Catálogo de la exposición BID12 - Dimad

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Diseño post
industrial
Mucho se ha escrito últimamente
sobre la llamada Tercera revolución
económica. Esta idea implica un cambio
de paradigma económico, un sistema
impulsado por un aumento de la
producción de redes descentralizadas y
basadas en tecnologías de prototipado
rápido que son cada vez más accesibles
y versátiles. No es necesario decir que
un desarrollo de tal calibre cambiaría
considerablemente el enfoque de
nuestro actual marco económico.
Incluso podría servir como posible
solución para cuestiones mucho más
urgentes o prioritarias.
Un retorno a la descentralización
en la demanda de productos, y en
consecuencia, de la producción local,
podrían proporcionar un anhelado respiro
para esta crisis económica en la que
estamos inmersos: consorcios locales
y regionales continúan prosperando en
muchas partes del mundo a pesar de
estos tiempos inciertos.
Sirva de ejemplo el crecimiento
extendido y exitoso de las Cooperativas
Argentinas que llenaron parte del
vacío económico después de la crisis
financiera del país a finales del pasado
siglo. Muchos de estos proyectos
marchan realmente bien y acaparan
numerosos titulares e incluso han
llegado a las rondas finales de BID12.
El éxito de las cadenas locales de
explotación y producción se debe a una
serie de factores: son estructuras más
bien pequeñas y muy ordenadas, con
una autosuficiencia parcial (y por lo tanto
relativa autonomía de los operadores
globales), formadas algunas por grupos
asociados, predominantemente locales.
Unidos por el interés mutuo, tanto
los socios cooperativos, como los
participantes, tienden a invertir en un
proyecto conjunto y en su prosperidad
a largo plazo, en lugar de especular con
fines de lucro rápidos. Es por ello que
las redes de producción descentralizada
podrían proporcionar un nuevo e
interesante cambio de perspectiva en
los años venideros.
Colateralmente, la profesión del diseño
también se vería inmersa en un estado
de agitación y conmoción. Sería ingenuo
pensar que el público general, armado
con una máquina de prototipado rápido,
de 1.000 dólares cada uno, sustituiría por
completo a los profesionales del diseño.
Se ha demostrado que los modelos
responsables e inclusivos aplicados en
estructuras cooperativas desarrollan
dinámicas con un impulso propio. Una
vez que los diseñadores se involucren
en estas estructuras, su posición podrá
cambiar repentinamente de ser “un
especialista con una determinada y
única tarea” a ser un facilitador en un
proceso de grupo. Co-creación, Design
Thinking o una de las muchas frases que
están en boca de todos, requieren de
procesos conjuntos, requieren dejar de
lado el ego personal en favor del trabajo
en grupo e inclusivo.
Por tanto, ya es hora de discutir el papel
de la co-creación, del intercambio y la
apertura en el diseño, es hora cuestionar
la regla incondicional de los derechos de