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Querido Juan:
FELIZ NAVIDAD, JUAN
¡Hola tío! ¿Qué tal estás? Yo por aquí muy bien, con muchas ganas de que acabe
el trimestre. Perdona que no te haya escrito antes pero es que he estado muy
liado con los exámenes de final de evaluación, pero bueno, qué te voy a contar, tú
estarás en las mismas... ¿Qué tal las notas? Como siempre ¿no? ¡Todo sobresalientes!
Yo también he conseguido aprobar todas, así que este año los Reyes van a ser
estupendos.
Espero que me traigan una guitarra, porque llevo pidiéndola cinco años seguidos
y todavía no me la han comprado. También pido las nuevas botas de Ronaldo, ya
sabes, esas Nike doradas. Claro que a mí no me lo van a traer. Nunca me traen lo
que quiero, sólo me regalan cosas útiles, no como a ti que te hacen los mejores
regalos del mundo, ¡ya quisiera yo tener una camiseta de Brasil firmada por
Ronaldinho..!
Por cierto, podías haberme dicho que te habías mudado a la gran ciudad. Llevo
más de un mes intentando averiguar tu nueva dirección. Houston debe ser impresionante,
con todos sus rascacielos y sus avenidas. ¡No veas cómo te envidio! Me
gustaría tanto estar en tu lugar...
Eso me recuerda que mis padres siguen esperando que os decidáis a aceptar
nuestra invitación y vengáis a pasar unos días a España. Estoy seguro de que os
encantará Asturias. Además, en el centro han abierto un hotel de lujo que tiene
muy buena pinta... Me han dicho que te diga que trates de convencer a tu madre
para venir en verano.
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Por cierto, ¿qué tal está? Me habías dicho que se había puesto peor de su
enfermedad. Menos mal que el médico la visita todas las semanas. Espero que ya
se haya recuperado por completo. Acúerdate de darle recuerdos de mi parte.
Cambiando de tema, ¿te he contado que Sandra se ha marchado de casa? Se
ha ido a vivir a Madrid con su novio, porque él dice que allí es mucho más fácil
encontrar trabajo. Mi hermana, por su parte, está terminando de estudiar la
carrera de Derecho, y dice que después quiere ir a hacer un máster a Estados
Unidos, así que igual se escapa y os hace una visita. Papá no quiere que se vaya de
casa con sólo dieciocho años pero...
En ese momento una lágrima cayó en mitad del
manuscrito, e impidió a Juan continuar la lectura. Su
padre ni siquiera había llegado a conocerlo. Los había
abandonado a los pocos días de nacer él, y su madre
nunca había llegado a reponerse del golpe. Había muerto
hacía un mes.
Miró su camiseta de Brasil, firmada por él mismo, y rota y
desgastada por el uso. ¡Cómo le gustaría poder tener un jersey
con el que abrigarse en las noches frías...!
De pronto, un bocinazo del capataz le devolvió a la realidad y,
escondiendo rápidamente la carta, cogió la aguja y el hilo de color
dorado. Con cuidado empezó a bordar el signo de Nike en el playero.
RAMÓN IGLESIAS RIONDA (2º BACH - C) 2º Premio - Prosa - C