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JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES

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Conflictos de valores y de intereses. Dos límites de la ética del discurso<br />

Para la comprensión de los actos de habla de los interlocutores en el discurso,<br />

como para la hermenéutica de los textos, de las prácticas o instituciones<br />

de una cultura diferente, hay que partir de la presuposición, o de la<br />

confianza hermenéutica previa en estas expresiones conllevan pretensiones<br />

de validez susceptibles de ser justificadas mediante razones que pueden ser<br />

examinadas, discutidas mediante argumentos y sometidas a la crítica. Esto<br />

es simplemente presuponer la racionalidad de los interlocutores y actores<br />

sociales. Y en la medida en que las ciencias sociales, por ejemplo, no trabajan<br />

con estas presuposiciones, consideran entonces a la realidad social y a<br />

los propios sujetos humanos como meros objetos (a la manera los objetos<br />

de las ciencias naturales) sobre los cuales, (sobre el sentido o sinsentido, la<br />

racionalidad o irracionalidad de sus dichos y de sus actos) podríamos discutir<br />

entre nosotros, los investigadores u observadores externos, pero no ya con<br />

ellos mismos, con los sujetos que son objetos de nuestro discurso.<br />

Comprender en general el significado de las formas simbólicas es comprender<br />

las razones que justifican sus pretensiones de validez. Ahora bien,<br />

escribe Habermas: “las razones, o fundamentos (Gründe) están hechas de<br />

un metal tan especial que no se pueden en absoluto describir [y entender<br />

como los fenómenos de la naturaleza], sino que su interpretación conlleva<br />

una reacción de aceptación o de rechazo... es decir, el entendimiento de las<br />

razones exige eo ipso una valoración... Las razones solamente se pueden<br />

comprender en la medida en que se entiende porqué son acertadas, o no<br />

son acertadas... [y si no es posible aclarar esto, entonces simplemente no<br />

se entiende, el trabajo hermenéutico ha fracasado, y es necesario suspender<br />

el juicio]... Por eso no se pueden comprender las razones de los otros<br />

sin tomar posición frente a ellas” 10 .<br />

Esta concepción de la hermenéutica racional de Habermas tiene una indudable<br />

significación epistemológica para la teoría crítica de las ciencias<br />

sociales, pero su inmediata trasposición a toda interacción comunicativa<br />

me parece por lo menos muy problemática. Si para poder entendernos e<br />

interactuar con los otros en las modernas sociedades pluralistas comenzamos<br />

por pedirles las razones de su manera de pensar y de vivir y tenemos<br />

que discutir y enjuiciar sus pretensiones de validez, estaríamos bloqueando<br />

el entendimiento y generando desde el comienzo una situación potencialmente<br />

conflictiva. Es por esto, según entiendo, que R. Rorty ha escrito que<br />

“Habermas es un liberal que no se decide a ser ironista”, es decir, que no<br />

asume la validez relativa de las propias convicciones, o de todas las convicciones,<br />

en cuanto ligadas a las contingencias del lenguaje, y sostiene<br />

10<br />

Habermas, J., TAC, I, 168. Para una exposición más amplia de esta doctrina, cfr. De Zan, J.,<br />

“Teoría crítica, hermenéutica y racionalidad comunicativa”. En: Ciencia, Docencia y Tecnología,<br />

UNER, nº 25, Año 12, 2002, pp. 57-92.<br />

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