REVISTA 2007.qxd - educastur.princast

REVISTA 2007.qxd - educastur.princast REVISTA 2007.qxd - educastur.princast

educastur.princast.es
from educastur.princast.es More from this publisher
11.11.2014 Views

24 de que no merece la pena seguir andando, la vuelta se acerca y la historia continuará como siempre... ¿Y si no vuelvo a casa? Tal vez sería lo mejor. Pero me parece una reacción egoísta, no puedo dejar a mis hermanos solos, tampoco a mi madre, ella me necesita... igual que yo a ella. Vuelvo a casa, tarde o temprano tendría que hacerlo. Por el camino, rezo para que la casa esté solitaria, pero la suerte no está conmigo, la luz está encendida. Entro en el portal y me seco las lágrimas, no quiero que me vean así. Subo las escaleras y sin decir nada, me dirijo a mi habitación. No pido nada más que soledad, pero al poco tiempo, ya oigo esos pasos característicos. Un fuerte golpe abre la puerta y seguidamente entra ella. La historia se repite. Yo no digo nada, espero a que acabe de gritar y entonces de un fuerte golpe, cierro la puerta y empiezo a gritar cosas que nunca pensé que diría. Ella se da la vuelta, viene a mi habitación y enfurecida me golpea. Yo, por la rabia contenida tanto tiempo, reviento y respondo con algo que nunca me creería capaz de hacer... También la golpeo. Se queda quieta, sin saber ni poder reaccionar. Las lágrimas empiezan a surgir por parte de las dos. Se va. Yo, todavía sin saber qué hacer, me dirijo al baño y sin pensarlo dos veces cojo esa cuchilla que tanto temí durante este tiempo. Un grito ahogado se oyó en la casa. Seguidamente, la impresión de ver aquella cantidad de sangre salir de mis muñecas, fue suficiente. Perdí el conocimiento y me desplomé en el suelo. Mi hermano pequeño entró y gritó desesperadamente, la imagen de su hermana tirada en el suelo, cubierta de sangre, era demasiado para él. Mi madre, llorando, llamó a la ambulancia. Yo aún me mantenía con vida y podía oír sus voces a pesar de todo. La ambulancia no llegó a tiempo al hospital y ahora ya no estoy con ellos. Ésta fue la decisión más cobarde que podía haber tomado. Los he dejado solos y me arrepentiré siempre. Lo siento. No os olvidéis nunca de que os he querido y que os querré siempre. Gracias. CLAUDIA PÉREZ GONZÁLEZ (4º ESO - C) 2º Premio - Cuento - B

Qué piensan los sapos de las ranas …Sentía la humedad en su piel; notaba el agua, estaba fría. Acababa de despertarse, aunque todavía no había abierto los ojos, ya que le gustaba despertarse escuchando lo que le rodeaba sin vislumbrar nada. Aquella cloaca había sido su hábitat desde hacía cinco años. Era bastante grande y estaba rodeada por unas tuberías, lo que la hacía estar apartada del resto del campo. Allí había unos seis charcos. Cada uno de ellos era la casa de un sapo o de una rana. Concretamente, tres eran de sapos y dos de ranas. Él llevaba en aquella cloaca desde que tenía memoria y cada vez le gustaba menos, porque se iba haciendo más grande que su propio charco. Pero no quería abandonarla, porque si lo hacía eso supondría dejar de verla a ella. Hace dos años fue a dar un paseo en busca de agua porque estaban en una época de sequía. Orientándose por el ruido de un río cercano, llegó hasta el centro de un bosque en el que vio a una preciosa rana tumbada en el suelo muriéndose de calor. La rana iba en busca de una charca en la que poder vivir, porque allí ya no aguantaba más, cada vez hacía más calor. Él sin dudarlo la guió hasta su charca, que estaba casi vacía. Desde entonces ella sigue viviendo allí. ' Quería decirle lo que pensaba de ella, pero temía que, si se lo decía, abandonase la cloaca. Era una rana inteligente, guapa, simpática y cazaba las moscas muy rápido. Era una rana perfecta. Tanto, que él no entendía por qué no se había ido ya. Una rana así ya tendría que haber encontrado un sapo cualquiera para irse a vivir con él. Una mañana, mientras él tenía los ojos cerrados y se abstraía en los ruidos de su alrededor, ella fue hacia allí saltando lo más sigilosamente posible (para ser rana) y al llegar depositó sobre el suelo húmedo una montaña de moscas muertas. Se había pasado toda la noche cazando para recompensarle lo que hacía justo dos años había hecho por ella, pero no tenía intención de decírselo. Él no estaba dormido. Aquella parte del día era en la que más afinaba su oído, por lo que sin ver una sola imagen se enteró de todo lo que ocurría. Cuando ella estaba a punto de tumbarse en su charco y dar por finalizado el trabajo, él dio un brinco y se puso en pie. Ella al verlo dio otro brinco y no precisamente para saludar, sino por el susto que le había dado. ¡Qué vergüenza! Él simplemente le dio las gracias y le preguntó algo que llevaba días dándole vueltas en la cabeza. ¿Por qué seguía allí? La rana, muy verde, se detuvo un instante a buscar las palabras adecuadas para contestarle, pero lo único que croó fue la razón por la no se quería ir: por él. Como lo único que les impedía irse a los dos era el temor a separarse, decidieron irse a otra cloaca en la que pudieran vivir mejor y por supuesto juntos. 25 SANDRA GONZÁLEZ RODRIGO (3º ESO- D)

Qué<br />

piensan los sapos<br />

de las ranas<br />

…Sentía la humedad en su piel; notaba el<br />

agua, estaba fría.<br />

Acababa de despertarse, aunque todavía no<br />

había abierto los ojos, ya que le gustaba despertarse escuchando lo que le rodeaba<br />

sin vislumbrar nada.<br />

Aquella cloaca había sido su hábitat desde hacía cinco años. Era bastante grande<br />

y estaba rodeada por unas tuberías, lo que la hacía estar apartada del resto<br />

del campo. Allí había unos seis charcos. Cada uno de ellos era la casa de un sapo<br />

o de una rana. Concretamente, tres eran de sapos y dos de ranas. Él llevaba en<br />

aquella cloaca desde que tenía memoria y cada vez le gustaba menos, porque se<br />

iba haciendo más grande que su propio charco. Pero no quería abandonarla, porque<br />

si lo hacía eso supondría dejar de verla a ella.<br />

Hace dos años fue a dar un paseo en busca de agua porque estaban en una<br />

época de sequía. Orientándose por el ruido de un río cercano, llegó hasta el centro<br />

de un bosque en el que vio a una preciosa rana tumbada en el suelo muriéndose<br />

de calor. La rana iba en busca de una charca en la que poder vivir, porque<br />

allí ya no aguantaba más, cada vez hacía más calor. Él sin dudarlo la guió hasta<br />

su charca, que estaba casi vacía. Desde entonces ella sigue viviendo allí. '<br />

Quería decirle lo que pensaba de ella, pero temía que, si se lo decía, abandonase<br />

la cloaca. Era una rana inteligente, guapa, simpática y cazaba las moscas muy<br />

rápido. Era una rana perfecta. Tanto, que él no entendía por qué no se había ido<br />

ya. Una rana así ya tendría que haber encontrado un sapo cualquiera para irse a<br />

vivir con él.<br />

Una mañana, mientras él tenía los ojos cerrados y se abstraía en los ruidos de<br />

su alrededor, ella fue hacia allí saltando lo más sigilosamente posible (para ser<br />

rana) y al llegar depositó sobre el suelo húmedo una montaña de moscas muertas.<br />

Se había pasado toda la noche cazando para recompensarle lo que hacía<br />

justo dos años había hecho por ella, pero no tenía intención de decírselo.<br />

Él no estaba dormido. Aquella parte del día era en la que más afinaba su oído,<br />

por lo que sin ver una sola imagen se enteró de todo lo que ocurría. Cuando ella<br />

estaba a punto de tumbarse en su charco y dar por finalizado el trabajo, él dio un<br />

brinco y se puso en pie. Ella al verlo dio otro brinco y no precisamente para saludar,<br />

sino por el susto que le había dado. ¡Qué vergüenza! Él simplemente le dio<br />

las gracias y le preguntó algo que llevaba días dándole vueltas en la cabeza. ¿Por<br />

qué seguía allí? La rana, muy verde, se detuvo un instante a buscar las palabras<br />

adecuadas para contestarle, pero lo único que croó fue la razón por la no se quería<br />

ir: por él.<br />

Como lo único que les impedía irse a los dos era el temor a separarse, decidieron<br />

irse a otra cloaca en la que pudieran vivir mejor y por supuesto juntos.<br />

25<br />

SANDRA GONZÁLEZ RODRIGO (3º ESO- D)

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!