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96 CLAUDIO GUTIÉRREZ MARÍN<br />
la importancia, Roma está, como Iglesia, frente a un rotundo<br />
fracaso. Hoy su capital podría ser Londres, Nueva<br />
York, París u otra ciudad cualquiera, con más derechos<br />
que ella. Por otra parte, el hecho de considerar a Roma<br />
como centro de la fe cristiana ha obhgado a la Iglesia<br />
Católica a llevar sobre sí el título de romana. Este título<br />
limita su universalidad. Si es romana no es cristiana,<br />
porque<br />
el cristianismo es universal. Si es romana está pendiente<br />
<strong>del</strong> criterio y sentencia de la autoridad religiosa<br />
allí reconocida como Suprema, autoridad que no debe<br />
salir jamás de ese lugar, porque dejaría de llamarse romana.<br />
El camino de las otras dos ramas <strong>del</strong> cristianismo es<br />
más acertado. La Iglesia de la Reforma, mal llamada Protestante,<br />
no vincula su nombre con el de ninguna localidad,<br />
por muy importante que ésta fuere, sino que se hace<br />
llamar y es, en efecto. Iglesia Cristiana Universal, La<br />
Iglesia Ortodoxa, por su parte, tampoco lleva sobre sí<br />
otro título limitativo. Únicamente admite, y no en sentido<br />
eclesiástico, la denominación de la nación en donde su<br />
patriarcado tiene jurisdicción, pero carece de un centro<br />
oficial eclesiástico determinado. Todos los patriarcas o<br />
Jefes de la Iglesia son iguales en jerarquía y, naturalmente,<br />
lo mismo que la Iglesia de la Reforma, no reconoce<br />
ningún pontífice Supremo, ni a Roma como "Madre<br />
de todas las Iglesias".<br />
Ambas Iglesias, lo mismo que la Romana, son universales,<br />
es decir, son católicas (katholicós: universal),<br />
porque las tres tienen esparcidas por toda la tierra multitud<br />
de Iglesias y, además, el carácter y naturaleza de<br />
su doctrina es de dominio universal.<br />
Abrogarse el título de "católico" el <strong>romanismo</strong>,<br />
con exclusión de las otras dos ramas históricas <strong>del</strong> Cristianismo<br />
nos parece lamentable. La verdad debe ser res-