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PAPISMO 93<br />
Fueron cinco, históricamente, las principales Iglesias<br />
de la Cristiandad durante los tres primeros siglos <strong>del</strong><br />
cristianismo: Jerusalem, la verdadera Iglesia "madre",<br />
puesto que fue fundada en primer lugar por los apóstoles;<br />
Antioquía, la segunda Iglesia integrada por la predicación<br />
<strong>del</strong> apóstol Pedro; Constantinopla, por ser la capital<br />
<strong>del</strong> imperio, bajo el mando de Constantino; Roma,<br />
fundada probablemente por el apóstol Pablo y Alejandría,<br />
en quinto lugar, por ser la cuna religiosa de la cultura<br />
teológica-cristiana en el<br />
siglo iii.<br />
Realmente no hubo jamás espíritu<br />
de supremacía entre<br />
estas cinco grandes Iglesias, todas ellas ubicadas en<br />
grandes núcleos de población. El pastor u obispo de la<br />
Iglesia romana jamás se consideró distinto en autoridad<br />
y poder a los demás ministros regentes de las otras<br />
cuatro grandes iglesias. Tampoco recabó para sí título<br />
diferente al de los demás pastores. Nunca apareció ante<br />
los demás como obispo universal, ni apeteció otra cosa<br />
que mantener el espíritu de fraternidad universal y de<br />
igualdad cristiana.<br />
Pero, en el siglo vii, Bonifacio, obispo de Roma, intentó<br />
en el año 605, aplicarse, por vez primera, el título de<br />
"obispo universal". Antes de él, Juan, obispo de Constantinopla,<br />
capital única <strong>del</strong> imperio, quiso ser llamado<br />
así también, encontrándose con la oposición violenta de<br />
Pelagio 2*? y de Gregorio I. El primero de éstos escribió<br />
lo siguiente: "No hagáis caso <strong>del</strong> nombre "universal"<br />
que ilegalmente ha usurpado para sí Juan: Ninguno de<br />
los patriarcas usó jamás nombre tan profano". Y el segundo,<br />
publicó lo siguiente: "Mi con-sacerdote Juan pretende<br />
ser llamado "obispo universal".<br />
"Esto me obliga a exclamar: ¡oh, tiempos; oh, costumbres!<br />
Los ministros pretenden para sí nombres de vanidad<br />
y se glorían con nuevos y profanos vocablos. Nin-