JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES

La agresividad, el narcisismo y sus efectos en la conflictividad humana
No es fortuito que el kleinismo postulase un primer estadio como esquizoparanoide.
Opera un surcamiento a ser ligado por una eventual segunda operación, si
hubiere lugar a ese destino. Diversidades psicóticas exhiben la dificultad de
esa ligadura.
Segunda operación, ahora soldadura fantasmática que construirá un andamiaje
ficcional en que el amor-odio, inscribe sus secuelas. Andamiaje,
montaje escénico en que se sutura y vela el agujereamiento castrativo, no
sin arrastrar en esas mismas ficciones las marcas de la pérdida y su duelo
como constitutivas, estructurantes. Podríamos afirmar que no hay posición
fantasmática que no ponga en juego una versión sacrificial.
Ese segundo movimiento lógico, no necesariamente captable por lo temporal
como duración, es soldadura fantasmática que separa, ligando por
la versión del fantasma que arrastra las marcas del agujereamiento, de la
amenaza de castración, del anudamiento de un triple agujero del que el
hablante se sostiene.
Trinitario nudo que soporta la dimensión productiva y tortuosa de la tramitación
de la pérdida en el orden del amor, del saber, y fundamentalmente del
goce. Nudo que hace soporte de la incorporación del vacío incorporal.
La presencia-ausencia del otro deviene potencialidad de clivaje entre amor
y odio.
Fundación traumática que depara marcas culpógenas, producto de la tramitación
inexcusable del imperio de la ley, la prohibición del incesto y el
parricidio.
De allí se configura la posición sacrificial del sujeto en su fantasma: la mitologización
freudiana de Tótem y Tabú, hace presente el asesinato del protopadre
en tanto monopolizador del goce, y la asunción de la culpa retrospectiva por
el acto criminal que encuentra en la ingesta de la comida totémica una forma
figurada de la incorporación. La ley marcando, incrustándose en los cuerpos.
El narcisismo como soldadura imaginaria, como sutura del agujero, que implica
la emergencia de un nuevo acto psíquico, arrastrará los virajes entre el
amor, el odio y la agresividad como correlato de esa intensidad imaginaria.
La servidumbre imaginaria es el modo de identificación narcisista, estructural
a la formación del yo. Relación erótica a una imagen enajenante: el “yo”;
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