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112 CLAUDIO GUTIÉRREZ MARÍN<br />
lentos y domésticos, ni la tarea necesaria de laborar la<br />
tierra para hacerla producir. . . dijo: "haréle una ayuda<br />
idónea para él" y creó a la mujer, de la misma substancia<br />
<strong>del</strong> hombre y semejante a él en todo.<br />
Dios la creó como ayuda y compañera para el hombre,<br />
buscando que entre ambos no existiera ni aún el orgullo<br />
de la primacía, sino más bien la igualdad en todas las<br />
cosas.<br />
Y asi fue como al descorrerse el telón, cuyo fondo descubría<br />
la hermosura pacífica de un paraíso, el hombre y<br />
la mujer, creados el uno para el otro, supieron encontrar<br />
en la belleza de su ternura y en la expresión de su amor,<br />
el<br />
cumplimiento exacto de la ley natural y divina. Y acertaron<br />
a comprender la<br />
eterna y buena voluntad de Dios,<br />
quien les dio forma y vida para que se comprendieran y<br />
ayudaran mutuamente y para que, por la ardiente llama<br />
<strong>del</strong> cariño sincero y puro, pudieran perpetuarse.<br />
"No es bueno que el hombre esté solo", dijo Dios.<br />
No lo será nunca. La soledad puede a veces servir para<br />
escudar el dolor y el desengaño; para hacer soñar y meditar,<br />
pero cuando se prolonga demasiado engendra el<br />
hastío y produce la tristeza, forja el hábito de la rutina<br />
y presenta ante los ojos abiertos un horizonte sin objetivo<br />
ni esperanzas. Pero, cuando el hombre encuentra en<br />
la mujer el complemento necesario para su vida, cuando<br />
acierta a sentir en ella como el eco de sí mismo y de su<br />
soñada felicidad, por fuerza ha de acatar con júbilo la<br />
decisión divina y ha de aplaudir, sin reservas, la gran<br />
sabiduría de la determinación eterna.<br />
Añadamos a esto que, por el cumplimiento de esa<br />
voluntad superior, hombres y mujeres se tornan en creadores<br />
de hogares, en cuyo seno se escucha el palpitar de<br />
la carne hecha flor en las sonrisas y en el gemido infantil<br />
de los hijos y se crea con ellos la familia, primera