JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES

JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES JORNADAS NACIONALES DE ÉTICA 2009 - UCES

dspace.uces.edu.ar
from dspace.uces.edu.ar More from this publisher
08.11.2014 Views

Conflicto vs. deliberación consensual modernas. Los juicios morales no pueden “cerrar los ojos a la contingencia y multiplicidad de las concretas circunstancias vitales en las cuales la orientación del actuar se torna problemática en cada caso” 30 ni abstraer de los contenidos morales que se presentan en el mundo de la vida y en las diversas formas históricas de interacción. El formalismo y la universalidad que defiende la ética del discurso pueden adoptar formas de vida “históricamente diversas” y, a la vez, impedir que la teoría moral se convierta en una eticidad culturalista o idiosincrática. A medida que se imponen principios de igualdad, crece también la diversidad y las demandas de los distintos proyectos y formas de vida. “Y cuanto mayor sea esa pluralidad, tanto más abstracta será la configuración que tengan que tomar las reglas y los principios que protegen la integridad y la coexistencia en igualdad de derechos de uno sujetos y de unos modos de vida que cada vez se hacen más extraños unos para otros y que cada vez se aferran más a la diferencia y a la otredad” 31 . En tal sentido, el punto de vista moral, lejos de introducir distorsiones en la vida social, permite justamente que, mediante un proceso de reversibilidad de las perspectivas de interpretación, “los puntos de vista alternativos, las constelaciones de intereses alternativos y las diferencias en la respectiva comprensión que los agentes tengan de sí mismo y del mundo no se extingan, sino que se los haga valer” 32 . De un modo similar, los discursos ético-políticos, en los que los ciudadanos buscan clarificar una identidad colectiva, tienen que hacer lugar tanto a la diversidad de convicciones últimas, de proyectos y formas de vida, como a los diferentes lenguajes interpretativos y evaluativos. En las sociedades democráticas modernas, los ciudadanos “son seres de carne y hueso, que han crecido en tradiciones y formas de vida diferentes en cada caso y que deben su autocomprensión a interpretaciones del mundo rivales. La opinión pública política en la que se reúnen para formar un público de ciudadanos está caracterizada por un pluralismo de poderes de fe y de constelaciones de intereses, esto es, precisamente por la coexistencia y pugna de formas de vida culturales y de proyectos de vida individuales...” 33 . Por consiguiente, ni la Ética del Discurso ni la política deliberativa son teorías ciegas al pluralismo contextual y a la diversidad de ideas, proyectos políticos y formas de vida de la realidad histórica y situacional. 3. Conflicto y consenso Los reparos de Mouffe respecto de la deliberación consensual y la crítica que dirige a la ética del discurso y a la teoría de la democracia deliberativa, 30 Ibíd., pág. 38. 31 Ibíd., pág. 208 (trad. mod.). 32 Ibíd., pág. 170. 33 Ibíd., pág. 210s. 760

Dorando J. Michelini porque supuestamente ignoran la relevancia de la conflictividad y desconocen su papel en el ámbito de la interacción comunicativa, tampoco dan en el blanco. En contra de lo que sostiene Mouffe, la conflictividad interpersonal y social es un fenómeno no solo innegable, sino también irreductible para la Ética del Discurso -tanto en su versión pragmático-universal como pragmático-trascendental. Toda situación histórica concreta está “siempre determinada por el conflicto de intereses” 34 . La conflictividad es un fenómeno inherente a la praxis comunicativa: “Los conflictos de acción que se aspira a enjuiciar moralmente y a solucionar consensualmente surgen de la praxis comunicativa cotidiana, son encontrados, y no producidos, por la razón que examina máximas o por los participantes en la argumentación” 35 . Los contenidos que la ética del discurso somete a examen crítico a la luz de normas válidas (como los conflictos, las relaciones de poder, etcétera) están ya siempre dados en el mundo de la vida. En consecuencia, para la ética del discurso, los conflictos concretos son instancias constitutivas de las condiciones de acción ya siempre halladas en la historia y fenómenos que necesitan ser regulados de forma justa e imparcial. En las últimas obras de Habermas, el concepto de discurso adquiere connotaciones nuevas, pero sigue ocupando un lugar clave como procedimiento para la solución de conflictos. La razón práctica no coincide, según Habermas, con la razón moral. La razón práctica puede utilizarse en diversos sentidos como razón pragmática, razón ética y razón moral. Junto con el discurso moral se encuentran, en un mismo nivel, el discurso político y el discurso jurídico. El discurso, en tanto que procedimiento público de resolución de conflictos, implica fuertes idealizaciones (como la participación de todos los afectados con iguales derechos, la veracidad de los interlocutores, la ausencia de coerción, etcétera), que Habermas presenta sintéticamente en el concepto de la “situación ideal de habla”. Estas idealizaciones pertenecen a los presupuestos de la situación argumentativa y pueden ser mostradas como inevitables mediante las denominadas autocontradicciones realizativas o performativas. En el discurso moral vale como criterio el convencimiento mutuo alcanzado en virtud de las mejores razones y los mejores argumentos. El concepto de argumentación se autoanula o autodestruye cuando se lesionan las reglas del discurso, esto es, cuando se excluyen injustificadamente a determinados interlocutores o afectados, cuando se oculta información o se reprimen temas, se fuerza a la toma de posiciones mediante coerción, etc. 34 Apel, K.-O., La transformación de la filosofía, 2 Ts., Madrid, Taurus, 1985, T. II, pág. 405. 35 Habermas, J., Aclaraciones a la ética del discurso, Madrid, Trotta, 2000, pág. 24s. 761

Conflicto vs. deliberación consensual<br />

modernas. Los juicios morales no pueden “cerrar los ojos a la contingencia<br />

y multiplicidad de las concretas circunstancias vitales en las cuales la orientación<br />

del actuar se torna problemática en cada caso” 30 ni abstraer de los<br />

contenidos morales que se presentan en el mundo de la vida y en las diversas<br />

formas históricas de interacción. El formalismo y la universalidad que defiende<br />

la ética del discurso pueden adoptar formas de vida “históricamente diversas”<br />

y, a la vez, impedir que la teoría moral se convierta en una eticidad culturalista<br />

o idiosincrática. A medida que se imponen principios de igualdad, crece también<br />

la diversidad y las demandas de los distintos proyectos y formas de vida.<br />

“Y cuanto mayor sea esa pluralidad, tanto más abstracta será la configuración<br />

que tengan que tomar las reglas y los principios que protegen la integridad y<br />

la coexistencia en igualdad de derechos de uno sujetos y de unos modos de<br />

vida que cada vez se hacen más extraños unos para otros y que cada vez se<br />

aferran más a la diferencia y a la otredad” 31 . En tal sentido, el punto de vista<br />

moral, lejos de introducir distorsiones en la vida social, permite justamente<br />

que, mediante un proceso de reversibilidad de las perspectivas de interpretación,<br />

“los puntos de vista alternativos, las constelaciones de intereses alternativos<br />

y las diferencias en la respectiva comprensión que los agentes tengan de<br />

sí mismo y del mundo no se extingan, sino que se los haga valer” 32 .<br />

De un modo similar, los discursos ético-políticos, en los que los ciudadanos<br />

buscan clarificar una identidad colectiva, tienen que hacer lugar tanto a la<br />

diversidad de convicciones últimas, de proyectos y formas de vida, como<br />

a los diferentes lenguajes interpretativos y evaluativos. En las sociedades<br />

democráticas modernas, los ciudadanos “son seres de carne y hueso, que<br />

han crecido en tradiciones y formas de vida diferentes en cada caso y que<br />

deben su autocomprensión a interpretaciones del mundo rivales. La opinión<br />

pública política en la que se reúnen para formar un público de ciudadanos<br />

está caracterizada por un pluralismo de poderes de fe y de constelaciones<br />

de intereses, esto es, precisamente por la coexistencia y pugna de formas<br />

de vida culturales y de proyectos de vida individuales...” 33 . Por consiguiente,<br />

ni la Ética del Discurso ni la política deliberativa son teorías ciegas al pluralismo<br />

contextual y a la diversidad de ideas, proyectos políticos y formas<br />

de vida de la realidad histórica y situacional.<br />

3. Conflicto y consenso<br />

Los reparos de Mouffe respecto de la deliberación consensual y la crítica<br />

que dirige a la ética del discurso y a la teoría de la democracia deliberativa,<br />

30<br />

Ibíd., pág. 38.<br />

31<br />

Ibíd., pág. 208 (trad. mod.).<br />

32<br />

Ibíd., pág. 170.<br />

33<br />

Ibíd., pág. 210s.<br />

760

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!