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JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES

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Conflictos de valores y de intereses. Dos límites de la ética del discurso<br />

respetar la autonomía de los otros en la sociedad civil. Este pasaje no se<br />

puede explicar ni se realiza sin la experiencia de la lucha (E § 433). El egocentrismo<br />

natural del individuo primitivo, que siempre renace otra vez en la<br />

vida civil, quiere ser reconocido, pero sin reconocer al otro, (no ha aprendido<br />

todavía que el reconocimiento es recíproco, o no es); pero como cada<br />

uno quiere lo mismo, este es en el estado de naturaleza el origen de una<br />

lucha que no puede cesar sino “con el absoluto sometimiento, o la muerte”,<br />

como escribe Hegel. La lucha por el reconocimiento significa la crisis radical<br />

de la conciencia natural que tiene que morir y aceptar el hundimiento de<br />

su propio mundo. Porque lo que produce el reconocimiento del otro como<br />

autoconciencia independiente y como centro de su propio mundo, es un<br />

descentramiento radical del sujeto y de la concepción del mundo propia de<br />

la conciencia natural, y este descentramiento es el que abre el espacio para<br />

la moralidad y para toda intersubjetividad humana 6 .<br />

La figura de la lucha a muerte de las autoconciencias originarias es la expresión<br />

fuerte de su contradicción irreconciliable. Estas autoconciencias tienen<br />

que morir en la lucha para que nazca la intersubjetividad plural y universal.<br />

La figura de la lucha inevitable no es un mito antropogónico, sino que ha de<br />

interpretarse como una lucha real, que se reitera de algún modo en el proceso<br />

de la Bildung de toda autoconciencia individual, como lo han explicado<br />

Piaget y Kohlberg en sus estudios de psicología genética de la conciencia<br />

moral 7 ; y esta lucha se replantea también en el ámbito de la sociedad civil,<br />

aunque no ya como lucha a muerte, como lo aclara Hegel, porque la transformación<br />

sustancial del hombre como resultado de esta misma historia, y<br />

la institución del reconocimiento recíproco, que es el estado de derecho, le<br />

imponen normalmente sus límites a las nuevas luchas por el reconocimiento<br />

en la vida social y política.<br />

Pero la continuidad y la estabilidad del Annerkantsein: estado de reconocimiento<br />

recíproco, o estado de derecho, presupone de alguna manera la reiteración<br />

del camino de la experiencia de la lucha por el reconocimiento en la<br />

Bildung de cada uno de los individuos. El resultado de aquella lucha es algo<br />

ya adquirido en principio para el todo, pero este resultado tiene que ser incorporado<br />

en la formación de cada individuo por la mediación de su propia<br />

experiencia del descentramiento de la conciencia natural egocéntrica en las<br />

relaciones con los otros. Pero además, como ha escrito Axel Honneth: “La<br />

6<br />

“Es ist ein Selbsbewußtsein für ein Selbsbewußtsein. Erst hierdurch ist es in der Tat; denn erst<br />

hierin wird für es die Einheit seiner selbst in seinem Anderssein... Das Selbsbewußtsein ist an<br />

und für sich, indem und dadurch, daß es für ein Anderes an und für sich ist; d.h. es ist nur als<br />

ein Anerkanntes... Hiermit ist schon der Begriff des Geistes für uns vorhanden” (Ph.G. 127).<br />

7<br />

J. Piaget: El criterio moral en el niño, Barcelona, Martínez Roca, 1984; también los trabajos de<br />

Lawrence Kohlberg. Cfr. Kohlberg y otros, La educación moral, Barcelona 1997.<br />

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