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decidiría mi futuro. ¿Sería pasto de los tiburones? ¿Me canjearían
como rehén?
-Por favor, no me haga daño, no diré nada.
-Lo siento, hijo, me has visto a mí y a la tripulación y
no voy a quebrantar mi regla de oro: "ser un fantasma".
-Pero…, no me mate por favor.
-Oh no, por supuesto que no. No me gustaría
mancharme las manos con un asesinato. Aquí tienes
las llaves de tu camarote, dentro tienes todo lo
que un pirata puede necesitar. Antes de irte quiero contarte
una cosa: seguro que has visto esa película tan
antigua en la cual el capitán de un barco hace un trato
con una especie de demonio de mar para que le saque su precioso
barco del fondo. Yo no he hecho tratos con ningún
demonio pero este barco perteneció al mayor pirata de
todos los tiempos: "Barba Negra". El barco, La Venganza de la Reina Ana, se dio por
desaparecido cuando "Barba Negra" abandonó a sus lugartenientes tras encallar cerca
de la costa y… nadie sabe que la nave se salvó.
Había visto la película: al final un pulpo gigante se come al capitán. Vana esperanza.
Desde ese momento decidí el lema para el resto de mi vida: "La vida es un asco,
pero hay que buscar la manera de sonreír" y yo la tenía…
10
Día... Reykjanes
Jasper, nieto de Barba Negra, era el último de su dinastía de piratas y el que remataría
una tarea iniciada ochenta años atrás: evitar alterar el equilibrio natural de las
cosas: duplicar porque sí es tontería y además es peligroso, por mucho poder que se
consiga con ello.
Tras abandonar el Princesa, con los diamantes duplicadores en su poder, Jasper
ordenó rumbo hacia la costa oeste de Islandia. Frente al cabo Reykjanes fondeó La
Venganza de la Reina Ana y allí desembarcaron el capitán y sus hombres de más confianza.
Tras ganar tierra sin ser vistos, alcanzaron una cueva en la parte baja de los
acantilados a la que sólo se podía llegar por mar, a riesgo de que las olas del Atlántico
norte los triturasen contra las rocas.
Con el medallón que había heredado de su abuelo consiguió abrir la trampilla construida
ochenta años atrás, que daba acceso a una sala en la que un géiser de barro hirviente
ocupaba todo el espacio central y en la que, por fin, Jasper pudo concluir la tarea
iniciada por Barba Negra: destruir los diamantes duplicadores tirándolos dentro de
aquella especie de inmensa olla borboteante de barro grisáceo que, por su composición
y temperatura, era la única
forma en que el extraño carbono
multiplicador pasase a formar parte
de la energía general de la tierra sin
posibilidad de recuperar las características
que tantos problemas
había causado.
Fueron piratas y comieron de
todo menos ratas.
RAMÓN VERANO PÉREZ (1º ESO - D)
2 º Premio - Cuento - A