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Errores-fundamentales-del-romanismo

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46 CLAUDIO GUTIÉRREZ MARÍN<br />

nalmente. El <strong>romanismo</strong> conoce muy bien la Palabra de<br />

Dios y, sin embargo, procede como si no tuviera de ella<br />

el menor conocimiento. Ese es el pecado de fariseísmo contra<br />

el que Cristo dice: "Y por cuanto decís vemos vuestro<br />

pecado permanece".<br />

MARÍA "LA MADRE DEL SEÑOR"<br />

No obstante esto debe dársele a María el<br />

significativo<br />

título de "madre". Así se lo dieron los propios discípulos<br />

quienes tuvieron el privilegio de retenerla a su lado después<br />

de la crucifixión de Cristo. Pero al darle ese título<br />

de "madre", lo hicieron siempre viendo con los ojos <strong>del</strong><br />

alma a la humilde y santa "mujer" que habiendo llevado<br />

en su seno, por voluntad divina, al Hijo de Dios, supo<br />

rodearle con la ternura de sus brazos, mecerle en su piadoso<br />

regazo, besar sus mejillas infantiles, acariciar su<br />

cabellera rebelde y dormirle al<br />

son inefable de una dulce<br />

balada de amor.<br />

Al saludarla con el nombre de "Madre <strong>del</strong> Señor",<br />

nosotros también queremos decir que ella fue la "mujer"<br />

abnegada que enseñó a Jesús, como hombre, a caminar<br />

sobre la tierra, a hablar el lenguaje de los humanos, a<br />

frecuentar el trato social infantil con sus compañeros de<br />

escuela, a visitar el templo y a orar en él, a crecer, en<br />

una palabra, como el Evangelio afirma en: "estatura, sabiduría<br />

y gracia" para con Dios y los hombres. Vemos<br />

también en esa María "Madre <strong>del</strong> Señor" su camino de<br />

esperanza y de agonía tras el hijo amado. Sus asombros<br />

Sus alegrías y sus espantosos temores<br />

y sus inquietudes.<br />

al<br />

verle aclamado por las multitudes y apedreado por sus<br />

compatriotas; adorado por las gentes sencillas y sentenciado<br />

a muerte por el odio implacable de los partidos re-

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