Realidad, razón, libertad: las raíces del sentido religioso - Pontificia ...
Realidad, razón, libertad: las raíces del sentido religioso - Pontificia ...
Realidad, razón, libertad: las raíces del sentido religioso - Pontificia ...
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
permite a la <strong>razón</strong> ser verdaderamente <strong>razón</strong>. ¿Quién ha dicho que para<br />
ser cristiano hace falta prescindir de la <strong>razón</strong>? Es lo único que hace falta<br />
tener. ¿Por qué? Porque cuanto más excepcional es una presencia,<br />
cuanto más bella es, cuanto más me atrae, más provoca en mí todo el<br />
dinamismo. Pero, ¿quién es éste? Delante de Jesús era tal la presencia<br />
excepcional de su persona que decían: “Pero, ¿quién es éste que hasta<br />
el mar y <strong>las</strong> o<strong>las</strong> le obedecen? Nunca hemos visto una cosa igual”. Esto<br />
no es precisamente dejar la <strong>razón</strong> a un lado. De hecho, desafía más la<br />
<strong>razón</strong> que ninguna otra cosa. Los discípulos creyeron no porque fueran<br />
tontos sino porque ninguna otra cosa les había desafiado tan<br />
plenamente. Por eso, pensar que nosotros somos cristianos porque no<br />
somos racionales es la estupidez más grande que se pueda oír.<br />
Justamente porque hemos visto lo que hemos visto, justamente porque<br />
los discípulos han podido ver lo que han visto, pensaron que la única<br />
cosa verdaderamente racional, la única cosa verdaderamente libre, la<br />
única cosa que correspondía verdaderamente a toda la exigencia era<br />
seguir aquel hombre.<br />
Tanto es así que cuando todos se habían ido, después de haber hablado<br />
<strong>del</strong> pan de vida a los discípulos que se habían quedado ahí, Jesús no les<br />
ahorra la pregunta, les desafía hasta el final: “¿También vosotros queréis<br />
iros?”. No se lo ahorra, como a cada uno de nosotros. “¿También<br />
vosotros queréis iros?”. Y cada uno de nosotros puede pensar dentro de<br />
sí qué razones tiene para quedarse, para ser cristiano hoy. ¿Qué es lo<br />
que hace Jesús? A los discípulos que están con Él no les dice: “Bueno,<br />
no me dejéis solo, por favor, no os vayáis también vosotros”. No les pide<br />
por caridad que se queden para no dejarle solo. No le importa nada<br />
quedarse solo. Desafía su <strong>razón</strong> y su <strong>libertad</strong> como nunca: “¿También<br />
vosotros queréis iros?”. Y les fuerza a sacar de sus entrañas toda la<br />
experiencia que han vivido con Él para decir; “Pero, ¿dónde vamos a ir<br />
después de lo que hemos visto estando contigo?”. ¿Se quedaron porque<br />
no usaron la <strong>razón</strong> o se quedaron porque la usaron?<br />
Cuando alguien dice que ser cristiano no es razonable es que no se sabe<br />
de qué tipo de fe estamos hablando. Se aplica la fe cristiana a algo que<br />
no tiene nada que ver con la fe. Porque la fe cristiana parte de una<br />
presencia histórica: Dios se ha hecho carne. Y nosotros lo sabemos<br />
porque nos hemos encontrado con algo que es imposible, absolutamente<br />
imposible de realizar para al hombre. Y por eso nosotros pensamos que<br />
para uno que quiere ser verdaderamente feliz la cosa más razonable es<br />
seguir aquello que verdaderamente le hace feliz y le abre toda la <strong>razón</strong> y<br />
toda su <strong>libertad</strong>. Sin embargo, si no hacemos experiencia de la