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JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES

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La cuestión del morir y la posibilidad de actitudes heroicas<br />

gatividades, como la disonancia, la vulgaridad, la perversión, el sufrimiento<br />

inexplicable, quedan sin valor conceptual dentro de un proceso que se consideró<br />

hasta cierto momento de la historia como necesario y por lo tanto<br />

incuestionable 7 .<br />

La existencia comporta una verdadera negatividad que no debe ser violentada<br />

por una supuesta transparencia del entendimiento, ni domesticada<br />

frente a falsas conciliaciones: “La compasión pertenece a ese tipo de acciones<br />

que como la espera, la queja, el lamento, la admiración o la adoración,<br />

se parecen más a la pasividad que a la actividad, que son algo así como lo<br />

que nos cabe hacer cuando no podemos hacer nada. Por este motivo es un<br />

recordatorio permanente de nuestra finitud, de la contingencia de cuanto<br />

emprendemos, de la inevitabilidad de contar con eventualidades que no<br />

dependen de nosotros, de que el ámbito de nuestro querer no es el mismo<br />

que el de nuestro poder” 8 .<br />

1.3. “La compasión prohibida”: con este título el autor se refiere justamente<br />

a esas épocas históricas, aún cercanas a nosotros, cuando la confianza en<br />

el poder del hombre volvían a la compasión como una tarea de aceptación<br />

indebida o, más aún, la veían como una traición al progreso de la humanidad.<br />

Ciertamente períodos como el de la Ilustración levantaban la bandera<br />

del triunfalismo frente a cualquier negatividad, y si bien el siglo XIX llamó la<br />

atención sobre finitudes olvidadas y fracasos negados, aún ese optimismo<br />

sigue “acompañándonos como un ruido de fondo”.<br />

Brecht y su dramaturgia, como también Adorno y Horkheimer, son autores que,<br />

de un modo u otro, niegan ese resto de contingencialidad humana imposible<br />

de conceptualizar y solo posible de acompañar compartiendo el misterio de lo<br />

incomprensible: situaciones de impotencia y de oscuridad, de temor insuperable,<br />

de disculpa del mal ajeno. Son momentos en que el destino aparece en<br />

toda su fatalidad con un nuevo rostro; o bien se apuesta a una nueva visión de<br />

la historia desde donde queden justificados todos los esfuerzos humanos.<br />

El sufrimiento, frente a la historia que no admite una contabilidad de costos,<br />

siempre se presenta como algo primario, incomprensible, inmanejable, y<br />

nadie dispone de un contexto general en el cual el particular se integre.<br />

7<br />

Romano Guardini también se refiere a este optimismo cultural que está en la base de la<br />

modernidad y que dejó de lado toda atención a la persona concreta; solo los acontecimientos<br />

desbastadores del siglo XX pusieron en cuestión estas categorías. Cf. Guardini, Romano: El<br />

ocaso de la Edad Moderna, Madrid. Guadarrama, traducido del alemán por José Gabriel Mariscal,<br />

1963,<br />

8<br />

Innerarity, Daniel: ob. cit., pág. 194.<br />

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