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JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES

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María Gabriela Rebok<br />

Así, en El espíritu del cristianismo y su destino, el Jesús hegeliano aparece<br />

como “alma bella”, expresión que aún no tiene la connotación crítica que le<br />

confiere la Fenomenología del espíritu. Se trata más bien de una superación<br />

en el amor y la belleza (ambos motivos hölderlinianos) de los conflictos que<br />

suscita tanto la ley exterior del judaísmo como la ley interior (autonomía)<br />

kantiana.<br />

A despecho de los desgarros de la época y del hombre en ella, Hölderlin y<br />

Hegel se empeñaron en pensar una totalidad bella.<br />

“En ambos, la unificación se expresa como ser, se concibe como una concordancia<br />

de subjetividad y objetividad en que cada una completa o perfecciona<br />

la otra; y se plantea, no como una tarea de la razón pura, sino como<br />

una realización del amor” 20 .<br />

Ahora bien, la dimensión de la unificación es, para Hölderlin, la poesía,<br />

mientras que para el Hegel del Espíritu del cristianismo lo es la religión.<br />

Mientras Hölderlin mantiene las disonancias y tensiones trágicas integrándolas<br />

en un nivel superior en el que se interpenetran y alternan armónicamente,<br />

en Hegel la unión significa identificación, “cada término ha sido suprimido<br />

como particular y ha pasado a concebirse como la relación entera, como una<br />

síntesis de él y su opuesto” 21 .<br />

Como Hölderlin, Hegel también adhiere a la idea de Antígona sofóclea como<br />

paradigma. Las razones de Hegel se basan en que esta tragedia exhibe un<br />

conflicto fundamental de la eticidad, mientras que Edipo Rey presenta un<br />

conflicto secundario limitado a lo consciente enfrentado con lo inconsciente<br />

en el individuo 22 .<br />

Ahora bien, la eticidad es espíritu inmediato, verdadero, primera figura del<br />

espíritu objetivo, de un nosotros histórico, socio-político encarnado en leyes,<br />

costumbres e instituciones. Es espíritu, o sea, una sustancia devenida<br />

sujeto. Los dos polos del espíritu, lo sustancial y la autoconciencia, lo en sí<br />

y lo para sí, se confirman mutuamente y se interpenetran. La sustancia es<br />

fundamento, pero también fin, es la esencia universal y firme. Es, asimismo,<br />

la esencia bondadosa que se sacrifica para que todos tomen su parte, o<br />

20<br />

Marrades, Julián, El trabajo del espíritu. Hegel y la modernidad, Madrid, Machado Libros,<br />

2001, p. 45.<br />

21<br />

Ib., p. 48.<br />

22<br />

Hegel, Georg W. F., Lecciones sobre la estética, trad. A. Brotóns Muñoz, Madrid, Akal, 1989,<br />

p. 868. Vorlesungen über die Ästhetik, E. Moldenhauer u. K. M. Michel (Hg.), Frankfurt am Main,<br />

Suhrkamp, 1986, III, pp. 544 s.<br />

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