JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES

La agresividad, el narcisismo y sus efectos en la conflictividad humana
Pero sin ir tan lejos -o tal vez debería decir tan cerca-, la ley no deja de exhibir
en su límite la emergencia de lo fuera de la ley en tanto presentificación
de lo monstruoso.
El monstruo de los temores infantiles, el monstruo del goce buscado en las
películas de terror, hace presente el lado oscuro que evoca un más allá de la
ley misma. Allí es fácil acudir a atribuir intenciones al Otro, a los otros.
Ese borde convoca a lo siniestro, lo unhemlich, lo familiar-extraño, lo monstruoso,
las tinieblas, el agujero y la atribución al otro de esos designios. Los
protocolos de los sabios del Sión y los crímenes rituales adjudicados a los
judíos son una de las formas de ficcionalizar eso monstruoso.
Así dominan en la cultura diversas formas sacrificiales de ofrendamiento a
los dioses oscuros; en que verter sangre adviene el testimonio contundente
que da convicción de existencia instituyente a la deidad que, se supone,
eso reclama. Así el deseo en estado puro, nos dice Lacan, puede llevar a lo
peor del sacrificio del otro, del que el nazismo fue y es paradigma.
Volvemos, entonces, a la cita tomada como orientadora de este desarrollo:
“el psicoanálisis reconoce ese nudo de servidumbre imaginaria que el amor
debe siempre volver a deshacer o cortar de tajo”. Se tratará entonces de
dilucidar cuáles son las vías de esa potencia eficaz atribuible a las formas
del amor como corte espectado de la servidumbre imaginaria.
Si se hace necesario a nuestra cultura judeo-cristiana el precepto: “Amarás a tu
prójimo como a ti mismo”; si hay que decirlo, es porque no va de suyo. Se sabe
que la disputa del objeto imaginario con el otro puede conducir aún al crimen.
Baste observar a dos dulces niñitos disputando un único caramelo, el que tiene
el otro, e impedidos en ese fervor de ver la bolsa llena a repartir, como para
anticipar lo que puede acontecer con un pequeño territorio y su dominio.
“Amarás a tu prójimo como ti mismo”. ¿Qué implica el “ti mismo”? ¿Qué
dice la palabra “prójimo”? El ti mismo en tanto ese yo enajenado, engañoso,
sometido a múltiples vasallajes, afectado por el viraje paranoico, no parece
ser esa la intención de la referencia del precepto. El “ti mismo” parece mejor
intentar albergar un cierto desprendimiento del narcisismo.
De igual manera con el prójimo. Si prójimo equivale a semejante, es el riesgo
de su anulación misma. No hay mejor manera de anular al prójimo que
hacerlo semejante, dicen que dijo Emmanuel Levinas.
Tanto el “ti mismo” como el “prójimo” requieren de una particular torsión, de
una particular especificación, para no deparar en lo paranoico, sus formas
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