JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES

Conflictividad y tragedia
sea, participen. Dicha participación es activa, ya que consiste en el obrar de
todos y cada uno. Un tal obrar es constituyente de la autoconciencia, que
realiza efectivamente y vivifica a la sustancia ética 23 .
Este mundo germinal de la libertad es impulsado por el movimiento tanto de
la conciencia como por la presión del concepto hacia su propio desarrollo.
Le toca sacar a luz sus diferencias que determinarán y configurarán dicho
mundo ético. Ya no serán las figuras de la conciencia subjetiva, sino de la
conciencia comunitaria o social y serán figuras de un mundo, es decir, instituciones
objetivas. Pero los límites de la propuesta griega están en la manera
sentimental o estética, también relativamente natural, de experimentar la
eticidad, sin poder llevar a cabo el perfecto retorno hacia sí en la reflexión.
Se ve impulsada a la constitución de la individualidad y lo logra trágicamente,
es decir, en el extremo del héroe, quien en el pináculo de su trayectoria
autoconfigurante se hunde en el abismo de la negatividad del destino.
En el desarrollo de la Fenomenología, es necesario atender primero a la
articulación lógica del espíritu verdadero o la eticidad. Se trata de un nuevo
nivel de conciencia y por eso su acción escinde entre la verdad objetiva de
la sustancia y la certeza de la subjetividad. Las reconciliará en el “medio
infinito de la autoconciencia”, la cual eleva la realidad efectiva singularizada
a la esencia universal y, a su vez, lleva a esta esencia universal a su realización
efectiva.
A su vez, el desdoblamiento prosigue en la escisión de la sustancia ética
en dos masas o poderes: la ley humana y la ley divina. La autoconciencia
coefectúa este desdoblamiento adscribiéndose por esencia a una de estas
leyes, y ella misma se escinde entre lo que sabe y lo que no sabe, pero es.
Surge así como un saber engañoso, un saber a medias. En virtud de su
obrar, pasa la autoconciencia de la contraposición de tales desdoblamientos
a su contradicción y la mutua destrucción de lo así diferenciado. Y en
ello encuentra su propio declinar y el de la eticidad 24 .
Hegel dedica al relevamiento de la eticidad griega los dos primeros apartados:
a. El mundo ético, la ley humana y la ley divina, el varón y la mujer, y b. La
acción ética, el saber humano y el divino, la culpa y el destino. Como puede
verse, el movimiento va de lo más exterior y objetivo a lo más interior y subjetivo.
Se podría decir que se trata de una verdad en busca de su certeza.
23
Cf. Hegel, G. W. F., Fenomenología del espíritu, trad. W. Roces y R. Guerra, Buenos Aires,
F.C.E., 1992 (1ª reimpr.), 259 s.; Phänomenologie des Geistes, J. Hoffmeister (Hg.), Hamburg,
Meiner, 1952, p. 314.
24
Cf. Ph., pp. 317 s.; F., pp. 261 s.
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