Problemas disciplinarios comunes en los ninos de edad preescolar

Preparado para:
United Independent School District
Laredo, Texas
Problemas disciplinarios comunes en
los niños de edad preescolar
—y cómo resolverlos
Una en la serie Guías para los Padres
elaborada por

Guía para los Padres #
Problemas disciplinarios comunes
en los niños de edad preescolar
—y cómo resolverlos
The Parent Institute
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de reproducción para:
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Tabla de Contenido
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2
Cinco verdades inquebrantables sobre la disciplina eficaz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2
Dilema disciplinario #1: Pataletas en público . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3
Dilema disciplinario #2: Pataletas en la casa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3
Dilema disciplinario #3: Luchas de poder . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3
Dilema disciplinario #4: Las malas palabras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4
Dilema disciplinario #5: Los lloriqueos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4
Dilema disciplinario #6: Golpear . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5
Dilema disciplinario #7: Batallas a la hora de dormir . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5
Dilema disciplinario #8: Perder tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6
Dilema disciplinario #9: Las mentiras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6
Dilema disciplinario #10: Desobediencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7
Tómese el tiempo para demostrar su cariño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7
Castigos apropiados (que no tienen nada que ver con los azotes) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7
A quién recurrir si necesita ayuda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8
Para mayor información . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8
Otras Guías para los Padres por The Parent Institute . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9

Problemas disciplinarios comunes en los niños de edad preescolar 2
Introducción
En algún lugar, por ahí entre el pequeño imposible de domar y el niño de escuela primaria
que ya es más razonable, se encuentra una criatura, como ninguna otra: el niño
en edad preescolar. Este niño—ya no un bebé pero tampoco un niño grande—personifica
la combinación de todo lo estupendo, y no tan estupendo, de las dos
edades.
Ciertamente, y a pesar de que esta edad puede ser realmente
estupenda, la disciplina en esta etapa presenta muchos
problemas. A veces, por ejemplo, uno puede razonar con los
preescolares—excepto, claro está, cuando no se puede. Ellos
ya pueden recordar las reglas de la casa—excepto cuando se
olvidan. Y estos pequeños generalmente pueden distinguir el
bien del mal—excepto, por supuesto, cuando no lo hacen.
Pero una cosa es cierta de los preescolares: como cualquier otro
niño se benefician enormemente cuando se aplica una disciplina sistemática, impartida
con cariño. Y aunque usted no lo crea, existen maneras de lograr que su disciplina sea
cariñosamente sistemática (sin volverse loco en el proceso).
En esta guía usted podrá ver sugerencias para resolver los 10 problemas disciplinarios
más comunes de la edad preescolar. Además, le presentamos ejemplos de algunas
maneras en que los padres de carne y hueso tratan de lidiar con los difíciles—pero
hermosos—años preescolares.
Cinco verdades inquebrantables sobre la disciplina eficaz
1. Disciplinar significa “enseñar”—no significa
“castigar.” Es decir, debe estar motivada por
el cariño que le tiene a su hijo.
2. La coherencia es la clave. Es crítico que usted
sea sistemático cuando disciplina, sin reparar
en la manera específica en que usted aborda
el asunto. En otras palabras, las reglas de
esta mañana se aplican también en la tarde.
3. Tenga paciencia. Ninguna estrategia disciplinaria
funciona siempre—pero eso no significa
que no sirva para nada.
4. Los niños necesitan y quieren que se les
establezcan límites. La disciplina eficaz no
ahoga a los niños—les da una base firme,
confiable para crecer y madurar.
5. Disciplinar no es simplemente corregir lo que
su hijo hace mal—es también celebrar lo que
él hace bien. Mientras más elogia a su hijo y
refuerza las cosas buenas que hace, mayor
será su deseo de actuar correctamente.
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Problemas disciplinarios comunes en los niños de edad preescolar 3
Dilema disciplinario #1:
Pataletas en público
Soluciones inteligentes: Lo único peor
que un niño que estalla en una rabieta en el
supermercado o un restaurante es darse cuenta
que el niño ¡es su propio hijo! Y si bien
usted debe estar preparado
para salir rápidamente
si el comportamiento de
su preescolar está totalmente
fuera de control,
hay algunas maneras de
prevenir que el problema
se manifieste:
• Sea claro antes de salir.
“Vamos a hacer las
compras del supermercado
hoy día, no compraremos
juguetes.”
Además, recuérdele a
su niño las reglas que
se aplicarán: “Quédate
con tu papá, no corras,
habla en un tono suave.”
• Sea inteligente. Si va a hacer varios mandados
o si va a salir mucho tiempo, ármese de
distracciones. Libros, autoadhesivos, galletas
y lápices de colores pueden hacer que
su hijo se entretenga y se comporte bien.
• Elógielo mucho. ¿Su hijo hizo un buen trabajo
al seleccionar un cereal para el desayuno?
¿Fue amable cuando el camarero trajo agua?
Hágale saber lo bien que lo está haciendo.
Dilema disciplinario #3:
Luchas de poder
Soluciones de la vida real:
“Antes de ir a un restaurante,
hable con sus hijos del comportamiento
que se espera de ellos allí:
no gritar ni lloriquear,” sugiere una
madre de tres niños menores de
seis que vive en Massachussets.
“Diviértanse aún más jugando a ver
quién ve primero al niño con los
mejores modales (al N.M.M) en la
habitación. Eso siempre los
distrae.”
Dilema disciplinario #2:
Pataletas en la casa
Soluciones inteligentes: Aún si su hijo
ya ha dejado de lado las pataletas del pasado,
esas en que se tiraba al piso pateando y gritando,
es posible que todavía tenga la capacidad
de montar una escena
espectacular cuando las
cosas no salen como él
quiere. Aquí le ofrecemos
algunas estrategias para
dirigir la atención de su
pequeñín a otra cosa,
antes que él sople y resople
y derrumbe la casa:
• Apacigüe la situación con
buen humor. ¿Su hijo está
pataleando? ¡Pídale que no
haga temblar todo el vecindario!
¿Está haciendo
pucheros? Recuérdele que
sólo tiene un labio de
abajo—si lo saca mucho
podría quedarse trancado.
• Ignórelo o distráigalo. Asumiendo que él no
corre peligro de lastimarse a sí mismo o a
otros, déjelo que despotrique y chille (si eso
la vuelve loca, pídale que lo haga en su
habitación). De lo contrario, trate de dirigir
su atención a otra cosa: “Yo también estoy
enojada porque el rompecabezas es muy
difícil. ¿Por qué no tratas de armar este otro?”
• No ceda. Si sus bramidos y cólera resultan
en que usted diga, “Bueno, está bien.
Puedes ver un programa más en la tele,” su
hijo aprenderá una lección importante
(aunque triste): las pataletas funcionan.
Soluciones inteligentes: ¿Su obstinado pequeñín de cuatro años le recuerda
a un adolescente de 14? Probablemente sea porque está probando de qué manera puede hacer
valer sus derechos (y lo está haciendo más sutilmente que cuando era más pequeño.) Para evitar las
luchas de poder, pruebe estos consejos:
• Evite decir “No” automáticamente. Si usted rechaza todas las solicitudes que su hijo le haga, él no
aprenderá a transigir. En lugar de ello, dele opciones cuando sea posible. “Podemos quedarnos en
el parque cinco minutos más, pero entonces tendremos menos tiempo para jugar cartas esta
noche.” Esto elude la lucha de poder al darles a los dos ustedes algo de poder.
• Limite compartir el poder. Por supuesto que darle opciones a su hijo es importante, pero póngale
un límite. Usted es el padre y tiene la palabra final (aún si él opina lo contrario).
• Verifique que su hijo entienda las reglas. Si usted ha establecido reglas que no se pueden cambiar—nada
de televisión a la hora de la cena, las luces se apagan a las 8:00—es menos probable
que su hijo monte una escena por algo que sabe que no podrá cambiar.
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Dilema disciplinario #4:
Las malas palabras
Soluciones inteligentes: ¿Recuerda la felicidad
que sintió cuando su pequeño dijo “Mamá” por
primera vez? Probablemente se sintió igual de mortificado
cuando, años después, lo escuchó chillando
“¡Mamá, odio este lugar de #$@&!” (que indudablemente
exclamó durante una solemne misa o mientras
esperaba en la cola del banco). Para eliminar el vocabulario
sucio de la boca de su preescolar, pruebe estas estrategias:
• No le dé mucha importancia al asunto. De hecho, no es
nada fácil, pero trate de no sobre reaccionar por las malas palabras de su hijo. Si él ve que
sus palabras tienen tanto poder, decidirá usarlas más frecuentemente.
• Infórmele que decir malas palabras no es aceptable. Decir algo como, “Palabras como esas
nos hacen sentir mal,” le brinda una simple razón para no decir malas palabras, pero sin
enfatizar demasiado el asunto.
• Dé el ejemplo. ¿Acaso su hijo aprendió de usted su palabrota favorita? Si usted no quiere
que él la repita una y otra vez, deberá
limpiar su propio vocabulario. Los preescolares
y los loros tienen muchas cosas en
común.
Dilema disciplinario #5:
Los lloriqueos
Soluciones inteligentes: Para
muchos padres y madres, pocas cosas
son peores que el niño que lloriquea—el
equivalente, para los padres, de “las
uñas contra la pizarra.” Por suerte, y si
Soluciones de la vida real:
“Cuando mi hijo de cuatro años
empieza a lloriquear, le recuerdo
que no puedo entender lo que
quiere decir cuando habla de esa
manera,” dice una madre de dos
niños que vive en Ontario, Canadá.
“Si sigue, le recuerdo que debe
pedirme lo que quiera amablemente.
No cedo y le doy lo que me
pide sólo cuando deja de
lloriquear.”
su hijo es propenso a gimotear, hay cosas que usted puede hacer para eliminar, o por lo
menos disminuir este comportamiento tan frustrante.
• Determine un método simple y directo para responder a este comportamiento en
cuanto se presente y úselo sistemáticamente: “Lo siento, pero estás lloriqueando.
Cuando puedas hablar usando una voz normal, te escucharé.”
• Designe una “habitación para los lloriqueos.” Si su hijo realmente tiene que lloriquear,
déjelo que lo haga en un lugar específico (podría ser la lavandería). Lo más probable
es que empiece a darse cuenta de lo ridículo que es su comportamiento.
• Ofrézcale alternativas. Con frecuencia, los niños recurren a los lloriqueos porque
quieren atención, así que ofrézcale una mejor manera de recibirla. Invéntese una
frasecita pegajosa (“¡Mami, tengo que decirte algo súper importante!”) o un cantito
chistoso que él pueda usar cuando realmente, urgentemente, exija su atención este
mismo instante.
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Dilema disciplinario #6: Golpear
Soluciones inteligentes: La hermana mayor de su
preescolar se está mofando de él … a él le está dando
rabia … su cara se está poniendo roja … de pronto, ¡Flap!
Él la golpea. Poco tiempo después, ella llora, él llora y
usted sólo atina a preguntarse qué hizo mal. Cálmese. A
pesar que golpear nunca es correcto, es normal. Aquí le ofrecemos
maneras de abordar este problema:
• Use una regla simple— “¡Habla, no golpees!”—y repítasela a su hijo frecuentemente.
Si él la escucha siempre, le será muy fácil recordar que la manera de resolver problemas
es conversando y no aporreando a nadie.
• Las consecuencias deberán ser previsibles y rápidas. Cuando él golpee, sáquelo
inmediatamente de la situación, aún si esto significa interrumpir el juego con un
amiguito, un acontecimiento familiar o una salida especial.
• No recurra al castigo físico. A pesar
que pueda sentirse tentada a
“mostrarle cómo se siente lo que hizo,”
darle una bofetada o una zurra a un
niño que ha golpeado a otro a modo
de regañarlo, podría tornarlo aún más
agresivo y hacerlo dudar de su
declaración de que “golpear no está
bien.”
Dilema disciplinario #7:
Batallas a la hora de dormir
Soluciones inteligentes: ¿Cuáles
Soluciones de la vida real:
Otra mamá evita las luchas de
poder y los berrinches facilitando
las transiciones de su preescolar.
Cuando llega la hora de terminar el
juego, por ejemplo, le da un par de
minutos de aviso para que se vaya
preparando. “No solamente ayuda
en la transición,” dice esta ingeniosa
madre, “sino que además le
demuestra que usted respeta su
tiempo, al no pedirle bruscamente
que simplemente deje de hacer lo
que están haciendo.”
son los cinco minutos más importantes en
la vida de los niños? Son esos “cinco minutos más” que llegan cada noche antes de
acostarse. Para algunos chicos en edad preescolar, evitar irse a la cama no es simplemente
un talento, sino que es su misión en la vida. Para disminuir las luchas a la hora
de dormir—y prevenir una mañana soñolienta al día siguiente—pruebe estas ideas:
• Adopte una rutina. Establezca un ritual razonable para la hora de dormir—baño,
cepillarse los dientes, dos cuentos cortos, y se apagan las luces—y hágalo cumplir.
• Hable como si fuera un disco rayado. Si su hijo se queja porque quiere quedarse
despierto hasta más tarde, dígale, “La hora de acostarse es a las 8:30.” ¿Y si insiste
otra vez? “La hora de acostarse es a las 8:30.”
• Pruebe darle un “vale nocturno” de un minuto. Déjelo que lo use una vez—y sólo una
vez—cada noche para tomar un vaso de agua, darle un abrazo y un beso, etc. De esta
manera, le está dando un poquito de control (lo que podría frustrar las luchas de
poder) sin necesariamente desbaratar el horario para acostarse.
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Dilema disciplinario #8:
Perder tiempo
Soluciones inteligentes: Tendría que haber llegado a su oficina hace 20 minutos y su
taza de café ya se está enfriando. ¿Y dónde está su preescolar? Arriba, analizando cuidadosamente
si hoy tiene ganas de ponerse medias verdes o moradas. Antes de explotar, recuerde
estos consejos para apresurar a su pequeño:
• Dependa de los juegos. ¿Quiere que su hijo se vista rápidamente? Juegue “¿Quién puede
alistarse primero?” ¿Quiere llegar al correo antes que cierre? Encienda la radio y vea si todos
se pueden poner los zapatos y abrigos antes que termine la canción.
• Ponga un cronómetro de cocina. Los niños pequeños no tienen un concepto del tiempo, así
que para ellos no significa mucho decir “Tenemos que salir en cinco minutos.” En lugar de
eso, muéstrele lo que son esos “cinco minutos.”
• Mantenga la calma. Si usted le grita a su hijo, él podría retrasarse aún más, o peor, comenzar
a llorar. Sea realista respecto a la rapidez con la que
su hijo se puede alistar y si fuera posible, incluya unos
Soluciones de la vida real:
“Nataniel, mi hijo de tres años y
medio, ha descubierto que no le
interesa ser ‘el niño grande’ sobre
todo ahora que tiene una hermanita
menor,” nos dice una madre de
Missouri. “He empezado a decirle,
‘¿Eso es algo que un niño pequeñito,
que ya tiene tres años y medio
debería hacer/decir/, etc.?’ Parece
que está funcionando muy bien
por ahora.”
cuantos minutos adicionales en su programa de actividades
para permitirle perder algo de tiempo.
Dilema disciplinario #9:
Las mentiras
Soluciones inteligentes: Es normal que
los chicos mientan hasta los cinco o seis años.
Para ellos, es un asunto de auto preservación: “¡Si
digo la verdad, me voy a meter en problemas!” Si
bien es cierto que mentir es normal, esto no significa
que sea lo correcto. Aquí le ofrecemos maneras de abordar el problema de la falta de
honestidad:
• No exija que su hijo confiese para tratar de “pescarlo”
en una mentira. Si hay un charco de leche en el piso y
él tiene en la mano una botella de leche casi vacía, no
le pregunte, “¿Lo hiciste tú?” Es evidente que él lo hizo y
preguntárselo sólo lo tienta a inventarse una mentira.
• Déjelo pasar de lado si no hay prueba de ninguna infracción.
Por ejemplo, si está convencido que su hijo jugó con un
videojuego que usted había prohibido pero no lo puede
probar, déjelo pasar. Se estará ahorrando un dolor de
cabeza.
• Dígale que mentir no es correcto. “Me enojo mucho cuando
mientes y espero que la próxima vez seas honesto.” Considere,
además, aumentarle su castigo si él miente sobre lo que hizo. “Te he
castigado por más tiempo porque mentir siempre empeora todo.”
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Dilema disciplinario #10: Desobediencia
Soluciones inteligentes: ¿Quiere saber un secreto? Disciplinar a los niños es difícil. A pesar
de todas sus mejores intenciones, sus vistosos gráficos de comportamiento y sus elogios para desarrollar
el amor propio, sus hijos van a desobedecerle a veces (qué fastidio, ¿no?). Pero en
lugar de sacar una banderita blanca y admitir derrota, aguante hasta el final con estos
consejos para lidiar con los simples actos de desobediencia:
• No dé sermones. En lugar de lanzarse a dar una explicación larguísima de la razón
por la cual el comportamiento de su hijo no es apropiado, sea breve y vaya al
grano: “Lo que estás haciendo está mal y debes parar inmediatamente.”
• Elija sus batallas. No vale la pena luchar por cada infracción. Si la desobediencia
de su hijo es más bien odiosa y no maliciosa, trate de ignorarla. La sordera selectiva
le ayudará a conservar su cordura y a eliminar el mal comportamiento.
• Dígale claramente a su hijo lo que está haciendo mal—“No está bien hacer rebotar
la pelota en la cocina”—y luego aplique las consecuencias apropiadas (como por
ejemplo, quitarle la pelota por un día).
Tómese el tiempo para
demostrar su cariño
Ahora que su preescolar se viste, come e incluso
hasta se baña solito, lo más probable es que haya
disminuido el contacto físico que tiene con él. Pero
demostrarle su cariño abrazándolo, alzándolo o
acurrucándose juntos es todavía muy importante.
Aquí le ofrecemos ideas para incorporar estos
momentos especiales en su rutina diaria:
• Siéntense juntos. Ya sea que estén comiendo,
mirando tele o pasando el rato con un juego de
mesa, siéntese al lado de su hijo y no frente a él.
• Haga contacto. ¿Están leyendo juntos? Tómele la
mano. Cuando camine a su lado, dele un
golpecito cariñoso en la cabeza.
• Hable menos. En lugar de decirle siempre, “Buen
trabajo,” trate de darle un abrazo apretado. Las
palabras no son la única manera de elogiar y
reforzar el buen comportamiento.
Consecuencias apropiadas
(que no tienen nada que ver
con los azotes)
Un estudio realizado por el Centro Nacional
para los Niños que Viven en la Pobreza que
depende de la Universidad de Columbia,
concluyó que los niños que reciben castigos
físicos son más susceptibles de tornarse
agresivos y comportarse mal otra vez. Para
evitar los problemas que se asocian con las
azotaínas—¡evite darlas! En lugar de ello, y
cuando su hijo se porte mal, tome algunas
de las medidas a continuación:
• Ponga a su hijo “en castigo” o en “tiempo
muerto”: simplemente sáquelo del lugar
donde se encuentra (un minuto por cada
año que tenga su hijo).
• Quítele algunos privilegios (por ejemplo,
nada de televisión, juegos de computadora,
etc.)
• Sáquelo de alguna actividad divertida
(una tarde de juego con sus amigos, por
ejemplo).
• Silencio. Si se usa con moderación, un poquito de “tratamiento silencioso”
puede ser extremadamente eficaz.
• La mirada. Láncele esa mirada que significa que está hablando en
serio—y que el comportamiento de su hijo es totalmente inaceptable.
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A quién recurrir si necesita ayuda
A pesar de todas sus buenas intenciones e iniciativas, ¿su hijo continúa portándose mal? Si la
respuesta es sí, considere obtener ayuda de alguien. Podría comenzar por aquí:
• Otros padres. Nunca subestime los
conocimientos y la percepción de los problemas
que otros padres y madres pueden
aportar.
• La maestra del preescolar de su hijo.
• Su pediatra o el médico de su familia.
• La biblioteca pública (que le podría proporcionar
información sobre clases
para padres u otros recursos en su
comunidad).
• El departamento de salud pública del condado
donde vive.
Para mayor información
“10 Alternatives to Spanking”
ParentSoup
www.parentsoup.com/print/0,,554700.html
“Corporal Punishment by Parents and
Associated Child Behaviors and Experiences: A
Meta-Analytic and Theoretical Review”
por Elizabeth Thompson Gershoff
Psychological Bulletin 2002, vol. 128 no. 4
American Psychological Association, Inc.
1-800-374-2727
www.apa.org
Discipline the Brazelton Way
por T. Berry Brazelton, M.D., y Joshua D.
Sparrow, M.D.
Da Capo Press
1-800-255-1514
www.dacapopress.com/
Go to Your Room!
por Shari Steelsmith
Parenting Press
1-800-992-6657
www.parentingpress.com
“Misbehavior in Public Places: Rules and
Discipline,”
University of Michigan Health System
www.med.umich.edu/1libr/pa/pa_publicmb_hhg.
htm
The Parent Institute
1-800-756-5525
www.parent-institute.com
“Time-In”
University of Michigan Health System
www.med.umich.edu/1libr/pa/pa_timein_hhg.htm
“Whine, Whine Go Away”
ParentSoup
www.parentsoup.com/print/0,,188012,00.html
“Who’s the Boss?”
por Deborah Geiges Berry
Parenting
April 2004
The Parenting Group
1-800-234-0847
www.parenting.com
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