julio Susana, Juan Orcera G., Joaquín<br />

Priego, Pedro García de Villeva.<br />

El Jurado constituido por Arq. Mario<br />

Lluberes, Manuel Valldeperes, Pedro<br />

René Contín Aybar, Ing. Heriberto de<br />

Castro, José de Js. Alvarez y Aída<br />

Cartagena Portalatín, decidió los siguientes<br />

premios: PINTURA: Hombre<br />

- Espanto (óleo), de Paul Giudicelli,<br />

primer premio, y Crepúsculo en la Aldea<br />

(óleo), de Eligio Pichardo, segundo<br />

premio. En ESCULTURA: Cristo<br />

(Cemento), de Omega Peláez y Muchachos<br />

con Flauta Taína (Talla en<br />

madera), de Gaspar Mario Cruz, segundo<br />

Premio. En dibujo se galardona<br />

la obra Mulata (Carboncillo), de Nidia<br />

Serra, Premio único. Otros premios<br />

fueron de investigaciones y empresas:<br />

Naturaleza Muerta (óleo), de<br />

Jaime Colson; Composición con Azul<br />

(óleo), de Guillo Pérez; Días de Máscara<br />

(óleo), de Leopoldo Pérez; Na-<br />

cencia (gouache), de Radhamés Mejía;<br />

y Tranquilidad de Arboles (acuarela),<br />

de Marianela Jiménez. Recibieron<br />

menciones del jurado: Mariano Eckert<br />

y Jorge Noceda Sánchez.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |228|<br />

|229| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

2|3 El arte de nuestro tiempo en el trasfondo<br />

de muchos emergentes del 50<br />

Mario Lockward|La Sagrada Familia|Óleo/tela|162 x 102 cms.|1981|Col. del artista.<br />

El credo de la modernidad dominicana, que en las artes visuales era la bandera de muchos<br />

animadores y gestores decisivos, localizados en el decenio 1940, siguió fortaleciéndose<br />

en el proceso del 1950. El discurso protocolar del funcionario vinculado al área<br />

de las Bellas Artes, e igualmente los críticos más autorizados, pero sobre todo los artistas<br />

de mayor ruptura conceptual, no hacen otra cosa que insistir en una orientación<br />

moderna. Es aceptar y formar fila en «el arte de nuestro tiempo», frase acuñada por Manuel<br />

Valldeperes para su libro publicado en 1958, en el cual, a manera de prólogo comienza<br />

señalando que: «A medida que el mundo avanza y que la civilización progresa<br />

–y progresa pese a la influencia de la fuerza coercitiva de la tradición histórica–, las formas<br />

literarias y artísticas sufren transformaciones fundamentales tanto en el fondo como<br />

en la forma. Cuando el hombre vivía en la caverna, el arte, que desde entonces ha<br />

sido una manifestación espontánea de las reacciones del espíritu humano, era cavernícola,<br />

que, en tal caso, quiere decir rudimentario. Después, con la evolución del hombre<br />

y de la manera de vivir del hombre, el arte y la literatura evolucionaron a su vez y la<br />

pintura, la escultura y la arquitectura –al igual que la música y la poesía– estuvieron a<br />

tono con la época –con su época–, porque pese a que la obra de arte es siempre un paso<br />

hacia el futuro, tienen su base en el presente».<br />

En esta reflexión agrega el crítico: «Sólo los genios de todos los tiempos han logrado<br />

sustraerse a la influencia de su época, situándose fuera del radio de acción de las masas<br />

para adentrarse en un mundo ideal –su mundo interior–, que corta de raíz las exigencias<br />

e influencias de las multitudes sobre la obra de arte, teniendo en cuenta que el<br />

hombre es más fácil a las reacciones emocionales que a las de la inteligencia. Pero el arte<br />

en su aspecto general, está sometido, por encima de todas las circunstancias de orden<br />

espiritual, al ambiente que le rodea».|247|<br />

Enfocando el ambiente,Valldeperes observa que este constituye un lastre para la obra<br />

artística cuando de manera involuntaria el artista la somete a las exigencias de la sociedad.<br />

Solo cuando se rebela contra esta verdad, se eleva hasta su mundo ideal, individualista,<br />

interior. «El mundo interior del artista está siempre en oposición con el<br />

mundo real. La posición individualista de Picasso, de Klee, de Matisse, de Kandinsky,<br />

se basa precisamente en esta oposición constructiva, evolucionadora. Si cada uno de<br />

estos genios hubiera realizado su obra de manera servil, su influencia hubiera resultado<br />

inútil. Es decir, no hubiera existido tal influencia. Ellos se acercaron a las masas sin<br />

pretender la generalización del arte; pero buscaron al pueblo para hacerle partícipe de<br />

sus emociones, de sus reacciones.Y cuando las multitudes entraron en el mundo interior<br />

que ellos, artistas –y por consiguiente creadores–, habían mostrado bellamente<br />

al vulgo para atraerle hacia los ideales nuevos, quedando hecho el milagro de la personalidad.Y<br />

el arte se independizó».|248| En base a esta condición liberadora, el esteta<br />

y crítico de arte postula una serie de consideraciones, que se desglosan a continuación:<br />

|«Lo que hace al artista es su indomable deseo de evasión: la fuga que de su presente<br />

descubrimos en todos los grandes artistas de ayer y de hoy».|249|<br />

|«No incumbe al arte ser estrictamente humano, sino proyectarse hacia lo sobrehumano.Y<br />

esto, claro está, sin traicionar la herencia del pasado, sin dejar de ser fieles a la tradición.<br />

El arte es dualismo, metafísica. Acaso la única metafísica aceptable después del<br />

oscurecimiento universal de las religiones positivas».|250|<br />

|247|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel<br />

El Arte de Nuestro<br />

Tiempo, Pág. 15.<br />

|248|<br />

Idem.<br />

Pág. 15-16.<br />

|249|<br />

Idem.<br />

Pág. 21.<br />

|250|<br />

Idem.<br />

Pág. 23.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |230|<br />

|231| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|251|<br />

Idem.<br />

Págs. 30-31.<br />

|252|<br />

Idem.<br />

Págs. 31-32.<br />

|253|<br />

Idem.<br />

Pág. 34.<br />

|254|<br />

Idem.<br />

Págs. 34-35.<br />

|«Lo decisivo en el artista es poder postergarse, dejar de sentir la atracción de lo trivial<br />

y llegar, al través de una interpretación arbitraria de la apariencia, lo más cerca posible<br />

del espíritu objetivo del mundo, y por consiguiente del hombre».|251|<br />

|«Podemos permitirnos una afirmación: el arte actual es, socialmente, estilo y no política.Vamos<br />

en busca del espíritu y para ello nos apartamos cada día del materialismo, o<br />

sea del naturalismo social (…) De lo dicho se desprende que lo social, en el arte de hoy,<br />

no es demagogia, sino una fuerza unificadora».|252|<br />

|«La misión del artista de hoy es luchar contra la deformación de la verdad, alzarse contra<br />

los males imperantes, enseñarnos lo que el espíritu vale y, en definitiva, proyectar el<br />

hombre actual hacia el futuro. Pero actuando al margen de la política porque la política,<br />

como ya hemos dicho, es la antítesis del arte».|253|<br />

|«¿Cuál es la diferencia entre el arte del pasado y el arte de nuestro tiempo? En el fondo<br />

el tema sigue siendo el mismo. Lo que ha cambiado es la concepción».|254|<br />

|«El arte es un constante descubrir (…), como consecuencia lógica de ello, el artista está<br />

en la obligación moral de lanzarse a la aventura.Todo cuanto se haga en oposición a<br />

este principio es símbolo de decadencia».<br />

|«El artista, en relación con el tiempo, debe contemplar el pasado para relacionarse con<br />

Príamo Morel|Retrato de Sofía Malagón de Martínez|Óleo/tela|63.5 x 54 cms.|1994|Col. María Martínez.<br />

Félix Disla Guillén|Autorretrato|Óleo/madera|41.7 x 35.5 cms.|1943|Col. Cabral Tavares.<br />

Plutarco Andújar|Vendedora de frutos|Óleo/cartón|50 x 41 cms.|1955|Col. Privada.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |232|<br />

|233| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|255|<br />

Idem.<br />

Pág. 41.<br />

ciencia ética. Sustentar que «el arte es estilo y no política», ante la cual debe marginarse<br />

el artista, porque el arte no es demagogia y la misión artística «es luchar contra las<br />

deformaciones de la verdad», es indudablemente una valiente orientación de compromiso<br />

que pudo acarrearle al crítico alguna situación incómoda o riesgosa, aunque tales<br />

sentencias o consideraciones realmente formaban parte de un largo discurso, además dirigido<br />

a un sector minoritario como era el vinculado a las artes nacionales.<br />

Libro dedicado al dictador, su nombre vuelve a citarse en el texto cuando el autor ofrece<br />

como apéndice una síntesis panorámica del arte en Santo Domingo, hasta el 1957,<br />

año en el cual reconoce Valldeperes que el nuevo arte dominicano «se caracteriza hoy,<br />

principalmente por una profunda expresión abstracta y universal».Al enumerar los factores<br />

que han contribuido a esta nueva condición, reconoce que la Escuela Nacional de<br />

Bellas Artes ha sido el semillero de los nuevos pintores y escultores, pero «es bueno no<br />

olvidar que han sido las Bienales de Artes Plásticas, las que han estimulado la creación<br />

moderna dominicana desposeída ya de lo meramente tipicista y arraigada en la conciencia<br />

de los jóvenes artistas que, con su obra, están construyendo para las generaciones futuras,<br />

la tradición plástica dominicana».|258| Precisamente en 1958, en ocasión de la<br />

apertura de la Novena Exposición Bienal, Héctor Incháustegui Cabral, entonces Director<br />

General de Bellas Artes, pronuncia un discurso cuyo argumento central es la significación<br />

de la modernidad en el arte dominicano.<br />

Pondera el poeta Incháustegui: «Al desaparecer el fondo de las pinturas, en el momento<br />

en que la perspectiva no cuenta, cuando al fin ya no se retrata en templete del Parque<br />

Independencia ni paleta en mano nadie persigue a los tipos populares, que es una<br />

señal de idolatría a lo tonto y a lo feo, nuestra pintura se hace grande, cual que fuere la<br />

escuela preferida del momento./ (…) El movimiento solo es posible cuando madura el<br />

fruto cuyo árbol hay que buscarlo en la Escuela de Bellas Artes (…), y por donde pasaron<br />

casi todos los que exponen aquí. Sin el rigor del aula y sin el celo de los maestros,<br />

estas vocaciones que se desarrollaron, estas facultades que se aguzaron, se hubieran perdido<br />

en embarre de pobre criollismo mal entendido, cálidas notas de una tambora en<br />

un patio en fiesta barrida por el viento».<br />

Al igual que Valldeperes, el poeta considera: «Todo arte tiene que ser arte de su tiempo<br />

y desde el momento en que lo es mantiene una relación indestructible con la realidad<br />

de donde procede (…), porque el artista es un producto del medio en que alienta, una<br />

expresión viva./El arte, repito, tiene que ser arte de su tiempo. Porque fueron hermosas<br />

no estamos obligados a llevar gorgueras almidonadas. Porque el minué es gentil no<br />

tenemos la obligación de bailarlo ahora en los salones. El hombre no es un vegetal sola<br />

experiencia de la vida –no ya con la vida misma– y, partiendo de ella, ir más allá: descubrir<br />

ese mundo nuevo –nuestro mundo esotérico–, cuya búsqueda consiste en relacionar<br />

a cabalidad un análisis introspectivo del ser, arcano de toda originalidad».|255|<br />

|«En el arte de nuestro presente se perfilan dos tendencias igualmente poderosas y, en lo<br />

fundamental, afines. El primer paso se dio en el campo del estilo objetivo. El artista se<br />

apartó de lo histórico y romántico, así como de las tendencias religiosas caducas para presentar<br />

una realidad palpitante (…), pero a causa de su objetividad lo esencialmente artístico<br />

corre el riesgo de perderse en las zonas demagógicas. Esta tendencia ha sido suplantada<br />

por una nueva abstracción, tanto en lo poético como en lo pictórico, en lo escultórico<br />

como en lo musical. Es una nueva forma que más allá de todo lo objetivo, existe<br />

como pura imagen de forma. La nueva vida se transforma en arte nuevo».|256|<br />

|258|<br />

Idem,<br />

Pág. 138-140.<br />

|256|<br />

Idem.<br />

Pág. 31.<br />

|257|<br />

Idem.<br />

Pág. 21.<br />

«El arte de nuestro tiempo, pues, no tiene más actualidad que la que deriva de un proceso<br />

evolutivo natural en el hombre y que polariza las experiencias individuales en un<br />

mundo liberado de tiempo y espacio».|257|<br />

Texto concientizador para los artistas, sus reflexiones, como puede apreciarse, no se enajenan<br />

de la relación arte y política, lo cual, más que una osadía intelectual de Valldeperes,<br />

se constituye en una postura en la cual se equilibran el credo estético con la con-<br />

Milán Lora|Camino del oeste|Óleo/cartón piedra|63 x 48 cms.|1955|Col. del artista.<br />

Eridania Mir|Noche en el cañaveral|Óleo/cartón|57 x 47 cms.|1986|Col. del artista.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |234|<br />

|235| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

metido al compás y a la rutina de las estaciones. El no estar sujeto a los cambios de las<br />

estrellas en el cielo por tener imaginación, por tener el derecho de edificar filosofía y<br />

escoger a Dios para reverenciarlo, es el rey y señor de la creación».<br />

El poeta y Director General de Bellas Artes es rotundo cuando señala: «Tenemos el sagrado<br />

deber de marchar hacia delante (…). Hemos cometido la equivocación, y el pecado<br />

no es nuestro porque es de todos, de negar valor a las manifestaciones artísticas actuales<br />

(…). ¿Qué buscan el pintor y el escultor metidos en el callejón sin salida de las<br />

escuelas modernas? ¿Por qué el artista cuyo alimento principal parece ser el aplauso de<br />

pronto gana para su obra animadversión y repugnancia? Ante todo es necesario establecer<br />

que si la pintura moderna es una etapa de la evolución, la suma de la tradición y de<br />

los nuevos conocimientos, un paso a la marcha hacia el gran ideal, la pintura moderna<br />

tiene razón. Pero si no lo es porque las escuelas en Arte son algo orgánico que nace,<br />

crece y muere, sin salirse del período cultural a que pertenece, también la pintura moderna<br />

tiene razón.Además, el arte es más metafísico que físico y hay que decirlo pronto,<br />

antes de que la endeble separación caiga para siempre (…). /El sentimiento cósmico<br />

de la humanidad ha dicho Spengler - halla su expresión simbólica más clara en las<br />

artes plásticas. /Estamos frente al descomunal esfuerzo de una generación de artistas que<br />

busca los símbolos de su tiempo, que trata de expresar la sed de infinito que padece, de<br />

describir las delicadas vinculaciones que unen el alma con la tierra, lo ideal con lo real<br />

(...) una manifestación espiritual válida para siempre...»|259|<br />

Esa generación a la que se refiere Incháustegui Cabral, expone en la Novena Bienal una<br />

pintura moderna que «deja de ser arte para masas; si es que alguna vez lo fue, desde el<br />

|259|<br />

Incháustegui<br />

Cabral, Héctor.<br />

Catálogo Novena<br />

Bienal. 1958.<br />

Págs. 17-23.<br />

|260|<br />

Idem,<br />

Pág. 21.<br />

momento mismo en que inicia una tarea de purificación», echando a un lado la literatura,<br />

abandonando la naturalidad, sacudiéndose del parecido y poniéndose de espaldas<br />

a la naturaleza: «a una naturaleza que ama y que a pesar de todo no olvida y de donde<br />

saca sus más finos materiales».|260| En esa generación de expositores figuran algunos<br />

miembros de la generación que emerge durante la década de 1950. Los integrantes de<br />

la misma no ofrecen similitud ni como temperamentos ni desde el punto de vista de la<br />

Hilario Rodríguez|Mercado de flores|Acrílico/tela|121.9 x 101.6 cms.|Sin fecha|Col. Román Ramos.<br />

Jacinto Domínguez|Fiesta con «Perico Ripiao»|Óleo/tela|30 x 40 cms.|Sin fecha|Col. Juan Jorge y familia.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |236|<br />

|237| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

Elías Delgado|Desamparo|Óleo/cartón piedra|122 x 76 cms.|1968|Col. Ceballos Estrella.<br />

producción que personalizan. Es decir, todos no son modernos, portando parte de ellos<br />

la formación académica y otros no, aunque estos últimos cuentan con una formación<br />

humanística, en su mayoría.<br />

Sobre todo los miembros más modernos de la generación interactúan en la época con<br />

representantes de las generaciones que les preceden –se insiste en esta relación–, compartiendo<br />

experiencias y hasta señales o conceptualizaciones que en algunos casos se<br />

perciben como influencias de unos sobre otros. Esta última situación es observable en<br />

los egresados del final de la década, debido a que en el cuerpo docente de la ENBA figuran<br />

representantes que se forman en el plantel, como en el caso de Gilberto Hernández<br />

Ortega.Ahora bien, realmente los que siguen pautando la producción del arte dominicano<br />

son los inconfundibles maestros que plantearon la modernidad (Woss y Gil,<br />

Morel, ...) y la reorientan (Gausachs, Lothar, Pascual...), pero sobre todo aquellos que<br />

radicalizan o reformulan esa tendencia durante la etapa del 1950, que es la tarea que<br />

asume principalmente Jaime Colson, incluso hasta para dominicanizar su pintura personal.<br />

Pero frente a él, Suro, Fulop e, incluso, Giudicelli.<br />

Los años del 1950 fueron multiplicando el protagonismo artístico. Los catálogos anuales,<br />

las citas periodísticas que reseñan las artes y sobre todo la documentación de las bienales,<br />

registran los nombres de pintores y escultores que asumen activismo durante la<br />

etapa, varios de los cuales se ausentan y disgregan impulsados por diversas razones.A tal<br />

situación se relacionan Liliana García Cambier, José Eugenio Rosa, Hipólito de la Cruz,<br />

Milán Lora, Manolo Quiroz, Milagros Jiménez, Eridania Mir, Gloria Montilla, Príamo<br />

Morel, Eduardo Martínez de Ubago y otros que se enfocan como integrantes de la nueva<br />

generación.<br />

LILIANA GARCÍA CA<strong>MB</strong>IER encabeza la nómina, al ser una de las primeras<br />

en egresar de Bellas Artes al inicio del período (1950). Nativa de Santo Domingo, su<br />

nombre figura en todas las exposiciones colectivas de importancia celebradas durante<br />

la etapa, incluyendo la muestra inaugural del Palacio de Bellas Artes (1956) y las<br />

bienales nacionales comprendidas entre 1950-1958. En la correspondiente a este último<br />

año (la Octava Exposición Bienal), ella participa con la pintura «Invocación»<br />

(óleo) en la cual el tema humano es enfocado con descripción o narrativismo expresionista.<br />

Al graduarse, la García Cambier fue nombrada profesora de pintura de la ENBA, cargo<br />

que ocupó por varios años, durante los cuales participó también en exposiciones internacionales,<br />

entre ellas, la Bienal Hispanoamericana de Madrid, organizada por el Instituto<br />

de Cultura Hispánica (1951), y la exposición «The National Art Club», de Nueva


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |238|<br />

|239| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|261|<br />

El Caribe,<br />

6 de enero de<br />

1957, Pág. 14.<br />

York. En 1956, concurre a la muestra sobre arte del Caribe que organiza la Alcoa<br />

Steamship Company, la cual exhibe en la capitales caribeñas y en varias ciudades de los<br />

Estados Unidos. Precisamente una publicación de este país, la revista «Holyday» (Septiembre<br />

1956) elige la obra de Liliana García para su portada. Se trata del óleo «Meditación»,<br />

un cuadro de composición simple que origina el siguiente comentario descriptivo:<br />

«El triángulo central de los ojos y los labios forma un foco poderoso que llama la<br />

atención, mientras las ricas pero dominadas pinceladas del color del fondo ofrecen un<br />

rico y misterioso ambiente para la cara hipnótica. Pequeños y nerviosos trazos del mango<br />

del pincel revelan el blanco del lienzo, y añaden uno que expresa el misterio del trópico».|261|<br />

Contín Aybar enfoca la personalidad de la artista y el conjunto de sus obras: «Liliana García<br />

es el tipo de artista temperamental que recibe influencia y la trasiega en su espíritu,<br />

modificando su manera de hacer y puede decirse, por lo que sus manifestaciones artísticas<br />

tienen (…) La inconstancia femenina en lo que se refiere a la expresión (…)./ Su<br />

pintura inicial era sensualista. Sensualista en la forma, en los temas, en el color. Luego tuvo<br />

derivaciones paisajísticas. Más tarde definió su hacer pictórico en la representación de<br />

la figura humana. Probó el desnudo, carnes mórbidas. Curvas incitadas.Atrayentes colores<br />

(…)./ Su belleza de mujer, la formación de su espíritu, un tanto bohemia, iban transfundiéndose<br />

a su arte. Como canta con agradable voz parecía que su pintura fuera también<br />

sonora./ Su juventud no le permite definirse totalmente. Está en el período de las<br />

experimentaciones (…) ahora por ejemplo esquematiza sus formas».|262|<br />

|262|<br />

Contín Aybar,<br />

Pedro R.<br />

El Caribe,<br />

marzo de 1957.<br />

En 1957 registra García Cambier una muestra personal. A propósito de esta muestra<br />

Con el calificativo de «pintora muy femenina», Liliana García Cambier manifiesta predilección<br />

por el temario negro, tratado a veces con aliento expresionista. En la muestra<br />

personal del 1957, su discurso seguía siendo figurativo, pero resaltado en parte con amplia<br />

geometrización de pronunciado contorno.Asociado a la corriente del neocubismo<br />

nacional de la época, ese discurso se queda en soluciones simplistas, a veces caricaturizadas<br />

con trazos sueltos y fluidos.<br />

Liliana García Cambier|Campesina|Óleo/tela|61 x 75 cms.|Sin fecha|Col. Pricila Jansen.<br />

Liliana García Cambier|Cayenas|Pastel/papel|44 x 64 cms.|1954|Col. Ligia Cambier de Guerrero.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |240|<br />

|241| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

ERIDANIA MIR. Nacida en San Pedro de Macorís en 1929 y radicada en la capital,<br />

es también una de las primeras graduandas de la Escuela Nacional de Bellas Artes en el<br />

decenio 1950, durante el cual participa en bienales oficiales y otras muestras colectivas.<br />

Sin embargo, tales registros son descontinuados por razones políticas. Ella pertenece a<br />

un núcleo familiar desafecto al gobierno trujillista, razón que le impide, incluso, celebrar<br />

muestras personales.<br />

Eridania es una de las hijas de Pedro Mir Burgos y América Mendoza, quienes procrearon<br />

una prole de ocho hermanos, a los cuales se sumaban otros dos, producto del primer<br />

matrimonio del padre. Uno de estos hijos era el destacado poeta Pedro Mir, declarado<br />

antitrujillista y que reside en el exilio como muchos otros intelectuales dominicanos.<br />

Después de concluir el bachillerato, Eridania Mir estudia en la ENBA durante los años<br />

1951-1954. En este período estudia una licenciatura en Filosofía y Letras, especializándose<br />

en Historia del Arte Colonial bajo la tutoría de Walter Palms. Vinculada como<br />

egresada a la UASD, también ingresa como docente de Artes Gráficas, en la Escuela de<br />

Ciencias de la Información (periodismo), siendo simultáneamente Diseñadora de Impresos<br />

y Directora de Publicaciones. El sostenido desenvolvimiento en el diseño gráfico<br />

no la desvincula del quehacer artístico. En consecuencia, cuando decide reasumirse<br />

Eridania Mir|El gato|Óleo/tela|77 x 63 cms.|1983|Col. Ricardo O. Méndez Mir.<br />

Eridania Mir|Paisaje con sol|Óleo/tela|62 x 51 cms.|1990|Col. de la autora.<br />

Eridania Mir|Maternidad|Óleo/tela|61 x 51 cms.|2003|Col. de la artista.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |242|<br />

|243| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|263|<br />

Gausachs, José.<br />

referido por<br />

Eridania Mir en<br />

reseña de<br />

Miriam Ventura.<br />

El Nacional,<br />

diciembre 7<br />

de 1987.<br />

como pintora deja a un lado el tipómetro, las picas y los chinógrafos, sustituyéndolos<br />

por los pinceles, el lienzo y las gamas cromáticas.<br />

En su retorno a la pintura y al registro público de expositora, Eridania Mir acude a referencias<br />

muy presentes en su conciencia, una de ellas, su identidad de mulata, y el constante<br />

argumento del maestro Gausachs, quien «repetía hasta la saciedad que no había<br />

derecho para pintar con colores grises o europeos, cuando teníamos el trópico en nuestra<br />

propia piel, con tonos y matices únicos».|263| En cuanto al tema de su discurso, la<br />

referencia es una asociación de la memoria vinculada a una adolescencia transcurrida<br />

en los ingenios azucareros cargados de imágenes, llenos de colorido y de sol».|264|<br />

cuyo «acorde dominante –para usar una expresión propia de la música- lo constituye el cabal<br />

equilibrio, un manejo serio y honesto de los elementos que, a nuestro ver, resultan<br />

esenciales como apoyadura para cualquier mensaje que el pintor desee transmitir al espíritu<br />

del contemplador de su obra./En suma que estamos enfrentados a un ejemplar caso de<br />

honestidad artística a toda prueba, ante una personalidad definida, dueña de su oficio, que<br />

es culminación de un largo y fecundo ejercicio académico que solo fue posible por determinadas<br />

circunstancias histórico-culturales que se dieron en nuestro medio, en las décadas<br />

1940-1950, y que nos legaron una madurez de la apreciación del arte en todas sus modalidades,<br />

que hasta ahora no ha sido superada»,|265|<br />

|265|<br />

Curiel, Carlos.<br />

Presentación<br />

mecanográfica,<br />

diciembre<br />

10 de 1987.<br />

|264|<br />

Ventura, Miriam.<br />

Idem.<br />

«Rostros» es el título de la muestra personal que Eridania Mir presenta en Casa de Francia<br />

(Santo Domingo, 1987); rostros que Carlos Curiel considera «esenciales y patentes»,y<br />

Desde un autoexilio en su propio país y por circunstancias pertinentes, Eridania Mir trasborda<br />

hacia campos profesionales afines a su formación, cuando las condiciones sociopolíti-<br />

cas se lo permiten. Esta ejecución universitaria de materias asimiladas como estudiante de la<br />

ENBA, aflora en una pintura muy vinculada a maneras estilísticas y prototipos comunes a veteranos<br />

y jóvenes artistas (Gausachs, Hernández Ortega, Ledesma, Peña Defilló,…); maneras<br />

que incluso reiteran creadores más jóvenes.A pesar de esta vinculación, la Mir tiende a crear<br />

un universo que reitera casi monotemáticamente unos seres que encarnan condiciones existenciales,<br />

etnográficas y sobre todo sentimientos como revelación de la propia artista –mu-<br />

Eridania Mir|Lucía|Óleo/tela|78 x 63 cms.|Sin fecha|Col. de la artista.<br />

Eridania Mir|Muchachas en primavera|Óleo/tela|65 x 55 cms.|1988|Col. Ricardo O. Méndez Mir.<br />

Eridania Mir|Paloma posada en mujer|Acrílico/cartón|62 x 48.5 cms.|1987|Col Familia De los Santos.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |244|<br />

|245| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

jer-madre. Un cromatismo tan llano como preciso del dibujo traduce a una pintora en posesión<br />

de lo que busca y sabe expresar: la tierra, la piel, la mujer y el trópico antillano.<br />

GLORIA MONTILLA, al igual que Eridania Mir, es petromacorisana. Nacida en<br />

1926, estudia en la Escuela Nacional de Bellas Artes, desempeñándose al mismo tiempo<br />

como profesora de dibujo en la ciudad natal. Considerada una de las mejores alumnas<br />

de la escuela, obtiene el profesorado en 1956. Desde entonces fue docente de la EN-<br />

BA hasta el 1976. Su activismo de expositora se registra en eventos colectivos, siendo<br />

conocida por sus retratos de hechura realista, realizados con diversos medios.<br />

PRÍAMO MOREL FRANCO (1928-2000) vinculado a Santiago de los Caballeros<br />

en donde nació siendo uno de los siete hijos procreados por María Franco Perelló y Práxide<br />

Morel y Morel, desaparecido por el régimen trujillista. Militar, pendolista, formado<br />

dividuales, expresa su predilección hacia la caricatura y celebrando sobre la materia una<br />

exposición personal en la Alianza Francesa, en 1957, titulada «La humanización humorística<br />

de los frutos nacionales». Esta muestra marcó la concentración de Morel en el dibujo<br />

de género, aunque caricaturas suyas habían aparecido en el periódico La Nación, con<br />

anterioridad a la década del 1950, al inicio de la cual funda una academia particular.<br />

Sumándose a los cultores de la caricatura dominicana (Copito Mendoza, Gimbernard,<br />

Matos Díaz,Tuto Báez y otros), Príamo Morel se disgrega del activismo de la pintura<br />

formal de retratos y de otros temas que le permiten ejecutar algunos murales. Como<br />

caricaturista, registra incontables individuales, laborando en el 1958 en el diario El Caribe.<br />

En el referido año se asocia a Agustín A. Puig, ilustrando «El Refrán del Día».<br />

JOSÉ EUGENIO ROSA (N. 1929) es otra activa individualidad de los años 1950.<br />

en artes marciales y vinculado a medios periodísticos se relaciona también con una temprana<br />

formación pictórica conseguida en la academia de Yoryi Morel, a partir de 1938.<br />

Después se traslada a la capital ingresando en la Escuela Nacional de Bellas Artes en donde<br />

su nombre figura entre los expositores de la exhibición anual correspondiente al 1945.<br />

Con residencia fija en Santo Domingo, se casa con Elsa Iris Bermúdez procreando tres<br />

hijos, <strong>Leon</strong>ardo,Ada y Dipali. Con reconocida presencia como pintor de colectivas e in-<br />

Nativo de Santiago de los Caballeros, fue orientado en la Academia de Yoryi Morel, formándose<br />

después en la Escuela Nacional de Bellas Artes, en donde se diploma en 1953.<br />

Durante el período formativo asume un curso sobre estética del color, impartido por<br />

Jaime Colson. Expositor de las bienales correspondientes a los años 1950, 1956 y 1958,<br />

participa en esta última con dos pinturas, «Autorretrato» (óleo) y «La India de Guachupita»<br />

(óleo), parte de un temario en el cual el lenguaje conductor es la figuración. En<br />

Príamo Morel|Retrato de Xavier Amiama|Óleo/tela|90 x 68 cms|1983|Col. Sr. Octavio Amiama.<br />

Príamo Morel|Autorretrato con paperas|Óleo/cartón|90 x 64 cms|1945|Col. Familia Morel Bermúdez.<br />

Príamo Morel|A mi colega Danicel|Tinta/papel|38 x 36 cms.|1970|Col. Familia De los Santos.<br />

Príamo Morel|Caricatura de Chito Zouain|Tinta/papel|37 x 27 cms.|1976|Col. Familia Zouain Cruz.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |246|<br />

|247| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

el retrato personal, expresa el pintor una capacidad refinada para la captación subjetiva.<br />

Al graduarse, Rosa retorna a la ciudad nativa en donde celebra dos exposiciones personales.<br />

Una de ellas en el Ateneo Amantes de la Luz (1953) y la segunda en la sede municipal<br />

del Partido Dominicano, registrada en 1955.Años después emigra a los Estados<br />

Unidos, radicándose en Nueva York.<br />

MILÁN LORA alcanzó cierta notoriedad frente a algunos coetáneos de la generación,<br />

debido, en parte, a la edad que tenía al ser aceptado en la ENBA; además, porque se convirtió<br />

en foco juvenil de atención pública y porque, a diferencia de las individualidades<br />

que emigraron hacia el exterior, él permaneció en el país dedicándose a otro arte, distinto<br />

al campo pictórico, en el que sobresale durante el período del 1950. Nacido en 1937,<br />

en Pimentel, Municipio de San Francisco de Macorís, Milán Lora mostró desde niño la<br />

disposición artística, participando a petición de su padre en un Concurso que organizaba<br />

el periódico «El Caribe», certamen celebrado en 1950, en el que obtuvo dos premios. Rememorando<br />

esta experiencia él declara: «Era un Concurso Infantil de Pintura. Mi padre,<br />

que conocía mis habilidades, me alentó y me pidió que pintara algo. Sabes lo que hice?...<br />

Pinté a mi hermano en un burro.Y sabes qué pasó? Que gané el primer premio. Este dibujo<br />

lo titulé «Mi hermanito en la Azalea»./Después viajé a la capital y me entregaron mi<br />

Milán Lora|Autorretrato|Tinta|64.5 x 53.5 cms.|1970|Col. del artista.<br />

Milán Lora|Cabeza de mujer|Tinta|65 x 47 cms.|1966|Col. del artista.<br />

Milán Lora|Hombre cargando sus hijos|Pastel/óleo/papel|71 x 100 cms.|1982|Col. del artista.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |248|<br />

|249| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|266|<br />

Lora, Milán,<br />

referido por<br />

Freddy Ginebra.<br />

Listín Diario,<br />

Suplemento.<br />

Julio 3 de 1982.<br />

|267|<br />

Catálogo VIII<br />

Bienal. Pág. 38.<br />

premio. Después, entre todos los que ganamos, volví a ganar un tercer premio. Mi padre<br />

estaba muy orgulloso y consideró que era una pena que ese gran talento de hijo se perdiera<br />

en el Cibao... a consecuencia de este premio estoy en la capital...»|266|<br />

Milán Lora ingresó en Bellas Artes, de manera privilegiada, ya que no tenía la edad requerida,<br />

razón por la cual sus compañeros le consideraban la mascota de la escuela.|267|<br />

Convertido en discípulo de Hernández Ortega,Yoryi Morel y Vela Zanetti, en 1958 era<br />

asistente del reconocido muralista, habiendo logrado para ese año una participación en<br />

eventos nacionales y del exterior. En 1955, obtuvo primer premio en la Expo-Concurso<br />

organizada por el Instituto Domínico Americano, al presentar la obra «Lidia de Gallos».<br />

En la Octava Exposición Bienal (1958), expone cinco obras: «Alba» (óleo), «La<br />

Prueba» (óleo), «El Sendero» (óleo), «Ensueño» (Pastel) y «La Presumida » (Tinta).<br />

Escuela de Bellas Artes; después ayudante de mi obra mural y por último, con el paso<br />

del tiempo, que nivela la naturaleza de los sentimientos, mi amigo»./Tuve lógicamente,<br />

otros alumnos y colaboradores, pero ninguno como él resistió la prueba de mi carácter y<br />

la férrea disciplina del trabajo. Su conducta no respondía al fruto del halago ni a la sumisión;<br />

detrás del armazón de su espigada figura, que aparentaba fragilidad, latía su tesonero<br />

carácter y una firme voluntad (…)./ Con el paso del tiempo Milán Lora se sintió atraído<br />

por los estudios de arquitectura y finalmente lo he encontrado en mi último viaje a Santo<br />

Domingo, ejerciendo su profesión de arquitecto con verdadero prestigio. Naturalmente, este<br />

título no representa para él una deserción de la pintura./ Los ejemplos de arquitectopintor<br />

y viceversa permanecen constantemente en la Historia del Arte, pues es bien sabido<br />

que aunque la arquitectura es sobre todo servicio a la sociedad, tiene en sí, como fin, el<br />

Al graduarse en la Escuela Nacional, decide asumir la Arquitectura, carrera que le obliga<br />

a retirarse del activismo de expositor durante largo tiempo, pintando a ratos, alternando<br />

los dos oficios. Una visita a su casa-taller realizada por Vela Zanetti a principios<br />

de la década de 1980, le anima a organizar una muestra. El veterano maestro, tan atado<br />

al país, escribe para este acontecimiento: «Su nombre surgió nítido en mi memoria dominicana.<br />

Son estas líneas el respaldo a un hombre que fue primero mi alumno en la<br />

Milán Lora|Ría del Ozama|Pastel|50 x 75 cms.|1978|Col. del artista.<br />

Milan Lora|Hoyo de Chulín|Pastel de óleo|61 x 77 cms.|1990|Col. del artista.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |250|<br />

|251| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|268|<br />

Vela Zanetti,<br />

Catálogo de<br />

Milán Lora,<br />

julio de 1982.<br />

desarrollo plástico./ El verano pasado tuve la ocasión de visitar la Casa-Estudio de Milán<br />

Lora y contemplar algunas obras realizadas entre sus logros de arquitecto. Seguía siendo el<br />

pintor que yo conocí, pero en su obra se aprecia una voluntad de forma que le ha transformado<br />

de ser un «realista» a ser un intérprete de la realidad».|268|<br />

EDUARDO MARTÍNEZ DE UBAGO es otro pintor formado en la ENBA, con<br />

desenvolvimiento durante el período que corresponde a su graduación (1952), siendo<br />

un expositor en la mayoría de las bienales y otras muestras colectivas celebradas en la<br />

ciudad capital e igualmente registradas en Barcelona, Brasil y San Francisco de California,<br />

en donde ostenta una de las representaciones dominicanas, vía sus pinturas.<br />

De Ubago, como regularmente se le identifica, nació en Pamplona, España, residiendo, desde<br />

muy joven, en el país dominicano. El formó parte de la inmigración peninsular acogida<br />

elevado a baja escala. Esa pintura ofrece conexión con el estilo de Vela Zanetti, del que fue<br />

alumno, bien volcándose sobre el personaje aislado, como el caso de «Retrato de un Médico»<br />

(óleo 1958), o bien sobre el temario histórico, del que resultan dos excelentes ejemplos:<br />

«Fusilamiento de Sánchez» y «Fusilamiento de Sánchez Heredia», cuadros de principio del<br />

decenio 1970, con los cuales reaparece el pintor después de un prolongado mutismo.<br />

MILAGROS JIMÉNEZ. Pertenece a este núcleo de jóvenes que se forman en la<br />

ENBA y asumen un activismo artístico discreto, que abandonan en apariencia o decididamente.<br />

En el primer caso se encuentra ella, la tercera de las hijas del escritor Ramón<br />

Emilio Jiménez (1886-1970) y cuyo peregrinaje como educador por toda la nación determina<br />

que la multiplicada prole naciere en diferentes localidades.<br />

Milagros Jiménez nació en Santiago de los Caballeros (1930). Formada en la ENBA en-<br />

por el gobierno desde 1939, alcanzando formación en el medio nacional. En 1947 ingresó<br />

a Bellas Artes, a la cual asiste de manera no regular hasta graduarse. Con varios premios obtenidos<br />

en concursos sobre escenografía para el teatro-escuela, reúne en su haber distinciones<br />

de un concurso pictórico celebrado en el país, por la compañía Alcoa Steamship. Realizador<br />

de murales en espacios privados y públicos (Hospital Santo Socorro y Feria de la Paz,<br />

1955), su pintura de caballete ofrece los caracteres dibujísticos y volumétricos de un mural<br />

tre 1949 y 1952, el matrimonio y un viaje casi simultáneo a México, en donde reside<br />

por más de 15 años, la apartan de los registros expositivos nacionales. En tierra azteca<br />

continúa formándose y, cuando retorna a Santo Domingo, sus apariciones pictóricas resultan<br />

esporádicas y espaciadas, exceptuando su participación en las muestras colectivas<br />

que organiza el Chase Manhattan Bank, en Santo Domingo, entre 1977 y 1983.<br />

Pintora asociada a otras dos hermanas (Consolación y Marianela), Milagros Jiménez de<br />

Milagros Jiménez|Río Jimenoa|Acrílica/tela|91 x 71 cms.|2001|Col. de la artista.<br />

Milagros Jiménez|Paisaje de Constanza|Óleo/tela|76 x 51 cms.|1993|Col. de la artista.<br />

Milagros Jiménez|Bodegón|Óleo/tela|61 x 91 cms.|1999|Col. de la artista.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |252|<br />

|253| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

Teja, como se le conoce, tiene común con la segunda un ejercicio docente -aunque hogareño-<br />

y una pintura de recia factura y preciso contorno, en el que se resumen los nexos<br />

con los modernos maestros que el exilio trajo de Europa.<br />

Otros tres nombres asociados también al núcleo que se enfoca son Hipólito de la Cruz,<br />

Manolo Quiroz y Mario Lockward. Básicamente escultores, aunque con la formación<br />

alcanzada en la Escuela Nacional, asumen la pintura. El primero de ellos, HIPÓLITO<br />

DE LA CRUZ, aparece ente los alumnos que pertenecen al curso 1948-1949, los<br />

cuales muestran sus trabajos en el último año citado. Después se registra en la VI Exposición<br />

Bienal (1952) en la que expone «El Mendigo» (cemento) y en la Octava Bienal<br />

(1958) participa con dos terracotas: «Maternidad» y «Atardecer», esculturas tratadas con<br />

soluciones del rigor académico.<br />

|269|<br />

Contín Aybar,<br />

El Caribe, 8 de<br />

octubre de 1958.<br />

MANOLO QUIROZ procede de Montecristi en donde nace en 1918. Expositor de<br />

colectivas, egresa de la Escuela Nacional en 1951, desarrollando sus actividades en distintos<br />

aspectos de arte. El crítico Contín Aybar lo define «pintor, escenógrafo, proyectista, modelista,<br />

decorador, diseñador y escultor, aunque en este último aspecto es, quizás, menos conocido».<br />

Sin embargo, durante el decenio 1950, es en el campo escultórico en el que alcanza<br />

un lugar. Su escultura «es sobria, moderna, sin estridencias y en ella busca plasmar<br />

hasta lo posible, la más conveniente armonía plástica», observa el referido crítico al enfocar<br />

una obra titulada «Pureza»,|269| de acabado cuidadoso y vitalidad atrayente y encantadora.<br />

Con registros en las exposiciones de Arte Católico que organiza Ábside e igualmente<br />

en bienales de los años cincuenta, Quiroz se excluye del activismo artístico del que fue docente<br />

al dedicarse a los medios de comunicación masiva, especialmente a la televisión.<br />

Más activo, reconocido y además concentrado en el quehacer de las artes plásticas, es<br />

MARIO LOCKWARD, quien nació en Santo Domingo en 1937, en donde crece y<br />

se forma ingresando a la Escuela Nacional de Bellas Artes y obteniendo el profesorado<br />

de Dibujo en 1958. Luego de graduarse y participar en exposiciones grupales, viaja a España,<br />

becado para realizar postgrado en anatomía artística, modelado, dibujo aplicado y<br />

decorativo. De vuelta al país, Lockward se casa con María Grullón (1961), con quien procrea<br />

tres hijos.También se dedica a la docencia, laborando en distintos centros nacionales,<br />

entre ellos las escuelas de Bellas Artes de La Vega y de Santiago de los Caballeros. Este<br />

desplazamiento hacia el interior del país aminora su producción o su protagonismo<br />

público, aunque realiza apariciones en bienales y otras muestras colectivas, durante los<br />

años del 1960. Precisamente en esta década registra la primera muestra personal (1964).<br />

Escultor y pintor, su obra se mueve entre la propuesta abstracta y la surreal.<br />

Mario Lockward|De la serie de las mulatas I|Mixta/tela|84 x 54 cms.|1998|Col. del artista.<br />

Mario Lockward|De la serie de las mulatas II|Mixta/tela|84 x 68 cms.|1998|Col. del artista.<br />

Mario Lokward |Nocturno|Óleo/tela|129 x 100 cms.|1967|Col. Museo Arte Moderno.<br />

Mario Lokward |Fetichismo|Óleo/tela|92 x 61 cms.|C.1963|Col. del artista.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |254|<br />

|255| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

2|4 Seis pintores del norte en el género nativo<br />

como son la ENBA y las academias provinciales. Casi todos ellos ofrecen visualidades<br />

vernaculares, objetivas y naturalistas con soluciones de lenguajes modernos; visualidades<br />

que desarrollan y fortalecen a medida que maduran profesionalmente en el medio<br />

social en donde se desenvuelven. Los que se asocian espiritualmente a este núcleo son<br />

Plutarco Andújar, Jacinto Domínguez, Elías Delgado, Hilario Rodríguez, Félix Disla<br />

Guillén y Flavio Jiménez, los cuales laboran independientemente, aunque sus mentalidades<br />

estén asociadas a la región norte del país.<br />

PLUTARCO ANDÚJAR (1931-1994) procede del litoral noroeste, ya que nació en<br />

Montecristi en 1931. Estudió en la Escuela Nacional durante los años 1953-1957, con<br />

una fuerte tendencia hacia los lenguajes formales de la figuración, marcados por la influencia<br />

de artistas reconocidos, foráneos y nacionales. Se afirma que un pintor que in-<br />

Las individualidades que se han abordado anteriormente lucen fugaces e inactivas en el<br />

quehacer artístico sostenido, independientemente de la labor realizada dentro de la época a<br />

la que pertenecen como generación –década del 1950–, y en la posterioridad, no obstante<br />

el tiempo disponible para el crecimiento, la consolidación y el alcance trascendente. El desplazamiento<br />

hacia otras situaciones, como es la emigración hacia el exterior (García Cambier,<br />

Eugenio Rosa, Milagros Jiménez,...), la concentración en la tarea docente (Lockward,<br />

Montilla, Eridania Mir) y un cambio profesional (Milán Lora, Quiroz,...), no propician la<br />

omisión de sus nombres ni de sus obras en el recorrido histórico del arte nacional.<br />

Distinto a ese grupo de individualidades que se disgregan, se localiza otro núcleo cuyos<br />

asociados ofrecen rasgos de parentela. Son artistas que se vinculan a escuelas formativas,<br />

Plutarco Andújar|Paisaje del rio|Óleo/tela|55 x 75 cms.|Sin fecha|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Plutarco Andújar|Marina|Óleo/tela|68 x 93 cms.|Sin fecha|Col. Privada.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |256|<br />

|257| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|270|<br />

Arteclub.<br />

Catálogo<br />

Los Inmigrantes,<br />

1984, Op. Cit.<br />

fluyó en su estilo fue el nórdico Hans Paap,|270| quien vivió como refugiado en el<br />

país distinguiéndose como un tratadista del género de las «Marinas», uno de los temas<br />

que asume la paleta de Andújar, a quien también se le atribuye influencia del español<br />

Joaquín Sarolla en el efectismo de la luz y de Paul Gauguin, en el tratamiento de la tipología<br />

femenina. Con esas influencias iniciales y poco notorias, él define una pintura<br />

de sello personal, en la que además se percibe parentela con Yoryi Morel.<br />

Andújar se trasladó muy joven a Santo Domingo, empleándose en el Instituto Cartográfico<br />

y estudiando en la ENBA, hasta graduarse. Después completó su formación en la<br />

academia San Fernando de Madrid. En su obra inicial se da una inevitable conexión<br />

con los pintores docentes y una preferencia por el naturalismo. La interpretación del<br />

paisaje y de los motivos florales expresa una cuidadosa fidelidad cuya espiritualidad y<br />

Poco interesado en exponer individualmente, sus cuadros alcanzan la aceptación casi<br />

popular al ser reconocidos por la facilidad del mensaje. En muestras colectivas y en galerías<br />

comerciales, el mensaje es ofrecido por la tipificación de un trópico exuberante,<br />

luminoso, no estridente, amable y plácido en extremo. Un editorialista describe su accionar<br />

pictórico, así como su producción, con las siguientes palabras: «Paisajista de clara<br />

visión (…) incursionó en esta área como pocos, dejando una obra que perpetúa su<br />

técnica y sensibilidad./ (…) magnífico muralista, virtuoso del dibujo y del color, eligió<br />

apartarse en la intimidad del taller y dedicarse a pintar «lo suyo»: el mar tropical, el mercado,<br />

las frutas e intensamente la mujer criolla./ Plutarco pintó la playa arenosa, la claridad<br />

solar, el aire transparente y azulado de Boca Chica».|272|<br />

|272|<br />

Editorial del Listín<br />

Diario, 27 de<br />

diciembre de<br />

1994.<br />

|271|<br />

Ugarte, María,<br />

Presentación<br />

Catálogo Plutarco<br />

Andújar, 1983.<br />

Definido como «pintor dominicano dedicado al tipo de pintura de género»,Peña De-<br />

atmósfera transparente no llegan a la exageración realista. La fidelidad revela un excelente<br />

oficio, en la cual es certero y limpio el dibujo, e igualmente nítidas las gamas que<br />

plasma en sus temas. Un halo de optimismo y alegría, «no importa que su tema sea un<br />

rostro de anciana surcado de arrugas o un niño escuálido de mirada triste; un abrupto<br />

paisaje de montañas o un mar tranquilo con cielo despejado. En todos, Plutarco habrá<br />

conseguido sin esfuerzo transmitir un mensaje de paz, de simpatía y de dulzura».|271|<br />

Plutarco Andújar |Vendedoras de chinas|Óleo/tela|69 x 76 cms.|Sin fecha|Col. Pedro y Alexis Haché.<br />

Plutarco Andújar|Paisaje|Óleo/tela|66 x 86 cms.|Sin fecha|Col. Pedro y Alexis Haché.<br />

Plutarco Andújar|Flores|Óleo/cartón|83 x 63 cms.|1956|Col. Privada.


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|259| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|273|<br />

Peña Defilló,<br />

El Caribe, 23 de<br />

marzo de 1974.<br />

|274|<br />

Ugarte, María.<br />

Op. Cit.<br />

filló reconoce que dentro de estas limitaciones que Andújar se impone a sí mismo «hay<br />

que entender una verdadera expresión de su modo de ser (...) Él consigue hacerlo con<br />

la sinceridad de quien ha escogido su camino y sus consecuencias a conciencia».|273|<br />

Similar apreciación la ofrece también María Ugarte al escribir lo siguiente: «Todo su<br />

oficio, excelente por cierto, lo ha puesto siempre al servicio de una pintura naturalista,<br />

realista, costumbrista incluso (…)./ El trayecto que en su carrera recorre el artista es una<br />

línea recta, sin balbuceos ni indecisiones, sin audacias ni aventuras. Las modas y los «ismos»<br />

pasan junto a él sin afectarle, sin inquietarle en lo más mínimo. Los ve llegar y los<br />

ve irse, y él se mantiene imperturbable, seguro de sí mismo».|274|<br />

Plutarco Andújar expuso individualmente en dos ocasiones (años 1974 y 1983). En la<br />

primera muestra, presentó algunas obras en las cuales se planteaba una intención de búsqueda.<br />

En el cuadro Los Muchachos (óleo 1983), ofrece un tratamiento sepia que con<br />

regularidad repitió posteriormente en otros temas. En cambio, en la obra Tres Músicos,<br />

las soluciones están resueltas con un lenguaje postcubista. Tales pinturas e igualmente<br />

otras quizás, resultan excepcionales en un artista muy fiel a sí mismo, un pintor auto y<br />

procomplaciente con sus cantos tipificadores o vernaculares de la tierra nativa. Empero,<br />

tales cantos visuales –insistimos–, aparte de multiplicarse vía los temas, resultan en<br />

Plutarco Andújar|Casa de campo|Acrílico/tela|70 x 56 cms.|Sin fecha|Col. Pedro y Alexis Haché.<br />

Plutarco Andújar|Torso|Óleo/tela|73 x 52 cms.|Sin fecha|Col. Pedro Haché y Alexis Haché.<br />

Plutarco Andújar|Pueblo de pescadores|Óleo/tela|153 x 127 cms.|Sin fecha|Col. Pedro y Alexis Haché


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |260|<br />

|261| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|275|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe.<br />

Octubre 4<br />

de 1964.<br />

total un inconfundible canto general sobre la isla nativa y su atmósfera luminosa. La luz,<br />

su limpidez, la suavidad incluso de las gamas resplandecientes, no hacen otra cosa que<br />

resaltar la belleza de lo que asume o enfoca con mirada transparente: espléndidos cuerpos<br />

de criollas y jóvenes mulatas posando para portadas ideales.Transparencia para los<br />

paisajes que ampliamente resplandecen de árboles encendidos y ladeados, a veces junto<br />

a casuchas. También paisajes de mar regularmente acentuados de anécdota pesquera.<br />

Además, las escenas de personajes vernaculares trazados en monocromías apagadas, tenues<br />

y frías.A todo ello se añaden sus estampas de reducidos formatos, de economía escénica<br />

y cromática.<br />

Cuando Manuel Valldeperes abordó de lleno al artista, descubrió las claves de su discurso<br />

pictórico. El citado crítico escribe en 1961: «Nos dice la biografía que Plutarco Andújar<br />

nació en Montecristi (…).Añadamos nosotros que fue esa región dominicana especialmente<br />

dotada para impulsar en el artista el amor a la naturaleza.Tierra de luz firme<br />

y variables coloraciones que han quedado prendidas en la retina de nuestro pintor./Pintor<br />

didáctico primero (…) y esta manera puede tener una justificación en su<br />

origen: ese deseo constante de materializar, como manifestación estética, lo que va viendo<br />

de vivo y humano (…). Por eso su obra evoluciona (…) –podríamos decir que va<br />

individualizándose, siendo más suya, más propia cada día– dentro, claro está, de lo que<br />

es invariable en su sentimiento de artista: la visión del hombre y del paisaje dominicanos,<br />

que interpreta con todo el esplendor luminoso de su tierra montecristeña./ (…)<br />

un Andújar otea, busca y se resuelve con seguridad (…). No se ha dejado tentar por los<br />

reclamos de la propaganda. Es su sensibilidad la que se impone en él (…). No hay en<br />

sus lienzos insistencias ni pesadeces, sino más bien una ligera dicción gozosa en su misma<br />

fluencia discursiva, en la que a trechos transpira como una determinada sencillez de<br />

visión».|275|<br />

HILARIO RODRÍGUEZ es otro pintor atado a la figuración tipificadora de las<br />

costumbres, el folklore, la naturaleza y la tipología social, preferentemente la de tierra<br />

adentro, aunque su hacer pictórico ofrece otras variables temáticas. En 1954, cursando<br />

la ENBA, realiza murales en el Jardín de Infancia «<strong>Leon</strong>idas Radhamés», y en 1956 participa<br />

en la Octava Bienal de Artes Plásticas, presentando un «Retrato» (óleo) de estilo<br />

académico. También ejecuta dibujos que ilustran el libro de Historia Dominicana, de<br />

Marrero Aristy.<br />

En Santiago de los Caballeros, en donde nació en 1936, Hilario Rodríguez manifestó,en<br />

edad juvenil, la excepcional condición artística, ingresando en la Academia Yoryi, entonces<br />

a cargo de Félix Disla Guillén, su primer orientador. En el Liceo México, de la ciudad<br />

natal, realiza obras murales; realmente pequeños retratos de pensadores universales<br />

que decoran varios salones de clases. Becado por la Secretaría de Estado de Educación,<br />

se traslada a Santo Domingo en 1954, ingresando en la ENBA, en donde recibe formación<br />

de José Gausachs,Yoryi Morel,Vela Zanetti y Hernández Ortega, principalmente.Al<br />

cabo de cuatro años (1954-1958) obtiene el profesorado, desenvolviéndose como expositor<br />

de colectivas. En 1962 viaja a Nueva York, en donde sigue exponiendo en muestras<br />

grupales, dedicándose a la ejecución de retratos al pastel en el barrio bohemio (The Village)<br />

y en el Pabellón Francés de la Feria Mundial, celebrada durante el período.<br />

Hilario Rodríguez residió en la referida urbe durante los años 1962-1966. De regreso<br />

al país, se dedica al trabajo publicitario, pintando esporádicamente y concurriendo de<br />

igual manera a algunas muestras grupales. La participación en el Concurso de Arte León<br />

<strong>Jimenes</strong> del 1969 le permite obtener una de las distinciones adjudicadas. Su cuadro «Cibao»<br />

(óleo 1969), ejecutado con el predominio de gamas neutras, pauta un activismo<br />

cuyo ritmo se adentra al mismo tiempo a las definiciones personales del estilo y a la<br />

proyección en el público. En 1973, al participar en Puerto Rico en una exposición de<br />

pintores dominicanos, el crítico Antonio J. Molina comenta el conjunto de obras que<br />

presenta: «Hilario Rodríguez es uno de los mejores dibujantes de esta exposición. Lo<br />

Hilario Rodríguez|Vieja con cachimbo|Pastel/papel|48 x 63 cms.|1986|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Hilario Rodríguez|Mujer con flores|Pastel/papel|63.5 x 48.5 cms.|1987|Col. Román Ramos.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |262|<br />

|263| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|276|<br />

Molina, Antonio J.<br />

El Mundo de<br />

Puerto Rico, 28 de<br />

febrero de 1973.<br />

|277|<br />

Pérez Peña, Raúl,<br />

Listín Diario,<br />

8 de noviembre<br />

de 1987.<br />

|278|<br />

Orgallez, Oscar R.,<br />

Listín Diario,<br />

8 de noviembre<br />

de 1987.<br />

demuestra con el No. 3 «Cabeza», donde el pañuelo insinuando le da un toque de poesía<br />

al buen diseño. «Mulata» tiene los colores aquellos de medrazo y «Perfiles» no es una<br />

obra grande, pero se impone por su calidad y gracia».|276|<br />

De estatura menuda, temperamento sencillo, de grandes bigotes negros y pelo ensortijado,<br />

Hilario Rodríguez se declara un pintor convencido y en romance con su tierra:<br />

«No soy el mejor de los pintores dominicanos. Pero estoy enamorado del folklore de<br />

mi país...Y ese amor me ayuda a expresarme con claridad y sencillez».|277| Una y otra<br />

vez reiteraba la definición de sí mismo y la de su producción artística resuelta en diversos<br />

medios pictóricos, pero decididamente centrada en asuntos vernaculares: «Yo soy un<br />

pintor que creo en mí mismo. No estoy buscando satisfacer la vanidad de los mercaderes<br />

del arte creando un producto comercial que solamente sirva para colgar en su pared.<br />

Quiero resaltar la belleza de mi tierra en la forma más elocuente que pueda hacerlo:<br />

mediante sus frutos y el trabajo de sus hombres».|278|<br />

Formando parte del protagonismo laboral, pero desde el plano de emisor interpretativo,<br />

el tipicismo de la tierra surgió de las pinceladas de Hilario Rodríguez como un discurso<br />

distinto a otras típicas visiones de lo nacional. En sus textos, carentes de descripciones<br />

excesivas y pintorescas, él subscribe el tema en escenarios en donde predomina<br />

Hilario Rodríguez|Mercado de flores|Pastel/papel|91 x 66 cms.|Sin fecha|Col. Cándido Bidó.<br />

Hilario Rodríguez|Autorretrato|Pastel/papel|108 x 78 cms.|1988|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Hilario Rodríguez|Cesta con limones|Pastel/papel|48.2 x 63.5 cms.|1985|Col. Román Ramos.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |264|<br />

|265| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

el sintetismo cromático más que las formas escénicas que asume básicamente el sujeto<br />

pictórico: un grupo «Vendedoras de Flores» (pintura 1975), congeladas en distintas posiciones<br />

laborales; una marchanta apresurada de ida «pa’la ciudad» (pintura 1977) junto<br />

a un burro llevado a la mano y trotando rítmicamente; un grupo familiar del «Cibao»<br />

(óleo 1969) alrededor de un patriarca en mecedora; y un par de «Galleros», reproducido<br />

como portada de CODETEL y resuelto a espátula, pintura antinaturalista como la anterior<br />

(Cibao), aunque ceñido indudablemente a un costumbrismo de nuevo cuño, más<br />

bien reinterpretativo o de solución muy personal.<br />

Cuando Hilario Rodríguez celebró la primera individual (1975), Jeannette Miller le consideró<br />

un pintor «muy joven y algo desorientado que se deja llevar por la vistosidad en<br />

una serie de óleos de composición pasiva y con varios estilos o lenguajes que no se con-<br />

tradicen del todo. En la pintura de Hilario no hay cuestionamiento ni temático ni formal<br />

(…), sus logros se pueden atisbar, aun dentro de una exposición estridente, donde hay cuadros<br />

mediocres y otros que se destacan en una amalgama no selectiva propia de un artista<br />

que comienza».|279| Indudablemente la Miller desconocía la trayectoria del pintor, su<br />

personal estilo que reñía con su preferencia de artistas asociados al «arte desgarrado».<br />

Naturalismo,costumbrismo,sintetismo y finalmente neorrealismo,son las tendencias a las que<br />

se acoge la pintura de Hilario Rodríguez, después que rebasa el academicismo de su formación<br />

en la ENBA. Las dos primeras tendencias proceden de su vinculación a Santiago y de las<br />

orientaciones que recibe de Disla Guillén y de Yoryi Morel, aunque es determinante su vocación<br />

para asumir un temario afín, surtido de frutas, de artefactos del humilde hogar nacional<br />

o con tipos y escenas de carácter pueblerino, costumbrista. El extrema las interpretacio-<br />

|279|<br />

Miller, Jeannette.<br />

El Caribe, 6 de<br />

marzo de 1976.<br />

Hilario Rodríguez|Romance campesino|Pastel|60 x 86 cms.|1982|Col. Reneé Klang de Guzmán.<br />

Hilario Rodríguez|Mercado|Acrílico/tela|127 x 152 cms.|1984|Col. Banco Popular.


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|267| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|280|<br />

Ureña Rib,<br />

Fernando, Texto<br />

en Catálogo<br />

Hilario Rodríguez,<br />

10 de febrero<br />

de 1982.<br />

nes vía la estampa de pequeño o gran formato, valiéndose del pastel, medio que maneja con<br />

eficacia. La opinión crítica reconoce tal condición y citamos a Ureña Rib quien señala: «Hilario<br />

Rodríguez maneja admirablemente el pastel y, aunque es un medio opaco por naturaleza,<br />

él consigue deslumbrar al espectador e introducirlo en una atmósfera en la que una interacción<br />

luminosa tiene el papel preponderante./ Una vez que la imagen ha logrado impactarnos,<br />

Hilario Rodríguez se nos demuestra eficaz también al conseguir retener nuestra atención<br />

con detalles y transparencias perceptibles solo a cierta distancia. La mezcla tonal no ocurre<br />

en el papel solamente, sino en el ojo humano./ Magia y color del pastel es una experiencia<br />

significativa que señala un camino ya trazado con seguridad por este artista desde que viéramos<br />

en 1976, en la Casa de España, aquellas sillas que ascendían al cielo».|280|<br />

tiene que declinar a causa de un fuerte quebranto de salud. En 1955, retorna a la comunidad<br />

nativa, donde es nombrado Profesor de Escultura de la Escuela Elemental de Artes<br />

Plásticas de Santiago,|282| la cual suplanta a la Academia que fundara Yoryi Morel,<br />

dos décadas atrás. La enfermedad, el regreso al Cibao y un nombramiento oficial ineludible,<br />

hicieron perder de vista a este joven artista, tanto a Antonio Prats Ventós como a<br />

Vela Zanetti. Estos maestros le recordaban como un joven de aspecto humilde, rústico,<br />

pero con un sorprendente vigor interior. Mostraba una habilidad para el modelado como<br />

si hubiera manejado el barro desde siempre. Igualmente sabía escorzar con mucho<br />

dominio y no le tenía miedo al formato... Pensé que iba a desarrollarse en la escultura...<br />

En los encuentros que he tenido con Vela, en España, él pregunta por el «muchacho de<br />

Santiago», como recuerda a Domínguez... ¿Sigue en Santiago?…|283|<br />

|282|<br />

Nombramiento<br />

expedido por el<br />

Presidente Héctor<br />

Bienvenido<br />

Trujillo, del 18 de<br />

junio de 1955.<br />

|281|<br />

El Caribe, 4 de<br />

julio de 1954.<br />

|283|<br />

Prats Ventós,<br />

Antonio.<br />

Opinión<br />

escuchada<br />

por el autor<br />

de este libro.<br />

Alternando lenguajes y temas al igual que los recursos, Hilario Rodríguez desemboca<br />

en una propuesta fantástica, la cual representa la manera de surrealizar su pintura. Tal<br />

propuesta le hace merecedor de algunos galardones y del entusiasmo de la apreciación<br />

crítica, en momentos en que la pérdida de la salud, socava la vida del artista. Esa visión<br />

fantástica suya se relaciona con otra circunstancia social del arte dominicano y allí será<br />

abordada como variante del neorrealismo al que relacionan otros pintores.<br />

JACINTO DOMÍNGUEZ es otro de los santiaguenses orientados por Disla Guillén<br />

en la ciudad del Yaque, donde nació en 1935. Siendo un niño, se refugiaba en el tejar paterno<br />

para hacer figurillas de barro y regularmente también gustaba mirar a la madre elaborando<br />

flores artesanales. Los regaños del padre por su afición hacia el modelado no impidieron<br />

un desvío vocacional que crece cuando, cursando los últimos años de la educación<br />

primaria, asiste a la Escuela de Artes y Oficios en donde Máximo Matías y Mario<br />

Grullón le ayudan a ampliar los manejos del modelado escultórico. Fue asistiendo ocasionalmente<br />

a esa escuela que descubrió la Academia Yoryi Morel, en donde le orienta Negro<br />

Disla hasta obtener la beca municipal que le permite trasladarse a la ciudad capital e<br />

ingresar a la ENBA en 1950. En este centro recibe formación de los notables artistas docentes<br />

de entonces (Gausachs, Hernández Ortega,Yoryi...), aunque básicamente se vinculó<br />

a Prats Ventós, con quien se especializa en escultura y con Vela Zanetti, de quien recibe<br />

influencia que se advierte en una «Maternidad» que exhibe en la XII Exposición de<br />

la Escuela Nacional de 1954, siendo considerado por sus profesores entre los alumnos más<br />

destacados para entonces.|281| Domínguez terminó especializándose en la pintura mural<br />

durante el período en el cual el maestro ibero-dominicano ejecutó los murales que se<br />

localizan en distintos espacios de la Feria de la Paz, celebrada en 1955.<br />

En el referido año concluye Domínguez sus estudios en la Escuela Nacional. En base a<br />

sus méritos estudiantiles recibe una beca para realizar un post-grado en Francia, la cual<br />

Con la posibilidad de convertirse en un artista de proyección en y desde la ciudad capital,<br />

en donde otros norteños habían conseguido trascender (Ledesma, Eligio Pichardo,<br />

Radhamés, Mejía,...), las circunstancias obligaron a que Jacinto Domínguez se ubicara<br />

definitivamente en el ámbito santiaguense. Aquí protagoniza un ejercicio de pintor<br />

destacado, de artista docente y de fortalecedor de los caracteres de la tradición pictórica<br />

citadina que da lugar a la Escuela de Santiago.<br />

Jacinto Domínguez|Camión de melaza|Óleo/tela|59 x 87 cms.|Sin fecha|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |268|<br />

|269| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

Aún siendo una ciudad de importancia, aportadora de un modo pictórico que fortalecían<br />

artistas residentes, Santiago de los Caballeros no ofrecía en los años del 1950 las<br />

condiciones para que jóvenes pintores crecieran o se mantuviera en holgadas condiciones<br />

para la recreación productiva. Jacinto Domínguez enfrentó esta situación estoicamente,<br />

aferrándose a la pintura de manera febril, en tanto el matrimonio y el nacimiento<br />

de una prole numérica le obligan a someter el precio de la obra a gente que la acaparaba<br />

más por oportunismo que por conocimiento y adhesión al arte. Importándole<br />

más la vocación y la obra, el pintor levantó su paleta como un estandarte y no aminoró<br />

una producción fuerte en soluciones cromáticas y técnicas, con un temario local o<br />

de asuntos populares que ha enfocado con estilo antinaturalista. Las figuraciones enfocando<br />

la vieja carreta o carretilla llena de cachivaches y centradas en un recodo barrial,<br />

en un grupo humano o en un objeto hogareño, conformaban entre los 1955-1965 poemas<br />

visuales de la cotidianidad de un Santiago dominado por unas condiciones vernáculas<br />

que Domínguez interpreta con espíritu distinto, singular, personalísimo.<br />

Pintor de caballete y realizador de cuadros murales, con el tiempo alterna Domínguez<br />

dos carriles lingüísticos en un temario sobre todo tipificador que no se excluye de asuntos<br />

más generales como la imagen religiosa y el retrato. Con un nexo que preserva de<br />

Jacinto Domínguez|Conjunto tipico musical|Óleo/tela|131 x 98 cms.|Sin fecha|Col. Aney Muñoz.<br />

Jacinto Domínguez|Guitarrista en serenata|Óleo/tela|132 x 101 cms.|Sin fecha|Col. Aney Muñoz.<br />

Jacinto Domínguez|Muchachos con chichiguas|Óleo/tela|81 x 63 cms.|1977|Col. Familia De los Santos.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |270|<br />

|271| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|284|<br />

Guerrero, Myrna,<br />

La Información,<br />

6 de julio de 1983.<br />

Vela Zanetti o de la corriente postcubista dominicana, desarrollada desde el decenio<br />

1950, él cultiva lo que la crítica Myrna Guerrero denomina «Cubismo Tropical», ofreciendo<br />

la siguiente explicación: «Nos atrevemos a bautizar su factura con este nombre,<br />

una vez que la geometrización es preocupación constante para este artista que la trabaja<br />

con toda la riqueza cromática del paisaje tropical./ Por ello, la obra de Domínguez no<br />

tiene nada de la frialdad de un cubismo analítico y ni siquiera podríamos relacionarla con<br />

el orfismo de Delanay, con sus tímidos intentos de introducir el color, con profusión, en<br />

el cubismo./Al contrario, estamos frente a un trabajo independiente, realizado con seriedad<br />

y oficio, que trata de aunar el trópico con Europa, a través de la pintura».|284|<br />

ción de la luz y del cromatismo jugoso aúna las dos tendencias al igual que un rotundo<br />

costumbrismo traduciendo plásticamente el sentir característico del Cibao, a través<br />

de sus gentes, sus campos, sus caseríos y sus tradiciones.<br />

Tardíamente expone Domínguez individualmente; aunque, llegado este momento, su<br />

obra era lo suficientemente reconocida. Estaba presente en colecciones, en las colectivas<br />

y en el alumnado que al ser influido por su técnica y estilo proyectan su importancia<br />

de pintor tipificador y nacional. Ese reconocimiento lo ha obtenido sin alardes ni<br />

bullas, sosteniéndose en un temperamento difícil, cultivado en la veteranía y lleno de<br />

franqueza cuando declara: «Mi postura ha sido elogiada por los profanos y los estudiosos<br />

y nadie se ha atrevido a criticarla negativamente, aunque el medio artístico no me<br />

da participación y se me bloquea».|285|<br />

|285|<br />

Domínguez,<br />

Jacinto, citado<br />

por J. Francisco,<br />

La Información,<br />

24 de noviembre<br />

de 1993.<br />

El otro carril pictórico de Jacinto Domínguez es el opuesto al cubismo tropical caracterizado<br />

por una figuración más tradicional y luminosa, aunque en realidad la conjuga-<br />

Jacinto Domínguez|Escena popular|Óleo/tela|30 x 40 cms.|Sin fecha|Aney Muñoz.<br />

Jacinto Domínguez|Escena del carnaval|Óleo/tela|53.5 x 74 cms.|1976|Col. Familia De los Santos.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |272|<br />

|273| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|286|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel, El Caribe,<br />

6 de diciembre<br />

de 1964.<br />

ELÍAS DELGADO CASTRO es otro pintor que queda asociado, con cierta independencia,<br />

al núcleo de los tipicistas, más por crecer en el rigor académico y dentro del<br />

regionalismo formativo, el cual termina siendo temático. Su producción ofrece múltiples<br />

indicadores lingüísticos, como observa Valldeperes al comentar una de sus exposiciones<br />

individuales: «Elías Delgado presenta en uno de los salones del Palacio de Bellas<br />

Artes su tercera exposición individual, integrada en gran parte por óleos en los cuales<br />

se manifiesta –podríamos decir, se reitera– en su diversidad. Diversidad que, al parecer,<br />

constituye su manera de estar en el arte. (…) / En posesión de todas las disciplina de la<br />

Academia, subyugado por la aventura de las búsquedas, Delgado Castro asume (…) las<br />

inquietudes creadoras que han traído los últimos tiempos y en ese, su equilibrio entre<br />

lo antiguo y lo actual, ha de consistir la tabla de valoración de un artista formado en el<br />

pués de haberse ejercitado en el taller y en la docencia. Nacido en San Pedro de Macorís<br />

en 1924, había estudiado en la villa vegana, primero con Bolívar Berrido y luego<br />

bajo la dirección de Joaquín Priego y Darío Suro, probablemente entre 1939 y 1945.<br />

Después, funda Delgado la «Academia de Pintura Enrique García Godoy», asumiendo<br />

también en La Vega, docencia en la Escuela de Artes Plásticas.<br />

Con proyección tardía fuera del ámbito regional, Elías Delgado fue dejando atrás la variedad<br />

de lenguajes que indistintamente expresaban sus obras, tendiendo a un planteo<br />

más moderno. En un momento preservó elementos del surrealismo, desembocando luego<br />

en un naturalismo de solución geometrizada, ya que grandes triángulos modulan<br />

efectos de luz de manera ilusoria y transparente, aparcelando la realidad representada. Las<br />

matizaciones vivaces de los cromatismos refuerzan esa realidad, por lo regular paisajísti-<br />

rigor de los tradicionales módulos y abierto a los aires de su tiempo./ Refiriéndonos a<br />

su segunda exposición individual (…) decíamos que «las obras expuestas van, en sucesión<br />

cronológica desde el más absoluto realismo pictórico al expresionismo abstracto,<br />

pasando por el impresionismo, el cubismo y el surrealismo».|286|<br />

Localizado en La Vega, en donde encontró formación de pintor, Elías Delgado exponía<br />

como un hombre maduro y como un artista joven que sale del encierro provincial, desca.<br />

Se trata de un tratamiento de gamas atrevidas que no «ingresan jamás en el terreno<br />

de la estridencia», juzga Cecilia Casamajor, quien ofrece una apreciación general a raíz<br />

de una muestra que es celebrada posteriormente a la muerte del pintor acaecida en 1999.<br />

Escribe la citada crítica: «La presente retrospectiva permite observar la evolución a través<br />

de la diversidad de los sujetos abordados, todos ellos dentro de una línea tradicional: retratos,<br />

desnudos, bodegones, escenas campesinas y paisajes./ Compuesta por piezas de di-<br />

Elías Delgado|Autorretrato|Óleo/tela|119 x 84 cms.|1961|Col. Elvia Rodríguez Vda. Delgado.<br />

Elías Delgado|Autorretrato|Óleo/tela|115 x 80 cms.|1965|Col. Elvia Rodríguez Vda. Delgado.<br />

Elías Delgado|El pecado original|Óleo/cartón piedra|119 x 84 cms.|1969|Col. Ceballos Estrella.<br />

Elías Delgado|Flagelación|Óleo/cartón piedra|122 x 65 cms.|1964|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |274|<br />

|275| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|287|<br />

Cecilia Casamajor,<br />

El Siglo, octubre<br />

9 de 1999.<br />

|288|<br />

Elías Delgado,<br />

referido por<br />

Manuel<br />

Valldeperes,<br />

El Caribe,<br />

abril 19 de 1969.<br />

|289|<br />

Valldeperes,<br />

Idem.<br />

versos períodos, la exposición nos permite acceder a un panorama bastante completo de<br />

la labor que Delgado realizara como creador./Además de las pinturas de corte académico,<br />

en algunas de las obras expuestas observamos el atisbo de una intención postcubista,<br />

tal vez al influjo de las teorías compositivas paisajísticas de André Lothe muy en boga en<br />

la enseñanza europea de vanguardia de principios de siglo».|287|<br />

A pesar de la relación que establece la Casamajor entre las teorías de Lothe y el paisaje postcubista,<br />

esta tendencia tiene su vínculo nacional. El cubismo colonial de Colson,Vela Zanetti<br />

y de otros pintores resulta el nexo directo en Delgado Castro, quien expresara: «Creo<br />

que la línea y el color son fundamentales para la creación artística, pero creo también que<br />

ellos solos no son suficientes para transmitir el mensaje humano (…). La línea y el color,<br />

de por sí,no tienen lenguaje humano;cuanto más sugieren lo físico y lo geométrico».|288|<br />

únicos pintores que vinculados al norte del país ofrecen las relaciones también de ser<br />

tipificadores de la realidad con mirada objetiva y al mismo tiempo portadores de rasgos<br />

modernos. Un artista lugareño que directamente se relaciona con todos ellos, porque su<br />

pintura se define a partir de la década de 1950, es Mario Grullón, cuyo temario se asocia<br />

al costumbrismo con una indudable eclecticidad de matices modernos. Otro pintor<br />

es Disla Guillén, quien cosechó estimación durante el decenio y quien orientó inicialmente<br />

a Jacinto Domínguez e Hilario Rodríguez.<br />

FÉLIX DISLA GUILLÉN, a quien se le prefería llamar «Negro Disla», en diversos círculos<br />

familiares, nació en Santiago de los Caballeros en 1922. Con cualidades innatas para<br />

el dibujo del que se vale para reproducir espontáneamente asuntos circundantes, fue<br />

objeto de la tutela artística de Yoryi Morel.A temprana edad ingresó como mozo de ta-<br />

Delgado Castro es referido por Valldeperes quien señala que «él entiende la figuración<br />

de manera distinta, mezcla de realidad e invención. La vibración tiene mucha importancia<br />

en su pintura de geometría interna y gamas de color inventadas con efecto impresionante<br />

y maestría (…) y otra cosa no menos importante: Hay mucha dominicanidad<br />

–aunque este sea un valor extra-artístico–…»|289|<br />

Elías Delgado, Jacinto Domínguez, Hilario Rodríguez y Plutarco Andújar no son los<br />

Elías Delgado|Inundación|Mixta/lienzo|30 x 40 cms.|1972|Col. Javier Rufino.<br />

Félix Disla Guillén|Paisaje rural|Óleo/tela|43.3 x 55.8 cms.|1950|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |276|<br />

|277| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

ller en el estudio del pintor. Luego prosiguió en la academia Yoryi, cuando la misma adquirió<br />

rango de escuela semioficial. Disla fue hechura inicial del destacado pintor.<br />

Joven y con personalidad carismática, Negro Disla se convirtió en el docente auxiliar<br />

de la academia al mismo tiempo que recreaba en variados formatos diversos temas que,<br />

si bien revelaban vinculación con el maestro Morel, traducían una independencia formal<br />

en términos de enfoque más que de cromatización de los temas. Su pintura aborda<br />

con preferencia la figura humana en un tratamiento de primeros planos y por lo regular<br />

sin elementos circundantes. No significaba esta preferencia el rechazo del tema<br />

floral, de la naturaleza o del paisaje regional..<br />

En 1949, Negro Disla sustituyó a Yoryi Morel, al ser nombrado Director de la Academia<br />

citadina. Después, en 1954 se convirtió en profesor de arte de la escuela para maes-<br />

Expositor de colectivas, Negro Disla se benefició de un viaje artístico que le puso en<br />

contacto con galerías y museos de los Estados Unidos, planteándosele la posibilidad de<br />

emigrar hacia esa nación con la esposa e hijos. Antes de tomar la decisión abandona la<br />

ciudad nativa en 1955, ubicándose en Santo Domingo, en donde se emplea como delineante<br />

de la firma Reyes de Arquitectura y Construcciones. Finalmente se marcha a<br />

Nueva York, donde se incorpora a los círculos artísticos latinoamericanos, exponiendo<br />

grupalmente. En esta urbe, su estilo figurativo y realista cambia completamente al asumir<br />

una vertiente de soluciones geométricas.<br />

FLAVIO JIMÉNEZ|290| es el quinto pintor norteño que se enfoca, aunque su obra<br />

joven e interrumpida no se asocia del todo a los lineamientos temáticos que relacionan<br />

a Plutarco Andújar, Elías Delgado, Jacinto Domínguez e Hilario Rodríguez. Como es-<br />

|290|<br />

Datos verbales<br />

obtenidos de la<br />

Sra. Amparín<br />

Jiménez de<br />

Pichardo,<br />

julio 2002.<br />

tros «Emilio Prud’Homme». Durante los años 1950-1958, participa en las exposiciones<br />

bienales que se organizan con el patrocinio oficial. «La Niña de la Muñeca» (óleo 1950)<br />

y «Autorretrato» (óleo 1950) le representan en la quinta bienal, mereciendo una distinción<br />

con la primera obra. En la bienal correspondiente a 1952, exhibe el cuadro titulado<br />

«Figura en Gris» (óleo) y, al concurrir a la Octava Bienal, registra las pinturas «Jugadores»<br />

(óleo 1958) y «Negrita» (óleo 1958).<br />

tos dos últimos, él nace en Santiago, en 1936, en el seno de una familia en la cual el<br />

quehacer artístico era aliento y tarea común entre el padre y los vástagos. Hijo de Amparo<br />

Pérez y Miguel Angel Jiménez (Cuchico), un reconocido hombre público, ya que<br />

era activo educador escolar, autor literario y funcionario que gusta de la promoción de<br />

veladas y montajes teatrales que protagoniza la familia.Tal activismo sensibiliza a las hijas<br />

Miriam y Amparín, la primera ballerina y declamadoras ambas, sobre todo de los ver-<br />

Félix Disla Guillén|Formación|Óleo/tela|127 x 87 cms.|1973|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Flavio Jiménez |Arreglo floral|Óleo/tela|60 x 33 cms.|Sin fecha|Col. Amparín Jiménez de Pichardo.<br />

Flavio Jiménez|Retrato de Miguel A. Jiménez|Óleo/tela|60 x 34 cms.|Sin fecha|Col. Amparín Jiménez de Pichardo.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |278|<br />

|279| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

sos pregoneros o costumbristas que el padre componía.Teatrero desde la infancia, el penúltimo<br />

de los cinco hermanos, Flavio, además mostraba interés hacia la producción<br />

poética y hacia el dibujo, razón por la cual se tomó la decisión de inscribirlo en la Academia<br />

de Yoryi Morel, donde comenzó a formarse como pintor.<br />

De temperamento alegre, creativo, espontáneo, jococo e intenso, Flavio Jiménez se convierte<br />

en alumno predilecto de Yoryi, quien posiblemente favorece que él ingresara a la<br />

Escuela Nacional de Bellas Artes en un momento en el cual el padre ocupa la Subsecretaría<br />

de Estado de Educación, residiendo con la familia en la urbe capitalina. En los<br />

catálogos que documentan las exposiciones de la ENBA –años 1940 y 1951–, figura Flavio<br />

entre compañeros expositores, hoy figuras notables: Fernando Peña Defilló, Marcio<br />

Veloz Maggiolo, Oscar Renta Fiallo, Plutarco Andújar, Ada Balcácer,…<br />

El traslado a Santiago de don Chuchico Jiménez, en donde ocupa la presidencia local<br />

del poderoso Partido Dominicano, conlleva la reubicación familiar y la desgracia política.<br />

Una cena en la que dos prestigiosos abogados citadinos –Federico de Jesús Alvarez<br />

y Eduardo Sánchez Cabral– festejaban sus largos años de graduandos con discursos<br />

rememorativos en los cuales no aludieron el nombre de Trujillo, provoca una peligrosa<br />

denuncia periodística que agitó las demandas serviles impuestas por la dictadura.<br />

Como el incumbente regional del partido oficialista no fue el denunciante ni rindió<br />

informe de la «imperdonable» omisión, la desgracia cayó sobre los Jiménez Pérez,<br />

al ser cancelado el cabeza de familia. Las carencias cotidianas aparecieron en consecuencia<br />

y si pudieron ser un poco mitigadas, se debió a los pequeños cuadros ejecutados<br />

por el hijo pintor, llevados a amigos compradores y solidarios, entre ellos Marcos<br />

Cabral Bermúdez y Alejandro Grullón, el padre. Eran cuadros de género localista, sobre<br />

todo paisajes citadinos y regionalistas, que Flavio Jiménez realizaba con facilidad,<br />

realmente de prisa, empero con las normas de ejecución asimiladas de las enseñanzas<br />

de sus profesores de la ENBA.<br />

En 1955 era Flavio Jiménez un joven pintor activo, además bohemio cabal con amoríos<br />

simultáneos y pasajeros. Sus principales amigos eran universitarios y asociados al arte, en<br />

este caso Mario Grullón, Negro Disla, José Eugenio Rosa, Guillo Pérez y su maestro Yoryi,<br />

quien para entonces le busca para que le ayude a terminar una serie de murales decorativos<br />

que le fuera asignada en la Feria de la Paz. El veterano artista y principal orientador<br />

de Flavio tenía seriamente lastimado su pulso de ejecutante, resultado de serias heridas<br />

en la muñeca que evidenciaban cortaduras de venas, tal vez intento de suicidio. Esta<br />

fue la sospecha del alumno, quien pudo cumplir con un confiado y solidario deber.<br />

Flavio Jiménez|Miss M.R.T.|Lápiz/papel|11 x 9 cms.|Sin fecha|Col. Amparín Jiménez de Pichardo.<br />

Flavio Jiménez|Miss Moronta|Lápiz/papel|11 x 9 cms.|Sin fecha|Col. Amparín Jiménez de Pichardo.<br />

Flavio Jiménez|Dibujo|Lápiz/papel|11 x 9 cms.|Sin fecha|Col. Amparín Jiménez de Pichardo.<br />

Flavio Jiménez|Autocaricatura|Lápiz/papel|11 x 9 cms.|Sin fecha|Col. Amparín Jiménez de Pichardo.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |280|<br />

|281| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

En 1955, Flavio Jiménez, al igual que su hermano mayor, José Miguel, estudiaba en la<br />

Universidad del Estado. Él había decidido asumir la carrera jurídica.<br />

Cuando Flavio Jiménez tomó la decisión de cursar carrera universitaria, encontró resistencia<br />

del padre, debido a su mentalidad libérrima y a su juventud. Era un novel, pero no desconocido<br />

artista santiaguense, más conocido localmente que en los círculos capitalinos, en<br />

donde había una militancia más numérica de pintores, había críticos de arte y medios de<br />

promoción expositiva. Él no realizó muestra individual y fueron pocos los registros en colectivas,<br />

por lo cual su obra se queda en espacios hogareños. La más conocida es atesorada<br />

por la parentela, potencializando sobre todo a un dibujante que primero caricaturiza verbalmente<br />

sus personajes elegidos –con explicaciones y gestos–, llevándoles luego al papel<br />

en donde la línea directa y limpia, fluida y espontánea pronuncia aspectos fisonómicos. La<br />

caricatura, incluso la de su autorretrato, denota a un artista en posesión interpretativa y manejo<br />

de los medios. Al óleo, él ejecuta además un retrato de su padre y naturaleza floral,<br />

además de algunas vistas paisajísticas, llamando la atención un enfoque de techos con las<br />

torres de la Iglesia de La Altagracia, versión muy personal de la ciudad santiaguera. Pintor<br />

en despegue, una última producción inconclusa es el icono del Sagrado Corazón de Jesús.<br />

Flavio Jiménez residía en una pensión de Santo Domingo, junto a su hermano, cuando desaparece,<br />

conociéndose la versión de un suicidio ocurrido en el mar. El solía decir que<br />

cuando muriera fuera enterrado en aguas marinas para convertirse en pez. Su desaparición<br />

ocurre después que varios jóvenes embarraron con materia fecal un busto de Trujillo. Entre<br />

esos jóvenes figuraba Luis de Peña, asesinado por el régimen.|291| Al igual que Flavio<br />

Jiménez, quien había cumplido 21 años, desaparece sin huellas, el 1 de mayo de 1957.<br />

|291|<br />

Información ofrecida<br />

por Marcio<br />

Veloz Maggiolo,<br />

en agosto 2002.<br />

Flavio Jiménez|Retrato de Jesús|Óleo/cartón|40 x 27 cms.|C.1955|Col. Amparín Jiménez de Pichardo.<br />

Flavio Jiménez|Vista de Santiago|Óleo/tela|44 x 66 cms.|Sin fecha|Col. Amparín Jiménez de Pichardo.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |282|<br />

|283| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

2|5 Dos variables de la generación: independientes<br />

y autodidactas<br />

La emigración de Félix Disla Guillén permite no perder de vista a otros artistas que<br />

abandonan el país en búsqueda de mejores condiciones de subsistencia o tal vez deseando<br />

respirar mayor libertad existencial, encontrando, al parecer las oportunidades deseadas<br />

en algunas otras naciones. En tanto son muy pocos los que se trasladan al viejo continente,<br />

sobre todo por razones formativas (Ledesma, Peña Defilló, Eligio Pichardo,...)<br />

y diplomática (Suro) y establecen largas residencias (Alvarez Del Monte, Martínez Richiez,<br />

Di Vanna...); la gran mayoría emigra a los Estados Unidos de América.<br />

Entre los emigrantes figuran artistas que preceden a la generación del 1950, muchos de<br />

los cuales se pierden de vista en tanto que algunos de ellos se mantienen «vivos» frente<br />

a la memoria, porque saben preservar la adecuada proyección y vigencia en el solar nativo.Tres<br />

casos excepcionales son Tito Cánepa, Pina Melero y Mariano Eckert.A los dos<br />

últimos dirige su atención el crítico Valldeperes, señalando que son pintores nacionales<br />

que no deben olvidarse: «dos pintores dominicanos perdidos en el vaivén del mundo<br />

que es bueno recordar (…) son artistas en cuya obra lo dominicano está presente sin literatura<br />

y sin engaño y sin griteríos y sin poses».|292|<br />

Eckert es un pintor que concluye su formación en el medio estadounidense a donde<br />

emigran algunas figuras de la generación del 1950, con escasa o ninguna proyección nacional,<br />

exceptuando la familiar, en las respectivas localidades a la que pertenecen y en<br />

donde expresan vocación artística como estudiantes, casi todos ellos. En tales condiciones<br />

se enfocan Carlos De Mena, Rafi Vásquez, Luis Oscar Romero, Poncio Salcedo,<br />

Glauco Castellanos, Eugenia Vásquez,...<br />

|292|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe,<br />

16 de noviembre<br />

de 1968.<br />

Carlos De Mena|Sin título|Óleo/tela|57.4 x 71.1 cms.|1981|Col. Banco Central de la República Dominicana.<br />

Carlos De Mena|Jarrón con rosas|Óleo/tela|59 x 68 cms.|1948|Col. Luisa De Mena de González.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |284|<br />

|285| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

CARLOS DE MENA (1926-2001) nació en Puerto Plata donde inicia su formación<br />

artística con un pintor español de nombre «Clemente», que había encontrado refugio en<br />

la comunidad en el 1940. Después continuó formándose con Rafael Arzeno Tavares, figurando<br />

en 1945 entre los alumnos que participan de una exposición colectiva de la academia<br />

«San Rafael».A los 22 años de edad, viaja a Puerto Rico, en donde continúa formándose<br />

con Edna Coli, reubicándose después en Nueva York, en 1950. El traslado a esta<br />

urbe le permite ingresar en «Art Students League», estudiando durante cinco años con<br />

distintos maestros: Brockman, Corbino, Bell Barnett, Frenchern,..., hasta que obtiene una<br />

beca en el Museo de Arte Moderno (1955), para estudiar con Donald Stacy. Fue decisiva<br />

la ubicación de Carlos De Mena en el medio newyorkino. Esta vivencia, al mismo<br />

tiempo que le permitió el ingreso en escuelas y museos, le puso en contacto con el arun<br />

mero parecido físico, sino una situación existencial: el choque con una situación extraña,<br />

el encuentro con una nueva realidad y un nuevo país».|293|<br />

Como si estuviera paseándose por la pintura moderna que le ofrece el ambiente de Nueva<br />

York, realmente en un período en que la urbe se convierte en capital internacional de<br />

las artes, De Mena se aproxima al cubismo, con obras geométricas de 1954: «Salomé» (óleo)<br />

y «Desnudo 49» (Tempera).Años después ejecuta cuadros de fuerte esquema expresionista,<br />

manifestándose también en dibujos a plumillas entre 1955 y 1956. Sobre todo en un segundo<br />

«Autorretrato» (tempera 1959), se sitúa en el camino de la abstracción cuando aborda<br />

la pintura pura, mediante masas de color y pinceladas líricas. En tal producción, encontramos<br />

el desarrollo de la fuerza espiritual del artista, canalizada en un movimiento tan representativo<br />

como es el del expresionismo abstracto. Una obra titulada «Niñas de las Gar-<br />

|293|<br />

Gil, Laura.<br />

El Caribe.<br />

Suplemento,<br />

julio 21 de 1984.<br />

te universal, sobre todo con las llamadas vanguardias modernas. Por esta razón, la obra<br />

que comienza a producir personalmente bajo tales nexos, recoge el influjo postimpresionista,<br />

en cierta manera reinterpretativamente o con excelente ejecución visible en los<br />

cuadros «Sucy» (óleo) y «Nelly» (óleo), desnudos del 1950 con tratamiento fauve. Además,<br />

él deambula por el expresionismo y el surrealismo, produciendo excelentes obras,<br />

entre ellas un «Autorretrato» (óleo 1950) en el cual, observa Laura Gil, «él no consigue<br />

Carlos De Mena|Donalda|Acrílico/tela)|92 x 60 cms.|1990|Col. Privada.<br />

Carlos De Mena|Flores del sol|Óleo/tela|102 x 76 cms.|1997|Col. Luisa De Mena de González.<br />

Carlos De Mena|Abstracto (fragmento)|Óleo/papel|61 x 89 cms.|1956|Col. Familia López González.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |286|<br />

|287| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

zas» (óleo 1959) se constituye en una página notable de tal desarrollo, aunque todos los trabajos<br />

que ejecuta en este período resultan altamente significativos y significantes.<br />

Es como emigrado y residente en los Estados Unidos que De Mena se subscribe a la<br />

modernidad y en especial, a la Escuela de Nueva York, definida por un grupo de pintores<br />

como Jackson Pollock,William de Kooning, Robert Motherwell y otros que se mueven<br />

entre el gesto espontáneo o la acción pictórica y el manejo de grandes manchas de<br />

color. El pintor dominicano se adhiere al expresionismo y a la abstracción del trazo enérgico,<br />

deformador, con cromatismo puro e imaginismo conceptual. A propósito de esta<br />

producción, escribe Laura Gil: «Las pinturas realizadas entre 1950 y 1960 se pueden incluir<br />

dentro de un expresionismo abstracto, más en la línea de De Kooning y Motherwell<br />

(…). De Mena articula el espacio de manera dinámica y giratoria, estableciendo<br />

Carlos De Mena|Flores de piñón|Óleo/tela|76.5 x 71.5 cms.|Sin fecha|Col. Luisa De Mena de González.<br />

Carlos De Mena|Retrato de Altagracia Bordas|Óleo/tela|74 x 58 cms.|1947|Col. Luisa De Mena de Gónzález.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |288|<br />

|289| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|294|<br />

Gil, Laura.<br />

Op. Cit.<br />

|295|<br />

De Mena, Carlos,<br />

nota en Catálogo.<br />

campos visuales de expansión y concentración, y variando el espesor y la transparencia<br />

del gouache, intuye las posibilidades de expresión emotiva de la mancha».|294|<br />

Asociado como director creativo a la Agencia de Publicidad Frolich de Nueva York,<br />

Carlos De Mena ejecuta una pintura que va de la figuración al expresionismo abstracto,<br />

a veces delimitando ambos lenguajes en obras específicas. Aun en estos casos, él se<br />

constituye en una individualidad significativa que se asocia, situado en la diáspora, en<br />

un momento vital de la modernidad dominicana –decenio de 1950–, coincidiendo con<br />

quienes se hacen adeptos en la patria natal a los lenguajes que la representan, entre ellos<br />

el abstraccionismo y el surrealismo.<br />

Como un cazador moderno, refinado y selectivo, este pintor dominicano asimila, durante<br />

su estadía en la ciudad de los rascacielos, aquellos ismos en boga para el decenio<br />

1950, que mejor se acomodan a su mentalidad abierta, desinhibida y mundana. En esa<br />

lejanía, sus obras se hacen representativas de un excelente carácter pictórico y de una<br />

sinceridad lírica que es el rasgo mayor de este pintor que, mientras vivía en Nueva York,<br />

«soñaba en que llegaría el día en que (…) pintara las cosas que más le habían impresionado<br />

en su tierra».|295| Así ocurrió cuando retorna al país y se sumerge en un mundo<br />

de añoranzas y figuraciones, en relación con la llamada Escuela Puertoplateña.<br />

Carlos De Mena|De la serie «El sueño de Ícaro»|Tinta/papel|32 x 22 cms.|1980|Col. Madelín González.<br />

Carlos De Mena|Cuento de Navidad|Tinta/papel|27 x 20.5 cms.|1985|Col. Luisa De Mena de González.<br />

Luis Oscar Romero|Cara de bruja|Gouache/collage/papel|55 x 39 cms.|Sin fecha|Col. Centro Cultural Eduardo<br />

León <strong>Jimenes</strong>.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |290|<br />

|291| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|296|<br />

Romero,<br />

Luis Oscar.<br />

La Nación, 1946.<br />

LUIS OSCAR ROMERO expone igual que De Mena en una muestra de 1944, organizada<br />

en Puerto Plata por la Academia de Dibujo y Pintura San Rafael, celebrada en el<br />

Club Recreativo de Damas. Dos años más tarde, 1946, decide presentarse individualmente<br />

en la capital del país. En los salones del Ateneo Dominicano cuelga un conjunto de 21<br />

cuadros ejecutados al óleo y a la acuarela, escribiendo un breve texto en el catálogo correspondiente,<br />

en el cual expresa que «expone sus cuadros sin pretensión alguna, con el único<br />

interés de recibir la crítica de los entendidos como una base para sus estudios futuros que<br />

va a comenzar dentro de poco en los Estados Unidos de Norteamérica».|296|<br />

Romero había nacido en la comunidad puertoplateña en 1926. Miembro de una familia<br />

acomodada, vinculada al comercio, exponía a los 20 años de edad con dominio de los<br />

medios pictóricos y marcada tendencia hacia el tema galante dentro de un temario vacanzando<br />

un notable desarrollo que se revela tanto a través de las distinciones escolares<br />

obtenidas entre 1949 y 1954 (premios de diseño de la Art Students League) como de los<br />

encargos que recibe para confeccionar vestuarios de espectáculos y realizar trabajos de<br />

interiores para diferentes establecimientos comerciales de la ciudad de Nueva York.<br />

Los datos que se han recogido permiten hacer el siguiente perfil: «Durante las décadas<br />

de los años cincuenta y sesenta, Luis Romero se dedica no solo al diseño de trajes; trabaja<br />

también como pintor de rostros de maniquíes para grandes compañías (…). Por<br />

otra parte, se desempeña como decorador de vitrinas e interiores (…). Su triunfo en el<br />

área de la decoración le lleva rápidamente a aparecer en portadas y artículos de revistas<br />

de circulación nacional en territorio norteamericano. La destreza y exquisitez de los trabajos<br />

decorativos (…) muy pronto le sitúan en la cúspide del mercado estadounidense.<br />

riado. Los aspectos colorista y sensual, acopio de referencias europeas, dieciochescas y<br />

centradas en el desnudo, se reproducen en obras del 1946, año también en que viaja a<br />

Nueva York, inscribiéndose casi de inmediato en la escuela Art Students League, dirigida<br />

entonces por el académico John Carroll. En este centro escolar estudia hasta 1954, tomando<br />

cursos avanzados de Composición, Dibujo,Anatomía Artística y Pintura, a la vez<br />

que mostraba una asombrosa habilidad e interés por el diseño e ilustración de modas, al-<br />

Luis Oscar Romero|Sirena|Collage/papel|28.5 x 48 cms.|Sin fecha|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Luis Oscar Romero|Bodegón de la tinaja|Óleo/tela|48.2 x 57.2 cms.|Sin fecha|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |292|<br />

|293| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que los objetos decorativos se convirtieron<br />

en artículos muy preciados dentro de la sociedad de consumo norteamericano|296|<br />

Jhovanny Camacho, quien escribe un extenso artículo sobre el pintor Romero, del cual<br />

se extraen los datos pertinentes, cita las ediciones de los periódicos de Estados Unidos<br />

(Milwaukee Journal, Chicago Sunday Tribune,...) en los cuales se reseña la labor del artista<br />

con la reproducción de sus diseños. A pesar de este éxito en el campo de la decoración,<br />

Romero no descuidó la relación en estricto con la pintura que producía en el<br />

tiempo libre, sumergido en el apartamento-atelier del «Greenwich Village», el barrio<br />

bohemio en donde se multiplicaban sus creaciones fantasiosas y en donde compensaba<br />

otras necesidades humanas.A ese espacio casi subterráneo, de atmósfera nívea y mantenido<br />

como un templo, se tenía que entrar descalzo o vistiendo chinelas de lana que el<br />

|296|<br />

Camacho,<br />

Jhovanny, Revista<br />

Contemporanía<br />

Nos. 6-7.<br />

Págs. 10-13.<br />

pintor ofrecía junto en la puerta. En aquel sobrio espacio se localizaban los cuadros, colgados<br />

o almacenados, y que él vendía bajo condiciones temperamentales.<br />

Artista seleccionado para figurar en el Pabellón Dominicano de la Feria de Nueva York<br />

del 1962, expuso un conjunto de pinturas de manera temporal. Sumaba esta exposición<br />

a otras participaciones en colectivas y a logros como el que le permitió la difusión de<br />

la obra «Palomas», seleccionada por la Organización de las Naciones Unidas. Se trata de<br />

Luis Oscar Romero|Arreglo floral|Óleo/tela|58 x 50 cms.|C.1945|Col. Ceballos Estrella.<br />

Luis Oscar Romero|Monjas|Mixta/tela|36 x 40 cms.|Sin fecha|Col. Brugal Gassó.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |294|<br />

|295| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|297|<br />

Idem.<br />

Pág. 12.<br />

|298|<br />

Idem.<br />

una producción sencilla, «compuesta por once palomas blancas en formas diferentes de<br />

reposo y vuelos acentuados por un diestro rejuego de luz y sombra y un refrescante fondo<br />

azul»,|297| explica Camacho quien, al ser un conocedor de la trayectoria y la obra<br />

de Romero, distingue tres fases principales en su producción artística. Primero la fase<br />

decorativa en la que se caracterizan los trabajos que realiza por la recarga de detalles visuales<br />

y la miniatura. Una segunda fase es la simbólica, basada en estudios de la mitología<br />

europea. Las obras correspondientes «están salpicadas de elementos propios de la flora<br />

y la fauna criollas, con visiones en las cuales las máscaras son el factor primordial».<br />

Finalmente, observamos la tercera «fase fantástica con una concepción surreal onírica<br />

del mundo». Es un mundo del futuro desgarrado por desastres y conflagraciones nucleares,<br />

en el cual los sujetos definen «contenido moralizante y el juego psicológico».|298|<br />

neró en el pintor una preocupación permanente para indagar el color y la forma, vertiendo<br />

en cada tela el desahogo expresivo de las añoranzas, los ensueños y las fábulas<br />

mágicas». Bass agrega: «Entre estos hechos cabe destacar cómo el pintor hace gala de<br />

su dominio al utilizar el pigmento en una degradación sutil y espontánea que a veces<br />

resalta el drama del tema trágico y en otras embellece como un vitral transparente,<br />

las tonalidades hermosas del trópico./ Lo esencial es comprender el interés temático<br />

del artista de acuerdo a su visión del mundo que le rodea, este rito comunicativo<br />

se observa en la fantasía cabalística antillana y en la herencia dramática del arte latinoamericano<br />

en general, que al conjugarse se convierte en un testimonio fiel visto<br />

por el ojo acuciante del pintor Poncio Salcedo. Sus obras sirvieron de estímulo a<br />

quien comparte con él la «Surrealidad del Hombre y Espacio».|300|<br />

|300|<br />

Bass, Alberto,<br />

Catálogo de<br />

Poncio Salcedo,<br />

sin fecha.<br />

|299|<br />

Pichardo, Luis,<br />

Listín Diario, 22<br />

de marzo de 1974.<br />

La metáfora imaginaria y la connotación de índole caribeña complementan una obra<br />

surrealizante de excepcional calidad de hechura y de configuraciones.<br />

Perteneciente a la generación del 1940, pero con desarrollo durante los años del cincuenta,<br />

Luis Oscar Romero fallece en 1987 legando una obra ejemplar, moderna y de proyección<br />

interna porque ella tiende a desvelar el espíritu refinado de un solitario que terminaba escondiéndose<br />

en el cuerpo de un Adán con cara de lobo, asumiendo la máscara del mito y<br />

transformándose en esfinge en un paraíso reinventado. Adepto del surrealismo como Romero<br />

y también localizado en Nueva York, es Poncio Salcedo otro pintor del núcleo de los<br />

independientes, condición que le asocia a la diáspora que integran miles de dominicanos.<br />

PONCIO SALCEDO (1928-1989) nació en Moca, realizando sus estudios artísticos con<br />

Yoryi Morel, en Santiago de los Caballeros durante los años 1942-1947. Con una producción<br />

localista, ejecutada en la comunidad nativa, emigra del país en 1961, empleándose en<br />

el mercado laboral newyorkino, en donde forma familia y se consolida individualmente como<br />

pintor, realizando muestras personales e igualmente registrando su activismo en muestras<br />

grupales. Realmente este activismo suyo corresponde a la década 1970, ya que registra<br />

durante el período la muestra personal de la «Galería De Mena» (1972), la de «Edison Building»<br />

(1975), así como su presencia dentro de las Colectivas, entre ellas la del Museo del<br />

Bronx (1974), que reunió a pintores latinoamericanos, incluidos algunos otros dominicanos.<br />

Cuando Poncio Salcedo era interrogado sobre su producción y estilo «se ubicaba en<br />

el surrealismo moderno porque da más facilidad a la expresión y además conserva la<br />

escuela clásica».|299| En este tenor, sus cuadros expresan visiones de onirismo fantástico<br />

con figuraciones de caligrafía geometrizada algunas veces y expresionista, en<br />

otros casos. Los cuadros «Good Friday» (óleo) y «Ofrenda del Pájaro» (óleo) revelan<br />

tales rasgos. De acuerdo a Alberto Bass, «la ausencia de Salcedo de su lugar nativo ge-<br />

Poncio Salcedo|La noche de los brujos. De la serie Capricho|Óleo/tela|124 x 164 cms.|1981|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |296|<br />

|297| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

La obra de Poncio Salcedo resulta ser la «del muralista obligado a expresarse en pequeño<br />

(60’x 84’). Su impacto obliga a que el espectador se detenga, atraído por los brillantes<br />

colores, el equilibrio de la composición y la fuerza expresiva de los temas», escribe<br />

Tirso Valdez|301|al comentar una muestra colectiva en la que participan Elena Cabrera,<br />

<strong>Leon</strong>ardo Disla, José Perdomo y Félix Disla Guillén, quien considera a su colega Salcedo<br />

un valor positivo en el movimiento local del arte. El se refiere al liderazgo que<br />

ejerció entre artistas latinoamericanos localizados en Nueva York.<br />

GLAUCO CASTELLANOS es otra individualidad que se vincula al ámbito newyorkino,<br />

después de haber transitado por diversas escuelas formativas, en donde recibe<br />

orientación artística:Academia del alemán George Haudorf (Santo Domingo 1946), estudio<br />

de acuarela con la profesora Carolina Bradley (Universidad de Illinois 1947),Ar-<br />

|301|<br />

Valdez, Tirso A.,<br />

Listín Diario, 31<br />

de diciembre de<br />

1974.<br />

tes Plásticas en el Hunter College (Nueva York 1956), lecciones artísticas en el Museo<br />

de Arte Moderno (Nueva York 1958) y estudios fotográficos en Institute of Photography<br />

(1960), también en Nueva York, en donde fija residencia hasta el 1962, cuando<br />

enrumba hacia Florencia, Italia, donde prosigue estudiando Artes Plásticas, recibe instrucciones<br />

y práctica de restauro y obtiene diploma de arquitecto.<br />

Espíritu inquieto desde niño; con una mentalidad abierta hacia el arte en general y un ac-<br />

Glauco Castellanos|Catedral Santiago Apóstol|Acuarela|89 x 70 cms.|1977|Col. Privada.<br />

Glauco Castellanos|Autorretrato|Óleo/tela|40 x 60 cms.|Década 1960|Col. del artista.<br />

Glauco Castellanos|Calle de Puerto Plata|Óleo/tela|30 x 24 cms.|1983|Col. Privada.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |298|<br />

|299| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|302|<br />

García Cisnero,<br />

Florencio.<br />

Pintores<br />

Latinoamericanos<br />

en New York.<br />

N. Y. 1964.<br />

tivismo polifacético (dibujante, pintor, arquitecto, escultor, restaurador, grabador, docente...),<br />

él se asocia al medio de Nueva York en donde logra parte de su formación y desde<br />

donde se proyecta y es reconocido como expositor. En 1960 realiza una exposición personal<br />

en Arizona y para esa fecha su nombre figura entre los artistas latinoamericanos de<br />

atención, que residen en la metrópoli más importante de los Estados Unidos.|302|<br />

suaves y no puede ser muy elaborada».|303| Esta declaración testimonial se equipara con<br />

la impresión a que da lugar la personalidad del artista: «Las transparencias de la acuarela, realizadas<br />

con límpida gracia y perfección, son para este consumado artista, su medio natural,<br />

en el que puede expresar lo que contiene su sensible y cultivada alma (…)./ Soltero empedernido,<br />

este artista de tiempo completo encuentra inspiración en el medio ambiente<br />

que lo rodea, sea el paisaje urbano como el campestre. Posee una casita en Valle Nuevo a<br />

donde se retira a pensar, pintar y meditar.Así su pincel realiza obras cuya temática salta del<br />

campo a la ciudad, su ciudad vieja, añosa, llena de recuerdos y sabor».|304|<br />

|303|<br />

Castellanos,<br />

Glauco,<br />

citado por<br />

De Carías,<br />

María Cristina,<br />

El Caribe, 13 de<br />

enero de 1996.<br />

Oriundo de Santo Domingo, Glauco Castellanos es hijo de pintor, siendo posiblemente<br />

este nexo influyente en la sensibilidad y vocación que manifiesta desde pequeño hacia la<br />

pintura. En razón de que la trementina como medio diluyente del óleo le provoca alergia,<br />

él tiene que recurrir a la acuarela, cuya técnica tiene como base el agua.Aparte de tal justificación<br />

relacionada a la salud, la utilización se acomoda al temperamento, porque «es un<br />

medio que refleja el carácter de una persona, ya que necesita mucho cuidado, sus tonos son<br />

|304|<br />

De Carías,<br />

María Cristina.<br />

Idem.<br />

Expositor de numerosas muestras personales y colectivas, celebradas en el exterior e<br />

igualmente en el país natal, Castellanos no es un simple ejecutante de la acuarela, ni se<br />

sirve de ella para alardear de su pericia de arquitecto.Tampoco es un frío traductor de<br />

la realidad.Artista disciplinado en el manejo de las aguadas cromáticas, sus textos expresan<br />

el intimismo sentimental del asunto más objetivo o ambiental, no importa si ese tema<br />

es una edificación colonial, un recodo urbano o un jardín traducido con ternura luminosa;<br />

no importa si el motivo en vez de paisajístico es humano, el cual factura con<br />

sensibilidad extrovertida.A propósito de una de sus muestras personales se expresa la siguiente<br />

opinión: «La anatomía, fundamentalmente facial, constituye uno de los temas<br />

Glauco Castellanos|Ingenio|Óleo/tela|61 x 40 cms.|1984|Col. Servicios Profesionales de Museo S.A.<br />

Glauco Castellanos|Vista de San Pedro de Macorís|Óleo/tela|24 x 10 cms.|Sin fecha|Col. Privada.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |300|<br />

|301| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|305|<br />

Bergés, Salvador,<br />

Catálogo Glauco<br />

Castellanos,<br />

11 de septiembre<br />

de 1984.<br />

|306|<br />

Gil, Laura,<br />

El Caribe,<br />

20 de diciembre<br />

de 1986.<br />

escogidos; rostros de factura clásica se cuestionan entre sí, convulsionados, repletos de<br />

mutua curiosidad –curiosidad de almas, curiosidad de piel–, que intentan iniciar una<br />

comunicación, que gritan un deseo o esperan una respuesta».|305|<br />

Glauco Castellanos es un artista de mirada romántica y soluciones pictóricas de índole<br />

impresionista. El es un recreador sentimental del entorno, apreciándole estrictamente en<br />

la pintura en donde «solo fija del tiempo la tenue reverberación de la luz».|306| Es un<br />

recreador reconcentrado en su estilística temática y lingüística que ratifica el temperamento<br />

al señalar que «no podría seguir el movimiento expresionista alemán, ni ser un<br />

fauvista que se caracteriza por la violencia y formas dramáticas».|307|<br />

RAFI VÁSQUEZ es otro acuarelista de excelentes condiciones que se asocian al paisaje<br />

ecológico, urbano y corporal. Su nombre aparece junto al de Carlos De Mena, Luis<br />

viaja al Canadá a principios de la década de 1950, completando su formación en el Ridley<br />

College, de Ontario. Residiendo en el país canadiense, en el año 1954, participa en<br />

una colectiva organizada en la Mc Masters University, de la ciudad de Hamilton. Este registro<br />

público producido en un medio foráneo fue un hecho aislado y distante de otras<br />

exhibiciones de obras que el artista asume en el aislamiento, relegadas a veces por otras<br />

labores preferenciales, incluidas la de la aventura existencial. En estas relaciones, su obra<br />

pictórica se difunde en círculos de amigos, familiares y coleccionistas, hasta que él decide<br />

celebrar una que otra individual y concurrir a colectivas que resultan de su interés.<br />

Dos muestras personales las registra en Puerto Plata, la primera en 1978, y una tercera<br />

en Santo Domingo (1980), la cual origina los comentarios que a continuación se transcriben:<br />

«Rafi Vásquez, conocido paisajista dominicano, expuso 40 acuarelas (…) bajo el<br />

|307|<br />

Castellanos,<br />

Glauco.<br />

Declaración<br />

referida por<br />

Veri Candelario,<br />

Listín Diario, 24<br />

de julio de 1986.<br />

Oscar Romero y Soucy Castillo (Soucy de Pellerano) en una exposición de los alumnos<br />

de la academia que Rafael Arzeno dirige en Puerto Plata, en 1947. En esa ciudad<br />

nace Vásquez y, como la mayoría de sus compañeros, ejecuta trabajos realizados en acuarela<br />

y pastel.<br />

Asociado a la decoración, al paisajismo forestal o a la jardinería, Rafi Vásquez es de los<br />

jóvenes puertoplateños que emigran después de una temprana formación artística. El<br />

nombre de Cielo Antillano este artista nos ha dejado sorprendidos por el manejo que de<br />

la técnica de la pintura de agua hace alarde (…)./ Profundidad, perspectiva, volumen, sugerencia<br />

de los cambios del cielo antes de la lluvia, trascienden la sola reproducción del<br />

entorno, consiguiendo, a través de la luz y de la atmósfera, transmitir una serie de valores<br />

psicológicos que se consiguen a través de ese paisaje».|307| «Rafi Vásquez es un valioso<br />

artista dominicano y su dominio con la acuarela lo ha situado a la altura de los más<br />

Rafi Vásquez|Palmas gris (tríptico)|Acrílica/tela|101.6 x 177.8 cms.|2002|Col. Juan Diego Vázquez.<br />

Rafi Vásquez|Paisaje de Bonao|Acuarela/papel|35.5 x 30.5 cms.|Sin fecha|Col. Ceballos Estrella.<br />

Rafi Vásquez|Palmeras|Acuarela/papel|60.9 x 50.8 cms.|Sin fecha|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |302| |303| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|309|<br />

Soto Ricart,<br />

Humberto.<br />

Presentación<br />

Catálogo de<br />

R. Vázquez,<br />

diciembre<br />

20 de 1984.<br />

|310|<br />

Vásquez, Rafi,<br />

referido por José<br />

Miguel Veras,<br />

Listín Diario,<br />

enero 18 de 1983.<br />

destacados cultores de esta técnica (…)./ La acuarela sirve a propósitos –actitudes– anímicos<br />

de este artista (…), le permite lograr dentro de su neorrealismo creaciones que<br />

producen imágenes casi abstractas como su marina en Baní, en la cual el firmamento está<br />

preñado de nubes y éstas casi a derramar torrentes de lluvia».|309| «La palmera erguida,<br />

iluminada o azotada por vientos huracanados es un símbolo protagónico en su<br />

paisaje. Asegurando que no ha sido él quien ha escogido la técnica, sino que él ha sido<br />

escogido por la acuarela»,|310| Rafi Vásquez es un recreador de la geografía dominicana,<br />

de sus paisajes marinos, montañosos, palmeros, celestiales y urbanos cuando la mirada<br />

de puertoplateño sentimental se vuelca sobre las imágenes de lo que fue un «pueblito<br />

encantador», repleto de victorianismo arquitectónico y escenas populares. Es recreando<br />

la geografía nativa y nacional que le «parece que cuando estaban diseñando el mun-<br />

Rafi Vásquez|Paisaje de Bonao|Acuarela/papel|20 x 16 cms.|Sin fecha|Col. Ceballos Estrella.<br />

Rafi Vásquez|Retrato de Carlos Polanco|Pastel/papel|80 x 74 cms.|1983|Col. Familia De los Santos.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |304|<br />

|305| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

do esta parte la diseñaron en acuarela«.|311| A pesar de la preferencia por ese medio técnico<br />

y por el paisaje, él ha trabajado el óleo y el pastel, reproduciendo motivos florales,<br />

desnudos y retratos. Si en el desnudo se produce la reverencia de un entusiasmado del<br />

cuerpo adánico –cuerpo de «hembro», lo denomina–, sobre todo en retrato también<br />

masculino, él expresa una emoción psicológica dual: por un lado consigue calar la belleza<br />

anímica del modelo, proyectándose el pintor a la vez como un seductor visual.<br />

Rafi Vásquez es una personalidad abierta, franca, amable y resuelta en los naturalismos<br />

cotidianos, de las vivencias que mezclan inocencia y libertad. En este sentido su obra,<br />

en la cual realmente se aferra a los localismos de la tierra nativa, expresa su aroma de<br />

testigo de aquí, de allá y de acullá. Es por esa trashumancia emocional que él redacta<br />

como «recuerdos» –así llama a sus paisajes– las anotaciones de una estadía en Nueva<br />

haber sido inicialmente orientada por maestras dominicanas, en Santo Domingo. Se escribe<br />

que: «Muy pequeña, sufrió de asma y fue protegida. No podía retozar con las hermanas<br />

y los primos en el patio inmenso lleno de guayabas, de jobos, limoncillos, mamones<br />

y mangos (…). Su cuerpo delicado se fue acondicionando al cuido extremo, a<br />

la atención continua, a la negación exasperante. Pero su espíritu se rebeló (…)./ De niña,<br />

en su obligado aislamiento, dibujaba. Se entretenía; le gustaba (...) y pronto sus dibujos<br />

llamaron la atención a sus padres que decidieron fortalecer esa actitud. Sus profesoras<br />

Celeste Woss y Gil y Virginia Du Breil Vda. Gómez la introdujeron en el manierismo<br />

impresionista».|312|<br />

Perteneciente a una familia culta, Eugenia Vásquez nació en Washington, D. C., en la<br />

década del 1920, cuando sus padres ocupaban misión diplomática dominicana en la re-<br />

|212|<br />

Gautier, Manuel<br />

S., Catálogo de<br />

Eugenia Vásquez,<br />

1981. Pág. 3<br />

York, los amaneceres de una residencia epocal en Gurabo, comunidad de Santiago y las<br />

estampas irrepetibles y desaparecientes de Puerto Plata. Como tratadista de sus temas<br />

específicos, especialmente del paisaje a la acuarela, al pastel y con acrílica, este pintor<br />

suele elevarse utilizando el formato a veces amplio, muy amplio.<br />

EUGENIA VÁSQUEZ se asocia al núcleo de pintores independientes y emigrantes.<br />

Se relaciona a la sociedad estadounidense, donde alcanza formación artística, después de<br />

ferida capital de los Estados Unidos, país a donde retornó después de haber sido orientada<br />

en Santo Domingo por las citadas maestras de pintura. Estudia en la Academia Nacional<br />

de Nueva York, asistiendo también a la Liga de Estudiantes de Arte, de la misma<br />

ciudad en donde formalizó sus conocimientos pictóricos con marcada predilección por<br />

el retrato. Descartando al hombre, sus modelos son la mujer y el niño, los que retrata<br />

con libertad, asumiendo a sus pequeños hijos en distintos tiempos cuando el matrimo-<br />

Rafi Vásquez|Flor de cera|Pastel/papel|24 x 20 cms.|2002|Col. Oris Mercedes Gilbert.<br />

Rafi Vásquez|Frougipaní|Pastel/papel|24 x 20 cms.|2002|Col. Oris Mercedes Gilbert.<br />

Eugenia Vásquez|Cara de mujer|Mixta|88 x 75 cms.|1960-70|Col. Manuel Salvador Gautier.<br />

Eugenia Vásquez|Rostro de mujer|Mixta|59 x 76 cms.|1974|Col. Manuel Salvador Gautier.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |306|<br />

|307| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

nio la convierte en madre, al hacer pareja con un joven pintor que se mueve en el mundo<br />

publicitario. Con dominio en el trazo rápido y en el uso de medios como el carboncillo,<br />

el óleo y el pastel, su habilidad para el retrato respondía a un método que explica<br />

Gautier: «Se trata de una metodología de trabajo que mezclaba su entrenamiento<br />

formal con su experiencia informal. Fotografiaba el modelo con distintas luces, ángulos,<br />

posiciones. Estudiaba las fotografías hasta aprenderse de memoria los rasgos. Después,<br />

con el modelo delante, se proponía buscar su personalidad, ahondar en su intimidad,<br />

esbozando cabezas gigantes donde mezclaba la técnica del carboncillo con la del<br />

pastel, con cualquier otra. No importaba el resultado, lo que importaba era la búsqueda<br />

a través del trazo rápido, a través de la imaginación exaltada. Los resultados, algunos,<br />

son verdaderas obras de arte. El gigantismo, para ella, era la explosión de su rebeldía, y<br />

en el gigantismo se da su creación sin frenos, su agilidad de pintora, su intuición de artista.<br />

Después de estos esbozos, resuelto el problema formal y el problema interpretativo,<br />

dibujaba la figura final y la pintaba al óleo con el modelo delante./ En pocos años<br />

presenta un repertorio extraordinario de obras. Sometiendo siempre sus modelos a la<br />

metodología descrita, produce una serie de retratos al óleo verdaderamente impresionante.<br />

Como «divertimento», dibujo enseres del hogar, flores, su gato favorito. Estos pe-<br />

Eugenia Vásquez|Retrato de Karla Wittkop|Óleo/tela|103 x 77 cms.|1975|Col. J. A. Wittkop.<br />

Eugenia Vásquez|Retrato de José A. Barretto Reid|Óleo/tela|45 x 40 cms.|Sin fecha|Col. Annie Reid Cabral.<br />

Eugenia Vásquez|Cabeza de niño|Óleo/cartón|59 x 44 cms.|1960|Col. Manuel Salvador Gautier.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |308|<br />

|309| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|313|<br />

Idem.<br />

queños cuadros demuestran su destreza como dibujante». |313|Decía siempre, sobre el<br />

dibujo: «Para ser un buen pintor hay que ser un buen dibujante»./ Sobre la pintura:<br />

«Donde una persona no entrenada ve un solo color, yo veo miles.Y esos mil colores<br />

tengo que reproducirlos en el lienzo».|314|<br />

lizado en su imaginación, cuando sus padres la iniciaron en el mundo de la cultura, hablándole<br />

de París, Roma, Londres, Madrid».|315|<br />

|315|<br />

Gautier, Manuel.<br />

Págs. 3 y 6.<br />

|314|<br />

Gautier, Manuel<br />

S., Catálogo de<br />

Eugenia Vásquez,<br />

1981. Pág. 3.<br />

Eugenia Vásquez, llamada también «Gene», regresó al país después de haber residido, durante<br />

varios años, en West Port, Connecticut, en donde dirigió una escuela de pintura.<br />

En Santo Domingo continuó docencia en la escuela de Arte de APEC, realizando también<br />

exposiciones individuales (Galería El Greco, 1973 y Sala Rosa María, 1977). Sumergida<br />

con pasión en el quehacer pictórico, enseñando o realizando diariamente sus<br />

elocuentes retratos que provocaron atención, ella murió de reprente en una fiesta de<br />

despedida, en 1981. «Iba para España. Iba a rehacer los viajes que ya pequeña había rea-<br />

ROSARIO PUENTE JULIA también es otra personalidad formada en el exterior<br />

y acogida al constante vaivén de los viajes. Nacida en Samaná en 1890, su padre era un<br />

próspero negociante cubano y la madre una dama puertoplateña.Teniendo nueve años<br />

de edad, los progenitores la llevaron al viejo continente, en donde obtuvo esmerada<br />

educación. El padre, «fiel a las estrictas costumbres de la época, no le permitió seguir estudios<br />

superiores por estimarlo impropio de una jovencita.Acababa de iniciarse el siglo<br />

XX», pero tales prejuicios no impidieron que ella adquiriera la formación cultural, especialmente<br />

en el campo de las artes y de la literatura. En su juventud viajó constantemente<br />

por los países de Europa y con frecuencia venía al continente americano, donde<br />

|316|<br />

Ugarte, María,<br />

El Caribe, 19 de<br />

agosto de 1989.<br />

compartía su tiempo entre Santiago de Cuba y Puerto Plata, puntos de residencia de<br />

sus familiares paternos y maternos.|316|<br />

La Puente Julia era una mujer de carácter alegre, de costumbres modernas, con dominio<br />

de varios idiomas como resultado de su constante caminar por el mundo. Fue una amazona<br />

audaz, la primera fémina que montó en Santo Domingo con silla inglesa. Casada en<br />

Nueva York (1911) con un teniente médico alemán, se radica en el país del esposo, en años<br />

Rosario Puente Julia|Paisaje con Catedral|Acuarela/papel|42 x 34 cms.|1961|Col. Annie Reid Cabral.<br />

Rosario Puente Julia|Cara de niña con ojos azules|Acuarela|34 x 26 cms.|1945|Col. J. A. Wittkop.<br />

Anónimo|Retrato de Rosario Puente Julia|Lápiz/papel|58 x 47 cms.|Sin fecha|Col. J. A. Wittkop.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |310|<br />

|311| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|317|<br />

Idem.<br />

de la Primera Gran Guerra. Divorciada, decide ubicarse con el único hijo en los Estados<br />

Unidos, en donde, independiente, sin aceptar ayuda de los padres y con un decidido carácter<br />

emprendedor, se abrió paso como bibliotecaria y docente, estableciendo relación<br />

con el sector intelectual y artístico de aquella nación.Al decidir que el hijo continuara estudios<br />

en Alemania, ella se radica en 1934 en Santiago de Cuba. Después vive otra experiencia<br />

significativa que María Ugarte|317| explica: «Cuando en 1938 se dirigió de nuevo<br />

a Alemania, allí le sorprendió la Segunda Guerra Mundial. Observadora e inteligente,<br />

fue capaz de recoger en su memoria las innumerables peripecias de aquella excepcional<br />

etapa de su vida y escribió una novela de carácter autobiográfico y ambiental, de estilo ágil<br />

y lectura amena, cuyo título –«La Guerra, mi hijo y yo– describe claramente el contenido./En<br />

medio de los mayores peligros, Rosario Puente Julia permaneció en Europa mienración<br />

correspondiente (Yoryi Morel, Suro, Izquierdo,Amiama,Weber,...); sin embargo,<br />

su retorno al país en la década del 1940, durante la cual registra dos exposiciones individuales<br />

(1948-1949), marca decididamente su presencia como pintora de registros, extendida<br />

o multiplicada sobre todo en el decenio 1950. «Aquí su vida artística sigue activa:<br />

pinta cerámica, platos, motivos florales, dibujos geométricos. Dicta conferencias de<br />

interés intelectual. Participa en obras de teatro y enseña alemán en la Escuela de Idiomas<br />

de la Universidad Autónoma».|318|<br />

|318|<br />

Dossier de<br />

la pintora,<br />

Listín Diario,<br />

22 de abril<br />

de 1990.<br />

Llamada Charito Puente por sus íntimos amigos, ella no fue una aficionada del arte, sino<br />

por el contrario una profesional con sensible dominio del manejo pictórico, expresado<br />

sobre todo en la acuarela.Además, tenía habilidad para la elaboración artesanal.Tejía<br />

finos encajes, elaboraba piezas al repujado, ejecutaba grabados y producía y decoraba<br />

tras su hijo, movilizado como súbdito alemán, participaba en el conflicto bélico. Sus angustias<br />

de madre se reflejan a lo vivo en la novela./ Al terminar la guerra, ambos regresaron<br />

a Cuba y de allí decidieron trasladarse a Santo Domingo. Corría el año 1947».<br />

Personalidad de múltiples facetas, Rosario Puente Julia asume decididamente la pintura<br />

durante los años iniciales del período 1930, cuando se radica en Cuba, al morir el padre.<br />

Este activismo permite asociarla a los artistas dominicanos que conforman la gene-<br />

Rosario Puente Julia|Bodegón|Acuarela/papel|37 x 47 cms.|Sin fecha|Col. J. A. Wittkop.<br />

Rosario Puente Julia|Tres rostros|Acuarela/papel|37 x 37 cms.|1962|Col. J. A. Wittkop.<br />

Rosario Puente Julia|Girasoles|Acuarela/papel|21 x 29 cms.|1959|Col. J. A. Wittkop.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |312|<br />

|313| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|319|<br />

Ugarte, María,<br />

Op. Cit.<br />

con diversos motivos, platones de cerámica y porcelana. Pero su fuerte era el manejo de<br />

la pintura de agua, aunque asumía el óleo con fluido apego naturalista, al igual que el<br />

pastel, el lápiz y la tinta. Ella asumió variados temas en los cuales se descubre un minucioso<br />

dibujo. Sus estudios de árboles, de animales y de otros asuntos, manifiestan la calidad<br />

dibujística practicada desde muy joven cuando realiza, además, retratos de mozas alemanas<br />

y de caballeros, alguno de los cuales le permitió obtener alimentos como paga, al<br />

ser derrocado el nazismo. A este tema asumido con una mirada verista se añade un repertorio<br />

de otros sujetos humanos: negritos, campesinos, mujeres sencillas, en los cuales<br />

atrapa el gesto peculiar de cada quien. Igualmente el listado incluye bodegones, paisajes<br />

diversos y motivos florales enfocados y reproducidos con notables calidades.<br />

Enfocando el temario floral, la crítica Ugarte escribe: «Es asombrosa la habilidad y la<br />

sus cuadros del natural, interpretando un modelo que había escogido y a veces acondicionado,<br />

como los deslumbrantes arreglos florales. Su estilo era realista, pero un realismo<br />

que a la vez manifiesta mucha soltura y no descuidaba los detalles, variando la escritura<br />

según el formato y evidentemente la inspiración. La artista llegó aun al umbral<br />

del expresionismo, en bocetos de pinceladas veloces y vigorosas».|320|<br />

|320|<br />

De Tolentino,<br />

Marianne, Listín<br />

Diario, 22 de abril<br />

de 1990.<br />

MARIANO ECKERT es una figura relevante en el núcleo de individuales que se<br />

asocian como emigrantes hacia otras latitudes en donde alcanzan formación y desarrollo<br />

artístico en su gran mayoría; individualidades que no rompen radicalmente con la<br />

tierra en donde nacieron, preservando los nexos, incluido el artístico que subscriben,<br />

unos más que otros, en una historia de vaivenes. Eckert es el más constante de estos protagonistas<br />

definidos por la errancia y el doble destino ciudadano. Su formación básica<br />

gracia con que la artista, acuarelista básicamente, captó los colores y las formas de las rosas,<br />

los claveles, los girasoles, las lilas, las margaritas, las dalias y los gladiolos. Muchas veces,<br />

colocaba las flores en jarrones, en vasijas de cerámicas, en vasos y en tales piezas eran<br />

pintadas por Charito con delicadeza y, al mismo tiempo, con extraordinario realismo».|319|<br />

en el arte la cimenta en el país y la consolida en los Estados Unidos, regresando prontamente,<br />

con constante frecuencia expositiva.<br />

Castigado por dibujar en el salón de clases, la afición por el arte se manifiesta desde muy<br />

pequeño. Desde la infancia hasta la juventud su crecimiento existencial está marcado<br />

por esa preferencia, como también marcado por la constante movilidad en el suelo nativo.Vino<br />

a la luz en Santiago de los Caballeros en 1920 y sus primeros años de infan-<br />

A este comentario se añade el de Marianne de Tolentino: «Aparentemente, ella trabaja<br />

Rosario Puente Julia|Conjunto floral|Acuarela/papel|59 x 47 cms.|1964|Col. Annie Reid Cabral.<br />

Rosario Puente Julia|Retrato de Lilita Heoluan|Acuarela|67 x 50 cms.|Sin fecha|Col. J. A. Wittkop.<br />

Mariano Eckert|Bodegón con caballito azul|Óleo/tela|59.5 x 73.5 cms.|1946|Col. Centro Cultural Eduardo León<br />

<strong>Jimenes</strong>.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |314|<br />

|315| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|321|<br />

Eckert, Mariano,<br />

citado por<br />

Nova Claudina,<br />

Listín Diario,<br />

3 de diciembre<br />

de 1997.<br />

|322|<br />

Eckert, Mariano.<br />

Catálogo IX<br />

Bienal, 1958.<br />

Pág. 41.<br />

|323|<br />

Eckert, Mariano.<br />

Catálogo<br />

del pintor,<br />

5 de noviembre<br />

de 1998.<br />

cia los vivió en dos ciudades costeras: Santo Domingo y Montecristi, pero creció y se<br />

educó en San Francisco de Macorís, terminando los estudios secundarios en La Vega.<br />

En 1945 se traslada a la ciudad Capital, ingresando en la Escuela Consular y Diplomática<br />

e igualmente en la ENBA. «Estudio en esos dos lugares, ya que su familia solo lo dejaba<br />

asistir a Bellas Artes si al mismo tiempo cursaba otra carrera». Sobre esta situación<br />

argumenta: «La vida de un pintor no es fácil y ellos lo veían del lado práctico. Aunque<br />

yo considero que el dinero no es todo en la vida, no es la felicidad».|321|<br />

Eckert se asocia a la primera generación que se forma en la Escuela Nacional durante<br />

los años de la década del 1940. En esta etapa exhibe sus primeras obras y obtiene algunas<br />

distinciones. Él había expuesto por primera vez en la Sociedad «Ansias Juveniles» de<br />

San Francisco de Macorís, en un evento organizado con motivo del centenario de la<br />

República, en 1944. Después participa en la cuarta Exposición de la ENBA, correspondiente<br />

a los alumnos del curso 1945-1946, siendo merecedor en este último año de dos<br />

segundos premios: uno del concurso del traje típico nacional, pintando en base a un<br />

modelo, y otro del certamen de carteles organizado por la Dirección de Turismo.<br />

Eckert emigra hacia Estados Unidos en 1947, ingresando a la Corcoran School of Art, de<br />

Washington, D. C., en donde continúa la formación artística, la cual interrumpe para prestar<br />

servicio militar obligatorio en el cuerpo de infantería de la Marina. Este servicio durante<br />

cuatro años (1948-1952) le permite adquirir experiencia en dibujo lineal y cartografía, lo<br />

cual se añade a sus estudios de dibujo artístico, pintura, escultura y artes aplicadas, los que<br />

concluye al reintegrarse a la vida civil y al reingresar a la Escuela Corcoran. «Al terminar sus<br />

estudios recibió un diploma, ganó medalla y alcanzó tan altas notas que mereció ser invitado<br />

a dar clases en los cursos de verano que ofreció esa conocida institución».|322| / «Iniciado<br />

así en el campo académico como maestro de dibujo y pintura, continuó en este campo<br />

por más de tres décadas en el área metropolitana de la capital norteamericana».|323|<br />

Aunque relacionado a los nombres artísticos que integran la generación del 1940, decididamente<br />

Mariano Eckert se inscribe como individualidad sobresaliente de la etapa de<br />

los cincuenta durante la cual egresa de la Escuela Corcoran (1954), asume magisterio artístico<br />

y, sobre todo, comienza a destacarse como pintor de atención. En 1950, una obra<br />

suya titulada «Los Desventurados» (óleo) es seleccionada para figurar en la V Exposición<br />

Bienal de Artes Plásticas y, entre otras selecciones, se le invita a la muestra de los artistas<br />

dominicanos que exponen en la inauguración de las galerías del Palacio de Bellas Artes<br />

(Mayo 1956).Al mismo tiempo expone en el medio estadounidense y prosiguen sus registros<br />

en el país nativo. Participa en la Octava Bienal con tres dibujos y una pintura:<br />

«Cristo en la Cruz» (óleo 1956), celebra la primera muestra personal (Santo Domingo<br />

Mariano Eckert|El hermano Francisco de Asís|Óleo/tela|122 x 73 cms.|1956|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |316|<br />

|317| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|324|<br />

Suro, Darío.<br />

Revista ¡Ahora!,<br />

27 de enero de<br />

1967, citado en<br />

Catálogo de<br />

Eckert, 7 de<br />

diciembre de 1994.<br />

1957) y concurre a la bienal correspondiente al año 1958 presentando «La Anunciación»<br />

(óleo), «El Velo de la Verónica» (óleo) y «La Madona del Sol» (óleo). Este último cuadro<br />

le permite obtener el premio de la Universidad de Santo Domingo. La distinción se<br />

agrega a otras premiaciones obtenidas en República Dominicana como el premio San<br />

Cristóbal (Bienal de 1956) y el Galardón de «Arte Religioso» patrocinado por el periódico<br />

The Washington Post», obtenido consecutivamente en 1958 y 1959.<br />

Tanto Darío Suro como Manuel Valldeperes elogian la proyección artística de Eckert,<br />

así como la cualidad de pintor. «Pocos pintores han tenido la formación técnica y el oficio<br />

magistral», afirma el primero,|324| asegurando además que en la Escuela de Arte<br />

Corcoran estudió intensamente durante más de siete años, especializándose como retratista<br />

(…). Sus actividades artísticas en Washington y el área metropolitana, extendida<br />

primeros paisajes e igualmente otras pinturas posteriores. Él señala: «Una de las primeras<br />

características en la obra de este pintor dominicano es el choque de escuelas y de procedimientos<br />

por los que ha pasado en el curso de su proceso de formación e integración<br />

(…)./ Comenzó con unos paisajes de incipiente impresionismo en los que el artista apenas<br />

si aportaba otra valoración de la naturaleza que aquellas que provienen del color (…)<br />

Aquellos paisajes fueron un efectivo punto de partida». Reconoce el crítico que: «Donde<br />

el creador se manifiesta en su plenitud es en la valoración de las líneas y de los colores que<br />

es lo que forma el estilo, y en definitiva lo que crea la personalidad artística o, lo que es<br />

igual, la individualidad creadora». En este sentido Valldeperes añade: «Eckert tiene ya un estilo.<br />

Lo ha formado en la lucha incesante porque tiene –la tuvo siempre– conciencia de lo<br />

que ha de ser en definitiva su pintura. Lo demostró en una exposición efectuada en la Ga-<br />

|327|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe, mayo<br />

12 de 1963.<br />

|325|<br />

Suro, Darío<br />

Arte Dominicano,<br />

Op. Cit. Pág. 73.<br />

|326|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe, 12 de<br />

mayo de 1963.<br />

de Maryland hasta Virginia, han sido innumerables».|325| En tales relaciones se anota<br />

la opinión de Valldeperes cuando establece que «es uno de los pintores dominicanos que<br />

triunfan más allá de la patria», reconociendo que «Eckert pinta bien, muy bien y su técnica,<br />

cualquiera que sea el procedimiento, es perfecta».|326|<br />

lería del Palacio de Bellas Artes en 1957, con obras como «El hermano Francisco de Asís»,<br />

«La Visitación», «El Torero», «La Modelo en el estudio», «Flores y un botijo», «El bodegón<br />

del pescado», «La Jarra», en las cuales, dentro de la línea de «Homenaje a Braque», se manifiesta<br />

una preocupación abstraccionista de singular fuerza pictórica, con una evidente valoración<br />

personal del tema tratado. O, más exactamente, del tema recreado».|327|<br />

Con mirada retrospectiva sobre la producción del pintor, remontada hasta el 1963,Valldeperes<br />

ofrece una síntesis explicativa tomando en cuenta «En el Ozama» (óleo), uno de sus<br />

Observando la influencia de un «elemental raciocinio silogístico, el crítico termina valo-<br />

Mariano Eckert|Flores con mariposas|Óleo/tela|96 x 128 cms.|1981|Col. Renné Klang de Guzmán.<br />

Mariano Eckert|Arroz y habichuela|Óleo/tela|81.3 x 54.5 cms.|1987|Col. Privada.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |318|<br />

|319| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|328|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe, 12 de<br />

mayo de 1963.<br />

rando la relación que asume Eckert con la manera de Braque de estructurar el cuadro<br />

«sirviéndose de una fina línea negra, al amparo de una elocuente producción cubista, lenguaje<br />

este con el que asume la personal modernidad expresiva. La manera de individualizarse<br />

parte del deseo sostenido de lograr un estilo, una identidad que entremezcla la referencia<br />

del cubismo y una sensible espiritualización, un icono religioso o secular, en la<br />

que late la fuerza de lo nuestro: una dominicanidad sin literatura y sin engaño».|328|<br />

En los años iniciales del período 1960 Mariano Eckert tiende a abandonar el ciclo de<br />

su pintura asociada al cubismo, diluyendo los esquemas geométricos, también sugeridos<br />

en los cromatismos, de manera que las figuraciones sean más claras, más reales o<br />

más adentradas en la regia objetividad en la que se estaciona con meditación y sinceridad,<br />

alcanzando un elocuente grado de maestro del realismo dominicano. Precisa-<br />

Mariano Eckert|Bodegón (alcachofas)|Óleo/tela|71 x 91 cms.|1979|Col. Privada.<br />

Mariano Eckert|Anunciación|Pastel/papel|60 x 46 cms.|1961|Col. Aída Bonnelly.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |320|<br />

|321| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|329|<br />

Eckert, Mariano,<br />

Meditación en<br />

Catálogo,<br />

7 de diciembre<br />

de 1994.<br />

mente sumergido en la reflexión él escribe acerca de lo que le anima a producir, sincerizado<br />

con el espíritu y con sus pinceles: «Después de recorridos los caminos del<br />

aprendizaje, las tendencias, las influencias, los experimentos, los conocimientos, las<br />

convicciones y evadiendo el oportunismo, las imitaciones, el sensacionalismo y el plagio;<br />

y sin olvidar las decepciones y la crítica, heme aquí, una vez más con mi producción<br />

(…)./ ¿Y por qué meditación? Porque cuando se vive solo hay mucho tiempo<br />

para meditar …/ Disfruto mi soledad, yo la escogí. Me acompañan Dios y el grato recuerdo<br />

de seres queridos vivos y difuntos; las cosas de mi predilección que me rodean<br />

y que halagan mi vista; mi confort y sobre todo la naturaleza que rodea mi hogar y<br />

más que nada, EL SILENCIO, bienvenido sea, aunque a veces interrumpido por un coro<br />

de pajaritos ocultos en la fronda de los árboles o por un vehículo que transita./<br />

que mira y recrea, fiel a lo que siente y reproduce acogido en la naturaleza inagotable.<br />

Con ella y desde ella reitera la real belleza, influyendo durante los años en que da más<br />

tiempo al pintor, jubilándose de la docencia, pero sin dejar de ser un virtuoso maestro<br />

nacional, artista de dos ciclos que se entrelazan: el de los años 1945-1960 y el posterior,<br />

marcado por la asidua presencia en Santo Domingo y su definición e influencia en la<br />

corriente neorrealista.<br />

SERVIO LUIS CERTAD. Es otro artista de los que emigran del país luego de formarse<br />

en los medios educativos fundamentales. Nativo de Puerto Plata, tercer hijo de<br />

los cuatro procreados por Luisa Mercedes Certad y José Alejandro Jiménez, toma curso<br />

de dibujo y pintura en la academia de Rafael Arzeno Tavárez, durante el período<br />

1950-1955. En edad juvenil viaja a Venezuela, estudiando diseño gráfico y publicidad<br />

Mientras pinto, me ameniza la música culta, la que a más de inspirarme me eleva el espíritu./<br />

Amo la naturaleza, suprema obra de arte del Todopoderoso, la que es y será mi<br />

inspiración para perpetuar en el lienzo al través de su legado, los esfuerzos, dedicación<br />

y amor a mi trabajo».|329|<br />

Conciencia lúcida y refinada, Mariano Eckert opta por el camino definitorio de la producción<br />

pictórica en el que se extiende como todo artista auténtico: enamorado de lo<br />

en el «Estudio Sancho», de Caracas, en donde reside durante 33 años, asumiendo una<br />

carrera profesional llena de experiencias y reconocimientos.<br />

Certad ocupa diversas direcciones en agencias venezolanas. Al ser nombrado en Long<br />

Publicidad, C.A., una reseña periodística comenta: «El profundo sentido artístico y conocimiento<br />

técnico, así como el rasgo creativo original y, al mismo tiempo, inteligible<br />

de las obras (…) le acreditan como uno de los más destacados directores en el campo<br />

Mariano Eckert|Sandías|Óleo/tela|65 x 126 cms.|1999|Col. Privada.<br />

Servio Certad|Marina de Costámbar|Acuarela/papel|46 x 66 cms.|2000|Col. Aleyda Pérez Cid.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |322|<br />

|323| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

publicitario. / Artista íntegro, nato, descollando en el difícil color y sensibilidad de la<br />

acuarela (…), a Certad le llega perfectamente la definición de que «…con manos de<br />

cristal nudos de hierro».|330|<br />

En Venezuela, Certad presta sus servicios profesionales en comandos de campaña para<br />

elecciones municipales y presidenciales. Entre estas labores se citan los trabajos publicitarios<br />

a favor del candidato Renny Ottalina, reconocido animador de televisión fallecido<br />

trágicamente en campaña (1972), y del presidente Luis Herrera Campins (1980). Por<br />

estas labores fue reconocido, al igual que por su producción pictórica centrada en temáticas<br />

del país de Bolívar.<br />

Frecuentemente viaja Certad a su nativo Puerto Plata, donde es apreciado como pintor,<br />

participando además en muestras colectivas. En 1986 registra individual, provocan-<br />

|330|<br />

El Universal de<br />

Caracas, reseña<br />

sin fecha.<br />

Servio Certad|De la serie Mercado de Santiago|Acuarela/papel|49 x 43 cms.|1989|Col. César Jiménez Messón.<br />

Servio Certad|Lavandera|Acuarela/papel|50 x 36 cms.|1992|Col. César Jiménez Messón.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |324|<br />

|325| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|331|<br />

Vásquez, Augusto.<br />

Periódico Hoy.<br />

30 de diciembre<br />

de 1986.<br />

do el siguiente comentario: «Certad, quien ha realizado un trabajo criticado favorablemente<br />

tanto a nivel nacional como internacional, ha vuelto a su tierra natal (…). Se le<br />

considera un depurado pintor que sabe interpretar la naturaleza de su tierra de origen,<br />

manifestando una técnica que se expresa en lo variado de sus motivos, los cuales denotan<br />

el dominio del estilo impresionista…».|331|<br />

Aunque se expresa espléndidamente en un ejercitado dibujo y también con el óleo, Servio<br />

Luis Certad es un maestro de la acuarela, técnica que conoce y maneja desde siempre,<br />

con gran frescura y pulcritud.Aunque su temario es en gran medida puertoplateño y paisajístico,<br />

su mirada y pulso transcriben todo aquello que promueve su sensibilidad, sin importar<br />

asunto y localización. Pintor arraigado en el naturalismo, con este estilo conjuga color<br />

y aguada con una perfección fotorrealista, que acentúa con luminosidad muy lírica.<br />

Cambiando de mirada, para transitar del núcleo que se ubica en el exterior a otro núcleo<br />

que se queda en el país, se enfoca a JUANA GARCÍA DE CONCEPCIÓN,<br />

pintora del período, que asume el arte como un complemento del ejercicio docente de<br />

la música y de mujer casada con Gilberto Concepción Lara y madre de cuatro hijos: Jesús<br />

Gilberto, Rosario, Gloria y Mayra. Oriunda de San Francisco de Macorís (n. 1922),<br />

aquí estudia música con la profesora Aurora Betances de Viñas y luego toma curso de<br />

pintura en el Colegio Inmaculada Concepción de La Vega, en donde fue alumna interna./<br />

Graduada de Bachiller en Pedagogía y de Piano en el Liceo José de Jesús Ravelo<br />

en Santo Domingo, en 1956 comenzó en su casa una escuelita de piano. /En 1958 presenta<br />

su primera exposición de pintura en la Biblioteca Guido Despradel. /Fue nombrada<br />

Encargada del Departamento de Música de la recién inaugurada escuela de Be-<br />

Servio Certad|El muelle de Puerto Plata|Acuarela/papel|45 x 66 cms.|1997|Col. Deisys Guinden de Jiménez.<br />

Juana García de Concepción|Bajo los tilos|Óleo/tela|51.5 x 74 cms.|1945|Col. de la artista.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |326|<br />

|327| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|332|<br />

Saldaña, José,<br />

Diario Hoy,<br />

febrero 19 del<br />

2000. Pág. 3D.<br />

llas Artes de La Vega y luego tres años más tarde Directora General de dicho plantel,<br />

donde permaneció laborando durante 29 años. En 1989 fue jubilada por el Superior<br />

Gobierno.<br />

Pintora de desenvolvimiento hogareño, la García de Concepción es una pintora provinciana,<br />

pero no tipicista o vernácula. Sobre todo su cuadro «Traje Azul» (óleo 1954)<br />

permite apreciarla como una cultivadora galante e intimista, aunque esta no es su obra<br />

más significativa, ya que su originalidad objetiva se expresa en el retrato, en la naturaleza<br />

muerta y sobre todo en el paisaje. La copia de obras foráneas no falta en su repertorio<br />

como ejercicio de antigua modalidad escolar. Comenta José Saldaña que «la pintora<br />

logra «crear valiosísimas obras de llamativa vitalidad, pero sobre todo (...) logra representar<br />

lo que verdaderamente buscaron los grandes maestros clásicos: perfección, naturentes<br />

niveles. Realmente cuentan casi todos con una formación humanística, intelectual<br />

y profesional, aunque en materia de arte se instruyen por sí mismos, sin el auxilio sistemático<br />

de academias o maestros. En algunos casos ocurre así, pero en otros no. De todas<br />

formas el núcleo de estos otros protagonistas informales, domésticos, marginales y domingueros<br />

hace una obra que se aprecia por las razones siguientes: 1|Son autores que se añaden<br />

a una corriente de artistas espontáneos que tiene precursores notables, entre ellos al<br />

higueyano Diego José Hilario, artista nacional de importancia. 2|Casi todos los autodidactas<br />

e informales que aparecen en los años de 1950 ofrecen la constancia de que asumen<br />

la pintura con júbilo, a veces permanentemente, resultando conocidas su obras a nivel<br />

provincial, nacional o en el círculo de la parentela y de los amigos. 3|Los que integran<br />

este núcleo poseen una educación esmerada como resultado de la procedencia fa-<br />

ralidad expresiva y la calidad de su factura (…). La firmeza y la disciplina están reflejadas<br />

en el dominio del color y la luz, sobre todo en el dibujo y la composición.|332|<br />

Aunque con escolaridad pictórica demostrada en formación y ejercicio, la García de<br />

Concepción asume autodidactismo o informalidad al continuar solitariamente ejecutando<br />

acopios diversos. Los autodidactas que aparecen en el decenio del 1950 o que son asociados<br />

por la vocación común y espontánea, se suman al quehacer artístico desde difemiliar<br />

y de una u otra manera manejan informaciones sobre artes plásticas, desenvolviéndose<br />

además en otros campos artísticos y culturales. 4|Algunos de ellos se inscriben en<br />

las corrientes modernas (abstracción, surrealismo,...), provocan la atención crítica y logran<br />

ser reconocidos o trascender. 5|Se desarrollan asumiendo el arte como entretenimiento<br />

en un extremo cuando muy jóvenes, y en la otra distancia cuando llega la plenitud existencial.<br />

6|Nucleados por el autodidactismo, la espontaneidad y lo informal, resultan de-<br />

Juana García de Concepción|Retrato de Gilberto Concepción|Óleo/tela|46 x 33 cms.|1944|Col. de la artista.<br />

Juana García de Concepción|Traje azul|Óleo/tela|51 x 38 cms.|1954|Col. de la artista.<br />

Juana García de Concepción|Arreglo floral|Óleo/tela|32 x 43 cms.|1946|Col. de la artista.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |328|<br />

|329| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

semejantes: Manuel Del Cabral, Julio Vega Batlle, Luisa Bordas, Cecilia Cortina, Chito<br />

Zouain, Miguel De Moya, Horacio Read y Jorge Noceda Sánchez.<br />

MANUEL DEL CABRAL (1907-1999) nació en Santiago de los Caballeros, creciendo<br />

como un niño travieso y un mal estudiante, pero a los 20 años provoca sorpresa<br />

al publicar el libro «Pilón», su primera obra literaria. Pocos años después decide fugarse<br />

de la casa familiar y llega a Nueva York con diez dólares en el bolsillo, en busca<br />

de trabajo. Posiblemente al pertenecer a la élite social, recibe el nombramiento de agregado<br />

de la Embajada Dominicana en Washington, D. C., celebrando para entonces, año<br />

1938, su primera exposición de pintura en un apartamento de parientes que vivían en<br />

la zona del Riverside.<br />

La exposición presentada por Manuel Del Cabral obedeció a una fiebre fortuita, ya que<br />

sorprende de nuevo, exponiendo tres óleos en la Primera Bienal Hispanoamericana de<br />

Madrid y en 1952 se presenta en las Galerías Xarga con una exposición antológica de<br />

50 óleos./ Desconcierto, sorpresa y admiración, podrían ser las tres palabras que sinteticen<br />

la última manifestación del hirviente Del Cabral, quien, si como poeta ha cosechado<br />

entusiásticos elogios, no ha dejado de ser combatido, negado e incomprendido<br />

como pintor».|333|<br />

Es Carlos Aroza quien escribe sobre la referida muestra y ofrece los datos biográficos<br />

del poeta dominicano ocasionalmente pintor. A propósito de la exposición madrileña,<br />

Aroza escribe que, a pesar de los ataques que provoca Del Cabral, también sus obras originan<br />

elogios, ya que fue considerado «una excepcional revelación de la pintura contemporánea<br />

y se le descubren puntos de contactos con lo sobrenatural de una menta-<br />

|333|<br />

Aroza, Carlos,<br />

El Caribe, 22 de<br />

febrero de 1953.<br />

en el mismo año abandona los pinceles, viajando a Colombia.A partir de este momento<br />

se fortalece su vocación literaria, con preferencia hacia la poesía. Después de permanecer<br />

durante un año en el país colombiano, viaja a Panamá,Perú, Chile y Argentina,<br />

en donde permaneció durante siete años y publica la mayor parte de sus obras. Un viaje<br />

a España (1948), donde forma grupo con Gerardo Diego, Alexander Vivanco, Cela,<br />

Rosales y otros, le hace explorar otra vez la manifestación pictórica: «En 1951, Cabral<br />

Manuel Del Cabral|Mujer y pelo al viento|Óleo/tela|65 x 82 cms.|1935|Col. Fundación Manuel Del Cabral.<br />

Manuel Del Cabral|Ropa tendida|Óleo/tela|65 x 82 cms.|1935|Col. Fundación Manuel Del Cabral.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |330|<br />

|331| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|334|<br />

Del Cabral,<br />

Manuel, citado por<br />

Aroza, Idem.<br />

lidad puramente surreal». En esa pintura, las figuraciones semejan brujos, monstruos y<br />

trogloditas, resultando los colores una mezcla de barro, cielo, fuego, sangre y múltiples<br />

matices de sombra. Del Cabral también expone en la VI Bienal celebrada en Santo Domingo<br />

en 1952, exhibiendo el cuadro «Antillas».Al hablar de la materia pictórica él expresa:<br />

«La gran pintura ya no la encontramos en los tonos, los matices y menos en la armonía<br />

de los cromatismos académicos; la gran pintura está debajo de los colores, en el<br />

meollo, en aquel hueso que se llama hombre. Está allí temblando en una pincelada oscura,<br />

enlodada, sucia como su dolor. Lo demás es oficio».|334|<br />

provocara y también a los encargos. Ella se servía de postales y libros familiares de arte,<br />

sobre todo de artistas del siglo XIX.<br />

Pintora que se especializó en la copia reproductora, Cecilia Cortiñas, cursó estudios básicos<br />

en la academia del maestro Yoryi Morel, figurando su nombre en una exposición<br />

de los alumnos de ese plantel, celebrada en 1945, y en la que exhiben, entre otros, Mario<br />

Grullón y José Eugenio Rosa.|335| A pesar de esta base formativa, ella se desarrolla<br />

de manera solitaria, estudiando y reproduciendo obras de artistas de su predilección.<br />

Además de sus numerosas copias, realizó retratos caracterizados por un verismo realista<br />

y también por la idealización de los modelos enmarcados en ficticios escenarios paisajísticos.<br />

El retrato resulta su obra pictórica más original, aunque ella cultiva también<br />

otros temas, diríamos que de su invención.<br />

|335|<br />

La Nación,<br />

5 de julio<br />

de 1945.<br />

Pág. 9.<br />

CECILIA CORTIÑAS (1928-1980) es pintora del ámbito hogareño de Santiago de<br />

los Caballeros, donde nace y se mueve desenvolviendo facetas que tan solo proyecta para<br />

amigos, conocidos y parientes. Se convierte en una modista de reputación social cu-<br />

ya demanda atendía con el capricho temperamental de la selectividad y además autora<br />

que dedicaba muchas horas a la elaboración de un cuadro, el cual procesaba desde el bastidor<br />

hasta el enmarcado. Ella reproducía cualquier diseño de cañuela ornamental o rebuscada<br />

con una habilidad extraordinaria y con el propósito de que la obra tuviera el<br />

mismo carácter que el original, porque su predilección de pintora era copiar, casi exactamente,<br />

cuadros de maestros europeos que seleccionaba en base a la impresión que le<br />

Otro nombre femenino que emerge en este período es el de LUISA BORDAS, nacida<br />

en Puerto Plata en 1917, pintora también autodidacta, aunque esta condición es<br />

relativa, ya que ella estudió con Rosa María Ben, compañera de generación, hija de padres<br />

europeos y quien tuvo la oportunidad de adquirir formación artística, llegando a<br />

realizar algunas obras conservadas en la intimidad familiar. Esta situación permite apreciar<br />

que la alumna persevera más que la maestra amiga –pintora de género y casada–,<br />

Cecilia Cortiñas|Señora de negro|Óleo/lienzo|18.5 x 14.5 cms.|1945|Col. Ceballos Estrella.<br />

Cecilia Cortiñas|Niña de las rosas (copia)|Óleo/lienzo|23 x 12 cms.|Sin fecha|Col. Ceballos Estrella.<br />

Cecilia Cortiñas|Mujer joven vestida de verde|36 x 27.5 cms.|Sin fecha|Col. Ceballos Estrella.<br />

Cecilia Cortiñas|La muchacha rubia|Óleo/tela|18.5 x 14.5 cms.|1945|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |332|<br />

|333| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

ya que asumió más decididamente el hacer pictórico, aunque dentro de la reserva localista<br />

y respondiendo a un excentricismo femenino que ofrece varias facetas. Entre ellas,<br />

las muchas horas que emplea para explorar el medio ambiente recolectando sus visiones<br />

con mentalidad ingenua y sobre indistintos recursos que responden al victorianismo<br />

pueblerino. El platón cerámico y otros enseres domésticos, usados como soportes<br />

de muchas anotaciones pictóricas, conforman una moda, al mismo tiempo que un recurso<br />

para pintar y transcribir asuntos diversos.<br />

Aunque se afirma que Luisa Bordas expresa en su obra variados lenguajes, realmente su<br />

pintura es figurativa y sobre todo paisajística. Con un estilo ingenuo casi naif, ella reproduce<br />

a ciudad nativa con sus calles, costas y recodos campestres. Se trata de un paisaje<br />

rememorativo, ya que el Puerto Plata iconografiado es el de la imagen de antaño o<br />

en vías de desaparición. Sobre todo en grandes platones ella transcribe ese paisaje múltiple<br />

y recopiado abundantemente, en ocasiones empleado como recuerdo o souvenir<br />

turístico.<br />

En Luisa Bordas llama la atención la descriptiva de su paisaje urbano, pueblerino, en el<br />

cual calles, viviendas, transeúntes y arboledas se llenan de estilos nostálgicos. Esta sensación<br />

la expresa mejor en el pequeño formato, donde la pincelada corta y la imagen sencilla<br />

proceden de un espíritu limpio y enamorado de lo nativo.Además del paisaje, ella<br />

cultivó la naturaleza muerta, floral y frutal. Por iniciativa de José Augusto Puig, le fue<br />

organizada una muestra personal en el Club del Comercio. En ese entonces mantenía<br />

la lucidez de pintora fértil, perdiendo esa facultad lentamente, hasta caer en el olvido de<br />

sí misma, falleciendo luego al final del pasado siglo XX.<br />

Luisa Bordas|Calle Puertoplateña|Óleo/tela|57 x 77cms.|1988|Col. José y María Consuelo Bojos.<br />

Luisa Bordas|La Rigola, Puerto Plata|Óleo/tela|57 x 77 cms.|Sin fecha|Col. Privada.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |334|<br />

|335| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

Además de las mujeres, tenemos los pintores. Entre ellos, CHITO ZOUAIN, nativo<br />

de Santiago de los Caballeros, descendiente de libaneses y nacido en 1921, siendo el<br />

octavo de diez hermanos. Su nombre completo es Jesús María Zouain Díaz, figurando<br />

en el alumnado que asiste a la academia de Yoryi Morel y participa de las exposiciones<br />

hacia inicios de la década 1950.Vinculado a una producción de pintor dominguero,<br />

asumida cuando otras faenas le han permitido tomar la paleta, el pincel y realizar<br />

un cuadro que se entrega, por lo regular, a algún miembro de la numerosa familia.<br />

Por mucho tiempo ejercie la decoración, diseñando carrozas y realizando decoraciones<br />

para grandes espacios festivos y para escaparates comerciales. Su diseño espontáneo,<br />

alegre y de mucha imaginación creativa era demandado por diferentes núcleos sociales<br />

hasta que el decorador decidió replegarse de esa actividad, concentrándose más<br />

de lleno a la vida familiar. Él casó con Carmen Luisa Cruz, procreando la pareja cuatro<br />

varones y una hembra.<br />

Pintor informal, más bien autogestándose como autodidacta, la vinculación de Chito<br />

Zouain con el campo, lo pintoresco, lo vernacular, le lleva a producir una obra que,<br />

aparte de ofrecer tales nexos, es ejecutada por entretenimiento y por la necesidad de<br />

expresarse con las reinterpretaciones. Estas, por lo regular, transcriben con primitivismo<br />

el bohío rural, la catedral citadina, el coche detenido y escenas folklóricas de faena<br />

y jolgorio.<br />

MIGUEL DE MOYA (1904-1996) es otro pintor autodidacta, oriundo de la ciudad<br />

de La Vega, en donde a temprana edad manifestó vocación hacia las bellas artes, la cual<br />

aumenta cuando ya adulto ocupa diferentes funciones en el exterior en donde tuvo la<br />

oportunidad de estudiar y escudriñar las obras de los pintores clásicos que se encuentran<br />

en sitios tales como New York, Londres, París, Florencia, Roma, Madrid y las Provincias<br />

Andaluzas. |336| Él había iniciado la carrera diplomática en 1928, ocupándose<br />

del Consulado Dominicano en la ciudad de Nueva York asumiendo también el quehacer<br />

pictórico ocasionalmente en los diferentes países en donde residió.<br />

De Moya se inició en la pintura trabajando el pastel y después el óleo. Por mucho tiem-<br />

|336|<br />

Biografía de<br />

Miguel De Moya,<br />

Catálogo Altos de<br />

Chavón, sin fecha,<br />

Pág. 7.<br />

po sus obras eran conocidas solamente en el circuito privado hasta que su jubilación de<br />

Embajador adscrito a la Cancillería le permitió dedicarse de lleno a la pintura, participando<br />

en colectivas y exponiendo individualmente. Una producción pictórica coherente,<br />

sincera, en consonancia con un estilo académico, también naturalista y sobre todo basado<br />

fundamentalmente en el costumbrismo nacional. Su tema más difundido es el que<br />

enfoca la ancianidad. Por lo regular, sus prototipos expresan más que la dureza, los sur-<br />

Chito Zouain|El canastero|Óleo/cartón piedra|100 x 80 cms.|1949|Col. Familia Zouain Cruz.<br />

Chito Zouain|Mujer con plátanos y amigas|Óleo/tela|76.2 x 51.2 cms.|Sin fecha|Col. Catrina Zouain.<br />

Miguel De Moya|El patriarca|Óleo/tela|61 x 50.8 cms.|1990|Col. Rosina De Moya.<br />

Miguel De Moya|Retrato de Rosina Cuesta|Pastel/papel|60 x 48 cms.|1953|Col. Rosina De Moya.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |336|<br />

|337| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

cos que dejan el trabajo de la tierra soleada, manifestando los personajes la interioridad<br />

dulcificada, jovial en escenas acentuadas por la anécdota. Retratista de encargos con excelentes<br />

ejecuciones académicas, también cultiva el bodegón con un tratamiento refrescante<br />

y suculento. En el paisaje ofrece vistas panorámicas que revelan el conocimiento<br />

de la adentrada geografía boscosa, territorial y vegana. Poseedor de una paleta de cromatización<br />

contrastante y encendida, su individualidad provoca los comentarios siguientes:<br />

«De Miguel De Moya Alonso, artista por inspiración natural y espontánea, buen dibujante<br />

y sobre todo dotado de un concepto de cultura que corresponde a su temperamento,<br />

se han dicho muchas cosas buenas, otras críticas, analíticas y en fin –lo que es común<br />

en arte–, frases controversiales y aún con rezumos de indiferencia hacia su producción<br />

(…). En Miguel De Moya hay una verdad plasmada en cada milímetro de su pintura: sin-<br />

|337|<br />

De Marchena D.,<br />

Enrique. Listín<br />

Diario, 16 de<br />

marzo de 1973.<br />

cerismo y después dominicanismo. Lo primero, porque no pinta sino cuando lo siente,<br />

lo otro, porque en todos sus cuadros, por distintos que sean los temas, surge esa fuerza de<br />

lo nacional que es el incentivo y al mismo tiempo tortura, y que precisamente convergen<br />

en proyectarle como uno de nuestros pintores de catálogo».|337|<br />

Pintor que logró reasumir la producción en edad muy avanzada, Miguel De Moya es<br />

un maestro de sí mismo, silencioso, trabajador, estudioso, extremadamente cuidadoso en<br />

Miguel De Moya|Viejo con cerveza|Óleo/tela|72.5 x 60 cms.|1970|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Miguel De Moya|Campiña|Óleo/tela|72 x 127 cms.|1989|Col. Rosina De Moya.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |338|<br />

|339| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|338|<br />

Idem.<br />

|339|<br />

Biografía de<br />

Miguel De Moya,<br />

Catálogo<br />

Altos de Chavón,<br />

sin fecha. Pág. 7.<br />

sus colores».|338| Se trata de un pintor con estilística apartada de los ismos o tradicional<br />

en extremo. Entre sus más importantes obras realizadas, se conoce un óleo de Nuestra<br />

Señora de la Altagracia, que le fue solicitada por la Sociedad Altagraciana de Santo<br />

Domingo y que luego fue transportada en mosarquillos a Milan, Italia y ahora se encuentra<br />

en la Catedral de Nazareth, formando parte de las Vírgenes María donadas por<br />

diferentes países de América y Europa. Igualmente debe mencionarse la ejecución que<br />

realizó de un óleo de 5 x 7 pies, que actualmente forma parte de las decoraciones existentes<br />

en el comedor del Palacio Nacional de la República.|339|<br />

versitaria. Es un caso artístico similar a Miguel De Moya, con la diferencia de que éste<br />

se dedica a la diplomacia y asume una pintura de género y Read obtiene título de<br />

odontólogo, orientándose como pintor hacia una producción moderna, subjetiva, de<br />

cambios temáticos y fluctuaciones en el lenguaje.<br />

El crítico Valldeperes escribe sobre esta individualidad: «El doctor Read inició su obra de<br />

pintor atraído por las posibilidades que ofrece a la imaginación la concepción abstracta del<br />

mundo que nos circunda. Después presentó sus paisajes y rostros de la calle, en los cuales<br />

se imponía al realismo absoluto de los seres y de las cosas. Eso es una realidad precisa./ Comentando<br />

estas obras –marzo de 1965– dijimos: «La intención es distinta en esta colección<br />

de pinturas del doctor Read, pero no son ni las formas externas ni el material lo que cuenta<br />

primordialmente en el análisis de una obra o de un conjunto de obras, sino la intención,<br />

|340|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe, 17 de<br />

febrero de 1968.<br />

HORACIO READ (1899-1982), nacido en Santo Domingo, casado con Ernestina<br />

Gómez con quien procrea un hijo (Alejandro), es otra individualidad que asume la pintura<br />

en edad adulta, como entretenimiento, sin maestros y después de cursar carrera uni-<br />

que en este caso es la de presentar, dentro de un absoluto realismo, seres de posible existencia<br />

real y en nuestras calles»./ Señalábamos entonces, sin embargo, la imaginación natural<br />

de los tipos.Y esta imaginación es la que está presente en los treinta y seis lienzos de<br />

ahora que tratan de ser dentro de esa conjunción de realidad y de abstracción que hay en<br />

la mayoría de ellos, copias instintivas de lo que sugiere al artista la realidad circundante, eso<br />

es la naturaleza que influye en el hombre, en las reacciones del hombre».|340|<br />

Horacio Read|En alta mar|Óleo/tela|51 x 56 cms.|1970|Col. Alexandra Read Estrella.<br />

Horacio Read|Payaso de mi nieta Sandra|Óleo/tela|76 x 61 cms.|1957|Col. Alexandra Read Estrella.<br />

Horacio Read|Evocación|Óleo/tela|66 x 61 cms.|1957|Col. Alejandro Read.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |340|<br />

|341| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|341|<br />

Read, Horacio.<br />

El Caribe,<br />

10 de noviembre<br />

de 1977.<br />

Los comentarios que se han referido son emitidos a propósito de la tercera muestra personal<br />

que registra Horacio Read, quien pintaba y exponía en los años de 1950, década<br />

en la que fue seleccionado para representar al país en la IV Bienal de Sao Paulo (1957),<br />

junto a otros artistas dominicanos. Para entonces se suscribía a la abstracción, lenguaje<br />

que usualmente reasume con preferencia fijando una postura personal cuando declara<br />

«que la pintura no figurativa, llamada abstracta, acarrea al espíritu con sus alas miríficas,<br />

y lo lleva a emociones inconcebibles». Para sustentar esta adhesión suya hacia el arte abstracto<br />

sostiene que «son mentira las deidades de la pintura del Renacimiento, las vírgenes<br />

y los dioses griegos y las faces de los santos, así como las mil caras pintadas de Jesús<br />

de Nazaret a quien cada uno ha pintado de acuerdo con su figuración emocional personal,<br />

o del momento y del propósito perseguido». Dirigiendo la opinión hacia la auaspectos<br />

avalan esa posición, primero la calidad discursiva de su adhesión a la corriente<br />

surrealista; en segundo lugar, la constancia de su labor pictórica, y tercero, la proyección<br />

que alcanza mediante la obra, una vez autodescubre la vocación artística. Esta aptitud<br />

aflora después de graduarse de médico en la Universidad de Santo Domingo (1952),<br />

viajando a los Estados Unidos (1953) para realizar postgrado en gastroenterología. En<br />

un hospital de Nueva York dedica parte de su tiempo libre a pintar espontáneamente.<br />

Animado por las enfermeras del referido centro de salud, se presentó como aficionado<br />

a un concurso de pintura, hecho que marca el nuevo camino profesional.<br />

Para Laura Gil, «la transición de la medicina al surrealismo estuvo marcada para Jorge<br />

Noceda por la lectura de Sigmund Freud, así como la de Breton. Mas la elección de ese<br />

estilo particular tiene en él hondas raíces personales, como son el interés por el lado<br />

to-abstracción, Read señala: «Los de ahora somos cándidos deformadores sinceros o reproductores<br />

fotografiformes (…)./ Los deformadores que nos apartamos de la realidad<br />

material cansona, tenemos el valor artístico y emocional de liberarnos de la rutina y sacudir<br />

el alma y el espíritu del espectador...»|341|<br />

JORGE NOCEDA SÁNCHEZ (19..?-1987) es la más relevante figura del grupo<br />

de pintores autodidactas que se asocian al arte dominicano, de 1950 en adelante. Tres<br />

Jorge Noceda|Sin título|Óleo/tela|61 x 46 cms.|1961|Col. Museo Bellapart.<br />

Jorge Noceda|Sin título|Óleo/tela|50.5 x 30.5 cms.|1965|Col. Museo Bellapart.<br />

Jorge Noceda|Trío|Acrílico/tela|45.7 x 60.9 cms.|Sin fecha|Col. Román Ramos.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |342|<br />

|343| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|342|<br />

Gil, Laura,<br />

El Caribe,<br />

24 de septiembre<br />

de 1983.<br />

|343|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe,<br />

21 de julio<br />

de 1963.<br />

|344|<br />

Boletín de Artes<br />

Visuales<br />

de la Unión<br />

Panamericana.<br />

1957. Pág. 34.<br />

|345|<br />

Suro, Dario<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 77.<br />

|346|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

Op. Cit.<br />

oculto y fantástico de la realidad más allá del dato positivo, aliado paradójicamente al<br />

afán de claridad y definición que lo inclinó desde el principio al surrealismo «verista»<br />

en la línea de Ernst,Tanguy y Dalí (aunque Noceda considera «demasiado clásico» a este<br />

último), desdeñando al llamado surrealismo «absoleto» de Massón y Miró, correlato<br />

pictórico de la escritura automática, basada en el «Signo» y poco compatible por la<br />

preocupación de este artista por la precisión».|342|<br />

Después de haber comenzado a pintar como autodidacta, Noceda ingresó en la Academia<br />

de Bellas Artes de Nueva York. Los cursos formativos le permitieron lograr un dominio<br />

de las formas y de las gamas pictóricas, para realizar una obra de calidad factural,<br />

en comunicación con el estilo surreal de Dalí, y en la que se manifiesta la influencia del<br />

origen. Observa Valldeperes: «El paralelismo que existe entre su pintura y Salvador Dalí<br />

(…) no perturba en nada la originalidad del pintor dominicano que sigue el camino<br />

de sus propios sueños, entregado a la exigencias de su inquebrantable voluntad creadora,<br />

de su imaginación (…). / En todas sus obras, los cuerpos bañados por la luz (…), están<br />

circunscritos por un hálito poético que hace más comprensible el misterio del sueño.<br />

Se nota, por otra parte, la delectación amorosa con que el pintor ha trasladado al<br />

tiempo la línea onírica reveladora./ Esta claridad casi grafológica, unida a la claridad<br />

tropical del color –¿influencia del origen?– y su transparencia tonal, hacen a sus cuadros<br />

intelectivos para todos y, por consiguiente, a todos es dada la percepción del goce estético,<br />

que es la finalidad esencial del arte».|343|<br />

Noceda Sánchez obtuvo una mención en la Décima Bienal de Artes Plásticas (Santo Domingo,<br />

1960) por una obra titulada «El Centinela» (óleo).Anteriormente había sido merecedor<br />

el primer premio en una exposición anual de Greenwich Village,|344| e igualmente<br />

dos galardones del Murray Hill Show. Fue en el medio newyorkino en donde<br />

presentó la primera muestra personal, celebrada en el Washington Square Garden (1955).<br />

En el Palacio de Bellas Artes expone en 1957, además mostrando sus obras extensivamente<br />

en Cuba, España, Italia y Japón. En este último país, por invitación del Museo Nacional<br />

de Ueno,Tokio.|345| Esta muestra se celebra en el momento en que asume en<br />

función de agregado cultural de la Embajada Dominicana (1964).<br />

Aparte de afiliarse al surrealismo, Noceda revela en su pintura una temática muy personal,<br />

de la que «no son ajenos el color y la composición de los lienzos», como tampoco<br />

el orden preciso.|346| Opina Peña Defilló que en «el cromatismo nos deja muy<br />

convencidos de la impecable técnica que posee (…) para plasmar sus lucubraciones metafísicas».<br />

Agrega el referido crítico «que sin duda el pintor mezcla las vivencias de un<br />

trotamundos, las candideces de un temperamento abierto y el conocimiento a fondo de<br />

Julio Vega Batlle|Hombre vela|Pastel/papel|45 x 30 cms.|1970|Col. Wenceslao Vega.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |344|<br />

|345| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|347|<br />

Peña Defilló,<br />

Fernando.<br />

El Caribe, 27 de<br />

octubre de 1973.<br />

|348|<br />

Troncoso,<br />

Wenceslao.<br />

De lo Nuestro y<br />

Algo Más (...),<br />

Pág. 173.<br />

la técnica plástica surrealista, para crear un surrealismo muy sui generis, que no puede<br />

ser más que suyo».|347|<br />

JULIO VEGA BATLLE es un segundo pintor autodidacta, vinculado al surrealismo<br />

dominicano con el carácter de ser y comportarse a lo largo de su vida como un surrealista<br />

medular. Hijo de prestante pareja santiaguense –Jose Nicolás Vega y María de la<br />

Asunción Batlle–, nació en la hidalga ciudad del Yaque en 1899. Bautizado con el nombre<br />

Julio Francisco, mostró desde pequeño una tendencia histriónica y activo desenvolvimiento<br />

que comenzó muy temprano midiendo lienzos y contando botones en la<br />

tienda paterna.|348| Cursaba sus primeros estudios como interno del Colegio «San Sebastián»,<br />

de La Vega, cuando empieza a mostrar señales de su interés hacia la literatura.<br />

Se inicia en las letras como autor de versos de juventud y como redactor de un pequeño<br />

periódico intitulado «El Claro».|349| También estuvo al frente de la revista literaria<br />

«Anaikos» (1923), e incursiona en el teatro a expensas del cual desarrolla soluciones<br />

imaginarias pocos usuales para entonces, como la de almidonar un actor y llenarlo de<br />

plumas para conseguir un efecto gallináceo, o teñirse el pelo con permanito y polvos<br />

de diversos colores para ofrecer una imagen fantástica.<br />

Durante la década del 1920,Vega Batlle realiza estudios en Nueva York y Montreal, teniendo<br />

que regresar al país. La muerte del padre no le hace desistir de su interés de emprender<br />

carrera universitaria. Se traslada entonces a la capital del país en donde, no sin<br />

tropiezos, estudia Derecho, graduándose en 1928. Las opiniones trazan de conjunto un<br />

perfil humano, profesional y recreador de este polifacético temperamento. Al respecto,<br />

Nestor Contín Aybar escribe: «Vega Batlle ocupa posiciones elevadas en la Judicatura<br />

|349|<br />

Contín Aybar,<br />

Nestor. Historia<br />

de la Literatura<br />

Dominicana,<br />

Pág. 104.<br />

Nacional, en la Diplomacia y en el Gabinete Presidencial. Desempeña, además, las funciones<br />

de Rector de la Universidad de Santo Domingo, del 28 de enero de 1947 al 17<br />

de marzo de 1949./ La labor literaria de este escritor es amplia y variada. Incursiona en<br />

los campos de la poesía, aunque no puede catalogarse como vate de elevado estro; hace<br />

teatro, nunca representado; en el periodismo prefiere entrevistar personajes célebres<br />

por su popularidad; en la narrativa, logra hacer novela, aunque en mayor número, pro-<br />

Julio Vega Batlle|Serie macrogénita: «Procesión»|Mixta/madera|61 x 51 cms.|1971|Col. Wenceslao Vega.<br />

Julio Vega Batlle|El Come mesa|Lápiz/pastel/papel|73.5 x 59.5 cms.|1966|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Julio Vega Batlle|PH 143 a finish|Mixta/papel|40 x 30 cms.|1966|Col. María Amalia León de Jorge.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |346|<br />

|347| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|350|<br />

Idem.<br />

Págs. 104-105.<br />

|351|<br />

Idem.<br />

Pág. 105.<br />

|352|<br />

Troncoso,<br />

Wenceslao,<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 173.<br />

duce cuentos. Sigue en todas sus obras literarias los pasos del surrealismo y las elabora<br />

con materiales que le proporciona el subconsciente. Es lector apasionado de Freud y<br />

admirador de los cuadros de Salvador Dalí./ Su producción principal, la novela «Anadel»,<br />

que se afirma él prefería llamar Trigarthon, es obra publicada póstumamente (…)<br />

Trigarthon es el personaje principal de la novela, mientras que Anadel es la playa del<br />

noroeste del país, admirada y visitada por turistas, que le sirve de escenario.Veamos cómo<br />

describe el propio autor la naturaleza en la cual se desarrolla y a la cual se enfrenta<br />

su imaginario héroe: «El artista que fabrica y hace funcionar todo lo que está debajo de<br />

la bóveda celeste, había pintado un óleo de extraordinarias dimensiones en aquella esquina<br />

del mundo, escondrijo de mares asustados, de ciclones bandoleros, terremotos<br />

epilépticos, aguaceros enajenados, nubes licuefacientes, lunas elásticas y maleables, chorreando<br />

maleficios».|350|<br />

damente diferenciado de las figuras «Microgénitas», ambiguas, larvadas y elucubradas<br />

desde el sueño.Al parecer, es en la etapa de los 1950 en la que Vega Batlle produce un<br />

mayor número de cuadros del insólito, peculiar y solitario surrealismo. Se trata de una<br />

pintura que representa una faceta muy íntima de su sentido de la vida recreadora.Aunque<br />

no era en la etapa referida un pintor desconocido –Aída Cartagena afirma su participación<br />

en Exposiciones Bienales Nacionales–,|353| realmente sus pinturas pertenecen<br />

a colecciones particulares, conservadas con cierto olvido y desconocidas casi en<br />

la totalidad. Se afirma que este pintor asume decididamente la pintura, luego de un encuentro<br />

en Londres con Salvador Dalí.<br />

Partidario del buen arte en todos sus aspectos y siempre de buen y sano humor,Vega<br />

Batlle sufrió un infarto un jueves de la Semana Mayor Cristiana. «Viernes Santo, buen<br />

|353|<br />

Cartagena<br />

Portalatín, Aida.<br />

Galería de Bellas<br />

Artes, Catálogo.<br />

Pág. 100.<br />

|354|<br />

Vega Batlle, Julio,<br />

citado por<br />

W. Troncoso,<br />

Op. Cit.<br />

Experto en gastronomía, la novela «Anadel» ratifica la pericia de Vega Batlle como gran<br />

«gourmet», inventor de su propia cocina. Otra obra narrativa suya, «Los Imbeles», es «también<br />

de corte surreal y de forma poemática. Imbeles, semanticamente significa incapaces<br />

de guerrear, de defenderse; débiles, flacos, sin fuerzas ni resistencia».|351| La narrativa de<br />

este original autor resulta una de las facetas de su postura existencial surrealizante, llena<br />

de humor risueño imponiéndose sobre su carácter en ocasiones enérgico y definido.Wenceslao<br />

Troncoso le describe diciendo: «Pocos hombres han reunido tantas y variadas aptitudes<br />

como él acumuló en su personalidad difícil de igualar./Resalta en primer término,<br />

en la multiplicidad de colores del prisma mental que siempre lo inspiró, la originalidad de<br />

estilo. Nunca se podrá decir que remeda el estilo de este o de aquel, habrá que decir, quizá,<br />

de otros que siguen el estilo de Julio Vega./ Su biografía tendrá que dividirse en varios<br />

capítulos, cual de ellos de mayor interés. En efecto, se distinguió en todas las disciplinas y<br />

las supo hacer bien. Ejerció la profesión académica de abogado, que con el estudio de notaría<br />

fue ejemplo de organización, método y nitidez, aun cuando no le dejó mucho provecho;<br />

«Déjenme con mi pobreza, eso me basta para mí, mi mujer y mis hijos», dijo al rechazar<br />

el ofrecimiento de una defensa que consideró innoble. Su mujer y sus hijos, en el<br />

calor de un hogar formado por él, lleno de amor y dignidad».|352|<br />

día para morir», musitó al sobrevivir muchas horas después. Pero no murió ese viernes,<br />

sino el Domingo de la resurrección del 1973, refiere Wenceslao Troncoso.|354|<br />

Julio Vega Batlle tuvo tres hijos con Teresa Boyrie de Moya: Bernardo, Eddy y Wenceslao.<br />

Su desenvolvimiento como diplomático en Londres,Washington, La Habana y<br />

Río de Janeiro, le permitieron encontrar tiempo para la inquietud pictórica, consecuentemente<br />

surreal. Con este lenguaje tan afín a su temperamento fantasioso, ejecuta<br />

cuadros en los cuales la escritura es un espectro muy lírico de la condición psíquica.<br />

En este caso el autorretrato londinense (?), escueto, figurativo, preciso y extrema-<br />

Al margen de los pintores que se asocian como autodidactas e informales se enfoca a<br />

Albertina Serrallés, Enrique Coiscou y Aliro Paulino. Son otras tres individualidades<br />

vinculadas al período de los años 50. La primera, ALBERTINA SERRALLÉS, nació<br />

en San Pedro de Macorís en 1922, estudiando pintura en la Escuela de Bellas Artes<br />

Albertina Serrallés|Marinero español|Óleo/cartón|57 x 41 cms.|1975|Col. de la artista.<br />

Albertina Serrallés|Autorretrato|Óleo/tela|104 x 79 cms.|1974|Col. de la artista.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |348|<br />

|349| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

después de graduarse como bachiller.También tomó curso particular con el español Pedro<br />

García de Villenas. Realista de sobrio acabado y mucha limpieza, ofrece una manejo<br />

seguro. Sobre todo en su «Autorretrato» se captan esas cualidades, aparte de ofrecer<br />

una serena autopercepción, donaire y movimiento. Retraída en el hogar formado con<br />

Antonio Frías Gálvez, con quien procrea tres hijos, su obra pictórica apenas difundida<br />

fue presentada en la década de 1990, en la segunda exposición de las raíces del arte dominicano<br />

organizado por Arte Club.<br />

ENRIQUE COISCOU WEBER.Vinculado a más de una escuela formativa de las<br />

artes y con más de una profesión, es una polifacética individualidad que tanto puede ubicarse<br />

en la generación del decenio de 1940 como en la del 1950. Nació en Sevilla en<br />

1926, siendo hijo de la notable artista Delia Weber y de Máximo Coiscou Henríquez.<br />

Dibujante, escultor, joyero, médico y educador, Coiscou Weber acude a estos ejercicios,<br />

preferenciando el arte de la hilografía, la cual inventa asimilando la habilidad artesanal<br />

del abuelo materno, un reconocido fabricante de prendas. Sus años de formación<br />

artística orientada por notables maestros nacionales le sirvieron de base para esa<br />

novedosa invención que patentiza en 1961 y en la que involucra a la familia. Su mujer<br />

Mireya Ventura fue la primera alumna, formando a sus hijos David, Ruth y Moisés.<br />

«Cuando hay muchos flujos de turistas, toda la familia se traslada al hotel El Embajador,<br />

con todos los materiales en mano»,|355| mostrando sus habilidades y ofreciendo<br />

las obras.<br />

La hilografía es una escritura visual que se estructura con hebra metálica (oro, cobre,<br />

bronce) y, aunque es un procedimiento que emplean los joyeros del mundo, la novedad<br />

|355|<br />

Peña, Ángela.<br />

Última Hora,<br />

enero 8 de 1975.<br />

Pág. 7.<br />

|356|<br />

Revista ¡Ahora!<br />

Núm. 310,<br />

octubre 20 de<br />

1969. Pág. 22.<br />

Asociado a una familia donde la literatura, la pintura y la producción artesanal ofrecían<br />

ejemplos y estímulos, a temprana edad manifiesta interés hacia el arte. En la etapa juvenil<br />

asiste a la Academia Semi-Oficial de Celeste Woss y Gil y, cuando el alumnado es movilizado<br />

a la Escuela Nacional de Bellas Artes, establecida en 1942, él figura entre los matriculados.<br />

Durante ocho años estuvo formándose artísticamente en los centros mencionados,<br />

pero no se graduó formalmente ya que decidió asumir la carrera de Medicina.<br />

que le imprime Coiscou Weber es la representación desatada sobre un fondo oscuro-<br />

(madera, terciopelo u otros soportes). «Con una pinza de joyero y con el extremo agudo<br />

de este instrumentalista se perfora la superficie a la cual sujeta la hilografía por los<br />

extremos del hilo».|356| Previamente, el diseño dibujístico es soporte de un temario<br />

que incluye «retratos de personas conocidas y copias de cuadros famosos, los cuales en<br />

las manos de Coiscou Weber, no son simples copias sino re-creaciones que logra con su<br />

Enrique Coiscou Weber|Bailarina|Hilografía/medios mixtos|83 x 58 cms.|1957|Col. Moisés Coiscou.<br />

Enrique Coiscou Weber|Sin título|Tinta/papel|23 x 18 cms.|1947|Col. Moisés Coiscou.<br />

Enrique Coiscou Weber|Caballo|Hilografía/fiberglass|122 x 184 cms.|1974|Col. Moisés Coiscou.


Capítulo 2 | Confluencia de las generaciones en la década de 1950 |350|<br />

|351| Confluencia de las generaciones en la década de 1950 | Capítulo 2<br />

|357|<br />

Lizardo, F.<br />

El Caribe,<br />

diciembre<br />

1 de 1959.<br />

|358|<br />

Idem.<br />

profundo sentido del diseño y que plasmado en material áureo nos hace admirar tan<br />

bellas realizaciones».|357|<br />

El comentario citado al final del párrafo anterior se relaciona a una individual celebrada<br />

por Enrique Coiscou Weber en 1959. En esta muestra presenta tintas e hilografías<br />

que revelan una verdadera personalidad creadora dentro del arte nacional. Con las hilografías,<br />

«su autor crea efectos de luz y sombra» y en cuanto a los dibujos, «permiten<br />

apreciar la valorización exacta y minuciosa de los elementos pictóricos y la real distribución<br />

de cada línea».|358|<br />

Artista de cultivado intelecto y médico, Enrique Coiscou Weber es un excelente dibujante<br />

y un animador del arte que preferencia, la hilografía. El interés de difundir esta invención<br />

suya le ha llevado a exponer en diversos países, incluido Puerto Rico, donde<br />

otras manifestaciones: la escultura, la fotografia y la pintura. En este ultimo campo, recibe<br />

orientación de los pintores españoles Pedro García de Villenas y Ricardo Zamorano,<br />

sobre todo en el retrato cuya habilidad técnica le convierte en un cultivador de<br />

demanda proveniente del sector privado y diplomatico.Archivista, viajero, viñetista, autor<br />

de varios libros y editor de la revista «Mundo Diplomático», ha desempeñado cargos<br />

gubernativos, entre ellos la Dirección General de Bellas Artes.<br />

Casado con Marianella Fernández y padre de siete hijos,Aliro Paulino es un esmerado<br />

coleccionista y conocedor del medio social dominicano del que se sirve para producir<br />

una obra variada que asume en la intimidad valiéndose de variados recursos,técnicas y<br />

lenguajes. De estos preferencia el verismo fotorrealista, aunque en el dibujo a la tinta<br />

ofrece mayor dicción y libertad imaginativa, con pulso escueto, limpio, preciso.<br />

se ve obligado a establecer residencia durante 12 años debido a su creencia religiosa<br />

(Testigo de Jehová). Al regresar a Santo Domingo establece la Escuela Delia Weber y<br />

con regularidad hace públicas sus reflexiones sobre la materia artística y otros tópicos.<br />

Expositor durante la década en la cual registra dos individuales (años 1954 y 1957),<br />

ALIRO PAULINO SEGURA nació en Santo Domingo, en 1931. Dibujante del<br />

Instituto Cartográfico Militar y de otras instituciones nacionales, ha incursionado en<br />

Desde su obra «Cara de Cristo», de corte expresionista, el discurso dibujístico de Aliro<br />

Paulino es abundante pero discreto ya que se multiplica constantemente en la intimidad<br />

del taller. Algunos de ellos se conocen públicamente con la caricatura del crítico<br />

Pedro René Contín Aybar y resultan con mucha libertad de grafía. Es trabajo espontáneo<br />

como los cientos de fotografías que toma como constancia de sus relaciones y la<br />

manía de multiplicarse con todo arte.<br />

Aliro Paulino|Cara de Cristo|Mixto/papel|71 x 52 cms.|1964|Col. del artista.<br />

Aliro Paulino|Nacimiento de Eva|Óleo/tela|94 x 68 cms.|1979|Col. del artista.<br />

Aliro Paulino|Mujer tambor con sombrilla roja|Tinta color/papel|28 x 35.6 cms.|1979|Col. del artista.<br />

Aliro Paulino|Homenaje a Hernández Ortega|Tinta color/papel|28 x 35.6 cms.|1979|Col. del artista.


3|1 La grandilocuencia de un aniversario: arquitectura,<br />

artistas, celebraciones y decadencia<br />

3L A CONFLUYENTE<br />

continuación de un decenio<br />

El delirio de grandeza y de omnipotencia del «Benefactor de la Patria», título otorgado<br />

al cumplir un cuarto de siglo en el poder, origina alrededor de 1955 –año de ese<br />

aniversario– un programa de grandes festejos. El estado trujillista se aboca a celebraciones<br />

fastuosas, relumbrantes y diversificadas para las cuales eroga una cuantiosa inversión<br />

monetaria, de manera que los 25 años de paz, progreso y prosperidad quedaran consagrados.<br />

El principal proyecto fue la Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre,<br />

una obra que, si bien simbolizaba la conmemoración de una efeméride política dimensionada<br />

magnamente, debía promover la concordia y la libertad que se estaba viviendo<br />

en el mundo y en el país. En estas relaciones, la demagogia y la propaganda exaltadora<br />

engalanaban la mentira de una dictadura en el proyecto de una Feria que al construir-<br />

Autor anónimo|Ilustración del libro «La República Dominicana»|1954.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |354|<br />

|355| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|359|<br />

Álbum de Oro<br />

de la Feria (…)<br />

Pág. 2.<br />

|360|<br />

Moré, Gustavo<br />

Luis «Un breve<br />

discurso (...),»<br />

en Rafael Calventi:<br />

Arquitectura<br />

Contemporánea.<br />

(...) Pág. 44.<br />

se e inaugurarse provoca comentarios como el siguiente: «Todo habla allí de la obra gigantesca<br />

emprendida y lograda, (...) cuando se ponen al servicio de ellos preclara inteligencia<br />

y patriotismo ejemplarizador./ En el lapso de ocho meses edificó la Feria sobre<br />

un área rocosa del litoral del Mar Caribe, de unos 800,000 metros cuadrados. Setenta<br />

y un edificios, en su mayor parte permanentes, y varios de ellos verdaderos palacios<br />

de preciosa originalidad arquitectónica moderna, alzan sus recias piedras a la luz de<br />

aquel sol tropical hermosísimo. Naturaleza y progreso hacen pareja en el albergue prestado<br />

allí al torneo de trabajo en vía de concordia, con que el generalísimo Trujillo convocó<br />

a los países del mundo libre a unirse en la exhibición de sus respectivos productos<br />

como el mejor método de enseñanza hacia el camino de la paz, que es el de productivos<br />

desarrollos en prenda de intercambio con sentido de solidaridad y de comprensión<br />

frente a la obra del comunismo respaldado militarmente por el oriente totalitario».|359|<br />

El complejo arquitectónico de la Feria de la Paz fue proyectado por el maestro Guillermo<br />

González y, dada su importancia constructiva, «ocupa un sitial de preferencia dentro de las<br />

iniciativas urbanísticas de la tiranía».|360| Como estaba prevista su inauguración para el<br />

fin del año, el ritmo constructivo fue acelerado con el empleo de 8,000 obreros trabajan-<br />

Rafael Pérez (Niño)|La Educación|Ilustración del libro «La República Dominicana»|1954.<br />

Aliro Paulino hijo|Las Bellas Artes|Ilustración del libro «La República Dominicana»|1954.<br />

Anónimo|El dictador Trujillo posando junto al cuadro «El Merengue», de Federico Izquierdo|Fotografía|Década 1950|<br />

Col. José Pablo Casals.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |356|<br />

|357| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|361|<br />

Crassweller,<br />

Robert D.<br />

Trujillo,<br />

La Trágica<br />

Aventura (...),<br />

Págs. 303-309.<br />

do afanosamente las veinticuatro horas del día. El promotor de esta gigante Feria Mundial<br />

era Virgilio Álvarez Pina. «La Feria fue levantada en un extenso espacio de terreno, justo<br />

enfrente de la avenida George Washington, en el borde oriental de ciudad Trujillo. Un poco<br />

hacia el interior y a un nivel más elevado se eligió otro solar para un gran hotel. Este<br />

fue el origen del hotel Embajador, construido en el corto espacio de 230 días laborables.<br />

Se fijó el día 20 de diciembre de 1955 para la finalización del entero proyecto./ El trabajo<br />

en los edificios y pabellones se desarrolló sobre la misma base de apremio».|361|<br />

también para bautizar un monumento propuesto por Mario Fermín Cabral y cuya construcción<br />

se encargó a José Mauricio Alvarez Perelló, uno de los grandes maestros de la ingeniería<br />

dominicana. Edificado en Santiago de los Caballeros, con contribuciones de la población<br />

y del erario público, el Monumento a la Paz de Trujillo se levantó en un cerro citadino,<br />

como inmensa mole de 67 metros de altura, conformado por tres cuerpos, entre<br />

ellos una torre tubular coronada por un angelote, de las dos grandes estatuas que adornan<br />

la edificación, siendo la efigie heroica de Trujillo, la segunda pieza. Cubierto casi totalmente<br />

de mármoles, con grandes cuadros murales de Vela Zanetti en uno de sus pisos, al cerro<br />

monumental se asciende por una gran escalinata que, de acuerdo al anecdotario trujillizante,<br />

cada peldaño representaba los desvelos del gobernante día a día para alcanzar la paz.<br />

Para su constructor, el ingeniero Álvarez Perelló, «el monumento había sido concebido<br />

como una obra popular en el sentido de que llegaría a ser usado por el pueblo». Este<br />

criterio lo reforzaba al señalar «que era una obra construida por el pueblo a través de<br />

contribuciones repetidamente solicitadas».|363|<br />

|363|<br />

Álvarez Perelló,<br />

José Mauricio.<br />

Consideraciones<br />

escuchadas por<br />

Rafael E. Yunén<br />

en el 1978.<br />

|362|<br />

Idem.<br />

Pág. 304.<br />

|364|<br />

Moré, Gustavo<br />

Luis. Op. Cit.<br />

Idem.<br />

En su libro sobre Trujillo, Crassweller explica «en términos físicos, la feria debe ser juzgada<br />

como un éxito. En rigor, sin embargo, la Feria constituyó un costoso revés.Así como<br />

señaló la culminación de un cuarto de siglo, así también vino a indicar el comienzo<br />

de la declinación». |362|<br />

|365|<br />

Album de Oro,<br />

Págs. 200-202.<br />

|366|<br />

Moré, Gustavo<br />

Luis. Op. Cit.<br />

Pág. 44.<br />

A lo largo de los nueve años que se emplearon para la edificación del monumento de<br />

Santiago, sometido constantemente a variaciones funcionales, se desarrolló un verdadero<br />

auge construccionista.A este apogeo se vinculan los veteranos arquitectos González,<br />

Caro Álvarez, Ruiz Castillo, Báez López-Penha, entre otros, e igualmente la segunda generación<br />

de arquitectos «formados en la Universidad de Santo Domingo o recién llegados<br />

de aulas extranjeras: Manuel Baquero Ricart, Amable Frómeta, Edgardo Vega,<br />

Margarita Taulé, <strong>Leon</strong>te Bernard,William Reid, José Manuel Reyes y otros más de menos<br />

prestigio».|364| A todos ellos se relacionan firmas constructoras como la sociedad<br />

civil de «Ingenieros Asociados», presidida por Bienvenido Martínez Brea, la cual tuvo a<br />

su cargo el diseño y la ejecución del Palacio Nacional de Bellas Artes.|365|<br />

El referido Palacio fue construido en un espacio de 13,000 metros cuadrados y con un<br />

costo de RD$1,555,000.00, representando la culminación del plan bienal de construcciones<br />

escolares del gobierno. «Obra academicista (…), de ecléctico empaque revivalista»,<br />

su estilo tiene relación con el edificio del Palacio Nacional de la Presidencia (1947),<br />

en el revival neoclásico. El Palacio de Bellas Artes representa «la imposición de una arquitectura<br />

clásica a necesidades funcionales no relacionadas».|366| Edificio de dos<br />

plantas, tiene en su diseño exterior 116 columnas y figuras inspiradas en la mitología<br />

griega. Entre la columnata que rodea la estructura se ubican ocho estatuas representando<br />

alegóricamente las distintas expresiones de las artes. Flanqueando las entradas, fueron<br />

ejecutados por el escultor Antonio Prats Ventós en cemento y piedra. En el espacio<br />

interior y en la zona de las escaleras de acceso al salón de las cúpula,Vela Zanetti reali-<br />

Al inaugurarla,Trujillo dijo en su discurso que la «Feria era su cívica corona con la cual comparecía<br />

ante la historia». Ciertamente, esta obra representaba una culminación de sus acciones<br />

gubernativas, razón por la cual el simbolismo de esa coronación lo asumió su hija Angelita,<br />

proclamada reina en medio de un acto solemne, realizado en el «Teatro Agua y Luz».<br />

La «paz» era el concepto que de manera cínica manipulaba frecuentemente el régimen en<br />

una sociedad privada de los derechos fundamentales. El referido término se había acuñado<br />

Aurelio Oller|Desembarco de las Tres Carabelas|Óleo/pan de oro|560 x 680 cms.|1957|Col. Palacio Nacional.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |358|<br />

|359| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|367|<br />

Escoto, Holger<br />

Historia de la<br />

Arquitectura<br />

Dominicana,<br />

Pág. 463.<br />

|368|<br />

Incháustegui,<br />

Arístides y<br />

Delgado Malagón,<br />

Blanca. Vida<br />

Musical en<br />

Santo Domingo.<br />

Pág. 392.<br />

zó dos grandes murales. Con numerosas salas de exposiciones, aulas, oficinas y terrazas,<br />

también incluye una sala de espectáculos.|367|<br />

El 15 de mayo de 1956 fue inaugurado el Palacio de Bellas Artes. Para esta inauguración<br />

se instaló un «Museo de la Música» en el que se mostraron documentos de la historia musical<br />

dominicana, entre ellos el original de la partitura del glorioso Himno Nacional, de José<br />

Reyes.|368| Una muestra de copias de pinturas famosas de arte europeo,organizada por<br />

la compañía French de Nueva York, fue simultánea a la muestra de artistas nacionales.<br />

La edificación del Palacio de Bellas Artes permitió que diferentes programas de educación<br />

artística, con desenvolvimiento en la urbe capitalina, encontraran un lugar más<br />

adecuado.También fue sede de la colección gubernativa de pinturas, esculturas y otras<br />

obras patrimoniales reunidas en base a diferentes iniciativas oficiales. La proyectada Ga-<br />

La ubicación de la colección que conforma la Galería Nacional de Arte es uno de los objetivos<br />

que cumple la edificación de Bellas Artes. El registro y catalogación de la misma fue<br />

autoría de Aída Cartagena Portalatín.|369| Un segundo objetivo que llena este espacio es<br />

que se convierte en sede del único certamen que era celebrado cada dos años para el sector<br />

artístico. Se trata de la Bienal de Artes Plásticas cuya primera versión fue celebrada en<br />

1942, seguida de otras seis celebraciones que se registran entre 1944 y 1954. A los pocos<br />

meses de la inauguración del Palacio de Bellas Artes (mayo 1956) se celebra la VIII Bienal,<br />

que incluye una base reglamentaria, publicada en un catalogo de 97 páginas, cuyo contenido<br />

incluye una síntesis panorámica sobre el devenir del arte dominicano y un listado biográfico<br />

de los artistas participantes, así como de reproducciones fotograficas de muchas de<br />

las obras. Las fotos fueron tomadas por Max Pou, importante maestro nacional de la lente.<br />

En la bienal de 1956, como en otras celebradas posteriormente (años 1958 y 1960), se registran<br />

artistas foráneos que forman parte de un contigente traído especialmente de España<br />

para trabajos artesanales y decorativos de la Feria de la Paz, así como para otras obras<br />

públicas. Pintores, escultores, artesanos y decoradores laboraron junto a muchos artistas<br />

dominicanos. A todos ellos se suman otros nombres extranjeros que laboran independientemente<br />

sus obras, apartados en cierta manera del encargo oficial. La presencia de este<br />

nuevo grupo de españoles traídos por contratos para tareas puntuales coincide con un<br />

programa de inmigrantes japoneses que llegan al país desde 1956 para tareas agrícolas.<br />

Un breve registro anotado de los más sobresalientes artistas foráneos permite apreciar<br />

que no eran individualidades improvisadas, ya que tenían carreras profesionales. A continuación<br />

los nombres de esas personas:<br />

|369|<br />

Galería Nacional<br />

de Bellas Artes,<br />

Catálogo con<br />

anotaciones de<br />

AÍda Cartagena<br />

Portalatín, 1963.<br />

Ver registro general<br />

de la colección<br />

en págs. 372-377.<br />

|370|<br />

Catálogo 8va.<br />

Exposición Bienal,<br />

1956.<br />

|371|<br />

Idem.<br />

Pág. 31.<br />

|Aurelio Oller Croiset|Pintor catalán. En 1957 pintó varios murales en la sede de la<br />

Presidencia de la República y en otros edificios estatales.<br />

|Gonzalo Briones Arangude|Nacido en Pontevedra, había realizado estudios en arquitectura<br />

en la Universidad de Madrid, realizando exposiciones en Vigo y Coruña. En<br />

la bienal correspondiente a 1956 exhibió un conjunto de acuarelas.|370|<br />

|Juan Cuevas Martínez|Nativo de España. En estudios en la Escuela Nacional de<br />

Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, tenía participación en muestras de su país e<br />

igualmente en Venezuela, durante los años 1950 y 1955. En esta última fecha llega al<br />

país, realizando retratos del Generalísimo Trujillo para los bancos Central y Agrícola, e<br />

igualmente para el salón de actos del Partido Dominicano.|371|<br />

|Juan Orcena|Nacido en 1931, en Úbeda, había cursado estudios artísticos con diversos<br />

escultores españoles, entre ellos Esteve Edo, con quien realizó encargos para la<br />

República Dominicana. Desde Valencia viajó al país en 1955. En la Octava Exposición<br />

lería Nacional de Bellas Artes –objetivo de la gestión de Díaz Niese– finalmente quedaba<br />

instalada en salas localizadas en las dos plantas del edificio, e igualmente en oficinas<br />

adjuntas y en los jardines, en los cuales se ubicó un conjunto de piezas escultóricas.<br />

En el montaje museográfico mostraba su pericia Justo Liberato, quien laboraba en Bellas<br />

Artes desde su fundación en 1942 como modelo, mensajero, ángel guardián y desde<br />

entonces conocedor del arte y de los artistas dominicanos de la modernidad.<br />

Pedro García de Villena|Sociedad La Dramática|Óleo/tela|Col. Instituto Duartiano.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |360|<br />

|361| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|372|<br />

Idem.<br />

Págs. 18-19.<br />

|373|<br />

Idem.<br />

Pág. 53.<br />

Bienal (1956) expuso dos bustos tallados en madera. Uno, del «Benefactor de Patria»,y<br />

otro, de «Angelita I», la hija de Trujillo.|372|<br />

|Rafael Pellicer|Pintor español, el cual llega a Santo Domingo como parte del equipo<br />

del arquitecto Javier Barrosa, a quien se le encomienda reconstruir el Alcázar de Diego<br />

Colón, tarea llevada a cabo entre 1955 y 1957. Pellicer ejecutó el enorme cuadro del<br />

Virrey con su padre Cristóbal Colón e igualmente la pintura mural del Templo de los<br />

Jesuitas, hoy Panteón Nacional.<br />

convirtiéndose en profesor de la Escuela Nacional de Bellas Artes durante el decenio<br />

1960 y parte del siguiente período, los años del 70, cuando muchos jóvenes aprovechan<br />

su formación y pericia en diversas disciplinas artísticas (retrato, grabado, …). La<br />

obra más difundida de este español es un distintivo icono del patriota y fundador de<br />

la República, Juan Pablo Duarte. Aunque son notables sus recreaciones históricas y sus<br />

retratos de modelos vivos, entre ellos el de su compañera Josefina Castellanos (Fina), a<br />

quien capta desnuda y dormida.Tela inconclusa, esta joven mujer, también pintora, vivió<br />

con García Villena hasta que este fallece en Santo Domingo.|374|<br />

|374|<br />

Dato ofrecido por<br />

Ramón Francisco.<br />

2003.<br />

|375|<br />

Diario El Caribe,<br />

1º de diciembre<br />

de 1952.<br />

|Saúl Rodríguez de Quiroga|Oriundo de Monforte de Lemos, realiza estudios artísticos<br />

en el taller de José Planes y, al mismo tiempo, en la escuela de San Fernando, en Madrid,<br />

obteniendo premio nacional estudiantil de escultura. En 1953 somete un proyecto para<br />

el concurso del monumento en el Valle de los Caídos, obteniendo el primer galardón.<br />

García Villena, Pellicer, Orcena, Cuevas Matínez y Briones fueron expositores en las<br />

bienales que se registran en el segundo lustro de los cincuenta, razón por la cual se conocen<br />

sus datos generales.Aunque la formación los convierte en ejecutantes pluridis-<br />

|376|<br />

Diario La Nación,<br />

diciembre<br />

5 de 1955.<br />

Con otras notables obras oficiales en España, fue contratado por el Gobierno Dominicano<br />

para la ejecución de obras para el Palacio Nacional y la Universidad de Santo Domingo. En<br />

1956 exhibe un par de dibujos de temas religiosos, en la VIII Exposición Bienal.|373|<br />

ciplinarios, casi todos ellos son escultores. La ejecución tridimensional fue objeto de<br />

gran interés dada la función complementaria del programa de construcciones públicas.<br />

Otros autores foráneos que se añaden a los citados son: Aurelio Mistruzi, italiano<br />

que realiza estudios al natural del tirano en 1952 con el objetivo de proyectar un monumento<br />

escultórico; |375| Juan Cristóbal, español, realiza estatua de Trujillo|376| en<br />

1955, proyectando una escultura ecuestre del mismo, de dimensión monumental, va-<br />

PEDRO GARCÍA DE VILLENA. Llega al país en 1955, con formación artística<br />

alcanzada en España. Se dedica al retrato, género con el que se inscribe en varias bienales<br />

nacionales registradas a partir de 1956. Establece residencia en Santo Domingo,<br />

Pedro García de Villena|Retrato de Fina Castellanos|Óleo/tela|50 x 72 cms.|Sin fecha|Col. Ramón Francisco.<br />

Pedro García de Villena|Los bajos del puente Duarte|Óleo/madera|47 x 57 cms.|1968|Col. Ramón Francisco.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |362|<br />

|363| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|377|<br />

Diario El Caribe,<br />

diciembre<br />

20 de 1955.<br />

ciada en 1957; Kail Schmitz, alemán, autor de la estatua del dictador, luciendo chaqué<br />

y capa, en proporciones heroicas, vaciada en concreto y revestida con oro italiano, fue<br />

ubicada frente al palacio del Consejo Administrativo de la feria;|377| José Esteve Edo,<br />

español, realiza trabajos para la feria. Es autor de un gigantesco relieve que simboliza<br />

los servicios prestados por los ejércitos de tierra, mar y aire a favor de la paz y confraternidad<br />

del mundo libre. En la parte superior de esta escultura tiene una figura de<br />

mujer que representa la gloria.|378| Martínez Cerezo, natural de España, al que se<br />

asocian otros escultores que además realizan carrozas para el reinado de Angelita Trujillo,<br />

la hija del gobernante elegida «Reina de la Feria de la Paz». Entre esos escultores<br />

figuran los nombres de José Moreno, Rafael Márquez, Mario García Ramírez y Francisco<br />

Sánchez.|379|<br />

medio de campaña política en el momento en que adviene la llamada «Guerra Fría» y gobernantes<br />

como Trujillo asumen una postura contraria al comunismo, como parte de su<br />

estrategia propagandística y de rejuego frente a los Estados Unidos de América. Por convicción<br />

u oportunismo, el autor español participa de este rejuego, razón por la cual es contratado<br />

como colaborador del diario «El Caribe», donde publica con el pseudónimo de<br />

«Kim» sus caricaturas políticas, usando además la identificación «Jas», si es social el contenido<br />

del caricaturismo. En octubre del 1954 realizó una muestra personal de 30 viñetas<br />

en la galería nacional de Bellas Artes.Además de autor gráfico, Joaquín De Alba es «pintor<br />

de retratos, bodegones y paisajes realizados por encargo y jamás presentados públicamente<br />

debido a su exceso de autocrítica».|380| Él realizó varias ilustraciones para el primer<br />

volumen de la Historia Dominicana escrita por Ramón Marrero Aristy, editada en 1957.<br />

|380|<br />

Horia Tanasescu,<br />

El Caribe, octubre<br />

10 de 1954.<br />

|378|<br />

Diario La Nación,<br />

diciembre<br />

4 de 1955.<br />

|379|<br />

Diario El Caribe,<br />

febrero 19 de<br />

1956. Pág. 5.<br />

De los hombres referidos, Pedro García Villena es el más importante, porque más que expositor<br />

de muestras y ejecutante de académicos retratos, resulta meritoria su labor docente<br />

en diversas disciplinas. Menos significativo que él, pero más reconocido circunstancialmente<br />

es JOAQUÍN DE ALBA, otro de los autores foráneos que se vinculan a la inmigración<br />

laboral de la década del 1950, aunque su presencia en Santo Domingo obedece a<br />

una etapa de su vida anticomunista por los países de América. Alba utiliza el arte como<br />

WALTER TERRAZAS PARDO es otro nombre a tomar en cuenta. Nacido en<br />

Cochabamba, Bolivia, en 1928, es la más importante figura artística de procedencia externa<br />

llegada en el decenio de 1950. Con un notable curriculum de muestras personales:<br />

ocho realizadas en el país natal, una en el Museo de Arte Moderno de Madrid<br />

(1953) y varios registros en el medio parisino, se acredita como un joven artista de los<br />

círculos de latinoamericanos que residen en Europa. A este continente viaja con sus<br />

Pedro García de Villena|Retrato de Juan Pablo Duarte|Óleo/tela|151 x 92 cms.|1969|Col. Ayuntamiento de Santiago.<br />

Joaquín De Alba|Escenas en La Española|Ilustración libro «La República Dominicana», de Marrero Aristy|1957.<br />

Pedro García de Villena|Retrato de Francisco del Rosario Sánchez|Óleo/tela|151 x 92 cms.|1969|Col. Ayuntamiento<br />

de Santiago.<br />

Joaquín De Alba|La llegada a La Española|Ilustración libro «La República Dominicana», de Marrero Aristy|1957.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |364| |365| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|381|<br />

Tanasescu, Horia<br />

El Caribe,<br />

mayo 6 de 1954.<br />

hermanos, Raúl y César, quienes integran un grupo familiar representativo de la modernidad<br />

artística de Suramérica. Portador de esta actualidad, Walter Terraza arriba a<br />

República Dominicana en compañía de Clara Ledesma. Ellos «se unieron en matrimonio,<br />

en España (…). Ambos formaron una armónica unidad artística hispanoamericana<br />

que lucha por ideales comunes en el complicado campo de las artes».|381|<br />

partir con el consorte un mismo taller y las preocupaciones lingüísticas modernas. Él<br />

manejaba diversos medios expansivos: alabastro, bronce y terracota, para elaborar las esculturas<br />

sintetizadas con esquemas geométricos o diseños que se vinculaban a la tradición<br />

andinista. Estas referencias se patentizan, además, en las obras en cerámica y cuya<br />

producción en el país la convierten en una figura clave y estimuladora de seguimiento.<br />

También dibujante y pintor, el crítico Valldeperes ofrece una opinión al respecto: «En<br />

su obra pictórica –constructivista– y en sus dibujos se manifiesta el escultor preocupado<br />

por los volúmenes y la valoración del espacio».|383|<br />

|383|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe, octubre<br />

18 de 1964.<br />

|382|<br />

Lockward,<br />

Jaime A.,<br />

La Nación.<br />

Pág. 6,<br />

junio 4 de 1956.<br />

Ubicados en la ciudad capital, la pareja expone en la Alianza Francesa en 1956, constituyéndose<br />

la muestra en la primera presentación del artista bolivariano «con algunas<br />

esculturas realizadas en París y últimamente en esta capital», presentando esculturas, cerámicas<br />

y relieves.|382|<br />

Durante el segundo lustro del período 1950 laboran en el país núcleos de inmigrantes<br />

procedentes del Japón. Ellos llegan como resultado de un acuerdo domínico-japonés<br />

que faculta a los nuevos habitantes a obtener tierras y contribuir al desarrollo de la agri-<br />

Walter Terrazas residió en el país durante varios años, integrándose e influyendo en el<br />

quehacer nacional de las artes. Clara Ledesma recogió en parte esa influencia al com-<br />

cultura y otros renglones de la economía nacional. Entre los inmigrantes figuran Sumhiro<br />

Kawabata, Mamoro y Michiko Matsunaga, los cuales trascienden en el campo de<br />

las artes principalmente.<br />

SUMIHIRO KAWABATA, (n. 1932) fue inicialmente ubicado en La Vigía (Dajabón),<br />

siendo trasladado con su familia a Constanza en donde producían vegetales. En<br />

sus tiempor libres el joven Sumihiro se dedicaba a pintar paisajes japoneses –ya que te-<br />

Sumihiro Kawabata|Flores secas|Acrílica/madera|54 x 45 cms.|1978|Col. Mamoro Matsunaga.<br />

Sumihiro Kawabata|Arrecife|Acrílica/tela|37 x 45 cms.|1979|Col. Mamoro Matsunaga.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |366|<br />

|367| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|384|<br />

Yunén, R. Emilio.<br />

Reseña de<br />

Sumihiro<br />

Kawabata,<br />

julio 2004.<br />

nía formación artística– los cuales mostraba al próspero hombre de negocios Albert<br />

Oquet, cuya parentela localizada en Santiago, aprovecha su entusiasmo por el artista, así<br />

como una visita suya a la ciudad santiaguense y le solicita la ejecución de un retrato del<br />

cabeza de familia, el Sr. Oquet, quien le induce a asumir además el paisaje dominicano,<br />

ya que sus cuadros rememoraban las referencias del país de origen, aunque con una caligrafía<br />

moderna.<br />

Sumihiro Kawabata regularmente viajaba a Santiago a mercadear la producción y prontamente<br />

estableció atelier, entrando en relación con algunos pintores, entre ellos con<br />

Yoryi Morel. Siempre con el entusiasmado respaldo de la familia Oquet, la producción<br />

de este pintor fue presentada públicamente en una exposición individual realizada en el<br />

Ateneo Amantes de la Luz.|384|<br />

y ella 18. MAMORO MATSUNAGA (n. 1934) arribó al país en 1958 «motivado<br />

por su hermano mayor y acompañado de cinco familias de pescadores|385|que fueron<br />

establecidos en Manzanillo. Desde los 13 años se había convertido en un experto<br />

en artes marciales obteniendo en el Japón diversos grados. El recuerda que en Manzanillo<br />

existía una compañía exportadora de bananos llamada Granada Company y que<br />

por las noches les proyectaba películas a los obreros que allí laboraban. Estos llevaban<br />

bancos de madera, pero luego me los llevaban a mí para que los rompiera con un golpe<br />

de karate y ya la película no tenía interés para ellos, quedaban todos asombrados».|386|<br />

Este hecho se propaga y en 1958 le contratan como instructor de defensa<br />

personal de los organismos militares, ofreciendo orientaciones diversas y dirigiendo<br />

el Departamento de Operaciones Especiales. Difusor del judo en la República Domi-<br />

|385|<br />

Castro, Julio E.<br />

El Caribe,<br />

enero de 2004.<br />

|386|<br />

Mamoro,<br />

Matzunaga,<br />

referido por Julio<br />

E. Castro, Idem.<br />

Después de vivir varios años en el país dominicano Sumihiro Kawabata regresa al Japón,<br />

manteniendo contacto con sus amigos los Oquet y con los compatriotas Mamoro y Michiko<br />

Matsunaga, quienes también llegaron al país como inmigrantes agrícolas en los<br />

años 1956-1958, respectivamente, asumiendo también la pintura entre otras actividades.<br />

Los Matsunaga son una pareja matrimonial ampliamente conocida entre los dominicanos.<br />

Cuando arribaron al país, donde establecen residencia definitiva, él tenía 22 años<br />

Sumihiro Kawabata|Lirio en bosque|Acrílica/madera|32 x 40 cms.|1977|Col. Mamoro Matsunaga.<br />

Mamoro Matsunaga|Los Tablones, Jarabacoa|Acrílica/tela|77 x 91 cms.|1997|Col. del artista.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |368|<br />

|369| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|387|<br />

Castro, Julio E.<br />

Idem.<br />

nicana, también introduce la acupuntura y el arte del bonsai,|387| además de promover<br />

la jardinería pura.<br />

Mamoro postula que el paisajismo es obra de arte y ha difundido este principio, no solo<br />

como defensor de los bosques y recursos naturales del país, sino como docente y diseñador<br />

de innumerables jardines. Con muchas paternidades contributivas, él también<br />

cultiva el paisaje pictórico y, aunque sus telas rebosan los verdores de la naturaleza isleña,<br />

su tema preferido es el agua tanquila, transparente, revuelta. Él suele identificarse con<br />

el paisaje acuático.<br />

Padre nacional de raíz japonesa del «sensei», el maestro Mamoro Matsunaga también es<br />

padre de cinco varones procreados con MICHIKO MATSUNAGA, nacida en 1944,<br />

la cual al llegar al país fue ubicada en Aguas Negras (Pedernales). Ella ha sido tema piclizan<br />

una producción al margen de la proyección pública, otros entran en relación con<br />

el circuito cultural de la ciudad capital, donde el Palacio de Bellas Artes monopoliza casi<br />

totalmente el programa expositivo de los artistas. El «casi» obedece al hecho de que<br />

otras dos instituciones, Alianza Francesa y el Centro Cultural Domínico-Americano,<br />

también sostenían respectivos programas de muestras individuales y colectivas, apareciendo<br />

al año siguiente (1957) la «Galería Auffant».Aunque no fue el primer centro privado<br />

fundado en el país, la comercialización de obras de arte y el servicio de enmarcado<br />

le otorgaban cierta primacía, ya desaparecido el «taller galería» que Clara Ledesma<br />

fundara al inicio de la década, cuando su prima hermana Flor de Oro Trujillo establece<br />

el «Ledesma Estudio».<br />

El estado paternal de Trujillo era en relación a las artes el único patrocinador y, al mis-<br />

tórico de su consorte y una reconocida gerente del gimnasio que en la ciudad capital<br />

se identifica con el apellido de la familia. Artista del hogar, Michiko sobre todo cultiva<br />

la «chiquería» o el collage, concibiendo temas de cálida y refrescante hechura, asociados<br />

por lo regular al origen nipón.<br />

En el período que cubre decenio del 1950 son variados el origen, el comportamiento<br />

y las relaciones del núcleo de artistas foráneos que se ha enfocado. Mientras varios reamo<br />

tiempo, el único mercado, que incluía, indudablemente, un séquito de cortesanos<br />

que se servían de la producciones pictóricas y escultóricas, casi gratuitamente. Una beca,<br />

un nombramiento, un trabajo encargado por el Estado, debía ser compensado por<br />

el artista de doble manera: declarándose un servidor entusiasta del trujillismo y entregando<br />

una obra como obsequio al funcionario intermediario, portador de los encargos.<br />

Esta regla no se aplicaba de manera general porque no era obligatoria sino con-<br />

Mamoro Matsunaga|Najayo, San Cristóbal|Acrílica/tela|67 x 91 cms.|1993|Col. del artista.<br />

Mamoro Matsunaga|Cabo Rojo|Acrílica/tela|66 x 91 cms.|1991|Col. del artista.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |370|<br />

|371| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

suetudinaria si se toma en cuenta que, por lo general, el artista es agradecido por los<br />

alcances de su creatividad bajo el patrocinio del régimen. Además, el casi inexistente<br />

mercado privado no priorizaba la tasa mercurial frente a lo incuantificable de la obra<br />

de arte.<br />

Servidores o no del trujillismo, los artistas tenían que lucir trujillistas y eran más los de<br />

apariencia que los entusiasmados o realmente convencidos. Igualmente pasaba con los<br />

intelectuales , sobre todo con los poetas que no buscaron ni desearon el exilio, quienes,<br />

serviles algunos y desafectos silenciosos otros, tuvieron ineludiblemente que elevar<br />

cantos laudatorios al Generalísimo. En consecuencia, alguien que descubrió que los vates<br />

nacionales no se habían sumado a la celebración del 25 aniversario de la Era, tuvo<br />

la iniciativa de demandar «poemas inéditos expresamente escritos en honor (…) del Benefactor<br />

de la Patria».|388| El resultado fue una antología titulada Album Simbólico,<br />

que reúne composiciones de un centenar de versificadores de ambos sexos y de diferentes<br />

niveles en cuanto a la estatura poética que proyectaban.<br />

La citada antología homenaje era una obra del Ateneo Dominicano, publicada en 1957,<br />

fecha en la que se percibía la resaca de las fabulosas conmemoraciones que se habían registrado;<br />

resaca que no impedía que continuamente el aparato propagandístico mantuviera<br />

en jaque a la población con las efemérides establecidas o con demostraciones de<br />

adhesión cuando alguna situación la demandara. Las grandes conmemoraciones que se<br />

habían registrado en torno a los veinticinco años anunciaban la declinación inevitable<br />

del régimen y no era señal de esa decadencia la engañosa institucionalidad democrática<br />

que había renovado el dictador al colocar en el poder (1957) al binomio integrado<br />

por Héctor Bienvenido Trujillo –su reelecto hermano– y Joaquín Balaguer, uno de sus<br />

más adeptos colaboradores y fortalecido títere. La declinación tenía otra naturaleza causal,<br />

empezando por la nueva coyuntura internacional que adviene en América con el<br />

derrocamiento de varias dictaduras y la triunfante revolución cubana de Fidel Castro<br />

en 1958, hecho este que alteró el nervio de la dictadura ya que Cuba era el territorio<br />

preferencial del exilio oposicionista. Por otra parte, la mano criminal del sátrapa, extendida<br />

en otros territorios, provocaba reacciones en su contra.Trujillo tuvo que emplear<br />

estrategias diplomáticas y recursos para contrarrestar una vez más la propaganda contra<br />

su persona.<br />

En esta coyuntura la dictadura emprende la reorientación armamentista ante la posibilidad<br />

de nuevas expediciones, como la ocurrida en 1959.Conformada por exiliados dominicanos<br />

y revolucionarios de otras naciones, era la invasión que, partiendo del oriente<br />

de Cuba, llegó a las costas de Maimón y Estero Hondo el 14 de junio del referido<br />

año. Pese al fracaso de esta invasión y de otros hechos de gestación clandestina, indudablemente<br />

el régimen trujillista ofrecía síntomas de un final. Entre tanto, el arte proseguía<br />

fortaleciendo el coleccionismo estatal, vía las bienales y la ENBA, cuyos egresados<br />

aportaban obras para la Galería Nacional.<br />

|388|<br />

Albúm Simbólico,<br />

1957, Pág. 12.<br />

Michiko Matsunaga|Ninfa (fragmento)|Collage/cartón|24 x 37 cms.|1992|Col. del artista.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |372|<br />

|373| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

CATÁLOGO DE OBRAS DE LA GALERIA NACIONAL DE BELLAS ARTES<br />

DE ACUERDO AL REGISTRO DE AIDA CARTAGENA PORTALATIN, 1963<br />

Aisezt, Maxir<br />

Paisaje.<br />

Pintura (óleo)<br />

18" x 22".1947<br />

Bernard, Gonzálvez Antonio (Toni)<br />

Bailarina Calzándose<br />

Grabado<br />

22" x 25". 1946<br />

Colson, Jaime<br />

Danza Tropical<br />

Pintura (óleo)<br />

32" x 52". 1956<br />

De los Santos, Pedro<br />

Vendedoras<br />

Pintura (óleo)<br />

27" x 22". 1958<br />

Fernández Fierro<br />

Barriada<br />

Pintura (óleo)<br />

44" x 64. 1943<br />

Giudicelli, Paul<br />

Soldado Armado<br />

Pintura (mixta)<br />

39" x 30". 1954<br />

Alvarez, Luis José<br />

Marino en Honduras.<br />

Pintura (óleo)<br />

23" x 32". 1946<br />

Alvarez, Luis José<br />

Susana en el Baño.<br />

Pintura (óleo).<br />

39" x 32". 1945<br />

André, Mounia<br />

Oración.<br />

Pintura (óleo)<br />

22" x 23". 1945<br />

Bidó, Cándido<br />

Paisaje<br />

Pintura (óleo)<br />

22" x 28". 1961<br />

Bidó, Cándido<br />

Gouache<br />

Pintura (gouache)<br />

31" x 25". 1962<br />

Buñols, José<br />

El Puerto<br />

Pintura (óleo)<br />

11" x 60". Sin fecha<br />

Colson, Jaime<br />

La Isla Solitaria<br />

Dibujo(pastel)<br />

41" x 33". 1958<br />

Colson, Jaime<br />

Dolor de Muela<br />

Pintura (óleo)<br />

21" x 30". 1962<br />

Colson, Jaime<br />

Muchacho Cargando Bloques<br />

Pintura (óleo)<br />

25" x 30". 1963<br />

Desangles, Luis<br />

Visita de Colón a Caonabo<br />

Pintura (óleo)<br />

52" x 72". 1907<br />

Desangles, Luis<br />

Nacimiento de Venus<br />

Pintura (óleo)<br />

30" x 46". 1934<br />

Desangles, Luis<br />

Muchacha<br />

Pintura (óleo)<br />

34" x 624". Sin fecha<br />

Fernández Granell, E.<br />

Composición<br />

Pintura (óleo)<br />

14" x 17". 1943<br />

Fulop, Joseph<br />

Inspiración nº27<br />

Pintura (óleo)<br />

31" x 43". 1958<br />

García Godoy, Enrique<br />

Desembarco de Duarte<br />

Pintura (óleo)<br />

84" x 132". 1944<br />

Giudicelli, Paul<br />

El Baño de Hojas<br />

Dibujo (carboncillo). 1958<br />

Giudicelli, Paul<br />

Hombre–espanto<br />

Pintura (mixta)<br />

45" x 65". 1960<br />

Giudicelli, Paul<br />

Meditación Sobre la<br />

Armadura de un Soldado<br />

Pintura (mixta)<br />

38" x 62". 1963<br />

Autor Anónimo<br />

Espaillat.<br />

Pintura (óleo)<br />

13" x 10". Sin fecha<br />

Balcácer, Ada<br />

Diseño.<br />

Dibujo (tinta)<br />

42" x 30". 1963<br />

Barceló, María<br />

Maternidad.<br />

Escultura (alabastro). 1963<br />

Belain, Fernando<br />

Iglesia del Pueblo<br />

Pintura (óleo)<br />

33" x 24". Sin fecha<br />

Bello, Manuel<br />

De Cabeza<br />

Escultura (caoba)<br />

Bello, Manuel<br />

Luchadores<br />

Escultura (caoba). 1962<br />

Bernard, Gonzálvez Antonio (Toni)<br />

Composición<br />

Dibujo. 19" x 25". 1944<br />

Buono, Giuseppe (Italia)<br />

Campiña de Sorrento<br />

Pintura (óleo)<br />

Buono, Giuseppe (Italia)<br />

Rincón Marinero<br />

Pintura (óleo)<br />

Clará, José (Francia)<br />

Mujer Sentada<br />

Escultura (Bronce, original)<br />

Cánova, Antonio (Italia)<br />

Venus<br />

Escultura<br />

Cin, Baudra<br />

Cleopatra<br />

Escultura (bronce). 1750<br />

Cocco, Giuseppe (Italia)<br />

Naturaleza Muerta<br />

Pintura (óleo)<br />

Colson, Jaime<br />

Fragmento para Mural<br />

Dibujo (pastel)<br />

33" x 27". 1954<br />

Colson, Jaime<br />

Mártires<br />

1963<br />

Cruz, Gaspar Mario<br />

Llanto de Baquiní<br />

Escultura (caoba). 1956<br />

Cruz, Gaspar Mario<br />

Los Amantes<br />

Escultura (caoba). 1958<br />

Cruz, Gaspar Mario<br />

Muchachos con Flautas Taínas<br />

Escultura (caoba). 1960<br />

Cruz, Gaspar Mario<br />

Pareja con Moreros<br />

Escultura (caoba). 1961<br />

Da Cartona, Piers (Italia)<br />

Minerva y las Musas<br />

Pintura (óleo)<br />

Da Cartona, Piers (Italia)<br />

Il Ceppo di Sant Antonio<br />

Pintura (óleo)<br />

De la Rosa, Bienvenido<br />

Pescadores<br />

Pintura (óleo).<br />

31" x 39". 1958<br />

Di Vanna, Elsa<br />

Troncos<br />

Pintura (óleo)<br />

17" x 22". 1948<br />

Dittrich, R. (Austria)<br />

Jovencita con Mandolina<br />

Pintura (óleo)<br />

0.31 x 0.16m.<br />

Duarte, P. (Francia)<br />

Guerrero Herido<br />

Escultura (bronce)<br />

Eckert, Mariano<br />

San Francisco<br />

Pintura (óleo). 1956<br />

Faxas, Rafael<br />

Mundo de Baquiní<br />

Pintura (óleo)<br />

62" x 32". 1958<br />

Féngola, Gaetano<br />

Árboles con Roca y Torrente<br />

Pintura (óleo)<br />

Féngola, Gaetano<br />

Bosques con Montañas y Arroyos<br />

Pintura (óleo)<br />

García Godoy, Enrique<br />

Mujer en el Muelle<br />

Pintura (óleo)<br />

16" x 11". 1937<br />

García Obregón, Adolfo<br />

El Jardín del Amor<br />

Pintura (copia)<br />

47" x 71". 1893<br />

Gausachs, José<br />

Paisaje<br />

Pintura (óleo)<br />

20" x 24". 1942<br />

Gausachs, José<br />

Haina<br />

Pintura (óleo)<br />

28" x 36". 1944<br />

Gausachs Aisa, Francisco<br />

Paisaje.<br />

Pintura (óleo)<br />

14" x 18". 1944<br />

Gemito, Vicenzo<br />

Carmela<br />

Escultura en bronce<br />

Gómez, Juan Bautista<br />

La Litera<br />

Pintura (óleo). 40" x 63"<br />

Gontier, Félix<br />

Cabeza<br />

Pintura (óleo). 1963<br />

Goya, Francisco<br />

Don Francisco de Beyén<br />

Copia Pictórica. 42" x 33"<br />

Hausdorf, George<br />

Cabeza<br />

Grabado (aguafuerte). 18" x 15"<br />

Hausdorf, George<br />

Mujer Lavándose<br />

Grabado (aguafuerte). 18" x 22"<br />

Hausdorf, George<br />

Escena Campesina<br />

Pintura (óleo)<br />

94" x 125". 1944<br />

Hausdorf, George<br />

Paisaje Marino<br />

Pintura (óleo)<br />

45" x 66". 1945


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |374|<br />

|375| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

CATÁLOGO DE OBRAS DE LA GALERIA NACIONAL DE BELLAS ARTES<br />

DE ACUERDO AL REGISTRO DE AIDA CARTAGENA PORTALATIN, 1963<br />

Hernández Ortega,Gilberto<br />

Niños en la Playa.<br />

Pintura (óleo). 1950<br />

Hernández Ortega,Gilberto<br />

El Barco<br />

Pintura (óleo)<br />

31" x 39". 1952<br />

Hernández Ortega, Gilberto<br />

Trópico I<br />

Pintura (óleo)<br />

30" x 24". 1957<br />

Hernández Ortega,Gilberto<br />

Trópico II<br />

Pintura (óleo)<br />

30" x 24". 1957<br />

Hernández Ortega,Gilberto<br />

Composición I<br />

Pintura (óleo). 1958<br />

Irolli, Genaro<br />

Idilio Campestre<br />

Pintura (óleo)<br />

Izquierdo, Federico<br />

Retrato de la Sra. L’Official<br />

Pintura (óleo). 1942<br />

Jiménez, Marianela<br />

En el Río<br />

Pintura (óleo)<br />

32" x 40". 1946<br />

Jiménez, Marianela<br />

Campesina<br />

Pintura (óleo)<br />

19" x 16". 1951<br />

Jiménez, Marianela<br />

Flores y Espigas<br />

Pintura (óleo)<br />

14" x 18". 1955<br />

Ledesma, Clara<br />

Elisa<br />

Pintura (óleo)<br />

24" x 35". 1949<br />

Ledesma, Clara<br />

Cabeza (Retrato)<br />

Dibujo (tinta)<br />

25" x 18". 1954<br />

Ledesma, Clara<br />

Madonna<br />

Pintura (óleo)<br />

44" x 37". 1955<br />

Ledesma, Clara<br />

Ozama<br />

Pintura (óleo)<br />

35" x 61". 1956<br />

Ledesma, Clara<br />

Casetas<br />

Pintura (óleo)<br />

25" x 37". 1963<br />

Ledesma, Clara<br />

Fragmento<br />

Dibujo (tinta)<br />

23" x 19". 1963<br />

Liz, Domingo<br />

Anaiberca<br />

Dibujo (tinta)<br />

25" x 18". 1956<br />

Liz, Domingo<br />

Composición<br />

Escultura (caoba). 1958<br />

Liz, Domingo<br />

Pájaro Cosmico.<br />

Escultura (cemento). 1962<br />

Liz, Domingo<br />

Rostro. Dibujo (tinta)<br />

29" x 22". 1963<br />

Liz, Domingo<br />

Figura<br />

Escultura (cemento). 1963<br />

Lockward, Mario<br />

Mujer y Calabazo<br />

Pintura (óleo). 28" x 23"<br />

Lockward, Mario<br />

Composición<br />

Pintura (óleo). 30" x 23"<br />

Lora, Silvano<br />

Pintura. (óleo)<br />

25" x 43". 1956<br />

Lora, Silvano<br />

Tierra en Erupción<br />

Pintura (óleo)<br />

13" x 12". 1962<br />

Lothar, Ernesto<br />

Pugna. (óleo)<br />

36" x 47". 1946<br />

Martínez Richiez, Luis<br />

Figura<br />

Escultura (caoba). 1963<br />

Mella, Noemí<br />

Marina<br />

Dibujo (acuarela). 17" x 13"<br />

Mella, Noemí<br />

La Fábrica<br />

Pintura (óleo)<br />

31" x 39". 1948<br />

Mella, Noemí<br />

Retrato. Dibujo (tinta)<br />

25" x 20". 1954<br />

Mella, Noemí<br />

Naturaleza Muerta. Pintura (óleo)<br />

17" x 21". 1952<br />

Mella, Noemí<br />

Interior con Cabeza de Caballo<br />

Pintura (óleo). 1952<br />

Méndez, Virgilio<br />

Maternidad<br />

Pintura (óleo)<br />

30" x 48". 1962<br />

Morel, Yoryi<br />

Músicos (La Bachata)<br />

Pintura<br />

32" x 29". 1942<br />

Morel, Yoryi<br />

El Pescador<br />

Pintura<br />

32" x 29". 1952<br />

Morel, Yoryi<br />

Retrato. Pintura (óleo)<br />

21" x 26". 1952<br />

Murillo, Esteban<br />

San Juan Bautista<br />

Copia pictórica. 48" x 40"<br />

Murillo, Esteban<br />

La Inmaculada Concepción<br />

Copia Pictórica. 58" x 41"<br />

Navarro, Leopoldo<br />

Caballero Español<br />

Acuarela. 16" x 21"<br />

Navarro, Leopoldo<br />

Vendedora de Pescado<br />

Acuarela. 25" x 19"<br />

Nintrel, Wilh<br />

Torre del Homenaje<br />

Pintura (óleo). 44" x 33"<br />

Noceda S., Jorge<br />

Esperanza<br />

Pintura (óleo)<br />

40" x 30". 1956<br />

Núñez, Elsa<br />

Figura Femenina<br />

Pintura (óleo)<br />

35" x 23". 1962<br />

Pascual, Manolo<br />

Retrato de Sra. Okwiwska<br />

Escultura. 1941<br />

Peláez, Omega<br />

Cristo<br />

Escultura. 1960<br />

Peláez, Omega<br />

Imploración<br />

Escultura (Cemento). 1960<br />

Pepe, Giuseppe (Italia)<br />

Vuelta al Convento<br />

Pintura (óleo)<br />

Pérez, Guillo<br />

Cazadores<br />

Pintura (óleo)<br />

28" x 48". 1958<br />

Pérez, Guillo<br />

Composición<br />

Pintura (gouche)<br />

31" x 25". 1960<br />

Pérez, Guillo<br />

Pájaro Herido<br />

Pintura (óleo)<br />

24" x 31". 1961<br />

Pérez, Julio César<br />

El Puerto<br />

Pintura (óleo). 10" x 71"<br />

Pérez, Leopoldo (Lepe)<br />

Paisaje<br />

Pintura (óleo)<br />

27" x 22". 1959<br />

Pereira, Duarte<br />

Caravana<br />

Pintura (óleo)<br />

Pichardo, Dionisio<br />

Paisaje<br />

Pintura (óleo). 30" x 49"<br />

Pichardo, Eligio<br />

Sacrificio del Chivo<br />

Pintura (óleo). 47" x 62". 1958<br />

Pichardo, Eligio<br />

Crepúsculo en una Aldea<br />

Pintura (óleo)<br />

27" x 44". 1960<br />

Pichardo, Eligio<br />

Gallo Músico<br />

Pintura (óleo)<br />

29" x 60". 1960<br />

Pichardo, Eligio<br />

Embiste<br />

Pintura (óleo)<br />

28" x 64". 1960<br />

Pichardo, Eligio<br />

Mujer Colando Café.<br />

Pintura (óleo)<br />

21" x 29". 1956<br />

Pichardo, Eligio<br />

Escena Campestre<br />

Dibujo (tinta). 25" x 33"<br />

Pichardo, Eligio<br />

Arrodillados<br />

Pintura (óleo)<br />

27" x 31". 1955<br />

Pina Melero, R.<br />

Paisaje<br />

Pintura (óleo)<br />

17" x 21". 1945<br />

Pina Melero, R.<br />

Susana en el Baño<br />

Pintura (óleo)<br />

39" x 31". 1945<br />

Piñeyro, Abelardo<br />

Bodegón<br />

Pintura (óleo) 38" x 29"<br />

Portinari, Cándido (Brasil)<br />

Miembro<br />

Grabado 26" x 20"<br />

Postiglioni, Lucas (Italia)<br />

Dulce Idilio<br />

Pintura (óleo)<br />

Porto, Venero<br />

Autorretrato<br />

Escultura (plata y mármol)<br />

Prats Ventós, Antonio<br />

Vencido<br />

Escultura (mármol). 1946


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |376|<br />

|377| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

CATÁLOGO DE OBRAS DE LA GALERIA NACIONAL DE BELLAS ARTES<br />

DE ACUERDO AL REGISTRO DE AIDA CARTAGENA PORTALATIN, 1963<br />

Prats Ventós, Antonio<br />

Inocencia<br />

Escultura (alabastro). 1948<br />

Prats Ventós, Antonio<br />

Figura<br />

Escultura (caoba).1950<br />

Premio V Bienal<br />

Prats Ventós, Antonio<br />

Maternidad<br />

Escultura (madera). 1956<br />

Prats Ventós, Antonio<br />

Ondina<br />

Escultura (madera). 1956<br />

Prats Ventós, Antonio<br />

Figura<br />

Escultura (madera). 1963<br />

Quiroz, Manolo<br />

Mujer<br />

Escultura (cemento). 1951(?)<br />

Read, Horacio<br />

Abstracto<br />

Pintura (óleo)<br />

26" x 18". 1957<br />

Read, Horacio<br />

Abstracto II<br />

Pintura (óleo)<br />

24" x 30". 1957<br />

Rincón Mora, José<br />

El Clérigo<br />

Pintura (óleo)<br />

18" x 37". 1960<br />

Rincón Mora, José<br />

Paisaje<br />

Pintura (óleo)<br />

24" x 36". 1959<br />

Rincón Mora, José<br />

Adolescente<br />

Pintura (óleo)<br />

39" x 19". 1961<br />

Rodríguez Urdaneta, Abelardo<br />

Sueño de Amor (El Amor que Llega)<br />

Pintura (óleo). 72" x 76"<br />

Rodríguez Urdaneta, Abelardo<br />

Los Jugadores (El Extraviado)<br />

Pintura (óleo)<br />

68" x 76". 1907<br />

Rodríguez Urdaneta, Abelardo<br />

Eugenio María de Hostos<br />

Pintura (óleo)<br />

75" x 51". 1918<br />

Rodríguez Urdaneta, Abelardo<br />

Retrato de Mujer<br />

Pintura (óleo). 21" x 18"<br />

Rovira, José<br />

Desnudo<br />

Pintura<br />

33" x 25". 1943<br />

Sanmartino<br />

Naturaleza Muerta<br />

Pintura (óleo)<br />

Serra, Nidia<br />

Mulata<br />

Dibujo (tinta)<br />

31" x 25". 1960<br />

Schiffino, M<br />

Serenidad<br />

Pintura (óleo) 19..?<br />

Schiffino, M<br />

Retrato de Mujer<br />

Dibujo (pastel). 24" x 20"<br />

Schotborgh, Marcial<br />

Siesta<br />

Pintura (óleo)<br />

38" x 31". 1948<br />

Schotborgh, Marcial<br />

La Siesta<br />

Pintura. 29" x 28"<br />

Suro, Darío<br />

Parque de La Vega<br />

Pintura (óleo)<br />

15" x 24". 1940 (?)<br />

Suro, Darío<br />

Animales de Carga<br />

Pintura (óleo)<br />

19" x 19". 1940<br />

Suro, Darío<br />

Los Caballos bajo la Lluvia<br />

Pintura<br />

48" x 60". 1941<br />

Suro, Darío<br />

Paisaje Dominicano<br />

Pintura<br />

45" x 65". 1944<br />

Suro, Darío<br />

Paisaje<br />

Pintura (óleo)<br />

54" x 39". 1946<br />

Suro, Darío<br />

Montañas<br />

Pintura (óleo)<br />

22" x 26". 1946<br />

Toribio, Antonio<br />

El Flautista<br />

Escultura (caoba) 1957<br />

Toribio, Antonio<br />

Negro sobre Negro<br />

Escultura (relieve). 1962<br />

Toribio, Antonio<br />

Toque de Queda<br />

Escultura (relieve). 1962<br />

Toribio, Antonio<br />

Anatomía Especial<br />

Dibujo (tinta). 1963<br />

Tovar, Iván<br />

Mujer y Caballos<br />

Pintura (óleo)<br />

37" x 46". 1960<br />

Tovar, Iván<br />

Vencido<br />

Pintura (óleo)<br />

29" x 48". 1962<br />

Ulter, Edgar W.<br />

Paisaje<br />

Pintura (óleo). 30" x 37"<br />

Ureña, Rosalidia<br />

Puerto de Macorís<br />

Pintura (óleo)<br />

26" x 35". 1932<br />

Velázquez. Diego<br />

Cristo<br />

Copia pictórica. 60" x 41"<br />

Velázquez, Diego<br />

El Caballero de la Pluma<br />

Copia pictórica. 43" x 33"<br />

Villa, Miguel<br />

Río Atravesando una Aldea<br />

Dibujo (pastel)<br />

26" x 27"<br />

Weber, Delia<br />

Bodegón<br />

Pintura (óleo)<br />

11" x 16". 1933<br />

Woss y Gil, Celeste<br />

Retrato de Alejandro Woss y Gil<br />

Pintura (óleo)<br />

11" x 17". 1912<br />

Woss y Gil, Celeste<br />

Desnudo<br />

Pintura (óleo)<br />

29" x 33". 1941<br />

Woss y Gil, Celeste<br />

Desnudo<br />

Pintura (óleo)<br />

39" x 20". 1941.<br />

Woss y Gil, Celeste<br />

Vendedoras<br />

Pintura (óleo)<br />

30" x 38". 1944<br />

Vela Zanetti, José<br />

Los Mártires del Cercado<br />

Pintura (óleo)<br />

79" x 120". 1944<br />

Vela Zanetti, José<br />

El Diablo Cojuelo<br />

Pintura (óleo)<br />

37" x 28". 1948<br />

Vela Zanetti, José<br />

Fragmento Panel Indígena<br />

Pintura<br />

97" x 48". 1956<br />

Espartaco<br />

Reproducción del Original<br />

Escultura (bronce y mármol)<br />

Museo de Nápoles<br />

Reloj<br />

Estilo Imperio<br />

Objeto Decorativo 1700<br />

Diana de Versalles<br />

Reproducción<br />

Escultura (bronce)<br />

Museo de L’Ouvre<br />

Apolo de Bervedere<br />

Reproducción<br />

Escultura (bronce)<br />

Museo del Vaticano<br />

Fauno<br />

Reproducción<br />

Escultura (bronce)<br />

Museo del Vaticano<br />

Venus de Médicis<br />

Reproducción<br />

Escultura (mármol)<br />

Galería Offici<br />

Dafne y Apolo<br />

Reproducción<br />

Escultura (mármol)<br />

Galería Borghess<br />

Jarrón Griego<br />

Original Cerámica<br />

Recuperado de un galeón<br />

en el Mediterráneo<br />

Adquisición del<br />

Gobierno Dominicano


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |378|<br />

|379| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

3|2 Cinco artistas notables de la generación del 1950:<br />

Giudicelli, Peña Defilló, Silvano, Balcácer y Gaspar Mario<br />

Paul Giudicelli|Cabeza|Cerámica|15 x 15 cms.|1962|Col. Manuel Salvador Gautier.<br />

La catalogación realizada por Aída Cartagena revela muchos aspectos de la galería nacional<br />

de Bellas Artes. Una de ella es la mezcla de obras disímiles, de épocas diferentes:<br />

añejas piezas de la factura europea y de extraña representatividad para el medio social,<br />

además mezcladas con las obras patrimoniales que definen la modernidad dominicana.<br />

En aquel recinto de columnas, cromos, lámparas, relieves, mármoles, copias mitológicas<br />

y piezas antiguas, la museografía creaba la impresión escenográfica de una galería<br />

metropolitana del viejo estilo museológico. La catalogación anota una buena cantidad<br />

de obras remitidas a la Dirección General de Bellas Artes para la Galería por el<br />

Gobierno Dominicano: bronces, relojes, cuadros pictóricos de factura italiana, cerámicas<br />

antiquísimas y objetos estilo Luis XVI o estilo Luis Felipe. Tales piezas crean la impresión<br />

de que representan los caprichos sobrantes del coleccionismo de María Martínez<br />

de Trujillo, aficionada de los muy pasados gustos decorativos como casi toda la<br />

familia del tirano.<br />

Aparte de la paradójica mezcla, la catalogación informa de manera indirecta que no todas<br />

las obras que en 1940 conformaban la colección oficial de las artes visuales, entonces<br />

resguardadas provisionalmente en el Ateneo Dominicano, fueron trasladadas a la<br />

nueva galería del Palacio de Bellas Artes. De 44 obras bidimensionales apenas se colgaron<br />

diez o doce. ¿Qué paso con las otras que se exhibían provisionalmente en el Ateneo?...<br />

Esta colección que afanosamente reunió Abigaíl Mejía entre 1933 y 1939, aumentó<br />

con otras adquisiciones oficiales que emprendió Rafael Díaz Niese cuando logra<br />

que el Estado erogue fondos para comprar 44 obras, en 1942. Es el año en el que<br />

se inicia oficialmente la celebración de la bienal nacional, registrándose hasta 1960 un<br />

total de 10 bienales que arrojan un saldo patrimonial de dibujos, pinturas y esculturas;<br />

muchas de estas obras tampoco aparecen catalogadas e igualmente otras tantas que fueron<br />

premios juveniles de la Escuela Nacional de Bellas Artes; es decir, las obras –pinturas<br />

y esculturas– galardonadas en los diferentes concursos anuales que eran celebrados<br />

entre estudiantes del último año de formación.<br />

Cuando Aída Cartagena redactó el catálogo se había improvisado un depósito que almacenó<br />

un gran número de bustos de Trujillo, realizadas por importantes autores. El<br />

natural resabio antitrujillista no permitió que en 1963 esas esculturas fueran registradas.<br />

El olvido oficial permitió que engrosaran las colecciones privadas de funcionarios. Igual<br />

suerte corrieron otras obras de la colección oficial.<br />

El catálogo de la Galería Nacional de Bellas Artes que redacta Aída Cartagena refiere<br />

la exhibición de obras de autores modernos. Figuran nombres artísticos surgidos desde<br />

la década del 1920 en adelante. De los años 1950 se incluyen obras de artistas que alcanzan<br />

notoriedad: Paul Giudicelli, Silvano Lora, Gaspar Mario Cruz, Ada Balcácer,<br />

Dionisio Pichardo, Guillo Pérez, Rafael Faxas, Fernando Peña Defilló, Aquiles Azar y<br />

José Cestero.<br />

PAUL GIUDICELLI nació en el ingenio «Porvenir», San Pedro de Macorís, en 1921.<br />

Hijo de una pareja de colonos franceses oriundos de Córcega, fue el tercero de la prole<br />

integrada por siete hermanos, parte de los cuales crecieron en el Ingenio Boca Chica.<br />

Paul tenía nueve años cuando viajó a Europa con toda la familia, permaneciendo en<br />

Francia por una larga temporada.Al expresar temprana vocación hacia las artes, lo inscribieron<br />

para entonces en una academia de pintura, pero no pudo asistir a la misma<br />

por motivos de salud.|390| Andando la década del 1930, la familia retorna a Repúbli-<br />

|390|<br />

Tanasescu, Horia<br />

El Caribe,<br />

20 de diciembre<br />

de 1953.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |380|<br />

|381| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|391|<br />

Soto Ricart,<br />

Humberto.<br />

Revista UASD,<br />

No. 14, octubrediciembre.<br />

Pág. 2.<br />

ca Dominicana e internan a Paul en el colegio Santa Ana, de la ciudad capital, en donde<br />

termina los estudios primarios. En esta etapa dibuja insistentemente. «Desde temprana<br />

edad se manifestó su inclinación y talento para el dibujo, siendo autodidacto en el<br />

inicio de sus estudios artísticos. Los dibujos que realizó a los 13 años de edad son notables<br />

por su limpieza artística y por su fuerza».|391|<br />

Al terminar los estudios primarios, pasa al bachillerato, nivel escolar que interrumpe para<br />

asumir el aprendizaje comercial, abandonándolo también al escaparse con la novia.<br />

Ambos menores de edad, se refugiaron en La Romana (1937) hasta que fueron localizados<br />

por la parentela y obligados a contraer matrimonio. La pareja procreó dos hijos, Pablo<br />

y Angel, pero prontamente se produce el divorcio. Paul tiene que encarar otros derroteros.<br />

«Antes de consagrarse a la pintura pasó por diversas experiencias. Primero se dedicó<br />

al comercio, después en la ciudad de Santiago de los Caballeros trabajó como comprador<br />

de oro ambulante y en la parte noroeste del país, cerca de la frontera con Haití,<br />

fue traficante de frutos. Después del fracaso de todas esas experiencias, ingresó a cursar<br />

estudios en la facultad de filosofía de la Universidad de Santo Domingo en el año 1948<br />

(…) Paul Giudicelli inició estudios de guitarra, los que abandonó para dedicarse por<br />

completo a la pintura. Por el año 1948 conoció una joven puertorriqueña que se hospedaba<br />

en su casa, pianista y cantante, la cual se convirtió en su novia. Cuando vio las<br />

obras de Paul lo alentó para que ingresara a la Escuela Nacional de Bellas Artes».|392|<br />

|392|<br />

Miller, Jeannette.<br />

Paul Giudicelli,<br />

Sobreviviente.<br />

Pág. 89.<br />

|393|<br />

Suro, Darío.<br />

Arte Dominicano,<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 56.<br />

Giudicelli tenía 28 años de edad cuando inicia sus estudios y la carrera artística. Este<br />

hecho permite que sea considerado «un fenómeno tardío, pues su pintura sale a flote<br />

con la generación de los nacidos alrededor del 1930».|393| El encuentro con la filoso-<br />

Paul Giudicelli|Familia y paisaje|Óleo/madera|48 x 54 cms.|Década 1950|Col. Ramón Francisco.<br />

Paul Giudicelli|Pareja|Óleo/tela|33.5 x 41 cms.|1953|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |382|<br />

|383| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|394|<br />

Miller, Jeannette.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 10.<br />

fía dota su conciencia del saber humanístico y de la reflexión en torno al ser, a la existencia<br />

y a la cultura. El conocimiento meditativo se refleja en su mentalidad artística y,<br />

por ende, en sus recreaciones, las cuales desde los primeros momentos revelan una vocación<br />

decididamente moderna. «Desde sus inicios demostró una especial predilección<br />

por la esquematización de base geométrica, un tanto imbuido de cierto sentido caricaturesco.<br />

Su cuadro «En el Palco», exhibido en la exposición de fin de año de la ENBA,<br />

correspondiente a 1948 (el primer año de estudios de arte de Giudicelli), nos habla de<br />

ello con resultados visuales específicos./ La pintura de Giudicelli, casi toda, se ha caracterizado<br />

siempre por su peculiar forma geométrica del dibujo, desde el comienzo siendo<br />

uno de los primeros (acaso el primero) pintores en el país en emplearlo, para ello<br />

puede servir de ilustración (…) «Los plateros» (1953)».|394| A pesar de esta afirmación<br />

hay un núcleo de obras de mucha afinidad con el expresionismo alemán talvez influido<br />

por una relación con Fulop y también con Suro.<br />

Hasta 1951, en el que egresa de la Escuela Nacional, Paul Giudicelli participó en la<br />

exhibición de fin de curso que anualmente organizaba el referido plantel. Vía esas<br />

muestras se fue apreciando la manera de individualizarse. Al graduarse, exhibe en la<br />

bienal de Sao Paulo (1952) y en la VI Bienal Nacional (1952), en donde presenta un<br />

Paul Giudicelli|Hombre espanto|Mixta/tela|165 x 114 cms.|1960|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Paul Giudicelli|Autorretrato|Tinta/aguada|27 x 21 cms.|1961|Col. Manuel Salvador Gautier.<br />

Paul Giudicelli|Las bañistas|Óleo/tela|52 x 41.5 cms.|C.1953|Col. Aney Muñoz.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |384|<br />

|385| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

«Estudio» (Dibujo) cuyo rasgo fundamental es la fuerza volumétrica expresada en las<br />

grandes manos sobrecogidas en una cabeza de trazo geométrico. La composición de<br />

esos tres elementos se impone especialmente con fuerza expresionista. Giudicelli también<br />

expone de manera simultánea en las muestras de arte católico de la Asociación<br />

Ábside, correspondiente a 1951, 1952 y 1953. En este último año realiza la primera<br />

muestra individual, exhibiendo en la Galería Nacional de Bellas Artes un conjunto de<br />

70 obras (45 óleos, 5 gouaches, 5 acuarelas, 14 dibujos y un estudio para mural).Aparte<br />

de ofrecer «un vasto panorama de emociones y sensaciones», la muestra revela oficio,<br />

dominio técnico y la conjugación plurilingüística del pintor, así como los reflejos<br />

de otras referencias, opina Horia Tanasescu. Este crítico no hace rodeos para reconocer<br />

la aparición de un artista formado, en posesión de un discurso personal y que<br />

Paul Giudicelli|Juan Pablo Duarte|Óleo/tela|40 x 20 cms.|1962|Col. Universidad Autónoma de Santo Domingo.<br />

Paul Giudicelli|Sin título|Gouache/papel|33 x 20 cms.|Sin fecha|Col. Museo Bellapart.<br />

se manifiesta como una nueva energía en el arte dominicano. Él escribe: «La primera<br />

exposición personal del pintor dominicano Paul Giudicelli es algo más que la revelación<br />

de un talento desconocido por el gran público./ La sola aparición de un<br />

nuevo talento debería hasta causar preocupación, cuando no fuese sostenido por una<br />

personalidad ya formada, por una voluntad creadora sin veleidades, por una imaginación<br />

espontánea y rica, por una sensibilidad no esforzada, por una capacidad de trabajo<br />

mantenida a un ritmo y a una intensidad siempre iguales, por un entusiasmo renovado<br />

por cada obra y con cada pincelada, y por el continuo miedo de no haber logrado<br />

la perfecta identidad entre la expresión y el sutil fantasma de la inspiración, o<br />

de haber ahorrado indebidamente alguna parte de su energía mental y espiritual, hechos<br />

que constituyen las calidades fundamentales de un verdadero artista, y por los<br />

cuales merece ser tomado en consideración y estimado hasta en los momentos menos<br />

felices de su actividad./ Por responder satisfactoriamente a estas exigencias, además<br />

de demostrar un talento poco común, la primera exposición de Paul Giudicelli<br />

señala la aparición de una nueva energía en el campo de las artes plásticas nacionales,<br />

una energía sustancial y llena de fecundos gérmenes, que coloca al pintor de pleno<br />

derecho entre aquellos artistas para los cuales el arte no es ni un pasatiempo ni una<br />

rutina, ni mucho menos un ejercicio; sino una forma de vida que no se puede cambiar,<br />

que en ningún momento puede dejar de manifestarse./ Y que, al manifestarse,<br />

establece involuntariamente un ejemplo y da una lección. / Reflejos de cubismo, abstraccionismo,<br />

impresionismo, simbolismo, expresionismo, surrealismo, fauvismo, naturalismo<br />

y academicismo; recuerdos de Tamayo, Picasso,Van Gogh, Gauguin, Renoir y<br />

de alguno de los pintores nacionales; nostalgias de la cerámica griega, de la pintura<br />

del Renacimiento y de los frescos bizantinos, todo contribuye a enriquecer los medios<br />

expresivos de Giudicelli, para desaparecer sin dejar huellas –nota muy importante–,<br />

toda vez que han cumplido su función. Esta excepcional facultad asimiladora,<br />

que, por el momento, ayuda al pintor a no caer en la monotonía de un estilo preconcebido,<br />

a pesar de que no excluye el peligro de la formación de un estilo ecléctico<br />

no menos amanerado, sitúa a Paul Giudicelli en un lugar totalmente aparte en la pintura<br />

dominicana».|395|<br />

La diversidad del temario que conforma la primera muestra de Giudicelli ofreció ejemplos<br />

únicos en un buen número de obras distintivas: «El Músico» (óleo 1952), «Golfillas»<br />

(óleo 1952), «La Mujer del Cacique» (óleo 1952), «Procesión de Fieles» (óleo 1952), «Los<br />

Paleteros» (óleo 1953), «El Enterrador» (óleo 1953 ?) y, entre otras, un autorretrato y varios<br />

dibujos sobre mosaicos que resultan un decisivo planteo personal de encontrar al-<br />

|395|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

Op. Cit.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |386|<br />

|387| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|396|<br />

Giudicelli, Paul,<br />

referido por<br />

J. Miller, Op. Cit.<br />

Pág. 74<br />

ternativas expresivas sin limitación de los recursos, abierto desde el estímulo recreativo<br />

que fue adentrándose en la conciencia con entera libertad, además fortalecido con el oficio<br />

que consigue a partir de su relación con la ENBA. Giudicelli testifica a propósito de<br />

su formación: «El oficio comenzó en realidad a infiltrárseme en las médulas e hizo metástasis<br />

en todo mi ser, cuando me inicié en el mundo maravilloso de sus múltiples secretos,<br />

que abrieron en mí un panorama distinto de ver las cosas. Esto sucedió a mi ingreso<br />

en la Escuela Nacional de Bellas Artes por el 1950. Hasta entonces las cosas las hacía<br />

por simple curiosidad; más bien para demostrar mis habilidades manuales; para sentir<br />

el halago que nos lame los oídos y que a todos nos agrada. La Escuela estaba dirigida por<br />

el escultor Manolo Pascual, que junto a Gausachs y Hausdorf fueron los que formaron<br />

el grupo de profesores que intervinieron en mi formación».|396|<br />

En los años posteriores a su primera muestra personal, Giudicelli asciende en la trayectoria<br />

expositiva y en el camino hacia un lenguaje depurado de todo narrativismo<br />

y figuración convencional. El presenta producciones en eventos colectivos, entre ellos,<br />

la VII Bienal Nacional (1954) y la muestra regional de la Alcoa (1954), en la que obtiene<br />

una distinción.También en la exposición nacional correspondiente a la inauguración<br />

del Palacio de Bellas Artes (1956), en la VIII Bienal Nacional (1956), en la Bie-<br />

Paul Giudicelli|Sin título|Óleo/cartón|137 x 58 cms.|1961|Col. Brugal Gassó.<br />

Paul Giudicelli|Perro|Óleo/tela|61 x 76 cms.|1959|Col. Giuseppe Bonarrelli.<br />

Paul Giudicelli|Tres niños músicos|Óleo/tela|71 x 66 cms.|Sin fecha|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |388|<br />

|389| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|397|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel,<br />

referido por<br />

J. Miller, Op. Cit.<br />

Pág.49.<br />

nal Hispanoamericana de Barcelona (1956) y en la Exposición del Trabajo, celebrada<br />

en Suiza en 1957. La segunda muestra individual es celebrada en el referido año, presentando<br />

el artista 69 obras, óleos en su gran mayoría. Lo étnico, lo social y lo psicológico<br />

se hizo más evidente en el nuevo conjunto vía soluciones de ritmos geometrizados.<br />

«Es una pintura subjetiva, de un colorido brillante y sugestivo que no renuncia<br />

a la anécdota como lo indican sus títulos: «Lucha de Arqueros», «Picador de Caña»,<br />

«Jugadores de Pelotas», «Comelones de Patillas», etc. Pero esta referencia a lo real<br />

inmediato solamente está sugerida para que se imponga por encima del valor anecdótico,<br />

el valor pictórico de su obra. Es la suya una pintura sumamente original en la<br />

que se manifiesta un artista de auténtica vocación».|397| Esta última cualidad la reconfirma<br />

el pintor al escribir sobre la misión del artista y sobre sí mismo: «Quiero significar<br />

que lo más importante para un artista es liberar su personalidad. Claro está que<br />

esto requiere, como es natural, un largo y laborioso proceso de depuración, que puede<br />

significar años y años de constante estudio y de intensivo trabajo. De no ser así,se<br />

incurrirá en «saltos» que no conllevan más que a un desvirtualismo de la personalidad<br />

para caer en un estado imitativo-transitorio, que a veces se hace perenne y que<br />

es la antítesis del camino a seguir. Mi pintura es formalmente abstracta, expresionista<br />

y viaja por linderos metafísicos del subconsciente, bifurcándose para convertirse en<br />

síntesis anímico-material.Trato de reproducir los objetivos como si fueran sujetos inmóviles<br />

a las diversidades sustanciales que de estos se desprenden en su sucesiones diversas<br />

y que en formas aparenciales se van presentando a nuestra experiencia. Es un<br />

estudio inmerso para desentrañar la vida interna de los objetos que trato de expresar,<br />

Paul Giudicelli|Cabeza de gallo|Cerámica|15 x 15 cms.|1962|Col. Manuel Salvador Gautier.<br />

Paul Giudicelli|Máscaras|Cerámica|15 x 15 cms.|1966|Col. Manuel Salvador Gautier.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |390|<br />

|391| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

Paul Giudicelli|Hombre y tambor|Óleo/tela|90 x 64 cms.|1963|Col. Manuel Salvador Gautier.<br />

sin rodeos, con formas y colores de mi propia experiencia, para personalizar y lograr<br />

así una realidad ontológico-universal que nace de lo étnico-social-psicológico de<br />

nuestro pueblo y raza».|398|<br />

Artista de convicción y con auténtica identidad dominicana, los datos de la pertenencia<br />

socio-cultural afloraban en su discurso como un alimento que revivía, ubicándose<br />

emocionalmente en la lejana experiencia que asociaron su vida al bracero, a la caña,<br />

a los bateyes, a las costumbres populares; revivencia reforzada por la diversa documentación<br />

que reunía en su taller: «recortes de la danzas de los buloyas de San Pedro<br />

de Macorís, su ciudad natal; y el almacenamiento de cualquier publicación que describiera<br />

hallazgos arqueológicos sobre la cultura taína».|399| Descubriendo el taller<br />

de Giudicelli, el poeta Manuel Valerio observa que «en las paredes los cuadros se mezclan<br />

con mascaras, simuladas con restos de animales, mientras que en un tablero, una<br />

colección de maniquíes en miniatura simula una procesión de seres representativos de<br />

todas las condiciones humanas».|400| A más de las referencias de las formas familiares<br />

u objetivas que el pintor transformaba en síntesis abstraccionista, en el taller se encontraban<br />

los recursos de la elaboración de una pintura sin secretos. En este sentido,<br />

prestemos atención a su confesión: «En mi caso uso los pigmentos comunes en polvo<br />

con arena, arcilla, barnices especiales, cera, agua, formando lo que yo llamo el óleotemple-plastilico.<br />

Esta experiencia la comencé en el año 1955 y ha sido perfeccionada<br />

cada día hasta lograr más o menos la textura y la contextura que ha caracterizado<br />

mi obra (…). Como todos los materiales que se expenden, son fabricados para fines<br />

comerciales, la mayoría son inadecuados. Lo mismo sucede y con los fondos comunes<br />

y prefiero preparármelos yo mismo. Están exentos de aceite y hacen ver a la pintura<br />

con cierta apariencia de fresco. Entiendo que todo artista crea sus propios medios<br />

y materiales adecuados a su peculiar forma de trabajo, para así poder acondicionar<br />

mejor los instintos atávicos que biológicamente son innatos en él. En arte es difícil<br />

someterse a las leyes extrañas y es el propio artista quien debe creárselas, como<br />

parte integral para la buena ejecución de su obra».|401|<br />

Reconocido con el premio único de dibujo de la IX Bienal de artes plásticas, Aída<br />

Cartagena Portalatín resalta que «El Baño de Hojas» (carboncillo, 1958), la obra premiada<br />

es de factura moderna, abstracta, dentro del estilo pictórico de Giudicelli, quien<br />

se destaca dentro de la pintura dominicana con un acento muy personal que reconocemos<br />

y admiramos».|402| Acento y estilo sustentados en la hondura técnica, en el<br />

dominio absoluto de la forma y que dejan atrás la referencias históricas del discurso<br />

precedente para alcanzar la originalidad. Esta es la percepción que ofrecen las 94 obras<br />

|398|<br />

Giudicelli, Paul<br />

referido<br />

por J. Miller,<br />

Op. Cit.<br />

Págs. 75-76.<br />

|399|<br />

Miller, Jeannette.<br />

Idem.<br />

Pág. 39.<br />

|400|<br />

Valerio, Manuel,<br />

referido por<br />

J. Miller, Idem.<br />

Pág. 72.<br />

|401|<br />

Giudicelli, Paul,<br />

referido por<br />

J. Miller.<br />

Pág. 76.<br />

|402|<br />

Cartagena<br />

Portalatín, Aída.<br />

La Nación,<br />

9 de septiembre<br />

de 1958.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |392|<br />

|393| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

que integran el discurso de la tercera muestra individual presentada en 1959. El Director<br />

General de Bellas Artes, Héctor Incháustegui Cabral, pronuncia un breve discurso,<br />

señalando: «Con esta exposición de Paul Giudicelli, uno de nuestros pintores<br />

de más carácter, se reinicia el contacto del público con las manifestaciones artísticas,<br />

en cuanto a las artes plásticas se refiere./ (…) esta nos sirve para apreciar cuánto de<br />

bueno ha hecho Giudicelli, personalidad inconfundible, vigoroso y sereno, y quien<br />

pese a lo que podría parecer una repetición de temas y colores, afirma su estilo y<br />

mensaje, su peculiar modo de expresarse, su actitud frente al universo, su posición ante<br />

las escuelas que en este campo erizado de tropiezos que es el arte, se disputan la<br />

primacía en una lucha que se libra de espalda al público hace tiempo, como desinteresado<br />

de cuanto se arguye y hace la pintura./ Y lo peor es que los dos, a su manera,<br />

que no se queje porque, si los entendidos no le hacen caso, es difícil alcanzar renombre<br />

aunque sus pinturas estén colgadas por toda la ciudad. A veces el peor camino es<br />

el mejor, y en el arte esto suele ser una verdad terrible…»|403|<br />

En la tercera muestra, Giudicelli reafirmaba la opción de escoger un camino solitario<br />

dentro del grupo de los pintores dominicanos modernos, observa el crítico Valldeperes,<br />

quien además señala: «En la exposición presentada en 1959 nos sorprendió Giudicelli<br />

con experiencias plásticas en las que, dentro de un característico mosaico policromo<br />

geométrico, llegaban las inquietas irisaciones en las que la forma se quiebra en múltiples<br />

facetas que la enriquecen y en las que, dentro de una sensualización del concepto<br />

pictórico, el espíritu se manifiesta ennoblecido. Su arte es ya, y lo seguirá siendo en lo<br />

sucesivo, una exigencia del espíritu humano (…). Podríamos decir que, desde este mo-<br />

|403|<br />

Incháustegui<br />

Cabral, Héctor.<br />

Escritores y<br />

Artistas<br />

Dominicanos.<br />

Págs. 393-394.<br />

|404|<br />

Valledeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe, 23 de<br />

junio de 1963.<br />

tienen razón: el artista, a expresarse de acuerdo a su criterio y preferencia; el público,<br />

a interesarse o no en la obra de un grupo de artistas determinados./ Pero vamos por<br />

partes: si el artista escoge por profundos mandatos de sí mismo éste o aquel modo,<br />

que no le eche la culpa al público de su mala fortuna. De antemano debería saber que<br />

el arte suele ser un camino seguro que acaba en un valle de lágrimas y mientras más<br />

individualidad es tanto peor./ Pero si sólo tiene en cuenta al público como mercado,<br />

mento, el estilo de Giudicelli es suma de receptividad y de invención. De receptividad<br />

en cuanto a sus propias sensaciones frente a la realidad; de invención en cuanto a la manera<br />

íntima de expresar esas sensaciones».|404|<br />

En 1959 iniciaba Giudicelli su distintiva producción mural caracterizada por su dimensión<br />

heroica, la modernidad y especialmente por el soporte constituido por cerámicas.<br />

Realizado en un buen número de edificios municipales, el muralismo giudi-<br />

Paul Giudicelli|Pelea de gatos|Cerámica|60 x 135 cms.|1962|Col. Manuel Salvador Gautier.<br />

Paul Giudicelli|Herencia de un gagá|Cerámica|77 x 169 cms.|1960|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |394|<br />

|395| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|405|<br />

Giudicelli, Paul,<br />

referido por<br />

J. Miller, Op. Cit.<br />

Pág. 77.<br />

celliano representa un caso único y muy personal, frente al procedimiento del muralismo<br />

tradicional impulsado a partir de Vela Zanetti y otros compatriotas. Convertido<br />

en pionero de la cerámica artística, Giudicelli reconoce, incluso, la influencia que este<br />

recurso ejerce en su obra pictórica: «Comencé mis experimentos por el año 1956,<br />

cuando expuse para la inauguración de la Galería de Arte Moderno (Auffant) un «Paneau»<br />

de mosaicos. Mis primeras obras fueron realizadas sobre azulejos. Hago significar<br />

la marcada influencia de la cerámica sobre mi pintura. En mi primera exposición<br />

en el año 1953, hice los primeros intentos. Como se habrá podido notar en mis primeros<br />

mosaicos (1954-1956), éstos son esquemáticos (algunos coloreados) aprovechando<br />

el blanco de los azulejos. Los fondos blanco-grisáceos que aparecen posteriormente<br />

en mis cuadros son debidos a esa influencia (Véase «Lavanderas del Yaque», galaba<br />

el drama existencial, la abstracción semántica y cuyos medios y técnicas se alejaban<br />

de las cromatizaciones. Es posible que frente a esta limitación y ante la asfixia que provocaba<br />

el régimen trujillista, demandante de la obra de propaganda, buscara Giudicelli<br />

emigrar, aspirando al beneficio de una beca. En el 1959, fue becado por el gobierno de<br />

Francia para realizar estudio especializado en pintura mural; sin embargo, no pudo beneficiarse<br />

de la beca por que se le negó el pasaporte. Esta negativa oficial se debía a que<br />

su hijo mayor, Pablo, asignado en la embajada dominicana de Costa Rica, había desobedecido<br />

una orden de Trujillo de asesinar a otro funcionario.|406| La desgracia política<br />

en que cayó el hijo afectó al padre, quien además fue cancelado como profesor y<br />

subdirector de la ENBA, en 1960.<br />

Las adversidades socio-políticas no amilanaron el fuerte temperamento de Paul Giudicelli,<br />

autosometido al trabajo vehemente de los temas que depuraba «en su esencia<br />

hasta dar a la obra la sensación espiritualizada»|407|de engendros, personajes, seres<br />

o sujetos reinventados sin ninguna complacencia, excepto la de reinterpretar a<br />

profundidad la realidad intuida, pero solo dando las vibraciones a través del celaje referencial<br />

de la etno-cultura dominicana. En una mirada a distancia, el crítico español<br />

Carlos Areán traza la siguiente apreciación del pintor: «Otro inventor de monstruos,<br />

pero también abstracto en algunas ocasiones, es Paul Giudicelli (…), en cuyas<br />

composiciones abstractas de ritmos triangulares o heliocoidales se adivina unas veces<br />

o se identifica en otras algún extraño engendro agresivo y esquematizado. Sabe<br />

obtener cuando le interesa notables efectos expresivos de su dominio de la materia.<br />

Fue un pintor de vocación tardía, que vaciló muy a menudo entre un desgañitamiento<br />

del trazo y un recorte neto de la forma. En él se determinan las soluciones de<br />

compromiso...»|408|<br />

|406|<br />

Dinhofer, Al<br />

San Juan Star,<br />

marzo 23 de<br />

1963, referencia<br />

en Jeannette<br />

Miller, Idem.<br />

Pág. 33.<br />

|407|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

Testimonio No. 7<br />

Revista agosto<br />

1967. Pág. 49.<br />

|408|<br />

Areán, Carlos.<br />

El Caribe, enero<br />

20 de 1979.<br />

Pintor vigoroso, Giudicelli representa uno de los hitos excepcionales del arte dominicano,<br />

al ser una conciencia que hace y siente auténticamente su obra, además ceñida a<br />

la referencia vivencial frente a la cual se ubica como el filósofo-pintor, especulativo y<br />

traductor visual del hombre situado frente al sentido trágico de la existencia. Declarando<br />

que de la vida y de las cosas sólo le interesan las condiciones esenciales, definía su<br />

discurso como resultado de un «abstraccionismo existencial socio-sicológico, que brotaba<br />

de su libertad como un impulso biológico». El completa esta declaración señalando:<br />

«La complejidad y misterio son cosas que integran el arte y que se manifiestan en<br />

todos los aspectos que circundan. No en vano dijo Emerson –si no me traiciona la memoria–<br />

que «el arte es la visión suprema del espíritu y que sólo la supera la visión divina».Todo<br />

artista verdadero conoce como por instinto su misión. Los que la ignoran<br />

lería permanente del Palacio de Bellas Artes, en el 1956). En cerámica he realizado<br />

varios murales de tamaño heroico…»|405|<br />

En la monografía «Paul Giudicelli Sobreviviente de una Epoca Oscura», su autora, Jeannette<br />

Miller, sostiene que el artista buscó con afán viajar al exterior, con el deseo de<br />

proyectar su obra, realmente difícil o revolucionaria para una sociedad cuyas élites preferían<br />

el retrato, la estampa o la pintura de género. Es decir, rechazaba la obra que reve-<br />

Paul Giudicelli|Autorretrato|Tinta/papel|1980|Calendario Banco de Reservas de la República Dominicana.<br />

Paul Giudicelli|Baño de hojas|Tinta/papel|66 x 48 cms.|1958|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |396|<br />

|397| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|409|<br />

Giudicelli, Paul,<br />

citado por<br />

J. Miller.<br />

Op. Cit.<br />

Págs. 73-75.<br />

no han sido los elegidos y merodean. Es esta una de las causas por las que hay tantos<br />

malos artistas. El artista es un portador consciente y feliz de su mal; es un suicida y hace<br />

holocausto con placidez y orgullo. Renoir prefirió atarse con ligaduras a sus pinceles<br />

antes que abandonarlos por consejo médico. Nuestro Gausachs no ignoraba que los<br />

vapores tóxicos acortaban su vida y prefirió esto al antídoto prolongado de una existencia<br />

vana. Giudicelli se refiere entonces al lenguaje: «Tocante al abstractivismo contemporáneo<br />

(…) es lo más ajustado al sistema de vida del hombre actual (…). Hay que<br />

convenir que el arte contemporáneo es un privilegio exclusivo de almas escogidas, que<br />

sólo alberga en espíritus suprasensibles y capaces de comprender las angustias y tormentos<br />

del hombre moderno».|409|<br />

En 1960, llegó Giudicelli al ciclo culminativo de un arte que era exigencia del espíri-<br />

tu, desde la libertad y la dura carencia del reposo. Más que los premios que obtiene en<br />

bienales y concursos y más que el reconocimiento unánime que le otorga la crítica, esa<br />

culminación la define una pintura juzgada de monumental y testimonial, lo cual representa<br />

la consagración definitiva de un maestro nacional. Artista cabal, es el primero en<br />

revelar una postura radical como integrante de la generación que egresa en la década<br />

del 1950; postura testimonial que comenzó expresando como estudiante en edad madura<br />

y que individualiza incluso frente a aquellos otros compañeros artistas que abiertamente<br />

son modernos: Hernández Ortega, Suro, Ledesma,Toribio, Faxas, entre otros.<br />

El radicalismo pictórico de Giudicelli se gesta en el medio dominicano vía la síntesis<br />

abstracta.A este lenguaje abstraccionista se asocia también Fernando Peña Defilló, cuando<br />

emigra del país, para ubicarse en Europa, especialmente en España.<br />

Paul Giudicelli|Ceremonia|Óleo/tela|75 x 100 cms.|1953|Col. Manuel Salvador Gautier.<br />

Paul Giudicelli|Golfillas|Óleo/tela|26 x 23 cms.|1962|Col. Manuel Salvador Gautier.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |398|<br />

|399| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

FERNANDO PEÑA DEFILLÓ nació en Santo Domingo en 1928, perteneciendo<br />

a un núcleo familiar de prestancia social, cultural y política tanto en la línea materna<br />

como en la paterna. Su abuelo era el doctor Fernando Alberto Defilló (1874-1949), importante<br />

pionero de la investigación médica en el país, y su padre Manuel Arturo Peña<br />

Batlle, un notable abogado, historiador y teórico nacionalista de mucha influencia y<br />

gran nivel discursivo. La disciplina intelectual, el refinamiento y el discreto comportamiento<br />

fueron dones inculcados a los descendientes, hijas e hijo. «Desde pequeño, éste<br />

último manifestó sus inquietudes a través de la pintura, de acuerdo a su testimonio: Desde<br />

muy pequeño supe que la pintura era lo mío. Dibujaba, copiaba de revistas y todos<br />

en mi familia me celebraban por eso. Al fundarse el Instituto Juan Pablo Duarte, establecido<br />

por un grupo de artistas e intelectuales españoles que habían llegado al país como<br />

refugiados (…), yo iba a recibir clases de Dibujo al Natural que daba Carlos Soloache;<br />

éste se entusiasmó tanto con un jardín que dibujé al carboncillo, que hizo que se<br />

lo dedicara delante de todos los alumnos. Esto vino a reafirmar mi vocación y me convenció<br />

de que tenía que dedicarme a eso».|410|<br />

Autoconvencido de la preferencia pictórica, Papo Peña, como le llaman sus íntimos, ingresa<br />

en 1949 a la Escuela Nacional de Bellas Artes, plantel localizado en la casona colonial<br />

frente a la pequeña plaza cercana a la Iglesia de Las Mercedes. Rememorando ese<br />

tiempo de escolaridad formativa dominicana, él establece que durante las décadas del<br />

cuarenta y del cincuenta la capital del país «conserva todas las características de la pequeña<br />

ciudad provinciana e isleña, donde apenas llegaban noticias de los acontecimientos<br />

artísticos universales». A pesar del aislamiento y de esa desconexión, todo interesa-<br />

|410|<br />

Miller, Jeannette.<br />

Fernando<br />

Peña Defilló<br />

desde el origen<br />

(...). Pág. 72.<br />

|411|<br />

Idem.<br />

Págs. 16-17.<br />

do en el arte sabía quién era Picasso sin pasar de ahí. Esta situación cambia paulatinamente<br />

con «la agresividad y la dureza bien intencionada de los profesores ibéricos» (Pascual,<br />

Gausachs,Vela Zanetti), notables en sus personalidades y métodos de enseñanzas.<br />

En contraste, «los profesores dominicanos, mucho más discretos, se mantenían en segunda<br />

fila, con excepción de Celeste Woss y Gil que incidía en el alumnado».|411| Completando<br />

la rememoración de estudiante de la ENBA durante la etapa 1949-1951, Peña<br />

Fernando Peña Defilló|Sin título|Óleo/tela|51 x 61 cms.|1961|Col. Museo Bellapart.<br />

Fernando Peña Defilló|Sin título|Mixta/tela|110 x 70 cms.|1962|Col. Elsa Peña.<br />

Fernando Peña Defilló|Telúrico|Mixta/cartón|20 x 40 cms.|1958|Col. Privada.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |400|<br />

|401| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

Defilló establece los siguientes juicios valorativos: «Los nombres actualmente significantes<br />

en la pintura dominicana empezaban sus luchas por el reconocimiento. Los maduros<br />

adaptaban sus sólidas facturas a la búsqueda de un acento nacional, pero lo hacían<br />

de manera aislada y todavía no tenían seguidores./ La presencia nueva en el país de Jaime<br />

Colson comenzaba a hacerse sentir e iniciaba su largo período de influencia./ La<br />

orientación de la incipiente vocación era compartida con él por artistas extranjeros llegados<br />

accidentalmente a nuestro país, pero con la autoridad que les otorgaba el hecho<br />

de ser europeos./ En ambos casos, hay que reconocerlo, se trataba siempre de Europa.<br />

El nativo que regresaba de París con su gran bagaje técnico-cultural y lo utilizaba para<br />

pintar temas dominicanos; o los refugiados españoles y centroeuropeos, que pintaban lo<br />

nacional según su visión foránea./ De todos ellos, sólo dos crean tendencias y obtienen<br />

seguidores: Jaime Colson y José Gausachs. Dos alternativas, dos recias personalidades, tan<br />

distintas entre sí como auténticas y válidas. De ellos, más que una influencia aparencial,<br />

se me transmite una sed acuciante por beber en las fuentes en que se nutrieron, marcando<br />

en cierto modo mi trayectoria en el arte; creando una dicotomía que habría de<br />

perdurar hasta sus últimas consecuencias, caracterizando tal vez mi obra».|412|<br />

Impactado por las recias individualidades de los pintores Colson y Gausachs, y aspirando<br />

a la consagración y triunfo, sin tener bien claro de lo que se trataba en realidad,|413|<br />

Peña decide continuar su formación en el viejo continente. La decisión la<br />

toma después de obtener el aprendizaje básico en la ENBA, presentando obras suyas en<br />

algunas colectivas de la citada escuela.También en otras exposiciones, entre ellas la del<br />

«Salón de Primavera» que organiza el Circulo Nacional de Artistas, en mayo de 1951.<br />

|412|<br />

Peña Defilló,<br />

Fernando referido<br />

por J. Miller.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 17.<br />

|413|<br />

Idem.<br />

Pág.16.<br />

Fernando Peña Defilló|Bodegón floral|Mixta/tela|98 x 80 cms.|1961|Col. Elsa Peña.<br />

Fernando Peña Defilló|Abstracto|Óleo/tela|117 x 90 cms.|1961|Col. Privada.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |402|<br />

|403| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|414|<br />

Reyes, Oscar<br />

Antonio.<br />

El Caribe,15 de<br />

mayo de 1951.<br />

|415|<br />

Idem.<br />

El Caribe, 1º de<br />

julio de 1951.<br />

|416|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe,<br />

8 de diciembre<br />

de 1963.<br />

En esta colectiva exhibe el cuadro titulado «Niña» (óleo), que permite apreciar la seguridad<br />

técnica del pintor y el trato suave de la figura, en opinión de Oscar Antonio<br />

Torres.|414| Este crítico pondera tiempo después (julio 1951) otra participación expositiva,<br />

refiriéndose a dos telas en las que reconfirma su dominio del oficio, así como<br />

«un sentido imaginativo desarrollado y de amplias proyecciones».|415| Si en el «Retrato<br />

de Muchacha» (óleo) el autor muestra una facultad creadora de muchos atributos,<br />

en la segunda tela con el tema «Pescadores» (óleo) ofrece mayor hondura de propósitos,<br />

al conseguir una nueva técnica en una obra de aspecto social o coyuntura ilustrativa.<br />

A esta última obra se refiere Valldeperes, quien ofrece una apreciación correspondiente<br />

a la etapa juvenil del pintor: «Fernando Peña Defilló es uno de los pintores<br />

jóvenes dominicanos (…). Sus primeras pinturas revelan ya la inquietud plástica (…).<br />

sueños, decidió un viaje de estudios a España, sin límite de tiempo, pero con la determinada<br />

meta del Estudio-Taller de Daniel Vásquez Díaz y la escuela de San Fernando<br />

en Madrid. (…), llegó a Europa a los 22 años de edad no por primera vez, pues ya había<br />

viajado al continente en forma breve, y si bien estas cortas estadías habían creado en<br />

mí un interés definitivo por el arte, no es sino hasta entonces que me dedico enteramente<br />

al desarrollo de mi vocación de pintor encontrando el ambiente más propicio<br />

(…) en los lugares escogidos para reforzarla».|417|<br />

La capital española satisface al joven pintor las metas de ampliar la formación asistiendo<br />

como estudiante libre a la escuela de San Fernando e ingresando al taller de Daniel<br />

Vásquez Díaz (1882-1969), pintor peninsular con vinculación parisina, «ya que desde<br />

1906, conectó con Bourdelle y Modigliani, así como con la pintura de Picasso, de quien<br />

hizo apretada síntesis». Al retornar a su país, este pintor ibérico inició la difusión vanguardista,<br />

sobresaliendo además por la promoción de la pintura mural y el magisterio<br />

de ruptura, en una España dominada por un ambiente muy rígido.|418| Tal rigidez se<br />

asociaba a los controles intolerantes del franquismo dictatorial. La influencia artística de<br />

Vásquez Díaz fue decisiva para un nutrido grupo de jóvenes, entre los cuales estaba el<br />

discípulo dominicano.A propósito él rememora: «Tuve la suerte de hallar maestros muy<br />

vanguardistas, como Daniel Vásquez Díaz.Yo iba a la casa del gran pintor a recibir clases<br />

particulares. Iba también un grupo de artistas que hoy son grandes figuras internacionales:<br />

Rafael Canogar, Cristino de Vera, etc. Eso era allá, por el 51 o el 52. Desde que<br />

llegué a España, además, empecé a exponer tanto colectiva como individualmente y la<br />

crítica me trató bastante bien, para sorpresa mía, porque no lo esperaba».|419| Peña<br />

Defilló celebró en la capital española sus primeras exposiciones individuales, una en la<br />

galería Abril (1953) y otra en el Instituto de Cultura Hispánica (1954), participando<br />

también en muestras colectivas, entre ellas la exposición Homenaje a Vásquez Díaz, celebrada<br />

en el Museo de Arte Moderno (1953). Para estos años sus manejos pictóricos<br />

conjugaban la figura dramática o expresionista, acentuada de manera directa por una<br />

ejecución que provocaba duras críticas, de acuerdo a su testimonio: «Mi técnica de esa<br />

época era motivo de comentarios adversos de parte de los demás estudiantes, por el empleo<br />

abundante de aceite y de trementina y la veladura y transparencias resultantes. A<br />

decir verdad, es allí donde me enfrenté por primera vez a la manera directa por ejecución,<br />

sin dibujo previo o básico, y a la aplicación del color con pincel o espátula trabajando<br />

la materia y la forma simultáneamente, aun tratándose de retratos o figuras con<br />

modelos. Esta forma bronca de auténtica pintura moderna era solo el inicio del procedimiento<br />

que utilizaría después en mis realizaciones abstractas».|420|<br />

|417|<br />

Peña Defilló,<br />

Fernando,<br />

citado por<br />

J. Miller, Op. Cit.<br />

Pág. 72.<br />

|418|<br />

Pérez Reyes.<br />

La Pintura<br />

Española del<br />

siglo XX. Op. Cit.<br />

Págs. 22-23.<br />

|419|<br />

Peña Defilló,<br />

Fernando<br />

referencia en<br />

J. Miller, Op. Cit.<br />

Pág. 72.<br />

|420|<br />

Idem.<br />

Pág.23.<br />

Expresionista amparado en la gran fuerza del color, de una textura vigorosa, como se<br />

puede apreciar en «Pescadores»…|416|<br />

Europa era la meta de los jóvenes que como Peña Defilló deseaban afianzar la carrera<br />

artística. Con un temperamento liberado íntimamente desde temprana edad y con una<br />

vocación que estimulaba ese carácter, cuando tomó la decisión del exilio formativo encontró<br />

el respaldo de los padres para alcanzar el objetivo: «En 1951, impulsado por los<br />

Fernando Peña Defilló|Paisaje con figura|Mixta/cartón|81.2 x 130 cms.|1970|Col. Asoc. Popular de Ahorros y<br />

Préstamos.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |404|<br />

|405| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|421|<br />

Vivanco, Luis<br />

Félipe. Seminario<br />

Artes y Letras.<br />

Junio de 1953.<br />

Vivanco, crítico madrileño, al comentar su producción observa que, «como discípulo<br />

inteligente de Vásquez Díaz, se plantea rigurosamente los problemas de construcción<br />

dentro de la inmanencia de las formas».|421| La libertad de la ejecución no impedía<br />

el desenlace formal en los variados temas, de los cuales el «Paisaje de La Escala» (óleo<br />

1953) y «Eco Atávico» (óleo 1954) resultan cuadros representativos, aunque distintos en<br />

los enfoques y motivaciones. El primero es una vista de un pueblo dominado, dado el<br />

diseño geométrico y la soledad que transmite el tema. El segundo cuadro, con una fuerte<br />

referencia a la identidad, a las raíces, fue realizado por el artista en el país nativo, al<br />

que regresa al ocurrir el fallecimiento del padre.<br />

Después de permanecer durante varios meses en Santo Domingo, Papo Peña retorna a<br />

Madrid en 1955, asumiendo con firmeza el lenguaje abstracto, en un momento en que<br />

también aparecía el movimiento informalista español desarrollado por el grupo El Paso,|422|<br />

integrado por gente de varias procedencias (los críticos Ayllon y Conde, los artistas<br />

Canogan, Feito, Millares, Saura,...). El grupo asume la ruptura desdeñando «toda regla<br />

fija de composición, con objeto de expresar directamente impulsos intelectuales mediante<br />

signos hallados libremente o a través del ritmo espontáneo de manchas de color<br />

y líneas».|423| El grupo El Paso «transmite una sensación de subjetividad explosiva y<br />

exteriorizadora, de sinceridad e ira mal contenida. La gestualidad violenta que se asocia<br />

al expresionismo abstracto y la utilización de gamas intensas con predominio del negro,<br />

son caracteres de los informalistas españoles».|424|<br />

can independientes– sólo pretenden existir por sí mismas y dejarnos en el alma una dulce<br />

y bella sensación».|425| Un segundo autor ofrece las apreciaciones siguientes: En el<br />

mundo de la pintura no figurativa, Peña Defilló, joven pintor dominicano, discípulo de<br />

Vásquez Díaz, habla con personal acento. Quizás sea en sus últimas realizaciones –óleos<br />

y collages– en donde Peña Defilló acusa con mayor precisión el carácter dramático e inquisitivo<br />

que regula todo su hacer de arte. Pintura ésta sobria, concisa, profunda y expresiva<br />

en extremo, ajena a toda retórica (...).|426| A este juicio citado, la opinión que nos<br />

dice: «Al contemplar la materia y el cromatismo de los lienzos de Peña Defilló y comulgar<br />

con su lenguaje nuevo y característico, que tan íntima y claramente habla de nuestro<br />

espíritu, no puedo menos que recordar las palabras del poeta Brandes cuando decía que<br />

«il faut des sens naif, si l’on veut jouir de l’ armonieuse richesse et du jeu opulant des<br />

|425|<br />

Sánchez Camargo,<br />

Manuel, citado<br />

por Miller,<br />

Op. Cit. Pág. 24.<br />

|422|<br />

Pérez Reyes, C.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 84.<br />

|423|<br />

Tapie, M.<br />

citado en<br />

Diccionario<br />

del Arte Actual,<br />

Pág. 16.<br />

|426|<br />

De Castro Ariza,<br />

José, referido<br />

por J. Miller.<br />

Op. Cit.<br />

|424|<br />

Pérez Reyes, C.<br />

Op. Cit.<br />

Pág. 84.<br />

Con un discurso abstracto que hace nexo con el informalismo, Peña Defilló celebra su<br />

tercera individual en la Galería Clan, en 1956, año en el que remite tres cuadros a Santo<br />

Domingo, los cuales se exhiben en la Octava Exposición Bienal de Artes Plásticas<br />

(agosto-septiembre, 1956). Son tres «composiciones» realizadas al óleo; tres pinturas que<br />

fortalecen la mirada del abstraccionismo dominicano que en su pureza asumen varios artistas<br />

locales durante la década, entre ellos Papo Peña, cuyo discurso abstracto provocaba<br />

diversos comentarios en el círculo de los críticos madrileños. Uno toma en consideración<br />

la procedencia del artista: «Peña Defilló es dominicano, y aquí, como siempre en el<br />

arte, es importante el lugar geográfico de origen para comprender mejor una pintura<br />

abierta de par en par, y que a nuestro juicio tiene su inicio en el mundo infinito de la<br />

flora.../ Peña Defilló acaso haya encontrado inspiración en esta formalización floreal, y<br />

es por ello que su obra tiene un remoto antecedente primaveral, donde las formas a su<br />

libre antojo, juegan a crear una expresión recoleta y feliz, un refugio que nada interrumpe<br />

y donde es grato hallar el reposo en una creación libre, espontánea y feliz en donde<br />

el color y la forma, en plena independencia –y qué difícil es hacer que las cosas aparez-<br />

Fernando Peña Defilló|Caribe rosa (fragmento)|Acrílica/tela|139 x 212 cms.|1983|Col. Privada.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |406|<br />

|407| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|427|<br />

Sánchez Camargo,<br />

Manuel, citado<br />

por J. Miller.<br />

Idem. Pág. 27.<br />

coulers, pour que langue d’ un artiste peut rejouir le coeur». (Se necesitan sentidos ingenuos,<br />

si uno quiere gozar de las armoniosa riqueza y del juego opulento de colores,<br />

para que la lengua de un artista pueda regocijar el corazón)./ Resumiendo, pues, nuestro<br />

juicio: todo en la paleta de Peña Defilló rechaza, y con la más noble y gallarda rebeldía,<br />

las influencias, tendencias y estilos extraños, para sólo crear y poder expresarnos su<br />

propio mundo pictórico, en una exaltación esplendorosa, espontánea, de toda una serie<br />

de sensaciones, de nuevas armonías y de profundidades y juegos coloristas que, al conseguir<br />

plenamente liberarse de cualesquiera visiones plásticas preestablecidas en viejas<br />

fórmulas rutinarias ya caducas, consigue un insospechado medio de expresión…|427|/<br />

Un tercer crítico escribe a su vez: «Este pintor dominicano, que vive en Europa y ha<br />

comprendido y asimilado lo que de esencialmente válido tiene nuestro espíritu, transmi-<br />

te en su obra, ya en el límite de la madurez expresiva, lo mejor y más vivo del espíritu<br />

de su tierra de origen./ Su pintura es actual; es decir, responde a las necesidades estéticas<br />

del momento preciso en que estamos viviendo, pero no es pintura realizada a «contratiempo»;<br />

quiero decir, contra el tiempo ya habitado, que nos ha hecho –o deshecho–<br />

el proyecto particular que cada uno tenemos en nuestra existencias./ Pintura de raíz expresionista,<br />

pero de un expresionismo fundamental, no por su fidelidad a una anécdota,<br />

Fernando Peña Defilló|El pez|Óleo/tela|30 x 25 cms.|1958|Col. Privada.<br />

Fernando Peña Defilló|Celebración de la naturaleza|Mixta/tela|180 x 183 cms.|1988|Col. Privada.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |408|<br />

|409| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|428|<br />

Conde, Manuel,<br />

citado por<br />

J. Miller, Idem.<br />

Pág. 28.<br />

más o menos «dramática» o incisiva; pintura de expresión libre, liberada de prejuicios y<br />

módulo de usos y abusos general en estos momentos tan propicios a la fórmula «snob»<br />

o exclusivista./ (…) Estas pinturas tan sugestivas, tan de pintor-pintor, también nos demuestran<br />

una vez más, lo que hemos creído desde que tomamos contacto consciente con<br />

la realidad de las artes visuales. /Estas apenas son algo más que inútiles especulaciones<br />

esteticistas ( que no estéticas) cuando no sirven de vehículo a una expresión de carácter<br />

poético./ La pintura de Peña Defilló es clara, responde a una idea concisa de lo que<br />

la pintura abstracta debe ser y, sobre todo, aborda y resuelve, con absoluta dignidad plástica,<br />

uno de los problemas que estimo esenciales de la creación artística y concretamente<br />

de las artes visuales: la total dependencia de los conceptos «belleza» o «fealdad» a la<br />

realidad de la expresión comunicadora de emoción estética».|428|<br />

El reconocido crítico e historiador Carlos Areán también le da seguimiento: «Poco antes<br />

de regresar a Londres, donde actualmente reside, el pintor F. Peña Defilló dio a conocer<br />

ante la crítica y el público de Madrid una muestra de sus últimas obras, en la exposición<br />

celebrada recientemente en al galería Buchholz, cuyo «vernissage» revistió el<br />

interés e importancia de un acontecimiento con el que volvieron a reanudarse las actividades<br />

de la temporada pictórica madrileña de ese otoño./ La personalidad y mérito<br />

de este pintor dominicano tan profundamente enraizado con el arte hispánico, son bien<br />

conocidos ya que sus lienzos figuran en numerosas colecciones europeas y americanas.<br />

Ha concurrido a exposiciones colectivas en Inglaterra y Norteamérica; a la Bienal de<br />

República Dominicana en los años 1954 y 1956; a la Bienal Hispanoamericana de 1951<br />

y 1953; y en España celebró exposiciones individuales en Madrid, en la Galería Abril<br />

Fernando Peña Defilló|Contrapunto|Mixta/tela|97 x 130 cms.|1967|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Fernando Peña Defilló|Principio|Mixta/tela|92 x 101 cms.|1966|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |410|<br />

|411| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

Fernando Peña Defilló|Construcción abstracta|Collage/acrílico/tela|62 x 52 cms.|1987|Col. Cristian Reyna.<br />

en 1952; en el Instituto de Cultura Hispánica, en 1954; en la Galería Clan, en 1956 y<br />

últimamente, en la Galería Buchholz. El Museo Nacional de Arte Contemporáneo, de<br />

Madrid, donde ya –y desde 1956– estaba representada la obra de este artista, ha vuelto<br />

ahora y con motivo de su reciente exposición, a adquirir otro de sus cuadros. /Los 24<br />

lienzos presentados por Peña Defilló eran, en su totalidad, de temas abstractos tanto en<br />

su inspiración como por su factura, en que se advertía una personal y firme continuidad<br />

estética, en progresiva depuración plenamente lograda. Diríase que sus lienzos desarrollasen<br />

toda una teoría de dramas siderales, de espejismos de sumergidos continentes<br />

y ciudades encantadas o bien de remembranzas de estructuras geológicas, captadas<br />

en el subconsciente de la memoria y plasmadas en formas y materias de un cromatismo<br />

a cuyo conjuro se manifiestan nuevos universos creados por la sensibilidad e imaginación<br />

de un pintor, ante cuyas obras no cabe establecer comparación ni evocar semejanzas<br />

con la de ningún otro artista».|429|<br />

De acuerdo al crítico que se ha citado, Fernando Peña Defilló fue uno de los primeros<br />

abstractos hispanoamericanos que dio a conocer su obra en Europa, en donde realizó varios<br />

óleos de la abstracción geométrica y «se anticipó en algunos otros a las ordenaciones<br />

de tipo serialista».|430| Sus años de residencia en Londres le ayudaron a dimensionar sus<br />

discursos en donde el saber del viejo continente y el instinto de su identidad antillana se<br />

equilibran en una suerte de universalismo espiritual que se sobrepone a la indudable internacionalidad<br />

que suponía ser adepto del movimiento abstracto; y adepto singularizado<br />

con el uso de arena, de pigmentos que dan textura a los esquemas, grafiados y manchas,<br />

manejados todos sutilmente, con una contenida o equilibrada emotividad.<br />

En el viejo continente, Papo Peña consolida su naturaleza artística y el fuero humano<br />

que había aflorado desde años juveniles. En España, continúa compartiendo con su entrañable<br />

amigo Oscar Renta Fiallo aquellas grandes vivencias, en donde también asumió<br />

la experiencia de realizar conjuntamente con Luis Feito más de una obra de caballete.<br />

El encuentro casual con el desinhibido y ya famoso artista Francis Bacon, en una<br />

calle londinense, signó aún más la sentimentalidad de la piel, su discreta existencia desprejuiciada.<br />

Artista y hombre sensible, en París reencontró a su colega Silvano Lora en<br />

unos momentos de fraternidad con otros pintores y amigos dominicanos. Sin muchos<br />

detalles, Peña Defilló rememora sus muchos años en el medio europeo: «Todo este<br />

tiempo fue muy importante, por el acceso que se tiene a museos como El Prado, el<br />

Louvre, los Oficios (Italia entera es un museo), y esa cultura visual directa tiene enorme<br />

importancia. El mejor maestro de un pintor son los museos: cerca de quince años<br />

estuve visitándolos casi diariamente e incluso viajé a veces sólo para ir a verlos. Con es-<br />

|429|<br />

Areán, Carlos,<br />

citado por<br />

J. Miller.<br />

Pág. 30.<br />

|430|<br />

Idem, El Caribe,<br />

suplemento<br />

cultural, de enero<br />

20 de 1979.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |412|<br />

|413| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|431|<br />

Peña Defilló,<br />

Fernando,<br />

citado por<br />

J. Miller.<br />

Op. Cit. Pág. 75.<br />

te fin visité por ejemplo, a Italia, cuando todavía yo residía en España, y a Francia y a<br />

Grecia. En Madrid estuve ocho años. Fue mi verdadera etapa de estudiante de pintura,<br />

de estudiante como alumno, porque en verdad el aprendizaje de la pintura no se acaba<br />

nunca. La estancia en París también fue de mucha importancia. Creo que es indispensable<br />

haber vivido en París para tener una visión universal y para adquirirla de forma<br />

directa, viviéndolo no por medio de libros. En Londres permanecí alrededor de un año<br />

(…)./ La crítica europea siempre recalcó mi condición de antillano y veía, aún en mis<br />

cosas abstractas, ese origen quizás por el color. Pero ese tipo de pintura en realidad –lo<br />

vi claramente al regresar– no se identificaba con el medio (al menos en ese entonces<br />

...). Además, el público lo rechazaba, pero a mí mismo no me satisfacía.Ya en Europa<br />

tendía a veces a volver a lo figurativo. Pero yo era entonces muy joven y seguía tendenel<br />

bolsillo–,Peña Defilló y Silvano Lora compartían en París las penurias no propias de<br />

artistas bohemios del barrio latino de París, sino asociados en parte a las sanciones internacionales,<br />

que habían aislado de repente al régimen de Trujillo hacia el final de la década<br />

de 1950, razón por la cual las respectivas familias de ambos pintores tropezaban con<br />

inconvenientes para hacerles llegar remesas de manutención, sobreviviendo como podían.<br />

Silvano muchas veces aprovechaba las caminatas de ambos por entre cafetines y<br />

puestos de alimentos callejeros, extendiendo uno de sus largos brazos y la agilidad para<br />

apropiarse de algún pan o alguna fruta, posibles alimentos del día. «Esta era una tarea que<br />

debía asumir o nos moríamos de hambre. Si esos pequeños hurtos cotidianos hubiesen<br />

dependido de Papo Peña –explica Lora– , porque mi amigo era muy educado, tímido,<br />

no había aprendido a ser un «tigre dominicano», se comportaba como un «lord»…|432|<br />

|432|<br />

Confesión verbal<br />

de Silvano Lora.<br />

cias en esa época./ Por eso el proceso que comencé al volver (…) fue primero que nada<br />

conocer mi ambiente, conocer a fondo la realidad social, anímica, popular.|431|<br />

Cuando Fernando Peña Defilló regresó al país para permanecer de manera definitiva,<br />

tenía 34 años de edad. Cultivado en Europa, dejaba atrás experiencias y reconocimientos<br />

para enfrentar la nueva aventura de asumir la pertenencia directamente.<br />

Distante del lar nativo, y «en lona» –como se dice en el país cuando escasea el peso en<br />

Fernando Peña Defilló|Génesis|Acrílica/collage/papel|101 x 142 cms.|1980|Col. Privada.<br />

Fernando Peña Defilló|Sin título|Mixta/tela|193.5 x 232 cms.|1988|Col. Privada.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |414|<br />

|415| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|433|<br />

Lora, Silvano.<br />

«Autoretrato»,<br />

Diario Hoy,<br />

1 de septiembre<br />

de 1982.<br />

SILVANO LORA, oriundo de Santo Domingo, ciudad portuaria en donde nació<br />

en 1931, cuenta que su relación con el hacer artístico surgió «de una manera espontánea,<br />

cuando sólo tenía 15 años, quizás fascinado por una exposición vista desde la<br />

puerta de la galería de Bellas Artes», situada en la calle El Conde andando los años<br />

1940. Había salido del centro escolar donde cursaba los estudios básicos, sintiéndose<br />

fascinado por las pinturas y esculturas que había contemplado. Él testimonia este impacto<br />

visual y anímico: «Esa fascinación fue como un peso que llevé mucho tiempo<br />

en el recinto de la escuela hasta comprender cabalmente de dónde venían esas estatuas<br />

y esos profesores que discutían y no llegaban a ponerse de acuerdo, muchos de<br />

los cuales admitían ignorar ciertos aspectos de ese arte extraño que se denomina moderno».|433|<br />

Lora se inscribió en la ENBA en 1946 cuando muchas de las figuras jóvenes formadas en dicho<br />

Centro no habían egresado; por consiguiente, él es una figura dentro de dos generaciones,<br />

la del cuarenta y la del cincuenta, vinculándose tanto al sector de los artistas como de<br />

los escritores, ya que escribía poesías, unas de ellas publicadas en los Cuadernos de Cultura<br />

Dominicana. Los siguientes versos constatan la mentalidad lírica de esta delgada, huesuda,<br />

pero vital personalidad que en 1951 había pensado ser abogado también: «Vas a oír la canción<br />

del silencio/ porque sepas que existo./ Laborar en la quietud me oirás/ porque vivo.<br />

Del silencio oirás mi canción,/ de mi silencio,/ de mi voz apagada/ cuando la trasparencia/<br />

incorpórea murmure/ de ojos abiertos, /de infectos alientos/ y de batir de alas.<br />

Vas a estar en el aire/ con los ojos abiertos./ En la tierra soñando,/ mis conciertos de<br />

voces/ te apartarán de lo ignoto/ y tornarás a lo cierto».|434|<br />

|434|<br />

Lora, Silvano.<br />

«La Espera»,<br />

fragmento,<br />

Cuadernos<br />

Dominicanos<br />

de Cultura, No.<br />

104, abril 1952.<br />

Pedro René Contín Aybar presenta al artista y comenta la salida poética de Lora: «He<br />

aquí un nuevo poeta, con sus primeros versos.Antes había dado su íntima poesía en deliciosos<br />

trazos de color, en contorneadas figuras. Bullían dentro de él, sin embargo, armonías<br />

de palabras, para materializar sus sentimientos. Su asombro ante el mundo de las<br />

formas, su amor a la luz, lo indujeron a pintar y a tallar. Sin descuidar ni lo uno ni lo<br />

otro, viene ahora Silvano Lora a expresarse en poesía de palabras./ Como en sus cua-<br />

Silvano Lora|Personaje con radio|Óleo/collage/tela|64 x 64 cms.|1963|Col. Ceballos Estrella.<br />

Silvano Lora|Pareja|Óleo/cartón|71 x 58.5 cms.|1954|Col. Museo Bellapart.<br />

Silvano Lora|El ángel rojo|Óleo/cartón|71 x 53 cms.|1959|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |416|<br />

|417| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|435|<br />

Contín Aybar,<br />

Pedro René.<br />

Cuadernos<br />

Dominicanos de<br />

Cultura, Idem.<br />

Pág. 219.<br />

dros, de limpísimo color brillante, advierte uno en sus versos una emoción contenida,<br />

un detenerse el ala en pleno vuelo, no tanto para deleitarse en el paisaje como para retener<br />

algo del impulso, para atesorar, quizás, parte de su emoción, y acariciarla, y ennoblecerla,<br />

en su íntimo ser primero, y darla al fin, más tarde, plena ya de madurez, carne<br />

de su propia carne, temblor de su privilegiada psique».|435|<br />

Desde su primera presentación expositiva, el joven Lora fue sujeto de la atención<br />

crítica de Horia Tanasescu, quien en 1952 escribe: «Casi igualmente dotado para el<br />

dibujo como para la pintura, Silvano Lora parece luchar para encontrar una fórmula<br />

de transición entre las dos artes, por lo cual, a pesar de sus calidades, no siempre<br />

puede evitar en estas últimas obras cierta nota híbrida, mientras, por otro lado, en algunos<br />

de sus dibujos denota una marcada tendencia hacia el énfasis y la composi-<br />

Silvano Lora|Pintura|Óleo/cartón/madera|91 x 110 cms.|1956|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Silvano Lora|Sin título|Óleo/tela|61 x 46 cms.|1959|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |418|<br />

|419| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

ción típicas de un cuadro. Quizás estos dibujos resulten más patéticos y hasta más<br />

agradables, pero al mismo tiempo son más literarios y la línea ya no tiene la vibración<br />

de la inspiración, sino solo la seguridad empobrecida y monótona del calco./<br />

En realidad, este camino es peligroso, en cuanto el dibujo es un arte aparte, con plenitud<br />

y vida propias y definitivas: mientras a su vez, la pintura, la mejor dibujada, nace<br />

siempre como pintura en la cual el dibujo, lejos de ser una base, es apenas un elemento<br />

constitutivo y que como tal sigue las leyes especiales del conjunto./ Como<br />

puro dibujante, Silvano Lora entra en la senda que han seguido y siguen los grandes<br />

maestros (la falta de espacio nos impide ofrecer sorprendentes reproducciones comparativas),<br />

es decir, mientras por un lado se mantiene en un estrecho contacto con la<br />

naturaleza, por otro lado, aprovechando esta experiencia, da rienda suelta a su fantasía<br />

que lo lleva a la expresión de extrañas regiones de lo consciente y quizás de lo<br />

inconsciente. Esta segunda actividad que, sin el persistente ejercicio de la primera,<br />

no podría degenerar en el garabateo, hace de Silvano Lora un excelente ilustrador y<br />

un creador de figuras y escenas fantásticas y hasta grotescas, cuya primera misión es<br />

de representar para su autor un desahogo y un descanso./ No obstante esto, la mejor<br />

actividad de Silvano Lora consiste por ahora en el contacto directo con la naturaleza<br />

( una naturaleza que limita todavía a pocos aspectos de la vida diaria y que de<br />

vez en cuando intenta extenderse al paisaje o a la visión de la multitud y de las arquitecturas).<br />

Su principal preocupación es encontrar la huella expresiva de una visión<br />

reducida a lo estrictamente necesario, mediante una progresiva simultaneidad<br />

del ojo y de la mano. Silvano Lora tiende, como todo buen artista, hacia el ideal de<br />

dibujar solamente lo que él ve y no lo que él sabe que debería haber en un tema dado.<br />

De tal manera saca en relieve volúmenes casi sin circunscribirlos y, en los momentos<br />

felices, su pluma traza, como la aguja sensible de un gramófono, dúctiles líneas<br />

que siguen con fidelidad las variaciones de la intensidad de su visión./ La mecánica<br />

interior nadie se la hubiera podido enseñar a Silvano Lora si no la hubiese intuido<br />

él mismo, espontáneamente; pero se le puede decir que en este camino, por<br />

Silvano Lora|Monja sufrida|Óleo/tela|45 x 36 cms.|1954|Col. Museo Bellapart.<br />

Silvano Lora|Sin título|Mixta/tela|127 x 656 cms.|1961|Col. Museo Bellapart.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |420|<br />

|421| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|436|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe,<br />

agosto de 1952.<br />

bueno que sea, nadie se mantiene y menos aún progresa sin un trabajo frenético y<br />

consciente de todos los días».|436|<br />

En 1953 el referido crítico vuelve a escribir sobre Silvano Lora, a quien llama pintor<br />

imaginativo. El argumenta que si el nombre suyo «no suena todavía como el de un «artista<br />

consagrado» tampoco se puede negar que ya es bastante conocido y apreciado en<br />

los círculos intelectuales capitaleños, en donde se le considera un excelente dibujante.<br />

En cuanto al atributo de pintor (…) bien se puede decir (…) que no ha demostrado<br />

hasta la fecha ningún empeño especial en conquistarlo. Insistiendo en reconocerle su<br />

dote de dibujante abundante, señala en relación a su hacer pictórico que la actitud de<br />

recogimiento es la nota fundamental que une entre sí los 14 cuadros expuestos en el<br />

Instituto Domínico-Americano. «Tanesescu escribe sobre la primera individual pictórica<br />

que realiza Lora en la que exhibe los siguientes cuadros: «La Gente» (Muchacho<br />

con Llaves); «Amigo», «Madrugadores» y «Amigos Hasta el Aire», entre otros óleos de<br />

1953.Agrega el crítico que Silvano es un espíritu calmo y contemplativo.Además es un<br />

lírico pero sin sentimentalismo ni vaguedades mentales. El transfigura la naturaleza, apoyándose<br />

en la acción e imaginación de pintar. Hacer pintura para él no es otra cosa que<br />

expresar imágenes de acaeceres espirituales».|437|<br />

sultado de las labores docentes y lograban en sus momentos un buen número de obras<br />

para la exposición que exigía el boato de la dictadura.|439| En 1953, cuando ya había<br />

participado con sus maestros y condiscípulos en muchas colectivas, era un graduado de<br />

la ENBA y tenía el registro de varias individuales, Silvano Lora obtiene una distinción<br />

internacional. El habla entonces de disipación de dudas, titubeos y temores: «En un quehacer<br />

a tientas (…) planeando en una dualidad entre timidez y osadía, se fue acumulando<br />

una modesta obra (…). Mi trabajo de ese tiempo sacaba recursos de pobres medios<br />

intuidos, sospechados o recién adquiridos, que encontraban una inmediata implementación<br />

según una especie de mutación técnica consecuente (…)./ Estos temores comenzaron<br />

a disiparse cuando, con la «Leche de la escuela», gané un premio en la II Bienal<br />

de Sao Paulo, Brasil, en 1953, prestigiosa exposición que los grandes nombres de la<br />

|439|<br />

Lora, Silvano.<br />

«Autorretrato»,<br />

Op. Cit.<br />

|437|<br />

Tanasescu, Horia<br />

El Caribe,<br />

marzo<br />

8 de 1953.<br />

|438|<br />

Idem,<br />

El Caribe,<br />

mayo 16<br />

de 1955.<br />

En una apretada y selecta ponderación del arte dominicano publicada en 1955 –talvez<br />

la última página que escribiera en el país–,Tanasescu resume su opinión asociativa e individual<br />

sobre Silvano: «Al lado de Antonio Toribio y Domingo Liz, Silvano Lora mantiene<br />

en Santo Domingo el culto al dibujo, como actividad artística sin finalidades ulteriores.<br />

Más aún, se puede decir que estos tres jóvenes son una verdadera generación<br />

espontánea, ya que no tienen verdaderos precursores. Silvano Lora es naturalista, su observación<br />

es penetrante y su línea sigue con sensibilidad y simultaneidad sus impresiones<br />

visibles. Cultiva con originalidad también la pintura, en la cual demuestra predilección<br />

por el mundo y la atmósfera característica del renacimiento».|438|<br />

A pesar de los aspectos formales del aprendizaje en la ENBA, Silvano Lora se pronuncia<br />

artísticamente entre el temor y el atrevimiento, haciendo uso instintivo de la subjetividad<br />

por encima del racionalismo. En este sentido su lirismo, la mecánica interior que,<br />

de acuerdo a Tanasescu, movía su discurso, provocaba la atención de intelectuales y<br />

maestros de la ENBA. Con estos últimos exponía cuando frisaba los 20 años, al igual que<br />

otros de su edad. El expresa a propósito que «exponer entre los maestros (...) correspondía<br />

a la necesidad (...) de estimular jóvenes valores. Para esas época (…) la oportunidad<br />

que se le dio a jovencitos como Papo Peña, Noemí Mella, Oscar de la Renta,Ada<br />

Balcácer, Luichy Martínez y Eligio Pichardo supondrían una necesidad de abultar el re-<br />

Silvano Lora|Flor endémica|Mixta/tela|159 x 106 cms.|1981|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Silvano Lora|El puente sangriento|Óleo/madera|153 x 54 cms.|1966|Col. Ramón Francisco.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |422|<br />

|423| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

plástica mundial codiciaban y donde participamos junto a destacados artistas del país,<br />

con sólo 22 años. (…); esa contradicción intuitiva de los primeros años fue progresando<br />

hacia una toma de consciencia hasta convertirse en una formulación teórica que tiene<br />

como base la dialéctica del proceso del trabajo creador que toma al hombre como<br />

objeto tendiente a la transformación de la naturaleza; la naturaleza del hombre por el<br />

hombre y para el hombre».|440|<br />

De frente a una transformación indetenida, Silvano Lora encontró la oportunidad de viajar<br />

al exterior, escapando de la dictadura en la que había nacido. Escapaba en 1954 «para<br />

consagrarse a su trabajo de pintor y unirse a las filas de resistencia en el exilio. El cargaba<br />

consigo una triple herencia cultural (...). Esa carga contradictoria deberá anidarse y<br />

fundirse en la actividad artística, trabajando desde el interior la naturaleza de su ar-<br />

|440|<br />

Idem.<br />

|441|<br />

Moulin,<br />

Raoul Jean.<br />

Texto de 1973<br />

en Catálogo<br />

Silvano Lora,<br />

julio 20 de 1981.<br />

te».|441| El escape traza un recorrido: Puerto Rico, Nueva York, Europa. El exilio voluntario<br />

impulsa la disolución de las figuraciones, de las imágenes anecdóticas o reminiscentes.<br />

La materia sustituye casi de golpe las versiones dibujísticas de los «acaeceres» y<br />

unas estructuras que crean la sensación de un discurso abstracto, ofrecen excelentes resultados.<br />

Entre ellos la obra «Pintura», óleo premiado en la bienal nacional correspondiente<br />

a 1958 y la serie precedente: «La del «Movimiento y estructura del toro», inicia-<br />

Silvano Lora|Paisaje|Acrílica/tela|159 x 86 cms.|1968|Col. Manuel Salvador Gautier. Silvano Lora|Ilustración 2 de «El Vuelo» H. Tanasescu|1952|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 108.<br />

Silvano Lora|Ilustración 3 de «El Vuelo» H. Tanasescu|1952|Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 108.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |424|<br />

|425| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|442|<br />

Idem.<br />

da por el año 1956, cuando el pintor se pone en contacto con el hecho artístico europeo<br />

a través de la Trienal de Roma y de sus estadías en París, Medio Oriente y España,<br />

donde intercambia y trabaja con el grupo «El Paso de Tendencia Informalista».|443|<br />

una materia áspera, sombría y grave, penetrada de impresiones minerales, vegetales, de<br />

formas enigmáticas. Denso, opaco, el espacio concentra tensiones antagónicas cuya incandescencia<br />

breve, fulgurante, no se percibe sino a través de las rasgaduras de esa noche<br />

sorda donde se encienden germinaciones repentinas./ Es entonces el comienzo de<br />

los sesenta, se vio el cielo de los cuadros de Lora llenarse de cataclismos y la tierra abrirse<br />

bajo la violencia de un sismo. Así apareció el tema de la agresión del cielo, armado<br />

de aviones estrellados contra la tierra maltrecha, desfigurado por la deflagración del fuego<br />

devastador, pero que responde a la guerra por la guerra. Desde entonces toda materia<br />

duramente experimentada por Lora no implicaba algún efecto arbitrario, sino que<br />

podría estar dotado de significación. A la dimensión estética del gesto se agregaba una<br />

dimensión política».|443|<br />

|443|<br />

Idem.<br />

Al escribir sobre la conexión de Lora con el medio europeo y sobre todo la obra trabajada<br />

desde el interior de la naturaleza, el crítico francés Raul Jean Moulin explica: Los<br />

mitos primordiales –oponiendo el cielo que es extranjero al hombre, a la tierra que es<br />

el teatro– penetraron de golpe la pintura de Lora que los actualiza a partir de la historia<br />

de nuestro tiempo. «La tierra soy yo», dice Lora, «es el hombre.Yo me identifico con<br />

la tierra, la tierra-madre. El cielo está fuera, lo desconocido, el cosmos. El cielo es también<br />

la muerte. De Vietnam a Santo Domingo, el hombre sabe que la muerte viene de<br />

lo alto». Las telas que siguieron a su llegada a París, poco después de 1955, contienen<br />

Silvano Lora|Sin título|Mixta/collage/tela|76 x 55 cms.|1987|Col. Banco Popular.<br />

Silvano Lora|De la serie Canal de Panamá|Acrílica/tela|67.5 x 51 cms.|1979|Col. Familia De los Santos.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |426|<br />

|427| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|444|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe, 18 de<br />

abril de 1965.<br />

|445|<br />

Balcácer, Ada,<br />

referida en<br />

entrevista:<br />

Diógenes<br />

Cespedes,<br />

El Siglo, 24 de<br />

octubre de 1998.<br />

Artista comprometido con su época, con la toma de conciencia política y su relación<br />

con el arte, Silvano Lora asume entre el final de los 50 e inicios de 1960 una militancia<br />

que lo mismo se desenvuelve en el accionar del artista ciudadano y en el recreador<br />

discursivo.Ya en 1959, realiza en «la Maison Pour Tous» de París un espectáculo<br />

experimental, en el cual se conjugan diferentes medios de expresión artística: ballet,<br />

música, pintura y recursos audiovisuales. Es una obra que revela su convencimiento<br />

respecto a la integración de las artes en una dimensión más que moderna, de transvanguardia,<br />

pero no carente de significación en términos de metamensaje. El busca<br />

sobre todo acercarse al espectador, al protagonista social, al ser humano, expresándole<br />

sus propios problemas colectivos desde una visión individual;|444| porque Silvano<br />

Lora es un artista ideológico y partidarista. Es uno de los primeros latinoamericanos<br />

en convertir su arte en carta sociopolítica en el camino de un decisivo peregrinaje<br />

que termina ubicándole por varios años en Europa. El viaja y se ubica temporalmente<br />

en varias ciudades donde celebra muestras individuales, hace relaciones artísticas<br />

de importancia y se encuentra con compañeros dominicanos, entre ellos Ada<br />

Balcácer, otra individualidad de proyección significativa, asociada al grupo que egresa<br />

de la ENBA en la década 1950.<br />

ADA BALCÁCER, nacida en Santo Domingo(1930), es otro de los nombres que<br />

proyectan una relevancia como mujer y artista de fuerte vocación. Hija de hogar humilde,<br />

creció entre mujeres luchadoras, entre ellas su madre Tomasina. El padre, un camarero<br />

fuera de serie que había fundado un sindicato con otros compañeros de labor.<br />

La humilde condición familiar no impidió que tanto ella como su hermano alcanzaran<br />

una buena formación educativa y que situaciones adversas contrarrestaran una voluntad<br />

de crecimiento temperamental.Afectada por el accidente que le mutiló uno de<br />

sus brazos, tal minusvalencia no amilanó la necesidad de reconfirmarse en el arte y en<br />

la existencialidad libertaria en un medio doblemente opresor para el sector femenino.<br />

Sin embargo, en sus años de formación ella confiesa que fue impactada por dos educadoras:<br />

«Yo conocí en mi vida de estudiante dos feministas, una fue Matilde García<br />

de Ricart, que era una feminista radical y que me educó, y Celeste Woss y Gil; las dos<br />

tenían en común esa seguridad femenina, esa condición total de reafirmación de su sexo,<br />

de su trabajo. (…). Celeste nunca se sentó ni dejó que le dieran una silla, no había<br />

sillas en ese curso, hacíamos ropajes de pie delante de un caballete y hasta el día de hoy<br />

trabajo de pie como Celeste, que fue mi modelo de vida».|445| Balcácer aclara «el<br />

modelo wosgiliano (...). Su ejercicio pictórico puede considerarse más recio y libre<br />

que en hombres de su tiempo y quizás su modelo inspiró la tendencia de pintura fuer-<br />

Ada Balcácer|El pajarito|Óleo/tela|110 x 81 cms.|1970|Col. Manuel Salvador Gautier.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |428|<br />

|429| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|446|<br />

Balcácer, Ada.<br />

Ponencia en<br />

Mujer y Arte<br />

Dominicano.<br />

Op. Cit.<br />

Págs. 51-52.<br />

|447|<br />

Balcácer, Ada,<br />

en entrevista:<br />

Diógenes<br />

Céspedes,<br />

El Siglo, 31 de<br />

octubre de 1998.<br />

te y amplia de mujeres contra la tradición pictórica de bodegones, maternidades, descriptiva,<br />

dulce y bucólica de la corriente universal./ Rigurosa, sobria, refinada, peinada<br />

con corte a lo garcon, impecable y segura llenaba con su excepcional personalidad<br />

el espacio de la Escuela Nacional de Bellas Artes».|446|<br />

La vinculación de Ada Balcácer a los estudios formativos de la ENBA se extendió del<br />

1946 al 1951, sobrepasando el tiempo regular de los tres años requeridos para egresar.<br />

Como muchos de su generación, ella permaneció en la Institución, en donde mostró<br />

excelentes condiciones de dibujante y retratista, participando en exposiciones junto a<br />

sus maestros. Ella refiere esta experiencia: «Cuando yo estaba en Bellas Artes, Gilberto<br />

Hernández Ortega era un hombre muy atractivo físicamente, y enamoradizo, romántico,<br />

de serenata, de poesía y cuando se enamoraba de una muchacha muy linda la lleva-<br />

lectivas, pero sobre todo participamos en la Primera Bienal Hispanoamericana que se<br />

celebró en Madrid en el 1950. Fuimos invitados junto con nuestros profesores…»|448|<br />

Joven, muy bella y educada para la libertad, Ada Balcácer era parecida a su maestra, la<br />

Woss y Gil, e igualmente a la fraternal Clara Ledesma, en cuanto a asumir tanto la aventura<br />

del arte como de la vida sin titubeos ante la condición femenina. Ella fue modelo<br />

de Manolo Pascual, le posaba desnuda en su casa, e igualmente a Luichy Martínez Richiez.|449|<br />

En 1951, al celebrarse la exposición de la Escuela Nacional, Oscar Antonio<br />

Torres distingue a Ada Balcácer entre los 70 alumnos que exponen sus obras. Ella<br />

«presenta algunos paisajes y figuras cuya distinción y fantasía está lograda con un criterio<br />

justo y sincero, labor que aparece honrada, serena y sin que recargue su hacer plástico<br />

hasta violentarlo».|450|<br />

|448|<br />

Idem. El Siglo,<br />

de 24 de octubre<br />

de 1998.<br />

|449|<br />

Idem.<br />

|450|<br />

Torres, Oscar<br />

Antonio.<br />

El Caribe,<br />

julio de 1951,<br />

Pág. 9.<br />

ba al curso de retrato para que posara de modelo, y él lo que le ofrecía era que escogiera<br />

el retrato que más le gustara. Los alumnos se lo entregaban a las modelos y a ellas<br />

siempre le gustaba el mío. No sé dónde están esos retratos…»|447| Sobre su etapa en<br />

la ENBA, explica: «Los egresados no hacíamos individuales en esa época. No. El privilegio<br />

es participar con tus profesores en las colectivas. Fernando Peña Defilló,Ada Balcácer<br />

y Domingo Liz, tuvimos el privilegio de participar con nuestros profesores en co-<br />

Ada Balcácer|Hombre cargando su propio ataúd|Tinta/papel|74 x 52 cms.|1971|Col. Manuel Salvador Gautier.<br />

Ada Balcácer|Composición|Tinta/papel|98 x 74 cms.|1962|Col. Museo de Arte Moderno.<br />

Ada Balcácer|Dibujo|Lápiz/papel|23 x 34 cms.|1961|Col. Manuel Salvador Gautier.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |430|<br />

|431| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|451|<br />

Balcácer, Ada,<br />

referida por<br />

Diógenes<br />

Céspedes.<br />

Op. Cit.<br />

Ada Balcácer asistía a la ENBA aun después de graduarse, pero se apartó de este centro<br />

al contraer matrimonio con un pelotero profesional (Luis Rafael Cabrera), coincidiendo<br />

este enlace con su matriculación en un curso de mural que impartía Eugenio Fernández<br />

Granell en Río Piedras, Puerto Rico. Obedeciendo a su vocación, viajó a la referida<br />

isla, en donde reside durante tres años (1952-1955), formando parte del taller libre<br />

en la universidad puertorriqueña, exponiendo en muestras colectivas y relacionándose<br />

con el medio artístico. Sobre su estadía en la vecina isla ella declara: «Me fui a Río<br />

Piedras, trabajé, hice de todo como arte (…) y me vinculé (…) eso me permitió entonces<br />

conocer el movimiento del estudio 14 en Puerto Rico, de educación de la comunidad<br />

con todos los grabadistas de ese momento, conocí a Tufiño, conocí a Alicea,<br />

conocí a todo el mundo.(…) Mi estancia en Puerto Rico fue muy dolorosa como muzo<br />

menos, buscando una forma de cómo sobrevivir y dar respuesta a la pregunta de<br />

cómo ganarse la vida con la formación artística que tenía.|452| La alternativa fue<br />

emigrar nuevamente, pero esta vez a Nueva York, en donde era una carta de desenvolvimiento<br />

el inglés que hablaba, aprendido durante sus años estudiantiles con una cocola<br />

llamada Flérida, vecina de su casa paterna. Ella tuvo que hacer de todo en el medio<br />

newyorkino: «desde cocinera hasta pintora de bandejas y una vez pintaba pájaros<br />

en tapas de inodoros».Además deambuló por todos los barrios durante dos años. Pero<br />

fue una etapa decisiva de acuerdo a su testimonio: ese período de Nueva York fue muy<br />

productivo para mí desde todos los puntos de vista.Ahí me hago una mujer independiente,<br />

autosuficiente, reconocida, (…), a los 26 años de edad en el 1956 ya estaba haciendo<br />

páginas para Ebony Magazine, salí en esa revista en el 56 como diseñadora de<br />

|452|<br />

Idem,<br />

jer. Fuí infortunada, me pasó de todo, hasta el momento de perder casi la vida. Fui agredida,<br />

vejada porque mi esposo era un pelotero de un nivel social muy fuera de lo que<br />

yo hacía, llegué desconocida y tenía una vida antes de llegar y cuando llegué a Puerto<br />

Rico me pasó de todo».|451|<br />

La salida de Puerto Rico coincidió con la disolución del matrimonio.Ada Balcácer tuvo<br />

que retornar a su país para conseguir divorciarse y seguir siendo mujer, con un bra-<br />

Ada Balcácer|De la serie de los Bacá|Tinta/papel|28 x 21.5 cms.|1968|Col. Privada.<br />

Ada Balcácer|Sin título|Óleo/tela|97 x 131 cms.|1970|Col. Manuel Salvador Gautier.<br />

Ada Balcácer|Par de Bacá|Lápiz/papel|46.5 x 35.5 cms.|1970|Col. Familia De los Santos.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |432|<br />

|433| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

telas./ Todos los artistas emigrantes que no querían dejar de pintar eran diseñadores de<br />

telas porque es una profesión muy creativa que te permite trabajar menos horas y trabajar<br />

más de arte, y con prestigio».|453|<br />

Un breve retorno a Santo Domingo, en 1957, le permite encontrarse con viejos y<br />

nuevos colegas: Ledesma, Liz, Eridania Mir,Walter Terraza y Pipe Faxas, pero también<br />

cerciorarse de la situación económico-política del país en abierta y peligrosa crisis decadentista.<br />

De regreso a la babel de los rascacielos, ella se sumergió en el quehacer<br />

pictórico hogareño, reuniendo una producción con la cual celebra una individual alrededor<br />

de 1958-59, años en los que comienza a militar políticamente, de acuerdo a<br />

su declaración: «Mis años políticos comienzan en 1958, estoy de otro lado de la cerca,<br />

estoy interesada en la democracia, los cambios (…) las ideas sociales (…). Cuando<br />

yo asumo estas ideas sociales, comienza mi vida política, ya no quiero vivir en Nueva<br />

York, sino que quiero regresar a mi país (…) además en 1956 me leí las conferencias<br />

de Mao Tse Tung sobre arte y literatura en el foro de Yenán. En la universidad de<br />

Columbia daban unas conferencias sobre esos temas y no me los perdía (…). Iba con<br />

mi novio que era presidente del sindicato de demoledores de edificios de Nueva York.<br />

Era polaco y lo conocí en una de esas reuniones que se celebraban en casa de la poetisa<br />

Grace de los Santos, en Brooklyn. En esas reuniones de los domingos tumbábamos<br />

el gobierno de los Estados Unidos y lo armábamos en la mañana antes de ir a<br />

trabajar».|454|<br />

De sus años de ubicación en los Estados Unidos se conocen los diseños industriales, en los<br />

que fue destacada como la primera diseñadora de color, de acuerdo a la revista Ebony, referencia<br />

que ofrece Luis Lama al comentar este tipo de producción. Establece el referido<br />

crítico que «Ada Balcácer presenta en estos diseños una alucinante muestra en los que combina<br />

la simbología de la isla, el Art Nouveau y el batik, para lograr una obra personal, de<br />

un gran valor (…) cuya observación se hace necesaria para comprender mejor la trayectoria<br />

de la gran artista dominicana de nuestros tiempos». Agrega Lama que ella «es la única<br />

que se ha desempeñado con notable éxito como diseñadora (…). Sus diseños a tinta son<br />

|454|<br />

Idem.<br />

Ada Balcácer|Historia de Juan Bobo y Pedro Animal|Gouache|63 x 47 cms.|1960|Col. Ricardo Méndez Mir.<br />

Ada Balcácer|Tatica lunar|Óleo/tela|111 x 81 cms.|1968|Col. Manuel Salvador Gautier.<br />

Ada Balcácer|Nacimiento|Óleo/tela|89 x 130 cms.|1967|Col. Manuel Salvador Gautier.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |434|<br />

|435| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

de una gran sutileza, con características que podrían definirse como «femeninas».|455| Ella<br />

reproduce en sus trabajos flores nacionales y frutas del trópico, haciendo evidente su origen<br />

caribeño. «Fauna y flora imprimirían los tejidos que irían a cubrir los cuerpos de mujeres<br />

de países desarrollados»|456|para los cuales se conciben principalmente.<br />

La etapa newyorkina fue de mucho crecimiento artístico y madurez humana para Ada<br />

Balcácer, quien además terminó labrando su conciencia de mujer.Tal vez sus más decisivas<br />

páginas pictóricas no son las que preceden a sus diseños para producción de telares,<br />

sino estas que adiestran su pulso, adentrándolas además en lo que resulta en el presente–porvenir:<br />

un preámbulo imaginativo de proporciones inagotables que se proyectan<br />

cuando produce un vuelco hacía lo suyo, lo dominicano. Esto ocurre con un definitivo<br />

asiento en tierra oriunda, al comienzo de los 1960.<br />

|455|<br />

Lama, Luis.<br />

El Caribe, enero<br />

13 de 1979.<br />

Pág. 5.<br />

|456|<br />

Lama, Luis.<br />

El Caribe, febrero<br />

2 de 1980.<br />

Pág. 13.<br />

Ada Balcácer|Tatica frutero|Óleo/tela|121 x 80 cms.|1968|Col. Manuel Salvador Gautier.<br />

Ada Balcácer|Palmera|Acrílica/tela|124 x 106 cms.|1981|Col. Manuel Salvador Gautier.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |436|<br />

|437| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

GASPAR MARIO CRUZ es otra notabilísima figura relacionada con las primeras generaciones<br />

que estudian en la ENBA y, sobre todo, con los que enuncian y sostienen una<br />

proyección artística sin interrupción, como norma de vida y originalidad desde el arte<br />

mismo. Había nacido en San Francisco de Macorís en 1929 como primogénito de María<br />

Altagracia Cruz, quien además tuvo que asumir sola y con muchas dificultades la crianza<br />

de otros dos varones y tres hembras. Horia Tanasescu, al escribir en 1952 sobre el joven<br />

artista que egresa de la ENBA precisamente en ese año, afirma que «la vida de Gaspar Mario<br />

Cruz es amarga y en rigor desprovista de interés, pero ya tiene casi sabor de biografía».<br />

El citado crítico toma en cuenta el humilde origen familiar de este francomacorisano<br />

anotando los siguientes datos: «A muy temprana edad, su primer contacto con el arte<br />

fue a través de la iglesia. Con sus manos de niño que todavía no tenía 8 años, modeló en<br />

barro su primer Cristo, en su opinión igual al que había visto en el altar. Luego empezó<br />

a dibujar. Una prima-hermana suya y una sobrina también pintaban por afición, sin haber<br />

tenido jamás un maestro. Como no tenía colores, el pequeño Mario exprime el zumo<br />

de pétalos de flores. Los más perdurables eran los zumos de rosas rojas (…).A los 19<br />

años vino a saber de la existencia de una escuela de Bellas Artes, en Ciudad Trujillo, y, sin<br />

pensar cómo iba a vivir, vino a la capital donde ingresó en la escuela en septiembre del<br />

Gaspar Mario Cruz|Rito|Pastel/papel|65 x 48 cms.|1960|Col. Familia De los Santos.<br />

Gaspar Mario Cruz|Manifestación erótica|Tempera/papel|82 x 70 cms.|1971|Col. del artista.<br />

Gaspar Mario Cruz|Ondinas en el Mar Caribe (fragmento)|Pastel/papel|51 x 38 cms.|1971|Col. del artista.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |438|<br />

|439| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|457|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe,<br />

9 de noviembre<br />

de 1952.<br />

|458|<br />

Idem.<br />

El Caribe,<br />

27 de agosto<br />

de 1956.<br />

Pág. 9.<br />

|459|<br />

Cartagena<br />

Portalatín, Aída.<br />

La Nación,<br />

26 de agosto<br />

de 1956. Pág. 9.<br />

|460|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

Catálogo Novena<br />

Exposición Bienal,<br />

1958. Pág. 33.<br />

|461|<br />

Contin Aybar,<br />

Pedro René.<br />

El Caribe, 31 de<br />

agosto de 1958.<br />

1948 y donde encontró, desde el primer momento, una entusiasta acogida por parte del<br />

director de entonces, el escultor Manolo Pascual. Su entrada a la escuela le produjo un terrible<br />

choque que tenía que ver con las normas y disciplinas académicas y el impulso violento<br />

de un despreocupado ritmo interior. «Cayó en inexpresivo decorativismo y sus profesores<br />

únicamente le aconsejaron volver a dar rienda a sus fantasías».|457|<br />

Llamado «El Primitivo» por sus compañeros de la ENBA y por otros relacionados que<br />

apreciaban sus tallas caracterizadas por el hieratismo, la ingenuidad, el indicio románico<br />

y los populares «Santos de palo», Gaspar Mario Cruz comenzó a trascender como genuino<br />

escultor que provocaba incluso que sus profesores adquirieran sus obras. Desde<br />

su graduación en 1952 comienza a exponer profesionalmente en bienales y muestras<br />

particulares, provocando diversos comentarios, entre ellos los que se citan a continuación:<br />

«Es un escultor lírico –afirma Tanasescu– un artista que ha podido describir la trascendencia<br />

de esta realidad, que en su caso es la realidad dominicana. De esta manera, ha<br />

logrado ser original sin rarezas, expresivo sin violencia y ha conseguido una gracia y una<br />

poesía que son las características y el mayor atractivo de sus obras».|458| A su vez,Aída<br />

Cartagena Portalatín escribe: «Mario Gaspar Cruz sueña sobre la madera, es un poeta<br />

de la madera. Extrae ricas expresiones, planos y volúmenes de una concepción y plasticidad<br />

que recuerdan, a veces, a los primitivos imagineros medievales... Importante es<br />

señalar que se supera deteniéndose frente a problemas de verdadera técnica que logra<br />

resolver, por cuanto concibe la realización de deliciosos dominios de ensueño con un<br />

no sabemos qué depurado y conciso en la expresión, que hace que su arte aparezca primitivo<br />

y clásico a la vez».|459|<br />

Valldeperes resalta la figura de Cruz, vinculandole a la ENBA y a sus asociados: Dirigida por<br />

un escultor –Manolo Pascual–, la Escuela da óptimos frutos, entre ellos Antonio Prats Ventós<br />

–español formado en el país–, Luis Martínez Richiez, Radhamés Mejía y Antonio Toribio.También<br />

es digna de consideración la obra de Gaspar Mario Cruz, cuyo espontáneo<br />

sintetismo ha dado esculturas de gran valor y extraordinaria sensibilidad artística».|460| Al<br />

artista francomacorisano también dirige su comentario Contín Aybar: «En la escultura, la<br />

magia, la poesía, la ingenuidad del «primitivo» Gaspar Mario Cruz se impuso para conquistar<br />

el primer premio con «Amantes», talla en caoba, un grupo escultórico armonioso, de<br />

finas líneas y resuelto en todos sus detalles con la gracia habitual de este autodidacta.|461|<br />

La fidelidad in crescendo de un estilo personal e incomparable con otros escultores dominicano<br />

proyecta a Gaspar Mario como uno de los grandes artistas nacionales. El también<br />

cultiva una pintura o dibujo en correlación a su temario cargado de sincretismo mágico o<br />

afroantillanidad.Temario lleno de creencias y visiones de mitos, ritualidad y santería.<br />

Gaspar Mario Cruz|Maternidad|Gouache/papel|65 x 48 cms.|1970|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |440|<br />

|441| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

3|4 La proyección de otros cinco sobresalientes:<br />

Faxas, Dionisio Pichardo, Guillo, Cestero y Azar<br />

Amable Sterling|Retrato de Pipe Faxas (fragmento)|Óleo/tela|90 x 60 cms.|1967|Col. Jeannette Faxas Canto.<br />

Puede resultar arbitraria la relación entre Paul Giudicelli, Peña Defilló, Silvano Lora,<br />

Ada Balcácer y Gaspar Mario Cruz. Esta asociación responde a un método estimativo,<br />

aunque realmente ellos representan una notable excepcionalidad, aparte de que conforman<br />

un círculo de artistas que, además de vincularse a la ENBA, son diferenciados entre<br />

sí. La recia personalidad creativa, experimental y reflexiva de Giudicelli, con su poder<br />

de síntesis lingüística y temática a la que paulatinamente llega su discurso, no tiene<br />

comparación en la pintura dominicana. En España, Peña Defilló, afiliado a la abstracción<br />

informalista, también ofrece una personalidad advertida como diferente por los<br />

críticos peninsulares. Silvano Lora asume los pasos necesarios ofreciendo un vanguardismo<br />

en discurso y acciones propios de un esteta politizado y paradigmático en nuestra<br />

historia del arte. En cuanto a Gaspar Mario, reitera su condición de escultor y también<br />

de dibujante incomparable; e igualmente la Balcácer, quien para poder crecer como<br />

artista primero tuvo que arriesgarse como mujer sin miedo y en aventura de la que<br />

sacará las latitudes que van del corazón a la conciencia.<br />

Si en uno y otro de los artistas señalados hay influencias, fruto de contactos con otros<br />

artistas y normales a la juventud que asume en la década del 1950, ellos supieron digerir<br />

muy bien lo que recibían para construir sus personales discursos y ser desemejantes<br />

en la semejanza grupal. Esto vale también para Faxas, Dionisio Pichardo, Guillo Pérez,<br />

José Cestero y Aquiles Azar, otros cinco sobresalientes de la misma generación a los cuales,<br />

sin embargo, puede atribuírseles una clara absorción visible de otros pintores y una<br />

disgresión grupal entre unos y otros. Son condiciones generales en el cuerpo social de<br />

todos los que se revelan como temperamentos artísticos durante la década y en el porvenir.<br />

Es decir, los grandes nombres modernos del arte dominicano a los que se suman,<br />

asumiendo personales proyecciones.<br />

RAFAEL FAXAS CANTO, más bien llamado Pipe Faxas, es uno de los nombres de<br />

atención artística e incluso de la memoria política del período en el que asume la disidencia<br />

frente al régimen de Trujillo, quien –se afirma– era su padrino. Este rol social lo<br />

solía asumir el dictador, inscribiéndose en una larga lista de padrinajes y compadrazgos<br />

que cultivaban la adhesión o aseguraban la fidelidad. Sin embargo, para el gobernante<br />

no había vínculos sagrados ni otras consideraciones para humillar cuando las confabulaciones<br />

de la camarilla convertían en víctima a un servidor, amigo, funcionario o compadre.<br />

El irrespeto de Trujillo contra cualquier ciudadano afectaba a toda la familia socialmente,<br />

provocando a veces actitudes de consciente rebeldía política, la cual es un aspecto<br />

relevante en la existencia del pintor Faxas Canto.<br />

Pipe Faxas se vinculaba a San Pedro de Macorís, en donde había nacido en 1936, siendo<br />

uno de los tres hijos que habían procreado María Canto y Rafael Faxas Valdez,<br />

oriundo de San Cristóbal como Trujillo, su compadre, a quien servía como uno de los<br />

médicos personales y funcionario del Estado. Cuando el mayor de la prole decidió estudiar<br />

carrera artística, el padre no se opuso e ingresó a la ENBA en 1949, en la cual permaneció<br />

por espacio de cuatro años. En 1954 es uno de los estudiantes destacados por<br />

sus profesores,|462|exhibiendo en la exposición anual del plantel un dibujo titulado<br />

«Atletas» (tinta 1954) de marcada geometrización. Es el año también en que concurre<br />

por primera vez a un evento para artistas profesionales como lo era la VII Exposición<br />

Bienal, cuyo jurado le concedió el premio especial que auspiciaba «El Caribe». Su pintura<br />

«Máscara» (óleo 1954) le hizo merecedor del galardón.<br />

|462|<br />

Tanasescu, Horia.<br />

El Caribe, julio<br />

4 de 1954.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |442|<br />

|443| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|463|<br />

Incháustegui<br />

Cabral, Héctor,<br />

Opinión verbal en<br />

conversación con<br />

el subcretor, 1979.<br />

|464|<br />

Cartagena<br />

Portalatín, Aída.<br />

Maestros<br />

Dominicanos,<br />

exposición,<br />

catálogo, 1980.<br />

Faxas se convirtió en discípulo de Jaime Colson, también a partir de 1954, al mismo<br />

tiempo que se interesaba en relacionarse con escritores maduros, como en los casos de<br />

Héctor Incháustegui Cabral y Aída Cartagena Portalatín, con quienes discutía sobre arte<br />

y literatura. «Era un delgado joven de mucha profundidad intelectual y además temperamento<br />

seguro de sí mismo, independiente a pesar de estar marcado por la concepción<br />

estética del Colson de los años cincuenta».|463| Esta era la opinión de Incháustegui,<br />

afirmando a su vez la Cartagena que él «emprendió la carrera pública del arte dotado<br />

de experiencias, de un normativo aprendizaje (…) nosotros que le conocimos profundamente<br />

ni sabíamos de su interior de rebeldía».|464| Esta indocilidad se manifestaba<br />

en sus búsquedas pronunciativas de pintor, haciéndose evidente en la primera exposición<br />

personal que celebra en junio de 1956.<br />

Registrada en el recinto de la Alianza Francesa, los 19 cuadros que integraban el primer<br />

discurso general del joven pintor provocaron reacciones diferentes, debates, así como<br />

la opinión evaluativa de la Cartagena, quien escribe: «El criterio dominante del público<br />

que asiste a la exposición se resiste al embiste.Vemos allí a las gentes que verdaderamente<br />

entienden y los que dicen entender de pintura.Algunas consideran que Faxas<br />

atraviesa una etapa difícil y que se lanza desde un piso más alto.A nosotros nos do-<br />

Rafael Faxas|Vista de la Ciudad Colonial|Acuarela/papel|36 x 24.5 cms.|1952|Col. Carmen Hernández.<br />

Rafael Faxas|Trío de músicos|Dibujo/papel|23 x 18 cms.|1954|Col. Carmen Hernández.<br />

Rafael Faxas|Mundo de Baquiní|Óleo/tela|158 x 86 cms.|1955|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |444|<br />

|445| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

minaría el mismo criterio si no conociéramos tan de cerca al pintor. /Más aquí no estamos<br />

para conjeturas. Lo que nos interesa es el valor artístico de su pintura, la calidad<br />

esencial de su obra expuesta.Volvimos a visitar la exposición porque no queríamos dispensarle<br />

un coeficiente de valor aceptable de inmediato. Acostumbramos a gustar –rumiando<br />

gusto–, toda obra de arte./ Cuando un muchacho de diecinueve años hace estas<br />

cosas, aquí o allá se abre un campo de discusión de las ideas estéticas, posibilidades<br />

y corrientes, en su curioso afán de buscarle parentesco. Favorables o no, abundan los vaticinios.<br />

Hasta ahora, para nosotros, el caso de Faxas acusa el principio de una trayectoria<br />

feliz. Es un reflejo de sus inquietudes pictóricas y literarias, del acontecer cultural y<br />

del viaje del pensamiento artístico hacia una estricta realidad del mundo».<br />

Para la crítica Cartagena, la pintura de Faxas en este discurso personal y expositivo «se<br />

despoja del atuendo convencional y del parámetro retórico. Se desnuda con talento y<br />

coraje. Sus cuadros a más de ser producto de sensibilidad y conocimiento, son un resorte<br />

de convencimiento, un vehículo de compresión y solidaridad con las últimas modalidades<br />

del arte moderno.<br />

Finalmente la crítica resalta que en «Máscaras», cuadro premiado en la VIII Bienal<br />

(1954), así como en obras de su individual, Faxas ofrece puntos de contacto con sus<br />

maestros, pero con un estilo y acento inconfundibles en el panorama de la pintura dominicana<br />

… Y no era casual ni intuitiva su paleta sometida al cálculo, a la medida exacta,<br />

a la agradable limpieza cromática y a los trazos de los planos, porque, a pesar de su<br />

juventud, todos esos caracteres respondían a un estudio muy serio. En este sentido, Faxas<br />

«se levanta sobre sus años y se sitúa de golpe en un mundo en que otros con más<br />

|465|<br />

Cartagena<br />

Portalatín, Aída.<br />

La Nación,<br />

junio 3 de 1956.<br />

Pág.3.<br />

oficio no han logrado resolverse. En los colores puestos en capas subsiste el principio<br />

fundamental de su técnica. Áreas idénticas aparecen y se contrastan por el color en cada<br />

cuadro. Llegamos a la conclusión de que las categorías de los sujetos artísticos en las<br />

relaciones mutuas son casi armónicas. El descubrimiento de un rostro no es más que un<br />

valor que había de ser utilizado, por lo menos su esencia, por decir su verdad, Faxas no<br />

rechaza lo dramático. Lo preside y lo conmueve».|465|<br />

Rafael Faxas|Bodegón|Óleo/cartón|46 x 66 cms.|C.1950|Col. Carmen Hernández.<br />

Rafael Faxas|Viñeta para «La Duda», poema de Manuel Valerio|1956|Periódico La Nación.<br />

Rafael Faxas|Viñeta para «Compueblana», poema de Rubén Suro|1956|Periódico La Nación.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |446|<br />

|447| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|466|<br />

Cartagena<br />

Portalatín, Aída.<br />

Maestros<br />

Dominicanos.<br />

Op. Cit.<br />

Título y temas del discurso de Faxas aluden a la realidad perteneciente: «Paravent Tropical»;<br />

«Entierro y Ascensión de Baquiní», «La Aventura del gran Cocorocó» y «Reminiscencia»,<br />

ofreciendo con plasticismo agradable, pero tono dramático que conmovía.<br />

En sus cuadros quedaba implícita la protesta frente a una situación político-social nefasta,<br />

«es la conclusión de Aída Cartagena quien agrega que no era un accidente que<br />

pintara así; que se lanzara tan decidido por ese sendero. Clavos y animalejos ponzoñosos<br />

eran una realidad. Fórmula que rechazaba. La ley del gobernante no se acomodaba<br />

a sus designios. Incuestionablemente, en la pintura dominicana es el primer pintor que<br />

rechaza una expresión social que disocia y constriñe aun más el anhelo de casi cinco siglos<br />

de un pueblo que anhela una total libertad».|466|<br />

Pipe Faxas se convirtió en docente de la ENBA, ejerciendo esta tarea en 1958, año en<br />

el que se registra el montaje de la IX Bienal Nacional, en la que presenta un conjunto<br />

de seis temas de naturaleza muerta realizadas en diferentes técnicas. El único óleo<br />

del conjunto, «Naturaleza Muerta un Domingo por la Tarde», de formato alargado<br />

(33’’x 8’’) le permitió recibir un premio especial. Estaba «realizado con toda la seriedad<br />

y el talento que caracterizan al benjamín de los buenos pintores dominicanos. En<br />

cuanto a la técnica de este cuadro de pinceladas toscas, pero con seguridad en cada<br />

Rafael Faxas|Bodegón naturaleza muerta|Óleo/tela|72 x 52 cms.|1957|Col. Miguel Faxas H.<br />

Rafael Faxas|Pareja desnuda|Óleo/cartón|17 x 17 cms.|1952|Col. Carmen Hernández.<br />

Rafael Faxas|Máscaras|Óleo/cartón|120 x 98 cms.|1954|Col. Rafael Faxas H.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |448|<br />

|449| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|467|<br />

Cartagena<br />

Portalatín, Aída.<br />

La Nación,<br />

septiembre 9 de<br />

1958. Pág. 16.<br />

|468|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

Catálogo<br />

Novena Bienal,<br />

1958. Pág.30.<br />

golpe, resume una expresión de modelado. El color queda por sí mismo exento y como<br />

recortado. Este cuadro y los dibujos que expone manifiestan un gran avance y un<br />

cambio de expresión interesante».|467| Este cambio lo pondera también el crítico<br />

Valldeperes cuando anota que el pintor se había iniciado «dentro del campo de la abstracción<br />

pura con una ligera influencia de Jaime Colson», cambiando hacía una efectiva<br />

valoración de lo pictórico, con un cromatismo de calidades sugerentes y sugestivas<br />

a la vez.|468|<br />

Desde 1958, Pipe Faxas produce un viraje desde la abstracción neocubista a una figuración<br />

escueta y un tanto naturalista en el temario. Este cambio coincidía con su militancia<br />

antitrujillista, por lo que fue apresado por los miembros del Servicio de Inteligencia<br />

Militar (SIM), en 1960.Al salir en libertad se sumergió de lleno en la agrupación<br />

sido autodidacta y de asumir la formación en la Escuela Nacional de Bellas Artes, al<br />

trasladarse desde la zona cibaeña hasta la ciudad capital. Nacido en La Vega en 1929,<br />

el creció entre aspiraciones, mujeres y gastos. Una entrevista periodística cuenta «que<br />

realmente nació para ser astrónomo. Pero no es fácil ese sueño si se nace en un campo<br />

del Tercer Mundo, donde lo que mejor se hace es beber ron... Tuvo que hacerse<br />

por su propio esfuerzo. Desde muy pequeño sacó provecho a su habilidad con el dibujo.<br />

En la escuela, cuando tomaba esa clase, se ganaba entre 5 y 6 pesos por hacer el<br />

trabajo de los demás niños. Corrían los años treinta. En esa época una familia completa<br />

comía con 20 centavos./ Dionisio recuerda con nostalgia aquellos tiempos de rígida<br />

disciplina, en la que su tía y su abuela, nacidas en Barcelona y de sangre judía, le<br />

enseñaron a lavar y a planchar su ropa, a fregar los pisos y a ser un hombre de traba-<br />

política 14 de Junio, de la que fue dirigente. Cuando el cuadro directivo tomó la decisión<br />

de la sublevación guerrillera, él se comprometió y acudió a la inevitable inmolación<br />

de casi todo un grupo de jóvenes revolucionarios.Al morir estaba casado con María<br />

del Carmen Hernández, tenía 27 años de edad y dos hijos: Miguel y Rafael.<br />

DIONISIO RODRÍGUEZ PICHARDO es otro pintor surgido en la década<br />

1950 y fue, como Pipe Faxas, discípulo del maestro Colson, tiempo después de haber<br />

Rafael Faxas|Barajita|Óleo/tela|110 x 70 cms.|1956|Col. Universidad Autónoma de Santo Domingo.<br />

Rafael Faxas|Fragmentos|Óleo/cartón|66 x 49 cms.|1955|Col. Carmen Hernández.<br />

Dionisio Pichardo|Rostros de voudú|Óleo/tela|59.5 x 69.5 cms.|1975|Col. Banco Central de la Rep. Dom.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |450|<br />

|451| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|469|<br />

Mieses, Isaolim.<br />

Listín Diario,<br />

30 de noviembre<br />

de 1992.<br />

|470|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel. El Caribe,<br />

18 de diciembre<br />

de 1965.<br />

jo./Fue allá en Salcedo, viviendo con su tía Francisca R. Molins en una casa grande de<br />

madera, donde hizo amistad con los gatos. En una extensión de dos mil metros de patio<br />

vivían decenas de felinos. Desayunaba con ellos y desde que llegaba de la escuela<br />

se internaba en el patio a jugar con sus amigos. Entonces todo era trepar por los árboles,<br />

cazar y defenderlos de la caza mejor que perros».<br />

En la misma entrevista Dionisio Rodríguez Pichardo explica que, ubicado en Santo<br />

Domingo, «empezó a integrarse a las tertulias de los artistas, intelectuales y poetas. Se<br />

reunían en el Parque Independencia, cuando todavía no se había convertido en una<br />

tumba patriótica. No hablaban de política, estaba prohibido. Pero tampoco alcanzaba<br />

el tiempo, porque entre musas, pinceles, colores, versos y amores se les iban tantas horas<br />

que terminaban tomándose un consomé en el Restaurant Mario a las 5:00 de la<br />

mañana».|469|<br />

preocupación social. (…) En realidad, este joven artista ha derivado desde su inicial<br />

expresionismo ingenuista –el representado por «Adán y Eva»– de personales figuraciones<br />

humanas, a este otro de ahora, humano y dramático, pero revestido de sentido<br />

espiritual y, sobre todo, de esperanza./ Es algo nuevo lo que el sentimiento produce<br />

al contemplar sus cuadros, de simple cromatismo. La serenidad vertical se impone,<br />

en esa revelación de esperanza, pero no desdeña la desolación que proviene de<br />

la horizontal, que es como un eco y un temblor./ Así, lenta pero seguramente, se va<br />

formando uno de nuestros mejores pintores jóvenes de línea expresionista. Un pintor<br />

comprometido por la posición de originalidad adoptada y por sus propios medios<br />

de expresión».|471|<br />

|471|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe,<br />

12 de julio<br />

de 1964.<br />

|472|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe,<br />

noviembre<br />

de 1967.<br />

Las primeras obras de Dionisio, expuestas como conjunto en diciembre de 1965, mos-<br />

Hacia el inicio de la década de 1950, Dionisio Pichardo –nombre con el que se le identifica–,<br />

se encontraba en Santo Domingo decidido a asumir la vida artística. Después de<br />

emprender estudios por su propia cuenta, completa su formación en la ENBA. Jaime<br />

Colson es su orientador y de esta orientación surge el artista que desprecia lo pintoresco<br />

para preocuparse por los verdaderos problemas de la pintura».|470| Pero esta será<br />

una culminación de su joven trayectoria o de registros expositivos que realiza consecutivamente<br />

en la Alianza Francesa entre 1957 y 1959.<br />

El crítico Valldeperes ofrece esta visión del discurso inicial del pintor Pichardo: «La<br />

obra de este joven artista está revestida de un hondo dramatismo y desde que expuso<br />

sus primeras pinturas se advirtió en él una profunda raíz humana en la concepción<br />

y en la realización que lo incorporaban al panorama de nuestra pintura tan amplio<br />

y tan diverso ya. Desde luego, sus primeros pasos fueron de búsqueda, de asimilación<br />

de su temperamento al ambiente./ Pichardo, dotado de un nervio expresionista<br />

de acento personalísimo, se reserva a sí mismo un lugar incómodo y comprometido,<br />

como son siempre los puestos ganados por las originalidad. Porque si es cierto<br />

que el impulso de Colson aparece en su obra inicial, también es cierto que detrás<br />

de esa influencia está su personal manera de ver y de interpretar pictóricamente al<br />

hombre.Y en esta manera de ver propia está contenido el mayor compromiso./ Podía<br />

haberse dedicado Pichardo a una temática neutra de seres aferrados a la tierra –su<br />

pintura es esencialmente figurativa–, para lo que su paleta reunía singulares condiciones,<br />

como se aprecia en su obra «En Trance Musical» (1959), pero prefirió tomar<br />

beligerancia por el lado humano, que es también el de proyección más directa y viva,<br />

para insertar en su pintura, en cierto modo, en las corrientes actuales de íntima<br />

traron un influjo telúrico y humano, apartado de lo simplemente pintoresco. «La anécdota<br />

envolvía en aquellas primeras obras suyas toda la dimensión del cuadro; pero dejaba<br />

ya en sus pinturas y dibujos las huellas de su original pensamiento, adecuadas a un<br />

quehacer puramente plástico».|472| Después de conjugado «sentido plástico original y<br />

sentido interpretativo, humano», produce una obra en la que, inscribiendo el mundo<br />

como un problema y rehuyendo la sensualidad, se mete en una temática «con colores<br />

Dionisio Pichardo|Paisaje|Óleo/tela|77 x 128 cms.|1960|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |452|<br />

|453| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|473|<br />

Idem.<br />

|474|<br />

Fernando Peña<br />

Defilló, El Caribe,<br />

Suplemento<br />

Cultural, 1971.<br />

vivos, junto a negros unánimes y bien contrastados, que producen una sensación extraña,<br />

logrando la plasticidad pictórica en las gamas y entonaciones y las transparencias que<br />

animan un propósito narrativo. Es un patetismo social presentado implacablemente a los<br />

ojos del espectador, lleno de inquietantes sugerencias.Tanto en la estructuración de las<br />

obras como en la evaluación del color, se advierte la influencia de la tierra natal del artista<br />

–La Vega– con toda la riqueza de luz, y también, con toda la austeridad, en cuanto<br />

a la estructuración del espíritu se refiere. Por eso en sus cuadros hay intimidad y fuerza<br />

y constituyen de por sí una realidad vital».|473|<br />

Dionisio no es un artista de fácil comprensión ni asimilación, pese a su constancia pictórica<br />

y a los análisis que la crítica ha hecho de su obra. Observación justa y detenida<br />

es la que se da a propósito de la individual celebrada a principios de la década del 1970:<br />

«La muestra que ha inaugurado Dionisio en Artes de Santo Domingo nos ofrece en su<br />

conjunto una idea exacta de los progresos y la evolución que ha venido realizando este<br />

pintor en los últimos dos años, en un trabajo tenaz y continuo (…). En su final Dionisio<br />

71 hace un encuentro bien organizado de su trabajo de los últimos tiempos, manifestándose<br />

como un pintor de visión y extensión muy personales y, sobre todo, de vocación<br />

muy definida».|474|<br />

Dionisio Pichardo|Retrato del pueblo soportando la inflación|Óleo/tela|92 x 74 cms.|1984|Col. Ceballos Estrella.<br />

Dionisio Pichardo|Mujer de la sabana amarilla|Óleo/cartón|69.3 x 61.1 cms.|1960|Col. Centro Cultural Eduardo<br />

León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Dionisio Pichardo|Músicos|Mixta/papel|54 x 37 cms.|1966|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |454|<br />

|455| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|475|<br />

Azar, Aquiles.<br />

Referencia en<br />

entrevista de<br />

Marién Capitán.<br />

Hoy, 24 de<br />

noviembre<br />

de 1999,<br />

Pág. 6-D.<br />

Mientras la obra de Dionisio se registra con preferencia en la pintura, AQUILES AZAR<br />

se desarrolla haciendo de algunos temas una especialidad, y del dibujo algo particular y preferente.<br />

Él rememora su vocación siendo un infante: «Mi madre (…) siempre me dijo que<br />

a los dos años yo ensuciaba las paredes de la casa. Generalmente lo hacía con carbón de cocinar.Yo<br />

no me acuerdo pero ella me decía que, al principio, me castigaba. Después llegó<br />

un momento en el que comprendió que era algo con lo que me entretenía.Ahí empecé<br />

(…). Desde los ocho años./Ya mi madre me compraba papeles, lápices, carboncillo, que era<br />

lo más fácil, y cera después. Mi primer profesor, en el Colegio De la Salle, fue Gilberto Fernández<br />

Diez, que actualmente vive en España. Estuve en su estudio durante unos cinco<br />

años después de estar en Bellas Artes.Allí estuve por tres años y me gradué».|475|<br />

Nativo de la ciudad capital donde nace en 1932, Aquiles Azar es una personalidad que se<br />

vincula a múltiples actividades: artística, literaria, científica y universitaria. Desde 1944 se liga<br />

al quehacer pictórico cuando inicia sus estudios en la Academia del judío-alemán George<br />

Hausdorf,para ingresar luego en el 1946,en la Escuela Nacional de Bellas Artes,en donde<br />

se gradúa en 1950. Había expuesto en varias colectivas, especialmente en la muestra que<br />

anualmente celebraba la escuela cuando finalizaba cada año escolar. Su matriculación en la<br />

Universidad de Santo Domingo en donde estudia Odontología durante cuatro años y un<br />

postgrado en Argentina (1957), así como labores docentes, le apartaron del arte recreador,<br />

aunque no del todo. Su ingreso a la Sociedad Odontológica Dominicana determina el registro<br />

de la primera exposición personal conformada por catorce obras: cabezas y bodegones<br />

con técnica de cera.|476| Esta exposición le impulsó públicamente. En lo adelante el<br />

quehacer de Aquiles es alterno, se amplía con el activismo en muestras colectivas, con la ce-<br />

|476|<br />

Idem.<br />

lebración de exposiciones individuales que alcanzan una amplia cifra, añadiéndo premios<br />

obtenidos en concursos y bienales nacionales.<br />

Su obra se registra básicamente en el dibujo, aunque posee trabajos de empastes, al óleo,<br />

inicialmente ceñidos a su formación escolar y a soluciones impresionistas. En su discurso<br />

dibujístico no parece buscar temarios fijos, ni adhesión a escuelas y estilos. Es un discurso<br />

que instintivamente refleja un temperamento que comienza recreándose en el simplísimo<br />

Aquiles Azar|Armadillo|Tinta/tela|76 x 101.5 cms.|1995|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Aquiles Azar|Rostro de mujer|Tinta/papel|71 x 55.5 cms.|1984|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

Aquiles Azar|Simplicidad Nº1|Tinta/papel|44 x ?? cms.|1968|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |456|<br />

|457| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

Aquiles Azar|Cabeza de ángel|Tinta/papel|67 x 50 cms.|1971|Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong>.<br />

ordenamiento de botellas y jarras, tema con el cual ha formado un mundo cotidiano al<br />

mostrar un apego y «un profundo amor por los objetos tangibles, objetos que no dejan de<br />

tener una gran dosis de poesía, cuando ellos son traducidos con lenguaje pictórico honesto<br />

y sincero…»|477| A tales aspectos se dirige la evaluación de Valldeperes, quien frente a<br />

su obra en desarrollo descubre facilidad y felicidad. El reconoce que «serenidad y equilibrio<br />

son características del arte que se busca a sí mismo, de Aquiles Azar, y en ello quizás<br />

influya el sentido del orden que emana de su «otra» profesión: la odontología./ La composición<br />

y los volúmenes son el cimiento de la pintura de Azar; el colorido, el conducto<br />

más seguro del nexo de comprensión. Para él –para todo buen artista– el cuadro debe<br />

constituir una unidad.Y esta unidad justifica y explica el orden –orden en la composición,<br />

orden en el ritmo–, mientras el colorido subraya el dinamismo y contribuye al equilibrio.<br />

Pero, ante todo, las obras de Azar obedecen a un principio impresionista de gran aplomo<br />

.(…) Todas sus obras parecen realizadas con facilidad y con felicidad, dos de los extremos<br />

de mayor influencia en un artista porque en ambos se halla contenida la esencial y necesaria<br />

sinceridad. Esa sinceridad que obliga al pintor , por ejemplo, a pintar como quiere y<br />

no como los otros quieren. Este es, también, el principio de la libertad creadora, sin la cual<br />

el arte perece./ Y esta facilidad que se une a la felicidad –técnica y sentimiento– tiene en<br />

Azar una gran importancia porque se manifiestan con una narrativa suelta y elocuente en<br />

su ponderada elocución. Nada sobra en sus cuadros y en ellos todo se enlaza y coordina<br />

dentro de una esfera luminosa y apacible, cada elemento en su propio valor, forma y textura.<br />

Además, el color local está servido con refinado tacto –sobre todo en sus figuras– e<br />

inserto en la armonía global del cuadro».|478|<br />

Objetos de la vida cotidiana como botellas y jarras, e igualmente elementos de la naturaleza<br />

(frutas, insectos...) se convierten en temas de unas figuraciones reiterativas y sincronizadas<br />

regularmente en un gigantismo de las formas. Pero, además, cultiva Aquiles Azar una temática<br />

de rostros y figuras humanas en estados psicológicos que a menudo transmiten dramas<br />

sociales y angustia vital. Los mismos, cuando no revelan una simple animosidad psíquica,<br />

se incuban en una descomposición fisiológica que ha llevado a que Carlos Dobal señale<br />

que «lo feo, el feísmo es la tónica del artista», agregando que ello –lo feo–, «se ajusta a los<br />

signos de la expresión estética, aunque repugne a la concepción hedonista del arte», porque<br />

la obra plástica que expone Aquiles Azar –se refiere a su XIII Exposición celebrada en Santiago,1973–<br />

tiene remotísimos antecedentes históricos.Para el hombre primitivo lo horrendo<br />

se identificaba con lo sagrado. La visión y plasmación de lo repulsivo movía raíces místicas<br />

y sobrenaturales. Lo monstruoso se identificaba con lo numinoso».|479|<br />

Activista de su arte, Azar procrea una prole que como él asume la recreación visual. Son<br />

|477|<br />

Suro, Darío.<br />

Arte Dominicano.<br />

Pág. 115.<br />

|478|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe,<br />

13 de septiembre<br />

de 1964.<br />

|479|<br />

Dobal, Carlos.<br />

El Caribe.<br />

Suplemento<br />

cultural,<br />

25 agosto de<br />

1973. Pág. 5-A.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |458|<br />

|459| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|480|<br />

Azar, Aquiles.<br />

Entrevista de<br />

León David,<br />

El Siglo,<br />

14 de marzo<br />

de 1992. Pág. 6.<br />

sus hijos Aquiles y José Ignacio Azar Billini, nacidos de su primer matrimonio. Son extensiones<br />

de su vida como otros cinco restantes. Extensiones distintas a las de sus imágenes visuales<br />

que han dado lugar a la interrogante de si se define como dibujante o como pintor.<br />

Su respuesta es la siguiente: Me defino como dibujante, creo que, antes que nada, soy dibujante.<br />

Siempre he incursionado en los espacios para mí sublimes de dibujo. El dibujo ha<br />

sido una constante conceptual de mi vida… Sin embargo, es tan pequeña la diferencia entre<br />

pintar y dibujar que no se sabe siempre dónde termina una cosa y empieza la otra.Y si<br />

algo está claro es que el que no dibuja no pinta. No hablo de técnica ni de estilo; me refiero<br />

el hecho de que toda obra se fundamenta, en principio, sobre el dibujo.|480|<br />

puedan herirte». «Arañar la tierra volver a nacer»,así quisiera ser. Para no volver a dibujar,<br />

sino para seguir dibujando».|481|<br />

Se ha establecido que Aquiles Azar comienza a tener proyección artística, es decir, a tener<br />

una labor continua, a partir de la década de 1960. En este aspecto coincide con el<br />

también dibujante José Cestero, quien al cursar estudios en la ENBA no ofrece la inmediata<br />

prueba de la individualización en el arte. Como su compañero de generación, él<br />

se aparta durante varios años del activismo público, empero no porque asume otra carrera<br />

profesional, sino porque emigra del país como otros muchos colegas.<br />

Hijo de Manuel Pérez Fernández y Felícita Cestero, nació en 1937, en plena Zona Colonial<br />

de Santo Domingo, quien fuera declarado en la Oficialía Civil como JOSÉ PÉREZ<br />

CESTERO. Pero el vástago, que debió llevar el apellido paterno al convertirse en ar-<br />

|481|<br />

Azar, Aquiles.<br />

Listín Diario,<br />

9 de marzo<br />

de 1999.<br />

|482|<br />

Cestero, José.<br />

Citado por<br />

Angela Peña,<br />

Hoy, 28 de abril<br />

de 1997.<br />

En relación a esta declaratoria testimonial, he aquí su pensamiento autoperceptivo: «Yo<br />

dibujo, después vivo». Alguien dijo: «Mientras menos cosas tengas, menos serán las que<br />

tista, «prefirió anteponer el de la madre porque ya había muchos Pérez en el arte».|482|<br />

En edad requerida asumió los estudios artísticos, narrando al respecto el inicio de esta<br />

decisión: «Papá me llevó de la mano a Yoryi (…) que era director de Bellas Artes, en<br />

1950.Yo tenía nociones de pintura. Ese día que me llevaron a inscribir fue también Virginia<br />

Simón, hoy viuda Ripoll. Nos aceptaron con clásica cabeza de David y los bucles.<br />

Ya yo me la sabía de memoria porque veía mucho a Manolo Pascual que me respahi-<br />

José Cestero|Daniel Henríquez toma café|Carboncillo/pastel/papel|51.2 x 49 cms.|1976|Col. Familia De los Santos.<br />

José Cestero|Estudio de un personaje|Cera/papel|42 x 32 cms.|1975|Col. Familia De los Santos.<br />

José Cestero|Homenaje a Magritte|Cera/papel|42 x 28 cms.|1975|Col. Familia De los Santos.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |460|<br />

|461| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

laba estando muchacho.Yo lo memorice, de ahí es que nace mi memoria por los temas<br />

coloniales que viví en mi infancia».|483|<br />

Al graduarse de bachiller, el joven Cestero pensó estudiar arquitectura, pero sentía fascinación<br />

por la pintura y prefirió asumirla, convirtiéndose en alumno de los maestros<br />

Gilberto Hernández Ortega, José Gausachs, Eligio Pichardo, José Fulop, y de otros docentes<br />

durante los años 1950-1954. Al graduarse se traslada a los Estados Unidos de<br />

América,|484|en donde vive una sacrificada existencia como obrero, pero aprovechaba<br />

el tiempo libre para estudiar y perfeccionar su arte, teniendo la suerte de contar con<br />

nuevos maestros. Fue empleado de la biblioteca de la Universidad de Columbia, diseñando<br />

logos en el departamento de impresión, tarea que le hizo merecedor de un crédito<br />

para estudiar con Andrés Rask, pintor de origen chileno.Además, participó en cur-<br />

|483|<br />

Idem.<br />

|484|<br />

Tito Carvajal,<br />

Listín Diario,<br />

suplemento<br />

de 9 de marzo de<br />

1985, Pág. 20.<br />

José Cestero|Vendedor de cocos|Óleo/madera|103 x 64 cms.|1963|Col. Ramón Francisco.<br />

José Cestero|Estudio para figura fantástica|Mixta/cartón|38 x 47 cms.|1968|Col. Centro Cultural Eduardo León<br />

<strong>Jimenes</strong>.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |462|<br />

|463| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|485|<br />

Peña, Angela.<br />

Op. Cit.<br />

|486|<br />

Valldeperes,<br />

Manuel.<br />

El Caribe, 26 de<br />

marzo de 1966.<br />

|487|<br />

Castillo, Efraín.<br />

Listín Diario, 17<br />

de julio de 1994.<br />

|488|<br />

Cestero, José,<br />

referido por Tito<br />

Carvajal, Op. Cit.<br />

sos de verano de la «Mill Cooper School of Arts», relacionándose con pintores que residen<br />

en Nueva York.|485|<br />

Normal a toda vocación artística que decide autofirmarse, José Cestero ofrece inicialmente<br />

la variable pronunciativa, en dibujo y pintura, extendida desde la escolaridad de<br />

Bellas Artes hasta las distintas sumersiones en el medio newyorkino, lo cual significa relación<br />

con nuevas experiencias.Acorde con tales circunstancias, los elementos de su discurso<br />

también figurativos eran casi impersonales, aunque en la pronunciación asomaban<br />

características de su manera personal, observa Valldeperes. Este crítico le define en<br />

esas circunstancias un artista joven y codicioso, «para quien no existen límites en la<br />

aventura creadora, pero al mismo tiempo, dentro de ese impulso juvenil, intenta mantenerse<br />

fiel a sí mismo, sin que esta fidelidad signifique que aceptemos como definitiva<br />

su obra actual». Es decir, la que muestra en el decenio de 1960, a mediados de este período<br />

es una «obra activa, dinámica, fluctuante, tal como reclama su esencial expresionismo,<br />

a través del cual intenta proyectar el alma del hombre por encima del mundo<br />

externo, positivo, en que se mueve. Por eso el joven artista puede apoyar su narrativa en<br />

cualquier accidente de la vida, como lo revela su diversidad temática, sin sentirse agobiado<br />

por ninguna sujeción descriptiva».|486|<br />

Cuando Cestero reaparece en la ciudad natal, su discurso fluctúa entre lo figurativo y lo<br />

abstracto, entre una rica materia pictórica con líneas y colores que se relacionan a la tradicional<br />

forma expresionista, en el lindero de lo grotesco. Es el preámbulo discursivo de<br />

una individualidad que Efraím Castillo llama «El último de los puros, José Cestero, pintor<br />

de la calle El Conde».|487| Antes de alcanzar este calificativo, el artista vuelve a marcharse<br />

de la tierra natal, retornando a Estados Unidos, residiendo en México... El matrimonio<br />

con Daysi Reyes le permite procrear a José Ramatis, pero tales enlaces no le detienen,<br />

más bien reconfirman la condición existencial de lo que hace y dice: «Para pintar<br />

o dibujar –expresa– soy en la tela, el paso determinado de un momento».|488|<br />

Al igual que Cestero –quien alcanza notoriedad inconfundible en la madurez de su carrera–,<br />

muchas individualidades artísticas emigraron por distintas razones: buscando un<br />

mayor respiro frente a la opresión del régimen gubernativo que además exigía la cuota<br />

servil, y también debido a que en el país no existía oferta laboral en el área artística,<br />

exceptuando el sistema educativo en donde un graduando de la ENBA podría encontrar<br />

colocación. La carencia de oferta laboral suficiente y la necesidad de encontrar<br />

alternativas, asumiendo otras carreras, explican esa otra emigración de la ENBA hacia la<br />

universidad, como ocurre con Milán Lora, quien decide estudiar arquitectura, y Aquiles<br />

Azar, con carrera de odontólogo. Sin embargo, otros prosiguen en la aventura artís-<br />

José Cestero|Arreglo floral sobre paño y mesita|Óleo/tela|73 x 54 cms.|1965|Col. Ceballos Estrella.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |464|<br />

|465| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

desde niño descubrió el maravilloso lenguaje del color, aunque aún no se habían desarrollado<br />

sus aptitudes artísticas./ Ese importante descubrimiento que marcaría posteriormente<br />

su estilo pictórico lo hizo al pintar juguetes de madera que fabricaba junto<br />

a Antonio Rodríguez, un carpintero amigo de la familia. Esos juguetes eran vendidos<br />

luego por Guillo y su madre a las principales tiendas de Santiago./ Confiesa que<br />

eso es lo que más hace que un hombre se proyecte cuando trabaja por necesidad destica,<br />

luchando entre la subsistencia y el arte en el medio exterior, en donde se localizan<br />

muchas individualidades (Ada Balcácer, Peña Defilló, Silvano Lora, Martínez Richiez,Antonio<br />

Toribio, Noemí Mella, Darío Suro, Dionisio Pichardo, José Cestero,...).<br />

Frente a la emigración debe tomarse en cuenta la migración dentro del país. La misma,<br />

en cierta manera, anula o esconde prometedoras figuras en algunas provincias,<br />

siendo los casos más específicos Mario Grullón y Jacinto Domínguez, quienes se concentran<br />

en la comunidad santiaguera desde donde emigra Guillo Pérez para ubicarse<br />

en la ciudad capital consiguiendo paulatinamente una proyección de alcance extraordinario.<br />

GUILLERMO PÉREZ, nombre con el que aparece en los primeros registros expositivos,<br />

nació en Moca, comunidad cabecera de la provincia Espaillat.Vino al mun-<br />

do en 1926, procreado por la pareja Ana Luisa Chicón y Francisco Pérez, quienes eran<br />

oriundos de Santiago de los Caballeros, ciudad en la que se reubican cuando aquí estableció<br />

el padre «La Cibaeña», una fábrica de dulce que comienza a ser una de las experiencias<br />

formativas y del temperamento familiar que marca a Guillermo Pérez Chicón<br />

desde la niñez hasta la edad juvenil, de acuerdo a entrevista en la que expresa: «Me<br />

crié en una pequeña fabrica de dulces de guayaba que era famosa por la calidad del<br />

dulce (…). La fabrica estaba en la Restauración número 40 y era propiedad de Frank<br />

Pérez (…) un dulcero por «abolengo»,(…) «Los Pérez son de abolengo dulceros y tienen<br />

barbas y canas y son muy impulsivos... Los Pérez son así muy claros, pero sinceros;<br />

muy diáfanos y muy consecuentes. Somos amantes de la verdad», dice el artista./<br />

Todas estas cualidades las heredó (…) pero no siguió la vocación de dulcero porque ya<br />

Guillo Pérez|Casas del sol frente al Parque Colón|Óleo/madera|29 x 36 cms.|Sin fecha|Col. Ceballos Estrella.<br />

Guillo Pérez|Los cazadores|Óleo/tela|72 x 221 cms.|1959|Col. Museo de Arte Moderno.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |466|<br />

|467| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|489|<br />

Sardá, Bienvenida.<br />

El Siglo,<br />

7 de diciembre<br />

de 1989.<br />

Pág. C-5.<br />

de los 8 hasta los 15 años. «Ahí es que nace mi vocación de colorista»./ El Gallo, La<br />

Villa de París y otras importantes tienda de Santiago, adquirían su pequeña producción<br />

de juguetes, favorecido por la escasez de juguetes importados en el mercado, a consecuencia<br />

de la II Guerra Mundial».|489|<br />

Guillermo Pérez, llamado «Guillo» familiarmente, creció entre el color de la guayaba,<br />

la pintura de los artesanales juguetes y el juego de beisbol, cuando este deporte se profesionaliza<br />

en el país desde el final de los 1930 y contagia a la muchachada de barrios<br />

y escuelas donde surgen equipos de aficionados. Si bien el deporte también fogueaba<br />

los años formativos de la escolaridad, otras aspiraciones se debatían vocacionalmente.<br />

Quiso ser religioso e ingresó al convento del Santo Cerro hasta darse cuenta de que lo<br />

suyo no era ser cura católico. Estudió música durante seis años, concentrándose en el<br />

violín|490|cuyo manejo le permite ser integrante del «Conjunto Mozart» que dirige<br />

Julio Cesar Curiel y en el que figuran otros músicos santiaguenses, entre ellos Apolinar<br />

Bueno,Andrés Regalado y alumnos como Domínica Eloy, Miguel Angel Feliú y Arnoldo<br />

Stern.|491|<br />

Guillo Pérez era violinista activo en 1950. Contaba con 24 años de edad cuando el interés<br />

hacía la pintura se convierte en nueva posibilidad artística que se reconfirma al ingresar<br />

en la academia de Yoryi Morel. Solo bastaron tres trazos para que su maestro Mario<br />

Grullon afirmara: «Guillo, tú eres pintor», y a partir de entonces la dedicación, la investigación<br />

y la evolución artística.|492|<br />

|490|<br />

Córdova, Cuqui.<br />

Listín Diario,<br />

9 de enero<br />

de 1996.<br />

|491|<br />

Programa del<br />

concierto del<br />

conjunto Mozart,<br />

21 de noviembre<br />

de 1950.<br />

Vinculado a la academia que dirige Yoryi, normal era que las primeras obras de Guillo<br />

Pérez coincidieran con el lineamiento de la Escuela de Santiago, llena de color y tema-<br />

|492|<br />

Sardá, Bienvenida.<br />

Op. Cit.<br />

rio negronalista y citadino, pautados por un grupo de pintores que le precedían: Gómez,<br />

Izquierdo, Morel, Negro Disla y Grullón. Pero él necesita probarse a sí mismo, frente a<br />

su padre, frente a quienes lo rodean y lo combaten por haber decidido ser pintor. En<br />

1954, impulsivamente decide abordar una «cheíta» –nombre de la populosa guagua de<br />

transportación por carretera–, trasladándose a la ciudad capital. Ese impulso responde a<br />

la necesidad de un espacio social más amplio para crecer y trabajar a la vez. El reconfir-<br />

Guillo Pérez|Personaje con armadura|Mixto/tela/cartón|104 x 46 cms.|C.1960|Col. Aney Muñoz.<br />

Guillo Pérez|Abstracto|Mixta/tela|45 x 71 cms.|1965|Col. Banco Popular.<br />

Guillo Pérez|Cabeza Nº 6|Mixta/cartón|43.18 x 21.59 cms.|1964|Col. Familia De los Santos-Almonte.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |468|<br />

|469| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|493|<br />

Pérez, Guillo,<br />

referido por<br />

Gloria Moanack,<br />

Listín Diario,<br />

3 de septiembre<br />

de 1981.<br />

Pág. 12-B.<br />

ma esta apreciación: «En los pueblos se queda uno pintando cosas para vender, anuncios<br />

comerciales.Vengo a la feria buscando abrirme camino y consigo un empleo de pintor<br />

de brocha gorda con Luis Chávez, cartelista español que manejaba como nadie el témpera.<br />

Muchos paneles de la feria, muchos plafones fueron pintados por mí. Fue una experiencia<br />

terrible: creyéndose uno en su pueblo, famoso, volver como pintor de brocha<br />

gorda. (…) / Si no lo abandoné todo (…), es porque realmente tenía vocación de artista.<br />

El violín lo había dejado en su estuche porque no sonaba bien en el grupo. El pintar<br />

es una manifestación más individual. En música el conjunto paga la culpa de uno solo y<br />

nunca quise hacerme cómplice de una mala música.(…)/ La lucha para desenvolverme<br />

aquí fue muy difícil y dentro de ese ambiente trato de introducirme.Vengo pintando figurativo,<br />

influenciado por las enseñanzas de Yoryi, pero una vez aquí trato de desembaciudad<br />

capital, se opera una transformación en su temperamento impulsivo, en términos<br />

de mayor arrojo artístico. En aquel segundo lustro del 1950 digiere selectivamente<br />

a pintores influyentes –Eligio Pichardo y Paul Giudicelli–, por quienes declara su admiración.|494|<br />

A juicio de Aída Cartagena, su obra «Torneros» (óleo 1958), galardonada<br />

con el premio especial del diario «El Caribe», en la IX Bienal, le revela como una figura<br />

prometedora de la pintura dominicana.|495| El tema de la pintura galardonada<br />

tenía que ver con un enfoque semifigurativista de proyección abstracto-expresionista.<br />

Las primeras obras producidas por Guillo en la capital eran bodegones y los había vendido<br />

en 4 pesos. Después –atestigua– hice una colección de músicos famosos y los vendía<br />

a seis pesos.|496|<br />

|494|<br />

La Nación<br />

8 de noviembre<br />

de 1962. Pág.11.<br />

|495|<br />

Cartagena<br />

Portalatín, Aída.<br />

La Nación,<br />

8 de septiembre<br />

de 1958.<br />

|496|<br />

Pérez, Guillo.<br />

referido por<br />

Gloria Moanack.<br />

Op. Cit.<br />

En 1958, registró Guillo Pérez la primera individual celebrada en el Palacio de Be-<br />

razarme del figurativo impresionista y comienzo a experimentar (…) la fascinación por<br />

lo abstracto me salva mi propia esencia como pintor. Finalmente nunca fui apegado a la<br />

academia.(…) no puedo dejar de reconocer que Eligio Pichardo (…) se mostró conmigo<br />

tan humano, cariñoso, afable y un maestro que me ayudó a encontrarme dentro de<br />

lo que quería hacer en ese momento».|493|<br />

A partir del momento en que Guillo Pérez está en contacto directo con el medio de la<br />

Guillo Pérez|Boceto para un catálogo|Gouache/papel|57 x 37cms.|1969|Col. Familia De los Santos.<br />

Guillo Pérez|Paisaje|Mixta/tela/cartón|48.3 x 68.5 cms.|Sin fecha|Col. Familia De los Santos.<br />

Guillo Pérez|Sin título|Mixta/papel|46 x 28 cms.|Sin fecha|Col. Vilma Báez de Pellerano.


Capítulo 3 | La confluyente continuación de un decenio |470|<br />

|471| La confluyente continuación de un decenio | Capítulo 3<br />

|497|<br />

Valldeperes,<br />

El Caribe,<br />

6 de mayo<br />

de 1962.<br />

llas Artes; en esta muestra el artista goza de la libertad interior o recreativa, transfiriéndola<br />

impulsivamente. Es un impulso que se opone a un orden preformado, a pesar<br />

de la ordenada composición con que se expresa. Es impulso además de la línea<br />

de fuerza advertida en varias obras,|497|realizadas con el negro acentuado, vigoroso,<br />

violento, pero sobre todo punto de vista, dinámico cuando se convierte en masa<br />

abstracta a la que se abre en otros textos, a posterioridad, y en la que utiliza medios<br />

complementarios: serrín, arena, hollín para conseguir más efecto dramático que matérico.Valldeperes,<br />

el crítico que para entonces mejor observa los derroteros de los<br />

artistas nacionales, escribe a propósito: «Hemos seguido con detenimiento y con interés,<br />

por lo que su obra inicial prometía, el proceso de formación del joven pintor<br />

santiagués Guillo Pérez hasta liberarse totalmente de las influencias iniciales, sin que<br />

esto quiera decir, como se desprende de las obras constantemente exhibidas, que lo<br />

conseguido anteriormente no se encuentre contenido, profundizado y desarrollado<br />

en los cuadros actuales. Su «Composición en Azul», premiada en la bienal de 1960,<br />

es, pongamos como ejemplo, una clara anticipación de sus cuadros de hoy en presencia<br />

de la cual podemos afirmar que se ha ido transformando dentro de un proceso<br />

de síntesis que es, a la vez, dialéctico».|498|<br />

Valldeperes enjuicia al pintor en un texto crítico del 1962. Para entonces, su labor pictórica<br />

se ha extendido hacia lo docente, bien en la «Academia Yoryi» en Santiago, bien<br />

en La Vega como director de la Escuela de Pintura.|499|tarea que asumió por mediación<br />

de Justo Liberato y con apoyo del poeta Incháustegui Cabral.|500| Guillo Pérez es<br />

un artista asociado al decenio de 1950, empero con una amplia proyección venidera.<br />

|498|<br />

Idem.<br />

|499|<br />

Catálogo IX<br />

Exposición Bienal,<br />

1958.<br />

|500|<br />

Moanack, Gloria.<br />

Op. Cit.<br />

Guillo Pérez|Iglesia Mayor de Santiago|Óleo/tela|68 x 78 cms.|1951|Col. Banco Popular.<br />

Guillo Pérez|Puerto en azul|Óleo/tela|130 x 97 cms.|1968|Col. Privada.


Bibliografía|Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950|472|<br />

|473| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Bibliografía<br />

Bibliografía<br />

Bibliografía general<br />

VER VOLUMEN 1<br />

Bibliografía complementaria<br />

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CLASE, PABLO. 50 Bibliografías de Figuras<br />

Dominicanas. Santo Domingo. Editora Libreros<br />

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del Hogar, 1978.<br />

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Oscura. Santo Domingo, Impresora Amigo<br />

del Hogar, 1983.<br />

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Trujillo, febrero 17 de 1952.<br />

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Ciudad Trujillo, marzo 9 de 1952.<br />

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Ciudad Trujillo, marzo 30 de 1952.<br />

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Ciudad Trujillo, abril 6 de 1952.<br />

— El Tercer Salón de Primavera. El Caribe.<br />

Ciudad Trujillo, junio 1 de 1952.<br />

— Eligio Pichardo Está en un Camino Nuevo.<br />

El Caribe, Ciudad Trujillo, junio 8 de 1952.<br />

— El Pintor Jose Gausachs I. El Caribe, Ciudad<br />

Trujillo, julio 13 de 1952.<br />

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Ciudad Trujillo, julio 27 de 1952.<br />

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Ciudad Trujillo, agosto 16 1952.<br />

— Dibujos y Esculturas en la VI Bienal. El Caribe,<br />

Ciudad Trujillo, agosto 24 de 1952.<br />

— Pinturas de la VI Bienal. El Caribe, Ciudad<br />

Trujillo, agosto 31 de 1952.<br />

— Rinde su Veredicto Jurado de VI Bienal de<br />

Artes Plásticas. El Caribe, Ciudad Trujillo,<br />

agosto 30 de 1952.<br />

— La Tercera Exposición de Arte Católico.El<br />

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— Un Escultor: G. M. Cruz. El Caribe, Ciudad<br />

Trujillo, noviembre 9 de 1952.<br />

— Responsabilidad y Arte.Apuntes para una<br />

Estética Práctica. El Caribe, Ciudad Trujillo,<br />

noviembre 2 de 1952.<br />

— El Primer Salón de Marianela Jiménez. El Caribe,<br />

Ciudad Trujillo, noviembre 23 de 1952.<br />

— Noemí Mella a través de sus Obras. El Caribe,<br />

Ciudad Trujillo, diciembre 7 de 1952.<br />

— El Salón de Mounia L.André. El Caribe,<br />

Ciudad Trujillo, diciembre 14 de 1952.<br />

— Un Pintor Imaginativo: Silvano Lora. El Caribe,<br />

Ciudad Trujillo, marzo 8 de 1953.<br />

— La Segunda Exposición del Círculo de Artistas.<br />

El Caribe, Ciudad Trujillo, marzo 22 de<br />

1953.<br />

— La Cuarta Exposición del Círculo de Artistas.<br />

El Caribe, Ciudad Trujillo, abril 26 de<br />

1953.<br />

— Una Exposición Significativa. El Caribe,<br />

Ciudad Trujillo, mayo 1 de 1953.<br />

— La Exposición de un Pintor: Paul Giudicelli.<br />

El Caribe, Ciudad Trujillo, diciembre 20 de<br />

1953.<br />

— La Exposición de Clara Ledesma (Galería<br />

Nacional de Bellas Artes). El Caribe, Ciudad<br />

Trujillo, marzo 6 de 1954.<br />

— Exposición de Clara Ledesma. El Caribe,<br />

Ciudad Trujillo, mayo 6 de 1954.<br />

— XII Exposición de la Escuela Nacional de<br />

Bellas Artes. El Caribe, Ciudad Trujillo, junio<br />

4 de 1954.<br />

— Las Viñetas Antisoviéticas de Joaquín De Alba.<br />

El Caribe, Ciudad Trujillo, octubre 10 de<br />

1954.<br />

— Notas al Margen de una Exposición de Arte<br />

Católico en la Galería Nacional de Bellas Artes.<br />

El Caribe, Ciudad Trujillo, noviembre 6 de<br />

1954.<br />

— Cuatro Pintores en la Alianza Francesa. El Caribe,<br />

Ciudad Trujillo, diciembre 19 de 1954.<br />

— Lo que Debe el Arte Dominicano a la Era de<br />

Trujillo. El Caribe, Ciudad Trujillo, mayo 16<br />

de 1955.<br />

— Una Exposición Pictórica Femenina. El Caribe,<br />

Ciudad Trujillo, marzo 20 de 1955.<br />

— Dibujos y Escultura en la VI Bienal. El Caribe.<br />

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TORRES, OSCAR ANTONIO. El Trópico<br />

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Ciudad Trujillo, mayo 6 de 1951.<br />

— Exposición de Alumnos de la Escuela Nacional<br />

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UGARTE, MARIA. Sin Precedentes, la Inquietud<br />

Artística de los Dominicanos/Pintura y<br />

Escultura. Norte, Revista No. 3,Vol. X. Ciudad<br />

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— Lo Fundamental en el Arte es la Creación de<br />

Nuevas Formas (Domingo Liz). El Caribe,<br />

Santo Domingo, diciembre 13 de 1969.<br />

— Nidia Serra Inaugura Centro de Arte y Expone<br />

Pintura Cera. El Caribe. Santo Domingo,<br />

diciembre 27 de 1969.<br />

— Peña Defilló Expresa su Concepto del Mundo<br />

Liberado de Dogmatismo o Patrón Normativo.<br />

El Caribe, Suplemento Cultural. Santo<br />

Domingo, septiembre 14 de 1974.<br />

— Gilberto Hernández Ortega Usa Procedimiento<br />

de Tubo Directo. El Caribe. Santo Domingo,<br />

diciembre 6 de 1975.<br />

— Gilberto Hernández Pinta Cuadros de Tema<br />

Religioso. El Caribe. Santo Domingo, febrero<br />

14 de 1976.<br />

— Presentación de Vitrales de Nidia Serra, Catálogo<br />

Altos de Chavón, La Romana,<br />

febrero 1981.<br />

— Ada Balcácer se Define como Pintora Muralista.<br />

El Caribe, Suplemento Cultural. Santo<br />

Domingo, octubre 29 de 1983.<br />

— Escultor Desea Trabajar con Arquitectos y<br />

Realizar Monumento para el V Centenario<br />

(Conversación con Luichy Martínez). El<br />

Caribe, Suplemento Cultural. Santo Domingo,<br />

septiembre 26 de 1987.<br />

— Semblanza/ Rosario Puente Julia se Adelantó<br />

a su Tiempo. El Caribe, Suplemento Cultural,<br />

julio 11 de 1988.<br />

— Harán un Homenaje a Rosario Puente Julia<br />

con Exposición de sus Pinturas y Cerámicas.El<br />

Caribe. Santo Domingo, agosto de 1989.<br />

— Exposición Evoca la Figura de Rosario<br />

Puente Julia. El Caribe. Santo Domingo,<br />

mayo 12 de 1990.<br />

— Mariano Eckert Abrirá en Diciembre la Exposición<br />

“Recuerdos de Viaje”. El Caribe, Suplemento<br />

cultural. Santo Domingo, noviembre<br />

30 de 1991.<br />

— Vigencia de Gilberto Hernández Ortega.El<br />

Caribe. Santo Domingo, suplemento cultural,<br />

julio 4 de 1992.<br />

— Carpeta de Dibujos de Glauco Castellanos<br />

Tiene como Tema Aspectos de Casas Reales.El<br />

Caribe, Suplemento Cultural. Santo Domingo,<br />

abril 3 de 1993.<br />

— PratsVentós Prepara Libro que Reúne la Totalidad<br />

de su Producción Artística. El Caribe,<br />

Suplemento Cultural. Santo Domingo, mayo<br />

25 de 1995.<br />

— Los Ángeles de PratsVentós. El Caribe, Suplemento<br />

Cultural. Santo Domingo, octubre<br />

14 de 1996.<br />

— Prats Ventós Dejó Iniciada una Impresionante<br />

Escultura. El Caribe. Santo Domingo, Suplemento<br />

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UREÑA RIB, FERNANDO. Interacción Luminosa<br />

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VALERA BENÍTEZ, RAFAEL. La Plástica<br />

Inquietante de Antonio Toribio. El Caribe, Ciudad<br />

Trujillo, agosto 15 de 1951.<br />

VALLDEPERES, MANUEL. Las Artes. La<br />

IV Exposición Bienal. La Nación, Ciudad<br />

Trujillo, agosto 28 de 1948.<br />

— Tres Pintores Amateurs. La Nación, Ciudad<br />

Trujillo, julio 15 de 1953.<br />

— La Pintura de Marianela Jiménez Traduce en<br />

Luces y Colores la Poesía de Cada Día. El Caribe,<br />

Ciudad Trujillo, febrero 18 de 1957.<br />

— Poesía y Emoción en la Escultura Abstracta<br />

de Luis Martínez Richiez. El Caribe, Ciudad<br />

Trujillo, agosto 2 de 1961.


Bibliografía| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |476|<br />

|477| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Bibliografía<br />

— Brújula de las Letras y de las Artes (Exposición<br />

Giudicelli). El Caribe, Santo Domingo,<br />

mayo 5 de 1962.<br />

— Pinturas de Delgado Castro. El Caribe.<br />

Santo Domingo, noviembre 16 de 1962.<br />

— La Exposición de Nidia Serra. El Caribe.<br />

Santo Domingo, marzo 5 de 1963.<br />

— La Escultura Sustantiva de Luis Martínez<br />

Richiez. El Caribe. Santo Domingo, abril 14<br />

de 1963.<br />

— La Diversidad de Eckert. El Caribe, Santo<br />

Domingo, mayo 12 de 1963.<br />

— Gilberto Hernández Ortega Pintor Mágico.<br />

El Caribe. Santo Domingo, mayo 19 de<br />

1963.<br />

— El Abstraccionismo Existencial Sociológico de<br />

Giudicelli. El Caribe. Santo Domingo, junio<br />

23 de 1963.<br />

— El Dramatismo Puro en la Pintura de Eligio<br />

Pichardo. El Caribe, Santo Domingo, agosto<br />

11 de 1963.<br />

— La Fuerza Humana y la Poesía en la Pintura<br />

de Marianela Jiménez. El Caribe. Santo<br />

Domingo, agosto 18 de 1963.<br />

— Consideraciones sobre el Arte Dominicano<br />

Actual, Catálogo XI Bienal. Santo Domingo,<br />

agosto 1963.<br />

— Espacio y Materia en Lucha Tenaz en la Escultura<br />

de PratsVentós. El Caribe. Santo Domingo,<br />

septiembre 8 de 1963.<br />

— La Intensidad Emotiva de Noemí Mella.El<br />

Caribe. Santo Domingo, octubre 13 de<br />

1963.<br />

— Simplicidad y Lirismo en las Esculturas de<br />

Gaspar M. Cruz. El Caribe. Santo Domingo,<br />

diciembre 15 de 1963.<br />

— Caricaturas Sociales de Príamo Morel.El<br />

Caribe. Santo Domingo, junio 2 de 1963.<br />

— Sensibilidad y Concreción en las Formas Escultóricas<br />

Humanísimas de Domingo Liz.El<br />

Caribe. Santo Domingo, diciembre 29 de<br />

1963.<br />

— Nidia Serra Ve y Transcribe Sinceramente.El<br />

Caribe. Santo Domingo, enero 19 de 1964.<br />

— Equilibrio Entre lo Real y lo Mental en la<br />

Pintura Imaginativa de Toribio. El Caribe. Santo<br />

Domingo, abril 5 de 1964.<br />

— Pura Sensibilidad Plástica en la Obra Síquico<br />

Poética de G. Hernández Ortega. El Caribe.<br />

Santo Domingo, abril 19 de 1964.<br />

— Clara Mirada y Proyección Lírica en la Obra<br />

de Marianela Jiménez. El Caribe. Santo Domingo,<br />

junio 7 de 1964.<br />

— El Expresionismo de Sentido Espiritual y<br />

Humano del Pintor Dionisio Pichardo. El Caribe.<br />

Santo Domingo, julio 12 de 1964.<br />

— Poesía y Emoción en la Escultura Abstracta<br />

de Luis Martínez Richiez. El Caribe. Santo<br />

Domingo, agosto 2 de 1964.<br />

— La Pintura Monumental de Giudicelli Testimonio<br />

de una Realidad Esencial. El Caribe.<br />

Santo Domingo, agosto 23 de 1964.<br />

— La Obra Pictórica de Aquiles Azar García se<br />

Desarrolla con Facilidad y Felicidad. El Caribe.<br />

Santo Domingo, septiembre 13 de 1964.<br />

— En la Pintura de Hernández Ortega Aparece<br />

un Mundo Real Trascendido Espiritualmente.El<br />

Caribe. Santo Domingo, octubre 25 de<br />

1964.<br />

— Influencia de los Autóctono en la Escultura de<br />

Andrés Julio Araujo. El Caribe. Santo Domingo,<br />

noviembre 15 de 1964.<br />

— Juan Plutarco Andújar Transfiere Honda<br />

Dominicanidad a los Paisajes y Figuras. El Caribe.<br />

Santo Domingo, octubre 4 de 1964.<br />

— Un Mundo Original en la Pintura Biológica<br />

de Clara Ledesma y en la Obra de Terrazas.El<br />

Caribe, Suplemento Dominical. Santo Domingo,<br />

octubre 18 de 1964.<br />

— Informalismo Total y Espacialismo Absoluto<br />

en la Nueva Obra Abstracta de Guillo Pérez. El<br />

Caribe. Santo Domingo, noviembre 1 de<br />

1964.<br />

— Lo Académico y lo Moderno se Proyectan en<br />

la Pintura Personal de Elías Castro. El Caribe.<br />

Santo Domingo, diciembre 6 de 1964.<br />

— El Mundo Revelador de Figuras Primarias<br />

Está Contenido en la Obra de Clara Ledesma.<br />

El Caribe. Santo Domingo, abril 18 de 1965.<br />

— Sentido Social y Humano en la Pintura de<br />

Dionisio. El Caribe. Santo Domingo, diciembre<br />

18 de 1965.<br />

— La Pintura Trascendente de Silvano Lora se<br />

Mantiene en la Superficie de la Vida. El Caribe.<br />

Santo Domingo, 1965.<br />

— En la Obra de Horacio Read la Naturaleza<br />

es Captada a través de la Sensibilidad. El Caribe.<br />

Santo Domingo, febrero 17 de 1966.<br />

— La Pintura Síquico-Poética de Gilberto Hernández<br />

Ortega.Testimonio, Revista No. 17.<br />

Santo Domingo, febrero 1966.<br />

— Cestero Trata de Proyectar en su Obra el<br />

Drama del Hombre desde su Espíritu. El Caribe.<br />

Santo Domingo. marzo 26 de 1966.<br />

— Exhibición Colectiva en la Galería Andrés y<br />

“Rostros de la Calle” de Horacio Read. El Caribe.<br />

Santo Domingo, marzo 28 de 1966.<br />

— El Pintor Paul Giudicelli Vivió Quemándose<br />

Constantemente en una Dura Vida sin Reposo.El<br />

Caribe. Santo Domingo, junio 18 de 1966.<br />

— De las Esculturas de Antonio Prats Ventós lo<br />

Inesencial ha Sido del Todo Eliminado. El Caribe.<br />

Santo Domingo, septiembre 24 de 1966.<br />

— La Realidad se Transforma en el Magismo<br />

Recreador de Gilberto Hernández Ortega.El<br />

Caribe. Santo Domingo, octubre 1 de 1966.<br />

— La Emoción del Hombre y la Expresión Viva<br />

de la Naturaleza en la Pintura de Dionisio. El Caribe.<br />

Santo Domingo, noviembre 5 de 1966.<br />

— Pintura de Ada Balcácer Nos Presenta a<br />

Hombre y Naturaleza en su Esencialidad.El<br />

Caribe. Santo Domingo, noviembre 21 de<br />

1966.<br />

— Exhibición Antológica de Paul Giudicelli Revela<br />

un Intenso Proceso de Saturación. El Caribe.<br />

Santo Domingo, diciembre 10 de 1966.<br />

— Guillo Pérez Nos Ofrece en su Nueva Obra<br />

un Expresionismo Abstracto con Patetismo.El<br />

Caribe. Santo Domingo, diciembre 17 de<br />

1966.<br />

— La Nueva Obra de Luis Martínez Richiez<br />

se Simplifica sin Alteraciones Básicas. El Caribe.<br />

Santo Domingo, marzo 11 de 1967.<br />

— La Naturaleza Estimula la Escultura Imaginativa<br />

de Antonio Prats Ventós. El Caribe. Santo<br />

Domingo, mayo 17 de 1967.<br />

— En la Galería Olimpia A. Prats Ventós Sustantiviza<br />

la Materia en su Pintura Original.El<br />

Caribe. Santo Domingo, septiembre 30 de<br />

1967.<br />

— En la Pintura de Dionisio lo Fundamental es<br />

la Intimidad del Hombre en su Esencia. El Caribe.<br />

Santo Domingo, diciembre 23 de<br />

1967.<br />

— José Cestero Trata de Hacer Traslúcido en su<br />

Obra Original del Drama del Hombre. El Caribe.<br />

Santo Domingo, marzo 30 de 1968.<br />

— El Escultor Martínez Richiez Está en Magnifica<br />

Condición de sus Cualidades. El Caribe.<br />

Santo Domingo, agosto 31 de 1968.<br />

— Influencia del Instinto en la Obra Pictórica de<br />

Clara Ledesma. El Caribe. Santo Domingo,<br />

septiembre 22 de 1968.<br />

— Dibujos de Ada Balcácer en la Galería Auffant;Arte<br />

Antiguo; Retrospectiva Hernández Ortega.<br />

El Caribe. Santo Domingo, octubre de<br />

1968.<br />

— Pintores que No Pueden Ser Olvidados.El<br />

Caribe. Santo Domingo, noviembre 16 de<br />

1968.<br />

— La Obra de Dionisio Nos Revela una Mayor<br />

Proyección Original. El Caribe. Santo Domingo,<br />

diciembre 21 de 1968.<br />

— Retrospectiva de Pintura y Dibujo de Aquiles<br />

Azar García en UNPHU. El Caribe. Santo<br />

Domingo, febrero 1 de 1969.<br />

— La Sinceridad en Eligio Pichardo. El Caribe,<br />

Santo Domingo, febrero 8 de 1969.<br />

— Fuerza Expresiva en Noemí Mella. El Caribe.<br />

Santo Domingo, marzo 29 de 1969.<br />

— Dionisio Presenta Nuevos Grabados en la<br />

Exposición 18, de Santiago. El Caribe. Santo<br />

Domingo, mayo 17 de 1969.<br />

— Elsa Di Vanna Presenta una Interesante Exposición<br />

Retrospectiva. El Caribe. Santo Domingo,<br />

mayo 17 de 1969.<br />

— La Exposición de Obras de Paul Giudicelli,<br />

nos Revela Tenacidad de la Búsqueda en Sí Mismo.<br />

El Caribe. Santo Domingo, mayo 24 de<br />

1969.<br />

— La Vibración en la Obra de Antonio Toribio.<br />

El Caribe, Santo Domingo, abril 12 de<br />

1969.<br />

ARTÍCULOS / RESEÑAS<br />

ABREU DE UTERMOHLEN, HILDA.<br />

Una Bruja de Paul Giudicelli/ Estudio Técnico<br />

y Conservación. Listín Diario.Ventana, Sto.<br />

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ALONZO, ALFREDO/ DANILO DE<br />

LOS SANTOS. Mario Grullón, El Pintor y su<br />

Entorno. (Entrevista), Intercambio Revista<br />

Cultural Nº 1, La Información, Santiago de<br />

los Caballeros, mayo 16 de 1997.<br />

ÁLVAREZ, FÁTIMA. El Mago de la Escultura<br />

(Prats Ventós). Listín Diario, Sto. Dgo.,<br />

septiembre 21 de 1998.<br />

ALZOLA, CONCHA. Clara Ledesma.Vanidades.<br />

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Busca la Presencia de Dios. El Diario La Prensa,<br />

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BELÉN M., GENOVEVA. Disla Inaugura<br />

Retrospectiva. El Caribe, Sto.Dgo., junio 22<br />

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— Inauguran Muestra Pictórica, Escultor Prats<br />

Ventós. El Caribe, Sto. Dgo., mayo 25 de<br />

1998.<br />

— Inspiración, Belleza Describen Obra Prats<br />

Ventós. El Caribe, Sto. Dgo., mayo 26 de<br />

1998.<br />

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Dice:“Soy Costumbrista por Demanda”. La<br />

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junio 28 de 1983.<br />

BRUSSILOFF, CARMENCHU. Annie<br />

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CANDELARIO,VERI. Glauco Castellanos<br />

Expone Acuarelas sobre la Catedral en Marialejos.<br />

Hoy, Sto. Dgo., julio 29 de 1986.<br />

CAMACHO, JHOVANNY. Un Adiós Póstumo<br />

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CAPITÁN, MARIÉN. Mariano Eckert,<br />

Creador de Ilusiones. Hoy, Sto. Dgo., noviembre<br />

28 de 1998.<br />

— Mariano Eckert “Seré como Picasso: Me<br />

Moriré Pintando”. Hoy, Sto. Dgo., noviembre<br />

27 de 1999.<br />

— Mariano Eckert, un Pintor que Fue Soldado.<br />

Hoy, Sto. Dgo., noviembre 27 de 1999.<br />

CARO, PEDRO. La 30 va Exposición de Gilberto<br />

Hernández Ortega. ¡Ahora!, revista Nº<br />

400, Sto. Dgo., julio 12 de 1971.<br />

— La Humanidad de Domingo Liz. El Nacional<br />

de ¡Ahora!, Sto. Dgo., octubre 31 de<br />

1971.<br />

CARVAJAL,TITO. Mirando a través de la<br />

Cuesta del Vidrio (José Cestero). Listín Diario,<br />

Suplemento, Sto. Dgo., marzo 9 de 1985.<br />

CASAMAJOR, CECILIA. Marianela Jiménez<br />

Vive entre Retratos, Paisajes y Bodegones.<br />

Tiempos del Mundo Nº 27, Sto. Dgo., julio<br />

9 de 1998.<br />

— Homenaje Póstumo a Elías Delgado. El Siglo,<br />

Sto. Dgo., octubre 9 de 1999.<br />

CÉSPEDES, DIÓGENES. Ada Balcácer: Fui<br />

Educada para la Libertad, pero Aquí casi Nadie<br />

se Opone a Nadie. El Siglo, La Cultura, Sto.<br />

Dgo., octubre 24 de 1998.<br />

— Ada Balcácer en Nueva York/Antitrujillista<br />

Lectora de Mao y Aprendiz de Mujer. El Siglo,<br />

La Cultura, Sto. Dgo., octubre 31 de 1998.<br />

— Ada Balcácer Abrirá este Mes una Galería<br />

Alternativa Donde las Pinturas de Valía Ocupan<br />

el Primer Lugar. El Siglo, La Cultura, Sto.<br />

Dgo., noviembre 7 de 1998.<br />

CEPEDA,WENDY. Eridania Mir y los Rostros<br />

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diciembre 4 de 1987.<br />

COMARAZAMY, EDUARDO. Día Como<br />

Hoy Nace Extraordinario Escultor Luichy Martínez<br />

Richiez;Alcanzaría Fama Internacional.<br />

Hoy, Sto. Dgo., enero 8 de 1988.<br />

DIETSCH, JOCELYN. El Entorno de Elías<br />

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DE CARÍAS, MARÍA CRISTINA. Glauco<br />

Castellanos, un Artista Polifacético de Increíble<br />

Sencillez. El Caribe, Suplemento Cultural,<br />

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DE MARCHENA, ENRIQUE. Miguel De<br />

Moya el Gran Naturalista del Pincel. Catálogo<br />

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DE PRENTICE,VICTORIA. Proyecta Gilberto<br />

un Nuevo Hernández Ortega. El Nacional<br />

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— Las 101 Esculturas de Prats Ventós. El Nacional,<br />

Suplemento Dominical, Sto. Dgo.,<br />

agosto 31 de 1969.<br />

ESTRELLA RODRÍGUEZ,VÍCTOR<br />

ANTONIO. Horus, Entrevista con el Pintor<br />

Mario Grullón. Nuevo Diario, Sto. Dgo.,<br />

junio 29 de 1988.<br />

FABIÁN, MATILDE. Gaspar Mario Cruz y<br />

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Diario, Sto. Dgo., noviembre 17 de 1997.<br />

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Dgo., mayo 12 de 1994.<br />

FERRÚA, GIOVANNI. Cree Erotismo Vinculado<br />

con el Hombre Contemporáneo, (Entrevista<br />

a Luichy Martínez Richiez). El Caribe, Sto.<br />

Dgo., julio 18 de 1981.<br />

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GARCÍA RODRÍGUEZ, J. M. Luichy<br />

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Dgo., abril 1963.<br />

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GINEBRA, FREDDY. Conversaciones/el Retorno<br />

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— Paul Giudicelli. El Punto de la Casa, Revista<br />

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GOLIBAR, PABLO. Muchos ignoran Autor<br />

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GONZÁLEZ DE RODRÍGUEZ, IN-<br />

GRID. Mario Grullón: El Color Es la Vida y<br />

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junio 11 de 1996.<br />

GONZÁLEZ, OSCAR R. Hilario Rodríguez.<br />

Listín Diario, Sto. Dgo., noviembre 8<br />

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HERRERA, RUTH. Antonio Toribio, el Pintor<br />

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JAVIER G, MANUEL DE JESÚS. Obra de<br />

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Trujillo, 20 diciembre de 1955.<br />

LAMELA GELER, SANTIAGO. Exposición<br />

de Horacio Read Revela una Sensibilidad Eminentemente<br />

Moderna. El Caribe, Ciudad Trujillo,<br />

junio 5 de 1955.<br />

— Una Nueva Cosecha Artística XIII Exposición<br />

de la Escuela de Bellas Artes. El Caribe,<br />

Ciudad Trujillo, julio 3 de 1955.<br />

— ¿Es la Belleza Absoluta un Propósito del Arte?,<br />

El Caribe, Ciudad Trujillo, agosto 28 de<br />

1955.<br />

— Pintor Dominicano Expone Famosa Galería<br />

Madrid (F. Peña Defilló). El Caribe, Ciudad<br />

Trujillo, mayo 14 de 1956.<br />

LARA CINTRÓN, RAFAEL. Erigirán en<br />

San Cristóbal Monumento Era de Trujillo. El<br />

Caribe, Ciudad Trujillo, septiembre 25 de<br />

1956.<br />

— Inauguran Hoy Bienal de Artes Plásticas. El<br />

Caribe, Ciudad Trujillo, agosto 26 de 1958.<br />

— Rafael Domingo Liz Abandona el Pincel por<br />

la Escultura. El Caribe, Ciudad Trujillo,<br />

diciembre 29 de 1958.<br />

LEÓN CASCÓN, AMPARO. No Me Puedo<br />

Copiar,Ada Balcácer. Hoy, Sto. Dgo., septiembre<br />

6 de 1997.<br />

LA PAZ, MAYRA. Un Homenaje Póstumo a<br />

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1999.<br />

MARTÍNEZ, PEDRO ANGEL. Príamo<br />

Morel, un Artista Preocupado por el País. Hoy,<br />

Santo Domingo, marzo 5 de 1994.<br />

MARTÍNEZ RICHIEZ, LUICHY. Autorretrato.<br />

Hoy, Sto. Dgo., diciembre 7 de 1982.<br />

MESA, FRANCIS. Aquiles Azar: Dibujo y<br />

Luego Pienso. El Siglo, Sto. Dgo., julio 27 de<br />

2001.


Bibliografía| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |478|<br />

|479| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Bibliografía<br />

MEYRELES SOLER, RAFAEL. Domingo<br />

Liz: la Angustia por el Hombre Programado. El<br />

Sol, Santiago de los Caballeros, abril 23 de<br />

1983.<br />

MINAYA, MILDRED. Manolo Quiroz Hacedor<br />

de Talentos y Labrador de Sueños. Hoy, Suplemento<br />

Areíto, febrero 11 del 2001.<br />

MOANACK, GLORIA. Historia Pintada de<br />

Unos Vitrales (Nidia Serra). Listín Diario, Sto.<br />

Dgo., diciembre 30 de 1988.<br />

MORALES, ANTONIO. Prats Ventós en<br />

Nueva York. El Caribe, Suplemento Cutural,<br />

Sto. Dgo., julio 16 de 1995.<br />

MORETA FÉLIZ, ALTAGRACIA. El pintor<br />

Príamo Morel Presenta a Juan Pablo Duarte<br />

Preocupado por la Paz y el Progreso del País.<br />

Listín Diario, Santo Domingo, diciembre 26<br />

de 1999.<br />

MIESES, ISAOLYN. Entre Lienzos y Gatos/<br />

Desde Pequeño el Artista Plástico Dionisio Rodríguez<br />

Pichardo Construyó una Amistad Inquebrantable<br />

con los Animales. Listín Diario, Sto.<br />

Dgo., noviembre 27 de 1975.<br />

NOBOA MÉNDEZ, EVA MARÍA. La pintura<br />

de Ramírez Duval en el Ateneo. La Nación,<br />

Ciudad Trujillo, julio 12 de 1944.<br />

NOVA, CLAUDINE. Mariano Eckert Regresa<br />

con “Los Colores del Día”. Listín Diario,<br />

Sto. Dgo., Sto. Dgo., diciembre 3 de 1997.<br />

NUNO, BENITO. The Works of Mercedes<br />

Rodríguez. Catálogo, New York, octubre de<br />

1951.<br />

ORTEGA, FRANCISCO. Prats Ventós: Soy<br />

Escultor las 24 Horas del Día. El Caribe, Suplemento<br />

Cultural, Sto. Dgo., febrero 8 de<br />

1992.<br />

PANIAGUA, ALEJANDRO. Entrevista y Arte/<br />

Marianela Jiménez. Listín Diario, Suplemento.<br />

Sto. Dgo., enero 28 de 1978.<br />

PEÑA, ANGELA. Weber se Ha Convertido en<br />

República Dominicana en el Padre de la Hilografía.<br />

Última Hora, Sto. Dgo., enero 8 de<br />

1973.<br />

— Un Pintor en Apuros: Marcado por el Infortunio,<br />

el Destacado José Cestero está Enfermo, sin<br />

Casa y Endeudado. Hoy, Sto. Dgo., abril 28<br />

de 1997.<br />

PEÑA, JOSÉ ANDRÉS. Inauguran en “Ana<br />

María” Muestra de Pintor Dionisio. El Caribe,<br />

Sto. Dgo., septiembre 30 de 1978.<br />

PÉREZ PEÑA, RAÚL. Comentario sobre<br />

Hilario Rodríguez. Listín Diario, Sto. Dgo.,<br />

noviembre 8 de 1987.<br />

— ¿Dónde Dejaste el Pincel, Hilario? Listín<br />

Diario, Sto. Dgo., noviembre 8 de 1987.<br />

PEIX, FERNANDO. Galería de Pintores Dominicanos:<br />

Hernández Ortega 63. ¡Ahora! Revista<br />

Nº 47, Sto. Dgo., diciembre de 1963.<br />

PHILIPSON, LORRIN. Clara Ledesma: Los<br />

Temas de Mis Cuadros Brotan Sueños. Fascinación,<br />

Revista Nº 6, Florida U.S.A., 1978.<br />

PICHARDO, LUIS G. Pintor Dominicano<br />

Destaca en New York. (Poncio Salcedo), Listín<br />

Diario, Sto. Dgo., marzo 22 de 1974.<br />

POLANCO, BIENVENIDA. Vivencias y<br />

Símbolos: Elsa Gruning Expone en la UCMM.<br />

Listín Diario, Sto. Dgo., octubre 11 de 1986.<br />

POLANCO, FAUSTO. Muere el Caricaturista<br />

Príamo Morel. El Siglo, Santo Domingo,<br />

diciembre 30 de 2000.<br />

PUENTE JULIA, ROSARIO. Dossier. Listín<br />

Diario,Ventana, Sto. Dgo., abril 22 de 1990.<br />

QUEZADA, LUIS. Preparan Vaciado Estatua<br />

Ecuestre del Generalísimo. Juan Cristóbal Dice:<br />

Es Obra Monumental. El Caribe, Ciudad<br />

Trujillo, 26 de diciembre de 1957.<br />

REBECCA, LUISA. En Casa de Arte Rinden<br />

Homenaje al Pintor Mario Grullón, Listín<br />

Diario, Sto. Dgo., mayo 17 de 1994.<br />

— Exposición Caricaturas Atrae Gran Público.<br />

Listín Diario, Sto. Dgo., noviembre 4 de<br />

1994.<br />

REYNOSO, ROGER. La Primavera a través<br />

de los Lienzos de Félix Disla. El Siglo, Sto.<br />

Dgo., marzo 18 del 2000.<br />

REYES, LADY. Gaspar Mario Cruz: Dios Es<br />

Mi Fuente de Inspiración. El Siglo, Sto. Dgo.,<br />

abril 8 de 1998.<br />

RÍOS,YASMIN. Luichy Martínez Abre Expo<br />

Individual. Listín Diario. Sto. Dgo., diciembre<br />

10 de 1982.<br />

RIVERA, SEVERO. Disla Expone en el Museo<br />

de Arte Moderno. Listín Diario, Sto. Dgo.,<br />

noviembre 29 de 1997.<br />

— Murió Ayer el Pintor Príamo Morel. Listín<br />

Diario, Sto. Dgo., diciembre 30 del 2000.<br />

RONZINO, MARÍA ANTONIETA. Temas<br />

Variados (Entrevista a Domingo Liz). Listín<br />

Diario, Sto. Dgo., junio 14 de 1980.<br />

ROSARIO A., NELSON B. Pintar, pintar,<br />

pintar... (Eridania Mir). El Universitario, Santo<br />

Domingo, diciembre 15 de 1957.<br />

SÁNCHEZ, ENRIQUILLO. Dialogar/Ada<br />

Balcácer. ¡AHORA! Revista Nº 684, Sto.<br />

Dgo., diciembre 20 de 1976.<br />

SOCIEDAD CULTURAL RENOVA-<br />

CIÓN. Pintor Puertoplateño Expone en Santiago<br />

Plumillas Inspiradas en Libro Poetisa. El<br />

Caribe, Suplemento Cultural, Sto. Dgo.,<br />

octubre 28 de 1985.<br />

TUENI, EMELY. Eligio Pichardo Abrirá Exposición.<br />

Listín Diario, Sto. Dgo., diciembre 9<br />

de 1981.<br />

— Destacan Importancia Artística de Eligio Pichardo.<br />

Hoy, Sto. Dgo., marzo 9 de 1984.<br />

— La GAM Inaugura Retrospectiva Homenaje<br />

Eligio Pichardo. Hoy, Sto. Dgo., noviembre 12<br />

de 1984.<br />

VÁSQUEZ, ALFREDO. La Hilografía:Arte<br />

o Técnica. ¡Ahora! Revista, Sto. Dgo., octubre<br />

20 de 1969.<br />

VÁSQUEZ,AUGUSTO. Carlos de Mena<br />

Ortega Abre Muestra “Remembranzas de Mi Niñez”<br />

en P. P. Hoy, Sto. Dgo., enero 6 de<br />

1980.<br />

VELA ZANETI, JOSÉ. “El Homenaje de los<br />

Profesores de la Escuela Nacional de Bellas Artes”.<br />

El Caribe, Ciudad Trujillo, mayo 22 de 1955.<br />

VENTURA, JACQUELINE. Ada Balcácer/<br />

Dinero No Tengo, Pero Arte Sí. Listín Diario,<br />

Sto. Dgo., noviembre 14 de 1984.<br />

VENTURA, MARILYN. En Relieve: Mercedes<br />

Rodríguez a 25 Años de su Muerte. La Información,<br />

Santiago de los Caballeros, agosto<br />

8 del 2003.<br />

VENTURA, MIRIAN. A Eridania Mir le<br />

Llegó el Tiempo de la Pintura. El Nacional,<br />

Santo Domingo, diciembre 7 de 1987.<br />

VALDEZ A.,TIRSO. Pintores Dominicanos<br />

Exponen Ciudad New York. Listín Diario, Sto.<br />

Dgo., diciembre 31 de 1974.<br />

VICIOSO SOTO, HORACIO. Palabras de<br />

Presentación Homenaje a Rosario Puente Julia.<br />

Listín Diario, Sto. Dgo., abril 22 de 1990.<br />

RESEÑAS SIN AUTORES<br />

Manolo Pascual, Director de la Escuela Nacional<br />

de Bellas Artes. La Opinión, Ciudad Trujillo,<br />

agosto de 1942.<br />

El Pintor E. Scott Unaugurará una Exposición<br />

de sus Obras. La Nación, Ciudad Trujillo,<br />

marzo 15 de 1944.<br />

Pronto Será Inaugurada la Exposición de Acuarelas<br />

y Dibujos de E. Scott., La Nación Ciudad<br />

Trujillo, marzo 22 de 1944.<br />

Hoy Será Nuevamente Abierta (sic) al Público el<br />

Salón de la Galería Nacional, con la Exposición<br />

de E. Scott. La Nación, Ciudad Trujillo, abril<br />

1944.<br />

Renacimiento Cultural y Artístico en la Era de<br />

Trujillo/ La Escuela Nacional de Bellas Artes.<br />

La Nación, Ciudad Trujillo, mayo 28 de<br />

1944.<br />

El Generalísimo Trujillo y la Primera Dama de<br />

la República Visitaron Ayer en la Tarde la Escuela<br />

Nacional de Bellas Artes. La Nación, Ciudad<br />

Trujillo, julio 14 de 1944.<br />

El Gran Premio Trujillo de Pintura y Escultura<br />

Pina y Álvarez Premiados en Pintura Hernández<br />

Ortega y Martínez Richiez en el Concurso<br />

Relativo a Escultura. La Nación, Ciudad Trujillo,<br />

octubre 25 de 1945.<br />

Importante Designación de un Joven Artista. La<br />

Nación, Ciudad Trujillo, enero19 de 1946.<br />

Esta Mañana se Concedió el Premio Trujillo de<br />

Arte, el de Pintura Correspondido a Marianela<br />

Jiménez Reyes y el de Escultura a Ana Francia<br />

Bonetti. La Nación, Ciudad Trujillo, octubre<br />

24 de 1946.<br />

El Joven Luis Martínez Richiez, quien fue Ganador<br />

del 2do. Premio de Escultura, es Designado<br />

para el Cargo de Vaciador de la Escuela de Bellas<br />

Artes. La Nación, Ciudad Trujillo, enero 19<br />

de 1946.<br />

La Primera Exposición del Pintor Hernández<br />

Ortega Causó Expectación. La Nación, Ciudad<br />

Trujillo, diciembre 4 de 1946.<br />

En Bellas Artes se Inaugura esta Tarde la Exposición<br />

Martínez Richiez, Primera Exposición Individual<br />

de Escultura de un Escultor Dominicano.<br />

La Nación, Ciudad Trujillo, junio 13 de<br />

1947.<br />

Rosario Puente Inaugura Exposición de Pintura.<br />

La Nación, Ciudad Trujillo, marzo 23 de<br />

1949.<br />

Las Bellas Artes, Signo de Progreso Espiritual en<br />

la Era de Trujillo. La Nación, Ciudad Trujillo,<br />

agosto 16 de 1948.<br />

Primer Premio para la Foto. “Escalera al Cielo”,<br />

de S. Lamela. El Caribe, Ciudad Trujillo,<br />

febrero 14 de 1951.<br />

Se Erigirá Estatua de Trujillo, El Costo Será Sufragado<br />

por Suscripción Popular.El Caribe, Ciudad<br />

Trujillo, enero 9 de 1952.<br />

Mirtruzzi Realiza un Estudio al Natural del<br />

Presidente. El Caribe, Ciudad Trujillo, febrero<br />

1 de 1952.<br />

Decoraciones de Escuela Primaria de Niñas “Julia<br />

Molina”. El Caribe, Ciudad Trujillo,<br />

febrero 24 de 1952.<br />

Fallece Joven Pintor en Ciudad Trujillo. El Caribe,<br />

Ciudad Trujillo, junio 18 de 1952.<br />

Tres Pintores Aficionados Abrirán Exposición en<br />

Galería de Bellas Artes. La Nación, Ciudad<br />

Trujillo, julio 2 de 1953.<br />

El Escultor Español Esteve Edo trabaja para la<br />

Feria de la Paz. El Caribe Ciudad Trujillo,<br />

diciembre 4 de 1953.<br />

Caricaturista Kim Hará Exposicion Satiriza<br />

Comunismo. El Caribe, Ciudad Trujillo, agosto<br />

27 de 1954.<br />

Santiaguenses se Dedican a Pintar con Entusiasmo.<br />

El Caribe Ciudad Trujillo, marzo 30 de<br />

1955.<br />

Aprueban Modelo de Estatua de Generalísimo<br />

Trujillo. El Caribe Ciudad Trujillo, diciembre<br />

11 de 1955.<br />

Ochenta Carrozas Participan en Corzo Florido.<br />

El Caribe Ciudad Trujillo, febrero 19 de<br />

1956.<br />

Pintora y Escultor Harán Exposición en la<br />

Alianza (Ledesma/Terraza). El Caribe Ciudad<br />

Trujillo, junio 3 de 1956.<br />

Entregan Gran Premio Trujillo de Arte Plástica.<br />

El Caribe Ciudad Trujillo, julio 19 de 1959.<br />

Escultor Mario Cruz Exhibe en Nueva York. La<br />

Nación, Ciudad Trujillo, julio 2 de 1960.<br />

Toribio Primer Escultor Abstraccionista Dominicano.<br />

La Nación, Ciudad Trujillo, diciembre<br />

30 de 1960.<br />

“Oferta al Alma Criolla” Será Exhibida en el<br />

Museo del Hombre (Expo Marcial Schotborgh).<br />

Hoy, Sto. Dgo., junio 17 de 1966.<br />

Editorial: Miguel de Moya Alonso. Listín Diario,<br />

Sto. Dgo., diciembre 12 de 1966.<br />

Editorial: Mario Grullón. El Caribe, Sto.<br />

Dgo., septiembre 23 de 1966.<br />

Plutarco Andújar. Editorial Listín Diario, Santo<br />

Domingo, diciembre 12 de 1994.<br />

PICHARDO, DIONISIO. Pintor Inaugura<br />

Exposición en Salones Alianza Francesa. El Caribe,<br />

Sto. Dgo., noviembre 28 de 1969.<br />

Galería de Arte Moderno Prats Ventós Exposición<br />

Homenaje XIV Bienal de Artes Plásticas.<br />

Catálogo, agosto 20 de 1979.<br />

Presenta Exposición (Elsa Gruning). Listín<br />

Diario, Sto. Dgo., enero 26 de 1981.<br />

Hilario Rodríguez El Arte Costumbrista Dominicano.<br />

Tomado de la Revista Vanidades, Reproducido<br />

en Listín Diario, Sto. Dgo.,<br />

noviembre 11 de 1987.<br />

Balenciaga Desvió a Oscar de la Renta de su<br />

Vocación por Pintura Abstracta. El Caribe, Suplemento<br />

Cultural, 198...?<br />

CATÁLOGOS Y REVISTAS<br />

ACEVEDO, ANTONIO. Toribio: su Pasión<br />

por lo Cromático. Presentación, Catálogo Toribio/<br />

Fábula Mística Serie Cromática, Casa<br />

de Francia, Santo Domingo, julio 27 de<br />

1995.<br />

ARTES VISUALES. Boletín de la Unión Panamericana.Washington<br />

D.C., julio 1957/<br />

junio 1958.<br />

ASCOAGA, ENRIQUE. Texto Crítico en<br />

Catálogo Prats Ventós. Santo Domingo, agosto<br />

20 de 1999.<br />

ANDÚJAR, PLUTARCO. Canto a Mi Tierra.<br />

Catálogo Exposición Altos de Chavón,<br />

La Romana, noviembre 13 de 1983.<br />

— Sensibilidad y Esplendor:Antología Obras de<br />

la Colección Arq. Pedro Haché. Catálogo<br />

MAM, Santo Domingo, 2002.<br />

BERGÉS, SALVADOR. Presentación Catálogo<br />

Glauco Castellanos. Centro de Arte Novenau,<br />

Sto. Dgo., septiembre 11 de 1984.<br />

BIENAL DE SAO PAULO: II Bienal Do<br />

Museu de Arte Moderna de Sao Paulo.Catálogo,<br />

Sao Paulo, Brasil, dezembro de 1953.<br />

— III Bienal Do Museu de Arte Moderna de<br />

Sao Paulo. Catálogo, Sao Paulo, Brasil, julhooutubro<br />

de 1955.<br />

— IV Bienal Do Museu de Arte Moderna de<br />

Sao Paulo. Catálogo General, Sao Paulo, Brasil,<br />

noviembre 21 de 1955.<br />

CRUZ, GASPAR MARIO. 50 Años en el<br />

Arte. Catálogo, Santiago de los Caballeros,<br />

marzo 12 de 1996.<br />

DE MENA, CARLOS. ExpoDécada del 50.<br />

Catálogo Centro de la Cultura Santiago,<br />

julio 18 de 1984.<br />

DISLA GUILLÉN, FÉLIX. Catálogo Individual<br />

Museo de Arte Moderno, diciembre 3 del<br />

1997.<br />

DI VANNA, ELSA. Catálogo Voluntariado de<br />

las Casas Reales. Santo Domingo, enero de<br />

1982.<br />

ESCUELA NACIONAL DE BELLAS AR-<br />

TES: Biografía, Catálogo, Exposición, Bodegones<br />

al Pastel. La Galería, Sto. Dgo., noviembre 5<br />

de 1998.<br />

— Exposición de la Escuela Nacional de Bellas<br />

Artes. Catálogo, Ciudad Trujillo, julio 8 de<br />

1946.<br />

— Exposición de la Escuela Nacional de Bellas<br />

Artes. Catálogo, Ciudad Trujillo, julio 7 de<br />

1948.<br />

— Exposición de la Escuela Nacional de Bellas<br />

Artes. Catálogo, Ciudad Trujillo, julio 6 de<br />

1949.<br />

— Exposición de la Escuela Nacional de Bellas<br />

Artes, Catálogo del Curso 1950-1951. Ciudad<br />

Trujillo, junio 25 de 1951.<br />

— Exposición de la Escuela Nacional de Bellas<br />

Artes, Catálogo del Curso 1951-1952. Ciudad<br />

Trujillo, julio 7 de 1952.<br />

ECKERT, MARIANO. Meditación Catálogo<br />

Exposición Bodegones y Flores. Voluntariado de<br />

las Casas Reales, Sto. Dgo., diciembre 7 de<br />

1994.<br />

GALERÍA DE ARTE MODERNO. Plástica<br />

Dominicana Contemporánea.Catálogo con<br />

texto de Jeannette Miller. Santo Domingo,<br />

marzo 12 de 1981.<br />

GALERÍA NACIONAL DE BELLAS AR-<br />

TES. V Exposición Bienal de Artes Plásticas,<br />

Catálogo. Ciudad Trujillo (Sto. Dgo.), agosto<br />

1631 de 1950.<br />

— Octava Exposición Bienal de Artes Plásticas.<br />

Catálogo, Palacio de Bellas Artes, Ciudad<br />

Trujillo, agosto 16/ septiembre 1 de 1956.<br />

— Novena Exposición Bienal de Artes Plásticas.<br />

Catálogo, Palacio de Bellas Artes, Ciudad<br />

Trujillo, agosto 21 de 1958.<br />

— Décima Exposición Bienal de Artes Plásticas.<br />

Catálogo, Palacio de Bellas Artes, Ciudad<br />

Trujillo, agosto 16 de 1960.<br />

GRULLÓN, MARIO. Exposición Retrospectiva.<br />

Catálogo Centro de la Cultura Dominico<br />

Americano, Santiago, 1996.<br />

— Exposición Antológica. Catálogo Casa de la<br />

Cultura de Santiago, septiembre 20 del<br />

2001.<br />

GRUPO FRIORDANO. Paul Giudicelli/<br />

Homenaje Póstumo. Catálogo UCMM, Santiago<br />

de los Caballeros, septiembre 11 de<br />

1969.<br />

LORA, SILVANO. “La Espera”. Cuadernos<br />

Dominicanos de Cultura Nº 104, Ciudad<br />

Trujillo, abril 1952.<br />

— Exposición de Medio Siglo, Catálogo. Santo<br />

Domingo, julio 20 de 1981.<br />

MELLA, NOEMÍ. Introducción Catálogo Exposición<br />

Personal. Galería de Arte Moderno,<br />

octubre 19 de 1983.<br />

SECRETARÍA DE EDUCACIÓN, BE-<br />

LLAS ARTES Y CULTOS. Maestros Dominicanos,<br />

Catálogo con Textos de Aída Cartagena<br />

Portalatín, Domingo Liz y María Ugarte. Santo<br />

Domingo, marzo 3 de 1980.<br />

SERRA, NIDIA Centro de Arte, Folleto con<br />

Recopilación de Diversos Textos. 1970 (?)<br />

TORIBIO, ANTONIO. Fricción Espacial Serie<br />

Óptica. Catálogo exposición CODAP.<br />

Santo Domingo, mayo 4 de 1994.


Índice onomástico|Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |480|<br />

|481| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 | Índice onomástico<br />

Índice onomástico<br />

A<br />

Adróver de Cibrón, Belkis: 31, 38, 89, 221,<br />

222<br />

Adróver Mercadal, Frank: 38<br />

Aguasanta, Guillermo: 220, 224<br />

Aisezt, Maxir: 372<br />

Alba Barón, Roberta: 33, 34<br />

Alba Barón, Salvador: 33, 34<br />

Alba, Joaquín de: 362<br />

Alcántara Almánzar, José:14<br />

Alix, Juan Antonio: 220<br />

Alicea, José: 430<br />

Alonso, Rafael: 220<br />

Álvarez del Monte, Luis José: 22, 23, 24, 25,<br />

39, 56, 224, 282, 372<br />

Álvarez Perelló,José Mauricio: 357<br />

Álvarez Pina,Virgilio: 356<br />

Álvarez, Federico de Jesús: 278<br />

Álvarez, José de Jesús: 227<br />

Alzola, Concha: 109<br />

Amarón, Antonio: 220<br />

Amengual, Miguel: 220<br />

Amiama, Octavio: 244<br />

Amiama, Xavier: 194, 244, 311<br />

André, Mounia L.: 89, 181, 201, 219, 221,<br />

222, 223, 224, 372<br />

Andújar, Plutarco: 199, 215, 224, 225, 231,<br />

252, 255-60, 274, 277, 278<br />

Añez Bergés, Rafael: 220<br />

Araújo, Andrés Julio: 215, 224<br />

Areán, Carlos: 106, 108, 164, 200, 204, 395,<br />

409, 411<br />

Arévalo, Juan José:17<br />

Arnau, Comte: 209<br />

Aroza, Carlos: 329, 330<br />

Arzeno Tavárez, Rafael: 284, 300, 321<br />

Atanay, Regilnaldo: 97, 111<br />

Auffant: 224<br />

Avelino, Andrés: 222<br />

Avilés Blonda, Máximo: 14, 220, 226<br />

Aybar Andrés, Julio: 222<br />

Azar Billini, Aquiles: 458<br />

Azar Billini, José Aquiles: 458<br />

Azar García, Aquiles: 215, 379, 440, 441,<br />

454-459, 462<br />

Azar, Aris: 222<br />

Azcoaga, Enrique: 128<br />

B<br />

Bacon, Francis: 405<br />

Báez de Pellerano,Velera: 468<br />

Báez López-Penha: 357<br />

Báez Soler, Osvaldo: 60<br />

Báez, José Ramón: 220<br />

Báez,Tuto: 245<br />

Baeza Flores, Alberto: 14, 16, 17<br />

Balaguer, Joaquín: 93, 371, 220, 226<br />

Balcácer, Ada: 190, 196, 215, 219, 278, 372,<br />

378-379, 420, 426-435, 440, 441, 464<br />

Balenciaga, Cristóbal: 216<br />

Baquero Ricart, Manuel: 357<br />

Barceló,María: 372<br />

Barnett, Bell: 284<br />

Barón, Pura (Purita): 31, 32, 33, 34, 56,91<br />

Barreto Reid, José A.: 307<br />

Barroso, Javier: 360<br />

Bass, Alberto: 294-295<br />

Batista Caraballo, Marcos: 69, 215<br />

Batista, Cuqui: 145<br />

Batista, Milagros: 220<br />

Batlle de Vega, María de la Asunción: 344<br />

Belain, Fernando: 372<br />

Bellapart: 98, 99, 106, 108, 116, 132, 152,<br />

153, 154, 157, 174, 175, 193, 209, 210, 211,<br />

214, 340, 381, 384, 387, 415, 417<br />

Bello Peguero, Rafael: 222<br />

Bello, Manuel: 372<br />

Ben, Rosa María: 331<br />

Benard Gonzálvez, Antonio (Toni): 372<br />

Bergés, Salvador: 300<br />

Bergés,Violeta: 69<br />

Bermúdez de Morel, Elsa Iris: 244<br />

Bernard, <strong>Leon</strong>te; 357<br />

Berrido, Bolívar: 273<br />

Betances de Viña, Aurora: 325<br />

Bidó,Cándido: 8, 110, 272, 362<br />

Blanco, Delia: 150<br />

Bojos, María Consuelo: 332<br />

Bojos. José: 332<br />

Bolívar, Simón: 323<br />

Bona, Concepción: 30<br />

Bonilla, Carmen Natalia: 12<br />

Bonnarelli, Guiseppe: 28, 217, 386<br />

Bonnelly de Díaz, Aída: 72, 319<br />

Bonnet, Ana Francia: 31,37, 38, 39, 181<br />

Bordas, Altagracia: 287<br />

Bordas, Luisa: 215, 331-333<br />

Bosch, Juan: 12, 223, 225, 226<br />

Bosch, Mariluz de:Ver Castillo, Luz María<br />

Bourdelle, Antoine: 403<br />

Boyrie de Moya, Emil: 222, 225<br />

Boyrie de Moya,Teresa: 346<br />

Bradley, Carolina: 297<br />

Brandes, Georges: 405<br />

Braque, Georgies: 318<br />

Brens, Rafael Enrique: 42, 214-215<br />

Bretón, André: 341<br />

Briones Arangude, Gonzalo: 359, 361<br />

Briones, Gonzalo: 223<br />

Brockman: 284<br />

Brugal Gassó: 293, 386<br />

Buda: 37<br />

Bueno, Apolinar: 467<br />

Bueno, Santiago: 62<br />

Buñols, José: 372<br />

Buono, Guiseppe: 372<br />

C<br />

Cabral Bermúdez, Marcos: 279<br />

Cabral Tavares: 230<br />

Cabral, Mario Fermín: 220, 257<br />

Cabral Navarro, Mairení: 21, 213<br />

Cabrera, Elena: 297<br />

Cabrera, Luis Rafael: 430<br />

Caggiano, Roberto: 226<br />

Calderón Ledesma, Gustavo: 111<br />

Calderón, Rodolfo: 111<br />

Calventi, Rafael: 354<br />

Camacho, Jhovanny: 293<br />

Canaán, Euridice: 226<br />

Canaán, María: 136<br />

Candelario,Veri: 300<br />

Cánepa, Enrique (Tito): 11, 28, 283<br />

Canogar, Rafael: 403, 404<br />

Cánova, Antonio: 372<br />

Canto, María: 441<br />

Caro Álvarez, José Antonio: 10, 224, 225,<br />

357<br />

Caro, Néstor: 225<br />

Carroll, John: 290<br />

Cartagena Portalatín, Aída: 177, 359, 372,<br />

374, 376, 376, 378, 379, 391, 438, 442, 443,<br />

444, 445, 446, 448, 469, 221, 226, 347<br />

Carvajal,Tito: 461, 462<br />

Casado Soler, Rafael: 59<br />

Casals Chapí, Enrique: 11<br />

Casals, José Pablo: 355<br />

Casamajor, Cecilia: 273, 274<br />

Cassá Logroño, José: 131<br />

Castellanos, Glauco: 216, 226, 296, 297-300<br />

Castellanos, Josefina (Fina): 360, 361<br />

Castillo de Pellerano, Soucy: 300<br />

Castillo, Efraín: 462<br />

Castillo, Luz María (Mariluz de Bosch): 31,<br />

37, 91<br />

Castillo, Marino: 220<br />

Castro del Río: 215<br />

Castro, Fidel: 371<br />

Castro, Julio E.: 366<br />

Ceballos Estrella: 35, 76, 95, 113, 122, 132,<br />

133, 203, 236, 237, 273, 275, 291, 292, 295,<br />

301, 302, 330, 331, 414, 452, 463, 464,<br />

Cedor, Diendonne L.: 227<br />

Cela, Camilo José: 328<br />

Certad, Luisa Mercedes: 321<br />

Certad, Servio Luis: 321-324<br />

Cervantes, Miguel de: 168<br />

Céspedes, Diógenes: 426, 430<br />

Cestero, Felícita: 459<br />

Cestero, José: 440, 441, 459-464, 215<br />

Cifré Navarro, Ramón: 14<br />

Clara, José: 372<br />

Clavé, Antonio: 173<br />

Clemente: 284<br />

Cocco, Guisseppe: 372<br />

Coiscou Henríquez, Máximo: 348<br />

Coiscou Ventura, David: 349<br />

Coiscou Ventura, Moisés: 348, 349<br />

Coiscou Ventura, Ruth: 349<br />

Coiscou Weber, Enrique: 214, 346, 348-350<br />

Colón, Cristóbal: 360<br />

Colón, Diego: 360<br />

Colson, Jaime: 11, 12, 17, 19, 20, 49, 72, 74,<br />

97, 146, 149, 161, 162, 167, 181, 184, 186,<br />

187, 190, 191, 196, 200, 203, 204, 204, 206,<br />

207, 208, 210, 211, 212, 213, 214, 217, 219,<br />

220, 221, 222, 223, 224, 225, 226, 227, 237,<br />

245, 274, 372, 400, 401, 448, 450<br />

Comarazamy, Eduardo: 131<br />

Concepción García, Gloria: 325<br />

Concepción García, Jesús Gilberto: 325<br />

Concepción García, Mayra: 325<br />

Concepción García, Rosario: 325<br />

Concepción Lara, Gilberto: 325, 326<br />

Conde, Manuel: 408<br />

Contín Aybar, Néstor: 345<br />

Contín Aybar, Pedro René: 12, 13, 70, 119,<br />

200, 215, 222, 224, 225, 239, 252, 253, 331,<br />

415, 416<br />

Contreras, Hilma: 222<br />

Corbino: 284<br />

Cordero Espaillat (familia): 54, 55<br />

Cordero, Miguel Hipólito: 69, 214<br />

Córdova, Cuqui: 467<br />

Cortiña, Cecilia: 214, 330-331<br />

Crasoweller, Roberto: 356<br />

Cristo: 37, 122<br />

Cristóbal, Juan: 361<br />

Cruz de Zwain, Carmen Luisa: 334<br />

Cruz, Gaspar Mario: 190, 204, 215, 221,<br />

224, 225, 227, 372, 378, 379, 437-39, 440,<br />

441<br />

Cruz, María Altagracia: 437<br />

Cuesta de Moya, Rosina: 335, 337<br />

Cuevas Martínez, Juan: 223, 359, 361f<br />

Curiel, Carlos: 131, 133, 226, 242-43<br />

Curiel, Julio César: 437<br />

CH<br />

Chagal, Marc: 105, 199<br />

Chávez, Luis: 468<br />

Chicón, Ana Luisa: 465<br />

D<br />

D´Ors, Enrique: 219<br />

Dalí, Salvador: 342, 346, 347<br />

Damirón, Rafael: 12<br />

De Alba, Joaquín: 222, 226, 361, 362<br />

De Alfaro, Augusta: 226<br />

De Asís, Franciso: 315, 317<br />

De Carías, María Cristina: 299<br />

De Cartona, Piers: 37<br />

De Castro Ariza, José: 405<br />

De Castro, Heriberto: 226<br />

De Kooning,William: 286<br />

De la Cruz, Hipólito: 215, 219, 222, 224,<br />

237, 252<br />

De la Rosa, Bienvenido: 215, 220, 226, 227,<br />

372<br />

De los Santos (familia): 131, 143, 243, 269,<br />

271, 303,425, 430, 458, 459, 466, 468, 469<br />

De los Santos, Danilo (Danicel): 51, 91, 93,<br />

245<br />

De los Santos, Grace: 433, 436<br />

De los Santos, Pedro: 215, 373<br />

De Marchena, Enrique: 337<br />

De Mena de Jiménez, Luisa: 283, 284, 286,<br />

287, 288<br />

De Mena, Carlos: 216, 282, 283, 284-288,<br />

300<br />

De Moya, Alonso Miguel: 214, 335-339<br />

De Nolasco, Flérida: 222, 225<br />

De Peña, Luis: 281<br />

De Pool, Mirella: 220<br />

De Tolentino, Marianne: 50, 313<br />

De Vera, Cristino: 403<br />

Defilló, Fernando Alberto: 398<br />

Del Cabral, Manuel: 14, 214, 219, 220, 225,<br />

226, 328-334<br />

Del Monte, Rafael: 54, 114, 186<br />

Delgado Malagón, Blanca: 358<br />

Delgado, Alma: 31, 40<br />

Delgado, Elías: 215, 236, 255, 272-274, 277<br />

Desangles, Luis (Sisito): 373<br />

Despradel, Guido: 326<br />

Di Vanna, Elsa: 31, 41, 71, 85-89, 101, 112,<br />

115, 181, 190, 219, 221, 223, 282, 373<br />

Díaz Niese, Rafael: 10, 20, 21, 32, 39, 187,<br />

189, 191, 358<br />

Diego, Gerardo: 328<br />

Dietsch, Gladys: 215, 219<br />

Dinohofer, Al: 395<br />

Disla Guillén, Félix (Negro): 222, 224, 225,<br />

230, 255, 260, 266, 275-176, 279, 282, 297<br />

Disla, Leandro: 297<br />

Dittrich, R.: 373<br />

Dobal, Carlos: 457<br />

Domínguez, Franklin: 226<br />

Domínguez, Jacinto: 186, 187, 215, 218,<br />

223, 235, 266-271, 274, 275,277, 468<br />

Du Breil Vda. Gómez,Virginia: 305<br />

Duarte, Juan Pablo: 90, 121, 361, 362, 373,<br />

384, 398<br />

Dubuffet, Jean: 173<br />

Ducig, E.: 66<br />

Duval Ramírez,W.: 43, 62<br />

E<br />

Echavarría, L.: 226<br />

Eckert, Mariano: 155, 190, 196, 222, 224,<br />

225, 227, 283, 313-321, 373<br />

Eloy, Dominicana: 467<br />

Ernst, Max: 342<br />

Ertl de Patheo, Livia: 226<br />

Escoto, Holger: 367<br />

Espaillat, Andrés: 35<br />

Espaillat,Violeta: 67, 68, 69, 215<br />

Espartaco: 377<br />

Espínola Reyes, José Antonio (Pío): 57<br />

Esteve, Edo: 359, 362<br />

F<br />

Faxas Canto, Rafael (Pipe): 187, 196, 213,<br />

215, 218, 220, 222, 223, 224, 225, 226, 373,<br />

379, 397, 432, 440,441-448<br />

Faxas Hernández, Miguel: 446, 447<br />

Faxas Hernández, Rafael: 446<br />

Faxas Valdez, Rafael: 441<br />

Feito, Luis: 404, 411<br />

Feliú, Angel: 467<br />

Féngola, Caetano: 373<br />

Fernández Alvarez, Rafael Augusto: 57<br />

Fernández Diez, Gilberto: 27, 28, 29, 30, 31,<br />

40, 56, 91, 181, 190, 221, 222, 224, 454<br />

Fernández Fierro, Francisco: 373<br />

Fernández Granell, Eugenio: 11, 18, 93, 194,<br />

430<br />

Fernández Mejía, Abel: 14<br />

Fernández de Paulino, Marianela: 351<br />

Fernández Simó, Alfredo: 226<br />

Fernández Spencer, Antonio: 13, 151, 152,<br />

156, 157, 159, 222<br />

Ferrúa, Giovanni: 131, 133, 136<br />

Fiallo, Gladys: 40<br />

Font-Bernard, Karyna: 93, 97<br />

Fort, Marcel: 221<br />

Francis, María Estela: 220<br />

Francisco, Ramón: 68, 69, 82, 104, 115, 116,<br />

117, 120, 151, 159, 169, 360, 361, 380, 421,<br />

460, 469<br />

Franco Perelló,María: 244<br />

Frenchern: 284<br />

Freud, Sigmund: 341, 346<br />

Frías Gálvez, Antonio: 348<br />

Frías Sandoval, Luis: 223<br />

Frías, Juan Antonio: 31, 41, 42, 219, 221<br />

Frómeta, Amable: 257, 213, 220<br />

Frómeta, José Amable: 21<br />

Fulop, Joseph: 11, 79, 181, 192, 194, 213,<br />

220, 222-223, 224, 373, 461<br />

G<br />

Galíndez, Jesús de: 8, 9, 12, 19<br />

García Cambier, Liliana: 213, 215, 219, 221,<br />

222, 224, 237-239, 254<br />

García Cisnero, Florencio: 298<br />

García de Concepción, Juana: 214, 225, 325-<br />

326, 327<br />

García de Ricart, Matilde: 426<br />

García de Villena, Pedro: 215, 223, 225, 226,<br />

348, 351, 358, 360, 362<br />

García Lorca, Federico: 12<br />

García Obregón, Adolfo: 373<br />

García Ramírez, Mario: 362<br />

García, Francisco (Pancho): 11<br />

García, Juan Ulises: 215<br />

García, Rosa Idalia: 145<br />

García, Rosa María: 226<br />

García,Virgilio: 215, 225<br />

García-Godoy, Enrique: 42, 57, 67, 187, 273,<br />

373<br />

Garrido,Víctor: 222<br />

Gatón Arce, Freddy: 13, 220<br />

Gaugin, Paúl: 152, 256, 385<br />

Gausachs (familia): 43, 44, 46<br />

Gausachs Aisa, Francisco: 29, 43, 44, 45, 46,<br />

47, 56, 373<br />

Gausachs Armengol, José; 11, 19, 20, 21, 28,<br />

50, 81, 82, 97, 98, 102, 112, 134, 146, 162,<br />

184, 186, 189, 190, 194, 199, 200, 207, 213,<br />

219, 220, 221, 222, 224, 225, 237, 242, 243,<br />

261, 266, 373, 386, 399, 401, 461<br />

Gautier, Manuel Salvador: 305, 307, 308,<br />

309, 378, 382, 388, 389, 390, 392, 396, 422,<br />

427, 428, 431, 433, 434, 435<br />

Gemito,Vicenso: 373<br />

Germosén, Cayetano: 136<br />

Gil Fiallo, Laura: 37, 46, 284, 285, 286, 288,<br />

300, 341, 342<br />

Gilbert, Eugene: 178<br />

Gilbert, Mercedes: 304<br />

Gimbernard, Jacinto: 215, 245<br />

Giudicelli, Angel: 380<br />

Giudicelli, Pablo: 380<br />

Giudicelli, Paul: 121, 88, 190, 196, 200, 204,<br />

213, 219, 220, 221, 222, 223, 224, 225, 226,<br />

227, 237, 373, 378-397, 440, 469<br />

Godestianu, Inge: 39, 41, 42


Índice onomástico|Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |482|<br />

|483| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 | Índice onomástico<br />

Goico Castro, Manuel de Jesús: 62<br />

Golibart, Pablo: 141<br />

Gómez de Read, Ernestina: 361<br />

Gómez Sicre, José: 75, 141, 221<br />

Gómez, Amiama: 60<br />

Gómez, Juan Bautista: 51, 91, 187, 373<br />

Gómez, Osiris: 220<br />

Gontier, Félix (Cocó): 373<br />

González, Carlos: 165, 222<br />

González, Guillermo: 10, 354<br />

González C., Rafael: 42<br />

Goya, Francisco: 373<br />

Granell:Ver Fernández Granell, Eugenio<br />

Greco (El Greco): 203<br />

Grullón de Lockward, María: 253<br />

Grullón de Morel,Yolanda: 51, 181<br />

Grullón, Alejandro: 279<br />

Grullón, Mario Francisco: 50, 51, 52, 53, 54,<br />

55<br />

Grullón, Mario: 31, 43, 181, 222, 223, 266,<br />

274, 279, 331, 464<br />

Gruning, Elsa: 31, 32, 34, 35, 36, 37, 181<br />

Gruning, Mercedes: 36<br />

Guerrero, Francia: 126, 128<br />

Guerrero, Myrna: 35<br />

Guinden de Jiménez, Deisys: 324<br />

Gutiérrez, Crístola: 220<br />

H<br />

Haché, Alexis: 205, 256, 257, 258, 259<br />

Haché, Pedro: 205, 256, 257, 258, 259<br />

Hasbun, Judet: 117, 119, 170<br />

Hausdorf, George: 20, 21, 39, 42, 81, 85, 90,<br />

91, 96, 112, 151, 184, 189, 194, 373, 386, 455<br />

Henríquez Ureña, Pedro: 220<br />

Henríquez, Daniel: 458<br />

Heolouan, Lilita: 312<br />

Heráclito: 133<br />

Heríquez Ureña, Max: 222<br />

Hernández Figueroa, Alferdo Rafael: 69<br />

Hernández Franco,Tomás: 220<br />

Hernández Ortega, Gilberto: 16, 31, 89, 91,<br />

101, 102, 112, 115, 146, 150-164, 172, 181,<br />

186, 190, 196, 198, 199, 205, 206, 207, 219,<br />

220, 221, 222, 223, 224,225, 226, 237, 243,<br />

266, 351, 374, 397, 428, 461<br />

Hernández Rueda, Lupo: 13, 14, 15, 41, 222<br />

Hernández, Carmen (Carmencita): 43, 90<br />

Hernández, Carmen: 442, 444, 448<br />

Hernández, Julio Alberto: 11<br />

Hernández, Miguel: 15<br />

Herrera Campins, Luis: 323<br />

Hervas Rubió, Josefina: 59<br />

Heureaux, Ulises: 8<br />

Hilario, Diego José: 327<br />

Hostos, Eugenio María de: 7, 90<br />

Hungría, Irma: 40, 181, 215<br />

I<br />

Ibarra, Aída: 194<br />

Ignacio, Rafael (Fello): 11<br />

Incháustegui Cabral, Héctor: 12, 14, 159,<br />

175, 176, 177, 220, 225, 233-235, 392, 393,<br />

442, 471<br />

Incháustegui, Arístides: 199, 358<br />

Irolli, Genaro: 374<br />

Izquierdo, Federico: 42, 51, 65, 225, 226,<br />

311, 355, 374<br />

J<br />

Jiménez de Pichardo, Amparín: 277, 278,<br />

279, 280, 281<br />

Jiménez Messón, César: 322, 323<br />

Jiménez Pérez, José Miguel: 280<br />

Jiménez Pérez, Mirian: 277<br />

Jiménez, Consolación: 31, 40, 251<br />

Jiménez, Flavio: 214, 220, 255, 277-281<br />

Jiménez, José Alejandro: 321<br />

Jiménez, Juan Carlos: 14, 222<br />

Jiménez, Marianela: 31, 40, 71, 89-97, 101,<br />

112, 172, 181, 185, 186, 190, 196, 200, 213,<br />

221, 223, 225, 226, 227, 251, 374<br />

Jiménez, Miguel Angel (Cuchico): 277, 278<br />

Jiménez, Milagros: 214, 220, 237, 250, 251-<br />

252, 254<br />

Jiménez, Ramón Emilio: 251<br />

Jiménez, Rosa Amelia: 40<br />

Jorge, Juan: 235<br />

Juan XXIII: 31<br />

K<br />

Kandinsky,Wassel: 199, 229<br />

Kawabata, Sumijiro: 215, 364, 365, 366<br />

Klang Vda. Guzmán, René: 64, 264, 316<br />

Klee, Paúl: 105, 106, 199, 229<br />

Koening, Ricardo: 124<br />

Krishna: 37<br />

Krong: 220<br />

L<br />

Lacay Polanco: Ramón: 226<br />

Lam,Wifredo: 160<br />

Lama, Luis: 123, 128, 160, 161, 162, 196,<br />

204, 213, 215, 218, 220, 221, 222, 223, 224,<br />

374, 378, 379, 441, 413, 414-426, 440, 464<br />

Lapereita de Brouwer, Ninón: 222<br />

Lara Cintrón, Rafael: 15, 226<br />

Laurecín, Marie: 200<br />

Lebrón Saviñón, Mariano: 12, 13<br />

Lebrón, Diana: 40<br />

Lebrón, Juan Alberto: 222<br />

Ledesma, Clara: 31, 41, 71, 81, 89, 97-113,<br />

115, 162, 172, 181, 182, 190, 196, 198, 200,<br />

202, 207, 213, 219, 222, 223, 224, 225, 226,<br />

227, 243, 267, 282, 364, 369, 374, 397, 429,<br />

432<br />

Ledesma, Ruth: 182<br />

Leger, Fernan: 220<br />

León Cabral de Jorge, María Amalia: 345<br />

León <strong>Jimenes</strong>, Eduardo: 48, 51, 63, 144, 149,<br />

162, 186, 187, 254, 261, 289, 290, 313, 336,<br />

345, 408, 409, 439, 452, 453, 454, 455, 456,<br />

461<br />

Leygue, Louis: 134<br />

Liberato, Justo: 358, 471<br />

Lithgow,Willian Federico: 62<br />

Liz, Domingo: 31, 143-150, 172, 181, 187,<br />

190, 196, 203, 204, 207, 210, 219, 221, 224,<br />

225, 226, 374, 420, 428, 432<br />

Liz, Miguel: 220<br />

Lizardo, Fradique: 350<br />

Lockward, Jaime A.: 37, 102, 206, 207, 364<br />

Lockward, Mario: 215, 220, 224, 228, 252,<br />

253, 254, 374<br />

Logroño, Arturo: 60<br />

López Glass, Ismael: 182<br />

López Penha: 12<br />

López, Mallo: 224<br />

Lora, Milán: 183, 187, 220, 222, 225, 232,<br />

237, 246-250, 254, 462<br />

Lora, Rafael: 146<br />

Lora, Silvano: 38, 196, 204, 213, 215, 218,<br />

220, 221, 222, 223, 224, 374, 378, 379, 411,<br />

413, 414-426, 440, 464<br />

Lothar, Ernesto: 9, 11, 21, 39, 121, 189, 194,<br />

200, 237, 374<br />

Lucian, Candelaria: 65<br />

Luis Felipe: 378<br />

Luis XVI: 378<br />

Luperón, Gregorio: 7<br />

LL<br />

Lluberes, Mario: 227<br />

M<br />

Maduro, Mercedes: 34<br />

Magritte, René: 459<br />

Malagón de Martínez, Sofía: 230<br />

Malagón Montesano, Antonio (Toño): 43,<br />

62, 63, 65<br />

Manzano, Rafael: 204<br />

Marión-Landais, Rafael: 226<br />

Márquez, Rafael: 362<br />

Marrero Aristy, Ramón: 12, 363<br />

Martín, Dorado: 121, 125<br />

Martínez Brea, Bienvenido: 354<br />

Martínez Cerezo: 362<br />

Martínez de Ubago, Eduardo: 215, 221, 222,<br />

237, 250-251<br />

Martínez Malagón, María: 230<br />

Martínez Richiez Conde, José: 134<br />

Martínez Richiez, Luis (Luichy): 31, 129,<br />

101, 115, 131-136, 181, 190, 201, 202, 219,<br />

227, 282, 374, 420,429, 438, 464<br />

Matías, Máximo: 266<br />

Matisse, Henri: 207, 229<br />

Matos Díaz, Eduardo: 245<br />

Matsunaga, Mamoro: 215, 364, 365, 366,<br />

367, 368, 369, 370,<br />

Matsunaga, Michico: 365, 368, 370<br />

Mejía, Radhamés: 31, 114, 115-121, 131,<br />

181, 191, 196, 201, 202, 203, 226, 227, 267,<br />

438<br />

Mella, Noemí: 40, 70-77, 89, 101, 112, 115,<br />

121, 181, 190, 196, 200, 207, 219, 221, 222,<br />

223, 224, 374, 420, 464<br />

Méndez Mir, Ricardo O.: 49, 240, 243, 432<br />

Méndez,Virgilio: 226, 374<br />

Mendoza, América: 240<br />

Mendoza, Copito: 245<br />

Mestruzi, Aurelio: 361<br />

Mieses Burgos, Franklin: 12, 13, 14, 22, 160,<br />

220, 222<br />

Mieses, Isaolyn: 450<br />

Miguel Angel: 134<br />

Millares, Manuel: 404<br />

Miller, Jeannette: 126, 129, 207, 264, 265,<br />

381, 382, 388, 391, 394, 396, 399, 401, 403,<br />

408, 412<br />

Miolán, Margarita: 220<br />

Mir Burgos, Pedro: 240<br />

Mir, Eridania: 48, 105, 168, 185, 191, 195,<br />

214, 219, 232, 237, 240-244, 254<br />

Mir, Pedro: 12, 14, 220, 222, 240<br />

Miró, Joan: 105, 106, 199<br />

Moanack, Gloria: 81, 83, 468, 470, 471<br />

Modigliani, Amadeo: 403<br />

Molina R., Francisca: 450<br />

Molina, Antonio J.: 261, 263<br />

Montilla, Gloria: 215, 220, 223, 224, 226,<br />

237, 244, 254<br />

Moore, Henry: 134<br />

Morales, Armando: 222<br />

Moré, Gustavo Luis: 354, 357<br />

Morel Bermúdez, Ada: 244<br />

Morel Bermúdez, Dipali: 244<br />

Morel Bermúdez, <strong>Leon</strong>ardo: 244<br />

Morel Franco, Príamo: 230, 237, 244-245<br />

Morel y Morel, Práxedes: 244<br />

Morel, Emilio: 12<br />

Morel, Enrique: 224<br />

Morel, Marcel: 52<br />

Morel,Yoryi: 7, 11, 28, 50, 51, 63, 97, 115,<br />

181, 184, 186, 187, 190,194, 195, 206, 213,<br />

219, 220, 220, 224, 237, 244, 245, 248, 256,<br />

260, 261, 265, 267, 275, 276, 278, 279, 294,<br />

311, 331, 334, 366, 374, 375, 459, 467, 468<br />

Moreno Jiménez, Domingo: 122, 226<br />

Moreno, José: 362<br />

Moreta, Margarita: 220<br />

Morillo, Mario: 226<br />

Mortherwell, Robert: 286<br />

Moscoso Puello, Francisco E.: 225<br />

Moulin, Roul Jean: 423, 424<br />

Mozart, Amadeo: 459<br />

Muñoz, Aney: 268, 270, 383, 466<br />

Murillo, Esteban: 375<br />

N<br />

Nacidit-Perdomo, Ilonka: 39<br />

Nader, Ivonne: 35, 109<br />

Naescher, Frank G.: 225<br />

Natalia, Carmen: 226<br />

Navarro, Leopoldo: 375<br />

Nelken, Margarita: 105<br />

Neruda, Pablo: 12<br />

Noceda Sánchez, Jorge: 216, 225, 226, 227,<br />

241-344<br />

Nolasco, Sócrates: 225, 226<br />

Nova, Claudine: 314<br />

Nova, Ignacio: 46, 47<br />

Núñez, Elsa: 375<br />

Nuno, Benito: 65<br />

O<br />

Oller Croiset, Aurelio: 256, 258<br />

Oquet, Albert: 366<br />

Orcera, Juan: 223, 225, 226, 259, 361<br />

Orgallez, Oscar: 263<br />

Ornes Coiscou, Horacio: 15<br />

Ottalina, Renny: 323<br />

P<br />

Paap, Hans: 181, 256<br />

Pacheco, Armando Oscar: 185<br />

Pacheco, Oscar: 12<br />

Palacín, María: 40<br />

Palacios, Pascual: 121, 123<br />

Palms,Walter: 240<br />

Prats-Ventós, Antonio: 31, 115, 121-131,<br />

181, 190, 192, 196, 201, 213, 220, 221, 222,<br />

223, 224, 226, 267, 357, 375<br />

Pascual, Manolo: 20, 21, 39, 81, 116, 127,<br />

132, 134, 138, 146, 151, 181, 184, 189, 200,<br />

213, 224, 237, 375, 386, 399, 438, 459<br />

Paulino, Aliro (hijo): 214, 226, 347, 350-351,<br />

354<br />

Peláez Carmen Omega:226, 227, 375<br />

Pellizer, Rafael: 360, 361<br />

Peña Batlle, Manuel Arturo: 220, 398<br />

Peña de Bordas,Virginia de: 75<br />

Peña de Pellerano, Pilar: 195<br />

Peña Defilló, Fernando: 95, 97, 106, 108, 115,<br />

148, 149, 160, 190, 194, 195, 204, 216, 219,<br />

221, 224, 246, 257-259, 282, 342, 343, 378,<br />

379, 397, 398-413, 420, 428, 429, 440, 464<br />

Peña Lebrón, Juan Alberto: 15<br />

Peña, Angela: 349, 459, 462<br />

Pepe, Guiseppe: 375<br />

Perdonio, José: 297<br />

Pérez Chicón, Guillermo (Guillo): 202, 215,<br />

225, 226, 227, 279, 375, 379, 440, 441, 464-<br />

471<br />

Pérez Cid, Aleyda: 321<br />

Pérez de Jiménez, Amparo: 277<br />

Pérez Fernández, Manuel: 459<br />

Pérez Peña, Raúl: 263<br />

Pérez Reyes, C.: 404, 405<br />

Pérez Reyes,V.: 173<br />

Pérez, Cecilio: 43, 196, 215, 219<br />

Pérez, Francisco: 464<br />

Pérez, José Sócrates: 220<br />

Pérez, Julio César: 215, 225, 226, 375<br />

Perez, Leopoldo (Lepe): 224, 225, 227, 375<br />

Pérez, Rafael (Niño): 354<br />

Phillipson, Lorrin: 106, 109, 111<br />

Picasso, Pablo: 173, 177, 229, 285, 403<br />

Pichardo, Dionisio: 190, 203, 215, 220, 224,<br />

225, 375, 379, 440, 441, 448-454, 464<br />

Pichardo, Eligio: 31, 101, 121, 164-179, 181,<br />

193, 196, 200, 204, 213, 219, 224, 225, 226,<br />

267, 282, 375, 420, 461, 468, 469<br />

Pichardo, José Jaime: 220<br />

Pichardo, Lucas: 12<br />

Pichardo, Luis: 294<br />

Pichardo, Oscar Darío: 167<br />

Pina Melero, Rafael: 25, 31, 40, 56, 190,<br />

283, 375<br />

Piñeyro, Abelardo: 42, 375<br />

Pío V: 31<br />

Pío XII: 31<br />

Planes, José: 360<br />

Plutarco, Juan: 224<br />

Polanco, Bienvenida: 35<br />

Polanco, Carlos: 303<br />

Pollock, Jackson: 286<br />

Portinari, Cándido: 177, 220, 375<br />

Porto,Venero: 375<br />

Postigliono, Lucas: 375<br />

Pou, Max: 215, 359<br />

Prats, Shum: 122<br />

Prats-Ventós, Ramón (Tony): 122, 123<br />

Prentice,Victoria de: 123, 128<br />

Prestol, Ramón A.: 220<br />

Priego, Joaquín: 57, 138, 226, 273<br />

Prud´ Homme, Emilio: 276<br />

Puente Julia, Rosario: 216, 218, 219, 222,<br />

308, 309-313<br />

Puig, Agustín A.: 245<br />

Puig, José Augusto: 333<br />

Q<br />

Quiroz, Manolo: 213, 215, 219, 221, 226,<br />

237, 252-253, 254, 376<br />

R<br />

Ramírez Guerra, Carlos: 219<br />

Ramírez, Isabel: 220<br />

Ramos, Domingo: 222<br />

Ramos, Román: 126, 175, 179, 182, 182,<br />

189, 191, 198, 199, 234, 261, 263, 340, 341<br />

Rask, Andrés: 461<br />

Ravelo de la Fuente, Julio: 11<br />

Ravelo, José de Jesús: 325<br />

Read Estrella, Alexandra: 338, 339<br />

Read, Alejandro: 339, 361<br />

Read, Horacio: 214, 218, 338-3340, 376<br />

Read,William: 357<br />

Regalado, Andrés: 467<br />

Renoir, Pedro Augusto: 385, 396<br />

Renta Fiallo, Oscar (Oscar de la Renta):<br />

216, 219, 220, 278, 411, 412, 420<br />

Reyes, Daysi: 462<br />

Reyes, José Manuel: 1357<br />

Reyes, José: 30, 358<br />

Reyna, Cristian: 410<br />

Richiez, Luz: 134<br />

Ried Cabral, Annie: 307, 308, 319<br />

Rincón Mora, José: 376<br />

Robles Toledano, Oscar: 21, 60, 213, 220<br />

Rodríguez de Casals, Norma: 65, 66, 67<br />

Rodríguez García, Juan: 17<br />

Rodríguez L´ Oficial, Juan: 65<br />

Rodríguez Pichardo, José Dionisio: ver<br />

Pichardo, Dionisio<br />

Rodríguez Quiroga, Saúl: 223, 360<br />

Rodríguez Urdaneta, Abelardo: 38, 42, 59,<br />

376<br />

Rodríguez, Antonio: 465<br />

Rodríguez, Hilario: 198, 215, 222, 226, 234,<br />

255, 260-266, 274, 275, 277


Índice onomástico|Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |484|<br />

|485| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Índice de ilustraciones<br />

Índice de ilustraciones<br />

Rodríguez, Mercedes: 65, 66, 67, 216, 222<br />

Rodríguez, Nelson: 215, 224<br />

Rojas Abreu, Enriquillo: 226<br />

Rojas, Carlos: 204<br />

Romero, Luis Oscar: 216, 283, 289,<br />

290,291-294, 300<br />

Ronzino, María Antonieta: 150<br />

Roques, Aída C.: 31, 32, 33, 34, 40, 56, 200,<br />

201, 222<br />

Rosa, José Eugenio: 196, 215, 223, 237, 245-<br />

246, 254, 279, 331<br />

Rosales, Luis: 328<br />

Rosario, Napoleón: 220<br />

Rotellini, José Ramón: 35<br />

Rovira, José: 376<br />

Rueda, Manuel: 13, 14, 134, 135, 163, 222,<br />

225<br />

Rufino, Javier: 30, 274<br />

Ruiz Castello: 357<br />

S<br />

Salcedo, Poncio: 283, 294-297<br />

Saldaña, José: 326<br />

San Pedro: 84<br />

Sánchez Cabral, Eduardo: 278<br />

Sánchez Camargo, Manuel: 405, 406<br />

Sánchez Heredia: 251<br />

Sánchez Lamouth, Juan: 222, 223, 225, 226<br />

Sánchez, Francisco del Rosario: 62, 224,<br />

251, 362<br />

Sánchez, Francisco: 362<br />

Sánchez, Josefa: 31, 40<br />

Sánchez, Néstor E.: 215<br />

Sangiovanni,Vicente: 215<br />

Santana, Pedro: 30, 40<br />

Sanz Lajara, José Manuel: 226<br />

Sardá, Bienvenida: 467<br />

Saura, Antonio: 404<br />

Schiffino, M.: 376<br />

Schmitz, Kail: 362<br />

Schotborgh, Marcial: 31, 43, 47, 48, 49, 50,<br />

181, 196, 219, 221, 226, 376<br />

Schul, Leo: 215<br />

Schult Leitmann, Leo: 43<br />

Scott, Ernesto: 60, 61<br />

Serrallés, Albertina: 214, 347-348<br />

Serra, Amadeo Abigaíl: 81<br />

Serra, Nidia: 20, 38, 41, 71, 78-84, 89, 101,<br />

108, 112, 115, 184, 190, 200, 219, 221, 224,<br />

226, 227, 376<br />

Severino, Jorge: 97<br />

Shum:Ver Vila, Alfonso<br />

Simón Vda. Ripoll,Virginia: 459<br />

Simón, Manuel: 226<br />

Solaeche, Carlos: 399<br />

Sosa, María Luisa: 43<br />

Soto Ricart, Humberto: 49, 50, 302, 308<br />

Spengler, Oswaldo: 253<br />

Stacy, Donald: 284<br />

Sterling, Amable: 440<br />

Stern, Arnoldo: 467<br />

Suro, Darío: 10, 11, 16, 28, 57, 67, 69, 74,<br />

91, 96, 116, 121, 163, 167, 174, 177, 181,<br />

187, 190, 191, 192, 193, 194, 196, 200, 219,<br />

220, 223, 224, 273, 316, 342<br />

Suro, Rubén: 12, 105<br />

Susana, Julio: 196, 215, 226<br />

T<br />

Tallaj, Aidé: 220<br />

Tallaj, José: 220<br />

Tamayo, Rufino: 134, 385<br />

Tanasescu, Horia: 70, 89, 102, 104, 127, 138,<br />

146, 168, 189, 190, 193, 194, 195, 196, 198,<br />

199, 201, 202, 363, 364, 379, 384, 385, 416,<br />

420, 437, 438, 441<br />

Tanguy,Yves: 342<br />

Tapies, Anthony: 401<br />

Tarazona, Enrique (hijo): 59, 60, 61<br />

Taulé, Margarita: 355<br />

Tavárez, Ana Mercedes: 61<br />

Tavárez, Bienvenido: 61, 62<br />

Tavárez, Frank: 220<br />

Teittu Hytonen, Mayra: 220<br />

Terrazas Ledesma, Galo: 106<br />

Terrazas Ledesma, Lacho: 106<br />

Terrazas Ledesma, Mayra: 106<br />

Terrazas Pardo, César: 363<br />

Terrazas Pardo, Raúl: 363<br />

Terrazas Pardo,Walter: 106, 199, 200, 224,<br />

363, 364, 432<br />

Terry, Luis Alfredo: 226<br />

Toribio, Antonio: 31, 101, 115, 136-143,<br />

172, 181, 190, 196, 201, 221, 222, 223, 225<br />

Torres, Luis Alfredo: 15<br />

Torres, Oscar Antonio: 204, 206, 207, 215,<br />

402, 429<br />

Tovar, Iván: 226, 277, 376<br />

Troncoso Sánchez, Pedro: 346, 347<br />

Trujillo <strong>Leon</strong>idas, Radhamés: 222, 260<br />

Trujillo Molina, Héctor Bienvenido: 267,<br />

361<br />

Trujillo Molina, Rafael <strong>Leon</strong>idas: 8, 10, 23,<br />

25, 37, 57, 60, 65, 71, 79, 91, 132, 152, 165,<br />

172,185, 213, 219, 226, 278, 281, 355, 356,<br />

357, 359, 360, 363, 369, 371, 385, 413, 441,<br />

Trujillo, Angelita: 355<br />

Trujillo, Flor de Oro: 202, 219, 222, 388<br />

Tse Tung, Mao: 432<br />

Tufiño, Rafael: 430<br />

U<br />

Ugarte, María: 31, 33, 37, 38, 70, 71, 79, 82,<br />

84, 87, 89, 98, 100, 126, 160, 164, 165, 181,<br />

182, 195, 198, 200, 201, 202, 203, 256, 259,<br />

309, 310, 312<br />

Ulter, Edgar W.: 377<br />

Ureña Rib, Fernando: 266<br />

Uteaga, Juan: 223<br />

V<br />

Valdez,Tirso: 297<br />

Valera Benítez, Rafael: 15, 138, 139, 225<br />

Valerio, Manuel: 391<br />

Valldeperes, Manuel: 27, 70, 74, 75, 76, 88,<br />

89, 94, 95, 105, 106, 107, 108, 132, 134, 135,<br />

136, 142, 144, 146, 146, 148, 155, 167, 155,<br />

167, 174, 193, 194, 195, 200, 201, 222, 224,<br />

225, 227, 228-233, 260, 272, 274, 283, 316,<br />

317, 318, 339, 342, 365, 393, 395, 426, 438,<br />

448, 450, 451, 457, 462, 470<br />

Vallejo, César: 12<br />

Van Gogh,Vincent: 90, 152, 385<br />

Vásquez Díaz: 403, 404, 405<br />

Vásquez, Augusto: 324<br />

Vásquez, Eugenia: 216, 304-309, 383<br />

Vásquez, Horacio: 57<br />

Vásquez, Porfirio: 58<br />

Vásquez, Rafi: 283, 300-304<br />

Vega Batlle, Julio: 214, 218, 343, 344-347<br />

Vega, Bernardo: 346<br />

Vega, Eddy: 346<br />

Vega, Edgardo: 357<br />

Vega, José Nicolás: 344<br />

Vega,Wenceslao: 10, 343, 344, 346<br />

Vela Zanetti, José: 8, 11, 21, 39, 42, 116, 155,<br />

167, 168, 181, 183, 184, 186, 194, 200, 213,<br />

219, 220, 221, 222, 224, 227, 248-250, 251,<br />

261, 266, 267, 274, 357, 377, 394, 399<br />

Velázquez, Diego: 377<br />

Veloz Maggiolo, Marcio: 216, 225, 278, 281<br />

Ventura de Coicou, Mireya: 349<br />

Ventura, Marilio: 67<br />

Ventura, Mirian: 242<br />

Veras, José Miguel: 302<br />

Vicioso, Abelardo: 15, 225<br />

Vicioso, Horacio: 224<br />

Vicioso, Juan Alberto (hijo): 58, 59<br />

Vidal, Margarita: 216<br />

Vila, Alfonso: 122, 123<br />

Villa, Miguel: 377<br />

Villanueva, Federico: 43, 62, 65, 222<br />

Villegas,Víctor: 15<br />

Vivanco, Alexander: 328<br />

Vivanco, Luis Felipe: 193, 404<br />

W<br />

Washington, George: 356<br />

Weber, Delia: 89, 224, 348, 350, 377<br />

Weiss, Ellen: 31, 39, 40, 42<br />

Whitman,Walt: 220<br />

Wittkop, J.A.: 11, 306, 309, 310, 311, 312<br />

Woss y Gil, Celeste: 11, 13, 14, 15, 20, 21,<br />

27, 31, 34, 35, 40, 89, 91, 150, 151, 152, 181,<br />

184, 187, 191, 195, 213, 220, 237, 305, 348,<br />

377, 399, 426, 429<br />

Y<br />

Yunén Z., Rafael Emilio: 357, 366<br />

Z<br />

Zadquini, Ossippe: 134<br />

Zamorano, Ricardo: 351<br />

Zouain Cruz (familia): 245, 334<br />

Zouain Díaz, Jesús María (Chito): 214, 245,<br />

334-335<br />

Zouain, Catrina: 334<br />

Zugasti, Sen: 222<br />

A<br />

Belkis Adróver<br />

Autorretrato<br />

Lápiz/papel. 29 x 22 cms. 1949<br />

Col. Ilonka Nacidit Perdomo<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 39<br />

Luis José Álvarez Del Monte<br />

Marina en Honduras.<br />

Óleo/tela. 58 x 83 cms. 1946<br />

Col. Museo Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 23<br />

Luis José Álvarez Del Monte<br />

Susana en el baño<br />

Óleo/tela. 98 x 82 cms. 1945<br />

Col. Museo Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 24<br />

Luis José Álvarez Del Monte<br />

Noche<br />

Linoleum/papel. 1945. Cuadernos<br />

Dominicanos de Cultura Nº 23<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 26<br />

Plutarco Andújar<br />

Escena familiar<br />

Acrílica/tela. 76.5 x 103 cms. 1992<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 199<br />

Plutarco Andújar<br />

Vendedora de frutos<br />

Óleo/cartón. 50 x 41 cms. 1955<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 231<br />

Plutarco Andújar<br />

Paisaje del rio<br />

Óleo/tela. 55 x 75 cms. Sin fecha<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 254<br />

Plutarco Andújar<br />

Marina<br />

Óleo/tela. 68 x 93 cms. Sin fecha<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 255<br />

Plutarco Andújar<br />

Vendedoras de chinas<br />

Óleo/tela. 69 x 76 cms. Sin fecha<br />

Col. Pedro y Alexis Haché<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 256<br />

Plutarco Andújar<br />

Flores<br />

Óleo/cartón. 83 x 63 cms. 1956<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 256<br />

Plutarco Andújar<br />

Paisaje<br />

Óleo/tela. 66 x 86 cms. Sin fecha<br />

Col. Pedro Haché y Alexis Haché<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 257<br />

Plutarco Andújar<br />

Casas de campo<br />

Acrílico/tela. 70 x 56 cms<br />

Sin fecha<br />

Col. Pedro Haché y Alexis Haché<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 258<br />

Plutarco Andújar<br />

Torso<br />

Óleo/tela. 73 x 52 cms. Sin fecha<br />

Col. Pedro Haché y Alexis Haché<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 259<br />

Plutarco Andújar<br />

Pueblo de pescadores<br />

Óleo/tela. 153 x 127 cms. Sin fecha<br />

Col. Pedro Haché y Alexis Haché<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 259<br />

Anónimo<br />

Retrato de Rosario Puente Julia<br />

Lápiz/papel. 58 x 47 cms. Sin fecha<br />

Col. J. A.Wittkop<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 309<br />

Anónimo<br />

El dictador Trujillo posando junto al cuadro<br />

«El Merengue» de Federico Izquierdo<br />

Fotografía. Década 1950<br />

Col. José Pablo Casals<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 355<br />

Autor anónimo<br />

Ilustración del libro «La República<br />

Dominicana». 1954<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 353<br />

Aquiles Azar<br />

Armadillo<br />

Tinta/tela. 76 x 101.5 cms. 1995<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 454<br />

Aquiles Azar<br />

Rostro de mujer<br />

Tinta/papel. 71 x 55.5 cms. 1984<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 455<br />

Aquiles Azar<br />

Simplicidad Nº1<br />

Tinta/papel. 59 x 44 cms. 1968.<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 455<br />

Aquiles Azar<br />

Cabeza de ángel<br />

Tinta/papel. 67 x 50 cms. 1971<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotodigitación: José Enrique Tavárez<br />

Página 456<br />

Tuto Báez<br />

Retrato de Gilberto Hernández Ortega<br />

Tinta/papel. 28 x 23 cms. 1949<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 151<br />

Ada Balcácer<br />

El pajarito<br />

Óleo/tela. 110 x 81 cms. 1970<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 426<br />

Ada Balcácer<br />

Hombre cargando su propio ataúd<br />

Tinta/papel. 74 x 52 cms. 1971<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 428<br />

Ada Balcácer<br />

Dibujo<br />

Lápiz/papel. 23 x 34 cms. 1961<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 428<br />

Ada Balcácer<br />

Composición<br />

Tinta/papel. 98 x 74 cms. 1962<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 429<br />

Ada Balcácer<br />

De la serie de los Bacá<br />

Tinta/papel. 28 x 21.5 cms. 1968<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 430


Índice de ilustraciones| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |486|<br />

|487| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Índice de ilustraciones<br />

Ada Balcácer<br />

Par de Bacá<br />

Lápiz/papel. 46.5 x 35.5 cms. 1970<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 430<br />

Ada Balcácer<br />

Sin título<br />

Óleo/tela. 97 x 131 cms. 1970<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 431<br />

Ada Balcácer<br />

Historia de Juan Bobo y Pedro Animal<br />

Gouache. 63 x 47 cms. 1960<br />

Col. Ricardo Méndez Mir<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 432<br />

Ada Balcácer<br />

Tatica lunar<br />

Óleo/tela. 111 x 81 cms. 1968<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 432<br />

Ada Balcácer<br />

Nacimiento<br />

Óleo/tela. 89 x 130 cms. 1967<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 433<br />

Ada Balcácer<br />

Tatica frutero<br />

Óleo/tela. 121 x 80 cms. 1968<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 434<br />

Ada Balcácer<br />

Palmera<br />

Acrílica/tela. 124 x 106 cms. 1981<br />

Col. Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 435<br />

B<br />

Pura Barón<br />

Caserío<br />

Óleo/tela. 32 x 23 cms. Sin fecha<br />

Col. Familia Duquela Barón<br />

Fotografía: Juan Julio Bodden<br />

Página: 33<br />

Pura Barón<br />

Retrato de Marianela Jiménez<br />

Carboncillo/papel. 45 x 31 cms. 1945<br />

Col. Marianela Jiménez<br />

Fotografía: Juan Julio Bodden<br />

Página 33<br />

Pura Barón<br />

Mujer pensante<br />

Óleo/cartón. 43 x 40.6 cms. Sin fecha<br />

Col. Salvador y Roberta Alba Barón<br />

Fotografía: Juan Julio Bodden<br />

Página 34<br />

Pura Barón<br />

Patio español de la casa de los Woss y Gil<br />

Óleo/tela. 45.7 x 41.9 cms. 1941<br />

Col. Salvador y Roberta Alba Barón<br />

Fotografía: Juan Julio Bodden<br />

Página 34<br />

Ana Francia Bonnet<br />

Iglesia de la Altagracia<br />

Linoleum/papel. 1945. Cuadernos<br />

Dominicanos de Cultura Nº 23<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 38<br />

Luisa Bordas<br />

Calle Puertoplateña<br />

Óleo/tela. 57 x 77cms. 1988<br />

Col. José y María Consuelo Bojos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 332<br />

Luisa Bordas<br />

La Rigola, Puerto Plata<br />

Óleo/tela. 57 x 77 cms. Sin fecha<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 333<br />

C<br />

Rafael Casado Soler<br />

Bibelot<br />

Acuarela/papel. 1944<br />

Catálogo II Exposición Nacional de Artes<br />

Plásticas<br />

Fotografía: José Enrique Tavárez<br />

Página 59<br />

Glauco Castellanos<br />

Catedral Santiago Apóstol<br />

Acuarela. 89 x 70 cms. 1977<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: facilitada por el artista<br />

Página 296<br />

Glauco Castellanos<br />

Autorretrato<br />

Óleo/tela. 40 x 60 cms. Década 1960<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: facilitada por el artista<br />

Página 297<br />

Glauco Castellanos<br />

Calle de Puerto Plata<br />

Óleo/tela. 30 x 24 cms. 1983<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: facilitada por el artista<br />

Página 297<br />

Glauco Castellanos<br />

Ingenio<br />

Óleo/tela. 61 x 40 cms. 1984<br />

Col. Servicios Profesionales de Museo, S.A.<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 298<br />

Glauco Castellanos<br />

Vista de San Pedro de Macorís<br />

Óleo/tela. 24 x 10 cms. Sin fecha<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: facilitada por el artista<br />

Página 299<br />

Servio Certad<br />

Marina de Costámbar<br />

Acuarela/papel. 46 x 66 cms. 2000<br />

Col. Aleyda Pérez Cid<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 321<br />

Servio Certad<br />

De la serie Mercado de Santiago<br />

Acuarela/papel. 49 x 43 cms. 1989<br />

Col. César Jiménez Messón<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 322<br />

Servio Certad<br />

Lavandera<br />

Acuarela/papel. 50 x 36 cms. 1992<br />

Col. César Jiménez Messón<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 323<br />

Servio Certad<br />

El muelle de Puerto Plata<br />

Acuarela/papel. 45 x 66 cms. 1997<br />

Col. Deisys Guinden de Jiménez<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 324<br />

Enrique Coiscou Weber<br />

Bailarina<br />

Hilografía/medios mixtos. 83 x 58 cms.<br />

1957<br />

Col. Moisés Coiscou<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 348<br />

Enrique Coiscou Weber<br />

Sin título<br />

Tinta/papel. 23 x 18 cms. 1947<br />

Col. Moisés Coiscou<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 348<br />

Enrique Coiscou Weber<br />

Caballo<br />

Hilografía/fiberglass. 122 x 184 cms. 1974<br />

Col. Moisés Coiscou<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 349<br />

José Cestero<br />

Daniel Henríquez toma café<br />

Carboncillo/pastel/papel. 51.2 x 49 cms.<br />

1976.<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 457<br />

José Cestero<br />

Estudio de un personaje<br />

Cera/papel. 42 x 32 cms. 1975<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 458<br />

José Cestero<br />

Homenaje a Magritte<br />

Cera/papel. 42 x 28 cms. 1975<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 458<br />

José Cestero<br />

Vendedor de cocos<br />

Óleo/madera. 103 x 64 cms. 1963<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 460<br />

José Cestero<br />

Estudio para figura fantástica<br />

Mixta/cartón. 38 x 47 cms. 1968<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 461<br />

José Cestero<br />

Arreglo floral sobre paño y mesita<br />

Óleo/tela. 73 x 54 cms. 1965<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 463<br />

Jaime Colson<br />

Viñeta para «Cibao» de Tomás Hernández<br />

Franco. 1951<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 17<br />

Jaime Colson<br />

Bon Jour M’sie Colson<br />

Tinta/papel. 29 x 21 cms. Sin fecha<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 19<br />

Jaime Colson<br />

Bodegón cubista<br />

Mixta/cartón. 60 x 49.5 cms. 1938<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 189<br />

Jaime Colson<br />

Portada (fragmento)<br />

«Teatro Dominicano», de Jaime Lockward<br />

Ilustración. 1959<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 206<br />

Jaime Colson<br />

Negro desnudo<br />

Mixta/papel. 44 x 29 cms. 1960<br />

Col. Servicios Profesionales de Museo, S.A.<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 208<br />

Jaime Colson<br />

El Comte Arnau<br />

Óleo/tela. 116 x 89 cms. 1947<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 209<br />

Jaime Colson<br />

Sin título<br />

Óleo/tela. 72 x 53 cms. 1943<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 210<br />

Jaime Colson<br />

Baquiní y la Ciguapa del Camú<br />

Gouache/papel. 50 x 32.5 cms. 1949<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 210<br />

Jaime Colson<br />

Bailarines. Serie haitiana<br />

Mixta/papel. 32.5 x 24.5 cms. 1957<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 211<br />

Jaime Colson<br />

Iniciación para un rito vudú<br />

Tinta/papel. 32.5 x 24.5 cms. 1959<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 211<br />

Jaime Colson<br />

Fragmento para mural<br />

Óleo/tela. 169.5 x 90.5 cms. 1953<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 212<br />

Jaime Colson<br />

Sin título. De la serie «Long Beach»<br />

Óleo/tela. 61 x 50 cms. 1968<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 214<br />

Jaime Colson<br />

De la serie haitiana<br />

Mixta/papel. 35 x 29 cms. 1957<br />

Col. Guiseppe Bonarelli<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 217<br />

Cecilia Cortiñas<br />

Señora de negro<br />

Óleo/lienzo. 18.5 x 14.5 cms. 1945<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 330<br />

Cecilia Cortiñas<br />

Mujer joven vestida de verde<br />

36 x 27.5 cms. Sin fecha<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 330<br />

Cecilia Cortiñas<br />

Niña de las rosas (copia)<br />

Óleo/lienzo. 23 x 12 cms. Sin fecha<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 331<br />

Cecilia Cortiñas<br />

La muchacha rubia<br />

Óleo/tela. 18.5 x 14.5 cms. 1945<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 331<br />

Gaspar Mario Cruz<br />

Rito<br />

Pastel/papel. 65 x 48 cms. 1960<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 436<br />

Gaspar Mario Cruz<br />

Manifestación erótica<br />

Tempera/papel. 82 x 70 cms. 1971<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 437<br />

Gaspar Mario Cruz<br />

Ondinas en el Mar Caribe<br />

Pastel/papel. 51 x 38 cms. 1971<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 437<br />

Gaspar Mario Cruz<br />

Maternidad<br />

Gouache/papel. 65 x 48 cms. 1970<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 439


Índice de ilustraciones| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |488|<br />

|489| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Índice de ilustraciones<br />

D<br />

Joaquin De Alba<br />

Escenas en la Española<br />

Ilustración libro «La República<br />

Dominicana», de Marrero Aristy. 1957<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 363<br />

Joaquin De Alba<br />

La llegada a la Española<br />

Ilustración libro «La República<br />

Dominicana», de Marrero Aristy. 1957<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 363<br />

Manuel Del Cabral<br />

Mujer y pelo al viento<br />

Óleo/tela. 65 x 82 cms. 1935<br />

Col. Fundación Manuel Del Cabral<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 328<br />

Manuel Del Cabral<br />

Ropa tendida<br />

Óleo/tela. 65 x 82 cms. 1935<br />

Col. Fundación Manuel Del Cabral<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 329<br />

Elías Delgado<br />

Desamparo<br />

Óleo/cartón piedra. 122 x 76 cms. 1968<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 236<br />

Elías Delgado<br />

Autorretrato<br />

Óleo/tela. 119 x 84 cms. 1961<br />

Col. Elvia Rodríguez Vda. Delgado<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 272<br />

Elías Delgado<br />

Autorretrato<br />

Óleo/tela. 115 x 80 cms. 1965<br />

Col. Elvia Rodríguez Vda. Delgado<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 272<br />

Elías Delgado<br />

El pecado original<br />

Óleo/cartón piedra. 119 x 84 cms. 1969<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 273<br />

Elías Delgado<br />

Flagelación<br />

Óleo/cartón piedra. 122 x 65 cms. 1964<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 273<br />

Elías Delgado<br />

Inundación<br />

Mixta/lienzo. 30 x 40 cms. 1972<br />

Col. Javier Rufino<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 274<br />

Carlos De Mena<br />

Sin título<br />

Óleo/tela. 57.4 x 71.1 cms. 1981<br />

Col. Banco Central de la República<br />

Dominicana<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 282<br />

Carlos De Mena<br />

Jarrón con rosas<br />

Óleo/tela. 59 x 68 cms. 1948<br />

Col. Luisa De Mena de González<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 283<br />

Carlos De Mena<br />

Donalda<br />

Acrílico/tela). 92 x 60 cms. 1990<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 284<br />

Carlos De Mena<br />

Flores del sol<br />

Óleo/tela. 102 x 76 cms. 1997<br />

Col. Luisa De Mena de González<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 284<br />

Carlos De Mena<br />

Abstracto (fragmento)<br />

Óleo/papel. 61 x 89 cms. 1956<br />

Col. Familia López González<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 285<br />

Carlos De Mena<br />

Flores de piñón<br />

Óleo/tela. 76.5 x 71.5 cms. Sin fecha<br />

Col. Luisa De Mena de González<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 286<br />

Carlos De Mena<br />

Retrato de Altagracia Bordas<br />

Óleo/tela. 74 x 58 cms. 1947<br />

Col. Luisa De Mena de Gónzález.<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 287<br />

Carlos De Mena<br />

De la serie «El sueño de Ícaro»<br />

Tinta/papel. 32 x 22 cms. 1980<br />

Col. Madelín González<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 288<br />

Carlos De Mena<br />

Cuento de Navidad<br />

Tinta/papel. 27 x 20.5 cms. 1985<br />

Col. Luisa De Mena de González<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 288<br />

Miguel De Moya<br />

El patriarca<br />

Óleo/tela. 61 x 50.8 cms. 1990<br />

Col. Rosina De Moya<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 335<br />

Miguel De Moya<br />

Retrato de Rosina Cuesta<br />

Pastel/papel. 60 x 48 cms. 1953<br />

Col. Rosina De Moya<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 335<br />

Miguel De Moya<br />

Viejo con cerveza<br />

Óleo/tela. 72.5 x 60 cms. 1970<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 336<br />

Miguel De Moya<br />

Campiña<br />

Óleo/tela. 72 x 127 cms. 1989<br />

Col. Rosina De Moya<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 337<br />

Félix Disla Guillen<br />

Autorretrato<br />

Óleo/madera. 41.7 x 35.5 cms. 1943<br />

Col. Cabral Tavares<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 230<br />

Félix Disla Guillén<br />

Paisaje rural<br />

Óleo/tela. 43.3 x 55.8 cms. 1950<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 275<br />

Félix Disla Guillén<br />

Formación<br />

Óleo/tela. 127 x 87 cms. 1973<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 276<br />

Elsa Di Vanna<br />

Bodegón<br />

Óleo/tela. 62 x 74 cms. 1979<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 85<br />

Elsa Di Vanna<br />

Sacrificio<br />

Óleo/tela. 101 x 76 cms. 1950<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 86<br />

Elsa Di Vanna<br />

Troncos<br />

Óleo/tela. 72 x 79 cms. 1948<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 87<br />

Elsa Di Vanna<br />

Autorretrato<br />

Óleo/tela. 62 x 51 cms. 1952<br />

Col. Blanca Di Vanna<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 88<br />

Elsa Di Vanna<br />

Atardecer<br />

Óleo/cartón. 51 x 61 cms. 1979<br />

Col. Blanca Di Vanna<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 88<br />

Jacinto Domínguez<br />

Paisaje<br />

Ólea/tela. 46 x 41 cms. Sin fecha<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 186<br />

Jacinto Domínguez<br />

Fiesta con «Perico Ripiao»<br />

Óleo/tela. 30 x 40 cms. Sin fecha<br />

Col. Juan Jorge y familia<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 235<br />

Jacinto Domínguez<br />

Camión de melaza<br />

Óleo/tela. 59 x 87 cms. Sin fecha<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 267<br />

Jacinto Domínguez<br />

Conjunto tipico musical<br />

Óleo/tela. 131 x 98 cms. Sin fecha<br />

Col. Aney Muñoz<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 268<br />

Jacinto Domínguez<br />

Guitarrista en serenata<br />

Óleo/tela. 132 x 101 cms. Sin fecha<br />

Col. Aney Muñoz<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 268<br />

Jacinto Domínguez<br />

Muchachos con chichiguas<br />

Óleo/tela. 81 x 63 cms. 1977<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 269<br />

Jacinto Domínguez<br />

Escena popular<br />

Óleo/tela. 30 x 40 cms. Sin fecha<br />

Aney Muñoz<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 270<br />

Jacinto Domínguez<br />

Escena del carnaval<br />

Óleo/tela. 53.5 x 74 cms. 1976<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 271<br />

E<br />

Mariano Eckert<br />

Vendedor de mangos<br />

Óleo/tela. 92 x 71 cms. 1967<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 197<br />

Mariano Eckert<br />

Bodegón con caballito azul<br />

Óleo/tela. 59.5 x 73.5 cms. 1946<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 313<br />

Mariano Eckert<br />

El hermano Francisco de Asís<br />

Óleo/tela. 122 x 73 cms. 1956<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 315<br />

Mariano Eckert<br />

Flores con mariposas<br />

Óleo/tela. 96 x 128 cms. 1981<br />

Col. Renée Klang de Guzmán<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 316<br />

Mariano Eckert<br />

Arroz y habichuela<br />

Óleo/tela. 81.3 x 54.5 cms. 1987<br />

Col. Privada<br />

Fotografía:Tony Núñez<br />

Página 317<br />

Mariano Eckert<br />

Bodegón (alcachofas)<br />

Óleo/tela. 71 x 91 cms. 1979<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 318<br />

Mariano Eckert<br />

Anunciación<br />

Pastel/papel. 60 x 46 cms. 1961<br />

Col. Aída Bonnelly<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 319<br />

Mariano Eckert<br />

Sandías<br />

Óleo/tela. 65 x 126 cms. 1999<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 320<br />

Violeta Espaillat<br />

Parque de La Vega<br />

Óleo/tela. 56 x 41 cms. Década 1940<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 68<br />

Violeta Espaillat<br />

Casitas campesinas<br />

Óleo/madera. 34 x 55 cms. C.1940<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 69<br />

F<br />

Rafael Faxas<br />

Vista de la Ciudad Colonial<br />

Acuarela/papel. 36 x 24.5 cms. 1952<br />

Col. Carmen Hernández<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 442<br />

Rafael Faxas<br />

Trío de músicos<br />

Dibujo/papel. 23 x 18 cms. 1954<br />

Col. Carmen Hernández<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 442<br />

Rafael Faxas<br />

Mundo de Baquiní<br />

Óleo/tela. 158 x 86 cms. 1955<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 443<br />

Rafael Faxas<br />

Bodegón<br />

Óleo/cartón. 46 x 66 cms. C.1950<br />

Col. Carmen Hernández<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 444<br />

Rafael Faxas<br />

Viñeta para «La Duda»,<br />

poema de Manuel Valerio<br />

1956. Periódico La Nación<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 445


Índice de ilustraciones| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |490|<br />

|491| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Índice de ilustraciones<br />

Rafael Faxas<br />

Viñeta para «Compueblana»,<br />

poema de Rubén Suro<br />

1956. Periódico La Nación<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 445<br />

Gilberto Fernández Diez<br />

Retrato de Francisco Gausachs<br />

Óleo/cartón. 46 x 38 cms. C.1945<br />

Col. Privada.<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 29<br />

Juana García de Concepción<br />

Arreglo floral<br />

Óleo/tela. 32 x 43 cms. 1946<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 327<br />

Francisco Gausachs<br />

Bodegón<br />

Acrílica/tela. 76 x 52 cms. Sin fecha<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 45<br />

Paul Giudicelli<br />

Autorretrato<br />

Tinta/aguada. 27 x 21 cms. 1961<br />

Col. Manuel Salvador Gautiere<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 382<br />

Paul Giudicelli<br />

Hombre y tambor<br />

Óleo/tela. 90 x 64 cms. 1963<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 390<br />

Rafael Faxas<br />

Bodegón naturaleza muerta<br />

Óleo/tela. 72 x 52 cms. 1957<br />

Col. Miguel Faxas H<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 446<br />

Rafael Faxas<br />

Pareja desnuda<br />

Óleo/cartón. 17 x 17 cms. 1952<br />

Col. Carmen Hernández<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 446<br />

Rafael Faxas<br />

Máscaras<br />

Óleo/cartón. 120 x 98 cms. 1954<br />

Col. Rafael Faxas H.<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 447<br />

Rafael Faxas<br />

Barajita<br />

Óleo/tela. 110 x 70 cms. 1956<br />

Col. Universidad Autónoma de Santo<br />

Domingo<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 448<br />

Rafael Faxas<br />

Fragmentos<br />

Óleo/cartón. 66 x 49 cms. 1955<br />

Col. Carmen Hernández<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 448<br />

Rafael A. Fernández Álvarez<br />

El agraviado<br />

Tinta/papel. 1941<br />

Catálogo Exposición Nacional<br />

Fotografía: José Enrique Tavárez<br />

Página 58<br />

Gilberto Fernández Diez<br />

Bautismo del Cacique Guaticaga. Óleo/tela.<br />

73 x 93 cms. 1990<br />

Col. Museo Sacro Catedral Inmaculada<br />

Concepción de La Vega<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 27<br />

Gilberto Fernández Diez<br />

Naturaleza muerta<br />

Óleo/madera. 27 x 36 cms. Sin fecha<br />

Col. Giuseppe Bonarelli<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 28<br />

Gilberto Fernández Diez<br />

Florero<br />

Óleo/tela. 30 x 28 cms. 1987<br />

Col. Javier Rufino<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 30<br />

Eugenio Fernández Granell<br />

Torero nostálgico<br />

Tinta/papel. 28 x 33 cms. 1944<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 18<br />

Joseph Fulop<br />

Paisaje<br />

Óleo/tela. 20 x 27cms. 1949<br />

Col. J. A.Wittkop<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 11<br />

G<br />

Liliana García Cambier<br />

Campesina<br />

Óleo/tela. 61 x 75 cms. Sin fecha<br />

Col. Pricila Jansen<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 238<br />

Liliana García Cambier<br />

Cayenas<br />

Pastel/papel. 44 x 64 cms. 1954<br />

Col. Ligia Cambier de Guerrero<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 239<br />

Juana García de Concepción<br />

Bajo los tilos<br />

Óleo/tela. 51.5 x 74 cms. 1945<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 325<br />

Juana García de Concepción<br />

Retrato de Gilberto Concepción<br />

Óleo/tela. 46 x 33 cms. 1944<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 326<br />

Juana García de Concepción<br />

Traje azul<br />

Óleo/tela. 51 x 38 cms. 1954<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 326<br />

Pedro García de Villena<br />

Sociedad La Dramática<br />

Óleo/tela. Col. Instituto Duartiano<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 358<br />

Pedro García de Villena<br />

Retrato de Fina Castellanos<br />

Óleo/tela. 50 x 72 cms. Sin fecha<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 360<br />

Pedro García de Villena<br />

Los bajos del puente Duarte<br />

Óleo/madera. 47 x 57 cms. 1968<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 361<br />

Pedro García de Villena<br />

Retrato de Juan Pablo Duarte<br />

Óleo/tela. 151 x 92 cms. 1969<br />

Col. Ayuntamiento de Santiago<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 362<br />

Pedro García de Villena<br />

Retrato de Francisco del Rosario Sánchez<br />

Óleo/tela. 151 x 92 cms. 1969<br />

Col. Ayuntamiento de Santiago<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 362<br />

José Gausachs<br />

Composición<br />

Acuarela/papel. 29 x 22 cms. Sin fecha<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 19<br />

Francisco Gausachs<br />

Campo de caña<br />

Óleo/tela. 51 x 90 cms. Sin fecha<br />

Col. Familia Gausachs<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 43<br />

Francisco Gausachs<br />

Bosque<br />

Óleo/tela. 34.5 x 44 cms. 1994<br />

Col. Familia Gausachs<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 44<br />

Francisco Gausachs<br />

Los jarros<br />

Acrílica/tela. 52 x 33 cms. 1988<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 45<br />

Francisco Gausachs<br />

El bote<br />

Óleo/tela. 48 x 62 cms. 1994<br />

Col. Familia Gausachs<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 46<br />

José Gausachs<br />

Negrita de perfil<br />

Gouache/papel. 66 x 51 cms. Sin fecha<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 182<br />

Paul Giudicelli<br />

Dos figuras<br />

Gouache/papel. 60 x 40 cms. 1960<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 188<br />

Paul Giudicelli<br />

Cabeza<br />

Cerámica. 15 x 15 cms. 1962<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 378<br />

Paul Giudicelli<br />

Familia y paisaje<br />

Óleo/madera. 48 x 54 cms. Década 1950<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 380<br />

Paul Giudicelli<br />

Pareja<br />

Óleo/tela. 33.5 x 41 cms. 1953<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 381<br />

Paul Giudicelli<br />

Hombre espanto<br />

Mixta/tela. 165 x 114 cms. 1960<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 382<br />

Paul Giudicelli<br />

Las bañistas<br />

Óleo/tela. 52 x 41.5 cms. C.1953<br />

Col. Aney Muñoz<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 383<br />

Paul Giudicelli<br />

Retrato de Juan Pablo Duarte<br />

Óleo/tela. 40 x 20 cms. 1962<br />

Col. Universidad Autónoma<br />

de Santo Domingo<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 384<br />

Paul Giudicelli<br />

Sin título<br />

Gouache/papel. 33 x 20 cms. Sin fecha<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 384<br />

Paul Giudicelli<br />

Sin título<br />

Óleo/cartón. 137 x 58 cms. 1961<br />

Col. Brugal Gassó<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 386<br />

Paul Giudicelli<br />

Perro<br />

Óleo/tela. 61 x 76 cms. 1959<br />

Col. Giuseppe Bonarrelli<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 386<br />

Paul Giudicelli<br />

Tres niños músicos<br />

Óleo/tela. 71 x 66 cms. Sin fecha<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 387<br />

Paul Giudicelli<br />

Cabeza de gallo<br />

Cerámica. 15 x 15 cms. 1962<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 388<br />

Paul Giudicelli<br />

Máscaras<br />

Cerámica. 15 x 15 cms. 1966<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 389<br />

Paul Giudicelli<br />

Pelea de gatos<br />

Cerámica. 60 x 135 cms. 1962<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 392<br />

Paul Giudicelli<br />

Herencia de un gagá<br />

Cerámica. 77 x 169 cms. 1960<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 393<br />

Paul Giudicelli<br />

Autorretrato<br />

Tinta/papel. 1980<br />

Calendario Banco de Reservas de la<br />

República Dominicana<br />

Fotografía: Martín López<br />

Página 394<br />

Paul Giudicelli<br />

Baño de hojas<br />

Tinta/papel. 66 x 48 cms. 1958<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 394<br />

Paul Giudicelli<br />

Ceremonia<br />

Óleo/tela. 75 x 100 cms. 1953<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 396<br />

Paul Giudicelli<br />

Golfillas<br />

Óleo/tela. 26 x 23 cms. 1962<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 397<br />

Inge Godestianu<br />

Paisaje<br />

Linoleum/papel. 1945. Cuadernos<br />

Dominicanos de Cultura Nº 23<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 41<br />

Inge Godestianu<br />

Paisaje<br />

Linoleum/papel. 1945. Cuadernos<br />

Dominicanos de Cultura Nº 23<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 41


Índice de ilustraciones| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |492|<br />

|493| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Índice de ilustraciones<br />

Mario Grullón<br />

Palmeras<br />

Óleo/tela. 91 x 76 cms. 1970<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: José Enrique Tavárez<br />

Página 51<br />

Elsa Gruning<br />

Cristo<br />

Óleo/tela. 60 x 76 cms. 1978<br />

Col. Ivonne Nader<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 35<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

La ciega<br />

Óleo/tela. 93 x 76 cms. 1949<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 154<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Mujer desnuda con jaula<br />

Mixta/papel. 66.5 x 48.8 cms. 1964<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: José Enrique Tavárez<br />

Página 162<br />

Flavio Jiménez<br />

Autocaricatura<br />

Lápiz/papel. 11 x 9 cms. Sin fecha<br />

Col. Amparín Jiménez de Pichardo<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 279<br />

Marianela Jiménez<br />

Verano I<br />

Óleo/tela. 101.5 x 76.2 cms. 1994<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 94<br />

Mario Grullón<br />

Tres aguateras hacia el río<br />

Óleo/tela. 66 x 48 cms. 1964<br />

Col.Yolanda Grullón de Morel<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 51<br />

Elsa Gruning<br />

Retrato de Luz Gruning<br />

Óleo/tela. 73 x 61 cms. C.1940<br />

Col. Mercedes Gruning<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 36<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

La niña que se perdió en el bosque<br />

Óleo. 122 x 102 cms. 1965<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 155<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Dibujo de la Serie Mágica<br />

Carboncillo/papel. 63.5 x 47.7 cms. 1957<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 162<br />

Flavio Jiménez<br />

Retrato de Jesús<br />

Óleo/cartón. 40 x 27 cms. C.1955<br />

Col. Amparín Jiménez de Pichardo<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 280<br />

Marianela Jiménez<br />

Figuras de mujeres<br />

Óleo/tela. 152 x 127 cms. 2001<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 94<br />

Mario Grullón<br />

Misterio<br />

Óleo/tela. 70 x 152 cms. 1991<br />

Col. Marcel Morel<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 52<br />

Mario Grullón<br />

Fantasia tropical<br />

Óleo/tela. 30 x 24 cms. 1970<br />

Col.Yolanda Grullón de Morel<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 53<br />

Mario Grullón<br />

La mulata con paño entre helechos<br />

Óleo/tela. 161 x 76.2 cms. 1978<br />

Col. Familia Cordero Espaillat<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 54<br />

Mario Grullón<br />

Negra enfadada<br />

Óleo/tela. 91 x 76.5 cms. 1982<br />

Col. Rafael Del Monte<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 54<br />

Mario Grullón<br />

Girasoles<br />

Óleo/tela. 161 x 76.2 cms. 1978<br />

Col. Familia Cordero Espaillat<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 55<br />

Mario Grullón<br />

Flores (fragmento)<br />

Óleo/yútex. 92 x 72 cms. 1970<br />

Col.Yolanda Grullón de Morel<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 181<br />

Elsa Gruning<br />

Mujer del caracol<br />

Óleo/tela. 61.2 x 46 cms. 1983<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 35<br />

H<br />

George Hausdorf<br />

Marchanta<br />

Grabado/papel. 15 x 12 cms. Sin fecha<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 184<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Viñeta para «6 Cantos»,<br />

de Franklin Mieses Burgos. Mayo 1948.<br />

Cuadernos Dominicanos de Cultura Nº 5<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 16<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Los amantes<br />

Tinta/tela. 84 x 69 cms. 1946<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 151<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Tres mujeres<br />

Óleo/tela. 61 x 51 cms. 1946<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 152<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Mujer abrazada a un árbol<br />

Óleo/tela. 50.8 x 40.6 cms. C.1946<br />

Col.Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 152<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Niños jugando<br />

Gouache/tinta/papel. 61 x 51 cms. 1950<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 153<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Niños del mar<br />

Óleo/tela. 98 x 77 cms. 1950<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 154<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Mujer en el balcón<br />

Óleo/cartón piedra. 73 x 57 cms. 1955<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 156<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Trópico I<br />

Óleo/cartón piedra. 74 x 59 cms. 1957<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 157<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Las lloronas<br />

Gouache/papel. 63.5 x 51 cms. 1953<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 157<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Baño de hojas<br />

Óleo/madera. 79 x 64 cms. 1955<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 158<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Niño con flauta<br />

Óleo/masonite. 60.9 x 48.3 cms. Sin fecha<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 159<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Desnudo en el bosque<br />

Mixta/papel. 66 x 52 cms. Sin fecha<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 159<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Barcas en el río Ozama<br />

Óleo/tela. 80 x 104 cms. Sin fecha<br />

Col. Familia T. S.<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 161<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Composición<br />

Óleo/cartón. 91 x 152 cms. 1957<br />

Col. Museo de Arte moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 163<br />

Gilberto Hernández Ortega<br />

Florero<br />

Óleo/tela. 78 x 62 cms. Sin fecha<br />

Col. Pedro Haché y Alexis Haché<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 205<br />

J<br />

Flavio Jiménez<br />

Arreglo floral<br />

Óleo/tela. 60 x 33 cms. Sin fecha<br />

Col. Amparín Jiménez de Pichardo<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 277<br />

Flavio Jiménez<br />

Retrato de Miguel A. Jiménez<br />

Óleo/tela. 60 x 34 cms. Sin fecha<br />

Col. Amparín Jiménez de Pichardo<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 277<br />

Flavio Jiménez<br />

Miss M.R.T.<br />

Lápiz/papel. 11 x 9 cms. Sin fecha<br />

Col. Amparín Jiménez de Pichardo<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 278<br />

Flavio Jiménez<br />

Miss Moronta<br />

Lápiz/papel. 11 x 9 cms. Sin fecha<br />

Col. Amparín Jiménez de Pichardo<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 278<br />

Flavio Jiménez<br />

Dibujo<br />

Lápiz/papel. 11 x 9 cms. Sin fecha<br />

Col. Amparín Jiménez de Pichardo<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 279<br />

Flavio Jiménez<br />

Vista de Santiago<br />

Óleo/tela. 44 x 66 cms. Sin fecha<br />

Col. Amparín Jiménez de Pichardo<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 281<br />

Marianela Jiménez<br />

El florero blanco<br />

Óleo/tela. 38 x 40 cms. 1952<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 90<br />

Marianela Jiménez<br />

Flores y cristal<br />

Óleo/cartón. 50 x 47 cms. 1960<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 90<br />

Marianela Jiménez<br />

Retrato cabeza de mulato<br />

Óleo/madera. 30 x 26 cms. 1943<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 91<br />

Marianela Jiménez<br />

Muchacha con flores<br />

Mixta/cartón. 62 x 36 cms. 1996<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 91<br />

Marianela Jiménez<br />

Paisaje<br />

Óleo/tela. 52 x 40 cms. 1951<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 92<br />

Marianela Jiménez<br />

Paisaje marítimo<br />

Acuarela/papel. 46 x 69.5 cms. 1988<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 93<br />

Marianela Jiménez<br />

Calle Isabel la Católica<br />

Óleo/madera. 49 x 38 cms. 1944<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 95<br />

Marianela Jiménez<br />

Flores del sol<br />

Óleo/tela. 61 x 50.8 cms. 2001<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 95<br />

Marianela Jiménez<br />

Calle El Conde<br />

Óleo/tela. 41 x 49 cms. 1941<br />

Col. Servicios Profesionales de Museo, S.A.<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 96<br />

Marianela Jiménez<br />

Bailarina<br />

Acuarela/papel. 48 x 36 cms. 1954<br />

Col. Eridania Mir<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 185<br />

Milagros Jiménez<br />

Río Jimenoa<br />

Acrílica/tela. 91 x 71 cms. 2001<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 250<br />

Milagros Jiménez<br />

Paisaje de Constanza<br />

Óleo/tela. 76 x 51 cms. 1993<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 250<br />

Milagros Jiménez<br />

Bodegón<br />

Óleo/tela. 61 x 91 cms. 1999<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 251


Índice de ilustraciones| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |494|<br />

|495| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Índice de ilustraciones<br />

K<br />

Sumijiro Kawabata<br />

Flores secas<br />

Acrílica/madera. 54 x 45 cms. 1978<br />

Col. Mamoro Matsunaga<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 364<br />

Sumijiro Kawabata<br />

Arrecife<br />

Acrílica/tela. 37 x 45 cms. 1979<br />

Col. Mamoro Matsunaga<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 365<br />

Sumihiro Kawabata<br />

Lirio en bosque<br />

Acrílica/madera. 32 x 40 cms. 1977<br />

Col. Mamoro Matsunaga<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 366<br />

L<br />

Clara Ledesma<br />

Sin título<br />

Óleo/tela. 46 x 61 cms. 1940<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 98<br />

Clara Ledesma<br />

Estibadores<br />

Óleo/tela. 76 x 61 cms. 1949<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 99<br />

Clara Ledesma<br />

Sin título<br />

Óleo/tela. 130 x 180.3 cms. 1958<br />

Col. Banco Central de la República<br />

Dominicana<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 100<br />

Clara Ledesma<br />

Retrato<br />

Tinta/papel. 45 x 31 cms. 1954<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 101<br />

Clara Ledesma<br />

Dos figuras<br />

Acuarela/tinta/papel. 29.5 x 23 cms. 1957<br />

Col. Familia Duluc Ledesma<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 101<br />

Clara Ledesma<br />

La siesta<br />

Mixta/papel. 28 x 22 cms. 1952<br />

Col. Familia Duluc Ledesma<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 102<br />

Clara Ledesma<br />

Sin título<br />

Mixta/tela. 76 x 50 cms. 1956<br />

Col. Bernardo Vega<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 102<br />

Clara Ledesma<br />

Medusa de las mariposas<br />

Óleo/tinta/tela. 88 x 61 cms. 1983<br />

Col. Familia Duluc Ledesma<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 103<br />

Clara Ledesma<br />

Negrita<br />

Óleo/tela. 52 x 43 cms. 1956<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 104<br />

Clara Ledesma<br />

Autorretrato<br />

Mixta/papel. C.1946<br />

Isla Abierta, Suplemento del Periódico Hoy<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 104<br />

Clara Ledesma<br />

Negrita lavando<br />

Tinta/papel. 35 x 28 cms. 1956<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 105<br />

Clara Ledesma<br />

Negritas<br />

Óleo/cartón. 62 x 37 cms. C.1955<br />

Col. Eridania Mir<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 105<br />

Clara Ledesma<br />

Negrita con canasta y flores<br />

Óleo/cartón piedra. 54 x 45 cms. 1963<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 107<br />

Clara Ledesma<br />

Mujer espacial<br />

Óleo/tela. 81 x 61 cms. 1976<br />

Col. Nidia Serra<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 108<br />

Clara Ledesma<br />

Universo dual<br />

Óleo/tela. 152 x 127 cms. 1978<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 108<br />

Clara Ledesma<br />

Amantes<br />

Acrílica/lienzo. 61 x 123 cms. 1976<br />

Col. Ivonne Nader<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 109<br />

Clara Ledesma<br />

Sin título<br />

Óleo/tela. 76 x 61 cms. 1977<br />

Col. Cándido Bidó<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 110<br />

Clara Ledesma<br />

Las hermanas<br />

Mixta/papel. 36 x 25 cms. 1965<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 113<br />

Clara Ledesma<br />

Gladiolos<br />

Óleo/madera. 80.3 x 61 cms. 1958<br />

Col. Ruth Ledesma<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 182<br />

Domingo Liz<br />

Muchacha afroantillana<br />

Tinta/papel. 59.5 x 56.5 cms. 1959<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 143<br />

Domingo Liz<br />

Dibujo<br />

Tinta/papel. 49 x 68 cms. 1964<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 144<br />

Domingo Liz<br />

Las maestras<br />

Tinta/papel. 56.5 x 38 cms. 1970<br />

Col. Cuqui Batista y Rosa Idalia García<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 145<br />

Domingo Liz<br />

Caballos<br />

Óleo/tela. 83 x 67 cms. 1951<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 147<br />

Domingo Liz<br />

Secreto<br />

Niños jugando con pelota<br />

Mixta/papel. 37.5 x 52.5 cms. 1979<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 149<br />

Mario Lockward<br />

La Sagrada Familia<br />

Óleo/tela. 162 x 102 cms. 1981<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 228<br />

Mario Lockward<br />

De la serie de las mulatas I<br />

Mixta/tela. 84 x 54 cms. 1998<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 252<br />

Mario Lockward<br />

De la Serie de las Mulatas II<br />

Mixta/tela. 84 x 68 cms. 1998<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 252<br />

Mario Lockward<br />

Nocturno<br />

Óleo/tela. 129 x 100 cms. 1967<br />

Col. Museo Arte Moderno<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 253<br />

Mario Lockward<br />

Fetichismo<br />

Óleo/tela. 92 x 61 cms. C.1963<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 253<br />

Milán Lora<br />

Colección Indios de América<br />

Pastel. 51 x 36 cms. 1963<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 183<br />

Milán Lora<br />

Camino del oeste<br />

Óleo/cartón piedra. 63 x 48 cms. 1955<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 232<br />

Milán Lora<br />

Autoretrato<br />

Tinta. 64.5 x 53.5 cms. 1970<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 246<br />

Milán Lora<br />

Cabeza de mujer<br />

Tinta. 65 x 47 cms. 1966<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 246<br />

Milán Lora<br />

Hombre cargando sus hijos<br />

Pastel/óleo/papel. 71 x 100 cms. 1982<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 247<br />

Milán Lora<br />

Ría del Ozama<br />

Pastel. 50 x 75 cms. 1978<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 248<br />

Milán Lora<br />

Hoyo de Chulín<br />

Pastel de óleo. 61 x 77 cms. 1990<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 249<br />

Silvano Lora<br />

Personaje con radio<br />

Óleo/collage/tela. 64 x 64 cms. 1963<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 414<br />

Silvano Lora<br />

Pareja<br />

Óleo/cartón. 71 x 58.5 cms. 1954<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 415<br />

Silvano Lora<br />

El ángel rojo<br />

Óleo/cartón. 71 x 53 cms. 1959<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 415<br />

Silvano Lora<br />

Pintura<br />

Óleo/cartón/madera. 91 x 110 cms. 1956<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 416<br />

Silvano Lora<br />

Sin título<br />

Óleo/tela. 61 x 46 cms. 1959<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 417<br />

Silvano Lora<br />

Monja sufrida<br />

Óleo/tela. 45 x 36 cms. 1954<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 418<br />

Silvano Lora<br />

Sin título<br />

Mixta/tela. 127 x 656 cms. 1961<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 419<br />

Silvano Lora<br />

Flor endémica<br />

Mixta/tela. 159 x 106 cms. 1981<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 421<br />

Silvano Lora<br />

El puente sangriento<br />

Óleo/madera. 153 x 54 cms. 1966<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 421<br />

Silvano Lora<br />

Paisaje<br />

Acrílica/tela. 159 x 86 cms. 1968<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 422<br />

Silvano Lora<br />

Ilustración 2 de «El Vuelo» H.Tanasescu<br />

1952. Cuadernos Dominicanos<br />

de Cultura Nº 108<br />

Fotodigitación: José Enrique Tavárez<br />

Página 423<br />

Silvano Lora<br />

Ilustración 3 de «El Vuelo» H.Tanasescu<br />

1952. Cuadernos Dominicanos<br />

de Cultura Nº 108<br />

Fotodigitación: José Enrique Tavárez<br />

Página 423<br />

Silvano Lora<br />

Sin título<br />

Mixta/collage/tela. 76 x 55 cms. 1987<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 424<br />

Silvano Lora<br />

De la serie Canal de Panamá<br />

Acrílica/tela. 67.5 x 51 cms. 1979<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 425


Índice de ilustraciones| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |496|<br />

|497| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Índice de ilustraciones<br />

Ernesto Lothar<br />

Retrato de la señora M.<br />

Mixta/papel. 1941. Catálogo Exposición<br />

Nacional<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 9<br />

M<br />

Antonio Malagón<br />

El merengue<br />

Dibujo/papel. 1944<br />

Catálogo II Exposición de Artes Plásticas<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 56<br />

Antonio Malagón<br />

Domingo de quiniela<br />

Acrílica/tela. 66.1 x 81.4 cms. 1985<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 63<br />

Antonio Malagón<br />

Glorieta Parque Duarte<br />

Óleo/tela. 96 x 122 cms. 1977<br />

Col. Familia Guzmán Klang<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 64<br />

Luichy Martínez Richiez<br />

Desnudo<br />

Óleo/tela. 128 x 153 cms. 1974<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 129<br />

Luichy Martínez Richiez<br />

Bañista<br />

Acrílico/tela. 98 x 78 cms. 1982<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 130<br />

Luichy Martínez Richiez<br />

De la serie Erótico-Fantástico.<br />

Aguada/tinta/papel. 47 x 30.5 cms. 198?<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 131<br />

Luichy Martínez Richiez<br />

Guitarra<br />

Mixta/papel. 68 x 49.5 cms. 1958<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 131<br />

Luichy Martínez Richiez<br />

Desnudo vibrando en azul<br />

Acrílico/tela. 153 x 102 cms. 1996<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 132<br />

Luichy Martínez Richiez<br />

Desnudo fantástico I<br />

Mixta/tela. 102 x 76 cms. 1989<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 133<br />

Luichy Martínez Richiez<br />

Desnudo fantástico II<br />

Mixta/tela. 102 x 76 cms. 1989<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 133<br />

Luichy Martínez Richiez<br />

Bañista<br />

Óleo. 139 x 102 cms. 1986<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 135<br />

Mamoro Matsunaga<br />

Los Tablones, Jarabacoa<br />

Acrílica/tela. 77 x 91 cms. 1997<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 367<br />

Mamoro Matsunaga<br />

Najayo, San Cristobal<br />

Acrílica/tela. 67 x 91 cms. 1993<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 368<br />

Mamoro Matsunaga<br />

Cabo Rojo<br />

Acrílica/tela. 66 x 91 cms. 1991<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 369<br />

Michiko Matsunaga<br />

Ninfa (fragmento)<br />

Collage/cartón. 24 x 37 cms. 1992<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 370<br />

Radhamés Mejía<br />

Desnudo (fragmento)<br />

Acuarela/papel. 61 x 38 cms. C.1970<br />

Col. Rafael Del Monte<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 114<br />

Rhadamés Mejía<br />

Matanza de los haitianos<br />

Óleo/tela. 89 x 112 cms. Sin fecha.<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 115<br />

Radhamés Mejía<br />

Canillita<br />

Óleo/madera. 93 x 63 cms. 1970<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 116<br />

Radhamés Mejía<br />

Sin título<br />

Óleo/madera. 41 x 28 cms. Sin fecha<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 116<br />

Radhamés Mejía<br />

Desnudo<br />

Carboncillo/papel. 48 x 44 cms. Sin fecha<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 117<br />

Radhamés Mejía<br />

Familia desamparada<br />

Mixta/tela. 74 x 56 cms. C.1960<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 118<br />

Radhamés Mejía<br />

Barquero<br />

Óleo/tela. 59 x 41 cms. Sin fecha<br />

Col. Familia T. S.<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 119<br />

Radhamés Mejía<br />

Presidiario de Indoamérica<br />

Óleo/tela. 69 x 68 cms. Sin fecha<br />

Col. Familia T. S<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 119<br />

Radhamés Mejía<br />

Nacencia<br />

Óleo/papel. 60 x 45 cms. 1960<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 120<br />

Radhamés Mejía<br />

Retrato de Eridania Mir<br />

55 x 44 cms. 1962<br />

Col. Eridania Mir<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 191<br />

Noemí Mella<br />

La calavera de caballo<br />

Óleo/tela. 42 x 54 cms. 1952<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 70<br />

Noemí Mella<br />

Paisaje del lago del fondo<br />

Óleo/tela. 66 x 55 cms. 1952<br />

Col. Aída Bonnelly<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 72<br />

Noemí Mella<br />

Calle<br />

Óleo/tela. 66 x 51 cms. 1948<br />

Col. Aída Bonnelly<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 72<br />

Noemí Mella<br />

Sin título<br />

Óleo/cartón. Sin fecha. 52 x 42 cms.<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 73<br />

Noemí Mella<br />

Retrato<br />

Gouache/papel. 1952. 64 x 50 cms.<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 74<br />

Noemí Mella<br />

Cabeza<br />

Óleo/cartón. 31.5 x 25.5 cms. 1950<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 74<br />

Noemí Mella<br />

La fábrica<br />

Óleo/tela. 79 x 100 cms. 1948<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 75<br />

Noemí Mella<br />

Composición<br />

Óleo. 98 x 76 cms. 1950<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 75<br />

Noemí Mella<br />

Patio de pobres<br />

Mixta/papel. 38 x 46 cms. 1947<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 76<br />

Eridania Mir<br />

Rostros<br />

Óleo/cartón. 62 x 71 cms. 1971<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 195<br />

Eridania Mir<br />

Noche en el cañaveral<br />

Óleo/cartón. 57 x 47 cms. 1986<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 232<br />

Eridania Mir<br />

El gato<br />

Óleo/tela. 77 x 63 cms. 1983<br />

Col. Ricardo O. Méndez Mir<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 240<br />

Eridania Mir<br />

Paisaje con sol<br />

Óleo/tela. 62 x 51 cms. 1990<br />

Col. de la autora<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 240<br />

Eridania Mir<br />

Maternidad<br />

Óleo/tela. 61 x 51 cms. 2003<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 241<br />

Eridania Mir<br />

Lucía<br />

Óleo/tela. 78 x 63 cms. Sin fecha<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 242<br />

Eridania Mir<br />

Muchachas en primavera<br />

Óleo/tela. 65 x 55 cms. 1988<br />

Col. Ricardo O. Méndez Mir<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 243<br />

Eridania Mir<br />

Paloma posada en mujer<br />

Acrílico/cartón. 62 x 48.5 cms. 1987<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 243<br />

Príamo Morel<br />

Retrato de Sofía Malagón de Martínez<br />

Óleo/tela. 63.5 x 54 cms. 1994<br />

Col. María Martínez<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 230<br />

Príamo Morel<br />

Retrato de Xavier Amiama<br />

Óleo/tela. 90 x 68 cms. 1983<br />

Col. Sr. Octavio Amiama<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 244<br />

Priamo Morel<br />

Autorretrato con paperas<br />

Óleo/cartón. 90 x 64 cms. 1945<br />

Col. Familia Morel Bermúdez<br />

Fotografía: facilitada por la familia Dipaldi<br />

Morel<br />

Página 244<br />

Priamo Morel<br />

A mi colega Danicel<br />

Tinta/papel. 38 x 36 cms. 1970<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Página 245<br />

Priamo Morel<br />

Caricatura de Chito Zouain<br />

Tinta/papel. 37 x 27 cms. 1976<br />

Col. Familia Zouain Cruz<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 245<br />

Yoryi Morel<br />

Los estudiantes (cuarteto)<br />

Óleo/tela. 38 x 34 cms. Sin fecha.<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 7<br />

Yoryi Morel y Martínez Richiez<br />

Luichy<br />

Óleo/tela. 57 x 46 cms. 1949<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 132<br />

Yoryi Morel<br />

Paisaje con flamboyán en primer plano<br />

(fragmento)<br />

Óleo/tela. 59 x 74 cms. 1967<br />

Col. Rafael Del Monte<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 186<br />

N<br />

Jorge Noceda<br />

Sin título<br />

Óleo/tela. 61 x 46 cms. 1961<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 340<br />

Jorge Noceda<br />

Sin título<br />

Óleo/tela. 50.5 x 30.5 cms. 1965<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 340<br />

Jorge Noceda<br />

Trío<br />

Acrílico/tela. 45.7 x 60.9 cms. Sin fecha<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 341


Índice de ilustraciones| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |498|<br />

|499| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Índice de ilustraciones<br />

O<br />

Aurelio Oller<br />

Desembarco de las Tres Caravelas<br />

Óleo/pan de oro. 560 x 680 cms. 1957<br />

Col. Palacio Nacional<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 356<br />

P<br />

Manolo Pascual<br />

Atleta<br />

Tinta/papel. 31 x 18 cms. Sin fecha<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 9<br />

Aliro Paulino<br />

Cara de Cristo<br />

Mixto/papel. 71 x 52 cms. 1964<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 350<br />

Aliro Paulino<br />

Nacimiento de Eva<br />

Óleo/tela. 94 x 68 cms. 1979<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 350<br />

Aliro Paulino<br />

Mujer tambor con sombrilla roja<br />

Tinta color/papel. 28 x 35.6 cms. 1979<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 351<br />

Aliro Paulino<br />

Homenaje a Hernández Ortega<br />

Tinta color/papel. 28 x 35.6 cms. 1979<br />

Col. del artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 351<br />

Aliro Paulino hijo<br />

Las Bellas Artes<br />

Ilustración del libro «La República<br />

Dominicana». 1954<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 354<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Romería<br />

Óleo/tela. 67 x 51 cms. 1954<br />

Col. Pilar Peña de Pellerano<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 195<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Sin título<br />

Óleo/tela. 51 x 61 cms. 1961<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 398<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Sin título<br />

Mixta/tela. 110 x 70 cms. 1962<br />

Col. Elsa Peña de Hazoury<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 399<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Telúrico<br />

Mixta/cartón. 20 x 40 cms. 1958<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: facilitada por el artista<br />

Página 399<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Bodegón floral<br />

Mixta/tela. 98 x 80 cms. 1961<br />

Col. Elsa Peña de Hazoury<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 400<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Abstracto<br />

Óleo/tela. 117 x 90 cms. 1961<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: facilitada por el artista<br />

Página 401<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Paisaje con figura<br />

Mixta/cartón. 81.2 x 130 cms. 1970<br />

Col. Asoc. Popular de Ahorros y Préstamos<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 402<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Caribe rosa (fragmento)<br />

Acrílica/tela. 139 x 212 cms. 1983<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 405<br />

Fernando Peña Defilló<br />

El pez<br />

Óleo/tela. 30 x 25 cms. 1958<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: facilitada por el artista<br />

Página 406<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Celebración de la naturaleza<br />

Mixta/tela. 180 x 183 cms. 1988<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 407<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Contrapunto<br />

Mixta/tela. 97 x 130 cms. 1967<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: José Enrique Tavárez<br />

Página 408<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Principio<br />

Mixta/tela. 92 x 101 cms. 1966<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: José Enrique Tavárez<br />

Página 409<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Construcción abstracta<br />

Collage/acrílico/tela. 62 x 52 cms. 1987<br />

Col. Cristian Reyna<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 410<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Génesis<br />

Acrílica/collage/papel. 101 x 142 cms. 1980<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 412<br />

Fernando Peña Defilló<br />

Sin título<br />

Mixta/tela. 193.5 x 232 cms. 1988<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: facilitada por el artista<br />

Página 413<br />

Guillo Pérez<br />

Ola negra<br />

Óleo/tela. 90.5 x 106.6 cms. 1969<br />

Col. Banco Central de la República<br />

Dominicana<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 202<br />

Guillo Pérez<br />

Casas del Sol frente al Parque Colón<br />

Óleo/madera. 29 x 36 cms. Sin fecha<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 464<br />

Guillo Pérez<br />

Los cazadores<br />

Óleo/tela. 72 x 221 cms. 1959<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 465<br />

Guillo Pérez<br />

Personaje con armadura<br />

Mixto/tela/cartón. 104 x 46 cms. C.1960<br />

Col. Aney Muñoz<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 466<br />

Guillo Pérez<br />

Cabeza Nº 6.<br />

Mixta/cartón. 43.18 x 21.59 cms. 1964<br />

Col. Familia De los Santos-Almonte<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 466<br />

Guillo Pérez<br />

Abstracto<br />

Mixta/tela. 45 x 71 cms. 1965<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 467<br />

Guillo Pérez<br />

Boceto para un catálogo<br />

Gouache/papel. 57 x 37cms. 1969<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 468<br />

Guillo Pérez<br />

Sin título<br />

Mixta/papel. 46 x 28 cms. Sin fecha<br />

Col.Vilma Báez de Pellerano<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 468<br />

Guillo Pérez<br />

Paisaje<br />

Mixta/tela/cartón. 48.3 x 68.5 cms.<br />

Sin fecha<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 469<br />

Guillo Pérez<br />

Iglesia Mayor de Santiago<br />

Óleo/tela. 68 x 78 cms. 1951<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 470<br />

Guillo Pérez<br />

Puerto en azul<br />

Óleo/tela. 130 x 97 cms. 1968<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 471<br />

Rafael Pérez (Niño)<br />

La Educación<br />

Ilustración del libro «La República<br />

Dominicana». 1954<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 354<br />

Dionisio Pichardo<br />

Los Trinitarios<br />

Óleo/lienzo. 73 x 92 cms. 1985<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 203<br />

Dionisio Pichardo<br />

Rostros de voudú<br />

Óleo/tela. 59.5 x 69.5 cms. 1975<br />

Col. Banco Central de la Rep. Dom.<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 449<br />

Dionisio Pichardo<br />

Paisaje<br />

Óleo/tela. 77 x 128 cms. 1960<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 451<br />

Dionisio Pichardo<br />

Retrato del pueblo soportando la inflación<br />

Óleo/tela. 92 x 74 cms. 1984<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 452<br />

Dionisio Pichardo<br />

Mujer de la sabana amarilla<br />

Óleo/cartón. 69.3 x 61.1 cms. 1960<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 452<br />

Dionisio Pichardo<br />

Músicos<br />

Mixta/papel. 54 x 37 cms. 1966<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 453<br />

Eligio Pichardo<br />

Ninfa (fragmento mural)<br />

Óleo/plywood. 66 x 64 cms. 1951<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 165<br />

Eligio Pichardo<br />

Mujeres en el baño<br />

Óleo/madera. 101.3 x 91.4 cms. 1950<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 166<br />

Eligio Pichardo<br />

Tres figuras y un ángel (fragmento de mural)<br />

Óleo/plywood. 64 x 134 cms. 1951<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 167<br />

Eligio Pichardo<br />

Madre peinando a su hija<br />

Gouache/papel. 78 x 52 cms. 1953<br />

Col. Eridania Mir<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 168<br />

Eligio Pichardo<br />

Bodegón con langosta<br />

Óleo/tela. 67 x 88 cms. 1954<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 169<br />

Eligio Pichardo<br />

De la serie «Sacrificio del Chivo»<br />

Óleo/cartón piedra. 151 x 108 cms. 1961<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 170<br />

Eligio Pichardo<br />

Pareja comiendo<br />

Mixta/papel. 98 x 66 cms. 1959<br />

Col. Bernando Vega<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 170<br />

Eligio Pichardo<br />

Gato en bicicleta<br />

Óleo/tela. 101 x 76 cms. 1959<br />

Col. Banco Central de la República<br />

Dominicana<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 171<br />

Eligio Pichardo<br />

Crepúsculo en una aldea<br />

Mixta/tela. 69 x 110 cms. 1960<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 172<br />

Eligio Pichardo<br />

Embiste<br />

Óleo/tela. 72 x 117 cms. 1960<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 173<br />

Eligio Pichardo<br />

Peces<br />

Óleo/cartón. 30.5 x 46 cms. 1959<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 174<br />

Eligio Pichardo<br />

Sin título<br />

Óleo/cartón. 62 x 50 cms. 1960<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 175<br />

Eligio Pichardo<br />

Sin título<br />

Mixta/papel. 68.4 x 35.5 cms. 1960<br />

Col. Ramón Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 175<br />

Eligio Pichardo<br />

Miseria<br />

Óleo/plywood. 66 x 50.9 cms. 1959<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 176


Índice de ilustraciones| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |500|<br />

|501| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Índice de ilustraciones<br />

Eligio Pichardo<br />

Estilización del perro<br />

Óleo/masonite. 50.8 x 76.2 cms. 1958-60<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 179<br />

Antonio Prats-Ventós<br />

Niños en cañaveral<br />

Acrílica/tela. 122 x 181.3 cms. Sin fecha<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 126<br />

Horacio Read<br />

Payaso de mi nieta Sandra<br />

Óleo/tela. 76 x 61 cms. 1957<br />

Col. Alexandra Read Estrella<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 339<br />

Hilario Rodríguez<br />

Romance campesino<br />

Pastel. 60 x 86 cms. 1982<br />

Col. Renée Klang de Guzmán<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 264<br />

Luis Oscar Romero<br />

Arreglo floral<br />

Óleo/tela. 58 x 50 cms. C.1945<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 292<br />

Nidia Serra<br />

Retrato de Mirella<br />

Óleo/tela. 61 x 46 cms. 1945<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 78<br />

Eligio Pichardo<br />

Músico<br />

Óleo/tela. 98 x 105.5 cms. 1961<br />

Col. Museo Bellapart<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 193<br />

Rosario Puente Julia<br />

Paisaje con Catedral<br />

Acuarela/papel. 42 x 34 cms. 1961<br />

Col. Annie Reid Cabral<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 308<br />

Horacio Read<br />

Evocación<br />

Óleo/tela. 66 x 61 cms. 1957<br />

Col. Alejandro Read<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 339<br />

Hilario Rodríguez<br />

Mercado<br />

Acrílico/tela. 127 x 152 cms. 1984. Col.<br />

Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 265<br />

Luis Oscar Romero<br />

Monjas<br />

Mixta/tela. 36 x 40 cms. Sin fecha<br />

Col. Brugal Gassó<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 293<br />

Nidia Serra<br />

Autorretrato<br />

Guache/papel. 55.5 x 40.5 cms. 1957<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 79<br />

Rafael Pina Melero<br />

Susana en el baño. Óleo/tela. 98 x 79 cms.<br />

1945<br />

Colección Museo Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 25<br />

Rosario Puente Julia<br />

Cara de niña con ojos azules<br />

Acuarela. 34 x 26 cms. 1945<br />

Col. J. A.Wittkop<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 309<br />

Hilario Rodríguez<br />

Platanero<br />

Pastel/papel. 28 x 40.6 cms. 1986<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 198<br />

Mercedes Rodríguez<br />

Orillas de un río<br />

Óleo/tela. 49 x 39 cms. 1947<br />

Col. Norma Rodríguez de Casals<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 65<br />

Aida C. Roques<br />

Bodegón<br />

Linoleum/papel. 1945. Cuadernos<br />

Dominicanos de Cultura Nº 23<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 32<br />

Nidia Serra<br />

Autorretrato psicológico<br />

Pintura/cera/cartón. 58.5 x 45.5 cms. 1971.<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 79<br />

Rafael Pina Melero<br />

Campanario de Iglesia<br />

Linoleum/papel. 1945. Cuadernos<br />

Dominicanos de Cultura Nº 23<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 26<br />

Antonio Prats-Ventós<br />

Pareja amorosa<br />

Óleo/cartón. 65 x 85 cms. Sin fecha<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 122<br />

Antonio Prats-Ventós<br />

Tropical abstracto (fragmento)<br />

Mixta/tela. 124.5 x 45.7 cms. 1992<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: facilitada por Monserrat Prats<br />

Página 123<br />

Antonio Prats-Ventós<br />

Negritas entre caballos blancos<br />

Óleo/tela. 123 x 93 cms. Sin fecha<br />

Col. Ricardo Koening<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 124<br />

Antonio Prats-Ventós<br />

Abstracto verde<br />

Acrílica/tela. 40.6 x 40.6 cms. 1994<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: facilitada por Monserrat Prats<br />

Página 125<br />

Antonio Prats-Ventós<br />

Abstracto<br />

Acrílica/tela. 40.6 x 40.6 cms. 1987<br />

Col. Privada<br />

Fotografía: facilitada por Monserrat Prats<br />

Página 126<br />

Rosario Puente Julia<br />

Bodegón<br />

Acuarela/papel. 37 x 47 cms. Sin fecha<br />

Col. J. A.Wittkop<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 310<br />

Rosario Puente Julia<br />

Girasoles<br />

Acuarela/papel. 21 x 29 cms. 1959<br />

Col. J. A.Wittkop<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 310<br />

Rosario Puente Julia<br />

Tres rostros<br />

Acuarela/papel. 37 x 37 cms. 1962<br />

Col. J. A.Wittkop<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 311<br />

Rosario Puente Julia<br />

Conjunto floral<br />

Acuarela/papel. 59 x 47 cms. 1964<br />

Col. Annie Reid Cabral<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 312<br />

Rosario Puente Julia<br />

Retrato de Lilita Heoluan<br />

Acuarela. 67 x 50 cms. Sin fecha<br />

Col. J. A.Wittkop<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 312<br />

R<br />

Horacio Read<br />

En alta mar<br />

Óleo/tela. 51 x 56 cms. 1970<br />

Col. Alexandra Read Estrella<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 338<br />

Hilario Rodríguez<br />

Mercado de flores<br />

Acrílico/tela. 121.9 x 101.6 cms. Sin fecha<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 234<br />

Hilario Rodríguez<br />

Vieja con cachimbo<br />

Pastel/papel. 48 x 63 cms. 1986<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 261<br />

Hilario Rodríguez<br />

Mujer con flores<br />

Pastel/papel. 63.5 x 48.5 cms. 1987<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 261<br />

Hilario Rodríguez<br />

Mercado de flores<br />

Pastel/papel. 91 x 66 cms. Sin fecha<br />

Col. Cándido Bidó<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 262<br />

Hilario Rodríguez<br />

Autorretrato<br />

Pastel/papel. 108 x 78 cms. 1988<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 263<br />

Hilario Rodríguez<br />

Cesta con limones<br />

Pastel/papel. 48.2 x 63.5 cms. 1985<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 263<br />

Mercedes Rodríguez<br />

Florencia<br />

Óleo/tela. 50.5 x 39 cms. Sin fecha<br />

Col. Norma Rodríguez de Casals<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 65<br />

Mercedes Rodríguez<br />

Rincón cubano<br />

Óleo/tela. 59 x 88 cms. Sin fecha<br />

Col. Norma Rodríguez de Casals<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 66<br />

Mercedes Rodríguez<br />

La maja moderna<br />

Óleo/tela. 59 x 88 cms. Sin fecha<br />

Col. Norma Rodríguez de Casals<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 67<br />

Luis Oscar Romero<br />

Cara de bruja<br />

Gouache/collage/papel. 55 x 39 cms. Sin<br />

fecha<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 289<br />

Luis Oscar Romero<br />

Sirena<br />

Collage/papel. 28.5 x 48 cms. Sin fecha<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 290<br />

Luis Oscar Romero<br />

Bodegón de la tinaja<br />

Óleo/tela. 48.2 x 57.2 cms. Sin fecha<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 291<br />

Aida C. Roques<br />

Iglesia de Las Mercedes<br />

Linoleum/papel. 1945. Cuadernos<br />

Dominicanos de Cultura Nº 23<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 32<br />

S<br />

Poncio Salcedo<br />

La noche de los brujos. De la serie<br />

Capricho<br />

Óleo/tela. 124 x 164 cms. 1981<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 295<br />

Marcial Schotborgh<br />

Siesta<br />

Óleo/tela. 89 x 77 cms. 1948<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 47<br />

Marcial Schotborgh<br />

Meditación del hombre<br />

Óleo/cartón. 55 x 42 cms. 1968<br />

Col. Eridania Mir<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 48<br />

Marcial Schotborgh<br />

Paisaje<br />

Óleo/cartón. 45 x 55 cms. C. 1980<br />

Col. Ricardo O. Méndez Mir<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 49<br />

Nidia Serra<br />

Retrato del maestro Gausachs<br />

Óleo/cartón. 93 x 74 cms. 1960<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 20<br />

Nidia Serra<br />

Orilla del Ozama<br />

Mixta<br />

45.5 x 34 cms. 1949<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 80<br />

Nidia Serra<br />

Matahambre<br />

Mixta. 54 x 39 cms. 1946<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 81<br />

Nidia Serra<br />

Matahambre II<br />

Mixta. 54.5 x 37.5 cms. 1947<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 81<br />

Nidia Serra<br />

Cabeza de mulata<br />

Dibujo/papel. 50 x 37 cms. 1959<br />

Col. Ramón Francisco<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 82<br />

Nidia Serra<br />

Arboleda<br />

Acuarela/papel. 62 x 47 cms. 1999<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 82<br />

Nidia Serra<br />

Retrato de Juan José Cestero<br />

Carboncillo/papel. 49.3 x 38.5 cms. 1961<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 83


Índice de ilustraciones| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950 |502|<br />

|503| Memoria de la Pintura Dominicana. Convergencia de generaciones | 1940 | 1950| Índice de ilustraciones<br />

Nidia Serra<br />

Retrato del abuelo Juan José Serra<br />

Crayon/papel. 42 x 27 cms. 1945<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 83<br />

Nidia Serra<br />

Paisaje de Israel<br />

Pintura/cera/papel. 45.5 x 60.5 cms. 1978<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 84<br />

Nidia Serra<br />

La calle El Conde<br />

Mixta/papel. 44.5 x 40 cms. 1947<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 184<br />

Albertina Serrallés<br />

Marinero español<br />

Óleo/cartón. 57 x 41 cms. 1975<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 347<br />

Albertina Serrallés<br />

Autorretrato<br />

Óleo/tela. 104 x 79 cms. 1974<br />

Col. de la artista<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 347<br />

Amable Sterling<br />

Retrato de Pipe Faxas (fragmento)<br />

Óleo/tela. 90 x 60 cms. 1967<br />

Col. Jeannette Faxas Canto<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 440<br />

Darío Suro<br />

Choza campesina<br />

Óleo/tela. 25 x 38 cms. 1937<br />

Col.Wenceslao Vega<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 10<br />

Darío Suro<br />

Viñeta para «La Vida Itinerante»,<br />

de Rafael Díaz Niese<br />

Marzo 1944. Cuadernos Dominicanos de<br />

Cultura Nº 7<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 16<br />

Darío Suro<br />

Plañideras<br />

Óleo/tela. 72 x 57 cms. 1950<br />

Col. Banco Popular<br />

Fotografía: Marc Van Troostenberghe<br />

Página 192<br />

T<br />

Enrique Tarrazona, hijo<br />

Ilustración portada «Trementina, clerén y<br />

bongó», de Julio González Herrera. 1943<br />

Fotodigitación: Luis Córdova<br />

Página 60<br />

Enrique Tarazona, hijo<br />

Ilustración «Trementina, clerén y bongó»,<br />

de Julio González Herrera. 1943<br />

Fotodigitación: Luis Córdova<br />

Página 61<br />

Antonio Toribio<br />

Toque de queda<br />

Relieve. 121 x 65 cms. 1962<br />

Col. Museo de Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 137<br />

Antonio Toribio<br />

Hablando con una mujer (serie cromática).<br />

Acrílico/tela. 100.5 x 76.2 cms. 1995<br />

Catálogo Toribio<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 138<br />

Antonio Toribio<br />

Fricción espacial (serie óptica)<br />

Acrílico/tela. 127 x 101.5 cms. 1995<br />

Catálogo Toribio<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 138<br />

Antonio Toribio<br />

Espacio funcional (serie cromática).<br />

Acrílico/tela. 76.3 x 101.5 cms. 1995<br />

Catálogo Toribio<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 139<br />

Antonio Toribio<br />

Negro sobre negro<br />

Relieve. 183 x 107 cms. 1962<br />

Col. Museo Arte Moderno<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 140<br />

Antonio Toribio<br />

Placer extenso (serie cromática)<br />

Acrílico/tela. 127 x 101.5 cms. 1995<br />

Catálogo Toribio<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 142<br />

Antonio Toribio<br />

Sacrificio de la razón (serie cromática)<br />

Acrílico/tela. 101.5 x 76.3 cms. 1995<br />

Catálogo Toribio<br />

Fotodigitación: Soraya Santiago<br />

Página 142<br />

V<br />

Eugenia Vásquez<br />

Cara de mujer<br />

Mixta. 88 x 75 cms. 1960-70<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 305<br />

Eugenia Vásquez<br />

Rostro de mujer<br />

Mixta. 59 x 76 cms. 1974<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 305<br />

Eugenia Vásquez<br />

Retrato de Karla Wittkop<br />

Óleo/tela. 103 x 77 cms. 1975<br />

Col. J. A.Wittkop<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 306<br />

Eugenia Vásquez<br />

Retrato de José A. Barretto Reid<br />

Óleo/tela. 45 x 40 cms. Sin fecha<br />

Col. Annie Reid Cabral<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 307<br />

Eugenia Vásquez<br />

Cabeza de niño<br />

Óleo/cartón. 59 x 44 cms. 1960<br />

Col. Manuel Salvador Gautier<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 307<br />

Rafi Vásquez<br />

Palmas gris (triptico)<br />

Acrílica/tela. 101.6 x 177.8 cms. 2002<br />

Col. Juan Diego Vásquez<br />

Fotografía: Eddy Gúzmán<br />

Página 300<br />

Rafi Vásquez<br />

Paisaje de Bonao<br />

Acuarela/papel. 35.5 x 30.5 cms. Sin fecha<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 301<br />

Rafi Vásquez<br />

Palmeras<br />

Acuarela/papel. 60.9 x 50.8 cms. Sin fecha<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 301<br />

Rafi Vásquez<br />

Paisaje de Bonao<br />

Acuarela/papel. 20 x 16 cms. Sin fecha<br />

Col. Ceballos Estrella<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 302<br />

Rafi Vásquez<br />

Retrato de Carlos Polanco<br />

Pastel/papel. 80 x 74 cms. 1983<br />

Col. Familia De los Santos<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 303<br />

Rafi Vásquez<br />

Flor de cera<br />

Pastel/papel. 24 x 20 cms. 2002<br />

Col. Oris Mercedes Gilbert<br />

Fotografía: Eddy Gúzmán<br />

Página 304<br />

Rafi Vásquez<br />

Frougipaní<br />

Pastel/papel. 24 x 20 cms. 2002<br />

Col. Oris Mercedes Gilbert<br />

Fotografía: Eddy Gúzmán<br />

Página 304<br />

Porfirio Vázquez<br />

Lluvia<br />

Pastel/papel. 1941<br />

Catálogo Exposición Nacional<br />

Fotografía: José Enrique Tavárez<br />

Página 58<br />

Julio Vega Batlle<br />

Hombre vela<br />

Pastel/papel. 45 x 30 cms. 1970<br />

Col.Wenceslao Vega<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 343<br />

Julio Vega Batlle<br />

Serie macrogénita: «Procesión»<br />

Mixta/madera. 61 x 51 cms. 1971<br />

Col.Wenceslao Vega<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 344<br />

Julio Vega Batlle<br />

El come mesa<br />

Lápiz/pastel/papel. 73.5 x 59.5 cms. 1966<br />

Col. Centro Cultural Eduardo León <strong>Jimenes</strong><br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 345<br />

Julio Vega Batlle<br />

PH 143 a finish<br />

Mixta/papel. 40 x 30 cms. 1966<br />

Col. María Amalia León de Jorge<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 345<br />

José Vela Zanetti<br />

Sin título (Bodegón)<br />

Óleo/cartón. 87 x 175 cms. 1948<br />

Col. Cándido Bidó<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 8<br />

José Vela Zanetti<br />

Arrodillado frente a la bandera<br />

Óleo/tela. 101.6 x 76.2 cms. 1946<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 183<br />

Juan Antonio Vicioso hijo<br />

Vértigo<br />

Tinta/papel. 1941<br />

Catálogo Exposición Nacional<br />

Fotografía: José Enrique Tavárez<br />

Página 59<br />

W<br />

Ellen Weiss<br />

Paisaje<br />

Linoleum/papel. 1945. Cuadernos<br />

Dominicanos de Cultura Nº 23<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 40<br />

Ellen Weiss<br />

Paisaje<br />

Linoleum/papel. 1945. Cuadernos<br />

Dominicanos de Cultura Nº 23<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 40<br />

Ellen Weiss<br />

Rincón capitaleño<br />

Linoleum/papel. 1945. Cuadernos<br />

Dominicanos de Cultura Nº 23<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 42<br />

Celeste Woss y Gil<br />

Cinco ritmos lineales: Andante<br />

Dibujo. Dic. 1943. Cuadernos Dominicanos<br />

de Cultura Nº 3<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 13<br />

Celeste Woss y Gil<br />

Cinco ritmos lineales: Scherzo<br />

Dibujo. Dic. 1943. Cuadernos Dominicanos<br />

de Cultura Nº 3<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 14<br />

Celeste Woss y Gil<br />

Cinco ritmos lineales: Allegro<br />

Dibujo. Dic. 1943. Cuadernos Dominicanos<br />

de Cultura Nº 3<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 14<br />

Celeste Woss y Gil<br />

Cinco ritmos lineales: Adagio<br />

Dibujo. Dic. 1943. Cuadernos Dominicanos<br />

de Cultura Nº 3<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 15<br />

Celeste Woss y Gil<br />

Cinco ritmos lineales: Sinfonía<br />

Dibujo. Dic. 1943. Cuadernos Dominicanos<br />

de Cultura Nº 3<br />

Fotodigitación: Lourdes Saleme y Asoc.<br />

Página 15<br />

Celeste Woss y Gil<br />

Retrato de anciana<br />

Óleo/tela. 39 x 35.5 cms. Sin fecha<br />

Col. Román Ramos<br />

Fotografía: Mariano Hernández<br />

Página 191<br />

Z<br />

Chito Zouain<br />

El Canastero<br />

Óleo/cartón piedra. 100 x 80 cms. 1949<br />

Col. Familia Zouain Cruz<br />

Fotografía: Natalio Puras Penzo (Apeco)<br />

Página 334<br />

Chito Zouain<br />

Mujer con plátanos y amigas<br />

Óleo/tela. 76.2 x 51.2 cms. Sin fecha<br />

Col. Catrina Zouain<br />

Fotografía: Fonso Khoury<br />

Página 334

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